¿HASTA CUÁNDO CUBA

CONTINUARÁ SIENDO TIRANIZADA?

Doctrina Insulza

cómo el secretario general de la OEA

legitimiza una dictadura

José Miguel Insulza:

(secretario general de la OEA)

La fuente de legitimidad del sistema cubano se llama Fidel Castro”. Insulza dijo sentir respeto y admiración por el personajeFidel Castro es un líder carismático que ha marcado medio siglo de la vida hemisférica… y esa personalidad ha terminado por imponer como legítimo dentro del hemisferio o dentro de América Latina un régimen como el que hoy día tiene Cuba”.

¿Cuba en el Sistema Interamericano?

Manuel Castro Rodríguez

30 de octubre de 2014

 

En enero se cumplirán 56 años  de que los hermanos Castro están en el poder. Las consecuencias de la dictadura militar que implantaron han sido devastadoras. En mi página (http://profesorcastro.jimdo.com) pueden verse los vídeos que muestran cómo era Cuba, así como la destrucción física y el daño antropológico causados por el castrismo.

 

Como bien dice Juanita, hermana de Fidel y Raúl Castro, “la gran tragedia de Cuba empezó con Batista y siguió con Fidel”. Canek Sánchez Guevara, el nieto mayor de Ernesto ‘Che’ Guevara, señala:La primera traición es que no se quería hacer tanto una revolución como recuperar la Constitución de 1940 y llegar a unas elecciones”. 

 

En el Manifiesto de la Sierra Maestra firmado por Raúl Chibás, Felipe Pazos y Fidel Castro el 12 de julio de 1957 y publicado dos semanas después, el 28 de julio, en la revista Bohemia, se promete restaurar la Constitución de 1940 y celebrar elecciones generales “en el término de un año”.

 

Sin embargo, los hermanos Castro pasaron de liberadores a opresores. A su régimen se le ha documentado  casi el triple de muertes y desapariciones que a la dictadura de Pinochet. En innumerables ocasiones la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha condenado al Estado cubano. El filósofo socialista argentino Óscar del Barco reconoció que “los llamados revolucionarios se convirtieron en asesinos seriales, desde Lenin, Trotzky, Stalin y Mao, hasta Fidel Castro y Ernesto Guevara”.

 

Los hermanos Castro quieren dar la impresión de que están cambiando su régimen totalitario a uno con rostro humano. Aunque el castrismo es un régimen en conteo regresivo, existen poderosos intereses políticos y económicos que pretenden darle aire una vez más, para lo cual están haciéndole el juego a las supuestas reformas democráticas cubanas. Por ejemplo, en Brasil han puesto a circular rumores de que Lula, el máximo dirigente del corrupto Partido de los Trabajadores, le habría sugerido a Raúl Castro celebrar elecciones democráticas.

 

El Partido Socialista de Chile (PS) también está participando de esta componenda; hace tres meses el PS retomó los contactos bilaterales de más alto nivel con la dictadura cubana, después de 19 años de no realizarlos: una delegación oficial del PS integrada por Osvaldo Andrade -su presidente-, Carlos Parker y la diputada Maya Fernández, nieta del derrocado presidente Salvador Allende, se reunieron con Raúl Castro en La Habana. De regreso a Chile, la diputada Fernández declaró: “Yo creo que Cuba es un sistema que está haciendo grandes reformas a la asamblea”.

 

Desde hace dos años les he enviado correos a los socialistas chilenos, demostrándoles que las supuestas señales de cambio de la tiranía castrista pretenden engañarlos, como lo demuestran las 6.424 detenciones arbitrarias por motivos políticos realizadas en los primeros 9 meses de este año 2014. El Archivo Cuba  ha documentado  166 muertes y desapariciones desde el 31 de julio de 2006 al 15 de diciembre de 2013, o sea, desde que Raúl Castro asumió el poder heredado de su hermano. 

 

Invito a leer los artículos 5, 39, 53 y 62 de la Constitución de Cuba.  ¿Algún panameño aceptaría que la Constitución de Panamá tuviese artículos similares? Lo mismo les he preguntado a los socialistas chilenos.

Elizardo Sánchez y Reinaldo Escobar

en Conversatorios de RTVE

7 de marzo de 2014

Derechos humanos, prioridades y agendas políticas

Antonio G. Rodiles

27 de octubre de 2014

 

Los dinámicas sociales no evolucionan en forma lineal, una vez que se disparan son tan impredecibles que terminan en asombro de muchos. Es ahí donde se manifiesta la correlación entre lo prolongado de los procesos totalitarios y su desmoronamiento o mutación. A medida que el tiempo sea escaso  y la premura del régimen se instaure los movimientos inciertos aumentarán. De lo que ocurra en esos momentos dependerán en gran medida los próximos 20 o 30 años de nuestra nación.

 

En fechas recientes es notable la intensa embestida de aliados y admiradores del castrismo para intentar salvar a la vieja élite y herederos. La batalla llega a organismos internacionales, instituciones regionales, medios de prensa como el New York Times, el mundo académico y otros foros. La idea es vender que solo el castrismo puede conducir a una transición segura en Cuba.

 

Mientras tanto la sociedad cubana continúa en plena estampida, el término tráfico humano no se menciona pese al establecimiento de un corredor de personas que otorga magníficos dividendos a quienes lo controlan. Por un lado, grupos del crimen organizado en México, por otro, autoridades que se hacen de la “vista gorda”.

 

No resultan evidentes las dinámicas que han cambiado en apenas 2 años en la Isla. La interacción entre actores internos y externos propicia también que la real politik entre en acción. En el panorama opositor se perfilan varias agendas, algunas explícitas, otras no. Conflictos ocurridos recientemente como el de UNPACU y las Damas de Blanco resultan difíciles de entender en su totalidad ¿Qué los provoca­? ¿Qué intereses los sostienen? La unidad concebida a la vieja usanza es una ficción, la posibilidad de convergencias parece un objetivo más realizable. Construir acuerdos es tema prioritario, pero la falta de claridad, de confianza entre los actores políticos y la tendencia de no hablar “a calzón quitado”, son elementos lastrantes.

 

Las diferentes agendas no deberían generar rupturas políticas si existe transparencia y las mismas mantienen anclaje profundo en las libertades fundamentales, premisas que no son negociables. Sin embargo es fundamental, tanto para actores internos como externos, que fijemos  y asumamos públicamente los elementos esenciales de nuestras propuestas. Con ese gesto de honestidad, comenzaremos a mostrar madurez y compromiso político.

 

Es importante recordar que ya en el 2010 apareció la “Carta de ciudadanos cubanos a congresistas norteamericanos”, pidiendo el relajamiento de las restricciones de viaje sin fijar condiciones previas. Esta misiva fue firmada por un grupo de activistas en Cuba con la notable ausencia de líderes como Oswaldo Payá o Laura Pollán, entre otros.  En el presente, no han sido igualmente visibles los que desde la oposición apoyan el sostenido cabildeo para relajar o eliminar las sanciones contra el régimen castrista, sin pasos concretos y medibles en el respeto de los DDHH. Un caso que recientemente llamó la atención fue la campaña antiembargo organizada por el grupo Cubanow usando la imagen de Yoani Sánchez, sin que existiera un pronunciamiento público de la bloguera respecto a este tema.

 

Las tentaciones de algunos actores políticos de entrar en un diálogo con el régimen y defender una reconciliación cuasi incondicional pueden ser muchas. Algunos opositores como es el caso de Dagoberto Valdés defienden esta tesis. Sin embargo es preciso indicar que sin una amplia base social que ejerza una presión sostenida sobre la vieja elite y sus aliados será muy difícil  que avancemos en la dirección de cambios políticos. Venezuela, donde el régimen cubano ya mostró sus cartas, es un buen ejemplo. Usaron a quienes decidieron dialogar para acallar y debilitar al movimiento estudiantil y, una vez controlado este, terminaron por ahogar el supuesto diálogo.

 

El escenario cubano puede volverse aun más complicado, los pasos en falso crearían las condiciones para colocarnos en el camino de un estado fallido, y ya no solo tendríamos un desastre económico y social bajo un férreo control político, adicionaríamos altos niveles de inseguridad y establecimiento de organizaciones criminales. El embargo, asi como cualquier sanción internacional, debe ser una herramienta de presión para que el régimen acepte medidas de fondo que eviten la triste experiencia de muchas repúblicas excomunistas que transitan por esos rumbos. ¿Por qué repetir los mismos errores?

 

Nos enfrentamos a un régimen en conteo regresivo pero con capacidad de trasmutar. No es momento de regalar nada a los opresores que tratan con desprecio a sus ciudadanos. Nos tocan nuestros derechos fundamentales, esa idea tan simple pero tan poderosa no debe ser opacada por ningún otro argumento o supuesta estrategia. No ofrecen confianza quienes se conforman con menos o desean ‘’dialogar’’ por menos. Políticamente la puerta no debe cerrarse pero tampoco abrirse al punto de convertirnos en una oposición leal. 

 

Que todos los cubanos, dentro o fuera de la Isla, puedan ejercitar plenamente sus derechos fundamentales. Que se adquiera un compromiso firme con el respeto a nuestras libertades  ratificando e implementando los pactos de DDHH de la ONU. Solo entonces estaremos hablando de reformas verdaderas.

Mi voto es por la libertad

Alexis Jardines

10 de julio de 2014

 

Los cubanos debemos dejar de hablar del embargo de EEUU y concentrarnos en el problema que es realmente nuestro y que realmente nos afecta: el fin del unipartidismo y las consiguientes elecciones libres.

 

En lo que sigue intento una mirada triangular al panorama cubano actual. La perspectiva que he adoptado se desmarca de la lógica de la flexibilización y de su contraria (real o imaginada). Las tesis que intento esclarecer son las siguientes: el embargo no es un problema cubano; el derecho al voto de la diáspora debe ser reconocido; la fórmula para la solución del problema cubano es el fin del unipartidismo. Dicho así pareciera que intento hacer llover sobre mojado, pero la diferencia estriba en situarse en un escenario en el que el gobierno de La Habana podría estar negociando ya y prometiendo algunas reformas de mayor envergadura a cambio de conservar el poder.

 

Por el lado de la oposición

 

La movida del gobierno cubano hacia un sistema de dominación híbrido de matriz estadocéntrica (socialismo para el pueblo y capitalismo para la nomenklatura partidista) debe ser contrarrestada con una suerte de tridente de la libertad, a saber: los DDHH, la sociedad civil y el criterio postnacionalista. Hasta ahora se ha priorizado el primer objetivo, pero el Gobierno ha sabido neutralizar con relativo éxito los intentos en esta dirección.

 

En El poder de los sin poder Havel dejó claro que las principales actividades ―si bien no las únicas― de los grupos de oposición debían estar dirigidas a la defensa de los DDHH. No obstante, en el caso concreto de Cuba, los DDHH no han liberado todo su potencial pro transición debido a la persistente campaña de satanización y descrédito a que han sido sometidos sus principales defensores, así como al terror de Estado desatado alrededor del asunto.

 

Entre temor e indiferencia muchos ciudadanos identifican todavía hoy a la oposición con lo que suelen llamar con cierto desdén “grupos ―o gente― de los derechos humanos”. El éxito para el Gobierno obviamente reside en que la ciudadanía no reconozca a la oposición interna. Cabe decir entonces que la reducción de la actividad opositora al universo de los derechos humanos resulta peligrosa y muy útil al régimen totalitario. Hay pues un trabajo que hacer aquí, relacionado con la rehabilitación y resemantización del concepto de derechos humanos, sin olvidar que en el plano internacional el Gobierno vende otra imagen, según la cual se presenta flexible y colaborador con las resoluciones de la ONU al respecto. En 2008 Cuba firmó los Pactos de los derechos económicos, sociales y culturales y los Pactos de los derechos civiles y políticos. Y si bien no los ha ratificado, sí ratificó desde 2009 la Convención Internacional para la Protección de las Personas contra las Desapariciones Forzadas. El doble rasero de la política cubana, su intencional ambigüedad con el tema de los derechos humanos, afecta el desempeño de la oposición tanto dentro de la Isla como en la arena internacional.

 

En el contexto opositor es preciso establecer el vínculo entre los DDHH y la sociedad civil mientras se le hace frente al nacionalismo-revolucionario, último aliento del desvanecido fantasma comunista. La oposición debe centrar la atención en el desarrollo de ese tejido social independiente que si bien se articula, entre otras cosas, mediante el mercado (lo que no hay que confundir o reducir al cuentapropismo) está obligado a apoyarse sólidamente en los DDHH como alternativa a los fundamentalismos y en la perspectiva postnacional, como alternativa a las ideologías nacionalistas.

 

Hoy asistimos en buena parte del planeta al proceso de desterritorialización que la globalización trae consigo y que pone en entredicho a los nacionalismos. Sociólogos y politólogos vienen dirigiendo su atención a la pérdida de importancia de una territorialidad entendida en términos de soberanía nacional, producto del progresivo debilitamiento del Estado-nación. En este contexto se habla de la sociedad civil como de espacios políticos interconectados a nivel global y regional que apuntan ya a la transnacionalización de la soberanía: “La sociedad civil transnacional no es englobada por el Estado, a diferencia de la sociedad civil doméstica; no necesita tener por único objetivo e interlocutor al Estado-nación; y no remite a una territorialidad o soberanía específica y, por tanto, no es estado-céntrica” (Gamero Cabrera).

 

De aquí podemos deducir sin dificultad que la soberanía territorial (nacional), de naturaleza estado-céntrica, da paso a un nuevo concepto de soberanía que ―más que en la defensa del espacio geopolítico― se apoya en valores considerados universales y, muy especialmente, en los derechos humanos.

 

Sin embargo, hay que tener presente que en la Isla no existe en rigor una sociedad civil ni siquiera de tipo doméstico, así es que si esta última llegara a estructurarse lo haría inicialmente sobre una base nacionalista. Este período post totalitario podría traer consecuencias tan devastadoras para la libertad y los derechos fundamentales como las del anterior. Y aquí es preciso no olvidar que es la extinción de la sociedad civil y no de los DDHH lo que le confiere, ante todo, el carácter totalitario a un Estado o sistema político. En las condiciones actuales, sin la combinación de los tres factores antes señalados (sociedad civil, DDHH y dimensión postnacional) no prospera la transición a la democracia. Agrego que el concepto de sociedad civil independiente pudiera resultar tautológico, pero parece justificado en el caso cubano ―Eduardo Pérez Bengochea me ha convencido de ello― toda vez que el Partido único viene creando, desde el llamado Período Especial, su propia versión gubernamental de la sociedad civil como una manera de enmascarar democráticamente el orden totalitario.

 

En suma, la práctica opositora debe concentrarse en la necesidad de una sociedad civil transnacional y en la defensa del respeto incondicional de los DDHH sobre una base postnacional que pueda tender puentes, entre otras cosas, a la gran masa de cubanos emigrados. Este es un camino moralmente coherente y teóricamente consistente, pero demasiado largo y tortuoso (lo cual no significa que deba ser abandonado).

 

Por el lado del exilio

 

Resulta difícil aceptar sin sospecha una propuesta de flexibilización del embargo ―sobre todo, tan multidireccional, estructurada y oportuna― justo cuando el castrochavismo se encuentra literalmente de rodillas y a merced de una mano capitalista-occidental-democrática que lo socorra. En mi texto anterior Los Castro ríen para sus adentros, teniendo en cuenta que la flexibilización era una posibilidad real, aposté por mantener su repercusión dentro de los porosos límites de la sociedad civil, priorizando los proyectos independientes de tipo contestatario. Ahora comprendo cuál fue mi error: mantenerme preso de la lógica del embargo, la cual ha entretenido por décadas las mentes de todos los cubanos dentro y fuera de la Isla.

 

La posición adoptada ante el tema del embargo ha dividido al exilio. Quien único gana con semejante polarización es el gobierno cubano. En lo personal, no me gustan las etiquetas porque las sufro como camisas de fuerza. De manera que mi jugada es otra: el embargo no es un problema cubano; no es un asunto que defina la política interna ni la manera de oponérsele. Examinemos el asunto desde el ángulo de la tan cacareada soberanía y veamos si la misma lo justifica.

 

Poner a girar el problema cubano alrededor del embargo norteamericano es desvirtuar al primero para trasladarlo luego a la competencia de un gobierno extranjero. Esa parte del exilio que pretende acercarse al gobierno de la Isla a través del tema del embargo, ¿no estará comprometiendo de tal modo la soberanía de Cuba con semejantes ruegos al presidente Obama? Lo que queda por ver es si del otro lado la cúpula nacionalista en el poder reconoce que el hacer depender el destino del país del tema del embargo es traicionar sus propios ideales de soberanía nacional y de rechazo a la injerencia extranjera en los asuntos internos del país. La incoherencia de semejante vía salta a la vista. Es Cuba quien debe cambiar, no EEUU; el problema cubano debe decidirse entre cubanos y el embargo no es nuestro problema; no es de nuestra competencia. Cuba no ha llegado a la ruinosa situación en que se encuentra hoy por culpa del embargo norteamericano ―así piensa la mayoría de la población cubana y ello puede verificarse con solo andar La Habana y preguntar al cubano de a pie― sino por la injusticia de su sistema legal, la ineficacia de su sistema económico y la incompetencia de sus dirigentes. Pero, ante todo, por la retorcida ideología que abrazó la elite gobernante, incapaz ya de pensar de otro modo: los cambios (actualizaciones, según la terminología de Raúl) no son más que concesiones que persiguen el objetivo de conservar la matriz ideológica y, sobre todo, el poder.

 

Al adoptar una perspectiva postnacionalista de soberanía transterritorial el tema del embargo deviene superfluo. Si Cuba abre su juego el embargo cesa. Es por eso que planteé que al gobierno de la Isla le interesa la flexibilización (que entraña un riesgo menor por ser más controlable) y no el levantamiento del embargo. En cualquier caso, el camino de introducir enmiendas destinadas a facilitar viajes e inversiones norteamericanas en Cuba está poblado de obstáculos, tanto más si se trata de una derogación definitiva.

 

La pregunta no es, pues, qué puede hacer el exilio con la política norteamericana para ayudar a la sociedad civil cubana, sino, ¿qué puede hacer con la política cubana para canalizar la ayuda  hacia la sociedad civil? O si se quiere generalizar: ¿qué puede hacerse todavía con Cuba para que la Isla salga de ese estado estacionario en el que malvive a fuerza de parches y de prótesis?

 

El único criterio que podría sostener la teoría de la flexibilización es la cierta dosis de pragmatismo que entraña. A mi parecer, en cambio, la mejor inversión, desde el punto de vista de los costes tanto económicos como políticos y sociales no es el fin del embargo per se; es el fin del unipartidismo político. Y si no se olvida que el punto aquí es la inminente apertura económica de Cuba, se entenderá que las condiciones están dadas para encarar el problema que, por una razón u otra, hemos rehuido todos. Las reformas de Raúl ―ante una situación de colapso del régimen― pudieran superar las expectativas de la oposición y del exilio. En ese caso, que es el que me ocupa aquí, habrá que jugarse el todo por el todo aun cuando sepamos que los comunistas saldrían ganando en las urnas.

 

Por el lado del gobierno cubano

 

Derogar el embargo de manera unilateral es un camino legal que, aun avizorado a mediano plazo, resulta demasiado árido para que sea factible transitarlo en vida de los Castro; además ―y esto es lo más importante― es algo que no está en manos del gobierno cubano. En cambio, el reconocimiento de la oposición política y de elecciones libres solo depende de un decreto del Primer Secretario del Partido único, dada la naturaleza vertical del sistema de ordeno y mando implantado en Cuba. Si se quiere jugar a la democracia, una decisión semejante puede ser sometida por el presidente Raúl Castro a la Asamblea Nacional del Poder Popular. En este caso, a diferencia de lo que pudiera suceder con una propuesta de levantamiento unilateral del embargo, la vía es completamente expedita y la votación seguramente unánime, toda vez que proviene de la más alta instancia partidista y esto apenas si se discute en asamblea.

 

La primera consecuencia que traería consigo tal medida (o cambio real) sería justo la implementación del levantamiento incondicional del embargo, cuestión que iría entonces en conformidad con las leyes norteamericanas (Helms-Burton). Esto, sin hablar ya de lo que ganaría el régimen en términos de capital democrático tanto dentro como fuera del país. De esta guisa, la inversión extranjera fluiría a raudales y no habría necesidad de concentrarla en zonas especiales de desarrollo, bolsones o zonas francas. Se vería claro entonces que la precaria, humillante y explotadora relación del empresariado miamense con el indefenso y miserable trabajador cubano ―a través de una ventana abierta en el embargo― es, cuando menos, indignante. La única vía factible para que el cubano recupere su decoro y se ponga a la altura social y moral de los ciudadanos del mundo democrático es la libertad, pero es también ―y aquí va el mensaje del presente texto― la única que no requiere ni tiempo ni dinero.

 

En unas eventuales elecciones libres obviamente el Partido Comunista iría con todas las de ganar, aunque la mayoría de los ciudadanos no lo quiera en el poder. Hay que tener en cuenta que los castristas son los dueños de la prensa, la radio, la televisión. A ellos pertenece la totalidad de las grandes y medianas empresas, la tecnología y el dinero, etc. Por ello y para no convertir las elecciones democráticas en una jugada cantada de antemano, todos los cubanos (de dentro y de fuera) debemos, al menos, defender el derecho al voto de todos los emigrantes sin excepción de ningún tipo.

 

En suma, los que somos cubanos dejemos de hablar del embargo norteamericano y concentrémonos en el problema que es realmente nuestro y el único que realmente nos afecta, porque es la matriz de todos los restantes: el fin del unipartidismo y las consiguientes elecciones libres. Si hoy muchos reconocen que las condiciones están dadas para una eventual flexibilización del embargo, con más razón pudiera decirse que ha llegado el momento ―para todos― de andar sobre nuestros propios pies sin la prótesis del embargo, a la cual hemos recurrido durante décadas tanto los de adentro como los de afuera. Así pues, ante el escenario de una Cuba realmente cambiante se nos abren dos posibilidades: la que pasa por las manos de EEUU y la que depende únicamente de los cubanos: el embargo o las elecciones libres. Que el lector escoja, mi voto es por la libertad.

El diálogo en Venezuela, desde una mirada cubana

Yoani Sánchez

14 de abril de 2014

 

El diálogo entre la oposición venezolana y Nicolás Maduro está en pleno desarrollo. Sus críticos son muchos, su perdedor más visible: el gobierno cubano. Para un sistema que en más de medio siglo ha descalificado y reprimido a su disidencia, esa mesa de conversación debe resultar un doloroso reconocimiento de su propia incapacidad.

 

Los atónitos televidentes cubanos, pudimos ver el pasado jueves un debate entre parte de las fuerzas opositoras en Venezuela y los representantes oficialistas. El polémico encuentro fue transmitido por el canal TeleSur, que se ha caracterizado por su tendencia a respaldar informativamente la labor del chavismo. En esta ocasión, sin embargo, se vio obligado a emitir también las preocupaciones y argumentos de la contraparte.

 

El requisito de que las cámaras y micrófonos estuvieran presentes en la discusión, ha resultado por sí mismo una magnífica jugada política de los adversarios de Maduro. De esa manera se implica a los espectadores en el diálogo y resulta más difícil publicar versiones tergiversadas a posteriori. Los participantes de ambos bandos contaban con diez minutos de exposición para cada uno, ejercicio de síntesis que el presidente Venezolano, claro está, no pudo lograr.

 

Para los desinformados cubanos, lo primero que saltó a la vista fue el alto nivel de argumentos que la oposición llevó a la mesa. Cifras, estadísticas y ejemplos concretos quedaron expuestos dentro de un marco de respeto. Al otro día el comentario más repetido en las calles habaneras era la popular frase de “barrieron el piso con Maduro”. Una clara alusión a las apabullantes críticas que le hicieron sus rivales. El oficialismo, sin embargo, se notaba apocado, temeroso y con un discurso plagado de consignas.

 

Trago amargo sin dudas, ha sido esta mesa de diálogo para quienes hasta unas horas antes acusaban de “fascistas” y “enemigos de la patria” a sus contrincantes políticos. Ya Venezuela no volverá a ser la misma, aunque mañana la mesa de negociaciones termine sin acuerdos y Nicolás Maduro vuelva a tomar el micrófono para repartir insultos a diestra y siniestra. Ha accedido a discutir y eso marca una distancia entre el camino recorrido por la Plaza de la Revolución y este otro que recién comienza para Miraflores.

 

¿Y en Cuba? ¿Es posible algo así?

 

Mientras discurría la transmisión del diálogo venezolano, muchos nos preguntábamos si algo similar podría ocurrir en nuestro escenario político. Aunque la prensa oficial muestra estas conversaciones como una señal de fortaleza por parte del chavismo, también ha tomado la suficiente distancia, para que no nos hagamos ilusiones de posibles versiones a la cubana.

 

Es menos quimérico imaginar a Raúl Castro tomando un avión y escapando del país, que proyectarlo sentado a la mesa con esos a los que llama contrarrevolucionarios. Durante más de cinco décadas, tanto él como su hermano, se han dedicado a satanizar las voces disidentes, de ahí que ahora se vean impedidos de aceptar una conversación con sus críticos. El peligro que entraña la imposibilidad de una negociación, es que apenas deja el camino del derrocamiento con su consiguiente estela de caos y violencia.

 

Sin embargo, no sólo las figuras principales del régimen cubano se muestran reacias a cualquier mesa de negociación. La mayor parte de la oposición de la Isla no quiere ni escuchar hablar del tema. Ante ese doble rechazo, la agenda de una quimérica reunión tampoco logra ganar cuerpo. Los partidos opositores no acaban de confluir en un proyecto de país que pueda defenderse con coherencia en cualquier negociación y quedar como una alternativa viable. Los miembros de la emergente sociedad civil tenemos razones para sentirnos preocupados por ello. ¿Están preparados los políticos que hoy operan en la ilegalidad para sostener un debate y ser capaz de convencer a la audiencia? ¿Podrán representarnos dignamente llegado el momento?

 

La respuesta a esta pregunta sólo se sabrá una vez surgida la oportunidad. Hasta ahora la disidencia política cubana se ha concentrado más en derrocar que en elaborar estrategias para fundar, la mayor parte de sus energías ha estado encaminada a oponerse al partido gobernante y no en persuadir a sus potenciales seguidores dentro de la población. Ante las limitaciones para difundir sus programas y las tantas restricciones materiales que padecen, estos grupos no han podido llevar su mensaje a un número significativo de cubanos. No es responsabilidad total de ellos, pero deben estar conscientes de que esas deficiencias los lastran.

 

Si mañana mismo la mesa para un diálogo estuviera lista, resultaría poco probable que escuchemos un discurso tan bien articulado en la oposición cubana como el logrado por sus colegas venezolanos. Sin embargo, aunque la negociación no se presente ahora como una posibilidad, nadie debe quedar eximido de prepararse para ella. Cuba necesita que ante esos posibles micrófonos estén quienes mejor representen los intereses de la nación, sus preocupaciones, sus sueños. Que puedan hablar por nosotros los ciudadanos, pero que lo hagan –por favor- con coherencia, sin violencia verbal y con argumentos que nos convenzan.

Huber Matos: “Tengo un compromiso con Cuba

Libertad, estabilidad y disidencia

Alejandro Armengol

10 de febrero de 2014

 

El elemento primordial, tanto en las guerras de independencia como en los movimientos de derechos civiles, es la búsqueda de la libertad por encima de cualquier actuación fundamentada en el mantenimiento de la estabilidad. Además de un concepto, estamos ante un plan de acción.

 

El concepto es que la libertad actúa como un valor fundamental de motivación en cualquier pueblo —con independencia de credo, cultura, historia y origen— mientras que el plan de acción se fundamenta en la estrategia para lograr que ese valor y esa motivación se encaminen al éxito.

 

De las declaraciones de los organizadores, que pueden ser más o menos fervorosas pero no siempre efectivas, al logro de la movilización ciudadana, transita la posibilidad de triunfo de cualquier movimiento a favor de la libertad.

 

Una buena formulación del principio de valorar la libertad por encima de la estabilidad aparece en The Case For Democracy, de Natan Sharansky y Ron Dermer.

 

Sharansky, un disidente judíosoviético, dedica las trescientas páginas de su libro a explicar como en una época sólo los disidentes de la desaparecida Unión Soviética y los países de Europa del Este; unos pocos líderes mundiales —Margaret Thatcher y Ronald Reagan— y algunos legisladores —los senadores Henry “Scoop” Jackson (demócrata) y Charles Vanik (republicano)— fueron capaces de poner por delante de otros intereses el ideal libertario.

 

Para Sharansky, la lucha por la paz y la seguridad debe estar vinculada con promover la democracia. De lo contrario, sólo se consigue posponer el problema.

 

Expresa que así ocurrió durante la guerra fría, con la política de la Détente, hasta la llegada de Thatcher y Reagan al poder en sus países respectivos, y de igual manera viene sucediendo en el Medio Oriente.

 

La confrontación, no necesariamente bélica, pero sin dar respiro al enemigo, es la única solución.

 

Sharansky es un activista más que un político (aunque ha ocupado cargos en el parlamento y el gobierno israelí).

 

Ello no le resta valor a sus argumentos, pero obliga a situarlos en el terreno ideológico y no de la política práctica.

 

En su obra quien fuera un conocido disidente defiende tan ardorosamente sus argumentos, que en muchos casos pasa por alto aspectos que contradicen o complementan sus explicaciones. Vistos los hechos con una perspectiva más amplia, la Détente contribuyó a la caída de la Unión Soviética, mucho más de lo que Sharansky está dispuesto a reconocer, y el afán de consumo jugó un papel tan importante como las ansias de libertad —quizá mayor— en la forma rápida en que los ciudadanos soviéticos y de Europa Oriental volvieron la espalda al sistema socialista en la primera oportunidad que pudieron.

 

La falta de libertad les impidió hacerlo antes, pero la escasez de productos de Occidente les hizo correr de prisa al abrazo del capitalismo.

 

El no ceder una pulgada, el no admitir la necesidad de reconsiderar una política de represión feroz, que no admite la menor disidencia, no es algo nuevo en Cuba. Ello no exime a esa actitud de ser una muestra de debilidad del sistema.

 

En gran medida, esa debilidad es consecuencia de los tres pilares en que se fundamenta el gobierno cubano: represión, escasez y corrupción.

 

El exigir una posición incondicional es abrir la puerta a oportunistas de todo tipo, quienes a su vez se desarrollan gracias a la escasez generalizada.

 

Por décadas el gobierno cubano ha caminado en la cuerda floja, con la población controlada entre el uso de una represión casi siempre profiláctica y la ilusión del viaje a Miami, pero siempre bajo el peligro de un estallido social.

 

Si La Habana admitiera un mínimo de cordura, y diera muestras de superar el encasillamiento que ha mantenido por décadas, el peligro de este estallido social disminuiría. Pero por el contrario, lo único que hace es alimentarlo a diario.

 

Detrás de este control extremo, que no permite manifestación alguna de los derechos humanos, hay un fin mezquino. El mantenimiento de una serie de privilegios y prebendas. La represión política actúa como un enmascaramiento de una represión social que ha penetrado toda la sociedad. En última instancia, el régimen sabe que el peligro mayor no es la posibilidad de que la población se lance a la calle pidiendo libertades políticas, sino expresando sus frustraciones sociales y económicas.

 

De producirse un estallido social en Cuba, el régimen lo reprimirá con firmeza. No hacerlo sería la negación de su esencia y su fin a corto plazo. Imposible no usar la violencia. La habilidad del gobierno castrista radica en evitar las situaciones de este tipo.

 

Nunca como ahora el ideal de libertad y democracia para Cuba había estado tan aislado. Los gobiernos latinoamericanos miran para otra parte, la Unión Europea busca esperanzas donde no las hay y Estados Unidos vacila una vez más. Los cubanos, mientras tanto, siguen a la espera. Y en todas partes, mantener la estabilidad de momento se impone sobre cualquier ideal de libertad.

 

 

Por qué y para qué “el muy bobito”

asistirá a la cumbre de la CELAC

Manuel Castro Rodríguez

24 de enero de 2014

 

El canciller de los hermanos Castro declaró: “La posición nacional de Cuba con relación a la OEA permanece invariable: no regresaremos a ella”. ¿Qué credibilidad tiene un funcionario del castrismo? Hace más de 53 años, el 24  de diciembre de 1960, el canciller Raúl Roa expresó en la ONU: “Ni capitalismo en su acepción histórica, ni comunismo en su realidad actuante”. Véase completo su discurso, ya que antes de que transcurrieran 4 meses del mismo, Fidel Castro declaró que era socialista y al año, el 22 de diciembre de 1961, dijo que era marxista-leninista.  A pesar de ello, Raúl Roa continuó como canciller hasta 1976. 

 

En varias oportunidades Fidel Castro ha despotricado en contra de la Organización de Estados Americanos (OEA) y su secretario general, el chileno José Miguel Insulza. El 4 de mayo de 2005 dijo que “el muy bobito se ha creído que tiene derecho a meterse aquí”. El 14 de abril de 2009 escribió: “Nos ofende incluso, al suponer que estamos deseosos de ingresar en la OEA. El tren ha pasado hace rato, e Insulza no se ha enterado todavía. Algún día muchos países pedirán perdón por haber pertenecido a ella”. El 8 de mayo de 2009 expresó: “La OEA debiera saber que hace rato no formamos parte de esa iglesia, ni compartimos su catecismo”.

 

Sin embargo, la OEA dio a conocer el viernes 17 de enero de 2014, que su secretario general, José Miguel Insulza, “respondió afirmativamente a la invitación que fue formulada por el Gobierno de Cuba en su calidad de Secretario Pro Témpore de la CELAC”, para que asista a la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC)que se celebrará el martes y miércoles de la próxima semana.

 

¿Cuál es el objetivo de la presencia del secretario general de la OEA en La Habana?


 

Raúl Castro ha dicho reiteradamente que está dispuesto a  hablar de cualquier asunto con Estados Unidos, siempre y cuando no se discuta el sistema político imperante en Cuba. Castro no ha dado la menor señal de que vaya a respetar los DDHH, todo lo contrario, su discurso el pasado 1 de enero demuestra que va a continuar incrementando la represión: “la permanente campaña de subversión político-ideológica concebida y dirigida desde los centros del poder global para recolonizar las mentes de los pueblos y anular sus aspiraciones de construir un mundo mejor… intentos de introducir sutilmente plataformas de pensamiento neoliberal y de restauración del capitalismo neocolonial…”.

 

Como respuesta a esta diatriba del dictador designado, el marxista Ariel Hidalgo expresó en un artículo publicado el pasado 10 de enero:

 

“Se supone que si un gobernante denuncia públicamente planes desestabilizadores contra su país y dos días después lanza un operativo para el arresto de los supuestos subversivos, los materiales incautados sean de cierto poder destructivo como armas y explosivos para actos violentos, ya sean atentados o sabotajes. Nadie podría pensar que los peligrosos equipos ocupados sean teléfonos y computadoras personales, y menos, juguetes.

 

En un país normal –sobre todo si afronta serios problemas económicos–, el gobierno agasajaría a los emigrados que envían juguetes de regalo a los infantes de su país de origen, con una recepción en la embajada y hasta condecorándolos, o al menos enviándoles una carta de agradecimiento. Nadie podría temer ser arrestado por regalar un juguete a un niño, y quienes se dedicaran a esta hermosa actividad caritativa, esperarían ser premiados con donaciones o préstamos para que continuaran realizando, más ampliamente, esas actividades humanitarias.

 

¿En qué país existe una ley que prohíba llevar la felicidad a los niños? Y si no existe, ¿con qué autoridad se procede al arresto y a la incautación de los regalos? En un país normal no se consideraría una desviación ideológica el derecho de los menores a poseer un juguete decente. Un niño no sabe qué es el ‘neoliberalismo’, pero nadie puede engañarlo acerca de si es bueno o no poder jugar con atractivos juguetes.

 

EEUU argumentó en enero de 1962 que el régimen de La Habana era incompatible con los principios democráticos de la OEA; una doble moral manifiesta, ya que Guatemala, Haití, Nicaragua y Paraguay estaban gobernados por dictadores de derecha y votaron a favor de la exclusión del Gobierno de Cuba.

 

El 3 de junio de 2009 la XXXIX Asamblea General de la OEA aprobó por consenso que quedaba sin efecto “la Resolución VI adoptada el 31 de enero de 1962…, mediante la cual se excluyó al Gobierno de Cuba de su participación en el Sistema Interamericano”. También expresó que “la participación de Cuba en la OEA será el resultado de un proceso de diálogo iniciado a solicitud del Gobierno de Cuba y de conformidad con las prácticas, los propósitos y principios de la OEA”.

 

Es obvio que el régimen militar cubano viola sistemáticamente esos principios y la Carta Democrática Interamericana. También viola la Declaración Especial sobre la Defensa de la Democracia y el Orden Constitucional de Iberoamérica, pero participa en todas sus reuniones. Igualmente viola los fundamentos de la propia CELAC, donde se expresa:

 

1- El compromiso de sus miembros con “la promoción, defensa y protección del Estado de Derecho, del orden democrático, de la soberanía de los pueblos, de los Derechos Humanos y las libertades fundamentales, incluyendo entre otros el derecho a la vida, la libertad y la seguridad de la persona, el no sometimiento a torturas ni penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes, el no ser arbitrariamente detenido, preso o desterrado, ni objeto de ejecuciones sumarias y arbitrarias, de desapariciones forzadas, y la libertad de opinión y expresión”

 

2- “El respeto a los Derechos Humanos y las libertades fundamentales que son requisitos esenciales para la participación en los distintos órganos de la CELAC”.

 

Desde hacía más de medio siglo el régimen de los hermanos Castro no contaba con un reconocimiento internacional similar al que tiene desde que Raúl Castro asumió como dictador designado, a pesar de queel pasado 18 de diciembre la ONG Archivo Cuba publicó una lista con más de 200 casos de muertes y desapariciones en Cuba, de ellos 166 documentados, durante los siete años de mandato que lleva Raúl Castro, o sea, entre 2006 y 2013.

 

En esa lista resaltan 86 fallecimientos por denegación de asistencia médica en prisión, 46 suicidios de presos y 15 homicidios extrajudiciales. También cuatro presos fallecieron por huelga de hambre: Orlando Zapata Tamayo, Wilman Villar Mendoza, Yordanis Ballagas Ramírez y Roberto Antonio Rivalta Junco.

 

En el último año se ha visto que tanto la CELAC como la Unión Europea, la OEA, España, Holanda y México han exteriorizado su apoyo entusiasta a los cambios realizados por el régimen militar cubano. Las supuestas señales de cambio de la tiranía castrista son mensajes para engañar a incautos y a tontos útiles -necesidad de oxígeno para seguir en el poder-, como lo demuestran las  6.424  detenciones arbitrarias por motivos políticos documentadas  el pasado año 2013.

 

Desde enero de 2010  –año en que comenzó la excarcelación y el destierro de la mayoría de los presos políticos de la  Primavera Negra- se han documentado 19.223  casos de personas detenidas temporalmente o procesadas por motivos políticos.

 

Tanto la CELAC como la Unión Europea, la OEA, España, Holanda y México saben que Cuba es el único país occidental donde es ilegal ser opositor: liberales, democristianos, marxistas, socialistas, trotskistas y anarquistas sufren  difamación, ostracismo, destierro,  cárcel,  tortura  y  asesinato. También conocen de los  actos de repudio; es irrefutable que estos  vídeos  demuestran que el castrismo es una versión actualizada del fascismo.

 

Es innegable que el totalitarismo cubano es algo inconcebible 25 años después de la caída del Muro de Berlín, pero con todos las  validaciones que los gobernantes iberoamericanos  y el Vaticano les han dado a los hermanos Castro, no albergo la menor duda de que se llegará a un acuerdo antes de que concluya la ampliación del puerto de Mariel, que tiene como punto de mira a EEUU, que por presiones económicas levantará el embargo a Cuba. Esto lo analizaré en otro artículo; mientras tanto, véase este  vídeo.

 

En enero de 1962 se señaló que el régimen de Cuba era incompatible con los principios democráticos de la OEA. Ahora, cincuenta y dos años después, ¿el mismo régimen sí es compatible con esos principios? Otra doble moral manifiesta.

 

Es indudable que la presencia en La Habana delsecretario general de la OEA es con el objetivo de reincorporar al régimen cubano al Sistema Interamericano -está integrado por la OEA, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otras instituciones y organizaciones subregionales. Al régimen de los Castro le convendría recibir ayuda del BID.

 

Esto también le permitiría al régimen militar cubano participar en las Cumbres de las Américas -un foro vinculado a la OEA que reúne a los presidentes del continente cada tres años-, donde el Gobierno de Cuba ha mostrado su interés en asistir, si bien la falta de consenso entre los países participantes impidió que pudiera estar presente en la última, celebrada en abril de 2012 en Cartagena de Indias, Colombia.

 

Insulza afirmó que “no ve razón” por la que el régimen de La Habana  no deba asistir a la próxima Cumbre de las Américas, que se celebrará en Panamáen 2015.

 

No me extrañaría que hasta se realizase un encuentro del chileno Insulza –viejo militante del Partido Socialista- con el creador de la dinastía comunista y tomarse la tan ansiada foto. Como ya no es políticamente correcto venerar a Stalin en público –ya pasó esa época en que el poeta chileno Pablo Neruda escribió Oda a Stalin-, ahora idolatran a su sucedáneo.

 

Las Damas de Blanco,  premio Sájarov 2005 del Parlamento Europeo, intentarán entrevistarse con el secretario general de la OEA. Pronostico que ocurrirá lo mismo que pasó cuando  Michelle Bachelet  -presidenta de Chile y una vieja militante del Partido Socialista-  viajó a Cuba en 2009: se negó a recibir a una representación de las Damas de Blanco.  No obstante, la presidenta Bachelet se reunió durante hora y media con el creador de la dinastía, que oficialmente ya no ocupaba cargo alguno en Cuba. Véase el  vídeo.

 

Como bien  señaló Eduardo Cardet,  miembro del Consejo Coordinador del Movimiento Cristiano Liberación: “Si Insulza viene a reunirse con el Gobierno, por supuesto que viene a darle un espaldarazo al gobierno. Si Insulza viene a reunirse con la sociedad civil y realmente con el pueblo de Cuba, sí sería un apoyo; pero no con una sola parte”.

 

Mediante un comunicado, la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional informó este jueves que a través de sus embajadas en La Habana les ha solicitado a varios gobiernos iberoamericanos entrevistarse con delegados asistentes a la Cumbre, para hablar sobre DDHH en Cuba y en la región. ¿Los DDHH del pueblo cubano? ¿A qué gobernante iberoamericano le interesan?

Por qué ahora apoyo el embargo

Manuel Castro Rodríguez

19 de enero de 2014

 

 

Pero al año siguiente, en julio de 1986, Cuba suspendió el pago de la deuda que tenía con los países capitalistas –ya en 1980 ascendía a tres mil millones de dólares, a pesar de la cuantiosa ayuda dela Unión Soviética: sesenta y cinco mil millones de dólares hasta 1990. Para que se tenga una idea de lo que esto representa, téngase en cuenta que la ayuda recibida por Europaentre 1947 y 1952 mediante el Plan Marshall fue detrece mil millones de dólares. O sea, que el régimen de los hermanos Castro recibió recursos económicos que quintuplican los recibidos por los países europeos desvastados por la Segunda Guerra Mundial.

 

Después que se desintegró la Unión Soviética, es que Fidel Castro comenzó a hablar del ‘bloqueo’ de Estados Unidos. Una vez más salió a relucir el gran manipulador que siempre ha sido.

 

Los hermanos Castro pretenden hacer creer que los problemas de su régimen se deben al embargo norteamericano, llamado ‘bloqueo’ por el régimen militar cubano y sus agentes mediáticos diseminados por el mundo. Lo cierto es que Cuba depende de Estados Unidos como nunca antes en su historia:

 

- Estados Unidos es el quinto socio comercial de los hermanos Castro.

 

- Estados Unidos es el principal suministrador de alimentos a Cuba.

 

- Estados Unidos es el principal suministrador de medicamentos a Cuba.

 

- En el año 2012 casi 574.000 personas viajaron a Cuba procedentes de Estados Unidos.

 

- Sólo en el año 2012, entre efectivo y bienes el exilio cubano en Estados Unidos envió a Cuba 5.105 millones de dólares.

 

¿Por qué los hermanos Castro y sus agentes mediáticos pretenden ignorar que la comunidad internacional sancionó a Sudáfrica con un bloqueo económico –fue mucho mayor que el embargo norteamericano a Cuba, dado que lo aisló totalmente-, que fue apoyado por el propio Nelson Mandela?

 

Mediante créditos, Cuba compra electrodomésticos, enseres para el hogar, sábanas, artículos para hoteles y otros productos a las firmas que operan en la Zona Libre de Colón –con unas tres mil empresas es el segundo puerto libre más importante del mundo, sólo superado por Hong Kong.
 

En varios artículos y llamados apoyé el levantamiento del embargo norteamericano a Cuba. Los hechos acontecidos en el último año y medio me hicieron cambiar de opinión; hace varios meses reconocí públicamente mi error. Volveré a apoyar la eliminación del embargo norteamericano tan pronto el régimen de La Habana cumpla y haga cumplirlos siguientes artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos:

 

Artículo 9: Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.

 

Artículo 13:   2.  Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso el propio, y a regresar a su país.

 

Artículo 19: Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

  

Artículo 20:    1.  Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.

 

¿Por qué?

 

Desde hacía más de medio siglo el régimen de los hermanos Castro no contaba con un reconocimiento internacional similar al que tiene desde que Raúl Castro asumió como dictador designado. A cambio de ello, ¿qué se ha logrado en materia de DDHH?

 

Las supuestas señales de cambio de la tiranía castrista son mensajes para engañar a incautos o a tontos útiles -necesidad de oxígeno para seguir en el poder-, como lo demuestran las  6.424 detenciones arbitrarias por motivos políticos documentadas  el pasado año 2013.

 

Hace un año Raúl Castro fue elegido al frente de la CELAC, pero no ha dado la menor señal de que piense respetar los DDHH, todo lo contrario, el nivel de violencia física empleada en diciembre de 2013 por los cuerpos represivos y grupos parapoliciales contra pacíficos disidentes fue uno de los más altos en los últimas décadas.

 

La  Comisión  Cubana  de  Derechos  Humanos  y   Reconciliación  Nacional  comprobó  que en diciembre  de  2013  se  realizaron 850 detenciones arbitrarias y que 179 disidentes fueron agredidos físicamente en 27 actos de agresión; 153 fueron víctimas de los llamados “actos de repudio” en 27 incidentes reportados; y que 153 opositores sufrieron acciones vandálicas, generalmente contra sus hogares, y otras formas de hostigamiento.

 

El pasado 18 de diciembre la ONG Archivo Cuba, www.CubaArchive.org, publicó una lista con más de 200 casos de muertes y desapariciones, de ellos 166 documentados, durante los siete años de mandato que lleva Raúl Castro, o sea, entre 2006 y 2013.

 

En esa lista sobresalen 86 fallecimientos por denegación de asistencia médica en prisión, 46 suicidios de presos y 15 homicidios extrajudiciales. También cuatro presos fallecieron por huelga de hambre: Orlando Zapata Tamayo, Wilman Villar Mendoza, Yordanis Ballagas Ramírez y Roberto Antonio Rivalta Junco.

 

Desde enero de 2010  –año en que comenzó la excarcelación y el destierro de la mayoría de los presos políticos de la Primavera Negra- hasta diciembre de 2013, se han  documentado  19.223 casos  de  personas  detenidas temporalmente o procesadas  por  motivos  políticos.

 

El discurso de Raúl Castro el pasado 1 de enero demuestra que va a continuar incrementando la represión. Castro lanzó una diatriba:

 

la permanente campaña de subversión político-ideológica concebida y dirigida desde los centros del poder global para recolonizar las mentes de los pueblos y anular sus aspiraciones de construir un mundo mejor… intentos de introducir sutilmente plataformas de pensamiento neoliberal y de restauración del capitalismo neocolonial

 

Ariel Hidalgo, profesor marxista cubano, expresó en un artículo publicado el pasado 10 de enero:

 

Se supone que si un gobernante denuncia públicamente planes desestabilizadores contra su país y dos días después lanza un operativo para el arresto de los supuestos subversivos, los materiales incautados sean de cierto poder destructivo como armas y explosivos para actos violentos, ya sean atentados o sabotajes. Nadie podría pensar que los peligrosos equipos ocupados sean teléfonos y computadoras personales, y menos, juguetes. En un país normal –sobre todo si afronta serios problemas económicos–, el gobierno agasajaría a los emigrados que envían juguetes de regalo a los infantes de su país de origen, con una recepción en la embajada y hasta condecorándolos, o al menos enviándoles una carta de agradecimiento. Nadie podría temer ser arrestado por regalar un juguete a un niño, y quienes se dedicaran a esta hermosa actividad caritativa, esperarían ser premiados con donaciones o préstamos para que continuaran realizando, más ampliamente, esas actividades humanitarias. ¿En qué país existe una ley que prohíba llevar la felicidad a los niños? Y si no existe, ¿con qué autoridad se procede al arresto y a la incautación de los regalos? En un país normal no se consideraría una desviación ideológica el derecho de los menores a poseer un juguete decente. Un niño no sabe qué es el “neoliberalismo”, pero nadie puede engañarlo acerca de si es bueno o no poder jugar con atractivos juguetes.

 

Desde hace dos años, semanalmente le he informado al Sr. Orlando Márquez Hidalgo, portavoz del cardenal Jaime Ortega Alamino, de las violaciones a los derechos humanos que sufre el pueblo cubano. Y he enviado copia a Mons. Thomas Wenski –de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos- y a la sección del Vaticano que atiende las relaciones con América Latina. Lo mismo he hecho con los parlamentarios chilenos, uruguayos y españoles desde hace seis meses.

  

A pesar de ello, los gobernantes de 33 países de América Latina y el Caribe viajarán a Cuba a participar en la cumbre de CELAC –28 y 29 de enero- y darle otro espaldarazo al régimen militar. Lo mismo hará el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, que ha sido insultado en varias ocasiones por Fidel Castro. Por ejemplo, el 4 de mayo de 2005 dijo de Insulza que “el muy bobito se ha creído que tiene derecho a meterse aquí”.

 

EEUU argumentó en enero de 1962 que el Gobierno de Cuba era incompatible con los principios democráticos de la OEA; una doble moral manifiesta, ya que Guatemala, Haití, Nicaragua y Paraguay estaban gobernados por dictadores de derecha y votaron a favor de la exclusión del gobierno cubano.

 

El 3 de junio de 2009 la XXXIX Asamblea General de la OEA aprobó por consenso que quedaba sin efecto “la Resolución VI adoptada el 31 de enero de 1962…, mediante la cual se excluyó al Gobierno de Cuba de su participación en el Sistema Interamericano”. También expresó que “la participación de Cuba en la OEA será el resultado de un proceso de diálogo iniciado a solicitud del Gobierno de Cuba y de conformidad con las prácticas, los propósitos y principios de la OEA”.

 

Es obvio que el régimen militar cubano viola sistemáticamente esos principios y la Carta Democrática Interamericana, pero con todos las validaciones que los gobernantes iberoamericanos y el Vaticano les han dado a los hermanos Castro, no albergo la menor duda de que se llegará a un acuerdo antes que concluya la ampliación del puerto de Mariel,que tiene como punto de mira a Estados Unidos, el cual se verá obligado por razones económicas a levantar el embargo a Cuba; véase el vídeo

 

Cuba construye un megapuerto,

¿un arma contra el embargo?

¿Y los derechos humanos del pueblo cubano? ¿Y quién ha dicho que a los grandes empresarios capitalistas les interesan? Ni los empresarios extranjeros, ni los empresarios cubanos exilados liderados por Carlos Saladrigas y Alfy Fanjul -aparentemente dispuestos a llegar a acuerdos incondicionales con Raúl Castro- y mucho menos los empresarios cubanos de uniforme verde olivo con grado de General tendrán en cuenta el bienestar de Cuba. Poderoso caballero es Don Dinero.

 

Si no hubiese existido la solidaridad internacional con el pueblo chileno, jamás Pinochet hubiese aceptado realizar el plebiscito. El dictador tuvo que reconocer su derrota en las elecciones libres y democráticas realizadas en 1990, debido a la presión internacional.

 

Es una falacia que la derrota en Cuito Cuanavale provocara la liberación de Mandela y la derrota del apartheid. En el caso sudafricano se demostró una vez más que “¡es la economía, estúpido!” -la célebre frase de James Carville, asesor del demócrata Bill Clinton en la exitosa campaña que en 1992 llevó a la Casa Blanca al gobernador de Arkansas- la que decidió la victoria a favor de los opositores al oprobioso régimen del apartheid.

 

No se puede olvidar que durante dos décadas se realizó una fuerte campaña internacional para poner fin al apartheid. Una de las principales estrategias fue las campañas para que las empresas que tenían negocios en Sudáfrica retiraran sus inversiones del país.

 

En 1970, Caroline Hunter y Ken Williams, dos empleados afroamericanos de Polaroid en Cambridge, Massachusetts, se dieron cuenta de que la empresa estaba suministrando tecnología fotográfica al Gobierno sudafricano para la emisión de las odiadas libretas. Hunter y Williams organizaron un movimiento de trabajadores de Polaroid que obligó a la empresa a poner fin a sus relaciones con el gobierno de Sudáfrica.

 

Bajo la creciente presión, el régimen del apartheid comenzó a reprimir con mayor severidad a los negros sudafricanos. Las noticias de la violencia llegaron a todo el mundo, y ello motivó a los estudiantes universitarios de Estados Unidos a tomar medidas. Se creó un movimiento mundial para presionar a las juntas directivas de las universidades a que retiraran sus inversiones de Sudáfrica. En Washington, Randall Robinson, el fundador de TransAfrica, comenzó un movimiento de protesta frente a la embajada de Sudáfrica. Robinson dijo en el programa de noticias Democracy Now!: “Tres de nosotros fuimos arrestados, seguidos de 5.000 estadounidenses que fueron arrestados por ir a protestar frente a la embajada en los años subsiguientes… Por supuesto que eso ayudó a impulsar en el Congreso la Ley General Contra el Apartheid, aprobada en 1986. Fue así que, finalmente, las inversiones estadounidenses en Sudáfrica comenzaron a caer”.

 

Robinson hacía referencia al proyecto de ley presentado por el congresista Ron Dellums, que fue aprobado con apoyo de ambos partidos. El presidente Ronald Reagan vetó el proyecto de ley, pero ambas cámaras del Congreso votaron para anular el veto de Reagan, e impusieron fuertes sanciones al régimen del apartheid. Robinson agregó: “Y, por supuesto, eso, junto con la presión dentro del país generó las condiciones para que el gobierno sudafricano se decidiera a negociar y, en última instancia, a liberar a Mandela”.

 

La cruel dictadura de los hermanos Castro pasará a la historia junto a los Kim de Corea del Norte como los regímenes totalitarios más longevos que haya conocido la humanidad. Es inaudito que un cuarto de siglo después de la caída del Muro de Berlín sobrevivan estos regímenes.

 

Pero lo peor es que si  no se logra la solidaridad internacional con la  justa lucha  de los  opositores a la peor dictadura que ha sufrido América,  el castrismo durará varias décadas más; hasta Corea del Norte será libre antes que Cuba.  Y  mientras más tiempo pase más aumentará la destrucción física y el daño antropológico causado a Cuba por el castrismo.

¿Hasta cuándo continuará la hipocresía?

¿Hasta cuándo el mundo

continuará siendo cómplice de la tiranía castrista?

Manuel Castro Rodríguez

 

Como me guío por principios, soy irreverente ante los regímenes de oprobio y sus acólitos. Hago mías las palabras del  académico español Antonio Muñoz Molina cuando expresa:  “Estoy en contra de la dictadura de Castro no a pesar de que soy de izquierdas, sino porque lo soy; ser de izquierdas no me parece que sea alabar a un tirano”.

 

La mayor parte de la izquierda iberoamericana ha privilegiado un discurso sobre la entelequia llamada Revolución cubana acotado a la solidaridad con el régimen, desechando el análisis de los procesos económico, político, social y cultural en el interior del país, o leyéndolos a partir del discurso oficial.

 

Baltasar Garzón cobró fama internacional por promover una orden de arresto contra el exdictador Augusto Pinochet por crímenes contra la humanidad, basándose en el informe de la chilena Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación. Hasta el 15 de diciembre de 2008, o sea hasta hace cinco años, al castrismo se leha documentado más del doble de muertes que al criminal Pinochet.  ¿Por qué Garzón no promovió una orden de arresto contra los dictadores Fidel y Raúl Castro por crímenes contra la humanidad, basándose en el informe de la ONG cubana Archivo Cuba? Vean elinforme; por favor, díganme si estoy equivocado.

 

Por culpa de los hermanos Castro no sólo han muerto cubanos. A los pocos meses de llegar al poder, Fidel comenzó a exportar la subversión armada. No puedo decir con seguridad cuándo comenzó la intervención castrista en Chile, pero conocí a militares cubanos que en pleno gobierno de la Unidad Popular fueron introducidos clandestinamente en la patria de O'Higgins, además del entrenamiento y las armas cubanas suministradas a diferentes grupos, entre ellas el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR –su secretario general reconoció que “el grueso del armamento venía de Cuba”.

 

También conocí a Gustavo Sampedro –falleció en la década del ochenta-, que fue enviado a Chile para implantar un sistema de racionamiento similar al existente en Cuba. Sampedro fue asesor del general Bachelet. ¿Qué se puede decir de la extensa visita de Fidel Castro, que permaneció casi un mes en Chile? Izquierdistas chilenos me dijeron que esa visita resultó muy dañina, a tal punto que el presidente Allende le solicitó a Fidel que se fuese.

 

La intervención castrista en Chile, ¿no incidió significativamente en el injustificable golpe militar del 11 de septiembre de 1973? ¿Cuál es la cuota de responsabilidad de los hermanos Castro por los chilenos que resultaron torturados y muertos?¿Cuándo los políticos chilenos van a exigirle a Fidel Castro que le ofrezca sus disculpas públicas al pueblo chileno por las funestas consecuencias de la intervención castrista en Chile? ¡Es una vergüenza que continúen guardando silencio!

 

Dentro de dos semanas los gobernantes de 33 países de América Latina y el Caribe viajarán a Cuba a reafirmarle el visto bueno al Gobierno del único país occidental donde es ilegal ser opositor: liberales, marxistas, socialistas, trotskistas, democristianos y anarquistas han sufrido  difamación, ostracismo, destierro,  cárcel,  tortura  y  asesinato.  Por eso, el filósofo izquierdista argentino  Oscar del Barco expresó: “Los llamados revolucionarios se convirtieron en asesinos seriales, desde Lenin, Trotzky, Stalin y Mao, hasta Fidel Castro y Ernesto Guevara”.

 

Es un chiste de muy mal gusto que la Cumbre de La Habana se dedique a cómo erradicar el hambre y la pobreza.  El profesor  marxista  argentino Guillermo Almeyra  reconoció que en la década del cincuenta Cuba era el segundo en desarrollo después de la Argentina”. Ahora el cineasta marxista cubano Eduardo del Llano  reconoce que:

 

 “La gente no da limosnas sólo porque su corazón se haya endurecido, sino porque lo que lo separa del indigente es apenas que uno de los dos está tumbado y el otro de pie. Eso en una Habana que parece un suburbio de sí misma, donde cada vez hay más barrios y manzanas con el espíritu y la traza de pueblos de campo. De hecho, es como si todo el país, harapiento y resudado, viviera en un portal, tapándose con un Granma y con una botella de ron casero al alcance de la mano”.

 

Véanse  los vídeos  sobre cómo era Cuba y la  destrucción física y el daño antropológico causados  por el castrismo.

 

Los gobernantes de España, Uruguay y Chile no pueden alegar que desconocen las graves y sistemáticas violaciones a los derechos humanos realizados por la gerontocracia estalinista cubana, porque  desde  hace  más de seis meses  les he venido informando semanalmente de ello  a los parlamentarios chilenos, uruguayos y españoles.

 

¿Por qué  Michelle Bachelet, que fue la primera Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, continúa guardando silencio cómplice ante el  asesinato de niños y mujeres?

 

Aunque desde hace más de medio siglo los cubanos sufren de una situación nunca antes vista en Occidente, muchos gobernantes iberoamericanos no se solidarizan con el pueblo cubano, lo hacen con su opresor. Cuando  Michelle Bacheletpresidenta  de Chileviajó a Cuba en 2009, se negó a recibir a una representación de las Damas de Blanco, premio Sájarov 2005 del Parlamento Europeo.  No obstante, la presidenta Bachelet se reunió durante hora y media con el creador de la dinastía comunista, que oficialmente ya no ocupaba cargo alguno en Cuba. Véase lo contenta que estaba la presidenta Michelle Bachelet  después de reunirse con el asesino serial Fidel Castro Ruz:

En 2009, en una entrevista con ADN Radio Chile, el diputado Felipe Ward, vocero veraniego de la UDI, expresó que la presidenta Bacheletestá cometiendo un error no forzado… queda muy claro que a veces quienes pregonan y hacen gárgaras con los derechos humanos, no son tan buenos para defenderlos cuando es fuera del país. Creo que están mostrando una incongruencia tremenda, y creo que el doble estándar que están mostrando es inentendible y la gente no lo comprende, que ellos pregonen y defiendan los derechos humanos dentro de la fronteras de Chile es algo loable, pero eso hay que hacerlo dentro y fuera de las fronteras”. Señaló que la disidencia cubana que fue ignorada por Bacheletrepresenta lo que muchas personas que forman parte de la izquierda representaron en Chile durante mucho tiempo”.

 

Recientemente, en agosto de 2013, Michelle Bachelet fue el único expresidente de Chile que se negó a recibir a  Rosa María Payá Acevedo, hija del fallecido disidente cubano Oswaldo Payá -Premio Sájarov del Parlamento Europeo-, cuando visitó Chile. Una vez más, Michelle Bachelet demostró su amor por la tiranía castrista.

 

Como nos dice José Martí: “Ver en calma un crimen es cometerlo”. ¡Cuántos criminales anidan entre los gobernantes de Iberoamérica!

 

EL ‘LAVADO DE CEREBRO’ EN EL TOTALITARISMO

 

Como me recuerda un lector, cada pueblo tiene el gobernante que se le parece; pero eso ni justifica ni explica la existencia del castrismo. En no pocos pueblos latinoamericanos se encuentran defectos superiores a los que tenía el pueblo cubano en 1959, y no ha existido en esos países nada comparable al castrismo.

 

Antes de 1959, el pueblo cubano tenía muchos defectos –pero mucho menos que ahora- y no existió nada comparable a la tiranía castrista –que superó con creces a la criminal dictadura de Batista-, porque el castrismo constituye la manifestación más cruda del comunismo –aunque Fidel Castro jamás ha sido marxista-, donde el contenido totalitario del mismo quedó mejor expresado.


Véanse los vídeos sobre el ‘lavado de cerebro’ en la Cuba de los hermanos Castro.

 

Mientras una dictadura, un régimen autoritario, pretende acallar a los disidentes y evitar sus expresiones públicas, el totalitarismo no busca sólo acallar sino también extirpar las formas de pensamiento opuestas, mediante el adoctrinamiento y la remodelación de las mentes, el famoso ‘lavado de cerebro’, incomprensible para quien no lo haya sufrido. ¿No recuerdan que a los niños cubanos se les dice reiteradamente que la culpa de la perenne escasez es del ‘imperialismo yanqui’ y la ‘mafia de Miami’? ¿Se les ha olvidado que a los infantes cubanos se les machaca que gracias a Fidel Castro pueden comer y estudiar? ¿O que los que se oponen a ‘la Revolución’ son terroristas? ¿O que todos los pueblos del mundo admiran y envidian al pueblo cubano? El que lo dude sólo tiene que leer las recientes declaraciones de Elián González:

 

Fidel Castro para mí es un padre. No profeso ninguna religión, pero de hacerlo, mi dios sería Fidel Castro. Fidel Castro lo es todo para Cuba, lo es todo para el mundo”.

 

La obsesión de los regímenes totalitarios –tanto los fascistas como los comunistas- es deshacer todas las barreras existentes entre la vida pública y la privada. ¿Cuál es el objetivo del expediente acumulativo del escolar para todos los niños desde que comienzan a estudiar en el primer grado de la enseñanza primaria? Tenerlos controlados a ellos y a sus familiares. Durante cuatro décadas, hasta que la aguda crisis económica se lo impidió, el castrismo separaba a los niños de sus padres cuando cumplían doce o trece años. ¿Esto no constituyó una grave violación al derecho a la patria potestad? ¿Alguna dependencia de Naciones Unidas protestó por ello?

 

En la Cuba totalitaria hasta los niños actúan ‘espontáneamente’ en apoyo a ‘la Revolución’:

 

- Leen discursos ‘revolucionarios’ en actividades políticas de gran trascendencia para los hermanos Castro –el más reciente fue la lectura hecha por la niña para celebrar el 1 de enero.

 

- Cuando sus padres piensan que están en clases o en otra actividad propia de la escuela, no son pocos los niños cubanos que son llevados a participar en actos de repudio –el más reciente ocurrió el pasado diciembre, cuando la vivienda de Rodiles fue acosada. Como una imagen vale más que mil palabras, véase el vídeo.

 

- Y “con locuacidad y desenvolvimiento que contrastan con su corta edad, Sandro Lázaro Morales, Yosmar Crespo y Pablo Manuel Andrés Mora no defraudaron a quienes aplazaron por un rato sus proyectos del día para apreciar aquel espontáneo desborde de alegría infantil, a propósito de celebrarse esta semana el Día Internacional de los Derechos Humanos“.

 

Aunque hechos similares a los anteriores se vienen realizando desde hace varias décadas, ni una sola vez la UNICEF ha condenado semejantes villanías. Todo lo contrario, el Sr. Juan José Ortiz Brú, representante de la UNICEF en Cuba, no se cansó de hacer apología del régimen militar; véase el vídeo.

 

Un régimen totalitario controla la vida de las personas, despojando al individuo de todo y desarticulando o eliminando la sociedad civil. El elemento esencial de una dictadura totalitaria es que usa la política estatal como un mecanismo para controlar todas las esferas de la actividad humana y ocupar todo el espacio social. Eso es lo que hace que la situación de Cuba sea única en Occidente, porque ni el franquismo llegó a tales extremos.

 

No es simple coincidencia que se parezca tanto el saludo de los niños en el castrismo y en el nazismo: son regímenes totalitarios donde los infantes son adoctrinados desde las edades más tempranas. ¿Se les ha olvidado que el aspecto político-ideológico es una de las principales cuestiones a evaluar en la calidad del trabajo que realizan los docentes cubanos, en todos los niveles de enseñanza? ¿Los profesores universitarios no recuerdan que en las visitas de control que les realizaban sus superiores se insistía mucho en que su clase tuviese el adecuado ‘contenido ideológico-partidista’?


Nunca antes en América se había visto algo similar al culto a la personalidad de Fidel Castro: “Posiblemente el 13 de agosto sea el día en que más veces se brinda a la salud de una misma persona (...). He visto y oído a creyentes y no creyentes pedir con igual fe por el mismo deseo: salud para el Comandante”, escribió la periodista Arleen Rodríguez –una de las principales agentes mediáticas del régimen- cuando el tirano cumplió 76 años. Véase con mayor detalle.

 

¿A algún empresario de España, Canadá, Italia, Brasil, México, Chile, etc. le preocupa los derechos humanos de los cubanos? ¿Cuba no es el paraíso de los empresarios que violan los derechos del trabajador? ¿Estos  empresarios no hacen en Cuba lo que no pueden hacer en otros países? ¿Alguien duda que en las maquiladoras que se proyectan establecer, los cubanos trabajarán por un par de dólares al día, el doble del actual salario de un médico?

 

¿Y a los gobernantes de Chile, Uruguay, EEUU, Canadá, España, Italia, Brasil, México, etc.? ¿Estados Unidos no tiene sumo interés en que el régimen militar cubano le garantice la tranquilidad en su frontera sur? Todos los gobernantes españoles, ¿no priorizan que aumenten las inversiones hispanas en Cuba, donde no existe libertad sindical ni el derecho a huelga?

 

LA COMPLICIDAD DEL VATICANO Y LOS OBISPOS CUBANOS

 

Desde hace dos años, semanalmente le he informado al Sr. Orlando Márquez Hidalgo, portavoz del cardenal Jaime Ortega Alamino, de las violaciones a los derechos humanos que sufre el pueblo cubano. Y he enviado copia a Mons. Thomas Wenski –de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos- y a la sección del Vaticano que atiende las relaciones con América Latina. El Vaticano y los obispos católicos de Estados Unidos y Cuba saben que ocurren hechos como los que se muestran en estos vídeos.

 

La jerarquía católica cubana ha logrado que los hermanos Castro le hagan varias concesiones –la más significativa es su participación en el sector educativo, que desde 1961 había sido monopolizado por los hermanos Castro-, a cambio de lo cual guardan silencio cómplice sobre las graves y sistemáticas violaciones a los derechos humanos del pueblo cubano. ¿Alguien duda de la complicidad del Vaticano y de los obispos católicos de Cuba con la tiranía comunista? ¿Su objetivo será lograr algún tipo de Concordato?

 

El periodista cubano Andrés Reynaldo señala que a monseñor Carlos Manuel de Céspedes se “le podía ver en los cócteles oficiales pero nunca se le vio tratando de proteger con la dignidad de la cruz a los opositores pateados por la Seguridad del Estado en el mismo umbral de los templos. En el 2008, publicó en el diario oficial Granma una apología de Ernesto Che Guevara. La primera vez en medio siglo que la opinión de una importante figura católica accedía al órgano de propaganda personal del dictador. Pudo hablar de la Teología de la Liberación o los curas guerrilleros, para citar temas aprobados por la censura. Pero eligió a Guevara, el despótico comandante que presidía entre chiste y chiste los fusilamientos de la crema y nata de la juventud católica”.

 

Como expresa el académico cubano Rafael Rojas, “Lo que no favorece la democratización de Cuba es que el proyecto de nación del catolicismo se presente como extensión o complemento del proyecto oficial. Lo que, definitivamente, no contribuye al creciente pluralismo ideológico de la isla es que la Iglesia Católica comparta con el Partido Comunista la hegemonía sobre la esfera pública cubana, aceptando la limitación de derechos de las demás asociaciones civiles y políticas del país”.

 

LA AUSENCIA DE SOCIEDAD CIVIL

 

Al tratarse de un régimen totalitario, no existe una sociedad civil que pueda investigar y dar a conocer los hechos –todos los medios de comunicación están en poder de los hermanos Castro desde hace medio siglo.Los corresponsales extranjeros tampoco pueden divulgar la verdad, para evitar que les ocurra igual que a otros periodistas extranjeros que han sido reprimidos por la tiranía castrista; el último fue el periodista español Mauricio Vicent, corresponsal en Cuba durante veinte años del diario español El País, a quien hace más de dos años, septiembre de 2011, el régimen de La Habana le retiró la acreditación y le prohibió publicar más informaciones desde Cuba.

 

Los médicos cubanos tampoco pueden divulgar la realidad cubana para evitar ir a la cárcel, como le ocurrió al Dr. Desi Mendoza, que en 1997 fue condenado a ocho años de prisión, acusado de propaganda enemiga, tras dar a conocer la existencia del brote epidémico de dengue en Santiago de Cuba. Según han informado médicos cubanos bajo la condición del anonimato, desde hace unos treinta años se ha incrementado significativamente la cantidad de niños nacidos deficientes en peso -menos de 2.500 gramos- y las madres desnutridas.

 

Los científicos cubanos ni tan siquiera pueden analizar la realidad cubana para evitar ser condenados a prisión, como les ocurrió a Luis Ernesto Grave de Peralta Morell, Robier Rodríguez Leiva y Arquímides Ruiz Columbié.

 

LA COMPLICIDAD DE DEPENDENCIAS DE NACIONES UNIDAS

 

Varias representaciones de Naciones Unidas en Cuba han sido denunciadas en varias ocasiones por desinformar sobre la realidad cubana: Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

 

¿Qué puedo decir de la señora Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL? Me cansé de enviarle correos; este es uno de ellos:

 

Alicia Bárcena

Secretaria Ejecutiva de la CEPAL

 

Respetada señora Bárcena:

 

No se preocupe, no voy a volverle a solicitar su ayuda para que Blanca Reyes pueda besar a su padre por última vez, ya me percaté que la solidaridad con los oprimidos no es su fuerte, Sra. Bárcena. Ahora le escribo sobre algo que sí debiera ser su fuerte, dado el cargo que usted ocupa: secretaria ejecutiva de la CEPAL.

 

Señora Bárcena, usted sabe que los funcionarios de la CEPAL -como el de todas las otras dependencias de Naciones Unidas- no pueden guiarse por afinidad política o de otra índole cuando emiten opiniones acerca de los países. Por ello me sorprendió lo que según el diario Granma, el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, usted dijo en una entrevista que le hicieron.

 

http://www.granma.cubaweb.cu/2013/08/14/interna/artic15.html

 

Señora Bárcena, partiendo del supuesto de que usted no guarda afinidad política con el régimen que tiraniza a mi patria desde hace 54 años, deduzco que sus declaraciones obedecen a que usted está desinformada.

 

Señora Bárcena, hasta estudios hechos en la Cuba de los hermanos Castro han tenido que reconocer la desigualdad galopante. Por ejemplo, en este de Mayra Espino -hecho hace nueve años, actualmente la situación es mucho peor- se expresa que en Ciudad de la Habana existían grandes diferencias en el per cápita familiar, que iba de 37 pesos a 7.266 pesos:

 ”Efectos sociales del reajuste económico: igualdad, desigualdad y procesos de complejización en la sociedad cubana”, Omar Pérez (com.), Reflexiones sobre economía cubana, La Habana. Edit. Ciencias Sociales.

 

Señora Bárcena, le sugiero que lo lea, así como los otros materiales que le enviaré próximamente.

 

Señora Bárcena, no es necesario que me lo agradezca, lo hago con sumo placer para que se documente sobre la triste realidad que sufre mi pueblo.

 

Además, la organización de derechos humanos UN Watch, que monitorea el trabajo de Naciones Unidas, acusó al Gobierno de Cuba de incurrir en un “fraude masivo”.

 

ES IMPRESCINDIBLE LA SOLIDARIDAD INTERNACIONAL

 

Si no hubiese existido la solidaridad internacional con el pueblo chileno, jamás Pinochet hubiese aceptado realizar el plebiscito. El dictador tuvo que reconocer su derrota en las elecciones libres y democráticas realizadas en 1990, debido a la presión internacional.

 

Es una falacia que la derrota en Cuito Cuanavale provocara la liberación de Mandela y la derrota del apartheid. En el caso sudafricano se demostró una vez más en la historia que “¡es la economía, estúpido!” -la célebre frase de James Carville, asesor del demócrata Bill Clinton en la exitosa campaña que en 1992 llevó a la Casa Blanca al gobernador de Arkansas- la que decidió la victoria a favor de los opositores al oprobioso régimen del apartheid.

 

No se puede olvidar que durante dos décadas se realizó una fuerte campaña internacional para poner fin al apartheid. Una de las principales estrategias fue las campañas para que las empresas que tenían negocios en Sudáfrica retiraran sus inversiones del país.

 

En 1970, Caroline Hunter y Ken Williams, dos empleados afroamericanos de Polaroid en Cambridge, Massachusetts, se dieron cuenta de que la empresa estaba suministrando tecnología fotográfica al Gobierno sudafricano para la emisión de las odiadas libretas. Hunter y Williams organizaron un movimiento de trabajadores de Polaroid que obligó a la empresa a poner fin a sus relaciones con el gobierno de Sudáfrica.

 

Bajo la creciente presión, el régimen del apartheid comenzó a reprimir con mayor severidad a los negros sudafricanos. Las noticias de la violencia llegaron a todo el mundo, y ello motivó a los estudiantes universitarios de Estados Unidos a tomar medidas. Se creó un movimiento mundial para presionar a las juntas directivas de las universidades a que retiraran sus inversiones de Sudáfrica. En Washington, Randall Robinson, el fundador de TransAfrica, comenzó un movimiento de protesta frente a la embajada de Sudáfrica. Robinson dijo en el programa de noticias Democracy Now!: “Tres de nosotros fuimos arrestados, seguidos de 5.000 estadounidenses que fueron arrestados por ir a protestar frente a la embajada en los años subsiguientes… Por supuesto que eso ayudó a impulsar en el Congreso la Ley General Contra el Apartheid, aprobada en 1986. Fue así que, finalmente, las inversiones estadounidenses en Sudáfrica comenzaron a caer”.

 

Robinson hacía referencia al proyecto de ley presentado por el congresista Ron Dellums, que fue aprobado con apoyo de ambos partidos. El presidente Ronald Reagan vetó el proyecto de ley, pero ambas cámaras del Congreso votaron para anular el veto de Reagan, e impusieron fuertes sanciones al régimen del apartheid. Robinson agregó: “Y, por supuesto, eso, junto con la presión dentro del país generó las condiciones para que el gobierno sudafricano se decidiera a negociar y, en última instancia, a liberar a Mandela”.

 

La cruel dictadura de los hermanos Castro pasará a la historia junto a los Kim de Corea del Norte como los regímenes totalitarios más longevos que haya conocido la humanidad. Es inaudito que un cuarto de siglo después de la caída del Muro de Berlín sobrevivan estos regímenes.

 

Pero lo peor es que  si  no se logra la solidaridad internacional con la justa lucha de los opositores a la peor dictadura que ha sufrido América,  el castrismo durará varias décadas más; hasta Corea del Norte será libre antes que Cuba.

 

PRIMERO LA LIBERTAD, DESPUÉS LOS NEGOCIOS

 

En junio de 2012, quince exilados cubanos influyentes en el sector empresarial dieron a conocer una carta abierta, ‘Compromiso con la libertad’, en la que expresan:

 

Los que suscriben, exiliados cubanos vinculados a compañías norteamericanas e internacionales, instituciones y sectores empresariales, denuncian la campaña fraudulenta del régimen de Castro encaminada a recabar recursos económicos para prolongar su férreo dominio sobre el pueblo de Cuba”.

 

El futuro de la isla no radica en los tiranos octogenarios y fracasados, sino en los líderes del creciente movimiento prodemocracia en Cuba”. “Ellos, y no sus opresores, son los que merecen reconocimiento internacional, recursos financieros y tecnología de comunicación para llevar a cabo su heroica lucha”.

 

Los firmantes de ‘Compromiso con la libertad’ son:

 

Manuel Jorge Cutillas, former chairman and CEO, Bacardi

 

Sergio Masvidal, former vice chairman, American Express Bank (NYSE: AXP)

 

Enrique Falla, former executive vice president and CFO, Dow Chemical (NYSE: DOW)

 

Eduardo Crews, former president, Latin America, Bristol-Meyers Squibb (NYSE: BMY)

 

Emilio Alvarez-Recio, former VP, worldwide advertising, Colgate-Palmolive (NYSE: CL)

 

Néstor Carbonell, former VP, international government affairs, PepsiCo (NYSE: PEP)

 

Alberto Mestre, former president, Venezuela, General Mills (NYSE: GIS)

 

Rafael de la Sierra, former VP, international coordination, Warner Communications (now Time Warner), (NYSE: TWX)

 

Eugenio Desvernine, former senior executive VP, Reynolds Metals

 

José R. Bou, former VP primary products operation, Martin Marietta Aluminum (NYSE: MLM)

 

Alberto Luzárraga, former chairman, Continental Bank International

 

Remedios Diaz-Oliver, former director of U.S. West and Barnett Bank

 

Leopoldo Fernández-Pujals, chairman of Jazztel, founder of Telepizza

 

Jorge Blanco, former president and CEO, Amex Nickel Corp.

 

Carlos Gutierrez, former U.S. Secretary of Commerce

 

¿‘Compromiso con la libertad’ no es una respuesta a los empresarios liderados por los multimillonarios Carlos Saladrigas y Alfy Fanjul, aparentemente dispuestos a llegar a acuerdos con la dictadura comunista, de una forma incondicional?

 

Les solicito a Carlos Saladrigas y Alfy Fanjul que recapaciten. Les recuerdo que Francisco Vicente Aguilera y Salvador Cisneros Betancourt pusieron sus cuantiosas fortunas al servicio de las luchas por la independencia de Cuba. También les recuerdo que aunque Carlos Manuel de Céspedes no poseía una fortuna tan grande, entregó todo lo que tenía, incluyendo la vida de su hijo Oscar, que fue fusilado el 29 de marzo de 1870 al negarse Carlos Manuel a aceptar el chantaje del Capitán General español, que le había exigido que depusiera las armas o fusilaba a su hijo. La respuesta de Céspedes “todos los cubanos son mis hijos, seguiré peleando por la libertad de Cuba”, hizo que se le conozca como el Padre de la Patria.

 

El exilio cubano en Estados Unidos es muy poderoso económicamente -más de mil cubanos son millonarios-, tiene los recursos necesarios para realizar una campaña de gran magnitud, que permita lograr la solidaridad internacional con la justa lucha de los opositores a la peor dictadura que ha sufrido América. ¿Cuándo comenzará a hacerla?

Cuba - Hasta Cuándo (RTP) Parte 1

Por qué ahora apoyo el embargo

Manuel Castro Rodríguez

19 de enero de 2014

 

 

En 1985, cuatro años antes de la caída del Muro de Berlín, Fidel Castro declaró en una entrevista concedida a J.Elliot y M.Dimally, publicada en Cuba con el título de Nada podrá detener la marcha de la historia: Afortunadamente dependemos muy poco del mundo occidental y no dependemos para nada de las relaciones con Estados Unidos.

 

Pero al año siguiente, en julio de 1986, Cuba suspendió el pago de la deuda que tenía con los países capitalistas –ya en 1980 ascendía a tres mil millones de dólares, a pesar de la cuantiosa ayuda de la Unión Soviética: sesenta y cinco mil millones de dólares hasta 1990. Para que se tenga una idea de lo que esto representa, téngase en cuenta que la ayuda recibida por Europa entre 1947 y 1952 mediante el Plan Marshall fue de trece mil millones de dólares. O sea, que el régimen de los hermanos Castro recibió recursos económicos que quintuplican los recibidospor los países europeos desvastados por la Segunda Guerra Mundial.

 

Después que se desintegró la Unión Soviética, es que Fidel Castro comenzó a hablar del ‘bloqueo’ de Estados Unidos. Una vez más salió a relucir el gran manipulador que siempre ha sido.

 

Los hermanos Castro pretenden hacer creer que los problemas de su régimen se deben al embargo norteamericano, llamado ‘bloqueo’ por el régimen militar cubano y sus agentes mediáticos diseminados por el mundo. Lo cierto es que Cuba depende de Estados Unidos como nunca antes en su historia:

  

- Estados Unidos es el quinto socio comercial de los hermanos Castro.

 

- Estados Unidos es el principal suministrador de alimentos a Cuba.

 

- Estados Unidos es el principal suministrador de medicamentos a Cuba.

 

- En el año 2012 casi 574.000 personas viajaron a Cuba procedentes de Estados Unidos.

 

- Sólo en el año 2012, entre efectivo y bienes el exilio cubano en Estados Unidos envió a Cuba 5.105 millones de dólares.

 

¿Por qué los hermanos Castro y sus agentes mediáticos pretenden ignorar que la comunidad internacional sancionó a Sudáfrica con un bloqueo económico –fue mucho mayor que el embargo norteamericano a Cuba, dado que lo aisló totalmente-, que fue apoyado por el propio Nelson Mandela?

 

Mediante créditos, Cuba compra electrodomésticos, enseres para el hogar, sábanas, artículos para hoteles y otros productos a las firmas que operan en la Zona Libre de Colón –con unas tres mil empresas es el segundo puerto libre más importante del mundo, sólo superado por Hong Kong.

 

En varios artículos y llamados apoyé el levantamiento del embargo norteamericano a Cuba. Los hechos acontecidos en el último año y medio me hicieron cambiar de opinión; hace varios meses reconocí públicamente mi error. Volveré a apoyar la eliminación del embargo norteamericano tan pronto el régimen de La Habana cumpla y haga cumplir los siguientes artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos:

 

Artículo 9: Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.

 

Artículo 13:   2.  Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso el propio, y a regresar a su país.

 

Artículo 19: Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

 

Artículo 20:    1.  Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.

 

¿Por qué?

 

Desde hacía más de medio siglo el régimen de los hermanos Castro no contaba con un reconocimiento internacional similar al que tiene desde que Raúl Castro asumió como dictador designado. A cambio de ello, ¿qué se ha logrado en materia de DDHH?

 

Las supuestas señales de cambio de la tiranía castrista son mensajes para engañar a incautos o a tontos útiles -necesidad de oxígeno para seguir en el poder-, como lo demuestran las 6.424 detenciones arbitrarias por motivos políticos documentadas  el pasado año 2013.

 

Hace un año Raúl Castro fue elegido al frente de la CELAC, pero no ha dado la menor señal de que piense respetar los DDHH, todo lo contrario, el nivel de violencia física empleada en diciembre de 2013 por los cuerpos represivos y grupos parapoliciales contra pacíficos disidentes fue uno de los más altos en los últimas décadas.

 

La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional comprobó que en diciembre de 2013 se realizaron 850 detenciones arbitrarias y que 179 disidentes fueron agredidos físicamente en 27 actos de agresión; 153 fueron víctimas de los llamados “actos de repudio” en 27 incidentes reportados; y que 153 opositores sufrieron acciones vandálicas, generalmente contra sus hogares, y otras formas de hostigamiento.

 

El pasado 18 de diciembre la ONG Archivo Cuba, www.CubaArchive.org, publicó una lista con más de 200 casos de muertes y desapariciones, de ellos 166 documentados, durante los siete años de mandato que lleva Raúl Castro, o sea, entre 2006 y 2013.

 

En esa lista sobresalen 86 fallecimientos por denegación de asistencia médica en prisión, 46suicidios de presos y 15 homicidios extrajudiciales. También cuatro presos fallecieron por huelga de hambre: Orlando Zapata Tamayo, Wilman Villar Mendoza, Yordanis Ballagas Ramírez y Roberto Antonio Rivalta Junco.

 

Desde enero de 2010 –año en que comenzó la excarcelación y el destierro de la mayoría de los presos políticos de la Primavera Negra- se handocumentado 19.223 casos de personas detenidas temporalmente o procesadas por motivos políticos.

 

El discurso de Raúl Castro el pasado 1 de enero demuestra que va a continuar incrementando la represión. Castro lanzó una diatriba:

 

la permanente campaña de subversión político-ideológica concebida y dirigida desde los centros del poder global para recolonizar las mentes de los pueblos y anular sus aspiraciones de construir un mundo mejor… intentos de introducir sutilmente plataformas de pensamiento neoliberal y de restauración del capitalismo neocolonial

 

Ariel Hidalgo, profesor marxista cubano, expresó en un artículo publicado el pasado 10 de enero:

 

Se supone que si un gobernante denuncia públicamente planes desestabilizadores contra su país y dos días después lanza un operativo para el arresto de los supuestos subversivos, los materiales incautados sean de cierto poder destructivo como armas y explosivos para actos violentos, ya sean atentados o sabotajes. Nadie podría pensar que los peligrosos equipos ocupados sean teléfonos y computadoras personales, y menos, juguetes.

 

En un país normal –sobre todo si afronta serios problemas económicos–, el gobierno agasajaría a los emigrados que envían juguetes de regalo a los infantes de su país de origen, con una recepción en la embajada y hasta condecorándolos, o al menos enviándoles una carta de agradecimiento. Nadie podría temer ser arrestado por regalar un juguete a un niño, y quienes se dedicaran a esta hermosa actividad caritativa, esperarían ser premiados con donaciones o préstamos para que continuaran realizando, más ampliamente, esas actividades humanitarias.

 

¿En qué país existe una ley que prohíba llevar la felicidad a los niños? Y si no existe, ¿con qué autoridad se procede al arresto y a la incautación de los regalos? En un país normal no se consideraría una desviación ideológica el derecho de los menores a poseer un juguete decente. Un niño no sabe qué es el “neoliberalismo”, pero nadie puede engañarlo acerca de si es bueno o no poder jugar con atractivos juguetes.

 

Desde hace dos años, semanalmente le he informado al Sr. Orlando Márquez Hidalgo, portavoz del cardenal Jaime Ortega Alamino, de las violaciones a los derechos humanos que sufre el pueblo cubano. Y he enviado copia a Mons. Thomas Wenski –de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos- y a la sección del Vaticano que atiende las relaciones con América Latina. Lo mismo he hecho con los parlamentarios chilenos, uruguayos y españoles desde hace seis meses.

  

A pesar de ello, los gobernantes de 33 países de América Latina y el Caribe viajarán a Cuba a participar en la cumbre de CELAC –28 y 29 de enero- y darle otro espaldarazo al régimen militar. Lo mismo hará el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, que ha sido insultado en varias ocasiones por Fidel Castro. Por ejemplo, el 4 de mayo de 2005 dijo de Insulza que “el muy bobito se ha creído que tiene derecho a meterse aquí”.

 

EEUU argumentó en enero de 1962 que el Gobierno de Cuba era incompatible con los principios democráticos de la OEA; una doble moral manifiesta, ya que Guatemala, Haití, Nicaragua y Paraguay estaban gobernados por dictadores de derecha y votaron a favor de la exclusión del gobierno cubano.

 

El 3 de junio de 2009 la XXXIX Asamblea General de la OEA aprobó por consenso que quedaba sin efecto “la Resolución VI adoptada el 31 de enero de 1962…, mediante la cual se excluyó al Gobierno de Cuba de su participación en el Sistema Interamericano”. También expresó que “la participación de Cuba en la OEA será el resultado de un proceso de diálogo iniciado a solicitud del Gobierno de Cuba y de conformidad con las prácticas, los propósitos y principios de la OEA”.

 

Es obvio que el régimen militar cubano viola sistemáticamente esos principios y la Carta Democrática Interamericana, pero con todos las validaciones que los gobernantes iberoamericanos y el Vaticano les han dado a los hermanos Castro, no albergo la menor duda de que se llegará a un acuerdo antes que concluya la ampliación del puerto de Mariel, que tiene como punto de mira a EEUU, el cual se verá obligado por razones económicas a levantar el embargo a Cuba. Esto lo analizaré en otro artículo; mientras tanto, véase el vídeo  

 

¿Y los DDHH del pueblo cubano? ¿Y quién ha dicho que a los grandes empresarios capitalistas les interesan? Ni los empresarios extranjeros, ni los empresarios cubanos exilados liderados por Carlos Saladrigas y Alfy Fanjul -aparentemente dispuestos a llegar a acuerdos incondicionales con Raúl Castro- y mucho menos los empresarios cubanos de uniforme verde olivo con grado de General tendrán en cuenta el bienestar de Cuba. Poderoso caballero es Don Dinero.

 

Si no hubiese existido la solidaridad internacional con el pueblo chileno, jamás Pinochet hubiese aceptado realizar el plebiscito. El dictador tuvo que reconocer su derrota en las elecciones libres y democráticas realizadas en 1990, debido a la presión internacional.

 

Es una falacia  que la derrota en Cuito Cuanavale provocara la liberación de Mandela y la derrota del apartheid. En el caso sudafricano se demostró una vez más que “¡es la economía, estúpido!” -la célebre frase de James Carville, asesor del demócrata Bill Clinton en la exitosa campaña que en 1992 llevó a la Casa Blanca al gobernador de Arkansas- la que decidió la victoria a favor de los opositores al oprobioso régimen del apartheid.

 

No se puede olvidar que durante dos décadas se realizó una fuerte campaña internacional para poner fin al apartheid. Una de las principales estrategiasfue las campañas para que las empresas que tenían negocios en Sudáfrica retiraran sus inversiones del país.

 

En 1970, Caroline Hunter y Ken Williams, dos empleados afroamericanos de Polaroid en Cambridge, Massachusetts, se dieron cuenta de que la empresa estaba suministrando tecnología fotográfica al Gobierno sudafricano para la emisión de las odiadas libretas. Hunter y Williams organizaron un movimiento de trabajadores de Polaroid que obligó a la empresa a poner fin a sus relaciones con el gobierno de Sudáfrica.

 

Bajo la creciente presión, el régimen del apartheid comenzó a reprimir con mayor severidad a los negros sudafricanos. Las noticias de la violencia llegaron a todo el mundo, y ello motivó a los estudiantes universitarios de Estados Unidos a tomar medidas. Se creó un movimiento mundial para presionar a las juntas directivas de las universidades a que retiraran sus inversiones de Sudáfrica. En Washington, Randall Robinson, el fundador de TransAfrica, comenzó un movimiento de protesta frente a la embajada de Sudáfrica. Robinson dijo en el programa de noticias Democracy Now!: “Tres de nosotros fuimos arrestados, seguidos de 5.000 estadounidenses que fueron arrestados por ir a protestar frente a la embajada en los años subsiguientes… Por supuesto que eso ayudó a impulsar en el Congreso la Ley General Contra el Apartheid, aprobada en 1986. Fue así que, finalmente, las inversiones estadounidenses en Sudáfrica comenzaron a caer”.

 

Robinson hacía referencia al proyecto de ley presentado por el congresista Ron Dellums, que fue aprobado con apoyo de ambos partidos. El presidente Ronald Reagan vetó el proyecto de ley, pero ambas cámaras del Congreso votaron para anular el veto de Reagan, e impusieron fuertes sanciones al régimen del apartheid. Robinson agregó: “Y, por supuesto, eso, junto con la presión dentro del país generó las condiciones para que el gobierno sudafricano se decidiera a negociar y, en última instancia, a liberar a Mandela”.

 

La cruel dictadura de los hermanos Castro pasará a la historia junto a los Kim de Corea del Norte como los regímenes totalitarios más longevos que haya conocido la humanidad. Es inaudito que un cuarto de siglo después de la caída del Muro de Berlín sobrevivan estos regímenes.

 

Pero lo peor es que si  no se logra la solidaridad internacional con la  justa lucha  de los  opositores a la peor dictadura que ha sufrido América,  el castrismo durará varias décadas más; hasta Corea del Norte será libre antes que Cuba.  Y  mientras más tiempo pase más aumentará la  destrucción física y el daño antropológico de Cuba.

Decadencia

Decadencia. Cuánta destrucción, cuánta frustración, cuánta tristeza.

Decadencia. Cuánta necesidad de gritar de exigir, pero el miedo acecha.

La auténtica cara del régimen castrista

Luis Ayllón

25 de enero de 2014

 

Mientras los países de la Unión Europea tratan de concertar unas bases sobre las que negociar con Cuba un Acuerdo Político y de Cooperación, el régimen castrista vuelve a hacer lo que mejor sabe: detener a todos los que no se muestran de acuerdo con él. La próxima celebración en La Habana de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), cuya presidencia le corresponde este año a Cuba ha puesto muy nerviosas a las autoridades de la Isla, sobre todo desde que se supo que los disidentes del interior han organizado unacumbre paralela.

 

La última de sus actuaciones visibles ha sido la detención de José Daniel Ferrer, líder de la Union Patriótica Cubana, y una de las cabezas visibles de la oposición al régimen, sobre todo, tras la muerte de Oswaldo Payá. Ferrer y su esposa, que le acompañaba, fueron detenidos el viernes, según denuncia de su organización, tras haberse entrevistado con los embajadores de España, de Holanda y, posiblemente de Suecia.

 

El régimen ya advirtió de que no permitiría la reunión de los opositores, en la que pensaba participar Ferrer, que se había trasladado a la capital desde Santiago de Cuba.

 

Los socios europeos se han embarcado en un proceso encaminado a normalizar las relacionescon Cuba, aprovechando que en los últimos tiempos, ha hechoalgunos cambios, entre otros, permitir la salida de sus ciudadanos de la Isla, aunque ello, dados los precios de los billetes, resulte bastante difícil si no se cuenta con apoyo desde el extranjero. Incluso España, que durante muchos años fue le principal adalid de la presión sobre el castrismo, está dejando hacer a los países más proclives al acercamiento al régimen de los Castro, siguiendo la línea trazada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

 

La actitud del Ejecutivo de Mariano Rajoy, por más que el ministro de Exeriores, José Manuel García-Margallo, insista en que la Posición Común Europea se mantendrá hasta tanto no se alcance un acuerdo con los cubanos, no es ni compartida ni entendida por la mayoría de los grupos disidentes ni tampoco por un ala del PP, que encabeza Esperanza Aguirre.

 

El Gobierno intenta justificarse en el hecho de que más de la mitad de los socios europeos tiene ya acuerdos bilaterales con La Habana, y en que es preciso buscar una nueva vía, después de 18 años de Posición Común. La actuación de las autoridades castristas, que no sólo han detenido una vez más a José Daniel Ferrer, sino que periódicamente hacen lo mismo con otros disidentes, que se ven hostigados y amenazados, no es una buena manera de afrontar un posible cambio en la relación con la Unión Europea.Y hace dudar de que quieran de verdad ese cambio.

 

Y no estaría de más, tras esta última detención, una protesta firme ante el Gobierno cubano, porque los hechos se han producido, precisamente después de que la Embajada española haya abierto sus puertas al disidente.

 

 

¿Cómplices de los Castro?

Bertrand de la Grange

25 de enero de 2014

 

La UE y América Latina deberían ayudar a la sociedad civil emergente y dejar claro que ya no son cómplices de la dictadura

 

Crece el malestar en la oposición y en el exilio cubanos ante la supuesta indiferencia de los países democráticos hacia la falta de libertad en la isla. Esta percepción ha tomado fuerza a raíz de dos acontecimientos internacionales: la decisión de la Unión Europea de flexibilizar su relación con el régimen castrista y el desaire hacia los disidentes de parte de los 32 jefes de Estado y de Gobierno convocados a la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), que tendrá lugar en La Habana del 28 al 30 de enero.

 

Por el momento, no ha contestado ninguno de los dirigentes invitados por la oposición cubana a participar en un foro paralelo sobre la democratización en las mismas fechas que la CELAC. Además, todos han mantenido un silencio sepulcral ante las solicitudes de entrevista entregadas a través de las embajadas en La Habana. En cambio, algunos Gobiernos han expresado su deseo de estrechar sus vínculos diplomáticos y económicos con la isla. Es el caso de México, que está en un proceso de normalización de sus relaciones con Cuba después de un enfriamiento de varios años.

 

Las declaraciones a la agencia EFE de la subsecretaria mexicana de Relaciones Exteriores, Vanessa Rubio, han caído mal en el exilio, que ha expresado su disgusto en las redes sociales. Según la funcionaria, la visita del presidente Enrique Peña Nieto será la oportunidad para apoyar “la actualización del modelo económico de Cuba y todas las reformas que están implementando en su contexto […], en los términos cubanos, en los tiempos cubanos”. “Hay una decisión absoluta por parte de ambos presidentes de fortalecer el diálogo político”, agregó. Sin embargo, parece que no habrá espacio para un encuentro con algún representante de la oposición, oficialmente ilegal.

 

No fue siempre así. En la IX Cumbre Iberoamericana (La Habana, noviembre de 1999), la entonces canciller de México, Rosario Green, se reunió con el defensor de los derechos humanos Elizardo Sánchez. Nunca había ocurrido antes, ya que los dos países mantenían un pacto de amistad y de no-injerencia desde la revolución de 1959. En esa misma cumbre, el presidente José María Aznar recibió a cinco disidentes en la embajada española. Y el presidente uruguayo, Julio María Sanguinetti, fue el primer mandatario latinoamericano en reunirse con la oposición en la isla. Tres años después, en 2002, el mexicano Vicente Fox haría lo mismo.

 

Vale la pena recordar las palabras de Fidel Castro en esa oportunidad. “Nosotros estamos tranquilos, nada puede ser para nosotros motivo de preocupación”, dijo el entonces todopoderoso Comandante en Jefe a propósito del encuentro de Fox con varios disidentes en la embajada mexicana. Con semejante precedente, no veo por qué los dirigentes latinoamericanos o sus ministros tendrían reparos en reunirse con una delegación de la oposición al margen de la CELAC. Lo más probable es que ocurra finalmente, a pesar de las visitas intimidatorias realizadas por agentes de la Seguridad del Estado a los domicilios de algunos de los activistas y blogueros más conocidos, como Yoani Sánchez.

 

El otro asunto que preocupa a una buena parte del exilio y a la débil oposición interna es la decisión de los 28 Estados miembros la Unión Europea de renunciar a la “posición común” con respecto a Cuba. Desde 1996 la UE condiciona la normalización de sus relaciones con La Habana al respeto a los derechos humanos y a los avances hacia la democracia. El régimen castrista considera esa exigencia como una intromisión en sus asuntos internos, mientras la oposición la ve como un seguro de vida y un instrumento para frenar la represión.

 

¿De qué ha servido la posición común? Veinte años después de su entrada en vigor, el régimen sigue en pie, a pesar de la enfermedad de Fidel, que ha trasladado su poder a su hermano menor. Las reformas emprendidas por Raúl Castro —creación de un embrión de sector privado, venta libre de celulares, fin de la prohibición para los cubanos de entrar en los hoteles, de comprar y vender casas y autos— no han cambiado la naturaleza del sistema, ya que se trata de una simple “actualización” de un modelo fracasado, bajo la tutela de un partido único.

 

Lo que sí ha cambiado es la sociedad, sobre todo esa otra Cuba cada día más numerosa que vive al margen del aparato burocrático y de la ideología revolucionaria, esa Cuba joven que se busca la vida por su cuenta, toca y escucha música propia, escribe blogs y prescinde de los medios oficiales (el infumable Granma y sus clones audiovisuales están perdiendo el monopolio de la información). El cambio depende ahora de los cubanos de a pie, no de esa dirigencia moribunda aferrada al poder y a ideas obsoletas.

 

Sería tranquilizador que la UE y América Latina descubrieran de una vez el enorme potencial de esa sociedad civil emergente. Y que hicieran todo lo posible por ayudarla a construir un nuevo país y dejar claro que ya no son cómplices de la dictadura.

 

 

La legitimación de una dictadura

Andrés Oppenheimer

24 de enero de 2014

 

Lo más vergonzoso de la programada visita de los presidentes latinoamericanos a Cuba para asistir a una cumbre regional el 28 de enero no es que viajen a un país gobernado por una de las últimas dictaduras familiares del mundo, sino que probablemente no aprovechen la oportunidad para visitar también la cumbre paralela que la oposición pacífica de la isla planea celebrar al mismo tiempo.

 

Salvo sorpresas de último momento, ninguno de los 32 jefes de estado y representantes del gobierno que asistirán a la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) a realizarse entre el 28 y el 30 de enero en La Habana, se reunirá con líderes de la oposición o con grupos civiles independientes durante su visita a Cuba.

 

Ni siquiera el presidente mexicano Enrique Peña Nieto, que quiere ser visto como miembro de una nueva generación de líderes más modernos y menos autoritarios, tiene planes de reunirse con ningún miembro de la oposición pacífica cubana, a pesar de que los mandatarios cubanos se han reunido repetidamente con la oposición mexicana cada vez que han visitado a México.

 

Comparativamente, el ex presidente Vicente Fox y su secretario de relaciones exteriores, Jorge Castañeda, se reunieron con líderes de la oposición durante una visita a Cuba en el 2002, y la ex secretaria de relaciones exteriores mexicana Rosario Green lo hizo con disidentes cubanos durante una cumbre celebrada en La Habana en 1999.

 

En una entrevista publicada el 18 de enero en el diario español El País, el secretario de relaciones exteriores mexicano José Antonio Meade dijo que “queremos desarrollar con Cuba una relación muy cercana de pleno apoyo a su estrategia de actualización económica”.

 

Preguntado sobre si Peña Nieto dialogará con disidentes en Cuba, Meade dijo que el presidente mexicano “participará en Cuba con una agenda que tiene que ver con la cumbre de la CELAC. Él aceptó una visita oficial y en ese marco se va a desarrollar”. Traducción: no lo hará.

 

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, no respondió a una llamada en donde le iba a preguntar si pensaba reunirse con líderes opositores durante su visita a la cumbre en Cuba.

 

Guillermo Fariñas, uno de los líderes de la oposición cubana que planea asistir a la contra-cumbre de La Habana, me dijo en una entrevista telefónica desde Cuba que la policía política ya le ha hecho una visita a varios disidentes —incluyendo la bloguera Yoani Sánchez— para advertirles que no celebren la cumbre paralela.

 

“El régimen de todos modos va a pagar un costo político”, me dijo Fariñas. “Si permiten la cumbre paralela, el costo político sería que los medios internacionales escucharán otras voces que no sean las oficiales, que les dirán lo que el gobierno oculta: que no hay democracia en Cuba. Y si no la permiten, eso demostrará que, a pesar de los esfuerzos mediáticos, políticos y diplomáticos que ha hecho desde el 2007 para mostrar que supuestamente hay cambios en Cuba, lo que hay aquí es una ola represiva”.

 

El hecho de que los presidentes visitantes probablemente no se reunirán con la oposición los convierte en “cómplices” de la dictadura, y cuanto más gestos de acercamiento hagan, más ayudarán a la dictadura cubana a fortalecerse, señaló.

 

“Yo les diría a los presidentes de América Latina que siempre recuerden que las dictaduras son contaminantes, que no se hagan cómplices de la dictadura de los hermanos Castro, y que se solidaricen con los gobernados y los demócratas, para que el gobierno reciba el mensaje de que tiene que cambiar”, concluyó.

 

Mi opinión: Estoy de acuerdo. Ya es un chiste que los presidentes latinoamericanos hayan elegido al único gobernante de facto de la región —el general Raúl Castro, que es un dictador militar bajo la definición de cualquier diccionario— como presidente de la CELAC, cuando esa organización tiene entre sus principales objetivos “promover la democracia” en la región.

 

Pero asistir a una cumbre de la CELAC en Cuba sin reunirse con ningún representante de la oposición equivale a darle un espaldarazo propagandístico a un régimen totalitario, y a darle la espalda a la oposición pacífica de la isla. Muchos de nosotros, que nos opusimos a los gobiernos militares latinoamericanos en la década de 1970, aún recordamos la manera en que estas visitas de dignatarios extranjeros contribuyen a legitimar a las dictaduras.

 

Por supuesto, algunos presidentes visitantes alegarán que no pueden reunirse con disidentes durante una visita oficial porque deben respetar “la autodeterminación de los pueblos”. ¡Tonterías! ¿De qué “autodeterminación” hablan, si el pueblo cubano no ha tenido la oportunidad de votar libremente para determinar su futuro desde hace 55 años?

 

Si los presidentes visitantes no se reúnen con ningún miembro de la oposición pacífica cubana, será un día muy triste en la historia de la democracia latinoamericana.

 

 

La ‘mala memoria’

del canciller argentino Héctor Timerman

Diario de Cuba

24 de enero de 2014

 

En 2003 condenaba la represión y la utilización del embargo como pretexto para ejecutarla. Ahora defiende un “rechazo unánime” a la política estadounidense y olvida el silencio de La Habana sobre los crímenes de la dictadura de Videla.

 

Las relaciones entre La Habana y Buenos Aires parecen sujetas a una “mala memoria” interesada. El canciller argentino, Héctor Timerman, es uno de sus “practicantes”.

 

Timerman mostró “una gran alegría” esta semana por la celebración en la Isla de la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

 

“Estamos seguros de que va a ser un gran éxito”, dijo, según citaron medios oficiales cubanos. Indica “la posibilidad de que los países de América Latina y el Caribe trabajemos juntos, es un hecho histórico que nunca había ocurrido antes”, consideró.

 

El funcionario aseguró además que habrá un “rechazo unánime al bloqueo que sufre Cuba”. Más adelante, agregó que, por su historia reciente, con los miles de desaparecidos de la dictadura militar, Argentina tiene “una responsabilidad ante el mundo de levantar la bandera de los derechos humanos”.

 

En cuanto a Cuba, Timerman ha atravesado un cambio de postura significativo en una década. En 2012 yacriticaba la ausencia de La Habana en la Cumbre de las Américas —”ésta tiene que ser la última cumbre en la que no participe Cuba”, decía—; sin embargo, en la primavera de 2003, cuando no era canciller sino director de la revista Debate, criticaba con dureza la represión del régimen y la utilización del embargo como excusa.

 

“Cuba es una dictadura de izquierda”, decía entonces en una entrevista concedida a Gabriel Salvia, director del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), tras la oleada represiva que envió a prisión a 75 disidentes.

 

“Como en toda situación donde hay gente perseguida y una sociedad que no tiene acceso a las libertades individuales, la obligación que tiene toda persona de bien y toda persona progresista es denunciarlo, no ser cómplice del silencio que buscan las dictaduras y alertar al mundo sobre lo que está sucediendo en esos países dictatoriales”, agregaba en la entrevista.

 

Timerman se quejaba asimismo de que el régimen utilizara el embargo como justificación para la represión.

 

“Cuba alega que está siendo atacada por los Estados Unidos y que por eso tiene que tomar medidas de emergencia (…) Las medidas de emergencia en Cuba llevan más de 40 años, no puede ser que un país viva en estado de emergencia durante más de 40 años. También la Argentina durante la época de la dictadura decía que era atacada por el comunismo internacional. Son todas patrañas, todas mentiras, todas excusas”, decía.

 

Cuando La Habana protegía a Videla

 

Timerman criticaba también el silencio que durante años guardaron el Gobierno de Fidel Castro y los medios de la Isla (todos estatales) ante los crímenes de la dictadura militar en Argentina.

 

Y en tenía razón. Entre en los últimos años de la década de los setenta y el inicio de la de los ochenta, La Habana se opuso sistemáticamente a que la entonces Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas investigara las denuncias de desapariciones y asesinatos ocurridos bajo la dictadura de Jorge Videla.

 

Para la investigadora Kezia Mckeague, la extraña alianza podría deberse, entre otros motivos como las relaciones compartidas con la Unión Soviética, a que ambos regímenes tenían un “interés común en defender el principio de no intervención en cuestiones de derechos humanos”.

 

A Timerman le ha tocado ser canciller en el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, quien exhibe su simpatía por los Castro y ha estrechado lazos con los gobiernos izquierdistas de la región.

 

De La Habana, además de la coincidencia en posturas políticas en foros internacionales, Buenos Aires recibe un apoyo permanente a su reivindicación sobre las Islas Malvinas.

 

Y, al igual que en el caso del embargo estadounidense, este será uno de los temas sobre los que se espera que la cumbre de la CELAC —a la que no pertenecen ni Estados Unidos ni Canadá— se pronuncie “unánimemente”.

 

“Va a haber un reconocimiento de que las Islas Malvinas son argentinas” y de “la necesidad de las negociaciones pacíficas” con Londres, dijo esta semana Timerman.

 

 

Como en Tailandia

Reinaldo Escobar

24 de enero de 2014

 

Los medios informativos oficiales recientemente reportaron la situación en Tailandia donde las autoridades habían decretado el estado de sitio prohibiendo reuniones, estableciendo la censura y eliminando varias garantias ciudadanas. Sin ningún rubor los presentadores del noticiero de la TV contaban horrorizados aquellos horrores.

 

En estos días en Cuba, en vísperas de la celebración de la II Cumbre de la CELAC ninguna institución oficial ha decretado ningún tipo de situación especial, sin embargo se ha desatado una ola de detenciones y amenazas a todo aquel que pretenda reunirse entre los días 28 y 29 de enero, que son los días en que se realizará el magno evento.

 

Con toda seguridad la delegación cubana mostrará satisfecha a sus invitados un país tranquilo donde nadie protesta por nada, incluso aunque no se haya decretado el estado de sitio ni nada parecido.

 

Lo cierto es que no resulta necesario tomar ninguna medida extraordinaria. Esto aquí es una eterna Tailandia (la de estos días) y si los mandatarios asistentes a la Cumbre se proponen luchar contra la pobreza podrán admirar el ejemplo de Cuba donde no hallarán ni un solo mendigo (todos han sido reconcentrados) ni tampoco encontrarán prostitutas ni asaltantes callejeros. Me atrevo a asegurar que ni siquiera podrán ver a un adolescente llevando incorrectamente el uniforme escolar, porque aquí todos estamos advertidos… cuidado con alzar la voz en la cola del pan, ni te atrevas a ponerle mala cara a un policía ni a salir a vender algo en el mercado negro. Si padeces de gases, aguántate que toda alteración del orden puede resultar sumamente sospechosa.

 

 

La disidencia cubana recela de un cambio

en la Posición Común de la Unión Europea

18 de enero de 2014

 

    UNPACU: “Si no es para mejorar, no estoy de acuerdo en que la quiten.

 

    Arco Progresista: “La UE tendría que ser más proactiva y abrir un diálogo con todos los sectores de la sociedad cubana, es decir con el Gobierno y con la comunidad democrática”

 

    Damas de Blanco: “Tiene que mantenerse”.

 

    Estado de SATS: “Un acuerdo con cláusula democrática es lo mismo que existe ahora”.

 

    Frente OZT: La posible eliminación es parte de “una conspiración contra la libertad”.

 

    MCL: “Cualquier negociación debe tener en cuenta también a la oposición”.

 

Líderes disidentes se mostraron recelosos sobre la posible eliminación de la Posición Común de la Unión Europea hacia Cuba, debido a la falta de voluntad del régimen de La Habana para cumplir sus obligaciones en materia de derechos humanos.

 

“Estaría a favor de quitar la Posición Común si el acuerdo que se anuncia resulta efectivo para que se respeten los derechos humanos”, afirma José Daniel Ferrer, secretario ejecutivo de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU).

 

“Si no es para mejorar, no estoy de acuerdo en que la quiten”, explica el líder de la mayor organización disidente del país.

 

El portavoz del Partido Arco Progresista, Manuel Cuesta Morúa, no cree que la actual política europea deba eliminarse, pero sí “modificarse”.

 

“No se debe condicionar el vínculo al mejoramiento de los derechos humanos. La UE tendría que ser más proactiva y abrir un diálogo con todos los sectores de la sociedad cubana, es decir con el Gobierno y con la comunidad democrática”, explica el opositor socialdemócrata.

 

A la pregunta de si el régimen de La Habana cumpliría con las supuestas cláusulas democráticas que impondría Bruselas, Cuesta Morúa responde: “Para nada”.

 

“El Gobierno no es serio con respecto a lo que firma”, asegura.

 

El director del proyecto Estado de SATS, Antonio Rodiles, considera que la Posición Común “está vigente, pero no funciona, porque nadie la cumple”.

 

“Debido a eso puede aparecer ese “acuerdo bilateral”. Se escribe una cosa en los papeles, pero la realidad es otra. Si se va a exigir una cláusula democrática, entonces el acuerdo será casi lo mismo que la Posición Común. Pero si no se incluye, todo se tirará al piso”, señala Rodiles.

 

En su opinión, “cualquier tipo de relación con el Gobierno cubano debería estar condicionada al pleno respeto de los derechos humanos”.

 

Las Damas de Blanco son más explícitas. “Estamos preocupadas, y así se lo dijimos a los miembros del Parlamento Europeo”, indica Berta Soler, líder del grupo.

 

“Les pedimos que mantengan la Posición Común. Con ella vigente, el Gobierno viola los derechos humanos con total impunidad. Imaginemos cómo será la cosa si disminuye el papel de la Unión Europea”, advierte la activista.

 

“Si eliminan la Posición Común no estarán haciendo otra cosa que dar luz verde a la represión”, coincide Jorge Luis García Pérez (Antúnez), líder del Frente Nacional de Resistencia Cívica Orlando Zapata Tamayo.

 

“Esto no es otra cosa que esa conspiración que hay contra la libertad de Cuba, que pretende eliminar la resistencia cubana, buscar un coqueteo con la dictadura y aliviar la presión contra La Habana”, por “mezquinos intereses”, considera.

 

Opina que esto se produce “en momentos en que la dictadura está en fase terminal” y “en franca retirada” ante la presión de la oposición interna y el exilio “unidos en un puño”.

 

Por su parte, el Movimiento Cristiano Liberación (MCL) sugiere a los gobiernos de la UE tener en cuenta “que ellos existen gracias a la democracia”.

 

“Es muy importante que antepongan a cualquier tipo de diálogo el respeto pleno de los derechos humanos” y exijan que en la Isla “se respeten plenamente los principios democráticos que disfrutan los países que conforman la UE”, dijo el médico Eduardo Cardet, miembro del Consejo Coordinador del MCL.

 

En la organización “siempre hemos considerado que en cualquier negociación para ayudar el pueblo de Cuba hay que contar con todas las partes, no solo con el Gobierno, ni tampoco solo con la oposición”, afirma.

 

 

Correo enviado a la presidenta electa Bachelet

El deber moral de la presidenta electa

 y de la Nueva Mayoría

Manuel Castro Rodríguez

10 de enero de 2014

 

Presidenta electa Bachelet, hoy se dio a conocer que el dictador Raúl Castro la invitó a la cumbre de la CELAC en La Habana.

 

Presidenta electa Bachelet, por favor, vea los vídeossobre la destrucción física y antropológica causada por el régimen militar cubano:

 

http://profesorcastro.jimdo.com/destruir-un-pa%C3%ADs/

 

Presidenta electa Bachelet, usted no puede pretender desconocer que su acción de viajar nuevamente a La Habana, sería un nuevo espaldarazo al régimen totalitario imperante en Cuba desde hace más de medio siglo.

 

Presidenta electa Bachelet, usted sabe queno he podido conocer a mi nieta mayor, porque los hermanos Castro no me permiten entrar a mi patria y a mi hijo no lo dejan salir, porque es médico. ¿Cuál es mi ‘delito’? Denunciar los crímenes de la peor tiranía que ha sufrido América. Como nos dice José Martí: “Ver en calma un crimen es cometerlo”. ¿O no?

 

Presidenta electa Bachelet, usted no puede pretender desconocerque al castrismo se le ha documentado más del doble de muertes que a Pinochet.

 

Presidenta electa Bachelet, usted sabe que existe una gran diferencia entre una dictadura como la de Pinochet y un régimen totalitario como el imperante en Cuba. Con todo lo criminal que fue el régimen militar chileno, fue una dictadura que pretendió acallar a los opositores y evitar sus expresiones públicas. Presidenta electa Bachelet, usted sabe que el totalitarismo no busca solo acallar sino también extirpar las formas de pensamiento opuestas, mediante el adoctrinamiento y la remodelación de las mentes, el famoso ‘lavado de cerebro’. La obsesión de los regimenes totalitarios –tanto los fascistas como los comunistas- es deshacer todas las barreras existentes entre la vida pública y la privada. No es simple coincidencia que se parezca tanto el saludo de los niños en el castrismo y en el nazismo: son regimenes totalitarios donde los infantes son adoctrinados desde las edades más tempranas. Mis hijos lo sufrieron y pronto lo sufrirá mi nieta.

 

Presidenta electa Bachelet, usted no puede pretender alegar que está desinformada sobre lo que sufre el pueblo cubano, porque desde hace seis meses he venido informándola sobre las graves y sistemáticas violaciones a los derechos humanos por parte de la gerontocracia estalinista cubana.

 

Presidenta electa Bachelet, usted sabe que Cuba es el único país occidental donde es ilegal ser opositor: marxistas, liberales, socialistas, trotskistas, democristianos y anarquistas han sufrido difamación, ostracismo, destierro, cárcel, tortura y asesinato. Como expresó el filósofo izquierdista argentino Oscar del Barco: “Los llamados revolucionarios se convirtieron en asesinos seriales, desde Lenin, Trotzky, Stalin y Mao, hasta Fidel Castro y Ernesto Guevara”.

 

Presidenta electa Bachelet, usted sabe que la ONG Archivo Cuba, www.CubaArchive.org, publicó una lista con más de 200 casos de muertes y desapariciones en Cuba, de ellos 166 documentados, durante los siete años de mandato que llevaRaúl Castro, entre 2006 y 2013. En la lista sobresalen 86 fallecimientos por denegación de asistencia médica en prisión, 46 suicidios de presos y 15 homicidios extrajudiciales. Afortunadamente, ya en Chile no ocurren hechos como estos. ¿Por qué en Cuba sí?

 

Presidenta electa Bachelet, usted sabe que desde enero de 2010 se han documentado19.223 casos de personas detenidas temporalmente o procesadas por motivos políticos.

 

Presidenta electa Bachelet, usted sabe que se comprobó que 179 disidentes fueron agredidos físicamente en 27 actos de agresión realizados en diciembre de 2013.

 

Presidenta electa Bachelet, usted sabe que se comprobó que 153 activistas pacíficos fueron víctimas de los llamados “actos de repudio” en 27 incidentes reportados en diciembre de 2013?

 

Presidenta electa Bachelet, usted sabe que este vídeo –es de mediados del año recién concluido-

 

http://www.youtube.com/watch?v=thqa6-qi0Hg

 

muestra una de las agresiones físicas sufridas por una pacífica mujer cubana, por parte de las brigadas paramilitares organizadas por orden de Fidel y Raúl Castro.

 

Presidenta electa Bachelet, ¿como usted se sintió cuando vio este vídeo? No le hizo recordar a los fascistas de hace ochenta años. Los hermanos Castro han dejado chiquitos a Mussolini.

 

Presidenta electa Bachelet, usted sabe que ya ni a cubanos que guardan silencio ante los crímenes del castrismo lo dejan entrar a Cuba, por ejemplo: el 15 de diciembre pasado a una académica cubana que viajó a La Habana para visitar a su madre, de 74 años y recién operada de cáncer de piel, le impidieron entrar a Cuba. “Le llevaba las medicinas que ella necesitaba, pero ni siquiera me permitieron entregar el paquete a mi familia, que me esperaba en el aeropuerto”, dijo la Dra. María Elena Cobas Cobiella, profesora de Derecho de la Universidad de Valencia, en España. La Dra. Cobas Cobiella expresó: “Me sacaron de la fila, me interrogaron tres oficiales y me montaron de nuevo en el avión, como si yo fuera una delincuente”.

 

Los militares cubanos no le dieron explicaciones. “Solo que el Gobierno no me dejaba entrar”, explicó la Dra. Cobas Cobiella. Esto ocurrió aunque en septiembre pasado el Consulado General de Cuba en Barcelona le expidió un nuevo pasaporte “habilitado” –un sello estampado en el pasaporte que le autoriza a entrar a su patria.

 

Conocí a la Dra. María Elena Cobas Cobiella cuando ella comenzó a impartir clases en la Facultad de Derecho de la Universidad de la Habana. Su hermana fue alumna mía. Ambas son excelentes personas, amantes de su progenitora. ¿Cómo piensa la presidenta electa Bachelet que se deben sentir las hermanas Cobas Cobiella?

 

Presidenta electa Bachelet, usted sabe quemurió el padre de Blanca Reyes –sí, la Dama de Blanco que le pedí reiteradamente a usted para que intercediera a fin de que Blanca pudiera despedirse de su padre-, sin que el régimen militar cubano la autorizara a entrar a su patria para verlo por última vez: “El Consulado General de Cuba en Madrid (España), negó a la representante de las Damas de Blanco en Europa, Blanca Reyes, el permiso de entrada a la isla que la disidente había solicitado el pasado 22 de julio para ver a su padre de 93 años, que se encuentra muy enfermo en la localidad cubana de Sancti Spíritus”.

 

¿Cómo piensa la presidenta electa Bachelet que se debe sentir Blanca Reyes? Elladeclaró:La reforma migratoria es una farsa. Yo no he matado a nadie, simplemente pertenezco a un grupo pacífico de mujeres”.

 

Presidenta electa Bachelet, usted sabe que sin la solidaridad internacional con el pueblo chileno, jamás Pinochet hubiese aceptadorealizar el plebiscito. El general golpista al menos reconoció su derrota en las primeras elecciones libres y democráticas realizadas en 1990. Presidenta electa Bachelet, ¿usted hubiese estado de acuerdo en que después de 17 años en el poder, Pinochet hubiese continuado gobernando introduciendo pequeñas reformas a su régimen?

 

Presidenta electa Bachelet, ¿por qué usted no se solidariza con los cubanos que tenemos que continuar siendo tiranizados por los hermanos Castro, que ya cumplieron 55 años en el poder y sin dar la menor muestra de que vayan a respetar los DDHH? Presidenta electa Bachelet, usted no puede negar que el último discurso de Raúl Castro -1 de enero- demuestra que va a incrementar la represión. El dictador cubano lanzó una advertencia sobrela permanente campaña de subversión político-ideológica concebida y dirigida desde los centros del poder global para recolonizar las mentes de los pueblos y anular sus aspiraciones de construir un mundo mejorintentos de introducir sutilmente plataformas de pensamiento neoliberal y de restauración del capitalismo neocolonialvender a los más jóvenes las supuestas ventajas de prescindir de ideologías y conciencia social… “inducir la ruptura entre la dirección histórica de la Revolución y las nuevas generacionespromover incertidumbre y pesimismo de cara al futurodesmantelar desde adentro el socialismo en Cuba”.

 

Presidenta electa Bachelet, usted sabe que la cruel dictadura de los hermanos Castro pasará a la historia junto a los Kim de Corea del Norte como los regímenes totalitarios más longevos que haya conocido la humanidad.

 

Presidenta electa Bachelet, usted sabe que Raúl Castro es un asesino serial. Y que se jacta de serlo: Raúl Castro le recordó a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños en enero de 2013: “Nuestras leyes permiten la pena de muerte, está suspendida, pero ahí está, de reserva”. 

 

Presidenta electa Bachelet, usted sabe que si Fidel y Raúl Castro no se hubiesen declarado de izquierda, hace rato que un tribunal internacional los hubiese condenado por los crímenes de lesa humanidad cometidos.

 

Presidenta electa Bachelet, usted tiene el deber moral de emitir un comunicado público donde le solicite a Raúl Castro que COMO MÍNIMO cumpla y haga cumplir los siguientes artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos:

 

Artículo 9: Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.

 

Artículo 13:   2.  Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso el propio, y a regresar a su país.

 

Artículo 19: Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

 

Artículo 20:    1.  Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.

 

Presidenta electa Bachelet, eso es lo menos que usted debe hacer si desea conservar la credibilidad de que usted es una demócrata. ¿O no?

 

Nueva Mayoría tiene el deber moral de emitir un comunicado público similar. ¿O para la Nueva Mayoría la Declaración Universal de Derechos Humanos es letra muerta?

 

Parlamentarios, ¿cómo ustedes piensan que se deben sentir los familiares de los cubanos asesinados –incluyendo niños- por el régimen militar cubano?

 

Parlamentarios, ¿cómo ustedes piensan que nos sentimos los cubanos separados de nuestros familiares por el régimen militar cubano?

 

 

Picaresca y arrebol

Raúl Rivero

10 de enero de 2014

 

LA CORRIENTE de acercamiento y zalamería de la Unión Europea con el régimen de Cuba pasó de los susurros, conversaciones, insinuaciones y citas discretas en Bruselas y otros puntos del continente, a una etapa superior. Frans Timmermans, el canciller holandés, acompañado por una delegación de empresarios de su país, fue a La Habana esta semana a proclamar ese cambio mediante la firma de un acuerdo para abrir un diálogo con el gobierno castrista.

 

Como los caminos de los políticos son también diversos y misteriosos, el ministro hizo el viaje para presidir la inauguración de una clínica para futbolistas gestionada allá por deportistas holandeses. Halló tiempo en su agenda de 48 horas para entrevistarse con su colega cubano, Bruno Rodríguez, y anunciar que es hora de que Europa revise su politica «para ver si podemos negociar una nueva posición respecto a la isla».

 

En 1996, la Unión Europea asumió una Posición Común que condiciona el progreso de las relaciones con La Habana a los avances democráticos y el respeto a los derechos humanos.

 

El movimiento para romper esa línea tiene defensores fervientes en muchas cancillerías europeas. El problema es que la visita de Timmermans y su entusiasmo por adoptar una nueva postura con el grupo de poder en Cuba se produce en el mismo momento en el que se anunció que, a lo largo de 2013, se produjeron 6424 detenciones arbitrarias por motivos políticos y que el nivel de violencia contra la oposición pacífica estuvo entre los más elevados de las últimas décadas.

 

El viajero europeo, que mostró durante su estancia una disposición invencible al diálogo, no recibió a ningún representante de los opositores perseguidos y agobiados por sus anfitriones. Berta Soler, representante de las Damas de Blanco, uno de los grupos que sufre mayor violencia y represión, solicitó una entrevista con el visitante en la sede de la embajada holandesa. El hecho de negarse a recibir y hablar con la oposición es una práctica ya establecida entre los políticos europeos que van a buscar espacios y oportunidades para los inversores y negociantes de sus países y se afanan en percibir transformaciones donde hay picaresca oficial, miseria y arrebol. Esa categoría de demócrata altera el poder de aquella expresión popular: no hay peor ciego que el no quiere ver. Porque sí, hay uno peor, el que no quiere ver y no le conviene oír.

Los miedos de Raúl Castro

Eugenio Yánez

9 de enero de 2014

 

Las nuevas generaciones de cubanos no creen en la épica de “la revolución”

 

Podrán poner una pionerita a leer el discurso que le prepararon para el primero de enero, pero eso no resuelve nada: todos saben que los jóvenes cubanos hace tiempo dejaron de creer en la épica de “la revolución”.

 

La legitimidad de la gerontocracia por haber llegado al poder tras una revolución victoriosa le sirvió con los que hoy constituyen grupos de la tercera edad en Cuba, pero no basta para motivar, mucho menos emocionar, al resto de la población.

 

Los más jóvenes cubanos, y otros no tan jóvenes, no tienen vínculo emotivo con los guerrilleros castristas, y los ven tan lejanos como los mambises, los que derrocaron la dictadura de Gerardo Machado, los combatientes de Girón y el Escambray, o los “internacionalistas” que pelearon en Angola y Etiopía.

 

Los cubanos con más de 50 años vivieron el engendro tropical llamado socialismo cubano, subsidiado por la Unión Soviética; la propaganda continua y embrutecedora; el “enfrentamiento” permanente con Estados Unidos; las latas de carne rusa o de col rellena; los incómodos ómnibus Girón; los abrigos “24 por segundo”; los manuales de marxismo; las trifulcas en reuniones sindicales para poder comprar un televisor en blanco y negro, una lavadora o un reloj; el trabajo “voluntario”; los interminables discursos de Fidel Castro; los “muñequitos” rusos en la televisión; la libreta de abastecimientos. En algunas épocas —no siempre— en tiendas del “mercado paralelo”, productos no racionados como salchichas, queso o hígado de pollo, a precio de oro. El asco de los mítines de repudio y las golpizas durante el éxodo masivo de El Mariel. Y represión y promesas incumplidas.

 

Las generaciones nacidas a partir de 1989 solamente han conocido el “período especial”, con “camellos” y bicicletas como medio de transporte, apagones continuos, ropa raída, zapatos con huecos en las suelas, viviendas derrumbándose, epidemias por alimentación deficiente, cocimientos de hierbas, “bistec” de cáscaras de toronja, y “medicina verde”. Y doble moneda, claria, jineteras, el “Maleconazo” y la crisis de los balseros. También el subsidio venezolano, el culto a Fidel Castro y Hugo Chávez, la “actualización del modelo”, el “cuentapropismo”. Y represión y promesas incumplidas.

 

Muchos padres de los que nacieron a partir de 1989 vivieron primero la locura de la “socialización” del país, la ofensiva revolucionaria y el fracaso de la zafra de los Diez Millones. Y sobre sus frustraciones y carencias propias vieron y ven las de sus hijos en un llamado período especial del que todavía no ha salido ni saldrá el país, porque una camarilla ambiciosa e inepta ha sometido a todo un pueblo a penurias extremas y situaciones de miseria para no ceder el poder ni buscar alternativas al “modelo” fracasado y decadente, basado en la represión y promesas incumplidas.

 

Inventarse ahora, como hace Raúl Castro para justificar su fracaso y ocultar sus miedos, una “permanente campaña de subversión político-ideológica concebida y dirigida desde los centros del poder global para recolonizar las mentes de los pueblos y anular sus aspiraciones de construir un mundo mejor”, además de patético, es ridículo.

 

¿Qué aspiraciones de construir un mundo mejor puede ofrecerle el régimen a los cubanos, después de 55 años de fracasos, represión y promesas incumplidas? ¿Las incoherencias, recetas absurdas y palabras huecas de los “lineamientos” del Partido Comunista, o quizás las “reflexiones” de Fidel Castro?

 

No hacen falta supuestos “empeños de diseminar ideas que niegan la vitalidad de los conceptos marxistas, leninistas y martianos”: la vitalidad de los conceptos marxistas y leninistas, después de la caída del Muro de Berlín, es tan falsa como la promesa de Raúl Castro del vaso de leche para los cubanos. Y los conceptos “martianos” en las políticas castristas nunca han ido más allá de algún discurso demagógico.

 

Pretender enfrentar imaginadas campañas enemigas “entre otros medios, con una creativa conceptualización teórica del socialismo posible en las condiciones de Cuba”, lo único que demuestra es que, tras medio siglo de abortada ingeniería social con los cubanos como conejillos de Indias, el régimen ni siquiera conjetura cuál sería ese “socialismo posible” en la Isla.

 

Por si fuera poco, aspirar a que ese enigmático ejercicio de adivinación, soplando la flauta como el burro para ver si suena música, sea la “única alternativa de igualdad y justicia para todos”, demuestra soberbia y torpeza, al pretender que la camarilla dirigente que ha arruinado al país por 55 años sea la única capaz de encontrar soluciones.

 

Cuando en el mundo contemporáneo los conceptos modernos de dirección enseñan la necesidad de convertir los problemas en oportunidades para el progreso y el avance, la claque dirigente cubana hace cada día precisamente lo contrario: convierte cada oportunidad en un problema que no sabe resolver, mientras niega a todos los demás cubanos la posibilidad de intentar solucionarlos.

 

Considera incapaces, ineptos o enemigos a todos los que no son parte de su pandilla. Y tiene miedo, mucho miedo, a que cualquier cubano demuestre la ignorancia, incapacidad y cobardía política de “los históricos”.

 

Porque ya los cubanos han demostrado en todo el mundo, durante más de medio siglo, todo lo que son capaces de esforzarse, lograr y prosperar como personas libres, sin depender o estar bajo la bota de “la revolución” o de esos “históricos” a los que ya a estas alturas solamente les queda capacidad de reprimir y hacer promesas que, como siempre, no serán cumplidas.

 

 

Obama, Raúl Castro y Sudáfrica

Carlos Alberto Montaner

14 de diciembre de 2013

 

El desaparecido apartheid y la dictadura de los Castro se han erigido sobre disparatadas teorías que conducen al atropello y el autoritarismo.

 

El diario Granma no reprodujo el discurso de Barack Obama en Sudáfrica. Era humillante para Raúl Castro. Tras el protocolar apretón de manos, Obama explicó que no se debía invocar en vano el nombre de Mandela. No era aceptable celebrar la vida y la obra del líder desaparecido y perseguir a quienes sostienen ideas diferentes a las oficiales. Eso se llama hipocresía.

 

Raúl, cuando leyó su discurso, sin proponérselo, le dio la razón a Obama. Sin ningún recato celebró la diversidad como si él presidiera la Confederación Helvética. Mientras hablaba, en Cuba se recrudecía la represión contra los demócratas a golpes, patadas y calabozos. El espectáculo encarnaba la idea platónica de la hipocresía.

 

Para entender a Cuba es razonable acercarse a Sudáfrica. Hay muchas similitudes entre el desaparecido apartheid y la dictadura de los Castro. Los dos sistemas se erigieron sobre disparatadas teorías que conducían al atropello y el autoritarismo.

 

El apartheid sudafricano se nutría de la vergonzosa tradición norteamericana de la segregación racial, edificada sobre  el sofisma de “dos sociedades iguales, pero separadas”, modelo originado en la pretendida superioridad de los blancos, forjado con la copiosa “legislación de Jim Crow” en la mano. Cuando el Partido Nacional de Sudáfrica, en 1948, hizo suya esa filosofía, y posteriormente fragmentó el país en bantustanes, echó las bases del horror.

 

La dictadura cubana, a su vez, se sustenta en las supersticiones del marxismo-leninismo. Los comunistas tienen el privilegio exclusivo de organizar la convivencia cubana. Lo dice, incluso, la Constitución. Los ampara la certeza de la superioridad “científica”. No puede haber otras voces, porque ellos, a través del Partido, son la vanguardia del proletariado, esa clase sobre la que se articula, no se sabe por qué, el devenir de la historia.

 

Aquella infame Sudáfrica, felizmente desaparecida, estaba básicamente dividida en dos castas raciales: de una parte los blancos, con todos los derechos y privilegios, y de la otra los negros y mestizos, súbditos de segunda categoría (ni siquiera eran ciudadanos).

 

Cuba está dividida en dos castas ideológicas: los comunistas y sus simpatizantes “revolucionarios”, dotados de todos los derechos, frente a los indiferentes y los opositores, calificados como gusanos o escoria, y tratados y maltratados con el mayor desprecio. Incluso, se les veda el acceso a los estudios universitarios porque se ha proclamado, insistentemente, que “la universidad es para los revolucionarios”.

 

Los defensores de la segregación racial y del apartheid sudafricano legislaron sobre los sentimientos de las personas. No se podía amar a una persona de otra raza. No se podía tener relaciones sexuales con ella. No era posible el matrimonio interracial. Ni siquiera las caricias y los besos.

 

Los defensores de la dictadura cubana decretaron que no se podía tener vínculos afectuosos con exiliados, presos políticos u opositores. Se rompieron los lazos entre padres e hijos, entre hermanos, entre amigos. A veces se quebraron las parejas. Los matrimonios con extranjeros no eran bien vistos. Se creó la extraña categoría del “desafecto”. La policía política vigilaba a las mujeres de los cabecillas comunistas, civiles y militares, para notificarles a los maridos cualquier adulterio. La revolución también era la dueña de la entrepierna de las mujeres.

 

Frente al horror del apartheid, numerosos países comenzaron a presionar para producir un cambio de régimen. Había que hacerlo. Era lo decente: acabar con esa viscosa bazofia y sustituirla pacíficamente por un sistema plural basado en el consenso, la democracia y la igualdad ante la ley. Para lograrlo se produjo un embargo económico auspiciado por la ONU.

 

Ante ese acoso internacional, el gobierno blanco de Pretoria puso el grito en el cielo e invocó sus leyes y su constitución peculiares. Decía ejercer su derecho soberano a la autodeterminación, pero no le hicieron caso. Por encima de esa vil coartada “nacionalista” estaba la decencia: no se podía maltratar impunemente a la población negra, como si estuviera compuesta por animales.

 

Estados Unidos, que vaciló, cobardemente, ante el embargo internacional contra Sudáfrica (finalmente se sumó), en el caso cubano es uno de los pocos países del planeta que presiona en el terreno económico con el objeto de cambiar un régimen totalitario e injusto por otro democrático, plural e incluyente.

 

Eso es lo coherente. Contribuir a que ese pueblo se libere, como sucedió en Sudáfrica. Supongo que, según Obama, esa es la mejor manera de honrar a Mandela.

 

 

Responsabilidad e inteligencia

Fernando Dámaso Fernández

22 de noviembre de 2013

 

En la historia de la humanidad, desde sus inicios conocidos, la lucha por el poder ha sido un fenómeno presente. Este quítate tú para ponerme yo, comenzando por el jefe de la tribu, tratando de mantenerlo, y alguien tratando de arrebatárselo, hasta nuestros días, pasando por el esclavismo, el feudalismo y llegando al capitalismo y al socialismo, se ha repetido hasta la saciedad. Existen, por lo tanto, como algo constante, quienes detentan el poder y quienes tratan de detentarlo, ambos a toda costa. Para lograr sus objetivos, tanto unos como otros, utilizan palabras, ideas, conceptos, categorías, proyectos, programas, tácticas y estrategias y, cuando es imprescindible, hasta la violencia, para agrupar a la mayoría de las fuerzas sociales a su alrededor, con el fin de fortalecer sus posiciones, y aplastar a los contrarios.

 

El caso de Cuba no es ninguna excepción. Viene desde el 10 de octubre de 1868 cuando, quien después sería considerado el Padre de la Patria, trató de concentrar en sus manos, tanto el poder militar (el grado de capitán general) como el civil (el cargo de presidente), algo que no fue aceptado por los constituyentes en Guáimaro, pero que, con el paso del tiempo, se ha materializado en diferentes épocas, sin excluir la actual. Hoy, un partido y sus dirigentes, con más de 54 años en el ejercicio del poder, tratan de mantenerlo y, una parte de la población, cansada de esta situación anómala, trata de desplazarlos.

 

El cambio, que irremediablemente ocurrirá tarde o temprano, puede producirse de forma pacífica o violenta, en dependencia de la actuación de los implicados, aunque los ciudadanos prefieran la primera variante. Sin embargo, para lograrla son indispensables altas dosis de responsabilidad y de inteligencia, para no llegar a situaciones extremas, que podrían dar al traste con ella. En un nuevo escenario político, donde en algunos sectores de la sociedad lentamente parece ir ocupando posiciones la intención de diálogo, aunque aún con mucho temor, algunas viejas consignas y reclamos, más del corazón que de la razón, han ido perdiendo su vigencia y, si son enarboladas por cualquiera de las partes, sólo servirían para enrarecer y complicar la solución de la crisis nacional.

 

Nadie es tan ingenuo para pretender una unidad que no existe, a pesar de la propaganda, ni siquiera en las filas del gobierno, donde se han dado múltiples casos del ejercicio de la denominada doble moral, aún por importantes personajes que, públicamente hacían gala de una posición y, en la intimidad, defendían otra.

 

Hoy, más que nunca, por la trascendencia del momento actual, en las filas opositoras hay que dejar de lado las incomprensiones, las rencillas personales y de grupos, los malos entendidos y hasta uno que otro agravio, y echar rodilla en tierra en la elaboración y defensa de una posición común, que debe ser lo suficientemente democrática para ser aceptada por todos, y lo suficientemente amplia y desprejuiciada, para ser aceptada también por el gobierno. Sólo así será posible encontrar una salida que satisfaga a la mayoría de los ciudadanos, y hasta a cualquier minoría, ya que nadie debe quedar excluido. Ahora las propuestas deben ser concretas y viables, dejando de lado la tan manipulada historia y, para ello, es necesario que las nuevas fuerzas que surgen a la palestra pública, aunque tengan visiones particulares de los caminos a seguir, antepongan los intereses nacionales a los particulares. A primer plano deben pasar la responsabilidad y la inteligencia, dejando de lado los dogmatismos, fanatismos y demás ismos, que tanto daño nos han hecho.

 

 

Fotografía política de la disidencia cubana

Nicolás Pérez

19 de noviembre de 2013

 

El disidente cubano es un ser especial, nació dentro de un sistema ideológico que le exige a su pueblo una obediencia ciega y es más duro que el guayacán. De niños los disidentes disfrazados de pioneros los hicieron repetir hasta el cansancio: “Seremos como el Che”. Crecieron en hogares donde en la puerta había un letrero que decía: “Fidel esta es tu casa”. Contemplaron, sin entender, como descolgaron sus padres de las paredes retratos de Cristo y los cambiaban por líderes revolucionarios. En su mundo, como en la novela de George Orwell 1984, antes de enseñarles a valerse por sí mismos los enseñaron a fingir. Me cuesta trabajo entender cómo se rebelaron contra un sistema que había modelado sus existencias con letras escritas con miedo y sangre. Y alzaron la voz, y disintieron, y establecieron una lucha en las calles de león suelto contra mono amarrado.

 

Para un exilio histórico con una formación diferente, solo un pequeño grupo los entiende. Hay pocos disidentes que no tengan, y he utilizado esta frase antes, “la mancha del plátano castrista”. Son una minoría los que no militaron y fueron usados por un sistema que era un apéndice de la Unión Soviética, como también pocos exiliados que luchamos por la libertad de la isla no pasamos por las horcas caudinas de ser un apéndice de la CIA y del gobierno de los Estados Unidos.

 

Desde sus inicios simpaticé con la disidencia, en última instancia porque las luchas por la libertad no deben detenerse jamás, y porque conocí a Sebastián Arcos Bergnes, uno de los hombres más íntegros que he conocido en mi vida, con el cual compartí largas conversaciones sobre la patria en los últimos momentos de su vida.

 

Después estuve años muy ligado a Vladimiro Roca, que según me cuentan, está muy enfermo.

 

No hay un solo disidente de los que visitan Miami que no admire y respete, con sus diferentes estrategias y una pluralidad que es la piedra angular de la democracia.

 

Los disidentes con que he tenido más contacto son con “El Coco’’ Fariñas, que por estrechos vínculos con personas que son mi propia familia me entrevisté varias veces, y escribí El Nuevo Herald un artículo sobre él porque tiene coherencia, sabe lo que quiere y a donde va. Tiene claro que no puede sentarse a conversar con el castrismo para otorgarle legitimidad si no están claras las reglas del juego.

 

Del grupo demócrata cristiano, conocí al laico católico Dagoberto Valdés, director de Convivencia, una revista católica pinareña poco obsecuente con el castrismo como es el caso del Cardenal. Dagoberto fue nombrado por Juan Pablo II miembro pleno del Consejo de Justicia y Paz de la Santa Sede, y es el único ingeniero agrónomo recogedor de yaguas en esa posición. Pero el disidente que más me emocionó fue Rafael León, delegado de JODCA, juventudes demócratas cristianas de América. Es inocente, poco político y dice lo que piensa sin medir consecuencias y sin tratar de conseguir el aplauso de su interlocutor. Fascinó a mi esposa “La China’’ y ella tiene buena vista.

 

Una de las personas que más admiro dentro de la disidencia es a Yoani Sánchez, que no es política sino periodista a secas y la más incisiva de los críticos del castrismo. Tengo cartas escritas a mano y fotos suyas, de su esposo Reinaldo Escobar y de Claudia Cadelo. La defendí desde el Herald cuando era una desconocida; por intuición, traté de contactarla en Miami para cruzar dos palabras. Desgraciadamente sus múltiples responsabilidades y compromisos lo impidieron.

 

Hace mucho tiempo tuve la satisfacción de conversar con Manuel Costa Morua, líder del Arco Progresista. No lo pierdan de vista, va a llegar lejos, es extremadamente inteligente y es más ideólogo que político. Tengo entendido por allegados en Miami que trabaja en una idea innovadora y original tratando de lograr unidad dentro de la disidencia y un nuevo camino hacia la libertad que está a punto de anunciar próximamente.

 

Me visitó en mi casa de Los Cayos porque mi vecino es como él y César Páez de Placetas, José Luis García Pérez, “Antúnez”. Por una razón u otra los voy conociendo a todos. Es un hombre de pocas palabras. No hay nada que más admire en esta vida que el valor personal y él es un bravo, está negado a ofrecerle al castrismo ni una sed de agua. Y me dio la impresión de que es un rebelde con causa y un tipo de ser humano, cualquier cosa, menos manipulable, ni por el gobierno de Cuba ni por organizaciones del exilio. Como dijo Calderón de la Barca: “Nada es verdad ni mentira, todo depende del color del cristal con que se mira”. Y aquí he ofrecido lo que veo a través de mi cristal.

 

Nicop32000@yahoo.com

 

 

 

Con doble moral se anda más tranquilo

Jorge Olivera Castillo

14 de noviembre de 2013

 

La reciente disposición del gobierno cubano que ilegaliza la venta de ropa y zapatos importados, así como las salas particulares de cine donde se exhiben filmes en 3D y brindan servicios de videojuegos, no causará protestas masivas ni nada que se le parezca.

 

Las 20 000 personas que se dedican a este negocio acatarán la medida, con refunfuños o en silencio, pero sin enfrentamientos que les compliquen la vida. Esa es la mentalidad que se impone por el miedo a las palizas, incautaciones o cárcel, según cómo se desafíe la orden que entrará en vigor  el 1 de enero de 2014.

 

El trabajo de la policía política y las demás entidades encargadas de la represión no es  igual que hace 20 años atrás, pero es obvio que todavía mantiene su eficacia.

 

Organizarse para dar un conato masivo en la vía pública como respuesta a lo que se avecina es impensable. La mayoría está convencida de que lo mejor es acatar la resolución y buscar alternativas.

 

“Yo voy a seguir vendiendo. El asunto es adaptarse a las circunstancias. Habrá que cuidarse más. Al principio mucho rigor, pero con el tiempo irá disminuyendo. Siempre ha sido así. No se dan cuenta de que las prohibiciones absurdas generan más descontrol”, expresó una joven que hace poco más de un año abrió una pequeña boutique con la ayuda de una hermana radicada en Francia.

 

“No estoy para buscarme problemas. ¿Qué voy a hacer? Aunque esté en contra, al final ellos se imponen. Imagínate, tienen el poder”, alegó Fernando, residente en el capitalino municipio Plaza, que montó una sala de video juegos hace poco más de 8 meses.

 

Aunque sobran las causas para protestar, al final el miedo se impone. Una revuelta popular para sacudirse el yugo de la dictadura no parece probable en Cuba. El régimen aborta cualquier intento en esa dirección. Por eso el cubano promedio prefiere refugiarse en el mercado negro o salir del país temporal o definitivamente.

 

Oponerse abiertamente al gobierno sigue siendo cosa de minorías. El destino de los presos políticos, las recurrentes palizas a las Damas de Blanco en la vía pública y los actos vandálicos contra los opositores más beligerantes, pasan inadvertidos entre una población que no disimula su miedo y opta por la doble moral.

 

La triste realidad obliga a ser escéptico o pesimista, cuando se habla del fin de este gobierno.

 

oliverajorge75@yahoo.com


 

Cuba en el circo de la ONU

Luis Cino

14 de noviembre de 2013

 

¿Se acuerdan de cuando en la pasada década la Libia de Gadaffi, presidió la Comisión de Derechos Humanos de la ONU?

 

Por contradicciones tan escandalosas como aquella, en el año 2006 pareció alentador el anuncio de que se crearía un nuevo organismo para reemplazar a la inefectiva y demasiado politizada Comisión.

 

Siete años después es sumamente frustrante comprobar que nada ha cambiado, de no ser para peor. China, Rusia, Cuba, Arabia Saudita y Vietnam acaban de ser elegidas, en una votación que fue directa, secreta y por bloques regionales, para integrar el Consejo de Derechos Humanos.

 

¿Se puede esperar algo positivo de un Consejo con tan ilustres integrantes?

 

Con el historial de los gobiernos de esos países en lo referente a los derechos humanos, parece un chiste de mal gusto su elección. Es como designar a una pandilla de pervertidos y violadores consuetudinarios para que velen por la virginidad de las pupilas de un colegio de señoritas.

 

Sin desdorar a los sinvergüenzas presentes, ¡que lástima que no estén también los ayatollahs iraníes y los regímenes de Siria y Corea del Norte!    

 

Cuba ocupará un escaño en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU a pesar de que arrecian la represión contra las Damas de Blanco, las golpizas y detenciones de opositores (hubo 909 solo el pasado mes de octubre), el hostigamiento a los periodistas independientes, los mítines de repudio y otras tropelías de las parapoliciales brigadas de respuesta rápida al más puro estilo fascista.

 

La votación de Ginebra, que será interpretada por el régimen cubano como otro triunfo de su diplomacia gamberra, estimulará su arrogancia y su soberbia. Los cubanos constataremos en carne propia el recrudecimiento de la represión. ¡Que se preparen a que los dejen morir los opositores presos en huelga de hambre!

 

Por aquello de que para abajo todos los santos ayudan, hoy que la dictadura va en picada, lo honesto y decente sería que el mundo ejerciera siquiera un poco de presión a favor de los que luchan por el cambio democrático en Cuba. Sólo eso. Pero en vez de no digamos sofocar al régimen, sino aunque sea pellizcarlo para forzarlo a ceder espacios, le hacen un guiño de complicidad y le insuflan aire al espantajo, para prolongar la agonía de sus víctimas.

 

Sucede que en el mundo de hoy no prima precisamente la decencia.

 

Hoy el Consejo, como antes la Comisión de Derechos Humanos, sigue siendo un club clientelar de amigotes y cómplices que alegre y desfachatadamente se reciprocan favores. Poco puede esperar el pueblo cubano de semejante circo.

 

luicino2012@gmail.com

 

 

Oposición en Cuba: llamarnos a capítulo

Antonio G. Rodiles

13 de noviembre de 2013

 

    La oposición debe concebirse como fuerza política y dejar de ser solo fuente de denuncia.

 

    El exilio debe trasmitirnos una visión de las sociedades contemporáneas.

 

    Nadie tiene hoy en Cuba la autoridad para ser nombrado portavoz del movimiento opositor. Ningún grupo posee el alcance para autoproclamarse actor esencial del cambio.

 

    Muchos de los actores de la transición están aún por aparecer.

 

El resultado de la reciente votación que elije a Cuba como miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU vuelve a poner en entredicho la credibilidad de esta institución, que ha incluido también en dicho Consejo a países como China y Rusia, denunciados constantemente por su irrespeto a los derechos fundamentales. China y Rusia son dos potencias internacionales que tienen que ser tomadas en cuenta en cualquier escenario internacional, por lo que, aunque cuestionable, su elección tiene cierta lógica. Cuba, por su parte, es una pequeña isla sin recursos y en bancarrota, pero su régimen ha trabajado intensamente en el campo de la diplomacia durante todos estos años, generando una red de influencia y aliados que responden solo a sus intereses, obviando cualquier ética elemental.

 

Tras 54 años de casi total aislamiento, la oposición cubana ha tenido la posibilidad de participar y denunciar en foros internacionales las violaciones sistemáticas de los DDHH en el interior de la isla, y la necesidad de solidaridad y apoyo internacional. Sin embargo, es importante aceptar que si bien nuestro mensaje se ha escuchado con más volumen y hemos alcanzado mayor protagonismo, aún no tenemos ni la fuerza ni la articulación para lograr un mayor impacto sobre actores y organismos internacionales y, así, ejercer más presión sobre el régimen totalitario.

 

La reelección de Cuba en el Consejo de DDHH resalta la urgente necesidad de articular una labor de diplomacia más efectiva en la arena internacional por parte de los grupos opositores cubanos que radican tanto dentro como fuera de la isla.

 

La oposición cubana debe comenzar a concebirse como fuerza política, lo que implica dejar de ser solo una fuente de denuncia. Este salto requiere un cambio drástico que nos obligue a analizar con profundidad y honestidad nuestras potencialidades y carencias.

 

Uno de los principales déficits es la falta de profesionalidad y de visión política, algo que debemos comenzar a remontar a pesar de vivir bajo la dictadura más larga y devastadora del hemisferio. Sin esta proyección será imposible alcanzar a amplios sectores de la sociedad que, aunque hartos de desmanes, se mantienen al margen, a la espera de escenarios más favorables que les permitan manifestar sus preferencias políticas e identificarse con algún grupo en específico.  

 

El papel del exilio debe ser muy activo por ser parte esencial de la nación. Ante todo, el exilio debe abrir sus sentidos para percibir objetivamente la realidad que vivimos dentro de la isla. Sin un diagnóstico claro y una visión que no esté anclada en la realidad de hoy, el resultado será fallido. La Cuba de 2013 no es ni siquiera la de tres años atrás.

 

Sostener que una explosión social nos llevará mágicamente a una democracia ha resultado contraproducente durante décadas, y restado protagonismo y apoyo a proyectos que sí podrían generar las dinámicas para un futuro democrático de la nación.

 

El exilio es fundamental para trasmitirnos una visión de las sociedades contemporáneas y alentar el crecimiento hacia una oposición moderna y dinámica. Si se estimula la autocomplacencia y el apoyo condicionado o manipulado de grupos específicos que responden a intereses o visiones sectarias, estamos entonces, en gran medida, repitiendo el mismo patrón anquilosado del régimen.

 

Generar falsas expectativas manejando cifras y escenarios nada convincentes puede resultar muy perjudicial no solo para la dinámica interna, sino para la credibilidad del movimiento opositor hacia el exterior.

 

Que alguien se autotitule portavoz de toda la oposición, o se promocione a cierto grupo como el más importante o activo, muestra inmadurez política y solo ayuda a generar fricciones y competencias estériles. Nadie tiene hoy en Cuba la autoridad, ni el alcance hacia la oposición, ni hacia la sociedad, para ser nombrado portavoz del movimiento opositor. Ningún grupo tiene hoy el alcance para autoproclamarse como actor esencial del cambio. Quien de tal señal, simplemente se equivoca o miente.

 

La sociedad cubana comienza a sacudirse de un régimen desastroso, pero nos encontramos en un momento aún emergente, lo que jamás significa débil. Muchos de los actores de la transición están por aparecer y será una gran sorpresa cuando algunos cubanos que actualmente están en la frontera o en la llamada “zona gris”, irrumpan en la escena política y jueguen papeles más trascendentes que muchos de los que hoy trabajamos desde la oposición.

 

La oposición debe pasar por un proceso de profesionalización, alcanzar un sentido más agudo de la política y contar con el capital humano capaz de competir y proyectarse con opciones de gobernabilidad distintas a las de un régimen que ha causado un desastre nacional, pero que cuenta con todos los medios y alcance para trasmutar a un capitalismo autoritario.

 

El debate sincero sobre temas fundamentales no espera más, debemos abrir un intercambio desde el civismo que estimule el crecimiento de las diversas ideas y visiones de la otra Cuba que deseamos construir. Resulta demasiado dañino el silencio en aras de una visión arcaica y encartonada de la unidad. Cualquier proceso de madurez democrática implica cuestionar capacidades políticas, legitimidades, efectividad en el pensamiento y el actuar, pues muchas de las estrategias mostradas como motores del cambio no son más que viejos anhelos, fantasías y fetichismos.

 

El reto hoy es que un nuevo pensamiento se apodere de la oposición cubana, un pensamiento nacido del presente siglo, dentro de un mundo de redes, con estructuras jerárquicas y dinámicas novedosas, donde la creatividad, el conocimiento y la información marcan pauta y dejen a un lado personalismos y epopeyas. Quienes no ven en sectores de la sociedad cubana como los profesionales, los artistas, los intelectuales y los activistas a los principales actores de los cambios, simplemente sueñan en los mismos códigos de una “revolución triunfante” con miles de ciudadanos dándoles la bienvenida a un nuevo Mesías.

 

Si deseamos resultados concretos, la lectura de la realidad debe ser lo más certera posible. Si no desarrollamos agudeza y efectividad en el campo de la política permaneceremos en la queja.

 

La democratización de Cuba dejará de ser una quimera cuando sistemáticamente le arranquemos espacios a un poder que se empeña en no concebirnos como actores políticos. 

 

 

La oposición necesita algo más que coraje

Jorge Olivera Castillo

23 de octubre de 2013

 

He escuchado más de una vez que la oposición no pasa de ser simbólica, “testimonial”, que no logrará convertirse en un referente político de peso a corto y mediano plazos.

 

Lo más significativo no son tanto las afirmaciones, como las personas (cubanos y extranjeros) que las han hecho, muchas de ellas a condición del anonimato y sin conocimiento del tema.

 

No ha sido fácil resistir en medio de tantas dificultades, e incluso avanzar agendas que parecían imposibles en circunstancias tan adversas. Sin embargo, a pesar de los muchos errores tácticos y estratégicos que ha cometido, de la represión gubernamental y del incesante flujo de líderes hacia el exilio, la oposición cubana cuenta con un moderado margen de credibilidad.

 

Decir que todo el esfuerzo de más de tres décadas ha sido un fracaso, sería una falsedad. Junto a los muchos descalabros, hay éxitos, que no habrán sido muchos, pero sí representativos de la entereza moral y la capacidad de resistencia de los grupos opositores.

 

Desafortunadamente, muchas de nuestras iniciativas dan fe del coraje y la determinación de los opositores, pero no han logrado sumar a nuestra lucha a una parte sustancial del pueblo. Ni siquiera se vislumbra la unidad entre los opositores. La egolatría de algunos y la persistencia en ejecutar planes irrealistas y demasiado ambiciosos, siguen dañando nuestra lucha.

 

El régimen, pese a su talante represivo, tiene reconocimiento en los foros internacionales. Las denuncias por las flagrantes violaciones de los derechos humanos, además de ser ignoradas por la gran prensa, no reciben atención de los gobiernos y  de estos foros.

 

Los cientos de arrestos arbitrarios que ocurren cada mes, el aumento de los presos políticos y las palizas en la vía pública contra los opositores  pacíficos, pasan ante los ojos del mundo sin consecuencias para la dictadura.

 

Para avanzar es importante que “profesionalicemos” nuestra lucha. Necesitamos humildad para reconocer nuestras carencias y potencialidades. Si no rectificamos nuestras tácticas no alcanzaremos la legitimidad a la que aspiramos.

 

Con las divisiones, las metas ambiciosas y los discursos que claman por medidas coercitivas externas, incluyendo las de carácter militar, la oposición aumenta el círculo vicioso.

 

Debemos mantener nuestros principios fundamentales, pero reajustar nuestras estrategias, buscar nuevos métodos más eficaces.

 

oliverajorge75@yahoo.com

 

 

Apatía y represión

Alejandro Armengol

20 de octubre de 2013

 

Cuando años atrás las cazuelas sonaron en Buenos Aires, en horas barrieron con el gobierno de Fernando de la Rúa. No sucedió lo mismo en la Venezuela de  Hugo Chávez, ni tampoco ahora en la de Nicolás Maduro, donde las protestas han indicado un grado de desacuerdo con el gobierno a veces creciente, pero no sin llegar al grado de una revuelta popular.

 

En La Habana, sin embargo, las marchas de las Damas de Blanco han logrado una amplia difusión en la prensa extranjera, pero también la incapacidad de la población de la isla para apoyar una queja y convertirla en un reclamo masivo.

 

A esta ciudadanía que aún  permanece en calma van dirigidos los actos de repudio, las contra manifestaciones, los golpes, los insultos y las obscenidades.

 

Varios factores conspiran para que en Cuba no ocurra un movimiento de protesta callejera amplio y espontáneo. El primero es que ya pasó. Al principio de la revolución, salieron las amas de casa a las calles de Cárdenas batiendo cacerolas y ollas y gritando: “Queremos comida”. Desde la capital de la entonces provincia de Matanzas el capitán Jorge Serguera envió a los tanques para que avanzaran sobre el pueblo. La intervención del fallecido ex presidente Osvaldo Dorticós impidió que se produjera una masacre. El llamado “Maleconazo” fue otro acto de protesta popular y masivo, pero destinado sobre todo a lograr la salida del país. Diversos actos esporádicos, más o menos con la participación de un sector de la población y en diversas provincias, han sido fundamentalmente por razones económicas, como la reciente protesta de cerca de 200 dueños de coches tirados por caballos en Santa Clara.

 

El segundo factor es que más allá de las simples turbas controladas, el régimen cuenta con tropas adiestradas y equipos de lucha contra disturbios —entre ellos vehículos antimotines—, listos para poner fin a cualquier manifestación popular. A ello se une la existencia de una fuerza paramilitar, que ha demostrado su rapidez y capacidad represora en otras ocasiones, y que de inmediato entraría en combate ante una amenaza seria de insurrección callejera.

 

Pero otro importante factor que demora o impide un movimiento espontáneo de protesta masiva es la apatía y desmoralización de la población. La inercia y la falta de esperanza de los habitantes del país. Su falta de fe en ser ellos quienes produzcan un cambio. El gobierno de los hermanos Castro ha matado —o al menos adormecido— el afán de protagonismo político, tan propio del cubano, en la mayor parte de los residentes de la isla.

 

El exilio como futuro —como alejamiento colectivo para ganar en individualidad— es un aliciente mayor que un enfrentamiento callejero. Más fácil se arriesga la vida en una balsa que en una calle. El desarraigo es preferible a la afirmación nacional limitada al concepto de patria, porque se llega al convencimiento —aunque sea intuitivamente— de que no hay nada en que afirmarse.

 

En primer lugar, la geografía como parte de la política. Puede que las cacerolas se oigan primero en el interior del país, pero deben escucharse en La Habana. La posibilidad de que el estallido popular ocurra primero extramuros obedece a factores económicos: la pobreza mayor en el campo que en la capital. Sin embargo, es un error hacer depender cualquier protesta de un empeoramiento absoluto del nivel de vida de la población. Más bien sería todo lo contrario.

 

Desde el punto de vista económico —y contrario a lo que podría pensarse inicialmente—, un agravamiento general de la situación económica no tiene que ser necesariamente el detonante. Son las diferencias sociales, que se intensifican a diario, las que más fácil prenden la mecha. Por lo tanto, a diferencia de que lo que ocurrió en Argentina, serían los estratos más desposeídos los iniciadores de la protesta. La gente no va a lanzarse a la calle pidiendo libertades políticas —ya ese momento pasó—, sino expresando sus frustraciones sociales y económicas.

 

En caso de producirse un movimiento de protestas populares, y de ser espontáneo, lo más probable es que no contaría con la participación mayoritaria de los miembros de la sociedad cubana más identificados con el rechazo al régimen, porque éstos son al mismo tiempo los que tienen más dólares, ya sea gracias a las remesas familiares, el comercio ilícito o los trabajos por cuenta propia.

 

Otro factor a tener muy en cuenta es la composición étnica. ¿Cuál es el segmento que en la actualidad sufre más privaciones en Cuba? No hay duda que la población negra constituye el caldo de cultivo para un estallido social. Sus miembros son quienes tienen menos posibilidades de recibir dólares del extranjero y también a los que discriminan de los  trabajos en hoteles, restaurantes y transporte de turistas. En igual sentido, carecen en su mayoría de viviendas con la capacidad suficiente para alquilar cuartos a extranjeros, ni poseen automóviles u otros recursos que les faciliten la adquisición directa de los dólares de los visitantes. Hay pocos negros dueños de paladares o propietarios de casas de huéspedes. Como una evidencia más del fracaso del régimen, han vuelto a ser relegados a las esferas tradicionales donde antes del primero de enero de 1959, el triunfo económico y social era un anhelo costoso y renuente. Para la población negra, el bienestar del dólar se limita a quienes se destacan en tres esferas muy competitivas: el deporte, la prostitución y el arte.

 

De producirse cacerolazos en Cuba, el régimen los reprimirá con firmeza. No hacerlo sería la negación de su esencia y su fin a corto plazo. Imposible no usar la violencia. En cualquier caso lleva las de perder. La habilidad de los hermanos Castro radica en evitar las situaciones de este tipo.

 

Fidel Castro logró sortear el “Maleconazo” de 1994 con una avalancha de balsas hacia la Florida. Esa salida está agotada. La represión en su forma más desnuda —arrestos y muertos— no conlleva necesariamente el inmediato fin de un régimen totalitario, pero en el peor de los casos lo tambalea frente a un precipicio.

 

Ningún dictador tiene a su alcance un manual que lo guíe, sino ejemplos aislados: los hay tanto de supervivencia—el caso de China—como de desplome —el de Rumania. El gobierno de Castro cuenta con una sagacidad a toda prueba, ¿pero por qué empeñarse en creer que es invencible?

 

 

Aprender a bailar o morir en la pista

Yusimí Rodríguez López

16 de octubre de 2013

 

‘Melaza’, del joven director Carlos Lechuga, nos muestra qué malabarismo nos sostiene en pie, y de paso también sostiene a la patria, la ‘revolución’ y el ‘socialismo’.

 

La melaza, llamada también miel de caña, es un producto líquido y espeso derivado de la caña de azúcar. Melaza es además el título de la opera prima del joven director cubano Carlos Lechuga, un filme exhibido durante el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de 2012, y que casi un año después regresa a las salas del país. Con las credenciales de haber ganado varios premios, la cinta fue presentada el jueves 3 de octubre en la Sala 1 del Multicine Infanta.

 

Melaza es también el nombre de un central azucarero “temporalmente” cerrado, y del pueblo construido su alrededor. Allí transcurre la vida de Mónica (Yuliet Cruz) y Aldo (Armando Miguel Gómez) junto a la madre inválida de ella y la hija, de ella también.

 

El filme arranca con imágenes contundentes, que parecen demostrar aquello de que “una imagen vale más que mil palabras”: la prensa nacional arrojada desde una avioneta, el central abandonado, la pareja protagónica haciendo el amor en el central, sobre un colchón que guardan allí para ese menester.

 

Puede parecer terrible —puede incluso traer a la mente el documental De-Moler, que también mostraba el efecto del cierre de un central azucarero sobre los habitantes del batey— y resulta demoledor.

 

Pero la melaza es un producto dulce, parecido en su aspecto a la miel. Así, como se parece la melaza a la miel, la vida del pueblo tras el cierre del central se parece, o lucha por parecerse, a lo que era antes. El cierre no impide a Mónica levantarse cada mañana, ataviarse con su uniforme de trabajo y atravesar el trillo del cañaveral con sus zapatos de tacón para llegar al central, abrirlo, marcar su hora de entrada, comprobar el funcionamiento de las máquinas para reportarlo, e incluso mantener actualizado el mural con las efemérides.

 

Así, el hecho de que no haya agua en la piscina de la escuela donde Aldo es maestro, no le impide dar clases de natación a sus alumnos de primaria. Que no se vislumbre ninguna guerra en el panorama tampoco impide que los alumnos reciban su preparación militar. Que no haya restaurantes en el pueblo, o que la familia no pueda costearlos si los hay, no les impide comer fuera. La familia coge un mantel, pozuelos plásticos, cubiertos, y hacen un picnic en un descampado.

 

La imagen es casi idílica, alguien dentro del cine ya estaba diciendo que la familia por lo menos hacía picnics, cuando suena un reloj despertador en la escena, y demuestra que la vista engaña. “Ya podemos volver”, dice Mónica. Entonces el espectador descubre que la familia come fuera porque alquila la casa por horas a parejas que van tener sexo. El denominador común de esas parejas es una amiga de Mónica que no alcanza la categoría de jinetera porque allí no hay extranjeros, así es que solo se puede describir como “la putica del pueblo”.

 

Cuando Mónica anuncia que su amiga regresará la semana siguiente para alquilarse con otro hombre, Aldo se alegra. No hay nada irónico en esa alegría; no es un chiste del director. Es parte de nuestra vida cotidiana. Los cubanos hemos ido despojándonos de prejuicios y moralismos hipócritas, sobre todo a fuerza de necesidad. Y puede parecer precaria la existencia de estos personajes pero no: esta es la parte donde la vida les sonríe y son felices. Tienen sus empleos útiles a la sociedad, por los que reciben un salario, tienen esa otra fuente de ingresos, útil para ellos y su familia, y hacen el amor, cuando toca, sobre el colchón que guardan en el central, porque en la casa no disfrutan de la privacidad necesaria. Eso puede ser una vida feliz. Lo duro comienza cuando la policía descubre que están alquilando de forma ilegal, sin tener licencia, y les pone una multa que ni con sus dos salarios juntos, cohibiéndose de comer, pueden pagar. El plazo para pagarla es un mes.

 

Medios hay para reunir el dinero: impartir clases de inglés particulares a los mismos alumnos de la escuela, vender buñuelos en el pueblo. Actividades para las que tampoco tienen licencia, que podrían costarles otra multa, aunque en realidad no son delitos. Delito es lo que están dispuestos a cometer cuando nada más da resultado.

 

Pero no es para reírse. No hay nada risible en esta historia, si acaso, la sonrisa amarga que no podemos evitar al mirarnos en un espejo: esa persona jodida, desconcertada, exprimida, somos nosotros. El hecho de que Melaza transcurra fuera de La Habana no nos aleja a muchos de ella un solo centímetro. En la capital también se vive buscando la forma de delinquir, aunque delinquir es una palabra desagradable que lastima el oído. La palabra delito ha ido perdiendo terreno en nuestro vocabulario. En la mayoría de los casos no se habla de delito sino de “lucha”, de “búsqueda”, de “vivir y dejar vivir”.

 

Cada vez que nuestras autoridades anuncian una nueva ola de lucha contra las ilegalidades, la gente tiembla. Todos. Cualquiera que tenga un niño demasiado grande para recibir leche por la libreta de abastecimiento, pero demasiado chiquito para comprender que ya no le toca leche por la libreta, tiene que recurrir a la bolsa negra. Por cara que se consiga ahí la leche, siempre será más barato que comprarla en CUCs. Cualquiera prefiere pagar veinte o incluso veinticinco pesos por una libra de aceite en la bolsa negra, que un CUC con diez centavos en la tienda. La diferencia no parece muy grande, excepto si lo que quieres comprar es media libra, o un cuarto de libra. Una de las ventajas de la bolsa negra es que puedes comprar hasta donde te alcance el dinero.

 

La bolsa negra nos es tan necesaria como las jabitas de nylon (que también hemos comprado en la bolsa negra cuando el Estado no tiene). Cualquiera que quiera comer carne de res, y no pueda pagarla en CUCs, trata de conseguirla en la bolsa negra, y sabe que depende de que se cometa un delito, que alguien sacrifique una vaca ilegalmente, o se robe la carne de un frigorífico.

 

Nosotros, la patria, la revolución, el socialismo

 

Siete años atrás, escribí un cuento que me valió un premio y la baja de mi centro laboral por pérdida de la idoneidad. Uno de mis personajes vendía recogedores por la calle; en un solar, tuvo que apurar a un cliente para que le pagara. El cliente le gritó “hubieras estudiado para que no tuvieras que estar vendiendo recogedores”. Mi personaje era graduado de periodismo.

 

Esta historia es real. Nuestra realidad es más contradictoria que cualquier ficción. Muchos directores de cine recurren a esa realidad para contar sus ficciones. Lechuga se las arregla para que la suya no termine siendo una caricatura grotesca y poco creíble de nuestra realidad. Lo logra con un guión certero, imágenes eficaces, que no requieren de chistes baratos. Pero lo logra también gracias a las interpretaciones de Yuliet Cruz y Armando Miguel, absolutamente sinceras, desprovistas de estereotipos. Solo así es posible que el espectador se conecte con el drama que sucede en pantalla.

 

La banda sonora de las vicisitudes de esta pareja es una voz que, desde un camión y a través de un altoparlante, convoca a los pobladores “azucareros todos” (aunque el central ya amenaza con no volver a abrir) a un acto para, ante las nuevas medidas anunciadas por el imperialismo, “defender cómo vivimos aquí”.

 

La película avanza y ante ese retrato, no exento de belleza, pero crudo, de nuestra realidad, es casi inevitable preguntarse qué malabarismo sostiene lo que a cada segundo demuestra ser insostenible.

 

Para un grupo de espectadores podrá resultar desalentador que nuestros “héroes” se revuelquen en la mierda. Si al principio no estaban “en nada”, como intenta decirle Aldo al policía, terminan por estar en todo y dispuestos a todo. Pero hay momentos en que el moralismo es un estorbo y la película nos muestra uno.  Mónica lo deja claro: “Aquí o aprendes a bailar, o te mueres en la pista”. Y si algo supone que los cubanos llevamos en la sangre es música, que sabemos bailar o aprendemos rápido. Si en algún lugar no debemos morir es en la pista.

 

La solución para Mónica y Aldo se veía venir. Pero lo importante no es la solución sino como se llega a ella, como se asume. Y como se vive después. Cuando su familia tiene el agua justo debajo de la nariz, y no es agua imaginaria como la de la piscina de la escuela, y usted no puede sacarla a flote, y la solución de su mujer es dejarse meter mano por un tipo…; perdón, exigirle al tipo casi a punta de pistola que le meta mano, usted puede, como el macho que es, mandarla al carajo, recoger sus cosas y largarse. O puede tragar en seco, lavarle la espalda a su mujer y tratar de pasar la página.

 

La película no podía terminar sin el acto de reafirmación revolucionaria, para defender “cómo vivimos aquí”. Los protagonistas lo miran a distancia, sin entender mucho aquello. Es difícil entenderlo después de lo que acaban de pasar. Pero, poco a poco, se integran, y cuando la gente empieza a saltar, les toma su tiempo, aún están confundidos como quien se recupera de un nocáut, pero saltan y se dejan contagiar por eso que se parece a la alegría, más o menos como la melaza se parece a la miel, aunque es más espesa y oscura, casi negra. Hasta la putica del pueblo salta.

 

Ese fue el momento del filme que me hizo reír. Ahí está la respuesta la pregunta: ¿Qué malabarismo sostiene lo que a cada segundo demuestra ser insostenible? Nosotros lo sostenemos. Nosotros somos los malabaristas. Terminamos perdiendo los escrúpulos en aras de mantenernos al borde de la supervivencia, de salvar no la patria, “la revolución” y “el socialismo”, como era consigna en los noventa, sino a nosotros mismos y a quienes nos duelen. Pero cuando vemos que, al menos por algún tiempo, podremos respirar, saltamos y bailamos al ritmo de la música que nos toquen. Y de paso, mantenemos a flote también (las palabras) patria, revolución y socialismo.

No pasa nada

Félix Luis Viera

25 de septiembre de 2013

 

¿Cuántos muertos se necesitan para que pase algo?, ¿100 mil, 2 mil, 20 mil? ¿Será? ¿Ocurrirá algo cuando los muertos alcancen estas cifras?

 

Les dan la vuelta al mundo las agresiones físicas y morales contra mujeres indefensas en Cuba, las cuales tienen como único delito haber expresado su desacuerdo con el régimen dictatorial, y no pasa nada; encarcelan a un escritor opositor bajo cargos indemostrables de que ha cometido un delito común, y no pasa nada; mueren disidentes —injustamente encarcelados (injustamente porque replicar no debiera ser un delito)— en huelga de hambre, y no pasa nada; censuran a un músico porque pida lo que en cualquier país del mundo es un derecho elemental, y no pasa nada; capturan en Panamá un barco coreano cargado con armas cubanas de contrabando, y no pasa nada; circulan en el extranjero los detalles de la hambruna y el terror que viven los cubanos en la Isla, así como las condiciones infrahumanas que padecen en las mazmorras los presos políticos del régimen, y no pasa nada.

 

En esta propia publicación y en otras, destacados y honestos analistas demuestran, con lujo de detalles y de manera irrevocable la perversión del castrismo, denuncian los crímenes de uno y otro tipo que en la Isla está cometiendo la dictadura, y no pasa nada.

 

No pasa nada. No pasará nada. La cuadrilla de “cibercastristas” que escriben desde Cuba —que se han transado por algo tan codiciado en la Isla como pueden ser una computadora y el acceso a internet— mienten sin desmentir y se acuestan con el estomago un poco menos vacío que el ciudadano de a pie. Los otros cibercastristas, en el extranjero, quienes gozan de la democracia que les permite expresarse aun a favor de las causas más inhumanas, alegan razones fútiles para que se eternice la dictadura. En la ciudad de México, soy testigo, algunos intelectuales cubanos emigrados, al parecer agotados, antes que callarse y ver en silencio la sangre correr, como otros de por ahí, de pronto se declaran “bolivarianos” y colaboran con la embajada de Fidel Castro. Los gobiernos elegidos democráticamente en América Latina, envían sus representaciones a Cuba para que hagan negocios, “fortalezcan los lazos de amistad entre ambos pueblos” y de paso den el visto bueno a la miseria y el terror establecidos por el castrismo (unos, dicen los que saben, por aquello de la “política real”, otros, por temor a que se les revire la izquierda cochambrosa que medra en sus países —lo cual viene siendo lo mismo). Suelen afirmar estos gobiernos, cinismo de por medio, que el problema de los cubanos deben resolverlo los cubanos; sin dar la fórmula para que un pueblo en semejantes condiciones pueda resolver su problema.

 

En los países de Europa, los montoneros pagados por las embajadas castristas o encantados por el exotismo del comunismo tropical, destrozan los mítines de ciudadanos nacionales o cubanos que allí residan, que intenten dar a la luz los ultrajes de la tiranía existente en Cuba.

 

¿Cuántos muertos se necesitan para que pase algo?, ¿100 mil, 2 mil, 20 mil? ¿Será? ¿Ocurrirá algo cuando los muertos alcancen estas cifras?

 

No habrá tal cantidad de muertos. El castrismo lo sabe y juega con eso: nadie en su sano juicio desea que la solución a la tragedia cubana pase por una matanza semejante. Nadie en su sano juicio apuesta a una guerra civil en la Isla. La tiranía lo sabe y decide por un hacer “guerrillero” sofocando los brotes de los más valientes y las más valientes que se atreven a protestar; lo sabe y así cada día sofistica más sus medios de información, los únicos existentes en la Isla, a la par que bloquea con mayor eficacia las informaciones procedentes del extranjero que intenten infiltrarse. Eso no falla.

 

De modo que ¿la intensificación de la miseria podría provocar un estallido social? No. No habrá un estallido social donde no es posible una reacción en cadena, donde las personas que viven en Camagüey no se enteren de que en Matanzas protestaron en la vía pública 14 desesperados. Eso no falla.

 

Asimismo, no puede haber un estallido social donde las fuerzas del gobierno posean el arma más poderosa para tener bajo control a la población: el chantaje. ¿O alguien que no se halle por encima del promedio no tiembla cuando le levantan un acta de advertencia?, ¿o cuando lo amenazan con que podría perder la única posibilidad de empleo en una empresa turística, lo que representaría la vía exclusiva para que su familia pueda comer un poquito mejor?, ¿o cuando le pasan la sospecha de que, de continuar con sus querellas, tal vez su hijo no pueda “clasificar” para la carrera universitaria que constituye su sueño, su razón de ser en la vida? Vale aclarar: las autoridades que así chantajean y se hallan más cercanas a la población, son igualmente chantajeadas por sus niveles inmediatos superiores, que a su vez son chantajeados por sus superiores y así y así hasta la cima. O sea, no hay escape. Esta arma, ya lo sabemos desde los tiempos de la URSS, es infalible.

 

Así las cosas, ¿debemos seguir aquí y allá denunciando la situación existente en Cuba? Sí. Pero solo para mantener el termómetro en la misma temperatura. Solo para eso. Es lo único y lo más que podemos hacer.

 

¿Las dictaduras son eternas? No. La que rige en Cuba, como todas, también tendrá su fin. Pero solamente cuando ellos, los que detentan el poder, así lo decidan; cuando deleguen en uno de ellos mismos para que la termine o cuando uno de ellos, con vergüenza suficiente, decida que ya fue demasiado y se lance con otros a llevar a la Isla por el camino de la democracia, y de la lógica humana.

 

Es decir, el estalinismo cubano, como los demás que un día fueron, únicamente se podrá terminar desde arriba. Desde abajo, y desde fuera, lo más que podemos hacer, y es correcto, será empujarlo. Sin notables resultados. Pero sí, seguir empujándolo para que el decoro aflore en donde y en quienes debe aflorar.

¿Un putinismo castrista?

Mary Anastasia O'grady

23 de septiembre de 2013

 

La columna de opinión que Vladimir Putin escribió para The New York Times no tuvo una gran acogida entre los estadounidenses. El presidente ruso, sin embargo, tiene admiradores en otros países. Se dice, por ejemplo, que algunos miembros de las fuerzas armadas cubanas estarían estudiando el “putinismo”. Los posibles inversionistas extranjeros deberían tomar nota.

 

Desde el triunfo de la revolución gloriosa de Fidel Castro en 1959, Cuba ha necesitado un benefactor. La Unión Soviética cumplió ese papel hasta su colapso, a inicios de los 90. Cuba recibió otro salvavidas tras la elección de Hugo Chávez como presidente de Venezuela en 1998, quien comenzó a proveer a la isla con petróleo barato como política de Estado.

 

Incluso así, las vidas de los cubanos están llenas de privaciones. Además, los problemas fiscales de Venezuela van en aumento, lo que pone en riesgo los subsidios petroleros.

 

La pobreza revolucionaria no es nada nuevo. Pero los mandamases del régimen en La Habana temen que Raúl Castro enfrente serios disturbios sociales tras el fallecimiento de su hermano Fidel, que tiene 87 años y una salud frágil. Su reto es encontrar formas de alimentar a la isla sin ceder el poder, lo que podría ser fatal para algunos de ellos.

 

El modelo de Putin ofrece una salida. Permite realizar elecciones nominales en las que la oposición obtiene algunos escaños en el Parlamento. En el frente económico, Putin ha creado un cuadro leal de oligarcas que hacen negocios con los extranjeros.

 

El exoperador de la KGB puede decir que Rusia ya no es moldeada por la ideología comunista. Sin embargo, tras bambalinas, el putinismo combina el control político autoritario y el capitalismo de amigos para conseguir un férreo dominio del poder.

 

En un ensayo escrito en Rusia y publicado en abril de 2012, el economista Deepak Lal describió esta mezcla de ganancias para los políticamente correctos y represión para el resto. El artículo, publicado en el diario indio Business Standard explicó que “la acumulación tradicional de ganancias ha sido criminalizada”. Lal aludió al trabajo del abogado ruso Vladimir Radchenko y escribió que “hay tres millones de pequeños y medianos empresarios en la cárcel por crímenes económicos”.

 

Putin estaría, según algunos, planeando formar su propia guardia nacional, escribió Lal. El Servicio Federal de Seguridad está más interesado en gestionar empresas que en perseguir a los disidentes y los rufianes contratados para hacer esa labor son poco confiables. Lal también describe brevemente la renovada alianza entre el Estado y la Iglesia Ortodoxa.

 

La visita este mes a las oficinas de The Wall Street Journal en Nueva York de Jorge Luis García Pérez Antúnez, un ex prisionero político cubano, me recordó los paralelos entre la Rusia de Putin y las promesas castristas. Este afro-cubano de 48 años, que pasó 17 años en las cárceles del régimen, cataloga las supuestas reformas económicas y políticas como un “fraude”.

 

Antúnez caracteriza la oposición al régimen como generalizada y creciente. No es más visible, asegura, debido a que la “cultura del miedo”, sigue siendo intensa. Los informes independientes desde la isla indican que las detenciones y los asaltos violentos contra los grupos opositores han ido en aumento.

 

Cuba, al igual que Rusia, ya no puede depender de las fuerzas armadas para controlar a los detractores del gobierno. Están ocupados administrando lucrativos negocios de turismo, ventas minoristas, fabricación de cigarros y viajes aéreos. Los Castro también parecen tener una relación “a lo Putin” con la Iglesia. El papa Benedicto se reunió con los Castro durante su visita de 2012, mientras que los disidentes que pedían una audiencia con el pontífice eran enviados a la cárcel.

 

Antúnez dice que permitir que los cubanos gestionen microempresas no está reduciendo la pobreza. Tal vez la razón sea que cuando los emprendedores han sido exitosos durante períodos anteriores de liberalización, el régimen los ha acusado del crimen de enriquecimiento ilícito.

 

Los inversionistas extranjeros a veces no parecen correr mejor suerte. En una carta enviada a la revista Economist fechada el 13 de agosto, el empresario británico Stephen Purvis, un exsocio de negocios del régimen, describió las circunstancias en torno a su encarcelamiento en Cuba durante 15 meses, entre 2011 y 2012.

 

Purvis dice que fue “acusado de muchas cosas, comenzando con la revelación de secretos de Estado”, pero, al final de cuentas, fue sentenciado por “violaciones de las regulaciones financieras”, a pesar de que el banco central cubano “había aprobado específicamente las transacciones en cuestión durante 12 años”.

 

Estuvo en prisión con “un puñado” de otros hombres de negocios extranjeros y sostiene que “hay muchos más en el sistema de lo que se cree”. A unos pocos se les acusa de corrupción, escribió, pero muchos afrontan cargos de “sabotaje, perjuicio a la economía, evasión de impuestos y actividad económica ilegal”.

 

A los que no vio en la cárcel fueron a los empresarios de Brasil, Venezuela y China en la isla. “¿Por qué está en prisión el representante de Ericsson por exactamente las mismas actividades que su competidor chino, que no lo está?”, preguntó. Los extranjeros que hacen negocios en Rusia han descrito reglas de juego similarmente arriesgadas.

 

En mayo, el disidente cubano Guillermo Fariñas, quien dice tener contacto con una serie de militares cubanos que fueron compañeros de colegio, le indicó al Miami Herald que están estudiando el “putinismo” para prepararse para una transición. “No quieren correr la misma suerte que los seguidores de Gadafi”, aseveró.

 

El modelo de Putin puede ser la forma de evitar esa suerte. Pero dista mucho de ser un plan para liberar a Cuba.

 

Escribir a O'Grady@wsj.com

Seleccione idioma

José Martí: El que se conforma con una situación de villanía, es su cómplice”.

Mi Bandera 

Al volver de distante ribera,

con el alma enlutada y sombría,

afanoso busqué mi bandera

¡y otra he visto además de la mía!

 

¿Dónde está mi bandera cubana,

la bandera más bella que existe?

¡Desde el buque la vi esta mañana,

y no he visto una cosa más triste..!

 

Con la fe de las almas ausentes,

hoy sostengo con honda energía,

que no deben flotar dos banderas

donde basta con una: ¡La mía!

 

En los campos que hoy son un osario

vio a los bravos batiéndose juntos,

y ella ha sido el honroso sudario

de los pobres guerreros difuntos.

 

Orgullosa lució en la pelea,

sin pueril y romántico alarde;

¡al cubano que en ella no crea

se le debe azotar por cobarde!

 

En el fondo de obscuras prisiones

no escuchó ni la queja más leve,

y sus huellas en otras regiones

son letreros de luz en la nieve...

 

¿No la veis? Mi bandera es aquella

que no ha sido jamás mercenaria,

y en la cual resplandece una estrella,

con más luz cuando más solitaria.

 

Del destierro en el alma la traje

entre tantos recuerdos dispersos,

y he sabido rendirle homenaje

al hacerla flotar en mis versos.

 

Aunque lánguida y triste tremola,

mi ambición es que el sol, con su lumbre,

la ilumine a ella sola, ¡a ella sola!

en el llano, en el mar y en la cumbre.

 

Si desecha en menudos pedazos

llega a ser mi bandera algún día...

¡nuestros muertos alzando los brazos

la sabrán defender todavía!...

 

Bonifacio Byrne (1861-1936)

Poeta cubano, nacido y fallecido en la ciudad de Matanzas, provincia de igual nombre, autor de Mi Bandera

José Martí Pérez:

Con todos, y para el bien de todos

José Martí en Tampa
José Martí en Tampa

Es criminal quien sonríe al crimen; quien lo ve y no lo ataca; quien se sienta a la mesa de los que se codean con él o le sacan el sombrero interesado; quienes reciben de él el permiso de vivir.

Escudo de Cuba

Cuando salí de Cuba

Luis Aguilé


Nunca podré morirme,
mi corazón no lo tengo aquí.
Alguien me está esperando,
me está aguardando que vuelva aquí.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

Late y sigue latiendo
porque la tierra vida le da,
pero llegará un día
en que mi mano te alcanzará.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

Una triste tormenta
te está azotando sin descansar
pero el sol de tus hijos
pronto la calma te hará alcanzar.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

La sociedad cerrada que impuso el castrismo se resquebraja ante continuas innovaciones de las comunicaciones digitales, que permiten a activistas cubanos socializar la información a escala local e internacional.


 

Por si acaso no regreso

Celia Cruz


Por si acaso no regreso,

yo me llevo tu bandera;

lamentando que mis ojos,

liberada no te vieran.

 

Porque tuve que marcharme,

todos pueden comprender;

Yo pensé que en cualquer momento

a tu suelo iba a volver.

 

Pero el tiempo va pasando,

y tu sol sigue llorando.

Las cadenas siguen atando,

pero yo sigo esperando,

y al cielo rezando.

 

Y siempre me sentí dichosa,

de haber nacido entre tus brazos.

Y anunque ya no esté,

de mi corazón te dejo un pedazo-

por si acaso,

por si acaso no regreso.

 

Pronto llegará el momento

que se borre el sufrimiento;

guardaremos los rencores - Dios mío,

y compartiremos todos,

un mismo sentimiento.

 

Aunque el tiempo haya pasado,

con orgullo y dignidad,

tu nombre lo he llevado;

a todo mundo entero,

le he contado tu verdad.

 

Pero, tierra ya no sufras,

corazón no te quebrantes;

no hay mal que dure cien años,

ni mi cuerpo que aguante.

 

Y nunca quize abandonarte,

te llevaba en cada paso;

y quedará mi amor,

para siempre como flor de un regazo -

por si acaso,

por si acaso no regreso.

 

Si acaso no regreso,

me matará el dolor;

Y si no vuelvo a mi tierra,

me muero de dolor.

 

Si acaso no regreso

me matará el dolor;

A esa tierra yo la adoro,

con todo el corazón.

 

Si acaso no regreso,

me matará el dolor;

Tierra mía, tierra linda,

te quiero con amor.

 

Si acaso no regreso

me matará el dolor;

Tanto tiempo sin verla,

me duele el corazón.

 

Si acaso no regreso,

cuando me muera,

que en mi tumba pongan mi bandera.

 

Si acaso no regreso,

y que me entierren con la música,

de mi tierra querida.

 

Si acaso no regreso,

si no regreso recuerden,

que la quise con mi vida.

 

Si acaso no regreso,

ay, me muero de dolor;

me estoy muriendo ya.

 

Me matará el dolor;

me matará el dolor.

Me matará el dolor.

 

Ay, ya me está matando ese dolor,

me matará el dolor.

Siempre te quise y te querré;

me matará el dolor.

Me matará el dolor, me matará el dolor.

me matará el dolor.

 

Si no regreso a esa tierra,

me duele el corazón

De las entrañas desgarradas levantemos un amor inextinguible por la patria sin la que ningún hombre vive feliz, ni el bueno, ni el malo. Allí está, de allí nos llama, se la oye gemir, nos la violan y nos la befan y nos la gangrenan a nuestro ojos, nos corrompen y nos despedazan a la madre de nuestro corazón! ¡Pues alcémonos de una vez, de una arremetida última de los corazones, alcémonos de manera que no corra peligro la libertad en el triunfo, por el desorden o por la torpeza o por la impaciencia en prepararla; alcémonos, para la república verdadera, los que por nuestra pasión por el derecho y por nuestro hábito del trabajo sabremos mantenerla; alcémonos para darle tumba a los héroes cuyo espíritu vaga por el mundo avergonzado y solitario; alcémonos para que algún día tengan tumba nuestros hijos! Y pongamos alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante: “Con todos, y para el bien de todos”.

Como expresó Oswaldo Payá Sardiñas en el Parlamento Europeo el 17 de diciembre de 2002, con motivo de otorgársele el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia 2002, los cubanos “no podemos, no sabemos y no queremos vivir sin libertad”.