¿TRANSICIÓN A UNA SOCIEDAD ABIERTA

EN LA CUBA DE LOS HERMANOS CASTRO?

El tigre no se vuelve vegetariano

El régimen de La Habana viene realizando una gran campaña propagandística sobre su supuesta transición a una sociedad abierta, basada en el Estado de derecho y el respeto de los derechos humanos.

 

La supuesta transición a una sociedad abierta es el último de los mitos creados por esa entelequia llamada Revolución cubana. El mito de la transición a una sociedad abierta se apoya fundamentalmente en el hecho de que casi doscientas treinta mil cubanos han salido legalmente del país desde que el pasado 14 de enero entró en vigor la reforma migratoria -eliminó una parte de las restricciones para viajar, aunque a decenas de miles de cubanos se nos continúa impidiendo visitar nuestra patria, mucho menos vivir en ella.

 

La supuesta transición a una sociedad abierta se contradice con múltiples acciones violatorias de los derechos humanos realizadas por el castrismo en los últimos meses, donde lo más destacado es las 4.203 detenciones arbitrarias por motivos políticos realizadas en lo que va de año, desglosadas por mes como sigue:

 

Enero: 302

 

Febrero: 471

 

Marzo: 394

 

Abril: 377

 

Mayo: 323

 

Junio: 175

 

Julio: 255

 

Agosto: 478

 

Septiembre: 665

 

Octubre: 763

 

Un papel significativo de esa gran campaña mediática del castrismo sobre su supuesta transición a una sociedad abierta, basada en el Estado de derecho y el respeto de los derechos humanos, lo desempeñan los opositores leales y los blogueros oficialistas. Entre los opositores leales sobresale Arturo López-Callejas, alias Arturo López-Levy, ‘sembrado’ en el mundo académico norteamericano. Entre los blogueros oficialistas se destaca Elaine Díaz, joven profesora de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de la Habana; a continuación puede leerse el último artículo de Elaine Díaz y los dos correos que le envié.

¿Elaine Díaz al descubierto?

Manuel Castro Rodríguez

10 de noviembre de 2013

 

Profesora Elaine Díaz, usted no ha publicado mi comentario ni tampoco lo ha rebatido, ¿por qué?

 

Profesora Elaine Díaz, antes de proceder a explicarle lo que pienso de su comportamiento e invitarla a debatir académicamente al respecto, procedo a hacerle llegar un mensaje de Fabiola López, corresponsal de Telesur:

 

Mi querida Elaine,

 

creo que si lo que quieres decir es esto ‘Gobierno oculta información: condena a muerte a algunos de sus ciudadanos’ pues ponte los pantalones y dilo y dejate de estar andando por las ramas, bien te amarras al tronco y asumes las consecuencias de decir las cosas por su nombre, pero se clara, concisa y sincera. Tu sabes que los periodistas en Cuba no somos profesionales de la información, sino soldados de la orientación revolucionaria y la educación política

 

tu colega Fabiola López

 

Corresponsal Telesur

 

 

Profesora Elaine Díaz, usted sabe que lo que expresa usted en su blog tiene poca repercusión en Cuba, debido al bajo índice de conexión a Internet, que como usted conoce es mucho menor al que usted dice: “25 por ciento de penetración de Internet”. Pero lo que usted dice sí tiene bastante repercusión internacional que beneficia a:

 

1- El régimen, que viene realizando una gran campaña propagandística sobre la supuesta transición a una sociedad abierta. Las supuestas señales de cambio de la tiranía castrista son mensajes para engañar a incautos -necesidad de oxígeno para seguir en el poder-, como lo demuestran las 4.203 detenciones arbitrarias por motivos políticos realizadas en lo que va de año.

 

2- Usted misma, Elaine Díaz, para pretender pasar como una periodista liberal –en el sentido que se le da al término en EEUU-, que le permita ser invitada a eventos a realizarse en EEUU, como ya ha ocurrido.

 

Profesora Elaine Díaz, me sorprendió ver el artículo ‘Espejos’, publicado en el periódico Juventud Rebelde por José Alejandro Rodríguez, ‘Pepe’, el 29 de agosto de 2009, en el que denuncia determinada censura que sufren los periodistas cubanos; dijo que la censura “en ocasiones es paranoia por el destino de tu puesto, tu cargo y algunas bagatelas más”.

 

Profesora Elaine Díaz, más me sorprendió ‘Contra los demonios de la información secuestrada’, artículo publicado el 16 de octubre de 2009, en el que ‘Pepe’ expresa: “Bien arriba se decide muchas veces qué decir e informar (…)”. A las pocas horas, desapareció de la edición digital de Juventud Rebelde y no salió publicado en la edición impresa. Si usted lo busca en Internet, le aparece el rastro de que fue publicado

 

http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2009-10-16/contra-los-demonios-de-la-informacion-secuestrada/

 

y el siguiente mensaje: “Error intentando acceder a esta página”.

 

Profesora Elaine Díaz, ¿por qué usted nunca ha protestado por semejante infamia?

 

El que desee leer ‘Contra los demonios de la información secuestrada’, haga clic en http://www.kaosenlared.net/noticia/contra-demonios-informacion-secuestrada

 

Me llama la atención que los dos artículos de ‘Pepe’ salieron publicados cuando el periódico carecía oficialmente de director, ya que Rogelio Polanco Fuentes fue nombrado embajador en Venezuela el 12 de agosto de 2009, sin que hasta finales de octubre se hubiese designado su sustituto.

 

La BBC fue la única agencia de noticias que reportó estos hechos. Según su corresponsal en Cuba, ‘Pepe’ “declinó la invitación para conversar con BBC Mundo. Otros tres colegas del periódico de la Juventud Comunista también rechazaron hablar sobre el tema. Incluso pidieron que ni siquiera se mencionara sus nombres

 

Profesora Elaine Díaz, usted sabe que en nuestra patria están penalizadas la discrepancia y la opinión propia, donde desde hace medio siglo sólo existe una sola voz de mando –la del máximo líder- y una sola interpretación de la realidad –también la del máximo líder.

 

Profesora Elaine Díaz, aunque en febrero de 2008 el gobierno cubano firmó el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos -garantiza el derecho a la libertad de expresión-, Cuba continúa siendo el único país de América que no permite la prensa independiente.

 

Profesora Elaine Díaz, usted y otros blogueros oficialistas están autorizados a discrepar –pero no mucho- del discurso oficial, como lo reconoció Fernando Rojas, viceministro de Cultura, en una entrevista que le concedió a La Joven Cuba, donde expresó “los blogs son el embrión de la prensa alternativa que necesitamos”.

 

Profesora Elaine Díaz, usted sabe que el régimen está construyendo una sociedad perfecta para poder continuar usufructuando las mieles del poder: una sociedad con opositores fieles y blogueros fieles, “dentro de la revolución todo”.

 

Profesora Elaine Díaz, a menos que usted se atienda en el CIMEQ o en alguna de las otras instalaciones cubanas dedicadas al uso exclusivo de la cúpula del poder, sus invitados extranjeros y sus amanuenses criollos, usted sabe que el sistema de salud pública es un desastre, como puede comprobarse aquí:

 

http://profesorcastro.jimdo.com/fotos-de-muertos-en-hospital-psiqui%C3%A1trico/

 

http://profesorcastro.jimdo.com/atenci%C3%B3n-a-la-salud-es-un-desastre/

 

http://profesorcastro.jimdo.com/neuritis-%C3%B3ptica-y-neuropat%C3%ADa-perif%C3%A9rica-en-cuba/

 

http://profesorcastro.jimdo.com/el-mito-de-la-salud-p%C3%BAblica/

 

Profesora Elaine Díaz, usted pretende dar la percepción de que se aparta de la línea oficial; profesora, que su discurso lo compre quien no la conozca.

 

Profesora Elaine Díaz, la invito a debatir académicamente sobre lo que ocurre en nuestra patria.

 

Saludos.

 

Manuel Castro Rodríguez.

 

 

Periodista Elaine Díaz, ¿por qué aplica la censura?

Manuel Castro Rodríguez

8 de noviembre de 2013

 

Profesora Elaine Díaz, hace más de treinta horas escribí dos veces el siguiente comentario en La Polémica Digital, pero no ha sido publicado:

 

Estimada Elaine, me sorprende su pregunta, porque esto no es algo nuevo en nuestra patria. Le voy a poner dos ejemplos:

 

1- El Dr. Desi Mendoza Rivero fue detenido en junio de 1997 y condenado a ocho años de prisión, al parecer en relación con las críticas que hizo sobre el tratamiento de la epidemia de dengue en Santiago de Cuba. La prestigiosa revista especializada The Lancet lo publicó:

 

http://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736%2897%2912124-9/fulltext

 

Amnistía Internacional se solidarizó con el Dr. Desi Mendoza Rivero:

http://www.amnesty.org/fr/library/asset/AMR25/028/1997/es/c48625ca-e9d3-11dd-a490-5f9258d9f20e/amr250281997es.pdf

 

2- El corresponsal de la BBC en Cuba, Fernando Ravsberg, reportó sobre el cólera en enero de este año:

 

“Solicitamos una entrevista con el Ministerio de Salud Pública para que nos dieran un panorama de lo extendida que está la enfermedad, pero se negaron a hablar.

 

Algunos médicos le confirmaron a la BBC que se les orientó a no mencionar el nombre de la enfermedad”.

 

http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/01/130114_cuba_muertos_colera_mes.shtml

 

Saludos.

 

Manuel Castro Rodríguez

 

 

¿Qué está pasando?

Elaine Díaz

7 de noviembre de 2013

 

Supe que había una menor de edad con dengue en mi cuadra por Facebook. Así de raro como suena en un país con un 25 por ciento de penetración de Internet. Su madre publicó en esta red social que salía para el hospital donde estaba ingresada la nena. Extremamos las medidas de precaución, cuidamos cada lugar donde se depositaba agua dentro de la casa; pero poco o nada pudimos hacer ante la combinación fatídica de lluvia + suciedad. Los tanques de basura siguen desbordándose y, según fuentes autorizadísimas cuyos nombres no puedo citar, está prohibido mencionar la palabra dengue, como en algún momento estuvo prohibida la palabra cólera.

 

Así de simple. HAY DENGUE EN LA HABANA. Repítanlo varias veces. Verán que nadie muere por enunciar la oración. De hecho, la gente comienza a enfermarse y a morir cuando un grupo de cómplices hace caso omiso a las alertas epidemiológicas y decide tapar el tema so pena de… ¿qué? ¿Quizás de ser acusados de país donde se enferman las personas? Pues bien, nunca ha dejado de haber dengue. Solo que en la temporada anterior, nos pusimos serios, tomamos medidas drásticas y conseguimos contener la enfermedad, por unos meses.

 

Hoy tocó a mi puerta un estudiante latinoamericano. Decía estar haciendo una encuesta sobre el dengue. ¿Cuántas personas viven en la casa? ¿Alguien ha tenido fiebre? Anotó en su libreta y siguió encuestando otras casas. La presencia de estudiantes de medicina en la cuadra me hace sospechar de la gravedad de la situación. Un informe publicado hace apenas unos meses confirmaba que “cuando el silencio epidemiológico no se corresponde con la realidad, no contribuye ni a la disminución de los casos sospechosos y enfermos ni a una percepción real del riesgo de la potencial gravedad del dengue como enfermedad y de la necesidad de la eliminación de su principal agente transmisor”.

 

Por el contrario, el silencio solo potencia la difusión de rumores en una nación cada vez más esquizofrénica, donde algunos piden el fin del secretismo y otros lo aplican como si estuviéramos en situación de guerra. Un país que ofrece atención gratuita a cada ciudadano que se enferma, que cuida de los pacientes de dengue incluso en sus casas cuando estos son dados de alta, a pesar de la disminución notable de la calidad del sistema de salud pública, no debería sentir vergüenza de la presencia de esta enfermedad – aunque amerita análisis más profundos que atañen y condenan por igual a los individuos y a los funcionarios públicos -.

 

Un país que oculta información o que permite su distribución por canales informales muchas veces sesgados y poco responsables está condenando a la muerte a algunos de sus ciudadanos. De poco o nada sirve que la salud sea gratuita si la llegada al hospital se produce demasiado tarde. En ocasiones, la diferencia entre tarde o temprano se resuelve, tan solo, con una información sistemática y oportuna, derecho elemento de cada ciudadano. A veces, tan solo saber que tu vecina tiene dengue, consigue cambiar el nivel de atención que le prestas al tema y, de paso, salvar tu vida.

Díaz-Canel: el diálogo imaginario

y el cinismo de Estado

Miriam Celaya González

13 de noviembre de 2013

 

Es sabido que el cinismo es la herramienta más socorrida de los regímenes dictatoriales, donde los términos democracia y demagogia se tornan sinónimos para legitimar los intereses del poder. Se trata de una política que bien pudiera definirse como “cinismo de Estado”. Si bien esta aberración tiende a acentuarse hacia las fases finales del sistema en cuestión, lo cierto es que se va tornando cada vez más ineficaz al apelar desmedidamente a sentimientos y emociones de las masas, incluso cuando ya es evidente la pérdida del apoyo popular a los líderes.

 

La profunda dicotomía entre el logos oficial, las intenciones de la clase en el poder,  la realidad social, la ausencia de derechos  y la enajenación de las personas comunes con relación a la política, acentúan el absurdo, como lo demuestran las palabras del Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel, durante su reciente visita a la provincia de Las Tunas el pasado viernes 1ro de noviembre, donde se reunió con miembros de la Asociación Hermanos Saíz, estudiantes universitarios y trabajadores de la prensa.

 

Un artículo publicado en el libelo Granma (“Llama Díaz-Canel  a fomentar el diálogo”, sábado 2 de noviembre de 2013, primera plana),  reseña la visita del emisario castrista a la provincia como un hecho que provocó una  “Profunda reflexión en torno a cuánto se puede y se debe hacer aún en todo el país, para defender la verdadera cultura cubana, enfrentar formas de indisciplina social ajenas a los valores de la revolución y acentuar productivamente las mejores experiencias…”.

 

Díaz-Canel  exhortó a su auditorio a trabajar de conjunto para “poner fin a la banalidad, la vulgaridad y la indecencia presentes en ciertos productos, como expresión de la pseudocultura que el enemigo pretende imponer mediante sus programas de subversión política e ideológica contra nuestro país”.

 

El ventrílocuo favorito del gobierno no ejemplificó sobre este particular, pero se deduce. Existe preocupación y temor por parte de la cúpula  ante las nuevas tendencias culturales que se están manifestando en Cuba, especialmente en la capital, tales como las recientes y espontáneas celebraciones de Halloween, con disfraces y dulces, y la proliferación de salas de proyecciones de películas en 3D y de videojuegos, que se habían extendido entre los negocios privados escapando a los controles de la censura gubernamental y se contaban entre las variantes recreativas más aceptadas por los cubanos hasta su expresa prohibición y ulterior cierre en días pasados.

 

Al gobierno, creador de los vulgares mítines de repudio y de las más indecentes consignas, le repugna cualquier influencia de origen estadounidense que se filtre a los cubanos, incluidas las celebraciones festivas, pero la tienen difícil para evitarlas, habida cuenta de la creciente y constante cifra de cubanos emigrados a ese país que mantienen vínculos con sus familias en Cuba, así como del gusto de este pueblo por productos culturales de aquella nación, como por ejemplo la música, las series televisivas, la cinematografía, etc.

 

Conocido el descontento progresivo en la sociedad ante la crisis general permanente y la incapacidad gubernamental para ofrecer soluciones, Díaz-Canel parece haber sido comisionado por el cónclave de ancianos de la casta verde-olivo para ofrecer una imagen de democracia, fortaleza y control, por lo que “llamó a generar un diálogo permanente que genere propuestas”, (redundancia del redactor) y –algo digno de ocupar el sitial de honor entre las frases generadas por el cinismo de Estado– exhortó a aprovechar más “las amplias posibilidades que ofrecen las redes sociales y las nuevas tecnologías para llevarle al mundo la realidad cubana, desde todos los sectores sociales y productivos”. Todo esto dicho en una de las provincias más atrasadas y con menor conectividad en un país ya marcadamente desconectado del mundo.

 

Por otra parte, en Cuba, donde solo existen  dos monólogos paralelos y totalmente inconexos –el de la elite del poder y el de los millones de cubanos desposeídos– el diálogo siempre ha sido el gran ausente en las relaciones entre ambos extremos, en tanto los últimos acontecimientos en torno a las contramedidas aplicadas al naciente sector privado demuestran que no existe una verdadera intención de diálogo por parte de las autoridades, ni siquiera con aquellos sectores que aportan económicamente al Estado.

 

En medio de la transición al capitalismo de estado del siglo XXI –verdadero signo del raulismo– el discurso oficial distorsiona la imagen de la Cuba real. Des-gobierno y des-gobernados continúan marchando en direcciones opuestas: aquel, hacia el monopolio absoluto de toda la riqueza y el poder; éstos, hacia mayor pobreza y desesperanza con menos libertades. ¿Y el “diálogo”? Apenas otro eufemismo en un canal de mando que solo funciona en una dirección... siempre hacia abajo.

Mariela y el tapadillo

José Prats Sariol

8 de noviembre de 2013

 

¿Qué pretende la popular representante del nuevo patriciado criollo, la señora Castro Espín, con su lucha por la diversidad sexual?

 

La señora Mariela Castro Espín, popular representante del nuevo patriciado criollo, sabe que no logrará tapar los desmanes machistas cometidos por tío y papá. Apenas nublar un poco los hechos. Aunque el propósito es otro.

 

La moral de “tapadillo” —quizás la leyera en alguna crónica neoyorkina de Martí— funciona a otro nivel: más astuto, más allá de aprovechar los ámbitos académicos como tribuna para su divulgación política.

 

La lenta aceptación de la diversidad sexual —respecto incluso de países latinoamericanos— tiene objetivos menos “históricos”. No solo se trata de limpiar recuerdos de las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), de represiones y depuraciones contra homosexuales, transexuales, bisexuales y demás. Para borrarlos está la desmemoria, el cansancio, el no vale la pena… Sobre todo el transcurrir ignorante en las generaciones emergentes.

 

Las últimas participaciones de la locuaz dama no dictan clases de historia antigua. El disfraz es pragmático. Ni siquiera le hace falta —en la segunda década del tercer milenio— hablar de tolerancia. Va por nuevas legislaciones: aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo, legalizar herencias por cohabitación comprobada, penalizar discriminaciones laborales…

 

Lejos están los tiempos en que a los padres de un gay no se les ocurría intentar que su hijo entrara a la escuela Lenin o pudiera matricular carreras universitarias reservadas para compañeros “normales”. Lejos las recogidas de la policía tras un concierto o en pleno carnaval.

 

Porque la moral de “tapadillo” va por otro rumbo. Y con una ganancia de premio mayor en la lotería: la gratitud. “Gracias a este Gobierno y a nuestra Hada Madrina, pronto seremos tan libres como los heterosexuales”“. ¿Cómo hablar mal del benefactor? ¿Morderemos la mano amiga?

 

La señora sabe lo que hace. Muy bien instruida, intenta tapar lo esencial: la disidencia política. Y de paso procura tapar la discriminación racial, trágica realidad que el “hombre nuevo” arrastra como si fuera una carretilla llena de consignas deterioradas, discursos herrumbrados, lineamientos del Partido.

 

Sus acciones —dentro y de gira artístico-revolucionaria por fundaciones y universidades, siempre occidentales— quieren dar la impresión de que se trata de un fenómeno inherente a cualquier país democrático, donde se producen polémicas parlamentarias entre sectores conservadores y liberales, aperturistas o retardatarios. Nada más normal que esa disputa, típica de sociedades abiertas, de poderes autónomos, donde el estado de derecho se enriquece cada día.

 

Por ahí va, como si no fuera Cuba.

 

Su mamá, la guerrillera señora Vilma Espín de Castro, llamaba a las criadas de su casa y de la sede nacional de la Federación de Mujeres Cubanas, “compañeras de servicios”. Mariela lo mismo. La hipocresía no se hereda. Pero como el sabio refrán alemán: “Lo que Juanito no aprende, Juan no lo sabe”. Y Mariela sabe.

 

A sus 52 años, la pizpireta sexóloga dirige el Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba (CENESEX) y su revista Sexología y Sociedad, como si fuera en Chile o Uruguay, casi como si estuviera en San Francisco o en Copenhague. Hay que leer sus textos e interiorizar que nunca contextualiza, que elude la dictadura familiar y el sistema totalitario, los escombros de un proyecto que ilusionó hace medio siglo a la mayoría de sus compatriotas.

 

La diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular —eso sí— nunca ha caído en contradicciones. Se las deja a los ingenuos que la aplauden. Coherente en la defensa del régimen y del clan familiar, apunta a que ella y sus hijos y nietos disfruten —como el patriciado que surgió en el siglo XIX— de los bienes y distinciones que supone ganados, luchados, arañados.

 

Los dividendos de la sexología permisiva son muy jugosos, visten en una casa italiana de modas, aunque caminen por una sociedad que parece Cuba en 1898, tras la guerra, como puede apreciarse al comparar las fotos de entonces con las de hoy, las crónicas y documentos.

 

Ella lo sabe y está consiguiendo manipular a las minorías sexuales —sin excluir a sus figuras mediáticas, como Miguel Barnet o Nancy Morejón— a favor de una transición que no aleje mucho del Poder a familiares y amigos, que les permita disfrutar las inversiones sin tener que emigrar.

Lo otro —los derechos de cualquier ser humano— es una simple tarjeta de crédito. “Maricón” y “tortillera” quedan para el vulgo, como un rezago poco elegante. La alta sociedad cubana de hoy analiza respuestas para epítetos más ofensivos, peligrosos, como “negro de mierda”. Y el más temido por Mariela: “mercenario”, a punto de desaparecer como calificativo de disidente político, porque cada vez son menos los que tragan sin masticar.

 

La hipocresía de la nueva clase se parece a cuando el viejo patriciado presentaba a la pareja de Gabriela Mistral como su secretaria. O decía que Siboney —la canción de 1929— no estaba inspirada en un mulatón amante del compositor, sino en un enamorado de la hermana… Pero Ernesto Lecuona desvistió el tapadillo de hoy, al ordenar que sus restos no regresasen hasta que Cuba se librara de los Castro.

Seleccione idioma

José Martí: El que se conforma con una situación de villanía, es su cómplice”.

Mi Bandera 

Al volver de distante ribera,

con el alma enlutada y sombría,

afanoso busqué mi bandera

¡y otra he visto además de la mía!

 

¿Dónde está mi bandera cubana,

la bandera más bella que existe?

¡Desde el buque la vi esta mañana,

y no he visto una cosa más triste..!

 

Con la fe de las almas ausentes,

hoy sostengo con honda energía,

que no deben flotar dos banderas

donde basta con una: ¡La mía!

 

En los campos que hoy son un osario

vio a los bravos batiéndose juntos,

y ella ha sido el honroso sudario

de los pobres guerreros difuntos.

 

Orgullosa lució en la pelea,

sin pueril y romántico alarde;

¡al cubano que en ella no crea

se le debe azotar por cobarde!

 

En el fondo de obscuras prisiones

no escuchó ni la queja más leve,

y sus huellas en otras regiones

son letreros de luz en la nieve...

 

¿No la veis? Mi bandera es aquella

que no ha sido jamás mercenaria,

y en la cual resplandece una estrella,

con más luz cuando más solitaria.

 

Del destierro en el alma la traje

entre tantos recuerdos dispersos,

y he sabido rendirle homenaje

al hacerla flotar en mis versos.

 

Aunque lánguida y triste tremola,

mi ambición es que el sol, con su lumbre,

la ilumine a ella sola, ¡a ella sola!

en el llano, en el mar y en la cumbre.

 

Si desecha en menudos pedazos

llega a ser mi bandera algún día...

¡nuestros muertos alzando los brazos

la sabrán defender todavía!...

 

Bonifacio Byrne (1861-1936)

Poeta cubano, nacido y fallecido en la ciudad de Matanzas, provincia de igual nombre, autor de Mi Bandera

José Martí Pérez:

Con todos, y para el bien de todos

José Martí en Tampa
José Martí en Tampa

Es criminal quien sonríe al crimen; quien lo ve y no lo ataca; quien se sienta a la mesa de los que se codean con él o le sacan el sombrero interesado; quienes reciben de él el permiso de vivir.

Escudo de Cuba

Cuando salí de Cuba

Luis Aguilé


Nunca podré morirme,
mi corazón no lo tengo aquí.
Alguien me está esperando,
me está aguardando que vuelva aquí.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

Late y sigue latiendo
porque la tierra vida le da,
pero llegará un día
en que mi mano te alcanzará.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

Una triste tormenta
te está azotando sin descansar
pero el sol de tus hijos
pronto la calma te hará alcanzar.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

La sociedad cerrada que impuso el castrismo se resquebraja ante continuas innovaciones de las comunicaciones digitales, que permiten a activistas cubanos socializar la información a escala local e internacional.


 

Por si acaso no regreso

Celia Cruz


Por si acaso no regreso,

yo me llevo tu bandera;

lamentando que mis ojos,

liberada no te vieran.

 

Porque tuve que marcharme,

todos pueden comprender;

Yo pensé que en cualquer momento

a tu suelo iba a volver.

 

Pero el tiempo va pasando,

y tu sol sigue llorando.

Las cadenas siguen atando,

pero yo sigo esperando,

y al cielo rezando.

 

Y siempre me sentí dichosa,

de haber nacido entre tus brazos.

Y anunque ya no esté,

de mi corazón te dejo un pedazo-

por si acaso,

por si acaso no regreso.

 

Pronto llegará el momento

que se borre el sufrimiento;

guardaremos los rencores - Dios mío,

y compartiremos todos,

un mismo sentimiento.

 

Aunque el tiempo haya pasado,

con orgullo y dignidad,

tu nombre lo he llevado;

a todo mundo entero,

le he contado tu verdad.

 

Pero, tierra ya no sufras,

corazón no te quebrantes;

no hay mal que dure cien años,

ni mi cuerpo que aguante.

 

Y nunca quize abandonarte,

te llevaba en cada paso;

y quedará mi amor,

para siempre como flor de un regazo -

por si acaso,

por si acaso no regreso.

 

Si acaso no regreso,

me matará el dolor;

Y si no vuelvo a mi tierra,

me muero de dolor.

 

Si acaso no regreso

me matará el dolor;

A esa tierra yo la adoro,

con todo el corazón.

 

Si acaso no regreso,

me matará el dolor;

Tierra mía, tierra linda,

te quiero con amor.

 

Si acaso no regreso

me matará el dolor;

Tanto tiempo sin verla,

me duele el corazón.

 

Si acaso no regreso,

cuando me muera,

que en mi tumba pongan mi bandera.

 

Si acaso no regreso,

y que me entierren con la música,

de mi tierra querida.

 

Si acaso no regreso,

si no regreso recuerden,

que la quise con mi vida.

 

Si acaso no regreso,

ay, me muero de dolor;

me estoy muriendo ya.

 

Me matará el dolor;

me matará el dolor.

Me matará el dolor.

 

Ay, ya me está matando ese dolor,

me matará el dolor.

Siempre te quise y te querré;

me matará el dolor.

Me matará el dolor, me matará el dolor.

me matará el dolor.

 

Si no regreso a esa tierra,

me duele el corazón

De las entrañas desgarradas levantemos un amor inextinguible por la patria sin la que ningún hombre vive feliz, ni el bueno, ni el malo. Allí está, de allí nos llama, se la oye gemir, nos la violan y nos la befan y nos la gangrenan a nuestro ojos, nos corrompen y nos despedazan a la madre de nuestro corazón! ¡Pues alcémonos de una vez, de una arremetida última de los corazones, alcémonos de manera que no corra peligro la libertad en el triunfo, por el desorden o por la torpeza o por la impaciencia en prepararla; alcémonos, para la república verdadera, los que por nuestra pasión por el derecho y por nuestro hábito del trabajo sabremos mantenerla; alcémonos para darle tumba a los héroes cuyo espíritu vaga por el mundo avergonzado y solitario; alcémonos para que algún día tengan tumba nuestros hijos! Y pongamos alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante: “Con todos, y para el bien de todos”.

Como expresó Oswaldo Payá Sardiñas en el Parlamento Europeo el 17 de diciembre de 2002, con motivo de otorgársele el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia 2002, los cubanos “no podemos, no sabemos y no queremos vivir sin libertad”.