VENEZUELA, LA TIERRA DE RÓMULO GALLEGOS, GOBERNADA POR UN ORANGUTÁN CASTRISTA

¡Humor en tiempos de crisis! 

Maduro y el audio de Mario ‘humor’

Rocío San Miguel: “La FANB es una caja negra”

28 de junio de 2013

 

La presidente de la ONG Control Ciudadano indicó que Hugo Chávez no dejó atado el tema militar y que dentro de la Fuerza Armada hay una profunda división. Véase el vídeo

http://www.eluniversal.com/tv/130628/rocio-san-miguel-la-fanb-es-una-caja-negra


 

 

¿Cómo convertir las elecciones en protesta

sin que dejen de ser elecciones?

Fernando Mires

28 de junio de 2013

 

La política es un espacio de confrontaciones múltiples en el cual se desenvuelven los antagonismos destinados a dirimir la lucha por el poder, lucha que no tiene final. Y porque la política es lucha, aparecen cada cierto tiempo en ella personas o grupos que, como en el fútbol, realizan verdaderas jugadas maestras las que se muestran “bajo la luz de lo público” (Arendt) de modo retórico y gramático.

 

La política no es un arte pero contiene dos artes. Uno es el de separar; el otro es el de unir. Para poner un ejemplo, la frase coreada por el pueblo alemán de la ex RDA –“Nosotros somos el pueblo”- estaba destinada a separar el pueblo de sus dictadores. La frase de Willy Brandt, después de la caída del muro –“crece junto lo que pertenece al mismo tronco”- perseguía el propósito de unir políticamente a dos naciones que histórica y culturalmente eran una sola.

 

En la vida políticamente bien regulada, el arte de unir y el de separar son practicados de modo preferencial en esos momentos culminantes que son las elecciones. En cada elección, sea presidencial, parlamentaria o comunal, el pueblo se parte (se separa) y se une. De ahí que mientras menos sea la cantidad de las partes mayor suele ser la intensidad de la lucha política.

 

Si no hubiera elecciones sólo habría revoluciones. Eso quiere decir que en las democracias las elecciones sustituyen a las revoluciones. Pero para que las sustituyan deben integrar en sí muchos elementos propios a las revoluciones. En efecto, a través de las elecciones, cambiamos políticos e incluso derribamos gobiernos. Y para lograrlo, nos separamos y nos unimos entre nos-otros en contra de los otros.

 

Las elecciones son, luego, medios destinados a canalizar la protesta pública de un modo no violento. La campaña electoral a su vez, es el medio mediante el cual los candidatos intentan canalizar a su favor las protesta pública en contra de quienes en el poder intentan desactivarla. Esa es la razón por la cual desde la oposición la política es más ofensiva que defensiva y desde el gobierno más defensiva que ofensiva.

 

Hay por supuesto momentos en que a determinados gobiernos democráticamente elegidos no interesa demasiado desactivar, sino solo reprimir las protestas públicas, sobre todo cuando éstas no representan la voluntad mayoritaria. Tomemos dos ejemplos recientes: el aplastamiento violento de las protestas en dos países en vías de democratización como son Egipto y Turquía.

 

Tanto el presidente egipcio, Morsi, como el presidente turco, Erdogan, saben que las movilizaciones laicas y citadinas no representan a la mayoría del país y que con ellas o sin ellas la gran votación está asegurada en los campos y en las regiones más remotas de cada nación. Y como las recientes protestas no cuestionan el poder político, ambos mandatarios, en lugar de dialogo, ofrecieron palos.

 

Distinto en las recientes movilizaciones sociales brasileñas frente a las cuales la presidenta Rousseff entendió que estaba a punto de perder parte de su capital electoral. Fue esa la razón por la cual, a diferencia de sus colegas musulmanes, se mostró conciliadora y abierta, intentando incluso integrar las protestas a la política de gobierno. Si lo ha conseguido, es otro tema.

 

Hay por cierto también ejemplos en los cuales las elecciones transcurren sim trasfondo de protesta pública. Pienso en Alemania. Allí nadie ha podido encontrar todavía la gran diferencia entre el programa del candidato socialdemócrata Steinbrück y el de la canciller Merkel. Bajo esas condiciones las elecciones no pasan de ser un trámite rutinario. Lo dicho no es -entiéndaseme- ninguna crítica. Después de todo, vivir protestando no tiene por qué ser una condición antropológica. Hay cosas más importantes en la vida que la política. Siempre lo he sostenido.

 

Radicalmente distinto ha sido el caso de las dos elecciones presidenciales ganadas por Obama en los EEUU. Obama logró, efectivamente, integrar electoralmente tres protestas muy profundas frente a las cuales cualquier gobierno republicano habría sucumbido. Primero, la protesta en contra de las guerras que marcaron la administración Bush, la que amenazaba revivir los días de las luchas políticas en contra de la guerra en Vietnam. Segundo, la protesta por la desintegración social en contra de un estado con débiles competencias sociales (en el campo de la salud, por ejemplo). Tercero, la protesta étnica de los emigrantes, sobre todo los “latinos”, en contra de la discriminación social y racial.

 

En cualquier país sin la solidez de la democracia estadounidense, el entrecruce de esas tres protestas habría bastado para producir una gran revolución. Por mucho menos los franceses cambiaron el curso de la historia universal. Convertir las protestas en elecciones y las elecciones en protestas es, definitivamente, un arte. Y no quepa duda: un arte –en el buen sentido del término- contra-revolucionario.

 

Hay, por cierto, protestas que por lo menos durante un tiempo no son posibles de ser canalizadas electoralmente. Es el caso de la de los estudiantes chilenos, quienes, para que nadie creyera que solo los brasileños salen a las calles, volvieron a llenar las calles de Santiago. En verdad, ya llevan dos años peleando por objetivos que no son demasiado difíciles de cumplir. Es por eso que Bachelet, siguiendo el ejemplo de su colega Rousseff, intentará integrar a su campaña electoral y después a su eventual gobierno, algunos temas planteados por las protestas estudiantiles. Probablemente ella y su “nueva mayoría” lograrán lo que no pudo lograr Piñera. Si no integrar a las protestas -hay quienes seguirán protestando pues identifican a Bachelet como miembro de la clase política “neoliberal”- por lo menos dividirlas entre quienes votarán por Bachelet y quienes no votarán, o lo harán por algunos de esos candidatos exóticos que en Chile suelen abundar. Reforma educacional, reforma del sistema impositivo, reforma del sistema bi-nominal, cambio o reforma simbólica de la Constitución, y basta. La tarea histórica del futuro gobierno, cualquiera que sea, ya está programada gracias entre otros factores, a los estudiantes. Que algunos de ellos, o sus ideólogos, no persiguen esas pocas reformas sino un cambio en el sistema solar, es harina de otro costal.

 

Mucho más complejas y problemáticas serán las elecciones para alcaldes que tendrán lugar en Venezuela el 8 de diciembre de 2013. En esas elecciones, al igual que las que ganó Obama, se cruzarán diversas protestas. Las principales parecen ser las siguientes: Protesta en contra del alza de precios y la escasez de productos. Protesta en contra de la corrupción administrativa. Protestas en defensa de las universidades. Protesta en contra de la violación permanente de libertades democráticas. Protesta en contra del fraude electoral cometido en las elecciones presidenciales del 14 de abril de 2013.

 

¿Cómo conciliar en simples elecciones locales destinadas a elegir alcaldes, protestas de tan diversa índole, incluyendo aquella que pone en duda la legitimidad de las propias elecciones? Si la oposición logra unirlas, habrá realizado una obra de arte: la de transformar las elecciones en subversión nacional, pero sin que las elecciones dejen de ser elecciones.

 

Parece entonces que estamos frente a un hecho histórico inédito. Por primera vez en la vida latinoamericana, una simple y ordinaria elección alcaldicia, transformada en plebiscito por ambos bandos, será más decisiva para la historia continental que muchas elecciones presidenciales que han tenido y tendrán lugar en otros países de la región.

 

Dios, si existe, escribe con letras torcidas. Al menos así parece al ser humano, ejemplar que, como decía Kant, está hecho de muy torcida madera.

Universidad asediada

Luis Ugalde

27 de junio de 2013

 

No nos sorprende, pero sí duele e indigna, el cerco del gobierno a la Universidad Autónoma para someterla e imponer el estatismo “socialista”. Parece incomprensible a primera vista que un profesor cualificado gane tres o cuatro veces menos en Venezuela que en Colombia. Esto antes no era así, pero lo ha impuesto el gobierno en la década de la mayor bonanza en los precios petroleros. En consecuencia, con salarios iniciales cercanos al mínimo, la universidad autónoma venezolana no puede retener y menos conseguir nuevos académicos docentes e investigadores bien preparados. Este empobrecimiento de la Universidad no se resuelve con el actual aumento, que sólo parcialmente repone el deterioro salarial de los últimos cinco años: todavía se le debe a toda la comunidad y se mantiene el cerco en espera de su rendición total.

 

El objetivo del asedio es la sustitución de la actual universidad autónoma por otra sometida a la imposición “socialista” del Gobierno-Estado-Partido. Algún ingenuo podrá pensar que esto no es así, pues la autonomía está garantizada por la Constitución vigente en su artículo 109 que luego de reconocerla precisa: “Las universidades autónomas se darán normas de gobierno, funcionamiento y la administración eficiente de su patrimonio bajo el control y vigilancia que a tales efectos establezca la ley”. Este párrafo de la autonomía universitaria es válido, o debe serlo, para todo tipo de universidad, también para las experimentales y las privadas. Pero desde hace unos años el Régimen para controlar a las universidades no aplica la vigente Constitución, sino la “revolucionaria” y “socialista” derrotada en el Referéndum de 2007. Es absurdo creer que en Cuba pueda haber universidades que piensen y enseñen algo distinto de lo que dice Castro. Esto no es una calumnia nuestra, sino un orgullo y sello de identidad del régimen comunista y también del “socialismo del siglo XXI”. Desde esa perspectiva los “revolucionarios” de un plumazo convierten las universidades autónomas en agentes del imperialismo y formadores de la “derecha fascista”, que bien merecen unas bombas y hogueras. Absurdo sería utilizar el dinero del pueblo para formar universitarios golpistas o respetar su autonomía y pluralismo de pensamiento, pues “cría cuervos y te sacarán los ojos”.

 

La Constitución cubanoide derrotada es la que efectivamente guía al gobierno actual. Por eso se hizo una Ley de Universidades escandalosamente anticonstitucional y anti autonómica, hasta que el presidente Chávez vislumbró las protestas y no se atrevió a firmarla. Si el castillo no se puede tomar por asalto se le pone asedio, y se cerca con paciencia para que caiga por hambre. La estrategia tiene principalmente dos piezas, el cerco presupuestario y el bloqueo al procedimiento de elecciones democráticas autónomas de las autoridades y representantes. La propuesta “revolucionaria” del voto universal igualitario para la elección de autoridades académicas es tan absurda que los egresados de la UCV tendrían cinco veces más votos que los profesores actuales, los estudiantes diez veces más y los empleados y obreros también los superarían. Fórmula tan genial no se usa en Cuba, ni en las universidades venezolanas controladas por el gobierno, pues donde hay dedo presidencial revolucionario se elimina el voto. Como por vía electoral no pueden tomar las universidades autónomas (los resultados les desfavorecen al menos 3 a 1), se impiden las elecciones, se bloquea la renovación de las autoridades y se siembra violencia.

 

Pero la soga principal para ahorcar a la universidad es el presupuesto: les quitamos el pan y el agua y tendrán que rendirse. Con inflaciones anuales por arriba de 20 puntos bastan cuatro o cinco años para que el sueldo se reduzca a menos de la mitad. Ahora, por miedo a que la presión de calle de los universitarios prenda la mecha nacional ceden parte del dinero debido, pero sin reconocer a las autoridades ni a los gremios legítimamente elegidos, ni negocian con ellos.

 

Lamentablemente la guerra sigue. La miopía gobiernera y el fanatismo les impide ver que por este camino “revolucionario” de estatizar y quebrar empresas, importar alimentos, despreciar la productividad, envilecer la educación reduciéndola a control e indoctrinación y eliminar la autonomía universitaria… al final su ceguera se volverá contra ellos, pues el malestar invade a la sociedad y ésta le pasa factura al gobierno que colapsa. ¿Patria o muerte? Más automuerte que patria.

 

 

 

Conspiración permanente

Alberto Barrera Tyszka

Junio de 2013

 

En su primer mes de gobierno, Nicolás Maduro ha denunciado varias conspiraciones, un apartheid mediático destinado a “invisibilizarlo”, dos o tres proyectos de golpes de Estado, un nuevo plan de magnicidio, más de un complot internacional y alguna guerra de cuarta o de quinta generación. Todo eso cabe en tan solo treinta días. Y todavía más: Maduro ha viajado a la cumbre de Unasur, a Cuba, a Argentina, Uruguay y Brasil... y en todos lados siempre ha sostenido un mismo discurso. Reactivo, en contraofensiva, hablando permanentemente de la oposición. Maduro, de pronto, es un exceso de adjetivos. Se comporta como si todavía estuviera en campaña electoral.

 

La sospecha de que su gobierno no es del todo legítimo gravita a su alrededor. No es un pájaro. Es una nube que no lo deja en paz, que danza junto a él de manera insistente. Nada parece salirle como lo tenía planeado. La imagen del caos se ha mudado y ahora empieza a estar asociada al chavismo. También la violencia cabe en estos primeros treinta días. En la Asamblea Nacional, los partidarios del oficialismo atacaron a puñetazo limpio a los parlamentarios de oposición, a quienes ya se les había negado el derecho de palabra mientras no reconocieran públicamente que Maduro es el presidente legítimo de Venezuela. Por más que el poder ensayó distintos trucos para responsabilizar a las víctimas de la agresión, los videos tomados con teléfonos celulares desbarataron cualquier farsa. Pocos días después, Iris Varela, ministra de Asuntos Penitenciarios y alta dirigente del partido de gobierno, declaró con franqueza que “la oposición se merecía sus coñazos”.

 

Henrique Capriles ha elegido una ruta larga y difícil: impugnar las elecciones. Sobre todo en un país donde el Tribunal Supremo de Justicia está controlado por una mayoría chavista. Lo que parecía el apocalipsis venezolano, nuevamente ha quedado suspendido, se ha deshecho en el aire, dejándonos otra vez en una tensa calma. El país es un casi, un siempre a punto que jamás llega. La dirigencia de la oposición invoca la Constitución y llama a seguir los caminos regulares, mientras denuncia la continua violación oficial de la Constitución y la irregularidad de las instituciones. El gobierno pondera todo en términos de un “contexto de guerra”, dentro de un orden y de un discurso cada vez más cercano a Cuba.

 

A la semana de haber sido apresuradamente juramentado como nuevo presidente, Nicolás Maduro viajó a La Habana. Fue, según él mismo dijo, para “ratificar la alianza estratégica” de ambos países. Y regresó con 51 acuerdos firmados por dos mil millones de dólares. El hecho agudiza aún más una relación que, desde la muerte de Hugo Chávez, parece convertirse en uno de los elementos de mayor combustión en la relación entre el gobierno y la oposición. Mientras el “líder supremo” estaba vivo, su autoridad parecía establecer una relación de tú a tú con la isla. Maduro no tiene esa fuerza. Propone una relación simbólica mucho más dependiente. Su estampa cuadra mejor con las denuncias de los sectores más histéricos de la oposición. Parece un segundón sometido al poder de los hermanos Castro.

 

No en balde, en todo este tiempo, ha regresado con fuerza un viejo debate sobre la presencia cubana en el país. Y eso, también, está irremediablemente relacionado con los cuestionamientos al proceso electoral ¿Cuántos cubanos hay en Venezuela? Resulta muy difícil precisarlo. Una investigación realizada por el periódico El Universal de Venezuela da cuenta de que, en los catorce años de chavismo, han pasado unos 210 mil cubanos por el país. Pero, más allá de los convenios de ayuda firmados a partir del año 2000, que supusieron la participación de miles de cubanos en las llamadas “misiones sociales”, existen otros territorios de influencia que siempre han estado envueltos por las flexibles manchas de los departamentos de seguridad de los países. Uno de esos espacios tiene que ver con la elaboración de los documentos de identidad venezolanos, que dentro del marco de un acuerdo de cooperación integral firmado en el 2008, está en manos de una empresa cubana. Según voceros de la oposición y algunos expertos electorales, esto forma parte de las irregularidades que se señalan en el registro y en el proceso electoral del país.

 

Otra denuncia importante tiene que ver con la presencia cubana en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana: el general Antonio Rivero, hombre cercano a Chávez, que participó en el intento de golpe de Estado del 27 de noviembre de 1992 y ocupó cargos en el gobierno hasta que decidió separarse denunciando públicamente la injerencia cubana en el estamento militar del país. No deja de llamar la atención que, justo ahora, la policía haya detenido a Rivero, acusándolo de promover los disturbios y las protestas juveniles que se dieron el 14 de abril. La prueba es un video, donde supuestamente Rivero aparece hablando de piedras y palos, como si instruyera para el combate a unos estudiantes. Todo el procedimiento es oscuro y tiene el aderezo del lenguaje cubano. Un representante de los Círculos Bolivarianos salió a acusar a Rivero de ser miembro de la CIA. No faltaba más: también la CIA cabe en estos treinta días.

 

Maduro sigue sin controlar su imagen. Está de pie sobre la inseguridad. Todavía no ha podido ganar legitimidad y, encima, tiene que aprender a gobernar un país en crisis. La inflación lo acorrala. La inseguridad lo obliga a poner el ejército en la calle. Contradice los postulados del difunto pero trata de sobrevivir manteniendo varios discursos a la vez. No está solo en crisis su liderazgo sino también el modelo, la invención del socialismo del siglo xxi. Quizás llegó la hora de entender que la mayor conspiración que existe es la realidad.

 

 

 

Gobierno: educar para conseguir compinches

Trino Márquez

27 de junio de 2013

 

Desconcierta ver y oír a los simpatizantes del Gobierno hablar del “sagrado derecho a la educación” y de cómo está siendo “violado” por la “derecha” que declaró el paro indefinido. El único que profana ese derecho es el régimen instaurado hace más de catorce años. Su hostilidad con el sector universitario traspasó todas las fronteras convencionales. Solo la UCV ha sido objeto de más de cien ataques terroristas por parte de los grupos paramilitares financiados por el oficialismo. El M-28, La Piedrita y Alexis Vive han actuado como brigadas de choque para atemorizar y sembrar terror entre los miembros de la comunidad.

 

Las miserables condiciones a las que fueron arrastrados los profesores, el deterioro de las condiciones para la enseñanza y la investigación, y las irrisorias becas y otros beneficios que reciben los estudiantes, forzaron el conflicto actual, convertido en símbolo de la tenaz resistencia que el país sostiene contra la mafia enquistada en el poder. La heroica pelea que docentes y estudiantes mantienen por lograr un presupuesto que responda a las demandas universitarias y por preservar la autonomía universitaria, ubica en su justo lugar los límites del derecho al estudio.

 

La educación es un proceso integral que incluye la instrucción y la formación de valores éticos y democráticos. Los alumnos se instruyen con el fin de adquirir conocimientos, habilidades, destrezas que los califiquen en determinadas áreas de la ciencia, las técnicas, las artes. La universidad enseña un saber especializado, académico, que trasciende el sentido común y dota al estudiante de nociones, conceptos y teorías que le permiten explicar el área de la que se ocupa y proponer o tomar las decisiones que se deriven del estudio de la materia examinada. En la academia se adquiere un lenguaje especializado y se aprende a utilizar herramientas teóricas y prácticas que elevan la precisión de la observación y el conocimiento. En la búsqueda de estos objetivos reside el fin específico de la educación en cuanto proceso de instrucción.

 

Sin embargo, no solo de pan vive el Hombre, dice Jesús. El estudiante necesita adquirir valores morales que le permitan llevar una vida digna, aceptar la pluralidad y la democracia, algo que los regímenes totalitarios siempre intentan destruir. El Gobierno busca convertir los alumnos de las universidades autónomas en cómplices de sus planes destructivos de la institución universitaria. Pretende que los estudiantes se hagan los locos ante el empobrecimiento continuo e irreversible de los docentes y la conversión progresiva de la Universidad en una escuela de formación de cuadros revolucionarios, donde no se realiza ninguna clase de investigación independiente, ha desaparecido la libertad de cátedra, la libertad de pensamiento, la libre discusión de las ideas, la democracia en todas sus formas, y predomina el pensamiento único de una secta oscurantista que, contra la voluntad mayoritaria del país y en abierta contradicción con la Constitución, persigue imponer el comunismo.

 

La “educación” de la cual habla ese grupo milenarista es de carácter confesional, similar a la que se impartía en Rusia, China o la España franquista. Igual a la que se suministra en Cuba, luego de más de cincuenta años de fracasos. En realidad ese amasijo de ideas nada se relaciona con la educación, sino con la ideologización para enajenar al estudiantado. Para despojarlo de toda voluntad y sentido crítico del entorno, y convertirlo en el instrumento dócil de una clase gobernante solo interesada en perpetuarse en el poder.

 

El “derecho a la educación” del que hablan esos farsantes no es tal. Lo que aspiran es degradar el acto de enseñanza, reducirlo a un lavado ideológico, con la finalidad de envilecer a los alumnos para convertirlos en compinches de su estrategia embrutecedora.

 

La épica batalla de los profesores y estudiantes, el heroísmo de su acción, además de las reivindicaciones salariales y económicas, posee una dimensión ética esencial. Los jóvenes han demostrado que no se mueven como marionetas, ni poseen alma de esquiroles. No ingresaron a la enseñanza superior para traicionar los fines de la educación, en nombre de un “derecho al estudio” tramposo, concebido para someter, no para liberar. Están allí para defender el valor de la educación como acto integral. Lo lograron.

 

@trinomarquezc

 

 

 

La ideologización del conflicto

Teódulo López Meléndez

 

Encontramos razones que confirman nuestra creencia porque ya creemos: no es que creamos porque hayamos encontrado suficientes buenas razones para creer

Slavoj Zizek

 

Tal vez deberíamos ir a la representación simbólica de la realidad social para escudriñar los supuestos reales contenidos ideológicos del presente conflicto perverso o pasearnos por las definiciones siempre contrastantes y polémicas de ideología. Quizás nos inclinemos por recurrir a la segunda acepción de Bobbio, en el sentido de que en el asunto ideológico lo importante no es la verdad sino su valor funcional.

 

La representación tiene una mezcla de elementos entre los cuales, sin duda, está incluida la ideología, sobre todo y a nuestro entender, como elemento afectivo que moldea la visión, procesa la información y determina comportamientos derivados de esa representación. Esto es, al lado del elemento afectivo hay uno normativo y también uno cognoscitivo. Entre los tres forman una conciencia social.

 

El planteamiento del “socialismo del siglo XXI” provee de una autovaloración y de una justificación, en pocas palabras, otorga la fe, como concede una autorización para determinar lo bueno y lo malo y, en consecuencia, un movimiento actuante. El contenido ideológico otorga la especificidad necesaria a una eficacia. Así sucede a pesar de ser una noción del marxismo ortodoxo el ‘fin de la ideología” al considerarla como típico producto del capitalismo y en consecuencia innecesaria al término de las relaciones de dominación. De manera que hablar del “socialismo del siglo XXI” como una teoría de base sólida o como verdadera o de efectos perniciosos es absolutamente banal puesto que lo único que interesa a los efectos del conflicto es su eficiencia práctica, dado que otorga coherencia en el ejercicio del poder.

 

La identificación no proviene de alguna racionalidad, más bien de las connotaciones subliminales. La identificación proviene de “una oferta de vida”. Esta forma va desde lo trivial hasta lo supuestamente profundo que permite la expresión ‘daría mi vida por el proceso”. En situaciones como la presente venezolana el elemento ideología contribuye grandemente a la radicalización de los opuestos o, si se quiere, a determinar el grado de intensidad de lo que hemos denominado polarización.

 

Frente al hecho encontramos la radicalización de los opuestos, pero ahora nos interesa destacar el llamado a la reconciliación y al diálogo. Es evidente que la eliminación del antagonismo, tal como lo hemos descrito, resulta muy difícil porque ya se ha erigido como elemento constitutivo del ordenamiento social. El constante ataque a la “burguesía” nos lleva a considerar al Marx de La ideología alemana donde se define a la ideología como una falsa conciencia de posición de clase. Si en el caso venezolano estuviésemos viviendo un enfrentamiento de los trabajadores contra la burguesía, lo que no es cierto para nada, podrían explicarse los ataques a los que hacemos referencia, lo que a su vez nos obliga a señalar el elemento ideológico como uno distorsionador y falso, producto de resabios de un Marx mal entendido o simplemente de uno dejado en su contexto histórico. Por este camino la única posible conclusión es que “la construcción del proceso” sólo es posible excluyendo de manera definitiva a un sector de la población como condición necesaria para la posibilidad de logro revolucionario.

 

Creo existe una ignorancia supina del pensamiento postmarxista y/o neomarxista. Desde este punto de vista la única posibilidad de atemperar los disentimientos es el abandono de la idea de liquidación y colocar el enfrentamiento en términos de siglo XXI, lo que significa, por parte de quienes ahora ejercen el poder, de la admisión de la tesis de que debemos desechar las deformaciones conducidas por las formas imaginarias. Por parte de quienes se le oponen la aceptación de estar viviendo un proceso de reconstrucción social que implica la incorporación de un elemento consensual que conlleve la construcción de un principio comunitario frente a las drásticas consecuencias eventuales del enfrentamiento.

 

En buena medida, podríamos hablar de un retorno a la política, si pensamos con el esloveno Zizek y su inmersión en Jacques Lacan, que ese elemento ideológico la forcluye y avanza a lo que se ha denominado “consensualismo puro”, lo que deberemos leer, creemos nosotros, como imposición totalitaria que pretende el objetivo imposible de eliminar la alteridad. Este retorno a la política permitiría conformar lo que llamaremos a estos fines específicos como “objetividad”, cuya ausencia, extrema paradoja no visible para los ojos cegatos de los extremismos, impide la realización de lo social. Creemos que su ausencia ha sido denominada fascismo.

 

tlopezmelendez@cantv.net

María Corina Machado y el audio:

Esto es evidencia de un régimen totalitario

26 de junio de 2013

 

La diputada María Corina Machado habló en el programa Aló Ciudadano acerca del audio que fue difundido hoy por el alcalde de Libertador, Jorge Rodríguez, y el ministro de Información y Comunicación, Ernesto Villegas. Según reveló la parlamentaria, ese audio fue obtenido de una conversación que ella sostuvo con el historiador Germán Carrera Damas, en casa de él, en su biblioteca.

 

La parlamentaria asevera que ese sonido fue grabado y manipulado, sacando de contexto planteamientos hechos por ella “en privado y en público, porque es la forma como yo vivo y entiendo la política, luchando por la verdad con la verdad”.

 

A juicio de María Corina Machado, Jorge Rodríguez y Ernesto Villegas demuestran con su actitud la naturaleza del actual gobierno, al que califica de “totalitario, inmoral, decadente, corrupto y chantajista”. Añadió que “cada ladrón juzgaba por su condición” y advirtió que el gobierno se equivoca si cree que con esa información va a dividir, amedrentar, callar o debilitar a la oposición.

 

Machado reiteró que la publicación de ese audio no era un ataque contra ella sino un ataque a la sociedad en general: “Esto es una evidencia de un régimen totalitario”. Agregó que ese audio fue un extracto de una conversación que sostuvo durante más de dos horas con Germán Carrera Damas, que además fue profesor de ella.

 

María Corina Machado insistió en que los venezolanos tenemos “el deber de luchar para que (...) la mayoría que votó por Henrique Capriles se imponga”.

 

“La participación tiene que ir acompañada de la denuncia”

 

A la parlamentaria se le preguntó cuál es la “opción no electoral” a que hace mención en la grabación que dio a conocer el alcalde Jorge Rodríguez hoy. En respuesta, afirma que frente a un régimen de esta naturaleza hay que mantener la movilización ciudadana y la protesta: “Vamos a un proceso electoral denunciando los atropellos, los abusos, la trampa y el fraude del CNE, como fuimos el 14 de abril, y ahí están los resultados. Pero en paralelo está la protesta ciudadana; es lo que este sábado vamos a ver en la calles de Caracas. Frente a un régimen como este, si no hay protesta, se pueden olvidar de las elecciones (...). La participación tiene que ir acompañada de la denuncia, la manifestación organizada sin concesiones de nuestros principios. Ahí está el espejo de lo que está pasando en Brasil”.

 

María Corina Machado insistió acerca de la necesidad de que los venezolanos protesten ante el proceder del gobierno, no solo en el caso de esta conversación grabada, sino en episodios anteriores: “Tenemos el derecho y el deber de actuar protestando, elevando nuestras voces y sin bajar la cabeza”. Agregó: “Partimos de la base de que esto no es una democracia. No es una democracia y por lo tanto no basta con la organización y la participación electoral. Tenemos que organizar a la gente, denunciar, protestar, manifestar y exigir”.

 

“Traición a la patria es que el futuro de Venezuela se esté decidiendo en La Habana”

 

Acerca de lo que dijeron Jorge Rodríguez y Ernesto Villegas hoy, de que ella podría haber incurrido en traición a la patria, María Corina Machado argumentó: “Traición a la patria es que el futuro de Venezuela se esté decidiendo en La Habana, Cuba. Traición a la patria es que sean los hermanos Castro (...) los que utilicen nuestros recursos para no solamente enriquecerse ellos y quienes siguen su proyecto, no solo en Venezuela sino en otros países mientras que aquí no hay vacunas para atender epidemias como la H1N1. Traición a la patria es tener oficiales cubanos dando instrucciones a los oficiales venezolanos de la FAN”.

 

Acerca de la manera como fue grabada su conversación con el historiador Carrera Damas, la parlamentaria expresó: “Esto es un típico proceso de inteligencia cubana para aterrorizar, amedrentar, pero no contaban con lo que hicimos el 14 de abril y lo que estamos haciendo ahora. Esto es indignante, es humillante, pero se va a acabar”.

 

La diputada insistió en que los venezolanos tienen que defender sus derechos: “Pedir, convocar, llamar a que cada venezolano defienda su derecho, no solamente es un derecho que está en nuestra Constitución (...). Es una obligación histórica y una obligación moral por lo que está ocurriendo en nuestro país”.

 

Viajará a Madrid la próxima semana

 

Acerca de sus viajes al exterior para hablar de la situación venezolana y las reacciones de algunos gobiernos, la diputada comentó: “Mi trabajo fuera, el que he hecho y seguiré haciendo, es llevando esta palabra, esta voz, esta realidad de lo que ocurre en Venezuela, que el gobierno ha tratado de tapar con miles y millones de dólares nuestros”. Y advirtió: “Si nos traicionan los gobiernos, porque sí, nos han traicionado, en los congresos hemos conseguido hombres y mujeres valientes, íntegros que nos han acompañado en esta causa”.

 

Acerca del porqué aparece este audio en este preciso momento, la diputada cree que ello obedece a una intención del gobierno, de silenciar su gestión en el exterior. Adelantó que la semana próxima viajará a Madrid: “Voy a estar participando en foros y voy a tener encuentros con colegas parlamentarios donde les voy a decir la verdad, como lo hemos hecho y seguiremos haciendo”.

 

“En la unidad tenemos como práctica decirnos las cosas y las diferencias”

 

María Corina Machado enfatizó: “Nosotros en la unidad tenemos como práctica decirnos las cosas y las diferencias. Eso es lo sano, es lo natural”. Reconoció que dentro de la unidad hay distintos puntos de vista pero advirtió: “Hay respeto y además se cumplen los acuerdos porque yo cumplo mi palabra, y eso es la diferencia entre un régimen que por su propio peso y por sus propias contradicciones, ha demostrado que no tiene viabilidad alguna”. Enfatizó: “Yo asumo la responsabilidad de cada una de las palabras que yo digo, no de las que ponen en mi boca”.

 

Tras ser difundido este audio, la diputada relató que se comunicó inmediatamente con el secretario ejecutivo de la MUD, Ramón Guillermo Aveledo, “que es un personaje que yo respeto enormemente, y con otros miembros de la MUD (...) porque aquí lo que priva es la confianza y el respeto”. Dijo estar convencida de que “en estas horas cruciales nos jugamos el futuro de Venezuela y la estabilidad de toda la región”.

 

En la grabación fue destacada una frase donde María Corina Machado planteaba un golpe de Estado. Al respecto, la diputada hizo la siguiente aclaratoria: “Evidentemente aquí tuvo lugar un golpe de Estado. Cuando se desconoce la voluntad popular, soberana, expresada en el voto, tiene lugar un golpe de Estado y además un golpe de Estado militar”.

 

La diputada aprovechó para condenar el plan Patria Segura, que contempla la salida a la calle de efectivos de la FAN: “Cuando al responder que para resolver el problema dramático, horrendo, totalmente fuera de control de la violencia y la criminalidad, Maduro dice que va a militarizar el país (...), se están preparando para prevenir la protesta (...), para que la gente no alce su voz”.

 

Resaltó el detalle de que la conversación fuera grabada en la biblioteca de la casa de Germán Carrera Damas: “Si se meten en su casa, en su cuarto, en su cocina, esa sensación de estar siendo violado en su intimidad, eso es algo que no ocurre en una democracia. Eso es típico de un régimen totalitario. Eso no lo podemos permitir y no lo vamos a permitir”.

 

María Corina Machado reiteró la necesidad de que los venezolanos protesten ante el proceder del gobierno, no solo en el caso de esta conversación grabada, sino en episodios anteriores: “Tenemos el derecho y el deber de actuar protestando, elevando nuestras voces y sin bajar la cabeza”.

Venezuela: elecciones, único camino

Fernando Mires

26 de junio de 2013

En un reciente artículo intenté expresarme acerca de las dificultades para que en Venezuela ocurran hechos de protesta masiva como los que tienen lugar en Turquía y Brasil. Entre otras razones aduje que en Venezuela bajo el chavismo, la columna vertebral de la sociedad ha sido quebrada por un gobierno que a la vez controla todo el aparato del estado. En virtud de un radical proceso estatizante, las organizaciones sociales existen, pero de un modo extremadamente atomizado. Ninguna -quizás esa es la triste verdad mostrada por el paro universitario- posee la capacidad convocatoria para nuclear, detrás de sí o en su torno, a la creciente disconformidad con el gobierno de Maduro.

 

Diciéndolo de modo sencillo: Para que surjan movimientos sociales democráticos se requiere, obvio, de una sociedad y de una democracia. Pero en lugar de la sociedad (conjunto de asociaciones) el chavismo intentó erigir un corporativismo de tipo “mussoliniano” de acuerdo al cual las asociaciones, en vez de comunicarse entre sí, se convierten en simples dependencias populares del estado. La democracia a su vez, sólo se manifiesta de modo electoral. Pero aún así, el hecho de que los resultados electorales están, si no determinados, por lo menos influidos desde el gobierno-estado, son cada vez más evidentes.

 

Ahora, precisamente el hecho de que Capriles y la MUD hayan cuestionado los resultados de las elecciones presidenciales, ha dado nueva vida a la peligrosa tendencia abstencionista que siempre se mantiene latente dentro de la oposición. De ahí a pedir el boicot a las elecciones de alcaldes que tendrán lugar el ya muy próximo 8 de Diciembre, hay un solo paso.

 

Quienes defienden el abstencionismo apelan esta vez a cierta lógica formal. Si hubo un gran fraude en las elecciones presidenciales, arguyen, habrá otro igual en las de alcaldes. De acuerdo a esa lógica, la letra B debe seguir a la letra A. Lo que, sin embargo, no logran entender es que la lógica de la política no es formal y en ella la B no sigue necesariamente a la A. Después de la A puede en política venir la C , la D o la Z. Todo depende de como se van dando las cosas.

 

Pero antes de argumentar a favor de la participación electoral, vale la pena dejar establecido una premisa ética: Votar es, antes que nada, un deber. No se vota para ganar. Se vota porque es un deber hacia uno y hacia los demás, nos guste o no. Se es ciudadano cuando se vota, aunque no se elija. ¿No ocurre lo mismo acaso con el pago de nuestros impuestos? ¿No voy a pagar impuestos solo porque estoy convencido de que mi dinero va a ser destinado a financiar la dispendiosa vida de algunos políticos? No, la declaración de impuesto es mi deber. Solo después de hacerla puedo reclamar sobre el destino de mi dinero. Antes, nunca.

 

Sin embargo, "la razón moral no tendría sentido si no estuviera unida a la razón práctica" (Kant). En el caso venezolano las razones prácticas de votar también existen. Entre varias destacaré a tres que por el momento parecen ser muy decisivas.

 

La primera es que, aún habiendo fraude, cuando la voluntad popular se hace presente con decisión y fuerza, el fraude puede ser disminuido e incluso evitado. De acuerdo a la lógica abstencionista, por ejemplo, nunca Henrique Capriles habría podido ser elegido gobernador de Miranda a pesar de que en Miranda, Capriles no derrotó a cualquiera. Derrotó a un Jaua, delfín de Chávez. En cierto modo, en Miranda, Capriles derrotó a Chávez.

 

No olvidemos que Mario Silva en sus cruciales revelaciones dejó muy claro que él pertenece a una fracción del chavismo dispuesta a suprimir a las elecciones de acuerdo a recomendaciones directas recibidas de Fidel Castro. Eso quiere decir, evidentemente, que para algunas fracciones del chavismo las elecciones que otrora fueron un medio de legitimación, han llegado a convertirse en un medio que puede llevar a la propia caída del gobierno.

 

La segunda razón práctica se refiere al hecho de que en las elecciones las victorias no sólo tienen un carácter cuantitativo sino también uno cualitativo. Permítaseme una simple pregunta: ¿Cuándo fue más fuerte la oposición, antes o después de las elecciones del 14. 04? La respuesta es obvia. La oposición salió de las elecciones más fortalecida que nunca, con un líder popular reconocido por todos, y con una unidad inter y extrapartidaria superior a la de cualquiera oposición latinoamericana.

 

Ahora, la misma pregunta al revés ¿Cuándo fue más débil el gobierno post-chavista, antes o después de las elecciones del 14.04? Yo creo que hasta los chavistas más convencidos estarán de acuerdo en aceptar que nunca en toda su historia el chavismo ha sido más débil que después del 14.04. Con un líder que no es líder, con divisiones que afloran por todos lados, y con una legitimación cada día más cuestionada. Si a esa situación agregamos la brutal crisis económica legada por Chávez, opinar que el post-chavismo vive la fase terminal de su vida, ya no es un despropósito. Pues bien, todo eso ha sido evidenciado con una victoria electoral que para el chavismo fue una derrota y con una derrota electoral que para los demócratas fue una victoria.

 

Las elecciones, eso es lo que no entienden nunca los abstencionistas, no son sólo un medio para alcanzar el poder. Son, además, un fin en sí. Porque solo a través de arduas campañas electorales es posible movilizar a grandes masas, desenmascarar imposturas, decir las verdades que todos quieren escuchar, en fin, formar nuevas conciencias.

 

Abstenerse de votar, en cambio, es aceptar una derrota cuantitativa y cualitativa a la vez. De ahí que la prédica del abstencionismo, bajo las condiciones que vive Venezuela, es, se quiera o no, un acto políticamente criminal.

 

Tanto o más criminal -esta es la tercera razón- si se tiene en cuenta que el 8 de Diciembre la oposición tiene, si las cosas se hacen medianamente bien, todas las posibilidades de obtener la mayoría nacional de los votos. De la dimensión de esa mayoría dependerá si el inevitable diálogo con los sectores menos inflexibles del chavismo será entre iguales o de vencedor a vencido; si habrá referéndum revocatorio; si surgirá una asamblea constituyente, en fin, todos temas que por el momento sólo pertenecen al futuro. Y si en la vida hay algo incierto, eso es el futuro.

 

Pero más allá de toda incertidumbre, las elecciones para alcaldes ofrecen, por su propia naturaleza, una oportunidad histórica extraordinaria. Por una parte los candidatos deberán debatir no sobre ideologías, sino sobre los problemas cotidianos que afectan a cada zona alcaldicia. Por otra, las elecciones tendrán el carácter de un verdadero plebiscito nacional. Eso quiere decir: lo más pequeño y lo más grande de la nación será puesto en juego en cada región, comuna o pueblo. ¿Quién se quiere perder eso?

 

Venezuela no es, por ahora o mientras tanto, una nación muy democrática. Pero aún así, las elecciones prometen ser una gran fiesta democrática. El mundo estará pendiente, muy pendiente de ellas. Benditas sean.

¿Qué hay detrás del “Patria o papel toilet”?

Luis Vicente León

25 de junio de 2013

 

No es una banalidad intentar comprender qué hay detrás del planteamiento hecho por el canciller Elías Jaua sobre si los venezolanos quieren Patria o papel toilet. Si bien el dilema ha sido tomado por muchos como un elemento superficial, en las actuales condiciones económicas y políticas que vive Venezuela se trata de un planteamiento controversial, por los elementos que permite evaluar en el orden del debate y el clima electoral.

 

La pregunta de Elías Jaua podría considerarse como una estrategia para minimizar el impacto y el costo político dentro de sus propias bases del desabastecimiento y la escasez, sobre todo porque sucede en un contexto previo a unas elecciones municipales. Pero, al mismo tiempo, ofrece la oportunidad de evaluar en qué nivel está la sociedad venezolana —en especial la masa electoral— para sentirse conectada o no con elementos discursivos que resultan difíciles de aprehender en contraste con las principales preocupaciones del venezolano promedio.

 

Esto es lo que se ve en los focus group y lo que se mide en las encuestas: cuando se le pregunta a los venezolanos si sienten que el país está en peligro de invasión o de una guerra, ni siquiera el 12% responde que sí. La mayoría de la población no siente esos peligros como reales, pero más del 70% evalúa negativamente el tema de la seguridad personal. Además, más del 80% califica de manera negativa el tema del abastecimiento y más del 65% califica de la misma manera las gestiones vinculadas con la infraestructura.

 

Hay que tener cuidado con algo: esto no quiere decir que haya una evaluación negativa del gobierno, sino de estos temas concretos. El gobierno es otra cosa y los datos son otros. Pero cabe preguntarse si estas abstracciones utilizadas como eje discursivo pueden ser eficaces, sobre todo cuando los conectores electorales y de vida en la mayoría del país son otros.

 

Cuando la población tiene necesidades esenciales no cubiertas, los planteamientos abstractos le resultan excéntricos. “Revolución”, “Libertad” o “Democracia” están en un nivel muy inferior a “comida”, “vivienda o “papel toilet”, cuando se revisa la jerarquía de las mayorías. En un clima así de dramático, críticos en cuanto a la cobertura de las necesidades, que el gobierno hable de Patria o la oposición utilice Libertad o Derechos Políticos muda el discurso a conceptos alejados de los verdaderos intereses políticos. No son buenos motivadores.

 

Si se le hablara a una población que está en medio de una guerra, con un país inmerso en un conflicto —Vietnam en los años sesenta; Bosnia en los años noventa; el caso reciente de Libia o Siria—, las ideas como Patria o el honor de sus hijos son factores con un poder concreto y motivador, por encima del jugo de naranja o el papel toilet. Si se le habla a un ciudadano con estudios de alto nivel, hecho y derecho, que tiene su vida económica resuelta y las necesidades básicas de educación, vivienda y salud cubiertas, elementos como democracia, rescate de los derechos políticos o defensa de la libertad de expresión se vuelven factores fundamentales.

 

Pero cuando se le habla a un país que sabe que está en crisis, pero sus condiciones entran dentro de lo que ya es común y corriente en la vida de sus ciudadanos, sin una guerra ni una invasión que comprometa a la Patria, con serios problemas de infraestructura que se mezclan con necesidades básicas no cubiertas y problemas críticos de producción y abastecimiento, los planteamientos —ni desde el gobierno ni desde la oposición— pueden basarse en nociones alejadísimas de las motivaciones reales.

 

Y ése es el país actual. Y en ese escenario las ofertas políticas abstractas no conectan con las masas, que en realidad lo que buscan son soluciones concretas a sus problemas cotidianos. En su momento, la oposición planteó sus propias abstracciones como una gran oferta a la masa electoral, pero empezó a obtener resultados favorables cuando habló de la inseguridad, del desempleo, de los servicios públicos, de la inflación, de la vivienda y del alto costo de la vida. Eso sólo demuestra lo que dicen las encuestas: que el electorado exige que sus líderes entiendan que aún está insatisfecha una base primaria de cobertura de necesidades. Son soluciones a sus problemas de vida cotidiana.

 

De ambos lados, cualquier intento de reincidir en el estímulo a través de abstracciones sería un error. Esto no quiere decir que eso no importe: Libertad, Democracia, Revolución o Patria pueden ser conceptos vitales para la vida política del país, pero serán innegablemente inasibles mientras la realidad de las necesidades básicas no cubiertas dificulten la vida de los venezolanos. Están ahí, pero en una dimensión muy alejada en el orden de prioridades de una persona que no consigue comida, que el salario no le alcanza, que siente que su vida corre peligro, que no confía en las instituciones o que no cuenta con servicios públicos de calidad en su cotidianidad.

 

Cuando un ciudadano siente que la Patria está en peligro, cuando alguien va a la guerra, su preocupación no es ni el papel higiénico ni la harina de maíz. Hay situaciones en las cuales el ser humano debe decidir entre un concepto abstracto valioso y uno concreto pero que puede postergarse. Entre comida y libertad de expresión o entre Patria y papel toilet, por ejemplo. Una variable fundamental es capaz de sustituir las necesidades básicas en ciertas circunstancias. Pero los venezolanos no estamos en esa situación, así que se trata del planteamiento de un dilema falso y evidentemente desconcertante.

 

El elector venezolano quiere Patria, pero una patria moderna, desarrollada, con calidad de vida y, también, con papel toilet.

¿Por qué Estambul sí, Río también,

y Caracas (todavía) no?

Fernando Mires

25 de junio de 2013

 

Poco después de haber dado a conocer en POLIS un artículo en el que intentaba analizar los estallidos sociales ocurridos en Turquía y Brasil, recibí un e-mail de una gentil lectora preguntando mi opinión acerca de por qué en Caracas no ha ocurrido algo parecido ¿No será que a los venezolanos nos faltan ganas? agregaba, incitándome a una rápida respuesta.

 

Tentado estuve de responder que por lo general mantengo una línea; y es la de nunca referirme a hechos cuando no han ocurrido, limitándome a enfocar lo que aparece sobre la superficie pues ese es el lugar de la política -lo que la diferencia de la filosofía y el arte, cuyos lugares suelen ser insondables-. No obstante, la pregunta de mi lectora no deja de ser interesante. Y además, muy lógica. Es por eso que en contra de mis convenciones, hice una excepción y decidí responder.

 

¿Por qué en Venezuela, después de catorce años de corrupción, nepotismo, despotismo, militarismo, abusos, y pare usted de contar, no surge una manifestación social parecida a las que tiene lugar en las grandes ciudades turcas y brasileñas?

 

Un teórico chavista -suponiendo que en el chavismo exista algún teórico- podría responder aduciendo que esa es precisamente una prueba de que en la población hay conformidad con la gestión de gobierno. Alguno más fanático agregará que el gobierno es del pueblo y el pueblo no protesta en contra del pueblo. Afirmaciones que se contrarrestan con el hecho de que Venezuela es el país donde, de acuerdo a estadísticas, las luchas reivindicativas son las más numerosas del continente.

 

No hay día en que no amanezcan carreteras trancadas, guarimbas cada noche, tomas de recintos de trabajo, ocupaciones de terrenos, cacerolazos al por mayor, huelgas, incluyendo las de hambre, agregándose algunos detalles tortuosos como esos estudiantes que se cosen los labios en inútiles actos de narcisista heroísmo.

 

Caminando a lo largo de una sola calle tú puedes encontrar varias manifestaciones populares. También es posible observar -y por ahí va el problema- que ninguna de ellas toma noticias de la otra. Todas se ignoran entre sí. Parlando el dialecto de los sociólogos podría decirse que en Venezuela no existe articulación social ni intercomunicación discursiva. Eso no quiere decir por supuesto que alguna vez no pueda emerger una protesta descomunal, como las que inunda las calles de Turquía y Brasil. Pero el hecho concreto es que todavía eso no sucede.

 

Hay una razón obvia: La desintegración social que experimenta Venezuela es un fenómeno inducido. Para nadie es un misterio que la nación vive hace años bajo el imperio de un régimen radicalmente estatista. Y ahí donde crece el estado no nace la sociedad. En ese sentido podría afirmarse que bajo el chavismo -el mismo Chávez jamás lo ocultó- ha tenido lugar un proceso de toma del poder, pero no por una clase social externa al estado, sino por un partido identificado cien por ciento con el estado. O en otras palabras: se trata de un proceso de doble toma de poder. Por una parte, la toma del estado por el gobierno. Por otra, la toma de la sociedad por el estado.

 

El ideal -todavía incumplido- del chavismo ha sido integrista: identificar lo social, lo político y lo estatal en una sola unidad articulada por la presencia de un líder carismático.

 

Ahora bien, para alcanzar ese ideal, las organizaciones populares, incluyendo sindicatos estratégicos como los del petróleo, fueron estatizados. Fue así naciendo un orden corporativo muy similar al modelo mussoliniano. Los grotescos "batallones obreros" propuestos por Maduro serían, desde esa perspectiva, la culminación de ese ideal integrista: la militarización de una clase social ya estatizada. Afortunadamente a Maduro -a diferencias de Mussolini- nadie lo toma muy en serio.

 

Las organizaciones de representación popular nacidas bajo el chavismo fueron construidas desde arriba hacia abajo. Tanto Misiones como Concejos son prolongaciones del estado al interior del universo popular. De modo paralelo el chavismo tomó posesión de gran parte del aparato productivo, principalmente del segmento más vinculado al consumo popular. Todo esto exigía, por supuesto, la existencia de una eficiente burocracia. Dicha burocracia, por cierto, existe; es gigantesca, pero a la vez, es absolutamente ineficiente, más aún, es corrupta y parasitaria.

 

No obstante, las demandas populares no tienen otro interlocutor que no sea el estado, pero -este es el punto- de un estado que ha sido secuestrado por el gobierno. De este modo, cuándo los trabajadores van a huelgas, no tienen a nadie a quien reclamar sino al propio gobierno-estado. Tampoco pueden esperar solidaridad de otros sectores sociales pues estos se encuentran de igual modo conectados verticalmente al estado. Chávez y el chavismo han logrado así quebrar la columna vertebral de la sociedad venezolana. hasta el punto de que una comunicación de tipo horizontal entre diversas organizaciones sociales -como la que se ha dado recientemente en Brasil y en Turquía- resultaría, si no imposible, muy difícil.

 

O para expresarnos en términos comparativos. Mientras en Brasil y Turquía tuvo lugar un proceso de evolución económica, siendo respetadas las instituciones públicas y la autonomía ciudadana, en Venezuela, bajo la égida de uno de los estados más corruptos de los cuales se tiene noticia, tuvo lugar un proceso de "destrucción de la producción", siendo las instituciones públicas convertidas en meros apéndices de un partido de gobierno nacido al interior del estado.

 

De la estatización de lo social solo escapan algunas universidades (ya minoritarias frente a la creación de esos antros ideológicos que son las universidades chavistas) las iglesias, uno que otro medio comunicacional, diversas redes sociales y, sobre todo, los tan denigrados partidos políticos de la oposición democrática.

 

Para concluir: Si hubiera tenido que responder de modo más escueto a mi estimada lectora la pregunta de por qué en Venezuela no asoma (todavía) un movimiento social como el turco o el brasileño, habría postulado la siguiente tesis: Mientras en países democráticos como Turquía y Brasil lo político es construido a partir de lo social, en países no democráticos, o deficientemente democráticos como Venezuela, lo social debe ser construido a partir de lo político.

 

Al nivel de lo político y no de lo social pertenecen también las elecciones periódicas. Pero ¿no están controladas las elecciones, y de modo fraudulento, por el propio partido-gobierno-estado?

 

Este es ya otro tema. En cierto modo es el tema del tema. Lo abordaré en mi próximo artículo.

Lógica política

Américo Martín

23 de junio de 2013

La esencia de la política, su naturaleza, radica en que siempre y en todo lugar es ambivalente

Maurice Duverger

 

Abstenerse de votar en nombre de la lógica natural es abandonar espacios y con ellos a los venezolanos, a quienes no puede serles indiferente que la alcaldía mayor sea dirigida por ese excelente líder que es Antonio Ledezma y no por cualquier fundamentalista dominado por el odio, o que en el municipio Sucre el alcalde sea el gran Ocariz y no el lamentable Ojeda, para poner solo esos ejemplos

 

1Emil Littré definió la política como ciencia. Paul Robert, como arte. Si me tocara zanjar la discusión optaría por la cómoda respuesta ecléctica: es las dos cosas, pero serán la improvisación, la intuición, el pálpito, los determinantes en cada momento del peso de una o de la otra. Como ciencia, la política se fundamenta en datos, números, hechos comprobables. Como arte, en “olfato”, sutileza y sentido de la oportunidad. Hay pues una lógica tradicional, científica y una lógica intuitiva, “artística”. A veces no es posible que coincidan y entonces una sana y bien adiestrada dirección política deberá escoger

 

2 Como no estoy escribiendo un tratado de Lógica, no citaré a Aristóteles, Averroes, Kant o Hegel. Hablaré de la lógica natural, la destreza común de razonar sin esgrimir datos científicos. En nombre de ella, se reprocha a Capriles la supuesta enormidad de llamar a participar en las elecciones de 8D, pese a haber denunciado un fraude en las de 14A. Ese llamado ­enfatizan- no resiste el silogismo lógico porque se es o no se es. Si usted dice que en abril hubo un fraude no puede convalidarlo en diciembre. Es ilógico, por decir lo menos. Y sin embargo, en lo que sigue demostraré que desde el punto de vista del arte político es perfectamente lógico.

 

3 El objetivo de la política es el poder. ¿Alcanzarlo para qué? Ahí se bifurcan los caminos: para instalar una dictadura mesiánica, enriquecerse y colmar el apetito del mando, o para desarrollar un país en libertad, con alto nivel de vida y sometiéndose ­humildemente-a la alternación del poder y las exigencias de la democracia. Ambas fórmulas pueden haberse ajustado a la lógica para lograr sus fines, aunque una sea inmoral y la otra moral.

 

4 En busca de ese objetivo, la lucha política se libra todo el tiempo en muchos espacios. Los desniveles culturales -según los lugares- son profundos, las motivaciones también. Hay que adaptar el lenguaje. Las razones válidas para unos pueden no convencer a otros. La Autonomía Universitaria le dice más a ciudadanos, docentes, estudiantes y trabajadores de la educación, que a comunidades indígenas o pobladores diezmados por el hambre y el desempleo. Pero todo es importante. La autonomía, calmar el hambre, combatir la discriminación étnica por razones de sexo y de minoría marginada. En todos hay que ganar voluntades, reunir mayorías.

 

5 La pelea por pulgadas en tantos tableros simultáneos impone flexibilidades, siempre que sean compatibles con la moral política si es que nos referimos a demócratas sinceros. La lógica natural podría conducir a calles ciegas, a embarcar todo el cacao en una sola batalla final, a disputar en el terreno del otro, y abandonar retos y oportunidades alegando incompatibilidades formales. Sus propiciadores a veces reducen el asunto a un desahogo emocional.

 

6 El fraude nunca es absoluto: no ocultó el descomunal crecimiento de la oposición y el enorme desconcierto de los cuestionados ganadores. El “perdedor” emergió unido, consciente por primera vez de su condición de mayoría, con un líder y provisto de tarjeta única. El “ganador” quedó dominado por el amargo sabor de la derrota. Típico caso del perdedor-ganador y del ganador-perdedor.

 

7 Los manejos maliciosos tampoco pudieron evitar la derrota oficialista en un referendo, ni la elección de Capriles, Ledezma, Henri Falcón y otros odiados “apátridas”. Porque para saber cuánto puede lograrse, cuánto obtenerse, es menester meterse en la candela con argumentos sólidos y tenacidad animada por el hambre de la victoria.

 

8 Abstenerse de votar en nombre de la lógica natural es abandonar espacios y con ellos a los venezolanos, a quienes no puede serles indiferente que la Alcaldía Mayor sea dirigida por ese excelente líder que es Antonio Ledezma y no por cualquier fundamentalista dominado por el odio, o que en el Municipio Sucre el alcalde sea el gran Ocariz y no el lamentable Ojeda, para poner solo esos ejemplos.

 

9 Además de una lógica política hay una moral de esa índole. ¿Niegan la lógica natural y los principios morales? Para nada. Tienen ámbitos propios, pero no se excluyen. Por ejemplo: la corrupción es aborrecible. En nombre de la Moral es justo castigar a todo corrupto al mismo tiempo y sin distingos, pero en nombre de la política el asunto es ligeramente distinto. Caben los gradientes. Centrando el ataque en la cumbre del poder corrupto, podrá dejarse de lado o llevados a lavarse las manos a quienes estén en las orillas. Y por eso la victoria política supone reducir el campo contrario, silenciar baterías, desarbolar de respaldos y seguidores al adversario, cosa que no ocurriría si se usan las armas de la crítica contra todos al mismo tiempo. El resultado sería bien inmoral desde cualquier punto de vista: la perpetuación del poder.

 

10 Hay muchas definiciones de lo que sea la política. Aportaré una mía, puramente instrumental: si quieres impulsar desde el poder un cambio debes ganar a todo el que puedas ganar, neutralizar a quien no puedas ganar, y enfrentar a quien ni siquiera puedas neutralizar. La MUD debería atenerse a esa regla. Se ha consagrado al cambio progresista y no puede regalarle espacios ­en este caso los municipales- a quienes pretende sustituir. En nombre de cierta moral la política como arte-ciencia suele ser injustamente cuestionada. Pero tomemos el caso y preguntemos: ¿Será preferible hundirse en la fetidez agitando vigorosamente el banderín de los “principios”?

María Corina Machado: “Nos dieron la espalda

Aldo Rodríguez Vllouta/ EFE

22 de junio de 2013

 

La diputada María Corina Machado lamenta que los gobiernos latinoamericanos hayan traicionado a la democracia venezolana y alertó sobre “una variable que se ignora” por sus “muy peligrosas y muy dolorosas consecuencias: la compleja red de intereses trasnacionales” a favor de Maduro

 

María Corina Machado, la cara femenina de la oposición venezolana, asegura que la democracia de su país sufre la “traición de Latinoamérica”, aunque excluyó de ello al papa Francisco, quien podría apurar “la transición hacia la democracia” como sucedió en Europa del Este con el polaco Juan Pablo II.

 

“Los Gobiernos de Latinoamérica nos han traicionado. Traicionaron a la democracia de Venezuela, a los demócratas venezolanos” que combatieron al fallecido Hugo Chávez y mantienen la lucha contra la “neodictadura” de Nicolás Maduro, dijo en una entrevista con Efe.

 

“Le reconozco a la Iglesia católica -añadió- el rol político que ha ejercido durante siglos y en las últimas décadas la influencia innegable del Vaticano a favor de la democracia, la justicia, la dignidad y la libertad humana en Europa Oriental con Juan Pablo II”.

 

Ahora, con “un Papa argentino, un Pontífice de aquí, quizá se repita la historia”, lo que repercutiría en toda la región porque, alertó, “no se engañen que el de Venezuela es un problema regional”.

 

Esta ingeniera y diputada de 46 años, la más votada del país, no ha dejado la primera fila opositora desde el referendo que en 2004 intentó sacar del poder a Chávez y luego de que en 2005 fuera recibida en la Casa Blanca por el entonces presidente estadounidense, George W. Bush.

 

Pocos días después de las elecciones del pasado 14 de abril, Machado destacó entre los diputados que fueron golpeados en plena sesión parlamentaria. Los legisladores opositores denunciaban un golpe del chavismo contra el Legislativo al impedírseles hablar por no reconocer la legitimidad de Maduro como gobernante.

 

Gracias a esa golpiza se abrieron para nosotros las puertas de los Congresos de los países de nuestra región”, indicó Machado, ya que entre los presidentes de la región sólo el colombiano Juan Manuel Santos recibió al líder opositor Henrique Capriles, un encuentro postelectoral criticado severamente por Maduro.

 

Independientemente de la cosecha o no de apoyos en el exterior, agregó la diputada, “los demócratas venezolanos decidimos ser libres y hemos empezado la transición hacia la democracia”.

 

Si esta (ayuda papal) es la ruta de la transición, sin lugar a dudas será la más positiva porque implicará la que menos dolor traiga, pero que no quepa la menor duda de que la transición democrática en Venezuela va por esta vía o por otra, porque la mayoría ya decidimos cuál es el país y el Gobierno que queremos”, remarcó.

 

Capriles alega que ganó en abril a Maduro, quien con “elecciones amañadas”, según la diputada, “suma ilegitimidad de origen a su ilegitimidad de desempeño”.

 

En una neodictadura no basta ganar elecciones” y “el plano electoral es un espacio de lucha, pero no el único”, agregó y sobre la opción armada se apresuró a apuntar “al régimen”, que, dijo, tiene armada al hampa” y cuenta con “grupos civiles paramilitares”.

 

También alertó sobre “una variable que se ignora” debido a sus “muy peligrosas y muy dolorosas consecuencias: la compleja red de intereses trasnacionales” a favor de Maduro.

 

No me refiero exclusivamente al régimen cubano, porque tanto o más pernicioso que esa influencia cubana es la de las mafias rusas”, indicó, al señalar que éstas están en los sectores venezolanos de las armas, el petróleo, la minería, la construcción y otros.

 

Por ello, insistió Machado, “no le puede convenir a ningún presidente democrático asociarse a Maduro”, gobernante de “un país aparentemente adormecido” en el cual “puede pasar así cualquier cosa, porque la efervescencia social es brutal”.

 

Sobre las razones de esa alegada “traición” latinoamericana, la achacó a “diversos factores” y no solo a la dependencia del petróleo venezolano.

 

Este régimen, de manera muy hábil y con la dirección cubana, ha hecho rehenes” a Gobiernos de países que dependen del petróleo, pero también es apoyado por Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Argentina que “han sucumbido al modelo y son partidarios de él”.

 

Sobre Brasil, Chile, México y Perú, Machado dijo que “para los venezolanos es inaceptable e incomprensible” que no apoyen “la democracia venezolana”.

 

También tildó de “inaudito e inaceptable” que en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) de Guatemala no se alzarala voz de siquiera uno” de los Gobiernos del continente contra “la neodictadura” venezolana, entre ellas la de Canadá ni la del Gobierno estadounidense.

 

Estados Unidos tiene un enorme complejo y no se atreve a decir lo que piensa”; sus autoridades “no quieren ser los únicos que lo digan” y así tienen una “excusa para no hacer nada”, indicó.

¿Asalto a la educación?

22 de junio de 2013

 

El presidente de la Academia de Ciencias Matemáticas, Claudio Bifano, expresó preocupación por el conflicto universitario e hizo un llamado de alerta sobre el papel que el Gobierno, del cual dijo que “pareciera darle el asalto final a la educación”

               

El presidente de la Academia Nacional de Ciencias Matemáticas, Claudio Bifano, expresó este sábado su preocupación por el desarrollo del conflicto universitario e hizo un llamado de alerta sobre el papel que el Gobierno pretende asignarle a la educación venezolana.

 

En rueda de prensa convocada por el Frente para la Defensa de la Educación Democrática, el también profesor universitario denunció que desde el Gobierno se han violentado todos los principios democráticos para intentar convertir las universidades en instrumentos para el adoctrinamiento político, para obligar a los estudiantes a tener una sola visión del mundo y acabar con la pluralidad del sector educativo del país.

 

“En defensa de la universidad del pueblo, un conjunto de venezolanos preocupados por el destino de la educación en el país hemos decidido dar un paso al frente con la intención de crear un espacio para la discusión”, señaló el reconocido académico al recordar que los intentos de convertir la educación en instrumento político e ideológico de la revolución, han sido rechazados por la sociedad civil organizada.

 

“Si bien es cierto que esta política comenzó con el gobierno del presidente Chávez, tampoco lo es menos que el gobierno actual presidido por Nicolás Maduro pareciera decidido a llevar adelante el asalto final a todo el sistema educativo venezolano”, indicó.

 

También destacó que los factores afectos al partido del Gobierno han procurado controlar las casas de estudios del paÍs, pero que ni por la vía de la violencia ni por la vía electoral se ha podido hacer realidad este deseo. “Los reiterados intentos por controlar el sistema educativo y convertirlo en instrumento político e ideológico de la revolución han sido repetidamente rechazados por la sociedad civil venezolana”, subrayó.

 

Bifano consideró importante señalar que “ni por la vía de la violencia ni por la vía electoral han podido hacer realidad su deseo de domesticar a instituciones que, por su propia naturaleza y dinámica histórica, nunca han sido sumisas al poder”.

¿Puede un tribunal

declarar ilegal el paro universitario?

José Ignacio Hernández

21 de junio de 2013

 

De acuerdo con diversas noticias, el 21 de junio de 2013 el Juzgado Cuarto de Municipio de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas ordenó a la Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela (APUCV) “culminar el paro nacional y llamar al reinicio de actividades académicas”. La sentencia se dictó resolviendo una demanda de amparo constitucional presentada por diversos estudiantes.

 

¿Pero puede un tribunal ordenar a la APUCV retornar a las clases? Recordemos los hechos: en atención a diversos reclamos relacionados con severas deficiencias presupuestarias y condiciones adversas a la autonomía universitaria, APUCV convocó a una consulta entre los Profesores de la UCV, con la intención de decidir si se acogía o no el paro indefinido. El 16 de mayo se realizó esa consulta, en la cual la mayoría de los profesores decidieron no acogerse al paro.

 

Considerando que las condiciones adversas a la autonomía de la Universidad no se habían solucionado, APUCV decidió convocar a una segunda consulta que se realizó el 6 de junio. En esta oportunidad resultó favorecida la opción de acogerse al paro. Esa medida se mantuvo, incluso luego de los anuncios realizados por el Gobierno Nacional, el 14 de junio, en cuanto a un incremento integral salarial ubicado entre el 112% y el 135%.

 

Como se había anunciado en un comienzo, no sólo el reclamo se dirigía al incremento salarial, sino a la revisión del conjunto de políticas adversas a la autonomía universitaria, dejando a salvo que una cosa es que anuncien el incremento y otra muy distinta que paguen dicho incremento.

 

Así, dentro de los reclamos considerados por APUCV, tal y como ha estudiado el profesor Manuel Rachadell, está el intento de establecer una Convención Colectiva única para el personal docente y de investigación, empleados administrativos y personal obrero de todas las universidades del país, en el que el Gobierno asumiría la condición de “patrono”, incluyéndose una cláusula orientada a promover “valores morales y ética socialista”.

 

En resumen, el reclamo de APUCV no se limita estrictamente al aspecto salarial, sino que toma en cuenta todas las demás condiciones adversas a la autonomía universitaria.

 

Ahora bien, lo que el Tribunal ha ordenado, según las noticias, es que APUCV cese en el paro y reinicie actividades a partir del martes 25 de junio.

 

Sin embargo, lo cierto es que APUCV no convocó ni decidió el paro. Tampoco esa esa asociación quien imparte clases. Fueron los miembros de APUCV, en su condición de profesores universitarios, quienes decidieron sumarse al paro indefinido, una decisión tomada a través de una consulta democrática. Por estas razones, el Tribunal, conociendo una demanda de amparo, no puede condenar a una asociación a realizar una actuación (en este caso dar clases) que sólo pueden realizar los agremiados de tal asociación.

 

Aun así, queda pendiente estudiar cuál es el alcance del derecho de huelga de los profesores universitarios, y cómo debe compatibilizarse con el derecho a la educación, algo que trataremos en otra oportunidad.

 

Tras esta decisión, en todo caso, subsiste un conflicto de fondo: el reconocimiento de la autonomía universitaria que la Constitución garantiza. Autonomía que requiere ciertamente cubrir el aspecto financiero: la inversión en educación es la mejor inversión que cualquier país puede hacer. Pero, además, el reconocimiento de esa autonomía pasa por no imponer el pensamiento único en la universidad. Eso sería contrario al concepto de universidad como una comunidad de profesores y académicos en búsqueda de la verdad. Y, sin autonomía, la Universidad Central de Venezuela no podrá seguir venciendo la sombra con su lumbre de fiel claridad.

La hora del entendimiento en Venezuela

Gustavo Palomares Lerma

19 de junio de 2013

 

Ha llegado el momento de una recomposición total en ese país que tenga como base un pacto político y social amplio en donde las distintas fuerzas políticas tengan cabida

 

El informe final de la Misión Electoral en Venezuela presentado por el Instituto de Altos Estudios Europeos en colaboración con Redunipaz, desmitifica las supuestas fortalezas electorales de ese sistema y subraya algunas tendencias preocupantes hacia la ingobernabilidad en ese país.

 

Los últimos datos económicos, los grandes niveles de desabastecimiento y la crisis política desde las elecciones de abril llevan a Venezuela a eso que llaman los expertos como “Estados fallidos”. Fallidos, no por su tierna institucionalidad, inexistencia del Estado y falta de consistencia política y social, como ocurre en algunas realidades principalmente africanas. Más bien, por todo lo contrario, por exceso y no por defecto; por una capacidad obscena para el “derroche” basada en una falsa prosperidad económica al “debe”, con una élite política y social que asume el “Estado como botín” y un desarrollo social, muy loable, pero incapaz de consolidarse bajo el manto de la corrupción, la inviabilidad presupuestaria y la inseguridad, física y jurídica. Esta descripción próxima al infierno dantesco de la literaria divina comedia, se tornó por mucho tiempo en la realidad diaria difícilmente sostenible para esa ciudadanía, para cualquier poder que se precie y para cualquier sociedad, más aún si tiene la madurez histórica y política que tiene la venezolana.

 

Ha llegado el momento de una recomposición total en ese país que tenga como base un pacto político y social amplio en donde las distintas fuerzas políticas tengan cabida. Este llamado, probablemente más propio del reino de los sueños, es urgente plantearlo en este momento de emergencia nacional. Ha llegado el momento de los sectores más institucionales y moderados de ambos bandos para que abran vías de acuerdo y de entendimiento entre dos proyectos nacionales condenados a entenderse —antes o después— en ámbitos fundamentales como son la recomposición política, el déficit público y monetario, la distribución eficiente de los productos básicos, la nueva política energética, y la seguridad como principal inquietud ciudadana. Todas estas cuestiones, redundan en la imprescindible viabilidad como nación y como Estado fundamental en la región.

 

La viabilidad de este imprescindible pacto nacional pasa por una cuestión previa: es necesario superar el cisma político y social postelectoral. Evitar por parte de la oposición una progresiva marginalización propiciando una radicalidad antisistema con una respuesta deslegitimadora hacia Maduro y su Gobierno. Y por parte del Gobierno: no caer en la deriva autoritaria para contestar de esta forma a las acusaciones de falta de limpieza y transparencia democrática e, incluso, como una fórmula contundente para cerrar con mano firme los peligros reales de la división interior.

 

Este programa consensuado de Gobierno, tendría que basarse en una salida transicional a la inestabilidad política e institucional, a tenor de los resultados discutidos y discutibles de las últimas elecciones, pero teniendo como objetivo consolidar el progreso relativo alcanzado dentro de las clases más populares que nunca tuvieron esa oportunidad, acabando con el derroche, la corrupción oficialista y la utilización descontrolada de los recursos petroleros, propiciando un sistema productivo propio y estable, sin caer en una prosperidad social financiada al “debe” de la compra sistemática de productos y servicios en el exterior. Dar una base sólida al proyecto nacional y propiciar un tono de normalidad en el debate político y parlamentario, desterrando la crispación, la violencia y el insulto como práctica habitual.

 

Parece evidente que esta solución podría ser calificada como un gesto de debilidad por parte del integrismo chavista y, a la vez, como una aceptación implícita de Maduro como presidente, por los sectores del conservadurismo histórico incrustados en la oposición pero, en todo caso, podría ser salida de emergencia para acudir en socorro de esa ciudadanía tan golpeada que empieza a estar harta de esta eterna situación y también una fórmula para impedir el camino inexorable de Venezuela hacia el precipicio.

 

Gustavo Palomares es catedrático europeo en la UNED, presidente del Instituto de Altos Estudios Europeos y encabezó la misión de observación en Venezuela el 14 de abril.

Tomárselo a pecho

Alejandro Armengol

17 de junio de 2013

 

Da la impresión que a Venezuela le sobran problemas de todo tipo, pero a la diputada Odalys Monzón lo que más le preocupa es una actividad doméstica y privada: el amamantar a los hijos. Para esta representante del estado de Vargas por el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), el lazo que se establece entre la madre y el recién nacido en el acto de amamantar está en riesgo por culpa de las “trasnacionales que venden esas fórmulas [lácteas]”.

 

Suena ridículo, pero puede convertirse en tragedia: cuando se le permite al Estado apoderarse de hasta los detalles más íntimos de la vida doméstica se cae en un totalitarismo no solo absurdo sino malsano. El gobierno venezolano está utilizando una retórica fundamentalista para desviar la atención de la grave situación económica que enfrenta el país, pero cada vez más la nación desciende por un camino de polarización extrema y demagogia donde los únicos que se benefician son quienes están en el poder.

 

Existe un proyecto de reforma a la legislación actual que modifica al menos 18 de los 33 artículos. Algunos de sus artículos declaran la guerra a las fórmulas lácteas y al biberón, como si fueran tan perjudiciales como por los cigarrillos y el fumar. En este sentido, se propone castigar la publicidad de esos complementos y su administración, en centros de salud públicos y privados, a niños menores de seis meses, “salvo indicación médica”. También se prohíbe la prescripción de suero glucosado a neonatos.

 

Para los hospitales y médicos que desatiendan sus estipulaciones, la reforma impondrá multas que llegan hasta a un equivalente de $50.000 dólares y la suspensión del ejercicio profesional por 120 días.

 

Monzón, una legisladora dada a la violencia —diversos testimonios la muestran como la agresora el 30 de abril de la diputada opositora María Corina Machado, quien sufrió de fractura en el tabique nasal y debió someterse a una intervención quirúrgica— quiere resolver la cuestión de la lactancia materna apelando a medidas coercitivas y un lenguaje nacionalista, aunque poco original.

 

Esa copia de lo que se dice en La Habana, la apelación a que se trata de una cuestión de “soberanía alimentaria” puede servir para llenar espacios en la televisión controlada o en manos del gobierno, o en los foros oficialistas, pero no en los estantes de los supermercados, que continúan sufriendo la falta de productos de primera necesidad, mientras los venezolanos sufren la carestía originada por la escasez y el gobierno de Caracas —al igual que el de La Habana— se ve obligado a realizar importaciones masivas para paliar la situación.

Al límite: Mientras la bomba social hace tic-tac,

Maduro afloja para quedarse

Luis García Mora

16 de junio de 2013

 

El juego es muy difícil. Y Maduro maniobra pero lo desborda el tsunami que Chávez le legó. Trata de controlar la crisis económica y la crisis política y al instante lo cornea la ola de corrupción y la desinstitucionalización del país. Que avanza hacia el conflicto. Y vuelve a maniobrar.

 

Desbordado, se reúne con los empresarios, le tira una alfombra roja a los curas, al Papa y hasta a USA, al tiempo que verbalmente extrema el hostigamiento. Pero él lo sabe: estamos en el peor de los mundos. Los venezolanos enfrentamos esta crisis limpios.

 

Está estirando hasta el límite el modelito de Giordani y, al final, lo sabe: el sistema tendrá que abrirse para poder sobrevivir. Ante él (un presidente ilegítimo al menos para más de la mitad del país) se encuentra un Estado parado, por falta de recursos. Con un problema fiscal y al que sólo quedan 15 días de importaciones. Los inventarios se acabaron y existen compromisos de Cadivi por ocho mil millones de dólares.

 

Merentes y Ramírez le anuncian una gira por los mercados financieros internacionales, para pedir más real y profundizar el hueco. El costo de la deuda venezolana es de los más altos del mundo. Petrobrás se financia con un tercio de lo que se financia PDVSA. Se acelera la búsqueda de financiamiento para atender actividades medulares. Es decir: para sobrevivir.

 

Al tiempo que se sobrevive a una inflación del 100% anualizada: 2 puntos en marzo, 3 en abril y 6,6 en junio. Si anualizas: 100%, con un crecimiento paupérrimo. Y todo es obra de uno que ni los peores enemigos de Batman: Jorge Giordani. Un genio que construyó una máquina excavadora para llegar al fondo de la Tierra. El arquitecto financiero del Socialismo del Siglo XXI que acabó con la capacidad de ahorro. Jamás se olvidará cómo Giordani, volándose el mercado de capitales, les cortó la cabeza a más de 300 mil personas que, en un mercado de valores incipiente como el venezolano, se fueron al ahorro e invirtieron en títulos del Gobierno en dólares, como capital semilla de unos futuros fondos de pensiones que hubieran podido financiarnos, como en otros países en crecimiento.

 

Y, no. Este villano no está en el asilo de Arkham: Maduro lo mantiene en el clóset. Mientras tanto, contempla (imagina uno) las imágenes de las noches de protestas violentas en Sao Paulo, Río y Brasilia, y le ruega a Carlos Marx que no se desate aquí un conflicto parecido.

 

En esta calma chicha escalofriante.

 

Un país polarizado inmanejable, con un Consejo de Estado de más de tres miembros –y por lo tanto, también inmanejable– para tomar decisiones de políticas públicas ante una situación de shock en la que, a cada momento que transcurre, se hace más evidente la relación entre la corrupción salida de madre, la profunda crisis de la economía y el desastre de las instituciones públicas.

 

Al tiempo que PDVSA hace esfuerzos por estabilizar la producción petrolera, Maduro intenta un cambio en la política económica hacia la moderación (Barclays). Cuando se considera la posibilidad de consolidar todos los recursos que nos quedan en divisas –y que están regados por el Fonden, el fondo chino y otros silos paralelos–, hay una total falta de transparencia. Y tienen que evitar el ahondamiento de la recesión, lo cual es demasiado tarde para algunos. Por otro lado, el entramado de corrupción sofoca a Maduro. Al país. Le corta cualquier posibilidad.

 

Maduro trata de extirpar el tumor canceroso de las industrias de Guayana, de Ferrominera, del INTI, de INDEPABIS. Y se enfrenta a la lista de “intocables” de unas mafias “revolucionarias” de civiles y militares que corroe las entrañas institucionales, ante las que no hay Fiscalía que valga. Y de repente, para aumentar el ruido, la recién estrenada presidenta del Tribunal Supremo de Justicia nombra al ingeniero hermano de Chávez, sacado aparatosamente de Corpoelec, en la Dirección ejecutiva de la Magistratura, como máxima autoridad gerencial del Poder Judicial.

 

No tiene vida.

 

No hay freno. Límites. El afán de desmantelamiento es total.

 

Y si le preguntan a Kerry, el gringo del Departamento de Estado, dirá muy norteamericanamente: “Vamos a dejar que esta vaina evolucione”. Como la Iglesia. Y el sector político. Y algún empresariado de manga corta. Piensan todos al alimón contener como puedan el desbordamiento, abrir los canales del diálogo, desactivar la bomba de la ingobernabilidad.

 

Mientras, la bomba social hace tic-tac.

 

El consenso sobre el país que queremos en lo político, en lo económico, se ha roto. Las posiciones mayoritarias se han volteado.

 

La Juez Afiuni (al fin) recobra su libertad.

 

Y Maduro afloja para quedarse.

 

***

 

Cráteres

 

- Como se sabe, aumentar la capacidad petrolera requiere de inversiones multimillonarias. Y aquí no hay una fuente para financiar PDVSA. No hay ahorro nacional, ni fondos de pensiones, ni mercado de valores ni banca suficientemente sólida para financiar el crecimiento. Todo hay que pedirlo prestado. Y nos hemos aislado del capital internacional. ¿Por qué? Porque, hablando en lenguaje duro, nos cagamos en las normas de comportamiento. Mientras creías que tenías la chequera grande carajeabas a todo el mundo. Uno no puede ahora pedir prestado en pelotas y amenazar con quitarles el banco, como antes hizo Chávez con los dueños del Provincial, o con salirnos del Fondo Monetario Internacional, lo que equivale a salirse del sistema financiero global que es uno solo con el FMI. Te conviertes en un peligro. Tienes que tener un buen historial.

 

- ¿Es que no hay relación económico-financiera-global con el desprecio por las reglas claras o el desmantelamiento institucional? ¿O no hay contrapartida al tener gente presa de manera arbitraria, como a esa dama Afiuni, dura, hermosa, corajuda? ¿O de expropiar capitales nacionales y extranjeros? Cuando las expropiaciones de la Electricidad de Caracas y CANTV, Chávez le decía a Jesse: “¡Mándale los tanques a los gringos!” Ahora el costo de la deuda es brutal: el costo de mantener esta nueva burocracia pública improductiva, esta oferta social (casa, salud, comida, educación gratis). Ramírez habla de estructuras financieras sofisticadas para financiar la Revolución porque los mecanismos convencionales se acabaron. Y te preguntas: ¿cómo se juega esto?

 

- Como dice el otro: “Comparas lo que gana un general, 14 palos, con lo que gana un profesor universitario titular y te queda claro que a Chávez lo sostenían las bayonetas. Y al profesor titular sólo le queda lanzarse a la huelga de hambre nacional universitaria”. A ver.

 

- Viendo las manifestaciones de Río y Sao Paulo, uno se pregunta si Maduro aguantaría una manifestación. El líder de la contraparte del conflicto nacional, Henrique Capriles, dio en las últimas horas del 16-A muestras de un repliegue y suspendió una gran marcha que pretendía llegar hasta el CNE. Y prosigue la cautela. Aquí una manifestación es un golpe. Prácticamente (en los hechos) está prohibido manifestar. Todos nos mantenemos en un tilín. Todo se mantiene en un tilín.

La batalla interior

Tulio Hernández

16 de junio de 2013

 

El combate mayor, el que decidirá y seguramente adelantará el final de la era chavista, no va a ocurrir, como soñaba aquel, entre los marines que invaden el suelo de la patria lanzándose desde espectaculares helicópteros y los 2 millones de heroicos obreros armados con los que dice contar Maduro para la defensa de la soberanía nacional.

 

Tampoco, como delira intencional y cínicamente José Vicente Rangel, entre los F-16 que la Fuerza Aérea venezolana exhibe ruidosamente en cada desfile militar y los veinte o más aviones de combate con los que se supone cuenta la oposición venezolana en suelo colombiano, desde donde despegarán conducidos por paramilitares asesinos, bajo el mando de Uribe y el apoyo de Santos, a derrocar el gobierno ilegítimo del comandante en jefe Nicolás Maduro.

 

El combate duro, no se sabe si ocurrirá solamente en el terreno del debate ideológico o si lleguen a irse a las manos, será el que se produzca, o para decirlo con mayor precisión, el que ya ha comenzado, entre las distintas tendencias, frentes y grupos de interés que pegados con el cemento ideológico de la auctoritas del Jefe Único habían convivido sin guerras internas de mayores consecuencias en el seno del proyecto rojo.

 

La guerra ya comenzó y es inevitable que así ocurra. No bastarán los llamados a la unidad para salvar la autodenominada “revolución” de lo que sus conductores llaman “los enemigos”. Y no bastará porque lo que va quedando claro es que para algunos sectores del chavismo lo que se venía haciendo hasta ahora estaba bien: condenar el capitalismo pero sin abandonarlo. Mientras que para otros, los más comunistas pro cubanos, lo que se venía haciendo hasta ahora eran meros escarceos, adelantos tácticos, amagos y simulacros, mientras se creaban las condiciones necesarias para lanzar el ataque final, el asalto al Palacio de Invierno, que asestará el golpe mortal al “asqueroso” y “humillante” sistema capitalista que catorce años después de la toma del poder por vía electoral aún campea en Venezuela.

 

Esa es la convicción. Basta escuchar las intervenciones de Mario Silva en una radio llamada Makunaima Kariña; leer las reflexiones de un predicador rojo llamado Toby Valderrama en la columna El Maíz, publicada en el Granma local llamado Vea; o los escritos en Aporrea de autores como Alejandro Romero, para enterarnos de que existe en Venezuela un grupo, creo que nada despreciable, de activistas que hablan, escriben y sientan cátedra exactamente con los mismos términos marxistas y las mismas imágenes ampulosas de los comunistas de los años sesenta antes de la división.

 

Es el túnel del tiempo. Escuchan las canciones de Carlos Puebla, repiten una y otra vez los cantos de La Internacional, colocan en sus radios roídas y oxidadas alocuciones del Che Guevara, y sostienen que el comunismo soviético y el chino fracasaron, no porque son sistemas inviables que matan la vida económica y la iniciativa y las libertades individuales, sino porque no entendieron bien las lecciones del marxismo e intentaron utilizar los “medios de producción capitalistas” por lo que terminaron reproduciendo su “modo de producción” egoísta al servicio del capital.

 

Hay dos reclamos básicos que hacen de combustible fundamental de sus prédicas. El primero, que catorce años después haya todavía “planos de la vida social” aún no controlados por la revolución. El segundo, que las reflexiones anticapitalistas del comandante “eterno” no hayan sido convertidas en acción que conduzca a Venezuela por el único modelo puro de socialismo actualmente existente que es el cubano.

 

La reunión de Maduro con Empresas Polar la viven como una traición. La emisión de bonos y el uso de otros instrumento financieros, como un anatema. La revolución, el pueblo y Fidel han sido traicionados y allí están, como prueba, las alocuciones anticapitalistas del presidente eterno para verificar el camino correcto. La batalla comenzó. Muchos dólares y mucha ideología en juego. Nadie está a salvo. Se aceptan apuestas.

 

 

La ideologización del conflicto

Teódulo López Meléndez

 

Encontramos razones que confirman nuestra creencia porque ya creemos: no es que creamos porque hayamos encontrado suficientes buenas razones para creer

Slavoj Zizek

 

Tal vez deberíamos ir a la representación simbólica de la realidad social para escudriñar los supuestos reales contenidos ideológicos del presente conflicto perverso o pasearnos por las definiciones siempre contrastantes y polémicas de ideología. Quizás nos inclinemos por recurrir a la segunda acepción de Bobbio, en el sentido de que en el asunto ideológico lo importante no es la verdad sino su valor funcional.

 

La representación tiene una mezcla de elementos entre los cuales, sin duda, está incluida la ideología, sobre todo y a nuestro entender, como elemento afectivo que moldea la visión, procesa la información y determina comportamientos derivados de esa representación. Esto es, al lado del elemento afectivo hay uno normativo y también uno cognoscitivo. Entre los tres forman una conciencia social.

 

El planteamiento del “socialismo del siglo XXI” provee de una autovaloración y de una justificación, en pocas palabras, otorga la fe, como concede una autorización para determinar lo bueno y lo malo y, en consecuencia, un movimiento actuante. El contenido ideológico otorga la especificidad necesaria a una eficacia. Así sucede a pesar de ser una noción del marxismo ortodoxo el ‘fin de la ideología” al considerarla como típico producto del capitalismo y en consecuencia innecesaria al término de las relaciones de dominación. De manera que hablar del “socialismo del siglo XXI” como una teoría de base sólida o como verdadera o de efectos perniciosos es absolutamente banal puesto que lo único que interesa a los efectos del conflicto es su eficiencia práctica, dado que otorga coherencia en el ejercicio del poder.

 

La identificación no proviene de alguna racionalidad, más bien de las connotaciones subliminales. La identificación proviene de “una oferta de vida”. Esta forma va desde lo trivial hasta lo supuestamente profundo que permite la expresión ‘daría mi vida por el proceso”. En situaciones como la presente venezolana el elemento ideología contribuye grandemente a la radicalización de los opuestos o, si se quiere, a determinar el grado de intensidad de lo que hemos denominado polarización.

 

Frente al hecho encontramos la radicalización de los opuestos, pero ahora nos interesa destacar el llamado a la reconciliación y al diálogo. Es evidente que la eliminación del antagonismo, tal como lo hemos descrito, resulta muy difícil porque ya se ha erigido como elemento constitutivo del ordenamiento social. El constante ataque a la “burguesía” nos lleva a considerar al Marx del La ideología alemana donde se define a la ideología” como una falsa conciencia de posición de clase. Si en el caso venezolano estuviésemos viviendo un enfrentamiento de los trabajadores contra la burguesía, lo que no es cierto para nada, podrían explicarse los ataques a los que hacemos referencia, lo que a su vez nos obliga a señalar el elemento ideológico como uno distorsionador y falso, producto de resabios de un Marx mal entendido o simplemente de uno dejado en su contexto histórico. Por este camino la única posible conclusión es que “la construcción del proceso” sólo es posible excluyendo de manera definitiva a un sector de la población como condición necesaria para la posibilidad de logro revolucionario.

 

Creo existe una ignorancia supina del pensamiento postmarxista y/o neomarxista. Desde este punto de vista la única posibilidad de atemperar los disentimientos es el abandono de la idea de liquidación y colocar el enfrentamiento en términos de siglo XXI, lo que significa, por parte de quienes ahora ejercen el poder, de la admisión de la tesis de que debemos desechar las deformaciones conducidas por las formas imaginarias. Por parte de quienes se le oponen la aceptación de estar viviendo un proceso de reconstrucción social que implica la incorporación de un elemento consensual que conlleve la construcción de un principio comunitario frente a las drásticas consecuencias eventuales del enfrentamiento.

 

En buena medida, podríamos hablar de un retorno a la política, si pensamos con el esloveno Zizek y su inmersión en Jacques Lacan, que ese elemento ideológico la forcluye y avanza a lo que se ha denominado “consensualismo puro”, lo que deberemos leer, creemos nosotros, como imposición totalitaria que pretende el objetivo imposible de eliminar la alteridad. Este retorno a la política permitiría conformar lo que llamaremos a estos fines específicos como “objetividad”, cuya ausencia, extrema paradoja no visible para los ojos cegatos de los extremismos, impide la realización de lo social. Creemos que su ausencia ha sido denominada fascismo.

 

tlopezmelendez@cantv.net

 

 

Fraude electoral: al filo de la navaja

Vladimiro Mujica

13 de junio de 2013

 

Sepultadas en los cuadernos electorales pueden encontrarse varias verdades de lo ocurrido el 14-A. Siempre estuvo claro que la posible usurpación de identidad no era detectable en la auditoría que hizo el CNE.

 

La participación de los ciudadanos en los procesos electorales es un elemento central de la estrategia de la alternativa democrática. Conjuntamente con la intervención en los escenarios pacíficos de protesta, desobediencia civil y conflictividad social, el voto juega un papel esencial en continuar debilitando las bases de poder del chavismo y en llevarlo a una condición de negociación sobre el futuro de Venezuela que termine con la pretensión de imponer, a troche y moche, un proyecto revolucionario en el que por lo menos la mitad del país no cree aún después de 14 años de desgobierno.

 

Esto determina que la denuncia de fraude en las pasadas elecciones presidenciales deba ser vista con la máxima seriedad, porque contrariamente a la visión simplista sobre este tema que sostiene que toda denuncia sobre fraude deslegitima al gobierno de Maduro, existe un riesgo real de desmotivar la participación electoral si el asunto no se maneja con sabiduría política. Quizás para entender mejor lo que está en juego es importante distinguir entre una conducta abusiva y de hostigamiento a la población de la oligarquía chavista, algo que se ha expresado en los últimos procesos electorales y que constituye un hecho muy grave porque restringe el ejercicio libre de un derecho fundamental de los ciudadanos. Sobre este tipo de violaciones reiteradas la MUD y el comando electoral de Capriles han presentado evidencias incuestionables. Este tipo de conductas atentatorias contra las libertades ciudadanas están claramente establecidas en la Carta Democrática Interamericana de la OEA. Sobre esto hay que continuar insistiendo y reclamar que el TSJ se pronuncie sobre estas graves irregularidades.

 

La reciente declaración de la presidenta del CNE señalando que la extensión de la auditoría ciudadana al 100% de las cajas electorales no había arrojado ninguna discrepancia, no es ninguna sorpresa y constituyó un lamentable despilfarro de recursos. Lo que Capriles y la MUD estaban pidiendo, una auditoría que incluyera los cuadernos electorales y las otras etapas del proceso electoral, no iba a ser concedido de manera graciosa por la vía administrativa del CNE y tampoco por la vía judicial del TSJ. Sepultada en los cuadernos puede encontrarse una verdad muy importante sobre la usurpación de identidad, una gravísima violación de las leyes electorales y que tiene el potencial necesario para distorsionar sustancialmente los resultados. Desde el comienzo estaba claro que la eventual existencia de la usurpación de identidad era completamente indetectable en la auditoría que el CNE acordó realizar, donde simplemente se cotejan las papeletas electorales con el acta emitida por la máquina de votación, por la sencilla razón de que una vez emitido el voto este aparecerá registrado como válido independientemente de si el votante es o no la persona que está registrada en el cuaderno de votación.

 

Ninguno de estos elementos tiene un carácter desmovilizador para la población, porque en esencia lo que se exige es más compromiso y firmeza para asistir a votar. Ello incluye el tema de verdaderamente alcanzar el 100% de presencia de los testigos de la oposición en las mesas. En esta materia se han hecho importantes avances pero lamentablemente aquí no es posible aceptar que un 90% o 95% de presencia es suficiente. La probabilidad de que se produzca la usurpación de identidad, o cualquier acto fraudulento, se maximiza si no hay testigos durante todas las etapas del proceso. Este es un asunto de la mayor importancia de cara a las elecciones de diciembre.

 

Lo que verdaderamente puede tener un efecto deletéreo sobre la conducta electoral del votante opositor es la sospecha de que el fraude electrónico existe. Por supuesto que si algún individuo o grupo reúne las evidencias técnicas suficientes para probar que esto es posible y que en verdad se ha estado haciendo, sería un acto de responsabilidad elemental con los venezolanos explicarlo y hacerlo público. Hasta ahora ninguna de las afirmaciones en esta dirección ha sido sustentada, de modo que la existencia del “Big Brother Electrónico” capaz de cambiar datos durante la transmisión, intervenir en máquinas físicamente desconectadas de la red, modificar las actas de totalización y, en definitiva, mover votos a placer, no pasa de ser, en el mejor de los casos, una conjetura. En este contexto cabe preguntarse por qué en el audio del Silvagate la única referencia que se hace al proceso de votación es precisamente para señalar que el grupo de Cabello alteró los votos para perjudicar a Maduro, creando una situación de legitimidad precaria. Sospechoso, por decir lo menos, que Silva haya apuntado sus dardos en esa dirección.

 

Desde el punto de vista ético y moral, uno podría decir que fraude es fraude, no importa su alcance u origen. Desde el punto de vista político hay una denuncia sobre el fraude que moviliza y otra que puede debilitar el indispensable esfuerzo electoral. Demasiadas cosas hay en juego como para no mantener clara esa separación en esta jornada al filo de la navaja.

 

 

El conflicto universitario: barbarie contra heroísmo

Trino Márquez

13 de junio de 2013

 

El conflicto que libran los universitarios de dieciséis universidades en todo el país contra la barbarie oficialista tiene un componente épico, que le da un tono especial a esa lucha. Los profesores y los estudiantes han sido maltratados por unos gamberros que desprecian el trabajo intelectual, al que consideran –siguiendo la fórmula aplicada por Mao Zedong durante la Revolución Cultural china– una excrecencia de la división capitalista del trabajo.

 

Con el fin de someter las universidades y convertirlas en apéndices de ese modelo fracasado que es el socialismo del siglo XXI, caricatura del comunismo tradicional del siglo XX, tendieron un cerco financiero que las mantiene al borde de la bancarrota. Las universidades se han transformado en liceos grandes, sin capacidad de enseñar, investigar e innovar de acuerdo con las altas exigencias que impone la sociedad del conocimiento. La ciencia y la tecnología han sido marginadas, a pesar de los enormes esfuerzos realizados por el personal docente para mantenerse al día en un mundo donde los conocimientos se renuevan constantemente. Por ejemplo, en medicina se calcula que después del descubrimiento del genoma humano, una facultad se desactualiza en apenas cinco años si no renueva continuamente su bibliografía. Las universidades han declinado hasta convertirse en cajas de resonancia donde se retransmiten saberes que se desarrollan en países donde se les da al conocimiento la dignidad que merece.

 

La crisis universitaria ha golpeado al personal docente con una brutalidad feroz. Los docentes venezolanos son los peores pagados de toda América Latina, cuando hace apenas algunos años competían en condiciones ventajosas con los del resto de la región. En este punto los dirigentes gremiales han colocado el énfasis. No puede ser de otro modo. La actividad docente y de investigación exige condiciones mínimas de tranquilidad mental, que no pueden alcanzarse si el profesor se la pasa todo el día devanándose los sesos para ver cómo hace para que el dinero le alcance hasta el final de la quincena. Un sueldo digno es lo mínimo que puede aspirar un educador que solo puede escalar en el escalafón universitario mediante la presentación y defensa exitosa de trabajos de ascenso y la obtención de títulos de cuarto y quinto nivel –Maestría, Doctorado y Postdoctorado- que demandan una gran concentración mental. El docente universitario no eleva su status académico por antigüedad. El ascenso por inercia no existe. La Universidad es una institución jerárquica y meritocrática, y así debe serlo. Es un centro de enseñanza donde unos docentes evalúan la calidad, consistencia y rigor científico del trabajo de otros situados en un rango inferior. De allí que la igualdad que algunos maoístas y cheguevaristas trasnochados proponen no puede existir. Tal igualitarismo resultaría letal para su misión esencial: producir y transmitir conocimientos altamente especializados. La democracia en este plano tiene que limitarse a que todas las personas con las aptitudes requeridas, tengan la oportunidad, independientemente de su condición socioeconómica, de acceder a esos centros de formación intelectual.

 

El Gobierno insiste en degradar las instituciones de educación superior, con el fin de alinearlas con el proyecto de ideologización contemplado para todos los niveles de la educación venezolana. Este plan incluye eliminar la diversidad teórica y doctrinaria que debe caracterizarlas, y, desde luego, empobrecer a los docentes. Los estudiantes han entendido que el derecho al estudio y la formación intelectual incluye una dimensión ética insustituible. Los alumnos no pueden recibir clases ni orientaciones profesionales si sus docentes son vejados. La solidaridad con el humillado, especialmente cuando este es el maestro, forma parte de las obligaciones morales de los estudiantes. ¿Qué clase de educación es esa que se desentiende de los principios y se ocupa solo de los conocimientos instrumentales? Tal educación no sería para desarrollar, sino para amputar.

 

La huelga de hambre emprendida por estudiantes y profesores de varias universidades, la caminata desde la UCLA de Barquisimeto hacia Caracas y los numerosos actos de apoyo de diversos sectores nacionales, constituyen ejemplos de coraje que los bárbaros desestiman. La justicia se encuentra del lado de los universitarios y pronto se impondrá.

 

@trinomarquezc

 

 

Oposición venezolana adquiere nave espacial

Pedro Lastra

12 de junio de 2013

 

Fuentes anónimas del Pentágono han confirmado a un corresponsal en Washington DC de El Hocicón, de Guarenas, que un importante dirigente de la llamada Mesa de Unidad Democrática Venezolana (Venezuelean Democratic United Table, VDUT, en inglés) que se negó a revelar su nombre, pero que según expertos norteamericanos podría ser Rotundo Talanquiero, del Partido UVT (Un Viejo Tiempo) habría confidenciado en la barra del afamado lugar de encuentro de espías y funcionarios diplomáticos suramericanos The Meat Pie Tour, que la oposición venezolana acaba de comprar el transbordador espacial Atlantis, el último de los transbordadores en ser retirado, tras su misión STS-135, la última misión de servicio para el telescopio espacial Hubble.

 

Dicha adquisición ha consternado a los servicios de inteligencia cubana, que temen sirva para transportar tropas de ocupación de la Contra de Nicaragua, Colombia y Senegal al Laboratorio Aeropespacial, desde donde podrían organizar mediante el uso del telescopio espacial Hubble el encuentro y asalto de lugares clandestinos donde el régimen del presidente Nicolás Maduro mantiene escondidos millones de rollos de papel higiénico tras el objetivo de impedir que la ultraderecha venezolana se limpie adecuadamente el trasero. Ello con el objetivo de impedir reuniones de los enviados especiales del líder Henrique Capriles con parlamentarios y líderes del mundo.

 

Según esas mismas fuentes, el uso del telescopio interplanetario podría contribuir a localizar mediante sofisticados seguimientos óptico electrónicos otros productos básicos que han desaparecido de la mesa de los consumidores venezolanos, como “harina pan” (bread flour) una harina que no se usa para hacer pan, sino arepas, (gruesas tortillas de maíz a las que se le saca lo grueso y se le deja lo delgado).

 

Otros expertos, siguiendo las informaciones altamente secretas de un anciano gurú venezolano llamado Joe Vincent Rangel, aseguran que dicha operación pretende desviar la atención de la verdadera negociación, que se lleva a cabo en Santa Cruz de la Sierra (Holy Cross of the Sierra), al oriente de La Paz (The Peace) capital de Bolivia, para comprarle a la ultraderecha santacruceña un portaviones, oculto en algún lugar del Lago Titicaca. Según la CIA, más hacia Caca que hacia Titi.

 

Seguiremos informando. Agencia de Noticias Jota.

 

 

De la telenovela a la parrilla completa

Sebastián de la Nuez

9 de junio de 2013

 

Han pasado tres meses desde la muerte del presidente Chávez (5 de marzo de 2013) y se van a cumplir dos meses desde que Nicolás Maduro asumió la Presidencia, aunque no reconocida oficialmente por la dirigencia opositora. Es poco el tiempo para medir consecuencias; resulta, sin embargo, que el poder reafirma su vocación de ente mediático con todo y hegemonía comunicacional

 

Las luces del teatro chavista hoy en día huelen a rancio.

 

Desde el anuncio del presidente Hugo Chávez (30 de junio de 2011) sobre su propia enfermedad, la cúpula en el poder puso en marcha un guión de telenovela para manipular a la población con vistas a las elecciones de octubre 2012. Por una parte, el cometido era ocultar la información verdadera; por el otro, manejar la no-información a conveniencia, desatando la emocionalidad del pueblo llano.

 

La telenovela, pues, se desarrolló como toda pieza clásica del género: chico conoce chica. Chico y chica se enamoran perdidamente, flechados por Cupido. Ella es provinciana y buena moza, o sea, Venezuela propiamente dicha; él es entrador, de corazón henchido y palpitante, arrojado y, si no buen mozo, al menos carismático y coplero. Pero al amor se le interpone un escollo al parecer insalvable. Durante los siguientes cien o doscientos capítulos se suceden una tras otra las peripecias del chico y la chica por reencontrarse y concretar el amor postergado. En este caso, el chico habrá de sobreponerse a la amenaza del destino fatal –más la perturbación de la bruja mala en su papel de contrafigura, en este caso llamada Oposición Lacaya Del Imperialismo. De este modo la trama mantendrá en vilo a la audiencia, provocando la empatía entre el televidente medio y el héroe o galán que corre la azarosa aventura, la cual sin duda pone a prueba todo su valor, toda su entereza de hombre recio. ¿Salvará las dificultades, reconquistará finalmente a su amada, podrá realizarse la promesa de dicha eterna en el tálamo nupcial? Seguro: Dios y Bolívar están de su parte.

 

La telenovela, sin embargo, se salió de sus carriles en la vida real, siempre contumaz y alevosa (a veces más que la ficción).

 

SEGUNDA PARTE, CAPÍTULO ETERNO

 

Una vez fallecido Chávez el 5 de marzo de 2013, debía ser inmediatamente sustituido por un actor secundario. Ya venía ensayando desde meses atrás. Por lo visto, no fue suficiente o el guión, a partir de cierto momento, fue mal recalculado. Para no hacer el cuento largo, la campaña de Maduro con vistas al 14 de abril se convirtió en un gimoteo. ¿Cómo ganar una elección así, con esa puesta en escena del llantén? Al final no se sabía si el candidato se secaba las lágrimas o el sudor. Las telenovelas terminan en boda, reencarnación, luna de miel o fiesta. Una telenovela que había comenzado según los cánones de Delia Fiallo se convertía ahora en tragedia griega mal interpretada, con un hombre hecho y derecho en campaña electoral hablando de un periquito que se le había aparecido. Silbaba.

 

Hubo, paralelamente, una promesa de eternidad, lo cual creó sin duda un elemento de confusión. El presidente Chávez en realidad no había fallecido sino que de algún modo seguía aquí, detrás de una columna o en forma de pajarito. Incluso, prendías Venezolana de Televisión y aparecía declamando, discurseando. ¿Entonces? Llegó a plantearse mantenerlo de cuerpo presente cual líder soviético en un sitio bien visible por medio de un proceso de embalsamamiento.

 

Sin duda, un discurso que se solapaba al otro, pues si Maduro era el hijo ungido, hecho carne para perpetuar en la Tierra los designios del Eterno, ¿para que se necesitaba tenerlo ahí, tan cerca, tan “vivo”? ¿Es que Maduro en verdad no le brindaba mucha confianza a Chávez después de muerto, como sí lo había hecho en vida, como se demostró aquel 8 de diciembre?

 

En fin: Chávez fue quien ganó el 14 de abril (si es que puede hablarse de un ganador en esa contienda a estas alturas). El comandante supremo ganó estando sano varias elecciones, lo hizo al menos dos veces mientras la enfermedad lo carcomía en 2012 y, ahora, en 2013, acababa de hacerlo desde el sarcófago depositado en el Cuartel de La Montaña. Un portento, desde luego.

 

Ganó, por cierto, no sin traumas. En la ciudad de Barinas, centro neurálgico de la familia presidencial, Capriles superó ampliamente a Maduro/Chávez: 53% a 47%. Un fenómeno que se repitió en todas los centros urbanos importantes. Allí donde la gente suele estar mejor informada, ganó Capriles.

 

Una verdad como una catedral: en las elecciones del domingo 14 de abril de 2013 triunfó lo que quedaba de Chávez en el éter. Triunfó un fantasma, un mito del subdesarrollo, una estela de petrodólares. Pero como dice Fernando Mires, se comprobó que el chavismo no llegó para quedarse. Maduro obtuvo mayor porcentaje en las circunscripciones que dependen del Estado, o sea, vulnerables a la manipulación; en zonas rurales pendientes de una dádiva gubernamental o misión. Su casa bien equipada, su voto bien asistido.

 

Maduro fue Ashton Kutchner sustituyendo a Charlie Sheen en Two and a half men. Tenía que ser Chávez pero a la enésima potencia. Si Kutchner es cien veces más atractivo, candoroso y rico que Sheen, pues Maduro debía ser más agresivo y melodramático que Chávez en la misma proporción. Las telenovelas latinoamericanas no funcionan igual que las series de TV norteamericanas, debe advertirse. Los públicos son diferentes.

 

Demostró ser un perdedor nato, no un conquistador ni un carismático ni un Albertico Limonta ni un sucesor de mérito. El sicólogo Luis José Uzcátegui lo examinó en el programa radial de RCR, Golpe a golpe, poco después del 14-A. Lo describió como el tipo que comienza su andadura de candidato moqueando, ridiculizándose a sí mismo, haciendo pucheros por el padre ausente.

 

Un perdedor desde donde quiera que se mire. Un perdedor en su carrera política y también en su carrera ciudadana, conductor de autobús con fama de reposero; activista del partido de izquierda Liga Socialista, el cual jamás logró alcanzar 2% en elección alguna y pasó a la historia por una acción criminal, la del secuestro al industrial William Niehous a mediados de los setenta.

 

MÁS ALLÁ DE LUCECITA O EL DERECHO DE NACER

 

La periodista Argelia Ríos habla en una columna reciente acerca del sentido de relojería que según ella mueve la agenda y las apariciones públicas de Henrique Capriles Radonski, líder de la oposición. Ello sería un buen augur para el día en que termine de conformarse un «clamor nacional en el cual esté sumado el propio país chavista». Es decir, según Ríos, el desencanto popular está en pleno desarrollo y por tanto «el desenlace que tantos están esperando está en plena evolución».

 

Puede tener razón aun cuando faltan estudios que corroboren su teoría. Lo cierto es que la telenovela del amor atormentado entre el pueblo y su líder cambió de actor y el manejo de la sucesión no parece haber dado buen resultado. Algo falla. Hay demasiados rumores. El caso Mario Silva ha sido un niple en la opinión pública. Maduro vive de mal humor y se nota en las cadenas. Gobierna con el país probablemente en contra, incluyendo a muchos de sus propios conmilitantes. Sabe que la tarjeta única de la Unidad le ganó a la tarjeta de su partido, el PSUV. Sabe que la magra ventaja obtenida el 14-A en votos se la debe al PCV y Tupamaros.

 

Sin embargo, con viento en contra, la cúpula chavista sigue un rumbo mil veces probado: se empeña en dos claves que le han dado sentido a su propuesta y penetración al discurso del «socialismo del siglo XXI»: la retórica como parte de un gobierno que vive desde y por lo mediático; y el simbolismo lleno de recursos manidos pero tradicionalmente efectivos.

 

Todo en el chavismo sigue siendo retórica y simbolismo, puesta en escena y maquillaje del vocabulario. Poco antes de las elecciones del 14-A hubo un acto en el Teatro Teresa Carreño con elementos mítico-religiosos de esta teocracia a medio construir. No estaba Maduro, pero sí Jorge Rodríguez con la plana mayor del PSUV. El psiquiatra alcanzó cotas elevadas de éxtasis al referirse al comandante supremo: «Estos son días de profundo torbellino, donde las lágrimas nos sorprenden en el ejercicio cotidiano. Yo les digo que no debemos sentir vergüenza de ese llanto, debemos mostrarle al mundo nuestro dolor (…); ese llanto es la bujía que encenderá la antorcha que nos conducirá a la victoria que se merece Hugo Chávez.»

 

Dios Santo. De la telenovela al mito eterno pasando por el lenguaje melodramático, impostado, pseudopoético, chillón, lacrimoso y rabiosamente cursi.

 

Manuel Martín Serrano y otros pensadores de la comunicación en términos masivos ven en los medios la representación del acontecer público, no el espejo al que muchos se refieren de una manera más bien superficial. No, los medios no son meros espejos. Los espejos no construyen o destruyen. Los medios sí. Al escoger (seleccionar) lo que se ve (es decir, al visibilizar unas cosas sí y otras no), realizan una tarea mitificadora y ritualizadora.

 

Por la fuerza de lo que machacan día tras día, los espectadores pueden llegar a entender la violencia cotidiana en las calles de Caracas como un ritual, y por lo tanto, quizás, verla como parte de un paisaje más o menos normal. El ocultamiento de hechos puede producir el mismo efecto, solo que en este caso el paisaje está a oscuras, tras una cortina o encerrado en una gaveta.

 

La tarea mitificadora y ritualizadora la quiere hacer el gobierno de Nicolás Maduro a gran escala, a lo largo y ancho del territorio nacional. Ha adelantado bastante en esa materia últimamente. La hegemonía comunicacional ha tenido avances concretos con los cambios de propiedad en Globovisión y Cadena Capriles. No hay claridad sobre el rumbo que tomen desde lo estrictamente informativo. Las redes, y los rumores en general, hablan de personajes del Gobierno directa o indirectamente involucrados en las transacciones.

 

Hay algo seguro: los cambios son sospechosos. No indican un buen camino. Indican, antes que nada, chantaje o presión.

 

Hay otra cosa muy segura: el equilibrio es una falacia hoy en día, desde el punto de vista mediático, en Venezuela. Una trampa. No puede haber equilibrio si un fiel de la balanza está contaminado. No hay equilibrio si en un lado hay un Estado-Gobierno-Partido con todas las intenciones de perpetuarse en el poder indefinidamente. No se parte de un juego democrático; por lo tanto, no hay juego mediático.

 

Ese concepto, hegemonía comunicacional, se ha hecho política de Estado; no es una mera amenaza. Antes bien, se ha instalado en los medios privados adoptando diferentes modalidades. La autocensura entre ellas.

 

Puede que crezca un clamor general en el país contrario a la figura de Maduro y de lo que representa, como insinúa Argelia Ríos. Pero el Estado-Gobierno aún tiene muchos recursos para defenderse. La telenovela quedó atrás. Ahora es la parrilla de programación (o programaciones) completa lo que ambiciona.

Diosdado Cabello viaja a Cuba

en medio de rumores sobre la división chavista

Maye Primera

8 de junio de 2013

 

El presidente del Parlamento inicia una visita de tres días a la isla semanas después de una grabación sobre su supuesto enfrentamiento con Maduro

 

‘El líder que no vino de La Haban’, por F. PEREGIL

 

El presidente de la Asamblea Nacional venezolana y segundo hombre fuerte del chavismo después de Hugo Chávez, Diosdado Cabello, ha comenzado este viernes una visita oficial de tres días a Cuba donde, se prevé, sostendrá reuniones con los hermanos Castro y con sus pares del Parlamento cubano. Es la segunda vez, desde que el chavismo está en el Gobierno, que Cabello visita La Habana. Tanto en esta oportunidad como en la anterior, el viaje tiene lugar en medio de sospechas sobre la división interna del chavismo, que vinculan a Cabello con una trama de conspiración para desplazar del poder al heredero oficial de Chávez, Nicolás Maduro.

 

“El compañero Diosdado Cabello va saliendo a La Habana a una visita de trabajo oficial para reuniones con el Partido Comunista de Cuba, con el Gobierno de Cuba, con Esteban Lazo, presidente de la Asamblea Nacional de Cuba. Son tres días para visitar a Fidel, a Raúl”, había anunciado este jueves por la tarde el presidente venezolano Nicolás Maduro, en un acto público transmitido por la estatal Venezolana de Televisión. Horas más tarde, el diputado Cabello fue recibido por el viceministro de Relaciones Exteriores, Rogelio Sierra en el Aeropuerto Internacional José Martí. Se prevé que el domingo continuará viaje hacia Rusia, Vietman y China.

 

El viaje de Diosdado Cabello ocurre dos semanas después de que se hiciera pública en Venezuela una grabación que sugiere divisiones internas en el chavismo y que lo identifica como el líder de una trama conspirativa y corrupta que pretende desplazar del poder a Maduro. El audio, aireado por el diputado opositor Ismael García, consiste en una conversación de más de una hora entre Mario Silva, el presentador más influyente y radical de los medios del Estado, y un supuesto agente de los servicios de inteligencia cubana, identificado como Aramis Palacio. Durante la conversación, Silva hace un informe detallado sobre los planes de Cabello y pide el apoyo de La Habana para salirle al paso. Como consecuencia de este escándalo, fue sacado del aire el programa La Hojilla, que conducía Silva y a través del cual el presidente Hugo Chávez solía hacer anuncios importantes. La Fiscalía General de Venezuela también abrió una investigación y Silva fue citado a declarar este jueves en calidad de testigo.

 

“Lo importante es la solidaridad, la amistad, y que la camaradería entre el pueblo cubano y el pueblo de Venezuela sigue vigente y seguirá vigente por muchos años”, ha dicho Cabello este viernes, en las primeras entrevistas que concedió a medios locales cubanos. Este viernes, Cabello se reunió con el nuevo presidente de la Asamblea Nacional de Cuba, Esteban Lazo, y se prevé que durante su estancia conversará también con representantes del Partido Comunista de Cuba. La Habana aún no ha confirmado su cita con los hermanos Fidel y Raúl Castro, líderes de la revolución cubana. En su edición de este viernes, el diario oficial Granma solo se ha referido a su encuentro con Lazo y ha informado que hasta el día de su partida, el domingo, “desarrollará otras actividades”.

 

Diosdado Cabello nunca ha sido el chavista favorito de La Habana, de acuerdo a versiones extraoficiales que comenzaron a circular en el Partido Socialista Unido de Venezuela cuando el presidente Hugo Chávez enfermó de gravedad y comenzaron a barajarse los nombres de quienes podrían sucederlo en el poder. Cabello es un exteniente del Ejército, exalumno y excompañero de armas de Chávez que participó en el fallido golpe de Estado del 4 de febrero de 1992 contra el Gobierno de Carlos Andrés Pérez que catapultó al presidente fallecido en la opinión pública. En el seno del oficialismo, a Cabello se le atribuye el liderazgo del ala militar del partido del chavismo y se le describe como un hombre pragmático, vinculado a negocios que involucran millonarios fondos del Estado.

 

El primer viaje oficial de Cabello a La Habana ocurrió a principios de este año, durante la última hospitalización de Hugo Chávez. El expresidente venezolano fue diagnosticado de cáncer en junio de 2011 y, desde entonces, fue sometido a cuatro cirugías y a varios meses de tratamiento en Cuba. A finales de enero, Cabello fue a visitarlo y a su regreso, el 3 de febrero, informó a los venezolanos: “La salud del comandante Hugo Chávez va en franca recuperación, cumpliendo el tratamiento médico”, a través de su cuenta de Twitter @dcabellor.

 

Chávez murió en Caracas a las 4.25 de la tarde del 5 de marzo. Tras su fallecimiento, el entonces vicepresidente, Nicolás Maduro, asumió el liderazgo del Gobierno. Luego fue declarado ganador de las elecciones presidenciales que se llevaron a cabo el 14 de abril. Desde entonces, tanto su administración como el partido el oficialista atraviesan una severa crisis política que amenaza con desinflar el legado de Chávez.

Huelga en la Universidad Central de Venezuela

La principal universidad de Venezuela

paraliza indefinidamente sus actividades

Alfredo Meza

7 de junio de 2013

 

Los docentes han decidido sumarse a una huelga general indefinida para exigir la mejora de los precarios salarios en el sector

 

Venezuela es un gran barco con agujeros pequeños que hacen aguas por todas partes y al mismo tiempo. La Universidad Central de Venezuela (UCV) se ha sumado a la lista de las fuerzas vivas de este país que están protestando por el calamitoso estado de la economía local. Este jueves una abrumadora mayoría de sus docentes ha decidido en asamblea sumarse a una huelga general indefinida para exigir la mejora de los precarios salarios que devenga el sector.

 

Ha sido un pulso largo entre aquellos profesores que no querían sumarse a esta medida -en la que terció incluso el líder opositor, Henrique Capriles, contrario a la medida- y quienes presionaron para lograr la paralización. El detonante ha sido la nula atención que ha prestado el ministro de Educación Superior, Pedro Calzadilla, a estas demandas de incremento del presupuesto.

 

Las universidades venezolanas públicas han sido un vallado muy alto para el gobierno, que no controla ni las federaciones de centros universitarios, ni a los rectores de las universidades autónomas públicas. Durante los últimos tres lustros han mantenido un enfrentamiento intenso que ha terminado por ahora en un cuadro de asfixia generalizada al sector educativo superior, que cada vez recibe menos dinero para poder funcionar con alguna decencia.

 

Los que han llevado la peor parte son los docentes. En una investigación de Humberto García Larralde, profesor de la UCV y Miembro de Número de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, se constata que Venezuela ocupa del sueldo de los profesores universitarios en una muestra de 29 países, Venezuela ocupa el número 28.

 

De acuerdo con el estudio, en los países de más desarrollo educativo y tecnológico como Canadá, Estados Unidos, Italia, Arabia Saudita, Reino Unido, Australia, Malasia, Holanda y Alemania, el pago oscila entre 9 mil y 7 mil dólares al mes, mientras que en Brasil, Argentina, Colombia o México, se paga entre 5 mil y 3 mil mensuales. En Venezuela el docente universitario de más alto escalafón y dedicación, un profesor titular que trabaje todo el día, devengaría unos 1.150 dólares al mes, pero si el cálculo se hace con el precio de la divisa extranjera, con el cual se calculan muchos de los bienes y servicios que se consumen en una economía de puertos como la venezolana, el monto caería hasta unos 250 dólares (185 euros mensuales).

 

Es una cantidad tan risible que los estudiantes, los más afectados con la medida, están de acuerdo con la huelga. Juan Requesens, presidente de la Federación de Centros Universitarios de la UCV, expresó que ha comenzado “un momento crítico” para el sector. “Estamos viviendo las consecuencias de un gobierno ineficiente, demagogo que asume compromisos con el movimiento estudiantil y la universidad venezolana y no los cumple”.

 

El gobierno no ha anunciado aún el incremento del salario, aunque se ha mostrado dispuesto a hacerlo. Los docentes de la UCV han solicitado el 100 por ciento.

 

El paro se inicia en un momento donde se rinden los exámenes finales y está por finalizar el semestre. En un mes los estudiantes y profesores comenzarán su período vacacional. El vicerrector administrativo de la UCV, Amalio Belmonte, expresó sus dudas a una radio local sobre la eficacia de la manifestación, pero dijo entender la razón por la cual se iba a paro.

Lo que se cocina en Venezuela

Plinio Apuleyo Mendoza

6 de junio de 2013

 

Lo que en realidad oculta el enfrentamiento entre Nicolás Maduro y Diosdado Cabello es un conflicto entre los militares venezolanos y los Castro.

 

Lo que se cocina en Venezuela no es solo una pugna que enfrenta en secreto al presidente del país, Nicolás Maduro, y al presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello. Tras ellos se percibe un oculto y tenso conflicto entre los militares venezolanos y los hermanos Castro.

 

Lo primero que provoca es risa. Oír a Maduro afirmando que desde Colombia las más altas instancias están preparando un plan para derrocarlo y que el expresidente Uribe, junto con Roger Noriega y J. J. Rendón, está preparando un veneno para inoculárselo y matarlo con lentitud parece más bien el libreto de una farsa burlesca. ¿Qué más puede uno esperar de un hombre a quien el espíritu de Chávez se le aparece envuelto en las plumas de un pajarito?

 

El más preocupado con estas chifladuras debe de ser el presidente colombiano Juan Manuel Santos. No las esperaba. Cauteloso como es, antes de recibir a Capriles tomó un teléfono, según contó la periodista Vicky Dávila, y llamó a Maduro para no inquietarlo. Maduro, al parecer, aceptó sus explicaciones. La prueba de ello es que una vez divulgado el encuentro de Santos con el líder opositor, guardó un prudente silencio. El que saltó con inusitada ferocidad diciendo que Santos les había puesto una bomba a las buenas relaciones entre los dos países fue Diosdado Cabello. ¿Por qué se apresuró a hacerlo a espaldas del propio presidente Maduro? Aquí está la clave de lo que realmente se cocina en Venezuela.

 

Veámoslo con cuidado. Esta no es solo una pugna que enfrenta en secreto a los dos dirigentes. Tras ellos, se percibe un oculto y tenso conflicto entre los militares venezolanos y los hermanos Castro. Los primeros, con Diosdado Cabello a la cabeza, no han logrado nunca digerir la presencia del servicio de inteligencia cubano —el G2— dentro de las Fuerzas Armadas. No se resignan a un G2 que los sigue paso a paso y todo lo fiscaliza, hasta los ascensos. Es algo que los ofende.

 

No es una invención mía. Esta realidad me la hizo conocer, en un reciente viaje a Caracas, un oficial de muy alta graduación cuyo nombre, por razones de seguridad, omito mencionar. De paso, explica por qué Fidel y Raúl Castro movieron todas sus cartas para impedir que Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, ocupara por 30 días la presidencia de Venezuela mientras se realizaban las elecciones. Pensando en la millonaria y vital ayuda que les otorgó Chávez, solo confían en Maduro para conservarla. Y sin duda influyeron en la unción que le dio el caudillo antes de desaparecer.

 

Pese a ella, Maduro tiene una situación interna muy frágil. No así Diosdado Cabello, quien ejerce un sólido control sobre todos los organismos de inteligencia, la Policía, los órganos de control cambiario y los gobernadores militares que están al frente de un gran número de Estados.

 

Esta realidad se hizo pública con el audio que la oposición dio a conocer y que contenía una conversación del periodista chavista Mario Silva con un oficial cubano. ¿Cómo llegó esta grabación a la Mesa de Unidad Democrática que acompaña a Henrique Capriles? A mí no me extrañaría que hubiese sido el propio G2 cubano. Fiel heredero de la KGB soviética, esta maniobra suya estaría destinada a desenmascarar a Diosdado Cabello, mostrando sus negocios y maniobras.

 

Como sea, todos sabemos hoy que la furiosa explosión de los dos dirigentes chavistas ante el encuentro de Santos con Capriles obedece ante todo a rivalidades y pugnas intestinas. Para no dejarle espacio a su rival, Maduro ha resuelto mostrarse más chavista que Chávez y hacer responsable del colapso económico que vive su país a Colombia, incluyendo la escasez, la devaluación del bolívar y hasta la carencia de papel higiénico. ¿Lo calmarán las sonrisas y buenas palabras de María Ángela, la agraciada canciller colombiana? De pronto, si los Castro —interesados en el proceso de paz— deciden darle otro giro a las pataletas de Maduro. Este, no lo olvidemos, baila siempre al compás de Cuba. Con sus desvaríos, hasta el propio pajarito que revoloteaba en Barinas sobre su cabeza debe estar alarmado.

Los dilemas del paro universitario

Vladimiro Mujica

6 de junio de 2013

 

Hay que convertir el conflicto de las universidades en el ariete de una rebelión ciudadana pacífica y democrática. El objetivo es elevarle al infinito al gobierno el costo político de pretender destruir a las altas casas de estudio.

 

Es prácticamente ocioso extenderse en las motivaciones que tienen los profesores universitarios para mantener un conflicto con el gobierno. Salarios ridículos, incompatibles con la formación y dedicación que se exige de los miembros del personal docente y de investigación de nuestras universidades, están en el centro del reclamo, pero la lista de agravios es mucho más extensa e incluye deterioro en las instalaciones; inexistente reposición de cargos; ausencia de recursos para mejoramiento profesional y deterioro en la protección social y médica a extremos verdaderamente humillantes.

 

A pesar de que los profesores constituyen quizás el sector más afectado, prácticamente el mismo grado de deterioro se evidencia en los salarios y condiciones de trabajo de los empleados administrativos. Por último, y aún más preocupante, quienes en última instancia sufren las consecuencias de la destrucción del medio laboral universitario son los jóvenes estudiantes que cada vez son formados por mentores y profesores trabajando en peores condiciones. A ello hay que añadirle la inexistencia de recursos para becas y bolsas de estudio para atender a los estudiantes de menores recursos. De hecho, a pesar de que la educación superior en Venezuela es esencialmente gratuita, en la práctica son las familias de los estudiantes quienes deben correr con los gastos y manutención de los hijos en un ambiente económico hiperinflacionario cada vez más apremiante.

 

El cuadro general de nuestras universidades es profundamente preocupante y una de sus manifestaciones más catastróficas para el futuro de la nación es que mucha de la gente más prometedora, estudiantes y profesores, están buscando rumbos y oportunidades en otros países, generando una descapitalización de recursos humanos que representará una carga muy pesada en cualquier intento de enderezar el rumbo de Venezuela.

 

Lo primero que hay que entender es que la política del gobierno hacia las universidades no es accidental. Creo que ya nadie tiene dudas de que se trata de un intento continuado, comenzado durante el mandato del fallecido presidente Chávez, dirigido a destruir el sistema tradicional de educación superior y a sustituirlo por un modelo supuestamente revolucionario cuyas definiciones no las entienden ni siquiera sus proponentes. Se trata sencillamente de destruir lo que no han conseguido doblegar a través de medios democráticos, sin ninguna alternativa creíble de sustitución. En un sentido más profundo se trata de imponer la hegemonía cultural y política del proyecto chavista a las universidades porque estas instituciones, conjuntamente con los medios de comunicación, la iglesia y la escuela primaria y secundaria son las formadoras de valores cívicos y ciudadanos que el chavismo está obligado a controlar como parte del nuevo mapa del poder.

 

De la comprensión de la verdadera naturaleza del conflicto entre las universidades y el gobierno se debería concluir algo muy importante: Es necesario desechar la ilusión de que el mismo es puramente gremial.

 

Sin duda que afecta al gremio, pero su naturaleza es esencialmente política y cualquier intento por defender a las universidades y lo que ellas representan para el país tiene que pasar por actuar en el contexto, y con los mecanismos, que se derivan del agudo conflicto político que vive Venezuela.

 

Tradicionalmente la respuesta de los gremios universitarios frente a la intransigencia de los distintos gobiernos venezolanos ha sido el llamado a paro. El éxito de los distintos paros universitarios ha sido limitado y algunos de ellos han terminado en grandes frustraciones. A ello hay que añadirle que en los casos de los gobiernos anteriores existía la presunción de que a los mismos les importaba el destino de las universidades y que, en consecuencia, eran susceptibles a la presión universitaria. En el caso del actual gobierno venezolano, no es sólo que no parece temerle al conflicto sino que lo está propiciando abiertamente.

 

Sin duda pensando, como bien lo expresó Chávez cuando confesó que él había propiciado el paro de PDVSA, que luego fue usado como excusa para despedir a más de 20000 trabajadores de la industria, que llevando a una institución al punto de quiebre los enemigos del régimen, o sea los universitarios y los petroleros, se exponen y son más fáciles de diezmar.

 

Frente a esta lógica de arrase y destrucción que parece indicar que a la oligarquía chavista no le importa arruinar a Venezuela con tal de mantenerse en el poder, lo cual es cierto más allá de toda duda, los temores de muchos universitarios por lanzarse a un paro indefinido de consecuencias impredecibles no son completamente infundados. Sin embargo aquí no termina la línea de análisis. Lo que puede ser cierto es que al gobierno le vendría bien un paro tradicional universitario, que podría ser manipulado en los medios y enfrentado con las bandas armadas locales. Pero el asunto cambiaría profundamente si la conflictividad universitaria se manejara conjuntamente con la de los sindicatos, la de los estudiantes y la del país en general. Es decir convertir el conflicto universitario en el ariete de una rebelión ciudadana pacífica y democrática que le eleve al infinito al gobierno el costo político de pretender destruir a las universidades.

 

Por supuesto que esta visión del drama universitario acarrea responsabilidades y compromisos muy distintos a los convencionales asociados a un paro gremial. Significa no solamente instituciones abiertas sino creando redes de participación ciudadana y voluntariado cívico que involucren no solamente a los universitarios, estudiantes, empleados, profesores y autoridades, sino a la familia venezolana y a otras instituciones de la sociedad civil como los sindicatos.

 

En esta gran visión el conflicto universitario se podría transformar en el epicentro de un gran conflicto social por las prácticas autoritarias y depredadoras de la oligarquía chavista. Quizás, como con muchas cosas a las que les llega su momento, los tiempos son estos y ahora.

La electrónica socialista

Trino Márquez

6 de junio de 2013

 

El dispositivo electrónico previsto por Francisco Arias Cárdenas para controlar el consumo de productos regulados en Maracaibo es una muestra adicional del inmenso fiasco en que se convirtió el socialismo del siglo XXI. El fracasado golpista del 4-F trata de defenderse de las críticas generalizadas, diciendo que no existe ninguna carta de racionamiento similar a la utilizada en Cuba durante más de medio siglo, sino que se trata de un mecanismo para impedir que esos bienes se fuguen a Colombia, donde cuestan mucho más caros.

 

La justificación de Arias Cárdenas omite algunos detalles que conviene recordarle. En efecto, los productos cuyos precios están regulados migran hacia el país vecino porque aquí cuestan más baratos que allá. En consecuencia, tanto el comerciante como el consumidor, se comportan de manera racional: tratan de obtenerlos en el territorio venezolano, ya sea para venderlos a precios más altos en la nación neogranadina o para consumirlos allí. El consumidor colombiano, con mayor poder adquisitivo que el nuestro, obtiene un notable ahorro; el comerciante, una significativa ganancia. Unos y otros se benefician de la torpeza de las autoridades venezolanas, empeñadas en alterar los precios de mercado que espontáneamente alcanzarían esos bienes, si se les dejase fluctuar de acuerdo con la ley de la oferta y la demanda, tal como ocurre en Colombia.

 

En la hermana república no solo el poder adquisitivo de sus habitantes es mayor que el nuestro, sino que la tasa de inflación en mucho más baja, a pesar de que no existen los controles de precios ni de cambio que rigen en Venezuela. Esta liberalidad ha disparado la productividad colocándola muy por encima de la venezolana. Los neogranadinos han liberalizado el mercado de capitales y el mercado laboral, han fortalecido el Estado de Derecho para que la propiedad esté plenamente resguardada de los abusos de cualquier funcionario subalterno inoculado con el virus del comunismo. Al Gobierno colombiano no se le ha ocurrido incurrir en ninguno de los dislates tan frecuentes en Venezuela a lo largo de los últimos catorce años: confiscaciones, expropiaciones, estatizaciones, exacciones. Los empresarios privados, extranjeros y nacionales, han sido protegidos por el Estado. La confianza, factor básico en el mundo contemporáneo, ha fortalecido la economía de mercado e impulsado la competencia entre distintas empresa, que pujan para conseguir el favoritismo de los clientes.

 

Por eso cuando el gobernador del Zulia trata de refugiarse en el “contrabando de extracción” para justificar la desafortunada medida, revela su enorme ignorancia acerca del comportamiento de la economía y los principales agentes que la movilizan: el empresario y el consumidor. Ambos tratan de maximizar el beneficio –bajo la forma de lucro o de ahorro, según el caso- sin que ello tenga nada de pecaminoso o condenable. De esto, Pancho no se ha enterado.

 

Resulta demencial que el Gobierno persista en un amplio conjunto de controles que ninguno de sus socios comerciales y vecinos mantienen, y que representan la fuente original de las distorsiones tan severas que se observan, entre ellas, el tránsito de productos hacia Colombia. Mientras estos desequilibrios continúen, las medidas de corte policial o punitivo estarán condenadas a naufragar, como seguramente encallará el experimento de Arias Cárdenas.

 

La ruta de las restricciones emprendida por el régimen socialista lo ha conducido al descalabro. Las limitaciones en el consumo de energía eléctrica y luz, no ha mejorado el suministro del fluido, ni aumentado la inversión en el área; el servicio sigue siendo tan deplorable como siempre. El chip de la gasolina aplicado en el estado Táchira no ha detenido el contrabando; el negocio impulsado por el combustible sigue siendo millonario; las redes son demasiado influyentes y poderosas; los únicos que sufren son los humildes usuarios. Los policías no sirven para dirigir la economía, y muchas veces ni siquiera los cuerpos de seguridad.

 

El socialismo del siglo XXI y el Estado interventor y controlador han arruinado al país en medio de los precios más altos del crudo que se hayan visto jamás. El desbarro no podrá ser ocultado, ni maquillado, con la tecnología 2.0, como dice Pablo Pérez, ni con añagazas como el acaparamiento o la especulación, que únicamente sirven para confundir desprevenidos.

 

@trinomarquezc

La oposición venezolana pide en EE UU

una actitud más firme hacia Maduro

Eva Saiz

5 de junio de 2013

 

La diputada María Corina Machado denuncia, en una entrevista para NTN24 y EL PAÍS, la ausencia de solidaridad en la región ante la denuncia de fraude

 

La diputada María Corina Machado no está dispuesta a que en América Latina se olviden las denuncias de la oposición venezolana sobre el triunfo fraudulento del candidato del oficialismo chavista, Nicolás Maduro, en las elecciones presidenciales de su país el pasado 14 de abril. En este empeño por remover la conciencia de los Gobiernos de la región que han callado ante las supuestas irregularidades contra las que clama el partido del líder opositor, Henrique Capriles, varios de sus miembros están recorriendo el continente para insistir en la falta de legitimidad del actual presidente de Venezuela. En el ejercicio de esta “diplomacia parlamentaria”, como se ha bautizado a esta misión, Machado se ha reunido a comienzos de esta semana en Washington con la subsecretaria de Estado para América Latina, Roberta Jacobson, y con miembros del Congreso de EE UU para recabar su solidaridad.

 

“Hemos venido a Washington atendiendo las invitaciones que recibimos de nuestros colegas parlamentarios que han tenido la firmeza, la valentía y la coherencia ética de alzar la voz por los valores que compartimos, lo cual no ha ocurrido con los Gobiernos de nuestro hemisferio”, explica Machado durante una entrevista grabada para el programa del canal NTN24 Club de Prensa, que dirige Juan Carlos Iragorri, realizada conjuntamente con EL PAÍS. La diputada señala que en estos encuentros, que incluyen a la estrella emergente del Partido Republicano, Marco Rubio, “no se han obtenido compromisos concretos” pero que se siente “satisfecha de las posibilidades de acciones específicas que puedan surgir de esta colaboración”.

 

Machado se lamenta de la falta de solidaridad internacional ante la situación que se vive en su país. “Ningún Gobierno de América Latina ha alzado su voz con firmeza y claridad. El silencio de las democracias de esta región, como Chile, Brasil, México o EE UU ensordece a los venezolanos”, subraya la diputada venezolana, que echa de menos “mayor firmeza” por parte de la Administración Obama ante el régimen de Maduro.

 

EE UU no ha reconocido el resultado electoral oficial venezolano, pero tampoco ha criticado de manera abierta la situación que se vive en ese país, manteniendo la política de no confrontación, e incluso de indiferencia, que las dos últimas Administraciones estadounidenses mantuvieron frente a Hugo Chávez, una estrategia política que no convence a Machado. “En algunos países ha existido la presunción de que si actúan y  alzan su voz puede ser contraproducente y dar lugar a una reacción por parte de Venezuela en la línea de que se trata de un intento de influir en la política interna de otros países. Pero en la diplomacia de hoy en día ya no es posible confundir injerencia con responsabilidad en materia de democracia”.

 

La diputada opositora ha blandido en Washington la Carta Democrática Interamericana, firmada por los miembros de la OEA que obliga a los países signatarios a denunciar la violación de las prácticas democráticas de los Estados de la región. “No hay duda de que Venezuela ha incumplido la Carta, pero también lo han hecho el resto de los países que no han velado por su compromiso de denunciar lo que ocurre en mi país. Por mucho menos salieron todos corriendo por lo que ocurrió en Paraguay [moción de censura al Gobierno de Fernando Lugo] u Honduras [golpe de Estado en 2009]”.  Jacobson puso en duda que apelar a la Carta sea la vía más adecuada para "generar un diálogo" en Venezuela.

 

La visita de la diputada a EE UU se produce en medio de una profunda crisis de credibilidad del Gobierno de Maduro que, a la negativa de la oposición a reconocer su victoria, suma el desabastecimiento de productos básicos y una lucha interna dentro del chavismo. “Venezuela está controlada por una triple crisis. La de legitimidad y la social y económica que cada día se exacerba. Esto hace que el país sea prácticamente ingobernable, producto de sus propios errores. Son ellos quienes han destruido las instituciones y han minado la confianza en su capacidad de gobernar”, indica Machado.

 

Ante las disyuntivas que se plantean para enfrentar esta situación de aparente desmoronamiento político, social y económico, Machado muestra una obstinación por derrotar al chavismo por las vías exclusivamente democráticas. “Nosotros exigimos y defendemos la vía institucional para lograr que la verdad de la mayoría de los venezolanos se imponga y por eso hemos agotado todas las instancias que existen. Tenemos un mandato de la mayoría que votó el 14 de abril para exigir que su decisión se respete. Eso se hace con la fuerza ciudadana, con la presión institucional y buscando el apoyo de los demócratas del mundo”, defiende la diputada.

 

La obsesión por derrotar al chavismo no impide a Machado reconocer algunas de las virtudes que han hecho que Maduro se mantenga en el poder. “Hemos subestimado la complejidad del sistema de apoyos que están detrás del chavismo y de Maduro. No estamos hablando sólo de Cuba, sino de intereses económicos y negocios inconfesables que han hecho de Venezuela una gran oportunidad y que ahora ven en un cambio de Gobierno un costo para sus operaciones, Maduro ha mantenido alegres y bien alimentados a esos sectores, pero su capacidad de chantaje se ha ido gastando”, advierte Machado.

 

La oposición -partido electo para sus integrantes- piensa mantener su estrategia de insistir en la falta de legitimidad del Gobierno de Maduro en los próximos meses. “Entendemos la contienda que se presenta en los siguientes comicios como parte del proceso político que se expresó en 14 de abril y que no podemos abandonar. Si el ciudadano que entonces votó y se arriesgó cree que hemos pasado página puede sentirse abandonado. De modo que vamos a seguir exigiendo que esa mayoría y esa verdad se hagan realidad. La contienda que se avecina no es sólo de concejales y alcaldes, es una lucha existencial”, asegura Machado.

Memorias de la escasez apremiante

Alejandro Ríos

5 de junio de 2013

 

Mariela Castro hace sus necesidades fisiológicas y justo a su alcance aparece el socorrido rollo de papel sanitario. “¿Por qué será –se pregunta sola en el ambiente impoluto de su retrete– que el enemigo vuelve a utilizar la dichosa escasez del susodicho para denigrar las virtudes de un sistema al servicio del pueblo?”.

 

Ella y sus descendientes tampoco reparan en la falta de almohadillas sanitarias porque no han tenido que emplear trozos de algodón enrollado, que solían aparecer en las farmacias locales, si la suerte era pródiga, o toallitas primorosamente lavadas y hervidas para lidiar con los incómodos días del mes.

 

La insólita escasez y las incomodidades que conlleva parecen ser consustanciales a la dictadura del proletariado y sus derivados sociales. Si no, véase lo que ya acontece en la República Bolivariana.

 

Ahora mismo, la pasta de dientes vuelve a irregularizar su presencia en el mercado cubano y eso que ya solo se vende en moneda convertible. Antes se “garantizaba” aquel engendro dentífrico (un tubo gris sin marca ni razón) cada cierto tiempo por la infame libreta de racionamiento y aprendimos la técnica de aplanar el continente para extraer la última pizca y luego abrir el tubo e introducir el cepillo y raspar vestigios de la pasta en sus paredes.

 

Por supuesto que el bicarbonato también sirvió para estos menesteres, así puro, humedecido, y hasta el jabón Nácar, fabricado para deslavar la piel. Podrán imaginarse el aciago sabor de su espuma grasienta en la boca.

 

Yo diría que es en estas necesidades personales, apremiantes, donde más repercute el golpe perturbador de la escasez, pues la falta de comida interfiere en la capacidad de reflexionar por cuenta propia.

 

Hubo un tiempo cuando ya las astillas de jabón no podían asirse, por diminutas, entonces se hervían y aquel sancocho nauseabundo se vertía en un molde ideado al efecto y, al final de la artesanal jornada, contábamos con otra pastilla para seguir bañándonos.

 

En la comedia Moscow on the Hudson, Robin Williams interpreta a un ruso cirquero que decide desertar durante una visita a Nueva York y lo hace nada más y nada menos que en la tienda Bloomingdales. Al principio del filme lo vemos padeciendo penuria en Moscú, haciendo cola, paradójicamente, para comprar el esquivo papel sanitario, un cuadro onírico en el mundo occidental.

 

Es de agradecer esa revelación del director Paul Mazurszky para los incrédulos, así como al escritor colombiano Héctor Abad Faciolince quien, recientemente, ha sacado a relucir, en uno de sus artículos, el mal hábito de los regímenes socialistas de no ocuparse de garantizar el papel sanitario, considerando que el cuerpo humano tiene el defecto de no autohigienizarse, como es el caso de otras especies.

 

En su comentario Abad Faciolince echa mano de ejemplos recurrentes de esa carencia como los de Cuba y Venezuela, y ya sabemos la simpatía irrestricta que suelen manifestar los intelectuales latinoamericanos por la revolución de los Castro.

 

Ahora mismo la burocracia cubana, en sesiones, advierte que más del 22 por ciento del agua que se bombea en la isla se pierde por roturas de alcantarillado y salideros en las casas. Mi hermana me decía, recientemente, que hoy le parece imposible el desafío que debió acometer durante tantos años de su vida, bañándose con un balde de agua.

 

Recuerdo el hogar de un amigo donde se recibían periódicos extranjeros impresos en una suerte de papel biblia y de cómo en el baño colgaban de un clavo, prolijamente cortados en cuadrados perfectos, aquellos diarios de ideogramas asiáticos que resultaban más suaves para las premuras higiénicas que el áspero Granma.

La ‘libreta’ viaja a Venezuela

Roberto Álvarez Quiñones

5 de junio de 2013

 

Castro anunció el racionamiento de productos en Cuba en marzo de 1962, y aún hoy sigue vigente. Maduro acaba de anunciarlo en Caracas

 

Fidel Castro proclamó el carácter socialista de la revolución cubana en abril de 1961, y once meses después, en marzo de 1962, anunció la implantación de una tarjeta de racionamiento de alimentos (aún vigente) para paliar el derrumbe de la producción agrícola y pecuaria.

 

Nicolás Maduro, el hombre de los Castro en Venezuela, se robó las elecciones el 14 de abril de 2013 para construir  el “socialismo del siglo XXI” y menos de dos meses después se anuncia que a partir del 10 de junio se pondrá en vigor un sistema de racionamientos de alimentos y otros productos en el estado de Zulia, el más rico del país, al parecer como primer paso para limitar en toda Venezuela el consumo de unos 20 productos que incluyen la canasta básica alimenticia de los ciudadanos, así como el papel higiénico, la pasta dental, el jabón y el detergente.

 

Según el diario Panorama, Blagdimir Labrador, secretario del Gobierno de Zulia (cuyo gobernador es chavista), informó que para comenzar se distribuirán cartillas de racionamiento en 65 supermercados de Maracaibo y San Francisco. “El sistema —explicó Labrador— va a registrar la adquisición del rubro en un establecimiento y evitará que el mismo usuario adquiera el mismo producto, el mismo día, en otro expendio de alimentos”.

 

Castro argumentó en 1962 que la Libreta de Abastecimientos, como le llamó astutamente para evitar la palabra racionamiento, era la respuesta humanitaria y justa que daba la revolución al desabastecimiento provocado en la Isla por el  “acaparamiento de alimentos de la gusanera” y la “especulación de la contrarrevolución”, y por el “bloqueo yanqui”, pese a que el embargo comercial estadounidense había sido decretado hacía sólo unos días por el presidente John F. Kennedy.

 

El anuncio de Castro del racionamiento de alimentos ocurrió 17 meses después de nacionalizar y convertir en estatales las grandes y medianas empresas y los bancos del país (13 de octubre de 1960),  convertir en comunista la revolución “tan verde como las palmas” y hacer trizas el programa nacionalista y socialdemócrata que él había prometido al pueblo de Cuba desde el asalto al cuartel Moncada en 1953 y luego, desde la Sierra Maestra.

 

El gobierno de Caracas lo hace por el desplome de la producción industrial, agrícola y pecuaria de Venezuela, causado por la política chavista de estatizar industrias y redes comerciales, y arrinconar y asfixiar al sector privado urbano y rural (el único que según muestra la historia es el que crea riquezas y edificó el mundo moderno que hoy conocemos).

 

El otro factor clave en el descalabro productivo venezolano ha sido el control de precios (que tanto gusta a nacionalistas y populistas) y las rígidas restricciones para la adquisición de divisas por parte de los negocios privados.

 

Con los 14 años de hostigamiento chavista contra el empresariado capitalista, Venezuela produce cada vez menos e importa cada vez más, algo que ha sido posible por el precio exorbitante del petróleo crudo, que le ha permitido adquirir en el extranjero (a altísimos precios), los bienes que antes eran producidos nacionalmente.

 

Descalabro industrial y agrícola

 

Pero los petrodólares ya no alcanzan. No son suficientes para compensar el descalabro industrial y agropecuario de la nación y mantener el extraordinario volumen de subsidios a la dictadura castrista y a otros gobiernos “aliados” de Caracas, que le cuestan al Tesoro venezolano no menos de 17.000 millones de dólares anuales.

 

En el caso de Cuba, la “libreta” se hizo inevitable por la escasez de alimentos provocada sobre todo por la estatización de las tierras. Al caer la producción agropecuaria, con el racionamiento, algo mínimo le tocaría a cada familia. El culpable directo fue Castro, quien  incumplió su promesa del Moncada y la Sierra Maestra de entregar las tierras a los campesinos y los obreros agrícolas. En lugar de ello, convirtió en propiedad del Estado el 80% de las tierras cultivables del país, una decisión irresponsable en la que influyó decisivamente el Che Guevara, el jerarca más estalinista de la cúpula gubernamental de entonces.

 

Ni Castro ni el Che tuvieron en cuenta que hasta el propio Lenin se percató en 1921 de que la estatización y colectivización de tierras eran las causas de la hambruna que estaba matando a millones de personas, y en marzo de ese año lanzó su plan —calificado de “regreso al capitalismo” por León Trotski y otros camaradas— de la Nueva Política Económica (NEP), que autorizó la producción libre de los campesinos (la propiedad de la tierra siguió siendo estatal) y la creación de pequeñas y medianas empresas privadas industriales y comerciales.

 

El gobierno bolchevique suspendió el control estatal de los precios y comenzó a tomar solo una parte de las cosechas de los campesinos, que vendían el resto libremente en el mercado y podían contratar trabajadores. Se disparó la producción agropecuaria y se acabó la hambruna. Pero Lenin murió en 1924 y Stalin puso fin a la NEP, colectivizó nuevamente las tierras y solo en los años 30 murieron de hambre unos 10 millones de soviéticos.

 

Con tan trágica experiencia, las denominadas “Granjas del Pueblo” fidelistas —versión tropical de los sovjoses rusos— y la estatización de tierras en Cuba fueron un capricho imperdonable castro-guevarista,  cuyo resultado fue el racionamiento de alimentos, y poco después el racionamiento de todos los artículos de consumo, incluidos la ropa, el calzado, jabones, detergentes, pasta dental , etc, cuyo volumen de producción se derrumbó estrepitosamente al pasar a manos estatales las industrias de la Isla.

 

En el caso de Venezuela, los chavistas y quienes votaron por Nicolás Maduro debieran tener presente que aquella Libreta de Abastecimientos que Castro creó en 1962 “transitoriamente” para sortear la escasez aguda de alimentos, sigue vigente en 2013, medio siglo después. Nunca en Occidente ha habido un sistema de racionamiento de alimentos de tan larga duración. Es sin duda un record que debe ser registrado en el libro Guinness.

 

El colmo aquí es que las causas del ya inminente desastre económico y social en la nación sudamericana radican en el absurdo sometimiento político e ideológico del gobierno chavista al régimen castrista, el mismo que hundió en la pobreza, la desesperanza, la escasez y los racionamientos a su propio país.

Comienza la libreta de racionamiento en Venezuela

4 de junio de 2013

 

El gobierno venezolano comenzará a ensayar el próximo 10 de junio un sistema de racionamiento automatizado para 20 productos escasos, informó el diario Panorama, del estado de Zulia.

 

Para probar el sistema, que varios medios de prensa han comparado ya con la libreta de racionamiento cubana, las autoridades han elegido 65 supermercados de los municipios Maracaibo y Cabimas, informo el secretario de Gobierno, Blagdimir Labrador, indicó la publicación.

 

Según las autoridades venezolanas, el sistema pretende “garantizar la seguridad alimentaria” y “evitar el contrabando de alimentos fuera de las fronteras” del país.


Hasta ahora el Gobierno limita la compra de algunos productos a una cantidad determinada por persona. Panorama explicó que el nuevo sistema impedirá que los consumidores puedan comprar más de la cantidad establecida para un producto, el mismo día, aunque sea en supermercados diferentes.

 

“Se trata de un sistema que se ha diseñado en la Gobernación, integrado a un servidor de Cantv (empresa estatal de telecomunicaciones) que se va a direccionar desde el Ejecutivo regional para monitorear la compra de los 20 productos regulados”, dijo Labrador.

 

“Es decir, el sistema va a registrar la adquisición del rubro en un establecimiento y evitará que el mismo usuario adquiera el mismo producto, el mismo día, en otro expendio de alimentos. Habrá rubros que pueden adquirirse al siguiente día, pero el mismo sistema determinará el período de tiempo para que se pueda comprar de nuevo el rubro”, añadió.

 

La instalación del procedimiento en los primeros 65 supermercados servirá como prueba para su posterior extensión. Entre los productos que racionará el Gobierno están leche, arroz, aceite, harina, azúcar, papel higiénico, pasta dental y otros que figuran entre los más buscados y a la vez más escasos en los anaqueles de los establecimientos comerciales.

 

Panorama no aclaró cómo se realizará el control, si los consumidores tendrán de una tarjeta electrónica o algún otro dispositivo en el que quede registrada la compra.

 

El descontento popular por el desabastecimiento es uno de los principales problemas que enfrenta el Gobierno de Nicolás Maduro.

 

Según la agencia AP, analistas dicen que la escasez responde a una caída de la producción generada por el desestimulo a la inversión privada que surgió tras las expropiaciones masivas realizadas por Caracas entre 2004 y el 2010, además de los controles de precios, diseñado para contener el avance la inflación y aumentar el control de Gobierno sobre el sector privado.

 

También, por rígido el control estatal sobre la compraventa de divisas establecido desde 2003, que crea problemas las empresas a la hora de importar insumos y materia prima.

Diplomacia malandra

Teodoro Petkoff

4 de junio de 2013

 

Chávez le impuso a la diplomacia venezolana un estilo que podríamos calificar de “malandro”. Agresivo e insultante contra gobiernos y/o instituciones que por algún motivo desataban sus cóleras; camorrero y buscapleitos, el cual, sin embargo, aunque el continente se acostumbró y dejó de tomar en muy en serio, logró, no obstante, para Venezuela y para él mismo un protagonismo continental, si bien bastante circense, bastante significativo. En definitiva, para sus propósitos, fuertemente signados por el narcisismo, el estilo le resultó.

 

Ocurre ahora que sus herederos, particularmente Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, han optado por imitar o copiar el estilo de su antiguo jefe, en la creencia, ingenua, por lo demás, de que lo que funcionó para Chávez, también para ellos tendrá el mismo efecto.

 

Olvidan aquello de que nunca segundas partes fueron buenas. Además, pierden de vista el “detalle” de que Chávez, a pesar de sus dotes histriónicas, no se comportaba como un actor sino que daba rienda suelta a los rasgos propios de su personalidad. Maduro, quien posee un talante y un modo de ser muy diferente al de su ex patrón, quiere hacerse pasar por éste, actuando ese papel, y lo que le sale es una simulación chimba, ridícula, que en lugar de sumar, resta. Este es el drama de ciertos regímenes personalistas, en los cuales todo gira en torno a un personaje central, que no deja crecer en torno suyo ningún otro liderazgo que eventualmente, según su criterio, pudiera hacerle sombra. A diferencia de algunos caudillos que construyeron, en torno suyo, desde luego, instituciones de gobierno y de partido que ciertamente cumplían funciones como tales, Chávez se esforzó en gobernar en solitario, sin crear equipo. Tuvo colaboradores, pero no organizados institucionalmente, de modo que sólo en ocasiones, muy de vez en cuando, se reunía con lo que se suponía era la dirección del PSUV; de resto todas sus decisiones eran estrictamente personales. Esto hizo del PSUV apenas una máquina para efectos puramente electorales, pero no una organización donde el debate interno fuera una norma y las decisiones tomadas fueran producto de tales debates y del juego de mayorías y minorías. Chávez no discutía con nadie; a sus acólitos sólo les daba órdenes; de ellos no esperaba contraposición. Estos no seguían líneas políticas acordadas en discusiones y confrontación de ideas, sino se limitaban a esperar por lo que les viniera de Lo Alto. El resultado no podía ser sino que a su desaparición física no quedó quien asuma, con vigor parecido, la conducción del movimiento. Maduro, como es visible, hasta en el esfuerzo que hace por copiar o imitar el estilo de su ex patrón, lo que logra es una triste caricatura. Todo produce la impresión de que a mediano plazo el orfanatorio chavista vivirá una crisis de dirección. Maduro no parece tener la envergadura y el talante para impedir que las fuerzas centrífugas que se mueven dentro del PSUV vayan generando crisis de dirección. Este va a ser un año conflictivo para un PSUV amenazado de desarticulación.

 

Lo sucedido con Colombia la semana pasada es una muestra fehaciente de lo que aquí decimos. Así, así no es que se gobierna.

El espía y el sapo

Hernán Castillo

4 de junio de 2013

 

Ahora bien, con la prisión del general Antonio Rivero y la difusión de una conversación telefónica grabada, entre Mario Silva y el agente cubano Aramis Palacios, el tema de la actividad cubana en Venezuela ha tomado peligrosas proporciones

               

Por lo tenebroso del funcionamiento de las agencias de espionaje y la inteligencia militar, y lo inescrutable de los secretos del Estado, su estudio académico presenta un especial atractivo. La historia, la política y especialmente la literatura están llenas de casos y situaciones extremadamente complejas e interesantes de estudios de ese tipo.

 

Ahora bien, con la prisión del general Antonio Rivero y la difusión de una conversación telefónica grabada, entre Mario Silva y el agente cubano Aramis Palacios, el tema de la actividad cubana en Venezuela ha tomado peligrosas proporciones. Según informaciones extraoficiales ya pasan de 200 mil los funcionarios cubanos que han ingresado al país; prácticamente se han constituido en un cuerpo de ocupación. La experiencia cubana en África y América Latina, en ese sentido es amplia.

 

Entre las más importantes agencias de espionaje del mundo está la CIA estadounidense, o “La Compañía”; la KGB rusa, conocida como “El Centro”, ahora transformada en el FSB para actividades de contraespionaje y seguridad interna y el SVR para espionaje internacional.

 

El Servicio Secreto de Inteligencia SIS Británico, el MI6 o “La Firma”; y el MOSSAD israelita, conocido como “El Instituto”. En América Latina el SIN, ahora el ABIN brasileño; y el G2 cubano, quien durante la Guerra Fría bajo el control soviético logró un cierto prestigio por la eficiencia de sus infiltraciones en la exportación de la revolución cubana para el Tercer Mundo.

 

Incluso, hay quienes sostienen que la inscripción de Hugo Chávez en la Academia Militar de Venezuela tuvo relación con esa estrategia. El DIM, ahora SEBIN venezolano, sin prestigio, por la ausencia de profesionalismo, entre otras cosas, no ha pasado más allá de ser básicamente un cuerpo policial de represión y persecución política interna.

 

La connotación moderna de “informante” tiene uno de sus más remotos orígenes en la red de espías del rey Enrique VIII de Inglaterra con Thomas Cromwell. La condición profesional de espía requiere de acceso a secretos de Estado e información clasificada, que su divulgación, etc., pueda poner en peligro la seguridad y defensa de la nación; eso es traición a la patria.

 

En el debate político venezolano la acusación de apátridas ha llegado a convertirse en una forma de descalificación ligera, fácil e irresponsable de la argumentación de quienes no estamos de acuerdo con este gobierno. En Venezuela a quien no apoya o disiente del gobierno se le tiende a acusar de traidor a la patria.

 

Mario Silva ha sido acusado por sus propios camaradas de traidor a la patria, pero lo que realmente refleja esa conversación con el agente del G2, es la pobre condición humana de un miserable sapo chismoso, eventualmente asociado con actividades en los bajos fondos de la sociedad, y no la de un verdadero comunista revolucionario venezolano. Venezuela es un país pequeño y débil, sin secretos, en el que todo el mundo sabe todo.

@CastilloHernan

Reconquistar espacios

“Oposición más unida”

Entrevista a Fernando Mires

Saraí Suárez

3 de junio de 2013

 

Fernando Mires defiende la tarea de reconquistar espacios. Complicidad entre Maduro y Cabello sirve para tratar de mantenerse en el poder pero no para gobernar. En Venezuela el Presidente es la fachada de un gobierno militar a consecuencia de un autogolpe silencioso

 

En su primer viaje a Venezuela, en el 2006, se empapó de la marea roja cuando participó en una marcha del chavismo. Quería ver de cerca aquel fenómeno político-social. Caminó durante horas entre la multitud hasta ser transportado, por las consignas y los cantos, al Chile de la Unidad Popular: “el pueblo unido jamás será vencido”.

 

Al final de ese largo camino escuchó con atención a Hugo Chávez haciendo malabares en su discurso y generando versiones tropicales de los teóricos políticos. De allí en adelante Venezuela no se ha ausentado de sus reflexiones.

Fernando Mires fue un gran crítico del difunto expresidente y es hoy en día una de las voces internacionales que analizan con más fineza la realidad política y social de Venezuela.

 

- En su último artículo titulado “La Venezuela de Mario Silva: entre el vampirismo y el castrismo” analiza el contenido del sonido que se le atribuye a Silva. ¿Cuáles son las consecuencias de estas revelaciones?

 

- Creo que para la oposición no va a traer muchas secuelas. La oposición se siente más unida, más legitimada. Esa es su ganancia. En cambio, para la gente del régimen va a traer muchas consecuencias. Me imagino todas las cosas que están hablando entre ellos. Tengo entendido que viene un segundo video con más revelaciones, esos son golpes duros porque eliminan la cohesión. A partir de allí se están conformando en el chavismo los dos partidos, el vampirista y el castrista, que señalo en mi artículo.

 

- Podemos decir entonces que la incertidumbre se mudó de campo, ¿el gobierno ya no tiene las cosas tan aseguradas?

 

- Capriles lo dijo muy bien: la oposición está hoy día en el lugar donde estaba el chavismo cuando llegó al gobierno. Ahora el desarticulado es el chavismo y va a seguir desarticulándose. Por otro lado, no hay que confiar demasiado en que vaya a producirse una implosión, yo no creo en las implosiones. No conozco ningún caso histórico de un gobierno que haya colapsado por sí solo. Es la oposición quien los hace colapsar, sin ella pueden mantenerse eternamente en el poder.

 

- Pareciera que en ocasiones la oposición quiere mantenerse al margen de ese colapso...

 

- Pero es un hecho que no va a producirse de forma espontánea. Los dos partidos, vampiristas y castristas, saben que pueden perderlo todo y eso es los que los une. Quizás están más unidos que nunca. Es una unión como la de los matrimonios que no se soportan pero han cometido juntos un delito y no se pueden separar. En alemán se dice “ese matrimonio tiene un cadáver escondido en el sótano”. Ellos se odian, no son compañeros pero son cómplices y esa complicidad puede ser más fuerte que el amor en un momento determinado. Esa es la relación CabelloMaduro, ahora bien, eso no sirve para gobernar pero sirve para tratar de mantenerse en el poder.

 

- Después de unos resultados tan estrechos y luego de la lista de errores en el seno del gobierno, ¿cómo cree que están percibiendo los chavistas a Nicolás Maduro?

 

- Yo podría creer que están viendo en Maduro una posibilidad de bonapartismo. Alguien que se sitúa por sobre todas las facciones aunque no sea el más brillante. Es el único que puede, en cierta medida, representar al conjunto. Dentro de todos los errores de Maduro hay uno solo que no ha cometido: identificarse a favor o en contra de un grupo. Se situó relativamente bien. También ha hecho otra cosa positiva, los intentos de conversaciones con sectores industriales y con los medios. Yo no soy tan optimista, creo que Maduro todavía tiene muchas posibilidades de juego y no va a ser tan fácil.

 

- Ha evocado la idea de un golpe a cuentagotas a través de la militarización de la sociedad y las instituciones, ¿es esto lo que está ocurriendo en Venezuela?

 

- Yo creo que sí. Me recuerda mucho a Allende, cuando empezó a poner militares en todos los ministerios. Tenía dos ideas: incorporar a los militares al proyecto y meter miedo. Quizás ya se produjo el golpe en Venezuela. Fíjese, cuántas gobernaciones están en manos de militares, cuántos ministerios, de cuándo acá un General en Jefe como Molero hace declaraciones más políticas que los políticos. Yo creo que durante el gobierno de Chávez el régimen fue militarista y creo que hoy ya es un gobierno militar. El autogolpe se está produciendo y creo que por ahí puede terminar la historia, con un Maduro como fachada de un poder militar. En América Latina, cuando hablamos de golpe, estamos acostumbrados al clásico modelo argentino, chileno o guatemalteco; en este caso el golpe puede ser mucho más sutil.

 

- Y, de ser así, ¿qué puede hacer la oposición?

 

- Allí yo tengo un poco de miedo. Pienso que podrían existir en la oposición sectores que estarían dispuestos a colaborar con una facción militar. Eso es veneno. Aun en el caso de que los militares llamaran a una acción contra los chavistas, la oposición debería salir a defender al gobierno en contra de los militares y gracias a eso la oposición podría avanzar. Hay dos ejemplos históricos. El primero: durante el gobierno de Alexander Kerensky ­que siguió al Tsarismo en Rusia­ el General Lavr Kornilov intentó un golpe de Estado. Los bolcheviques dijeron: “hay que apoyar a Kornilov” y allí se demostró la genialidad de Lenin quien dijo: “¡No! Hay que defender a Kerensky” y llamó a todo el pueblo a defender al gobierno que él mismo (Lenin) estaba combatiendo. Ocurrió luego también en la misma Rusia con el golpe que le hicieron a Mijaíl Gorbachov. Boris Yeltsin llamó a defender a Gorbachov. Gracias a eso Yeltsin pudo ser presidente. Esa es la mecánica de la política.

 

- Esto requiere una gran madurez política y social. ¿Cree que Venezuela está lista para eso?

 

- Sí, yo creo que Capriles tiene esa madurez. Ramón Guillermo Aveledo también la tiene. Me parece que la MUD está en muy buenas manos. Sería muy irónico que la misma gente de la oposición tenga que defender a este gobierno de los militares, pero en realidad no se trataría de defender al chavismo, se trataría de llamar a defender las instituciones. Aunque estas se encuentran muy empobrecidas, en muy mal estado, pero son las instituciones y con ellas hay que trabajar. Creo que en Venezuela están listos pero dispersos, falta un eje constitutivo. Lo que está construyendo Capriles a través de la Asamblea Popular es la posibilidad de un eje de rotación. Que todo pueda girar en torno a la Asamblea. Eso es una revolución, es crear modelos de poder alternativos.

 

- El abandono de ciertos espacios fue un error estratégico de la oposición, ¿cree que se pueden recuperar?

 

- Por ahora la MUD no controla ningún poder fáctico, solo se ha obtenido la legitimación moral y las asambleas, la multitud. Por eso creo que las elecciones municipales serán clave. Las alcaldías nunca han sido importantes en las elecciones latinoamericanas. Pero ahora, por primera vez en la historia de Venezuela ­y tal vez en la historia de América Latina­ las elecciones municipales van a ser más importantes que las elecciones nacionales. En estas elecciones van a votar por Maduro o por Capriles y esa será la gran batalla. Maduro lo sabe y por eso está tratando de estirar las cosas hasta noviembre para recuperar la economía o esperar algún milagro que mejore un poco las cosas para él. En todo caso está claro que no hay otro camino que el camino electoral.

El destete

María Isabel Rueda

3 de junio de 2013

 

He oído a muchos por ahí preguntarse: ¿pero qué necesidad tenía el presidente Santos de recibir a Henrique Capriles y exponerse a armar este lío con el gobierno de Nicolás Maduro?

 

Respuesta: toda. Toda la necesidad. Colombia no puede seguir colgada de un bus que va derecho al abismo de su autodestrucción. Maduro tuvo que inventarse el simpático cuento de que Capriles vino a Colombia a recoger los polvitos con los que lo vamos a envenenar, para que no fuera tan evidente la verdad: no es ninguna traición que Colombia empiece a destetarse del régimen venezolano. Hay razones de dignidad que sobra explicar. Pero una de conveniencia: el colapso político del actual régimen venezolano es inevitable. Ni siquiera porque lo digan las cifras económicas, ni la escasez de papel higiénico o harina de arepa. Sino porque cada vez son más evidentes las conspiraciones internas entre el propio chavismo, que tienen gobernando a Maduro contra la pared. Si no terminan tumbándolo, lo obligarán a exhibir máxima tolerancia hacia la corrupción, el enriquecimiento de la boliburguesía y la aceptación de un tono cada vez más militarista de su régimen.

 

El apretón de manos con Capriles tiene una segunda explicación de política interna: Santos es bastante impopular entre la oposición venezolana, que lo considera un traidor. Ese sector es muy uribista, porque innecesariamente el presidente colombiano lo abandonó todo en manos de su contradictor. Y para un presidente que se quiere reelegir, ese malestar tiene malas repercusiones internas: el 90 por ciento de los colombianos se confiesa antimadurista, como lo fue antichavista.

 

Pero hay una tercera y poderosa explicación del apretón de manos de Santos con Capriles: no solo el Ejército colombiano anda nervioso con el triángulo Cuba-Venezuela-Farc. También los EE. UU. ¿O es que alguien cree que el vicepresidente norteamericano, Joe Biden, vino a Colombia solamente a decirnos que cómo estaba de bonito y de cambiado este país, en comparación con hace 20 años, la última vez que nos visitó?

 

Ahora: no solo me hago la ilusión, sino que creo bastante posible que el proceso de paz con las Farc haya avanzado ya un trecho suficiente para blindarse. Pero no solo contra la necesidad de que Maduro tenga que empujarlo, sino contra el peligro de que en una de sus chiripiorcas se lo tire. Ahora: nunca olvidemos tampoco que Maduro todavía puede azuzar la división entre radicales y pragmáticos que reina entre las Farc, con regalitos como misiles tierra-aire que la guerrilla tanto ha buscado, o con reconocimientos políticos que podrían ir mucho más allá del de la simple beligerancia, facilitando centros diplomáticos oficiales que ya no solo despacharían clandestinamente desde el Fuerte Tiuna…

 

Pero si la canciller María Ángela Holguín vuelve a recorrer los caminos diplomáticos para recomponer las relaciones con Venezuela por la tubería del chavismo, como es Unasur, habremos retrocedido. Urgentemente hay que desamarrar los destinos políticos internos colombianos de los destinos internos políticos venezolanos. Unasur y sus mecanismos de solución de conflicto regional solo hablan un idioma: hacer lo que el chavismo quiere a la hora que quiera. Colombia debería huirle a Unasur como alma que persigue el diablo. Regresemos a la OEA, que es un escenario diplomático ampliado, que no nos obliga a convivir casi de manera exclusiva con la pestañina de Cristinita Kirchner o con los disfraces de gala de Evo Morales.

 

De la manera como siga comportándose el régimen venezolano frente a este incidente diplomático hasta despejaríamos una duda histórica: frente al proceso de paz con las Farc en La Habana, ¿Venezuela ha sido realmente un facilitador o, como muchos temen, una parte importante del problema?

 

Cuando el río suena… Cuando nos anunciaron que este sería “el siglo de los jueces”, no advirtieron que era con millas.

¿Cómo inocular a Maduro?

Paulina Gamus

3 de junio de 2013

 

Hubo un tiempo en que los venezolanos nos sentíamos capaces de burlarnos del subdesarrollo de otros países de este continente que como bien se sabe ingresó en la historia del mundo occidental como un accidente. Pareciera que nunca superamos el error que significó el proyectado viaje de Cristóbal Colón a la India y su imprevista llegada a estas tierras de indios. Pero nosotros nos creíamos al margen de ese error: la riqueza petrolera, la ubicación geográfica, la relación cercana y cordial con el país que hablaba inglés, nos compraba petróleo y nos suministraba dólares, un sistema democrático estable que permitía no solo la libre expresión de las ideas sino además recibir a exiliados y perseguidos políticos de distintos países; todo eso nos llevaba a suponernos distintos y por supuesto superiores al resto de los habitantes de América latina. Muchas veces nos vieron con envidia porque cuando se acumulan tantos privilegios y ventajas es casi imposible no caer en la arrogancia y la pedantería.

 

Gracias a nuestra solvencia económica, este era el país de la abundancia y de la diversidad gastronómica y por supuesto alcohólica que fue siempre la más importante. Nunca dejamos de ser el primer importador y consumidor de whisky escocés en toda la América y no sé si en el mundo. Fuimos receptores de las delicatesses de distintas culturas y adquirimos sofisticados hábitos de confort. Por eso, cuando mis hermanas y yo emprendimos nuestro primer viaje a Europa en 1966, quedamos espantadas al llegar a nuestro hotel en Paris y comprobar que el papel higiénico eran unos cuadritos mínimos con los que había que hacer magia para que cumplieran su función. Pero en los bares y bistró los cuadritos eran de un papel encerado incapaz de absorber nada. Mis hermanas y yo decidimos comprar cada una un rollo de papel higiénico y llevarlo en la cartera. ¿Quién podía imaginar entonces que, años después, la llegada al poder de una plaga depredadora y vampiresca provocaría la degradación de no tener siquiera los cuadritos encerados de los bares y bistró parisinos de los 50 y 60?

 

Nuestro orgullo de país evolucionado, democrático, emergente y en vías de desarrollo ha rodado por los pisos, la gran potencia que anunciaba Chávez y que ahora repite Jaua, ha devenido en un remedo de Haití. No solo por la escasez de comestibles, medicinas, repuestos de cualquier tipo y todo lo que requiera de divisas para su importación, sino por la naturaleza del régimen que ha sucedido al verdadero perpetrador de esta desgracia continua: Hugo Chávez Frías. El difunto anunció no menos de cien conspiraciones que incluían su asesinato, algo que él se empeñó en llamar magnicidio como si hubiese algo de magno en su persona. Cuando falleció, la corte de los milagros que fue su entorno, acusó al Imperio de haberle inoculado el cáncer que lo llevó al Cuartel de la Montaña.

 

Ahora Maduro, no satisfecho con pretender copiar el acento cubano de Chávez, sus gestos, sus insultos, rabietas, vulgaridades, chistes malos y jaquetonerías, acude también al expediente de la victimización por medios inoculados. En su caso no es cáncer sino un veneno que lo iría matando lentamente: “no en un un día, sino para enfermarme en el transcurso de los meses que están por venir”. A pesar de lo bien informado que parece estar sobre esos siniestros planes conspirativos, no aclaró cuánto tendríamos que esperar por el fatal desenlace. Para colmo de nuestros asombros, el veneno -a diferencia de los cuentos de hadas en que lo aplica una bruja malvada casi siempre dentro de una manzana- se lo inocularía un equipo. Es decir que llega un comando tipo Swat armado con una inyectadora y le inocula un veneno de efecto retardado. Hay varios puntos oscuros en el tema de la inoculación: ¿Por qué el Comando pasó primero por Bogotá si el veneno viene desde Miami en el equipaje de Roger Noriega? ¿Por qué Roger Noriega se expone trasladando el veneno si pudo enviarlo con cualquier agente del Imperio menos expuesto ante la mirada pública y hasta por un Courier? Suponemos que en la medida en que el SEBIN tenga más claro el asunto, el gobierno nos irá informando con la transparencia que lo caracteriza.

 

La conspiración perversa que denuncia Maduro no termina con su envenenamiento gota a gota; según sus palabras hay: “un plan perfecto para derrocarme y llenar de violencia a Venezuela? Un plan de guerra psicológica, basado en actos contra la paz y la seguridad. Lo tienen aprobado, contiene sabotaje a la economía, al dólar, al abastecimiento.” Si los servicios de Inteligencia de este gobierno sirvieran para algo ya habrían determinado que el plan siniestro contra el dólar y el abastecimiento lo inició Hugo Chávez hace quince años con la colaboración de Nelson Merentes, Rafael Ramírez, Jorge Giordani y todos los ineptos unos y alucinados otros que han hundido la economía de este país. El sabotaje a la paz y a la seguridad lo ejecutan los delincuentes que asesinan entre cincuenta y cien venezolanos cada día.

 

A mi me encanta el Imperio, lo confieso, sobre todo ese capitalismo que nos abofetea con supermercados abarrotados de todo lo que aquí escasea o simplemente no existe. Lo que no logro entender es por qué nos odian tanto: primero le inoculan un cáncer a Chávez para que llegue otro peor, y a este le quieren inocular veneno lo que significa que el supuesto sucesor del envenenado podría ser (aunque resulta difícil suponerlo) alguien aún más ignorante y nefasto. ¿Qué les cuesta enviar unas jeringas con un poquito de inteligencia y otro de sindéresis para salvarnos de tanta burralidad cotidiana y de tanto ridículo universal?

La Venezuela de Mario Silva:

entre el vampirismo y el castrismo

Fernando Mires

2 de junio de 2013

 

Así como en la historia venezolana ya han sido trazadas líneas que marcan el antes, el durante y el después de Chávez, en el último capítulo deberá ser trazada otra que marque el antes y el después de Mario Silva. No porque el siniestro personaje hubiese sido relevante para la historia de su país, sino porque a partir de la publicación de sus conversaciones con el agente cubano, las que dio a conocer la MUD el 20 de Mayo, el régimen post-chavista deberá enfrentar una crisis cuyas profundidades son difíciles de dimensionar. Tarea más difícil si se considera el hecho de que esa crisis resulta de la combinación de otras tres crisis paralelas.

 

A la crisis económica que creó Chávez y a la crisis de legitimación producida por un mal escondido fraude electoral, se suma –de acuerdo a las revelaciones de Mario Silva- una crisis de gobernabilidad que amenaza arrastrar a todo el aparato del estado. Eso significa que, de modo independiente a cuanto tiempo dure la agonía del régimen, nos encontramos frente a un típico caso de crisis política terminal.

 

Para captar el sentido terminal de las crisis, es conveniente situar el momento histórico por el cual atraviesa Venezuela.

 

Como ha sido señalado en otros textos, el chavismo no solo fue un tipo de gobierno sino, también, un tipo de estado. Eso quiere decir: el chavismo, originariamente un movimiento social con profundas raíces populares, se convirtió durante Chávez en un gobierno autocrático que lentamente fue apoderándose de todos los mecanismos estatales, hasta alcanzar el punto en el cual gobierno y estado llegarían a confundirse en una sola unidad. Dicha transformación fue posible gracias al liderazgo mesiánico del caudillo, única persona que podía unir, al menos simbólicamente, la dimensión popular con la estatal.

 

De este modo, el poder social, el poder económico (petróleo), el poder judicial, el poder electoral, el poder parlamentario y el poder militar, se articularon de modo vertical con una cúspide en la cual reinaba Chávez, rodeado por una camarilla incondicional a la que pertenecían, entre varios, Maduro y Silva. Por lo mismo, muerto Chávez, no extrañó que en Venezuela hubiera tenido lugar un rápido proceso de desarticulación política inter-estatal. Esto significa que más allá de si hay chavismo sin Chávez, o si el chavismo “era” Chávez, problema central es si el estado chavista podrá sobrevivir sin Chávez. Ahora, después de las declaraciones de Mario Silva, es posible deducir que es más fácil que un auto funcione sin motor a que el estado chavista funcione sin Chávez.

 

Por supuesto, nada de lo dicho por Mario Silva era un secreto. Todo se sabía. Pero una cosa es saber y otra, certificar. Las declaraciones de Silva son, si así se quiere, la certificación formal de un conocimiento informal.

 

Que hay una guerra caníbal entre los seguidores de Cabello y los de Maduro; que hay proyectos golpistas; que los agentes cubanos controlan la información, la represión y sectores del propio ejército; que el poder electoral es manipulado desde el gobierno; y que la corrupción carcome a todas las instituciones del estado; todo eso y mucho más se sabía en Venezuela. El “mérito” de Mario Silva reside solo en haber convertido el saber en certeza y la certeza en verdad pública. Sus palabras no son, por tanto, chismes. Por el contrario, son testimonios de alto valor historiográfico.

 

Más aún, como si fuera un Max Weber tropical, Mario Silva ha aportado a los estudiosos del periodo con categorías politológicas irrenunciables. Una es la de “vampiros” (ladrones). La otra, por deducción, es “castrismo”. Efectivamente, si después de las palabras de Silva tuviéramos que destacar la contradicción principal que sufre la “nomenklatura” post-chavista, esa sería la de vampiristas versus castristas. Eso significa a su vez que en estos momentos el botín del estado está siendo disputado entre dos “partidos” formados bajo el amparo del presidente muerto.

 

Las grietas en la cúspide del poder son signo de crisis, las que pueden ser parciales o totales. El problema es que las grietas mostradas por Silva no son, como es usual, entre conservadores y reformistas; tampoco entre revolucionarios y reaccionarios, y mucho menos entre “buenos” y “malos”. Se trata -es el drama venezolano- de grietas que separan a dos mafias: una, la vampirista, dedicada al robo de dineros que pertenecen al pueblo (la de Diosdado, según Silva) y otra, a entregar la soberanía nacional a una dictadura militar extranjera (mafia a la que pertenece el mismo Silva). La oposición democrática -ese es un problema- no tiene en este caso donde elegir, ninguna esperanza de dialogo, ninguna posibilidad de alianza táctica con alguna fracción del bloque dominante. Porque, digámoslo de una vez, elegir entre esas dos mafias sería igual a elegir entre la peste y el cólera. Acerca de cual es la peste y cual es el cólera es un tema que queda a la imaginación del lector.

 

Lo dicho no descarta la posibilidad de que frente a la crisis total, aparezca alguna vez dentro del post-chavismo una tercera fracción a la que podríamos llamar provisoriamente, “romántica”, es decir, una que intente recuperar las –supuestas o reales- tradiciones originarias del movimiento. Si uno lee con atención algunos artículos de la revista Aporrea, será posible percibir que esa fracción se encuentra en condición latente, aunque hasta el momento no ha adquirido presencia orgánica. Es, por lo tanto, solo una posibilidad entre varias.

 

La situación se vuelve más problemática si se tiene en cuenta que ambos “partidos”, el vampirista y el castrista, aunque algunos de sus representantes se detesten entre sí, no pueden separarse sin el riesgo de perderlo todo. Ese “todo” es el propio estado. Razón por la cual no es probable que a muy corto plazo tenga lugar una implosión de tipo físico-política. Por el contrario, tales regímenes terminan sólo cuando son -permítaseme la expresión- “implosionados” desde fuera del poder establecido; así ocurrió al menos con las dictaduras comunistas de Europa del Este.

 

La rebelión democrática y pacífica que comienza a cristalizar en las asambleas multitudinarias convocadas por Capriles, podría ser, entre otras, una de las fuerzas “implosionadoras” de Venezuela.

 

Más problemática es la posibilidad de colapso inter-estatal si se tiene en cuenta que las líneas divisorias que marcan las grietas entre ambos “partidos” son a veces muy difusas. Hay, efectivamente, castristas vampiros y vampiros castristas. O para decirlo con otra de las “categorías” surgidas de la experiencia venezolana: ambas fracciones están “enchufadas” al aparato del Estado. Unas, conectadas al enchufe político-ideológico (la de Maduro). Otras, al económico (la de Cabello). No faltan tampoco -destaca Mario Silva- quienes están conectados a los dos enchufes a la vez (cita como ejemplo a José Vicente Rangel).

 

Todos los señalados son -reiteramos- signos que muestran la existencia de una crisis de carácter terminal del estado chavista. Cuan larga será, nadie lo puede saber pues entre nigromancia y política hay ciertas diferencias. Tampoco es posible excluir, como adelanta el gran teórico Mario Silva, la posibilidad de una salida golpista. Si ella será con Maduro o sin Maduro, tampoco lo sabemos. Sin embargo, toda Venezuela sabe que las tropas que sacó Maduro a las calles para combatir a la delincuencia, asustan a todos, menos a la delincuencia.

 

Cuando hay crisis económica, crisis de legitimación, crisis de gobernabilidad, y si a ello se suma, una corrupción que alcanza los más altos niveles, las condiciones están dadas para una alternativa anti-política, y esa alternativa –experiencia sufrida por muchos países latinoamericanos- es, casi siempre, militar.

 

No obstante, el hecho de que se den condiciones para el cumplimiento de una alternativa no significa necesariamente que ésta deberá cumplirse. Menos todavía si se tiene en cuenta que en Venezuela existe una oposición mayoritaria, con alta capacidad de organización y con un liderazgo conquistado a punta de difíciles batallas políticas. O dicho en otras palabras: en Venezuela tiene lugar, como diría Gramsci, una lucha entre dominación y hegemonía. El estado-gobierno ejerce dominación, pero carece de hegemonía. La oposición, a su vez, carece de dominación, pero ya ha obtenido la hegemonía. Esta es, al fin, la conclusión principal que se desprende de las revelaciones de Mario Silva.

El derrumbe de Maduro

Carlos Blanco

2 de junio de 2013

 

Vámonos, aquí no nos quieren

Así dice García Márquez que le dijo el Libertador a José Palacios: “Vámonos volando, que aquí no nos quiere nadie”. En medio de estas euforias patrióticas de la decadencia no es de extrañar que un día, desesperado, Nicolás suelte algo parecido a su edecán. Sería sano ante el desolador panorama que tiene quien el azar envió a una sucesión que no maneja.


El gobierno Maduro presenta síntomas de final. Tal vez sea el espejismo causado por las escaseces básicas y el clima camorrero que domina la sociedad; pero esta administración sobrevenida pareciera más bien que está a punto de entregar, aunque un tanto en desorden. Las retiradas militares y políticas son operaciones muy complicadas y los camaradas que administran la pulpería no tienen idea de cómo hacer. Estos próceres tienen el problema que señalaba Jorge Amado y gusta recordar el poeta Joaquín Marta Sosa, al referirse al izquierdismo militarista, “son de los que entran al futuro reculando”.


DELFINES SIN ALETAS. Un gobierno está en fase terminal cuando no se puede mover ni a la derecha ni a la izquierda, ni hacia arriba ni hacia abajo, ni hacia afuera ni hacia adentro. Esa es la situación en la que yace “el experimento Maduro”. Si hace alianzas, los extremistas de adentro las detienen; si no las hace, carece de fuerza para cualquier iniciativa. Es un régimen agarrotado, cuyos músculos de tanto contraerse para asestar golpes fulminantes, poco a poco se quedaron crispados y aquel cuerpo que parecía atlético y rozagante, de 1999, hoy dormita empequeñecido, inmovilizado, tullido, en la silla presidencial. La parálisis oficial viene no solo como contrapartida del crecimiento de las fuerzas democráticas sino de la guerra a muerte en las entrañas del chavismo, en una pelea letal por los despojos del héroe, lo que no es más que una forma de dilapidar las arcas que Fortuna deparó a los delfines sin aletas.


Véase el episodio con el Presidente de Colombia. Este recibe a Henrique Capriles en forma “privada” que es una manera de disminuir la importancia del asunto, precisamente para no herir la susceptibilidad de unos camorristas con piel delicada; lo recibe en camisa para hacer más informal el encuentro. Entonces a Diosdado Cabello y a Elías Jaua les da la pataleta conocida que destruye la relación que Chávez había construido con Santos, y Maduro con la Canciller colombiana. La necedad hecha gobierno no advierte lo que ha destruido.


AMOR A JURO. Los jefes del bochinche bolivariano se creen geniales cuando obligan a arrodillarse o, al menos, a sonreír a los empresarios que humillan. Son tan tontos estos alquimistas que estiman que su labor es más socialista mientras más ofenden y sojuzgan a los empresarios. No perciben algo elemental: la actividad empresarial es del interés de los dueños del capital, pero también de los trabajadores, de los consumidores y del tejido social del cual forman parte. El drama de los que se han cogido el botín es que no son marxistas ni tampoco han leído a Marx sobre el papel de los capitalistas.


Los productores, una y otra vez regañados, juegan el juego pero jamás trabajarán para la perpetuación del régimen escarlata. No necesitan sabotearlo, basta que restrinjan sus inversiones para que la mala hierba se coma el jardín revolucionario y llegue hasta el Cuartel de la Montaña. Eso hacen los enemigos; se sonríen con Maduro y en realidad se ríen de Maduro. Así, lentamente los jefes rojos, atrevidos e ignorantes, piensan que liquidan a los capitalistas cuando en realidad se suicidan. La ausencia de conocimiento histórico no les da para entender que cuando embisten contra empresarios, a los que de verdad sí destripan es a los pequeños y medianos, a los que no tienen paraguas grandes para aguantar la lluvia ácida del esperpento socialista. Esta conducta roja constituye una dimensión adicional del suicidio.


El dinero tal como lo estudió Marx, demanda su movimiento, su expansión permanente. Esto lo sabe hasta el otro yo del doctor Merentes. Cuando el dinero no se reproduce, se achica, deja de ser motor y expresión del capital. Tal es el fenómeno que se abate sobre Venezuela, tanto con la ferretería de la esquina como con Pdvsa. El de la esquina tiene menos pulmón y fenece más rápido, pero el gigante petrolero de antaño ahora tiene el mismo cáncer que se ha comido el papel toilette. El efecto letal de la ignorancia.


NO TIENEN JUEGO. Como el gobierno provisional de Maduro no tiene posibilidad de moverse con flexibilidad porque se arrinconó a sí mismo, el único recurso del que dispone con relativa facilidad es la represión policial, militar, judicial, y de grupos paramilitares de choque. Su propósito es descabezar a la oposición, a veces amagan con destituir a Capriles de la gobernación y otras, enjuiciarlo; golpean y quieren liquidar a María Corina; ambicionan apresar a López; le caen a palos a Julio Borges; ofenden a Ledezma y a Ismael García; acusan a Pablo Pérez y a Salas Feo. Pero, ¿saben qué? No pueden. Si no lo hacen, pierden poder; si lo hacen, duran menos en sus chambas provisionales.


Véase la operación sobre Globovisión. Se la comieron. Le quitaron la planta a sus dueños y a la oposición. No advirtieron que el poder de denuncia de las fuerzas democráticas nacionales e internacionales podía contrarrestar la insolencia de los nuevos dueños que están obligados -léase, obligados- a entregar el canal en bandeja de plata al gobierno. La razón es elemental: si los anteriores dueños vendieron porque la presión oficial los forzaba, es obvio que la transacción realizada incluye quitarse de encima esa presión oficial, lo que significa complacer al gobierno. ¿Aparecerá la oposición en Globovisión? Sí, claro, como elemento decorativo (ahora más con el escándalo que impide su desconocimiento total)

EL DERRUMBE. Un gobierno sin capacidad de alianzas, chantajeado desde adentro por los personajes que se comportan como copresidentes, obligado al extremismo para que -como lo revela la grabación- no lo cojan por el flanco izquierdo, parece destinado a esperar inmóvil su desplome. Sobre todo cuando la presencia y el control cubanos han generado una repulsa dentro y fuera del proceso, muy especialmente entre los militares institucionalistas, hartos de la sumisión a mandos extranjeros.

Hace un tiempo podía preguntarse cómo salir de un régimen como este y las respuestas eran inciertas. Ahora la pregunta es cómo un régimen tan desgastado puede mantenerse todavía. La represión es un factor de estabilidad en sociedades aisladas, desconectadas comunicacionalmente, pero no es el caso de Venezuela. Los peinillazos, las lacrimógenas, los enjuiciamientos, ni amilanan a los de adentro ni convencen a los de afuera. Ha llegado el momento de decirle a Nicolás, con discreción, si quieres no te calles, pero ¿por qué no renuncias?

Twitter @carlosblancog

Les niegan la identidad a los cubanos

que abandonaron Barrio Adentro

A desertores de Barrio Adentro les niegan la identidad

Emily Avendaño

2 de junio de 2013

 

Los cubanos han acudido a varias instancias para legalizar su situación

Solicitan que se normalice su situación migratoria. Aunque están casados con venezolanas y tienen hijos nacidos en el país, no logran que el Estado les otorgue la residencia

 

La orden era clara al principio de la Misión Barrio Adentro en Venezuela: los profesionales cubanos que llegaron al país debían evitar intimar con los nacionales. Con eso en mente, llegó proveniente de Cuba Jorge Sánchez, en noviembre de 2007. Pasó una noche en La Guaira y de ahí se mudó a Barquisimeto, donde vive desde entonces.

 

En la ciudad larense se desempeñaba como instructor deportivo. Daba bailoterapia, gimnasia y ajedrez.

 

Cuando Sánchez tenía cinco meses en la misión conoció a Criselda Linares. A los dos meses Linares quedó embarazada y la pareja decidió casarse. “Yo traía mi carta de soltería porque era uno de los requisitos para venir, fuimos a la jefatura y nos casamos con el permiso de la misión. El embarazo era de alto riesgo y al mismo tiempo en la misión me estaban pidiendo volver a Cuba; por eso decidí abandonar. Debía hacerme cargo de mi familia”, cuenta.

 

Han pasado seis años y aunque Sánchez está en el país casado y con una hija venezolana, no ha logrado que el Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería le otorgue el visado que le permita estar legalmente en Venezuela.

 

Sánchez asegura que son cientos los cubanos en una situación similar. De 2007 en adelante ha acudido al Consulado de su país, al Saime ­en Barquisimeto y en Caracas­, a la Asamblea Nacional y al Ministerio de Relaciones Exteriores. “Tenemos hasta los recibos de los depósitos que hemos hecho para solicitar la visa. Hemos llevado todos los documentos y al final no pasa nada. La respuesta que nos dan es que por un acuerdo entre ambos países a nosotros no nos pueden dar la cédula de transeúnte”, agrega.

 

Invisibles. Vanessa Pérez se casó hace tres años con un cubano. Asegura que para ser novios tuvieron que pedir permiso a la misión y para casarse llenar un formulario de cinco páginas: “Cuando se enteraron de que yo estaba embarazada, le dijeron que la misión había llegado a su fin y que tenía que volver al día siguiente. Fue muy fuerte. Él llegó a Venezuela en 2008 y abandonó en 2010.

 

Ahora es considerado un traidor a la patria y no puede volver a Cuba hasta que no haya cumplido una penalización de 10 años. Va por 2”.

 

Pérez considera que su esposo vive en una especie de mundo paralelo: “No puede tener cuenta en el banco ni adquirir bienes, pudimos registrar a los niños con el pasaporte, pero legalmente no puede representarlos. Él me acompaña, pero no figura en nada”.

 

Trabajar también es un problema. Por su situación, deben desempeñarse por su cuenta, al no poder ser contratados por una compañía.

 

“Yo quisiera trabajar legalmente, pero si no me dejan qué voy a hacer. Guapeo.

 

Hago lo que sea. Después de tantos trámites ya decidí dejarlo en las manos de Dios”, asegura Moisés Ruiz Nelson, quien llegó al país hace siete años y estuvo cuatro en la misión.

 

Él se casó en 2009, también autorizado por la misión: “En 2010 me dijeron que debía irme a Cuba obligado o si no era un desertor. Ahí es cuando decido abandonar. Después de eso me sentí acosado. Mi intención siempre fue regresar a Cuba, ahí está mi familia y es la patria donde nací”.

 

Inmóviles. Hay miembros de la misión cubana que ya cumplieron con la penalización que les impone el consultado de ese país y que les prohíbe volver a la isla. Sin embargo, han evitado hacerlo, pues desconocen las consecuencias que eso les podría deparar. Al esposo de Sileni Sivira le han dicho que vuelva a Cuba y que haga todos los trámites desde allá. “Nos da miedo que si vuelve después no pueda regresar a Venezuela”, dijo Sivira.

 

En marzo del año pasado se registraron en el censo promovido por el Saime para los extranjeros que esperaban legalizar su situación en Venezuela, pero luego del registro no han tenido información sobre los avances de ese proceso.

La escasez en Venezuela llega

a las vacunas contra la gripe AH1N1

Alfredo Meza

2 de junio de 2013

 

El Gobierno no quiere dar cifras de afectados y muertos pero se calcula que el brote ha causado más de 20 fallecidos

 

Pasó con el papel higiénico, con el vino para celebrar misa y ahora le ha tocado el turno a las vacunas para prevenir un brote de gripe AH1N1, detectado en el Estado venezolano de Mérida a finales de mayo y que se ha expandido a 22 de las 24 provincias del país. Alertados por la noticia y el recuerdo de la epidemia de 2009, los venezolanos han buscado vacunarse para prevenir el contagio. Algunos vecinos del barrio Santa Cruz del Este, que se levanta a las faldas de un pequeño cerro de suelos inestables sobre el cual están construidas cientos de viviendas, estaban el pasado jueves en la entrada del Centro de Diagnóstico Integral (CDI) observando un cartel que decía: “No hay vacunas”.

 

Estamos en el sureste de Caracas frente a uno de los orgullos del chavismo, un edificio de la Misión Barrio Adentro, la red de salud gratuita desarrollada por Venezuela con la ayuda de médicos cubanos que atiende casos menores y emergencias. Los pacientes que visitan el centro han entendido el mensaje escrito sin necesidad de mayores precisiones. “Tan escasas como el papel”, dice Yuly Medina, una morena gruesa mientras se voltea y sigue su camino.

 

El Gobierno ha llamado a la calma argumentando que no es necesario vacunarse. Según sus cálculos, como la mayoría de las personas en riesgo de contraer la gripe ya están protegidas, sólo basta con extremar la higiene en las manos y el uso de jabón antibacterial. Es cierto que no se trata de una pandemia como la que hace cuatro años causó tantas muertes en todo el mundo y que en Venezuela contagio a 3.800 personas, de acuerdo con los cálculos del exministro de Sanidad, Rafael Orihuela. Pero el caso es lo suficientemente relevante como para despertar la preocupación de las personas que se han lanzado en tropel a la calle. En Caracas mucha gente está caminando por las calles con tapabocas y los médicos pediatras tienen por estos días exceso de trabajo en sus consultorios.

 

Las estimaciones de especialista y medios de comunicación han calculado que la gripe ha cobrado la vida de 22 personas. Hasta ahora no hay cifras oficiales. El Gobierno, siguiendo su habitual estrategia de andar por la sombra, se ha negado a informar con precisión. El pasado miércoles la ministra de Salud, Isabel Iturria, acudió a una entrevista en un canal de televisión. Cuando la periodista le pidió la cantidad de personas fallecidas o diagnosticadas, la funcionaria respondió que no las daría para evitar que se especulara con eso. “Lo importante no son los casos diagnosticados sino la prevención”.

 

El exministro Orihuela asegura que en Venezuela el virus está presente desde 2009 porque no fue erradicado por completo, ni tampoco se cumplió con la meta de vacunar a todo el país. Este país no fue tan golpeado por la pandemia como otros, lo que se debió a la forma en cómo llegó al país y no al exitoso cerco establecido por las autoridades sanitarias locales. “Sólo el 25% de la población recibió la dosis”, recuerda el especialista.

 

Después del brote y la posterior demanda generada quedó en evidencia que las vacunas son escasas. “Aquí no tenemos ni la vacuna, ni los medicamentos, ni los reactivos para el diagnóstico. Todos son materiales importados. Como sucede en otras áreas, hay un retardo para liquidar las divisas con los proveedores. Hay cierto descuido en el mecanismo de contingencia por esa causa”, señaló Orihuela, quien agregó otro problema al momento de cuantificar los decesos: el Ministerio de Salud no atribuye la causa de la muerte a la gripe AH1N1, sino que se lo achaca a la enfermedad base que tuviera el paciente contagiado.

 

Esta es la cara más reciente de la escasez crónica que sufre Venezuela desde comienzos de año. La economía venezolana se encuentra en una crisis muy profunda debido al modelo económico que estimula la importación de bienes y servicios sobre la producción nacional. Es más barato importar que producir siempre que haya divisas. “Ningún país del tercer mundo produce estos insumos, así que hay que traerlos desde el exterior”, explicó Orihuela. De acuerdo con las estimaciones del economista Pedro Palma, el Banco Central de Venezuela solo tiene 1.600 millones de dólares de reservas líquidas, lo que equivale a 15 días de importaciones de mercancías. “Son cifras muy bajas. Hay que preguntarse si el flujo de dólares del BCV es suficiente para garantizar la entrada de divisas a la economía”, aseguró.

 

Palma agregó que el flujo de caja está limitado por los acuerdos de intercambio de petróleo por bienes o alimentos. Venezuela produce alrededor de tres millones de barriles diarios, según cifras oficiales, que representan el 96% de sus ingresos, pero no puede cobrar todo lo que exporta. Es uno de los mayores receptores de crédito chino y lo cancela enviando 626.000 barriles diarios a ese país. También ha establecido una alianza con los países del Caribe - llamada Petrocaribe - que consiste en vender petróleo a plazos a cambio de apoyo político y alimentos. Según Palma, Petróleos de Venezuela (Pdvsa) cobra 1.300.000 barriles netos.

 

Este es apenas un boceto del dibujo que explica la profundidad de la enfermedad de la economía venezolana. Pdvsa sólo le vende al BCV una cantidad limitada de dólares. Esta institución, a su vez, restringe la cantidad de divisas que inyecta a la economía. El Gobierno va tapando las goteras conforme arrecian las filtraciones. Hoy tiene demasiadas y no es capaz de responder con la rapidez que demanda atajar a tiempo un brote de gripe.

 La puerta de los monstruos

Carlos Alberto Montaner

1 de junio de 2013

 

Juan Manuel Santos acertó en recibir a Capriles, pero se equivoca en el tratamiento que da a los narcoguerrilleros comunistas de las FARC en las negociaciones llevadas a cabo en La Habana.

 

Dice Nicolás Maduro que el presidente Juan Manuel Santos “le metió una puñalada a Venezuela”. No se sabe si esta dramática información forense se la dio confidencialmente un pajarito o si surgió de su legendaria capacidad de observación.

 

Maduro ve cosas que nadie percibe. Es un vidente. Solo él, por ejemplo, descubrió su rostro entre las manos de Chávez en un cuadro o foto del Comandante Eterno. Pero ahí no termina la crónica roja colombo-venezolana. De acuerdo con su versión, los colombianos, coludidos con la CIA, intentarían envenenarlo.

 

Creo que es importante tener en cuenta la secuencia. Estas revelaciones completan el cuadro clínico. Primero se presentaron las alucinaciones auditivas con pajaritos que le hablaban. Luego comparecieron las alucinaciones visuales con su propia imagen. Ahora contemplamos denuncias de conspiraciones siniestras. Parece que estamos ante un típico caso de esquizofrenia paranoide.

 

Los venezolanos, especialmente tras las revelaciones de Mario Silva, discuten si Maduro es un comunista manejado por Cuba o un místico manejado por Sai Baba, pero me sospecho que la duda que hay que despejar es si estamos ante un sujeto afectado por un brote psicótico transitorio, producto del estrés, tratable con unas cuantas pastillas de Risperidona, o si se trata de un esquizofrénico incurable de pronóstico sombrío. (Me temo lo segundo.)

 

En todo caso, la “puñalada” colombiana consiste en que el presidente Juan Manuel Santos recibió a Henrique Capriles, el jefe de la oposición venezolana y muy probable ganador real de las elecciones del 14 de abril.

 

Santos, en realidad, no hizo nada excepcional. Recibió al representante de, por lo menos, la mitad de la sociedad venezolana. Eso era lo responsable. Las relaciones entre los países no son entre gobiernos, sino entre naciones. No haber recibido a Capriles, o sea, negarle la legitimidad que sus compatriotas le otorgaron en las urnas, sí era una forma de injerencia en los asuntos internos del vecino.

 

Los gobiernos son solo los representantes temporales de las naciones. Cuando Maduro sea amorosamente recluido en alguna institución psiquiátrica, como le ocurrió al presidente tunecino Habib Burguiba, y Capriles ocupe la presidencia, y cuando probablemente sea otro el inquilino del Palacio de Nariño en Bogotá, los vínculos entre las dos sociedades permanecerán inalterables.

 

Pero si bien Juan Manuel Santos acertó en recibir a Capriles, tengo la impresión de que se equivoca en el tratamiento dado a los narcoguerrilleros comunistas de las FARC en las negociaciones llevadas a cabo en La Habana.

 

De la misma manera que es razonable reconocer la legitimidad de Capriles para hablar en nombre de media Venezuela, no tiene sentido asignarles a los representantes de las FARC el trato de interlocutor válido para discutir el destino político de Colombia, como si se tratara de la otra mitad legítima de la sociedad colombiana.

 

No se puede admitir como parte de la discusión con las FARC una pretendida reforma agraria o los derechos de los trabajadores, como si la batalla planteada por el brazo armado del Partido Comunista colombiano se originara en reivindicaciones sociales, y no en la lucha por tomar el poder y establecer un régimen colectivista dictatorial basado en las supersticiones del marxismo-leninismo.

 

Si no se ha podido someter militarmente a los criminales, es legítimo buscar el fin del conflicto armado por la vía de conversaciones que conduzcan a un armisticio, pero ello implica el fin de las hostilidades por parte de los subversivos, la entrega de las armas y la subordinación al imperio de la ley.

 

También es razonable explorar zonas de perdón y reconciliación, como se ha hecho en docenas de sociedades martirizadas por conflictos sangrientos, pero ello exige el reconocimiento de la culpa y el arrepentimiento por parte de quienes han violado sistemáticamente las reglas, y hasta ahora ésa no parece ser la actitud de las FARC.

 

Es probable que Juan Manuel Santos, lleno de buenas intenciones, quiera dejarles la paz a sus compatriotas como su gran legado histórico, pero de la manera en que lo está intentando hay un altísimo riesgo de que les transmita como herencia un Estado institucionalmente muy frágil y políticamente indefenso.

 

O sea, la puerta por donde luego se cuelan los monstruos.  

 

 

Censura comprada

Raúl Rivero

1 de junio de 2013

 

Mientras Caracas usa el dinero y el poder de los ricos para silenciar a la oposición, La Habana abre unos corrales de internet.

 

Algunos de los campeones latinoamericanos de la lucha contra el imperialismo, amigos y protectores de los pobres, enemigos a muerte del capital, se valen del dinero y de las estructuras del mercado para estrangular con guantes quirúrgicos los medios de prensa que resuellan todavía en sus países. Otros, utilizan lo que han llamado el vil metal para impedir que los ciudadanos toquen la libertad aunque sea en las pantallas de los ordenadores.

 

En Venezuela, el chavismo le ha pasado la tarea de controlar la información y las opiniones a empresarios cómplices y oportunistas. Esos personajes, que gestionan con la anuencia gubernamental sus fortunas en otros dominios, compran los medios independientes y enseguida imponen una línea editorial inaceptable para los profesionales libres, como ha sucedido con el canal de noticias Globovisión.

 

Nicolás Maduro, su equipo y sus asesores están interesados ahora en que los camaradas ricos que le acompañan en la travesía hacia la ruina del país adquieran otras emisoras de televisión y un periódico de tirada nacional. Para algunos expertos de aquella zona, esa filosofía está en las agendas íntimas de muchos dirigentes de los países del ALBA. Es una forma de callar las voces divergentes sin necesidad de clausurar el medio o de utilizar mecanismos de fuerza directa contra los periodistas.

 

En Cuba el uso del dinero para la censura es diferente. Allí no hay prensa, pero internet existe y la gente lo sabe. Solo los diplomáticos, empresarios extranjeros y personal de confianza tiene acceso a la red en sus casa. El Gobierno abrirá en junio 118 centros para que los cubanos puedan conectarse. Se repartirán por provincias y tendrán en total 334 computadoras, unas 2,8 por cada instalación.

 

Para entrar una hora a internet los ciudadanos pagarán 4,50 CUC, la moneda convertible del país. Se cambia por 24 pesos cubanos. El salario promedio es de 20 CUC al mes. Se advirtió, además, que se le anulará el servicio a quienes violen “las normas de comportamiento ético que promueve el Estado”.

 

Caracas usa el dinero y el poder de los ricos para silenciar la oposición. La Habana abre unos corrales de internet porque sabe que la pobreza obliga a sentarse primero frente al pan que a una pantalla.

Un momento, la idea

Américo Martín

1 de junio de 2013

 

El régimen de Maduro ha dejado atrás a la mayoría de los gobiernos que haya tenido Venezuela, cualquier área considerada. Defiende con ardor un modelo insustentable, sistemáticamente colapsado. Se basa en el engaño, la ausencia de controles y la falacia, como pocos, muy pocos en el pasado

 

“No existe en el mundo nada más poderoso que una idea a la que le llega su momento”
                                                                                     Víctor Hugo, Los Miserables


1 Idea y momento raramente coinciden pero cuando lo hacen pueden sobrevenir cambios profundos, históricos tal vez. ¿Esos cambios son hijos de la violencia? En el dominio de la ciencia, nunca. La impresionante revolución informática y comunicacional, tan sorprendente cada día, no pide violencia sino colaboración e intercambio.

 

Algo parecido es la política: los cambios más importantes emanaron más del diálogo que de la sangre. Las irrupciones armadas han sido caudalosas, pero solo eso, interrupciones de gradualidades más o menos largas.

 

La asociación mental entre violencia y revolución es de origen francés. Cuatro grandes procesos históricos y el auge teórico del pensamiento socialista del siglo XIX lo subrayaron. Hasta los años en que transcurrieron son ampliamente recordados: 1789, 1830, 1848 y la Comuna de París en 1871.

 

Es verdad también que las tres primeras, pese a la sangre vertida, desarrollaron y humanizaron las instituciones democráticas. La Comuna de París, en cambio, si bien fue una demostración de heroísmo del pueblo parisino, no dejó nada, fuera de una ilusión.

 

Lleno de júbilo, Marx la tomó como primera encarnación, la premonición del socialismo. Lo coreó Lenin en la víspera de la insurrección rusa de 1917. Pero no bien tomó el poder, la realidad lo hizo volver al pasado.

 

Desconsolado, escribió en Pradva: ¡hemos reconstruido el viejo Estado zarista! El socialismo real se degradó hasta desaparecer a fines del siglo XX, aferrado a la persecución y el odio. Para embellecerlas, sus epígonos distinguieron sofísticamente Violencia y Fuerza. Ésta la ejercería el poder dominante, en tanto que aquella sería la respuesta natural de oprimidos y desheredados de la Tierra. Una manipulación retórica, claro.

 

2 Imposible negar, por supuesto, la inevitabilidad de la violencia en circunstancias muy especiales. Para no referirnos a las guerras emancipadoras tomemos el noble ejemplo venezolano del 23 de enero 1958. Pero por regla general la violencia es profundamente negativa, incluso cuando en algún momento pueda considerarse inevitable.

 

En Venezuela parece llegarle su momento a la idea del cambio. Un cambio hacia la reunificación de la sociedad. Un cambio hacia la democracia, la erradicación del odio canalla impuesto deliberadamente desde el poder.

 

Un cambio hacia la elevación de la calidad de vida, la reconciliación con el desarrollo doblegando la inflación, el desabastecimiento y el desempleo. Un cambio para ponerle fin a la inseguridad, a la avasallante corrupción, el pésimo funcionamiento de los servicios y sobre todo para impulsar una educación masiva sin perjuicio de la más alta calidad y fundada en el pluralismo democrático y no en la imposición dogmática del pensamiento único. Esa es la idea. Éste, su momento.

 

No es sólo un asunto de mal desempeño. El régimen de Maduro ha dejado atrás a la mayoría de los gobiernos que haya tenido Venezuela, cualquier área considerada. Defiende con ardor un modelo insustentable, sistemáticamente colapsado. Se basa en el engaño, la ausencia de controles y la falacia, como pocos, muy pocos en el pasado.

 

Aun con una debilidad estructural ostensible va ciegamente hacia el totalitarismo. Como no puede cohesionar ni a su propio bloque político, cuyo malestar y decepción son eruptivos, ni está en capacidad de conjurar las imparables protestas sociales, se escuda en la represión, sin percatarse que de esa manera se menoscaba a sí mismo.

 

Maduro está situado en el peor lugar, afectado además por las circunstancias más nocivas. La legalidad de su mandato, aparte de cimentarse, según el plegadizo CNE, en una ventaja casi indiscernible, está siendo atacada por recursos bien sustentados interpuestos por la MUD.

 

Por otra parte, si su legitimidad estaba en cuestión en su propio partido, que lo vio perder cerca de un millón de votos en seis meses, las confesiones de Mario Silva y la alucinante reacción contra el encuentro Santos-Capriles, la deterioraron en sus entrañas. El de Maduro no es un modelo de fácil defensa.

 

Para calibrar la gravedad del problema hay que ponerse en sus zapatos. Su entorno se hunde moralmente, se expande la más acre decepción de los militantes. Y está el siniestro Mario Silva, mimado por el caudillo como paladín mediático del régimen.

 

¡Cómo será el desconcierto de los que se solazaban con sus groseras agresiones contra Capriles y demás opositores! Maduro no ha certificado su habilidad en el ejercicio del poder. Aun gente más apta tendría dificultades abrumadoras para salir del atolladero en que nos han dejado largos años de desaciertos.

 

3 El gobierno está en tres y dos. La inflación puede superar el astronómico porcentaje de 40%. El profundo déficit fiscal y una balanza de pagos crónicamente negativa, han hecho de muy difícil acceso el mercado de la deuda externa, recurso anómalo para mantener el funcionamiento aparente de este agotado modelo.

 

Sin suficientes divisas, ¿cómo afrontar el gasto público?, ¿cómo mantener las monstruosas importaciones y el pago de la deuda externa?, ¿cómo evitar nuevas devaluaciones? PDVSA no anda bien. Su deuda incomprensible, sus refinerías maltrechas.

 

El país con las mayores reservas probables de petróleo, convertido en importador neto de gasolina. La producción venezolana de crudos, estancada o decreciendo.

 

Es un panorama de extremo cuidado. El gobierno no está en condiciones de administrar la crisis y la nación no puede seguir en condiciones tan difíciles. La ecuación del cambio es nítida. Víctor Hugo no la expresaría mejor: es la idea, es el momento. Es la idea a la que le ha llegado su momento.

El síndrome del papel higiénico

Héctor Abad Faciolince

28 de mayo de 2013

 

A LOS QUE DICEN QUE DIOS NOS HIZO perfectos y que la máquina del cuerpo humano es el mejor ejemplo de precisión divina, habría que preguntarles por qué, después de defecar, la parte por donde se ejerce esta ineludible función fisiológica, por mucho que se aprieten herméticamente los esfínteres, no queda propiamente limpia.

 

Estamos bastante lejos del diseño inteligente: no creo que el ano humano pase airoso ningún test de control de calidad. A esto se debe que, desde la antigüedad, todas las culturas hayan tenido que buscar algo con qué limpiarse.

 

Antes del maravilloso invento de los rollos de papel higiénico —cuenta la revista Muy Interesante— había varias soluciones: los esquimales se limpiaban con musgo en verano y con nieve en invierno; los romanos patricios del Imperio, con lana empapada en agua de rosas; también se usaban hojas de plantas, siendo la de la lechuga, por ancha y resistente, una de las preferidas.

 

Fabricar buen papel higiénico no es un reto fácil para la industria. Cuando la técnica se fue afinando, la publicidad del papel indispensable decía que el nuevo producto estaba “libre de astillas”. No debía de ser muy grato, al limpiarse, clavarse astillas en salva sea la parte. Hay sesudos estudios sociológicos sobre el uso social del papel toilet. Se ha encontrado que los más conservadores prefieren colgar el rollo de manera que el extremo salga por debajo (por el lado de la pared), y en cambio los más liberales prefieren orientar el extremo por encima. Parece que a los que no nos importa la orientación somos los de temperamento más conciliador y adaptable.

 

Todo esto viene a cuento porque la BBC informó que la Asamblea Nacional de Venezuela acaba de aprobar una partida urgente para importar 39 millones de rollos de papel higiénico. Parecen muchos, pero con la escasez que hay de este producto en el hermano país, que cuenta con casi 30 millones de habitantes, esta compra no alcanza ni para dos rollos por cabeza, con lo cual en cosa de diez días habrá que importarlo de nuevo. Lo único que yo espero es que compren estos faltantes a una destacada industria antioqueña, Familia, con lo cual su gerente, Darío Rey, tendrá muy buen balance este año, siempre y cuando exija que le paguen los rollos por adelantado.

 

Yo no dudo que los marxistas tienen razón cuando hablan de la plusvalía y de las horribles maldades del capitalismo. Lo que sí me parece es que al menos deberían esmerarse por aprender a producir —en estajanovistas cooperativas del Estado— rollos decentes y abundantes de papel higiénico. Porque este es un síndrome muy viejo del mundo comunista, desde la Unión Soviética, pasando por Hungría y terminando en Cuba: siempre han vivido con problemas de desabastecimiento por este lujo de la burguesía. O no lo producen, o producen una especie de lija acartonada que raspa más que limpiar. O si no les toca usar la prensa: Pravda antes, y hoy en día Granma, o El Nacional. El problema con la prensa es que la tinta suelta, con lo cual el frenazo oscuro en los calzoncillos está asegurado, así la mancha ya no sea de caca, sino de restos de noticias.

 

El viernes pasado, en Blu Radio, entrevistaron al presidente del Instituto Nacional de Estadística venezolano, Elías Eljuri, pues había versiones según las cuales él atribuía la escasez de papel higiénico al hecho de que los venezolanos estuvieran comiendo cuatro veces al día, gracias al milagro económico del chavismo. Eljuri negó haber hecho esa relación entre más comida, más excrementos y en consecuencia más uso de papel. Menos mal que lo desmintió pues en realidad no es que el trasero quede más sucio cuanto más dé del cuerpo. Los residuos se deben solamente al mal diseño divino de nuestros anos. Podrían usar lechuga, pero también está escasa.

Las amistades peligrosas

El ‘camarada’ Mario Silva

Regina Coyula

28 de mayo de 2013

 

¿Hasta dónde llega la influencia de Cuba en la política venezolana? El ‘hojillagate’ lo revela.

 

Más que las series americanas de la televisión, el Hojillagate me tiene en vilo en espera de nuevas revelaciones. No es que sorprendan a escala macro, pero conocer algunos detalles revela la profundidad de la influencia de Cuba en los entresijos de la política venezolana.

 

El camarada Mario Silva, en su rendición de cuentas, rememora una conversación suya con Fidel Castro en la que este último no entendía cómo Chávez no eliminaba las elecciones burguesas. Ya Castro había hecho similar sugerencia a los sandinistas, y tuvo que tragar en seco cuando sus pupilos nicas perdieron las elecciones frente a Violeta Chamorro. Los dioscuros se vengaron de la derrota con una maniobra conocida como “la piñata”; estuvieron alejados temporalmente del poder, pero de ahí en adelante, fueron unos revolucionarios muchísimo más ricos.

 

No sorprende el consejo castrista de hacerse con el poder y acomodar las instituciones para quedarse en él. Nuestro referente de elecciones no burguesas nos remite al desaparecido campo socialista; similar modelo, con sabor caribeño y latinoamericanista, fue el aplicado en Cuba.

 

Nos queda además el sistema electoral del nuevo modo de producción asiático en China y Viet Nam y en esa cosa llamada Corea del Norte, que por lo poco que se sabe de allí, ni siquiera produce. Son elecciones en las que el ciudadano nunca vota por su presidente, una estructura en la que el “poder del pueblo” se homeopatiza hasta hacer de los elegidos seres distantes sin nexos con la masa.

 

Ese desdén está presente en el camarada Mario Silva, preocupado porque el pueblo le pueda malograr su revolución. El camarada no es original, es lugar común en los sistemas totalitarios (o aspirantes a) que los líderes siempre hablen en nombre del pueblo; mediante dicho procedimiento logran convencer a un grupo más o menos numeroso de que hablan así porque interpretan y sienten en lo más profundo el pensamiento popular.

 

El director de La Hojilla desestima la oportunidad que esas elecciones “burguesas” ha dado a la izquierda latinoamericana de llegar al poder, y que ha permitido en los cónclaves internacionales un bloque numeroso a la hora de votar en beneficio de los disidentes (Cuba, Venezuela).

 

Y mientras el camarada Mario Silva contacta con el oficial que lo atiende, el respetado Instituto Republicano Internacional (IRI) recoge en una encuesta opiniones dentro de Cuba que revelan que los ciudadanos nacidos y criados en el sistema electoral del voto indirecto, los mismos ciudadanos con miedo de expresar sus opiniones, votan mayoritariamente por el deseo de votar —valga la redundancia— por el cargo de presidente.

 

Yo pienso diferente al camarada Mario Silva y a Fidel Castro. Mucho de lo que conocemos como civilización tiene que ver con la sociedad burguesa y con valores que nos han traído hasta aquí. Lo que signifique ruptura con esa herencia, está sometido a prueba-error, y en este caso, la elección no burguesa no solo no ha podido demostrar supremacía sobre su antecesora, sino que lejos de perfeccionarla (que perfectible es) ha permitido gobernantes fallidos y antidemocráticos por períodos propios de una monarquía.

 

Y como mi pensamiento marcha en otra dirección y estoy convencida de que el camino tiene que ser con democracia, creo que el ciudadano, el pueblo trabajador, la masa, la plebe, como quieran llamarla, esa que no sabe y se equivoca, tiene que ser quien ponga a temblar a cualquier político con la última palabra en las urnas.

Si EE.UU. quiere mejorar su relación con Venezuela, quizá debería hablar con Cuba

Carl Meacham,

director del programa para las Américas del

Center for Strategic and International Studies (CSIS)

11 de mayo de 2013

Las trompadas del cerebro primario

Díganos, Michelle Bachelet,

directora ejecutiva de ONU Mujeres:

¿Qué piensa usted de todo esto?

Entrevista a la diputada María Corina Machado

(Parte I)

8 de mayo de 2013

Entrevista a la diputada María Corina Machado

(Parte II)

8 de mayo de 2013

Díganos, presidenta Dilma Rousseff:

¿Qué piensa usted de todo esto?

Ministro de Defensa negó

que los cubanos “actúen o influyan” en las FFAA

2 de enero de 2013

 

El ministro de Defensa de Venezuela, Diego Molero, negó este domingo que los cubanos “actúen o influyan” en las Fuerzas Armadas de su país.

 

“Tenemos países aliados y uno de estos es Cuba (...) bienvenido el asesoramiento que ellos nos dan en pro del desarrollo de nuestra Fuerza Armada, que nos han apoyado muchísimo”, dijo Molero en una entrevista difundida por el canal privado Televen, reportó la AFP.

 

“Somos un país soberano, una Fuerza Armada soberana, pero tenemos aliados y uno de estos es Cuba”, agregó en la entrevista, con el periodista y exvicepresidente José Vicente Rangel.

 

Molero recordó que esta semana se realizó la prueba de misiles Otomat, modelo MK2, que son de los años setenta y que, gracias al apoyo “de esa Fuerza Armada cubana”, se pudieron “transformar electrónica y bélicamente en unos misiles de primera generación”.

 

Los ejércitos de Cuba y Venezuela se apoyan mutuamente “sin injerencias” en la política militar de cada país, a diferencia de lo sucedido en el pasado con “la imposición de Estados Unidos”, dijo Molero, según citó EFE.

 

Los estadounidenses “imponían lo que debía hacerse”, en cambio “los cubanos son personas que, a pedido nuestro, vienen a proporcionarnos apoyo y nosotros vamos a darles apoyo, y nos apoyamos mutuamente como países hermanos”, afirmó.

 

Criticó que hay quienes “quieren satanizar” la presencia de cubanos en Venezuela, y aseguró que el país sudamericano recibe también “asesoramiento” de Rusia, Bielorrusia, Brasil, Argentina y Bolivia, entre otras naciones.

 

El líder opositor venezolano, Henrique Capriles, ha criticado que sean cubanos “los que mandan” en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y, durante la campaña para las elecciones presidenciales del pasado abril, advirtió que deberían regresar a la Isla si él ganaba.

 

El general de Ejército retirado y dirigente opositor Antonio Rivero, liberado hace unos días tras ser acusado de instigar hechos de violencia postelectoral, denunció en febrero pasado que en el país mandaban unos 300 militares cubanos.

 

Por sus denuncias, Rivero fue imputado en agosto de 2010 por la presunta comisión de delitos de “ultraje” a la Fuerza Armada y revelación de informaciones castrenses secretas. Ese juicio sigue pendiente.

 

Por otra parte, Molero negó liderar o formar parte de un complot para dar un golpe de Estado a Nicolás Maduro, señalamiento atribuido en un audio a la esposa del gobernante, Cilia Flores.

 

El almirante en servicio activo, nombrado en diciembre pasado ministro por Hugo Chávez, en una de sus últimas apariciones televisadas, descartó de plano que pueda alzarse contra Maduro, a quien llamó “hijo” del fallecido presidente.

 

El supuesto liderazgo de Molero en un complot contra Maduro figura en una grabación difundida por la oposición el 20 de mayo pasado, en la que el conocido periodista de la televisión chavista, Mario Silva, menciona una sospecha supuestamente expresada por Flores.

Capriles denuncia a nueva directiva de Globovisión

26 de mayo de 2013

 

https://twitter.com/hcapriles/status/338840014060400640

 

Henrique Capriles R. Cuenta verificada @hcapriles

 

“Gracias a todo ese gran equipo de trabajadores de #Globovisión fui informado que la nueva Directiva ordenó que no salga más en vivo”, se lee en la cuenta de Twitter de Capriles @hcapriles, donde escribió más de una docena de mensajes al respecto en los que también reiteró agradecimiento a los empleados del canal.

 

“¡Yo tengo un compromiso con nuestro Pueblo y jamás voy a traicionarlo! ¡El Gobierno quiere controlar todos los medios, vendrán otros!”, dijo en el mismo espacio tras calificar a los nuevos dueños del canal de “enchufados”, como llama a los altos funcionarios del Gobierno a quienes acusa de estar enquistados en el poder.

 

“¡Y los Enchufados están detrás de la compra de más medios de comunicación,así pretenden controlar el país!”, apuntó y reiteró que “sea cual sea la ventana” con la que cuente “el Pueblo tendrá (…) un defensor de la verdad”.

 

El pasado día 13, Globovisión, que mantenía una línea abiertamente opositora, pasó de manos de su fundador, Guillermo Zuloaga, a los empresarios Juan Domingo Cordero, Raúl Gorrín y Gustavo Perdomo, quienes este jueves indicaron que se comprometieron con el Gobierno de Maduro a que el canal será “muy sensato” a la hora de “transmitir” información.

 

“Nos han pedido que seamos muy sensatos en la transmisión de la noticia y eso es lo que vamos a hacer”, dijo Cordero tras sostener un encuentro con el presidente en el palacio presidencial de Miraflores.

 

Un día después de esa reunión, Capriles comentó en un evento de masas que encabezó en el estado occidental de Lara que se había enterado que su discurso no sería transmitido por Globovisión.

 

El líder opositor reiteró a sus seguidores que ahora cada uno de ellos debe convertirse en “multiplicador” del proyecto que promueve.

 

El diputado opositor Ismael García, que hasta la semana pasada mantuvo el programa “Aló Venezuela” en Globovisión, confirmó que los nuevos dueños del canal le notificaron que ya no podría estar al frente de ese espacio.

 

García fue noticia la semana pasada cuando difundió una grabación de una conversación telefónica del comentarista chavista Mario Silva con Aramis Palacio, identificado como un alto jefe del G-2 cubano, en la que se revela una trama de corrupción y un plan de golpe de Estado dirigidos por altos funcionarios del Gobierno venezolano.

 

Mientras, en la red social Twitter se ha posicionado la etiqueta “GlobovisionYaNoteVeoMas” con la que se promueve no ver al canal, así como otra que dice “SOSLibertadDeExpresionVzla”

Golpe cubano en Caracas

Bertrand de la Grange

26 de mayo de 2013

 

Por primera vez, los chavistas están a la defensiva. Ahora solo pueden contar con las triquiñuelas de los hermanos Castro para ganar tiempo.

 

La filtración, el pasado lunes, de una conversación entre un oficial cubano de inteligencia y un miembro destacado del régimen bolivariano, ha desencadenado una verdadera conmoción dentro de las filas revolucionarias en Venezuela. La grabación destapa con pelos y señales una feroz lucha por el poder entre los herederos de Hugo Chávez, fallecido el 5 de marzo. Y se vislumbra la mano de La Habana detrás de la difusión del audio.

 

La plática fue grabada en un despacho por Mario Silva, el presentador más influyente de la televisión estatal. Durante cincuenta minutos, Silva rinde un informe detallado a un interlocutor que ha sido identificado como el teniente coronel Aramis Palacios. Podría ser un nombre falso, como ocurre en esos ambientes, pero nadie duda de su pertenencia al G2 cubano.

 

¿De qué hablan? O más bien, ¿qué cuenta el venezolano?, porque el cubano casi no abre la boca. Con ese tono pendenciero que lo hizo famoso en La Hojilla, el programa preferido de Chávez, Silva asegura que “hay una conspiración en proceso” contra el presidente Nicolás Maduro. No acusa a la oposición ni a Estados Unidos, como suelen hacer los chavistas. De hecho, responsabiliza sin tapujos al presidente del Parlamento y hombre fuerte del régimen, Diosdado Cabello, un exmilitar muy vinculado al Ejército y al sector empresarial que se ha enriquecido con la revolución bolivariana.

 

Silva acusa al “grupo de Diosdado y compañía” de dirigir una maquinaria corrupta que controla varias instituciones financieras del Estado y algunos cuerpos de seguridad como la policía política. Sospecha, además, que ese grupo quiere apoderarse de la gigantesca petrolera pública, principal fuente de divisas del Gobierno venezolano. “Si Diosdado toma PDVSA nos terminamos de joder”, le dice al cubano, cuyos jefes deben de compartir la misma preocupación, ya que La Habana depende de las generosas entregas de petróleo venezolano.

 

La cercanía de Silva con el régimen cubano es obvia, dado que alardea de sus conversaciones con “mi Comandante Fidel” y recuerda que tuvo, el día anterior, otra “reunión de inteligencia, con dos camaradas cubanos”. Por eso la advertencia de que Diosdado Cabello representa un peligro para la continuidad de la “hermandad” entre los dos países, esa Cubazuela o Venecuba promovida por Chávez y Maduro.

 

Y por eso también la sospecha de que la filtración haya sido obra de Cuba, si bien fue la oposición antichavista la que entregó la grabación a la prensa. Era la vía más adecuada si el objetivo era la neutralización política del presidente del Parlamento. La primera víctima, es cierto, parece haber sido el propio Mario Silva, que anunció la suspensión de su programa de televisión por “un problema de salud” y se despidió con un “Patria socialista o muerte. Venceremos”, no sin decir antes que todo había sido un montaje del Mossad israelí junto con la CIA estadounidense.

 

Tampoco sale bien parado el presidente Maduro, que aparece como un hombre indeciso y supersticioso. El heredero de Chávez, designado a petición de La Habana, ha fracasado en su intento de legitimarse por la vía electoral. Su victoria por la mínima —con un 1,5% de ventaja— ha sido impugnada por la oposición, que ha presentado una larga lista de irregularidades. Cuestionado dentro de su propio partido y enfrentado a una situación económica crítica, Maduro depende más que nunca del aparato de inteligencia cubano para gobernar.

 

La izquierda venezolana está desconcertada ante esos acontecimientos, como le refleja el intenso debate en Aporrea, el sitio web del “socialismo del siglo XXI”. A los militantes les cuesta aceptar que la grabación es genuina (según los expertos, lo es). Algunos están convencidos de que se trata de “una operación psicológica muy bien montada y diseñada por los asesores extranjeros de la derecha, en el marco del proceso desestabilizador contra Venezuela”.

 

Otros, muy pocos, sugieren hacer frente a la realidad. Es el caso de Roland Denis, un exviceministro de Planificación y Desarrollo, que no tiene pelos en la lengua: “Las declaraciones de Mario Silva son un acontecimiento límite dentro de esta historia porque retratan, sea cual sea el grado de verdad que contengan, una imagen a la perfección de un acumulado de hechos que son la razón suficiente para destrozar este proceso”.

 

Por primera vez, los chavistas están a la defensiva. Con la muerte del caudillo, han perdido al gran comunicador que ganaba todas las batallas mediáticas. A partir de ahora, solo pueden contar con las triquiñuelas de los hermanos Castro para ganar tiempo.

Cuba: Los 12 fusiles de Mario Silva

y el asombro de Pepe Mujica

German Cabrera

25 de mayo de 2013

 

Mi particular condición de doble ciudadano venezolano-uruguayo, ex militante del MLN, y opositor acérrimo al chavismo, ocasiona en mis modestos análisis políticos un ruido de fondo.

 

Y es que nunca logro escribir para consumo interno porque siempre estoy pensando en cómo ayudar a la conservadora izquierda uruguaya para que logre por fin juzgar al chavismo en su justa medida.

 

Tarea harto difícil por cierto, si consideramos que hasta el mismísimo Pepe, hoy Presidente gracias a la “Democracia Burguesa” que tanto denostábamos en los 70, no logra despegarse de su coxis guerrillero y juzga los desmanes del Socialismo del Siglo XXI a través de su asombro con respecto a “la idiosincrasia y la cultura tropical”.

 

Algo así como que este abrumador despelote trágico en el que estamos inmersos desde hace 15 años no es resultado de las nefastas políticas económicas de La Revolución, ni de su violencia mediática y fáctica, ni de su corrupción, ni de su exclusión, ni de la utilización perversa de las estructuras de Estado, sino de una condición climática, racial y educativa.

 

En esa perspectiva me pregunto cómo juzgará la dirigencia oficialista uruguaya el regalo otorgado por el señor Mario Silva, hombre de total confianza del Comandante extinto y tal vez el mayor energúmeno comunicacional del régimen.

 

Quizá opten por ignorar el asunto, por echarle tierrita encima como hacen los canes con el pupú, ya que esa es la actitud asumida por todas las instancias del gobierno venezolano al que tanto ellos respetan.

 

Pero tal vez, eso aspiro, algún jerarca acucioso se tome el tiempo de escuchar la grabación.

 

Esa persona, lo sé, quedará anonadada y mirando hacia los lados para ver si otro lo ayuda a entender el asunto.

 

¿Cómo es que el más procaz comunicador de la red estatal (por cierto un civil) tiene 12 fusiles de asalto otorgados por el mismísimo Ministro de la Defensa para su protección personal?

 

¿Cómo es que insinúa como si fuese una gracia que mató a dos tipos?

 

¿Cómo es que rinde sus informes al jefe del G2 cubano, el mismo que funge de Gran Mandón dentro de las instalaciones militares venezolanas?

 

¿Cómo es eso de que está de acuerdo con “Mi Comandante Fidel” en que no se puede seguir jugando a la democracia burguesa porque “esa vaina de las elecciones nos puede resultar carísima” y acabar con La Revolución?

 

¿Cómo es que el tipo expone con pelos y señales la más feroz corrupción a nivel gubernamental y militar mientras la Fiscal General y la Contralora afirman que son generalidades y ellas no han recibido denuncias concretas al respecto?

 

¿Cómo es que el querubín de Chávez, santificado por la credulidad radical, el mismo que afirmaba junto al Presidente que “jugarían al rojo con la oposición”, afirma ahora que se está fraguando un Golpe de Estado desde las filas del oficialismo más rancio bajo la anuencia del Presidente de la Asamblea Nacional y nadie le presta atención?

 

-¡¿Pero che, qué es esto?!- dirá tal vez el diligente jerarca uruguayo.

 

-¡¿Qué revolución socialista es esa que estamos apoyando, vo!?... ¡Esto es grave, no puede ser el resultado de tomar agua de coco y comer bananas!

 

-¡¡Escúchame, creo que metimos la pata, aquello es un relajo, hay que hablar urgentemente con el Pepe!!-

 

Soñar no cuesta nada.

 

german_cabrera_t@yahoo.es

Apagón en Caracas

Raúl Rivero

25 de mayo de 2013

 

Cuando no se han cumplido todavía los tres meses de la espectacular y publicitada muerte del comandante en jefe y líder máximo de Venezuela y del socialismo del siglo XXI, la figura del inolvidable Hugo Chávez avanza a paso de ganso hacia el olvido.

 

Cuando no se han cumplido todavía los tres meses de la espectacular y publicitada muerte del comandante en jefe y líder máximo de Venezuela y del socialismo del siglo XXI, la figura del inolvidable Hugo Chávez avanza a paso de ganso hacia el olvido. Se secaron las lágrimas y se apagaron los sollozos de sus herederos políticos y el nombre del paracaidista de Barinas es ahora solo una referencia oportunista en los discursos que animan la tángana nacional que asola el país.

 

Cada día lo mencionan menos. Aparece con mayor frecuencia en las peroratas del cuestionado presidente Nicolás Maduro, el más necesitado de aquel fantasma. El salvador de la patria , el revolucionario que daba de comer al caballo de Simón Bolívar, surge con fervor impostado puntualmente para tratar de convocar la emoción de un proceso que dejó a los venezolanos con fiebre alta y otros síntomas pasajeros de antimperialismo. La catástrofe de una nación rota, dividida, peligrosa y hambreada donde es más fácil conseguir un revólver y seis balas que un paquete de harina, unos jabones y un tubo de crema dental.

 

No se le puede recordar por su obra ni por su cuerpo de ideas. Sus insultos, sus rancheras, sus heroicidades como jugador de béisbol y bailarín son parte de un anecdotario de sainete que las urgencias de la vida diaria relegan para el tiempo en que los venezolanos sepan qué va a pasar con su presente y con su porvenir. Para cuando haya un gobierno legítimo y reconocido por todos y una oposición fuerte, efectiva, con garantías, que les garantice una vida democrática, progreso y estabilidad económica.

 

A Hugo Chávez lo apartó de la vida un cáncer. De la memoria de la sociedad que gobernó como un negocio particular durante 14 años, lo saca a toda velocidad su mala gestión, la ambición de convertirse en un líder mundial con el petróleo venezolano y los desplantes totalitarios aprendidos en Cuba y pespunteados por su vocación de gorila con escopeta.

 

La realidad de Venezuela es tan dramática y desconcertante que ni los amigos ni los enemigos de Chávez tienen tiempo para pensar en el culpable. Los viejos cómplices se matan entre ellos para quedarse en el poder. Los demócratas y la ciudadanía buscan salidas para un escenario violento en el que la fuerza bruta y la falta de libertad son cada día más graves que la escasez de arepas.

María Corina Machado:

“el golpe militar ya tuvo lugar, porque

el señor Maduro es una marioneta del gobierno cubano

24 de mayo de 2013

 

La diputada venezolana María Corina Machado, de visita en Chile, conversó con AmericaEconomía.com sobre el inestable y lóbrego panorama político, económico y social de la nación bolivariana.

 

“Hoy día se nos caen los puentes, los hospitales, la carreteras, y las instituciones están por el suelo”, afirmó Machado.

 

Violencia, partidismo, contiendas políticas y ciudadanas, además del desabastecimiento, han sido algunos de los temas que marcan la reciente cotidianidad de la vida pública venezolana. Tras la muerte del presidente Hugo Chávez, los enfrentamientos entre el oficialismo y la oposición no han cesado. El punto más álgido llegó el 30 de abril en la Asamblea Nacional, durante una sesión que se vio interrumpida luego de que varios diputados de la oposición fueran agredidos por colegas oficialistas tras la negativa de Diosdado Cabello para dar la palabra a quienes no reconocían a Maduro como presidente.

 

Una de las parlamentarias que se vio más afectada fue María Corina Machado, quien sufrió cuatro fracturas en los huesos de la nariz con desplazamiento del tabique nasal, por lo que debió ser intervenida quirúrgicamente. Machado, quien viajó a Chile liderando a un grupo de parlamentarios de la oposición venezolana, fue invitada por sus colegas locales para exponer estas y otras situaciones que aquejan a la nación. La diputada venezolana conversó con AmericaEconomía.com sobre el inestable y lóbrego panorama político, económico y social de la nación bolivariana.

 

-A su juicio, ¿cuál es el mayor problema que enfrenta Venezuela?

 

-La destrucción absoluta de las instituciones y la pretensión del régimen de controlar el poder al precio que sea. Esa vocación de sometimiento de una sociedad que ha llevado a Venezuela al nivel en que estamos, no solamente desde el punto de vista de la infraestructura. Hablamos de un país que ha vivido 15 años de bonanza petrolera. Cuando llegó Chávez, el precio del petróleo estaba a US$8 el barril, ahora está a más de US$108. Uno diría, Venezuela ha tenido todas las oportunidades para prosperar en todos los ámbitos, no solamente en lo económico, sino también en lo cultural, del desarrollo de la superación, de la sociedad. Y qué ha ocurrido, hoy día se nos caen los puentes, los hospitales, la carreteras, y las instituciones están por el suelo; y lo más grave es la degradación moral que ha ocurrido y la destrucción de los derechos humanos y democráticos. Entonces, un país que ha enfrentado un régimen que para permanecer en el poder ha pretendido someter a todos los sectores, y en lo económico, una dependencia absoluta de la sociedad en el control del Estado, por la vía de expropiaciones y controles, ha ido destruyendo la capacidad productiva.

 

-¿Qué responsabilidad asumen como oposición ante esta situación?

 

-Creo que hay una gran responsabilidad en haber subestimado la naturaleza del sistema, en haber pensado que era simplemente un régimen populista más, que generaba expectativas que no era capaz de cumplir, pero que al final la sensatez y los resultados económicos perversos o terribles iban a terminar generando la alternancia y el intercambio de poder. No nos dimos cuenta que esto es un proyecto transnacional con una vocación de poder absoluto que tiene vinculaciones peligrosas con otras fuerzas, incluso del crimen organizado, que se han ido apoderando de Venezuela y que incluso por la vía de los enormes recursos económicos que tiene nuestro país, podría ir logrando desde la indiferencia hasta la complicidad de todos los demócratas, en particular los de América Latina.

 

-¿A qué fuerzas o tipo de grupos se refiere, guerrillas como las FARC?

 

-¡Pero claro! ¡Por supuesto! Hasta el narcotráfico.

 

-¿Cómo están luchando para contrarrestar esta situación?

 

-Usted lo vio el 14 de abril. A pesar de toda la amenaza del uso abusivo y brutal de los recursos del Estado, los ciudadanos salimos a manifestar el deseo de vivir en democracia y libertad. Al fin y al cabo, el régimen chavista y ahora de Maduro subestima a los venezolanos porque cree que esto es un tema materialista, que se puede imponer este chantaje, no solamente económico y político, sino también espiritual que se puede generar cuando tienes a una persona dependiente del Estado y que dice, bueno, como no hay empleo privado y todo depende del Estado, anda con una soga al cuello, sin embargo, y eso me hace ser optimista y orgullosa de nuestra generación, se muestra que hay valores humanos superiores, la dignidad, la lealtad, el amor por la justicia, que hacen que nos sobrepongamos al miedo que se ha intentado sembrar. Eso se ve hoy día en la vocación de los venezolanos que seguimos luchando.

 

-Usted tuvo la oportunidad de participar en las primarias de la oposición contra Henrique Capriles, quien finalmente llegó a competir contra Chávez y Maduro después. ¿Qué cree que le faltó a Capriles para revertir la votación? ¿Quizás les faltó tiempo en la campaña?

 

-¡Pero cómo que nos faltó, si nosotros ganamos la elección! El 14 de abril ganó Henrique y los venezolanos, y la razón por la cual siento que ese cambio se dio fue porque en esta última elección se logró sembrar un espíritu de lucha, se tomó la decisión estratégica de hablar con la verdad, de no suavizar la realidad ni de la naturaleza del régimen ni de las condiciones bajo las cuales competíamos electoralmente. Antes de esa elección había prevalecido una tesis que yo creo que es equivocada. Si se critica al CNE, esto podía generar abstención y desconfianza, cuando en realidad los venezolanos, todos sabemos en qué condiciones estamos compitiendo. Se optó por hablar con la verdad: éstos son los obstáculos y ésto es lo que hay que hace para superarlos. Y por eso obtuvimos los resultamos que obtuvimos. Muy pocas personas creían que esa mayoría se iba a manifestar el 14 de abril y yo siempre dije, confíen en los venezolanos. Hoy en día el mundo sabe que los demócratas somos mayorías, que no lo quieran reconocer la instituciones o algunos gobiernos aliados; sabemos cuáles son las motivaciones, pero en el fondo saben lo que ocurrió y esto nos ha dado una nueva fuerza para luchar en un contexto tan complejo y difícil como vive Venezuela hoy en día. Donde en la práctica el golpe militar ya tuvo lugar, porque el señor Maduro al final es una marioneta del gobierno cubano y eso lo sabemos todos, incluyendo los gobiernos democráticos de América Latina.

 

-Respecto a la filtración del audio que revelaría el quiebre dentro del oficialismo, ¿qué información maneja usted al respecto?

 

-Desafortunadamente las cosas que se dieron a conocer por ese audio no sorprenden a los venezolanos. El nivel de decadencia moral que allí existe es algo que nosotros sentimos y que se manifiesta de muchas formas en el país, lo que ha sido sin lugar a dudas indignante, casi que dan nauseas ver cómo una persona que ha sido un protegido de Hugo Chávez, precandidato a una gobernación, manifiesta esa sumisión a un oficial de inteligencia de un régimen extranjero, es la entrega de la soberanía nacional. Ahora las tensiones son evidentes porque los genocidios son muy grandes y las ambiciones del poder son infinitas y la ausencia de escrúpulos es total. Ahora, lejos de debilitarnos, yo creo que estas informaciones y evidencias nos dan más fortaleza; yo no voy a opinar al respecto, le corresponde a las instituciones venezolanas, pero la respuesta que han tenido las personas aquí mencionadas, es prácticamente una confesión sobre la veracidad de esos hechos.

 

-¿Piensa que Maduro podrá terminar su mandato?

 

-La realidad es que nosotros hemos recurrido a todas la instituciones, se planteó que el Consejo Nacional Electoral efectivamente hiciera una auditoría integral de todo el proceso, como se comprometieron con Unasur y después se retractaron engañándonos a todos, a los venezolanos y latinoamericanos; ahí está la verdad. Esa es la prueba; quien no la debe, no la teme. Y después recurrimos al tribunal supremo de Justicia con un recurso de impugnación donde está toda la evidencia y aún no han contestado. Estas actitudes de las instituciones han confirmado nuestra posición. Ahora, ¿qué haremos los venezolanos? Nosotros tuvimos un mandato de la mayoría el 14 de abril y eso es luchar con la verdad por la verdad. La situación venezolana es terrible, en lo económico, social institucional y eso es responsabilidad de quienes llevan 15 años en el poder. Nosotros seguiremos haciendo nuestro trabajo que es defender a los venezolanos y hacer que se respete la soberanía popular. Hay diversos mecanismos que establece la constitución, que son derechos humanos y nosotros vamos a recorrerlos todos, constitucionales y democráticos, porque es la forma como hemos funcionado y los valores en los que creemos.

 

-De no concretarse este reconocimiento que alegan, ¿a dónde piensan recurrir?

 

-Primero, lo más importante son los ciudadanos y estos regímenes reaccionan cuando sienten la fuerza de la ciudadanía y cuando sienten que el costo político de mantener la represión se incrementa y por eso las acciones internacionales son fundamentales. Y por eso esta respuesta del congreso chileno y de los distintos parlamentos de América Latina tiene una enorme importancia, porque también le eleva el costo político interno a los gobiernos democráticos que por indiferencia, complicidad o por las razones que sea, pretenden ignorar un compromiso mutuo establecido en la carta democrática interamericana; no hay derecho en que la OEA, que reaccionó con tanta diligencia con lo sucedido en Ecuador, Paraguay, Honduras, que eran mucho menos severas, pretenda ignorar la situación venezolana y la verdad es que el señor Insulza cree que nosotros somos ingenuos o ignorantes cuando dice que él no puede hacer nada, porque la carta democrática, en sus artículos 19 y 20, le dan la potestad de reaccionar y todos los diputados de la unidad democrática le dirigimos una comunicación solicitando la activación de esa carta y eso es algo que todos los latinoamericanos deben saber.

 

-El desabastecimiento que afecta a Venezuela ha sido materia de profunda preocupación, ¿tiene temor que más allá de la rebelión democrática que pueda manifestar la gente, se escape de las manos la situación producto de la escasez?

 

-Eso es una escenario que evidentemente todos queremos evitar. Estamos hablando de un país que se habla que tiene más de ocho millones de armas ilegales en la calle, de 18 mil bandas criminales; por supuesto, que todos los venezolanos que entendemos los riesgos que esto representa buscamos una vía institucional y democrática y por eso estamos elevando nuestras voces ante las instituciones que aún controladas por el régimen cubano y el oficialismo, deban entender la responsabilidad histórica que tiene en estas horas. Y precisamente ellos, latinoamericanos que quieren Venezuela y que entienden que el riesgo de una ruptura constitucional o una explosión social es lo último que deseamos, debemos presionar para que sea por la vía institucional que se resuelva esta grave crisis política que tiene esa dimensión económica social e institucional; y es por eso que estamos elevando nuestras voces en nombre de la mayoría, que queremos vivir en paz, pero con libertad, porque paz sin libertad es sumisión, y eso es algo que jamás aceptaremos los venezolanos, ni del señor Maduro, ni del señor Chávez y mucho menos de los hermanos Castro.

Hay hojilla para rato

Fernando Rodríguez

23 de mayo de 2013

 

Uno imagina a los líderes del gobierno tratando de salir de esa trampajaula sórdida y que puede producir cualquier efecto, hasta letales, del hombre de la hojilla. Las soluciones que encuentran, efectos del miedo y el desconcierto, son las menos afortunadas. O los insultos sin contenido ni mesura de Maduro contra el pobre Ismael García, que lo único que hizo fue poner el CD y distribuir la transcripción de la conversación y pareciera que es el propio Mario el Terrible

               

Uno imagina a los líderes del gobierno tratando de salir de esa trampajaula sórdida y que puede producir cualquier efecto, hasta letales, del hombre de la hojilla y no puede dejar de sentir lo que suele padecer el espectador en los suspensos pico de las películas de Hitchcock.

 

Las soluciones que encuentran, efectos del miedo y el desconcierto, son las menos afortunadas. La primera es simplemente ignorar la bestia que gruñe a pocos pasos, cerrar los ojos, magia pura.

 

Eso hizo la Asamblea al negarse a discutir esa bagatela, vainas de moscas impertinentes. O la Fiscala que tanto empeño jurídico puso en los veinte mil bolívares donados legítimamente al diputado Caldera y no se da por enterada de las galácticas dimensiones de los delitos señalados por Silva, notitia criminis, que ponen en cuestión los cimientos del proceso mismo, sus próceres incluidos y, si a ver vamos, a ella misma, suerte de ángel de la guarda o hada madrina de esos mismos desafueros.

 

O los insultos sin contenido ni mesura de Maduro contra el pobre Ismael García, que lo único que hizo fue poner el CD y distribuir la transcripción de la conversación y pareciera que es el propio Mario el Terrible. Hay la estrambótica teoría del montaje, que no cree nadie que tenga orejas para oír.

 

O lo de los chismes, que algo de eso tiene el asunto, pero que no son ni discretos ni colorados sino lóbregos y del humor más negro imaginable. Porque el dinosaurio sigue ahí, y cada día crece más. Es tan profusa y densa la información que contienen esos cincuenta minutos de conversa entre agentes secretos que necesita un análisis multidisciplinario de amplio espectro.

 

Ya algunos juristas, tan brillantes como Alberto Arteaga, Rocío San Miguel o Gonzalo Himiob, han detectado por los menos tres delitos graves en el documento: traición a la patria, porte de armas de guerra (obsequio ministerial) y asesinato consumado o fallido.

 

Faltaría, por ejemplo, la opinión de expertos en finanzas y contraloría para tener alguna idea de las cantidades de que se habla cuando el texto se refiere a Cadivi y el Seniat, al desvío de divisas y otras fechorías.

 

Uno supone que el número de ceros debe ser descomunal. O lo que estaría pasando en VTV, en manos de los vampiros, justo ahora que Maduro Moros anda reunido con Cisneros y otros capitanes mediáticos para adecentar nuestra mostrenca televisión comercial generalista.

 

O saber qué piensan los santeros de la nueva visión mística del cuestionado Presidente. Pero dejemos a cada quien su tarea especializada.

 

Nosotros seguimos preguntándonos por los objetivos del acontecimiento, sus actores y sus métodos. Concretamente, ¿quién y para qué puso en manos opositoras semejante explosivo? A lo mejor es puro azar, una arrechera fortuita, una traición puntual.

 

Pero, la verdad, es que cuesta creerlo. A nuestra mirada poco experta en esos rollos de novela de espionaje nos tienta más la posibilidad de un ajedrez más complejo, de más vuelo. Pero lo dejamos ahí, esperando nuevos capítulos.

 

Este no es de esos escándalos que se desvanecen con los días o tapan otros distintos y más frescos, éste es para rato y seguramente para la historia.

 

Por cierto, ¿alguien entiende por qué el circunspecto Alí Rodríguez, a estas alturas del juego, cuando ya todo está consumado, viene a culpar a Maduro del tropezón electoral? Mera curiosidad.

Fernando Mires

Conferencia sobre la situación política en Venezuela.

Maison de l’Amérique latine, 24 de mayo de 2013. París. Organizada por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) Francia.

Sapos en la vía

Roger Vilain

24 de mayo de 2013

 

   De ser cierto lo que dice, el audioventilador de Mario Silva voló en pedazos un secreto a toda voz: la injerencia extranjera es tolerada y auspiciada por quienes gobiernan, el Consejo Nacional Electoral es una caja negra, la corrupción engordó como jamás antes, haciendo metástasis a placer, y las pugnas entre facciones convirtieron al oficialismo en archipiélago donde el poder se pretende a fuerza de incisivos, caninos, molares y otros dientecitos por el estilo. A modo de colofón, el miedo, confesado por Silva en sus develados cánticos, reina triunfante en las trincheras gobierneras luego de haber hecho lo que les dio la gana por casi tres lustros.

 

   No es casualidad que estemos donde estamos. De una conducción inepta, de una pésima gerencia de la cosa pública sólo puede resultar el desastre del presente. Hugo Chávez fue el padre de la criatura, especie de Rey Midas al revés que a su antojo y sin controles de ningún tipo manejó entre disparates un país que debería estar ahora mismo, cuando menos, entre los más cultos, eficientes y desarrollados de América Latina. De los gallineros verticales, de la ruta de la empanada, del trueque, de cada invento producto de cuanto seso calenturiento ha pasado por la revolución, cosechamos la realidad que hoy nos aplasta. Nicolás Maduro ha sostenido que es hijo del señor Chávez, y yo le creo de pe a pa. Demostró heredar, como el mejor, esa carga de incapacidad y torpeza para dirigir nada menos que los destinos de un país.

 

   Da escalofríos ver a un hombre, vicario de Chávez en Miraflores, superar al padre Atila cabalgando y arrasando. Su gobierno va a seguir combatiendo a los imperios, va a salvar a la América toda, al planeta y la galaxia si da tiempo, pero no puede con los malandros en las calles, con las escuelas que se caen, con la falta de harina, mantequilla, pollo o papel tualé. No puede con la inflación, con el desastre económico que produjo en las universidades, con el desempleo, con la espeluznante dependencia petrolera, con la improductividad generalizada, con los hospitales que dan lástima, con el cementerio de empresas que a la fecha son la mitad de las que había al comienzo de este incendio. Sabe amenazar, expropiar, asfixiar cuanto huela a emprendimiento, hablar hasta por los codos, abusar del poder y poco más. Menuda clase gobernante ésta, llena de medallas sin haber ganado una batalla.

 

   El audioventilador del señor Silva implica un golpe seco a propósito de lo que cierta izquierda, local y continental, vendió como historia magna, gesta imaginaria que quiso parecerse a la Cuba de los hermanitos Castro. Hasta el chavismo más recalcitrante tendrá que revisar las bisagras de su tarima, los soportes de sus creencias, los clavos que la sostienen. No es poca cosa eso que croa Mario Silva desde el pantano revolucionario.

 

   Mientras tanto el país continúa a la expectativa. La entrega por capítulos de esta novela negra, prometida por Ismael garcía, seguramente arrojará más gasolina al fuego del escándalo actual. Mucha gente advenediza, numerosos defensores del negociado oficialista aportaron su sainete al explicar con malabarismos lo ocurrido: se trata, claro, de un vulgar montaje. Intelectuales gobierneros, por ejemplo, no han abierto la boca, pobrecitos, o lo han hecho sólo para lanzar chasquidos insufribles de la lengua. Bla, bla, bla, bla. En fin, que ante expresiones hilarantes o insultos como los de Maduro al mensajero, lo cierto es que el mensaje es lo menos considerado por quienes gozan del poder. Más de lo mismo.

 

   Tengo la impresión de que el piso cruje de lo lindo. Mario Silva prendió una antorcha entre vapores inflamables. Aún no terminan las explosiones.

Runrunes

Nelson Bocaranda Sardi

El Universal

23 de mayo de 2013

 

Alto

 

CAMPANADA. El mas cercano dirigente de la izquierda venezolana a Fidel Castro y a la revolución cubana, el pragmático y respetado Alí Rodríguez Araque, hoy secretario de Unasur señaló de forma cruda (al día siguiente del revelador audio escatológico del locutor mas querido del caudillo muerto) algunas debilidades y errores del régimen chavista. Reconoce que hubo “fallas en las decisiones y aplicación de políticas económicas”; que Maduro erró al atacar tanto a Capriles; que nadie puede llenar “el vacío de Chávez” y que “el presidente debe ocuparse de la gestión del Estado, de resolver los problemas del Estado... para eso están los partidos, para enfrentar a la oposición, para organizar al pueblo”. Subrayó la necesidad de “afinar la política económica” y lograr un entendimiento con los empresarios, sobre todo los del sector alimenticio y agrícola pues Venezuela no ha conseguido “encontrar la fórmula que nos permita incrementar la producción sostenidamente”. ¿Lo oirán?...

 

Medio

 

¿PATRIOTAS? La antigua Dirección Nacional de los Servicios de Inteligencia y Prevención, la vieja y famosa “Disip”, fue eliminada por Hugo Chávez en 2009 cuando creó el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, Sebin, el ahora muy activo organismo de inteligencia y contra-inteligencia tanto dentro como fuera de las fronteras. Por otra parte, esta la Dirección General de Inteligencia Militar, DGIM, responsable de la información y contra información militar. En estos dos entes se concentra la cúpula de los servicios de inteligencia. Ahora bien, en la tarde del pasado lunes un venezolano -llamado Mario Silva, dirigente del partido de gobierno, Psuv, y animador del programa político por excelencia del canal oficial del Estado venezolano- reconoce públicamente que recoge, procesa, graba y entrega información de carácter estratégico a un servicio de inteligencia de un gobierno extranjero, específicamente a los servicios de inteligencia del gobierno comunista y dictatorial de la Republica de Cuba. Pregunta: ¿Sabían el Sebin y la DGIN de las actividades de espionaje y contrainteligencia en desmedro de los intereses de Venezuela del tal Silva? Pregunta dos: Ahora que lo saben, ¿qué instrucciones han dado sus titulares o máximos jerarcas a los fines de “desmontar el aparataje” de contraespionaje del cual forma o formaba parte el señor Silva? Tercera pregunta: En esta auto confesión de espionaje y contraespionaje para el gobierno cubano, se puede determinar si el tal Silva actuaba solo o forma parte de una red o de un equipo? ¿Hay “otros “Mario Silva” en territorio venezolano y en las estructuras de la administración pública sirviéndoles como traidores a la patria al gobierno cubano? ¿Quiénes son? Y, finalmente, ¿Qué hacen, cómo actúan, las instituciones de cualquier país con cualquiera de sus ciudadanos cuando no solo se le descubre sino que él mismo voluntariamente confiesa que recaba, analiza y trasmite información a otro gobierno sobre las debilidades de su propio Presidente de la República, del presidente del Poder Legislativo, del ministro de la Defensa, del funcionamiento del Banco Central que rige la política monetaria, de los organismos tributarios y de su poder electoral? Estas preguntas, cónsonas con mi trabajo de periodista por mas de cincuenta años, son las que en nombre de la democracia y la libertad, la moral y la justicia, el bienestar de todos, demandan urgente respuestas, para que así, definitivamente, podamos saber quién o quiénes de verdad son los verdaderos apátridas, los auténticos traidores, los que de verdad merecen la tan manida adjetivación de “vendepatrias”. Señores magistrados, ministros, generales, diputados, bienvenidas serán sus respuestas.

 

Bajo

 

OTRO TREN. El pasado jueves me referí al tema del tren para la Ciudad Socialista Caribia. Conseguí más información gracias a un lector que me brindó estos datos. En realidad, no existe tal vía ferroviaria ni podría existir un proyecto que la contemple pues sería una locura. Se trata a ciencia cierta del sistema ferrocarrilero Caracas-La Guaira, ya contratado por el gobierno nacional y que falta le hace al país, como un todo, pues en una segunda etapa enlazará por la vía del litoral con la línea del Metro Caracas-Guarenas-Guatire cerrando ese anillo vital para la capital en cualquier emergencia, como la que se vivió cuando se cayó el viaducto de la autopista, que pasa de sesenta años de uso. Cuando esta obra se termine, se resolverá el problema en doble vía del transporte de pasajeros hacia y desde La Guaira, específicamente al aeropuerto de Maiquetía, y se podrá transportar mercancía para ser movilizada desde el puerto. Y ahora bien, y aquí estaba la confusión, al haberse proyectado el trazado del lado oeste de la autopista, para no intervenir el Cerro el Ávila, una de las estaciones quedó a la altura de la Ciudad Socialista Caribia, lo cual constituye un beneficio adicional. No es una obra hecha para ese conglomerado habitacional, que sin ninguna planificación se le ocurrió a Chávez cuando sobrevoló el lugar, y que luego los cubanos aprovecharon para hacer uno de los mas grandes negocios con sus pares criollos. Recuerden los costos que hace años publiqué en cuanto a electricidad, agua y vialidad llegando a casi $10 mil millones, en contra de las recomendaciones del muy responsable y serio “grupo Catuche”...

 

ROJOPINTAS. Repito aquí éstas líneas que ayer escribió en éste diario nuestro amigo Carlos Raúl Hernández pues son claves para entender el momento que vivimos. “Después del silvaudio, marioaudio, silvagate o mariogate... ¿qué pensará ese grupo de presidentes latinoamericanos democráticos, Rousseff, Santos, Mujica, que le han dado un apoyo sustantivo para que un Estado Bellaco se salga con la suya, viole Derechos Humanos y arruine un país que siempre fue solidario con ellos cuando estaban perseguidos? Seguramente nada ostensible ni dramático. Pero ya la ilusión de que se trataba de un grupo de hombres bienintencionados pero incomprendidos pasó a la historia”...Cuentan que 50 millones de rollos de papel toilette equivalen a 15 días de producción nacional. A los fabricantes no les entregan dólares desde hace meses y los sindicatos rojos paralizan actividades por cualquier cosa... El desastre rojo rojito en Sidor es de tal magnitud que están trayendo cabillas desde Guatemala en aviones cargueros 747... Si leen a Néstor Francia en Aporrea sabrán desde cuando el batracio operaba con roja impunidad...

 

www.runrun.es

@nelsonbocaranda

DVD, mentiras y antisemitismo

Carlos Alberto Montaner

21 de mayo de 2013

 

El antisemitismo sigue vivo y coleando en la Venezuela post Hugo Chávez. Veamos.

 

En estos días de mayo la noticia política latinoamericana más importante fue la sensacional divulgación de la presunta conversación telefónica entre el periodista venezolano Mario Silva y el teniente coronel cubano Aramís Palacios, jefe de la contrainteligencia de Cuba en Venezuela.

 

Para situar en contexto a los lectores: Mario Silva era el periodista favorito del desaparecido presidente Hugo Chávez. Silva se reunía con frecuencia con Chávez, quien le daba exclusivas y primicias, y cuando visitaba Cuba solía entrevistarse con Fidel y Raúl Castro.

 

Mario Silva ahora afirma, sin el menor asomo de vergüenza, que la conversación es un montaje sionista de la CIA norteamericana y el Mosad israelí, alegando que tomaron palabras de sus programas antiguos y armaron una conversación que nunca existió.

 

Silva no explica de dónde estos hábiles cuerpos de inteligencia, genios de la electrónica, tomaron las palabras del teniente coronel Palacios, y cómo hilvanaron coherentemente y sin costuras la fluida conversación entre los dos sujetos, con tacos incluidos. Una verdadera proeza en la historia de la edición digital.

 

En todo caso, si damos por cierta la grabación, que es lo sensato, hay varios aspectos importantes que destacar.

 

En primer término, es delito que un periodista, ex profeso, colabore con un servicio de inteligencia extranjero dándole una visión de la corrupción oficial y de un probable golpe.

 

Tras oír el audio o leer la transcripción, resulta indudable la afirmación de la oposición democrática cuando denuncia que el Gobierno de Venezuela está totalmente subordinado a la dictadura de los Castro.

 

Pero ¿qué es lo más importante de lo que dice Silva?

 

Mario Silva acusa de corrupto y golpista a Diosdado Cabello, el presidente de la Asamblea Nacional y hombre fuerte del Gobierno de Maduro. Ésa es su bestia negra. Afirma que hay divisiones entre los militares. Él se coloca en el bando del Ministro de Defensa, almirante Molero, y dice que hay rivalidades entre distintas promociones de militares. Asegura que Maduro es una persona poco fiable emocional y políticamente y se burla de sus visiones y de las voces que escucha. Le parece una especie de médium espiritista que se comunica con Chávez. Ataca a Cilia Flores, fiscal general de Venezuela y esposa de Maduro, es decir, primera dama del país, quien le cierra el paso a su marido (obviamente, al marido de Cilia, lector, no sea mal pensado). Acusa de corrupto a José Vicente Rangel, periodista y exvicepresidente junto a Chávez, alegación que nadie se ha atrevido a refutar. Afirma que Fidel Castro se quejó ante él de que Hugo Chávez insistiera en las “elecciones burguesas”, que podía perder porque los pueblos no eran confiables. Habla de bandas de insaciables ladrones que medran al amparo del Gobierno. Desacredita al Centro Nacional Electoral y le dice al agente cubano que un hacker mandado por Diosdado Cabello pudo alterar el resultado para perjudicar a Maduro. Ataca al vicepresidente de Venezuela, Jorge Arreaza, nada menos que yerno de Hugo Chávez.

 

En fin, Silva describe un panorama de divisiones en la cúpula que presagia una crisis violenta en ese país dentro del chavismo. Es lamentable que el desenlace no sea electoral y democrático, pero parece que por ahí van los tiros, nunca mejor dicho.

 

Una última observación: ¿cómo se conoció la grabación? El propio Silva lo explica al final de su conversación con el jefe de la contrainteligencia cubana en Venezuela: le dice que le va a dar un video o DVD con la conversación.

 

Para Silva era evidente que colaboraba con un informe de inteligencia. Lo que luego sucedió es que el DVD fue a parar a manos de la oposición democrática. Ni la CIA ni el Mosad fabricaron la conversación. El propio Silva cayó en su trampa.

Los escorpiones de Hugo Chávez

Pedro Corzo

11 de mayo de 2013

 

El presidente de la Asamblea está apostando a la confrontación violenta. Provoca enfrentamientos sociales que hagan ingobernable el país.

 

Todo parece indicar que el enfrentamiento entre Nicolás Maduro y Diosdado Cabello no se hará esperar porque está demostrado que compartir ideología e intereses no impiden el surgimiento de animosidades y rivalidades que pueden conducir a la ruptura, y esa es la situación que se aprecia entre el Presidente y el Parlamentario.

 

Son dos personalidades absolutamente contra puesta, historias de vida sin comunidad de intereses y hasta con diferencias físicas notables.

 

Para algunos analistas Cabello era el heredero natural de Hugo Chávez. El ex teniente Cabello tiene un prontuario dentro del chavismo impresionante. Militar e ingeniero participó junto con Hugo Chávez en el fallido golpe de febrero de 1992. Después de salida en libertad de Chávez lo apoyó en su campaña electoral.

 

Cuando el Caudillo llegó al poder fue Diosdado ampliamente gratificado. Fue un destacado dirigente del Movimiento Quinta Republica. La primera posición que ocupó en el gobierno fue la secretaria de la presidencia, después vicepresidente de la Republica, Gobernador del estado de Miranda, ministro de Obras Publicas y Vivienda y en la actualidad Presidente de la Asamblea Nacional.

 

Cabello también ocupó otras posiciones importantes como el Ministerio de Interior y Justicia y dirigió, con el objetivo de reformarla y constituir un eficiente órgano represivo la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, que ha impuesto por diferentes medios la censura en el país.

 

Cuando Chávez fue derrocado Cabello era presidente ejecutivo y pasó a la clandestinidad, como presidente provisional ordenó el rescate del mandatario recluido en la isla La Orchila, al día siguiente traspaso el poder al presidente Chávez.

 

Cumpliendo órdenes de Chávez, participó en la fundación y organización del Partido Socialista Unificado de Venezuela, un engendro similar al que Fidel Casto instrumento en la década del 60 con el nombre de Partido Unido de la Revolución Socialista, donde ocupa la primera vicepresidencia. En el 2010 fue electo diputado y controla con mano de hierro la Asamblea Nacional desde el 2012.

 

Cabello es sindicado de ultranacionalista. Contrario a la influencia de Cuba en la política venezolana lo que para muchos fue el factor determinante de que Chávez no lo designara su heredero a pesar de su fidelidad. Esto motiva que los conocedores de la política venezolana afirmen que las relaciones de Cabello con la dictadura de La Habana son tirantes.

 

El parlamentario y exteniente, más lo último que lo primero, es un individuo que cree y defiende la presencia castrense en la política nacional.

 

También lo señalan como un corrupto, un hombre que se ha enriquecido en el gobierno y que favorece el desarrollo empresarial del país siempre y cuando los realicen partidarios del gobierno y que él reciba beneficios de sus empeños, acusaciones que Cabello rechaza tajantemente.

 

Nicolás Maduro fue militante de la Liga Socialista, un grupo extremista que operó en Venezuela por décadas, pero anteriormente, siendo un adolescente, militó en el grupo de izquierda la Ruptura. Fue conductor del Metro de Caracas y posteriormente dirigente sindical en esa empresa. Afirman que estuvo en Cuba en la década de los 80, donde recibió entrenamiento subversivo.

 

Maduro conoció a Chávez en la prisión en 1993. Trabajó por su excarcelación y cuando el Golpista en Jefe fue liberado se integró al MVR, el movimiento político de Chávez

 

En elecciones parlamentarias fue elegido diputado y Presidente de la Asamblea, hasta que en el 2006 le designaron Canciller. Posteriormente, Chávez muy enfermo, fue escogido vicepresidente ejecutivo.

 

El ocho de marzo de 2013 juró como presidente provisional, a la convocatoria a nuevos comicios debió haber abandonado el poder y asumirlo Diosdado Cabello hasta que se eligiera un nuevo mandatario, lo que no ocurrió porque todas las instituciones del estado se pusieron de acuerdo para apoyar a Maduro.

 

Maduro tiene el control de las instituciones. El hecho de que el brujo de la tribu, Chávez, lo designara su heredero, le acredita, aunque no sea efectivo, el soporte de las masas populares identificadas con el chavismo, pero Cabello según afirman, cuenta con el apoyo de los militares y la clase empresarial próxima al oficialismo, también con mayor audacia política y unas ambiciones desmedidas que en parte su rival ha satisfecho.

 

Diosdado Cabello está actuando como el agitador de oficio. Su conducta en la Asamblea, sus agresiones a diputados y declaraciones públicas no muestran interés en un dialogo y en una solución del diferendo que haga posible la convivencia de las parte.

 

El presidente de la Asamblea está apostando a la confrontación violenta. Provoca enfrentamientos sociales que hagan ingobernable el país. Como se dice en Venezuela “le está serruchando el piso a Maduro”, para poder surgir como salvador, una jugada diferente, pero con los mismo fines, que llevaron a la deposición de Carlos Andrés Pérez en 1993, quítate tú, para ponerme yo.

Henrique Capriles:

“Estoy resteado, no voy a claudicar”

Álex Vásquez S.

 

El gobernador de Miranda asegura que esperar una respuesta del TSJ o acudir a instancias internacionales con su reclamo porque “se robaron las elecciones” del 14 de abril, no detendrá el trabajo de la “defensoría del pueblo Simón Bolívar”. Opina que el país cambió tras la muerte de Hugo Chávez y que Nicolás Maduro no tiene fuerza para imponerse y no le ganaría una elección presidencial en este momento. El dirigente agrega que el Gobierno no tiene “puerta de salida”

 

“Sé paciente si la vida te trae sufrimientos. Confía en Dios, Él te ayudará”. Se trata de una frase del Eclesiástico, uno de los libros sapienciales del Antiguo Testamento, que describe a Henrique Capriles Radonski en este momento: un hombre paciente y confiado.”Tú eres mi presidente”, le dicen.

 

“Y yo gané”, responde con una sonrisa. Está seguro de que triunfó y de que repetirá la hazaña en las próximas elecciones presidenciales, sean cuando sean. Aguarda paciente por su objetivo de un cambio, sin prisa por agotar las vías institucionales –internas y foráneas– con su reclamo de que le “robaron” las elecciones.

 

Una parte de su confianza se la debe al propio Nicolás Maduro, un presidente que, dice, arrancó con tal piso de ilegitimidad, y en medio de una crisis política y económica, que le dificultan tomar las medidas necesarias. “¿Cómo sube los impuestos? ¿Cómo pide a los venezolanos, después de que dijo que era un sabotaje, que bajen el consumo eléctrico?”, pregunta; y asegura que sólo a Hugo Chávez se le aguantaban esas cosas.

Pero esa confianza no se apoya en una simple opinión.

 

Capriles menciona en varias ocasiones la última medición del Instituto Venezolano de Análisis de Datos, que lo coloca por encima de Maduro en las preferencias de los ciudadanos. Aclara que normalmente esas encuestas favorecen al Gobierno, y la califica de “golpe en el estómago” para el oficialismo.

 

Cuando el IVAD pregunta por quién se votaría si hubiera nuevas elecciones, Capriles obtiene 45,8% de intención de voto y Maduro 40,8%. En marzo Capriles llegaba a 31,8% y Maduro a 52,3%. “Va en caída”, dice el gobernador de Miranda mientras mueve la mano como un avión precipitándose a tierra.

 

–¿Cuál es la hoja de ruta de Henrique Capriles Radonski para la oposición?

–Lo primero es insistir en que esto es una lucha pacífica, de principios por la verdad. Esto es una lucha gandhiana. Creo que hemos marcado una ruta distinta, que nos hace distintos del Gobierno y no podemos actuar igual que ellos. La intolerancia, la violencia, esa siembra de división entre los venezolanos se la regalo al Gobierno. Nosotros tenemos que marcar distancia con ese tipo de actuaciones. Ni violencia física ni violencia verbal. Cuando escuchas a Nicolás Maduro es muy fácil caer en un terreno de insultos. Hay que tener mucha paciencia. La ruta, además de pacífica, está en el marco de la Constitución, de las leyes.

 

Que les quede claro a los venezolanos que siempre fue así. 800.000 personas que votaron por el presidente Chávez el 7 de octubre lo hicieron por nosotros el 14 de abril. De ese descalabro de Maduro es de donde vienen todas las irregularidades para abultar su votación. En un proceso como este, 220.000 votos te los meten con abusos en una hora. Después de las 4:00 pm votaron más de 1 millón de personas. ¿Cuántos de esos son de Capriles y cuántos de Maduro? Ahí es donde vienen los abusos que hemos denunciado. Que quede claro que la elección del 14 de abril no la ganó Maduro, ellos se la robaron. ¿Qué hacemos frente a eso? Somos demócratas y nuestro camino es apegado a las leyes, a la Constitución y a nuestros principios.

 

¿Qué más democrático que pedir una auditoría? En la encuesta más reciente de Félix Seijas se ve que el Gobierno es un avión que viene en caída. La mayoría de los venezolanos estaba de acuerdo con la auditoría, no sólo los electores de Capriles. Nos mintieron y la auditoría será de papelito y acta de escrutinio. ¿Qué es lo que permite revisar eso? El cuaderno de votación, que es lo que yo he estado pidiendo. Nosotros decidimos no ser parte de esa farsa y ahí, desde el 15, trabajamos en los dos escritos de impugnación. El que se presenta en mi nombre, apuntado hacia la instancia internacional; y luego está el escrito de la MUD, que sustenta todo, por cada mesa. Esa es la impugnación parcial del proceso, pero estamos hablando de un porcentaje importante. Esa es la ruta que hay. ¿Qué va a pasar mañana? Entraríamos en el debate de si creemos o no creemos que el TSJ hará justicia.

 

–¿Por eso dice que Maduro va en caída?

—Maduro no solamente fue un pésimo candidato, sino que ha demostrado no tener visión política del momento, no supo leer el resultado del 14 de abril y ha actuado como si hubiese sido 80-20 y trata de pasarle una aplanadora a la otra mitad del país. Maduro no tiene el liderazgo ni la fuerza para imponerse. El Gobierno no hace nada para solucionar la crisis política. Si yo estuviera en su posición, lo primero que hubiese hecho habría sido permitir la auditoría completa. En un escenario como el que está planteado conviene repetir la elección porque puede haber contadas excepciones, pero todos los gobiernos que arrancan con un piso de ilegitimidad, y con esta crisis económica, no tienen puerta de salida. ¿Cómo le hace frente a medidas? ¿Cómo sube los impuestos? ¿Cómo aumenta la gasolina? ¿Cómo pides a los venezolanos, después de que dijiste que era un sabotaje, que bajen el consumo de electricidad? Si a eso le sumas un problema de legitimidad, yo no veo que el Gobierno tenga una puerta de salida.

 

–¿Y ve más represión?

–Si ellos creen que con más represión van a resolver la crisis política, están equivocados. No solucionan, sino que pierden popularidad. ¿Qué salidas hay? El Gobierno claudica. Ahí está Alberto Fujimori, que mandó una carta un año después desde Japón. La ruta es agotar toda la institucionalidad.

 

–El Gobierno dice que no hay crisis política. Esa crisis, que usted dice que hay, ¿cómo afecta a los ciudadanos?

—Bueno (risas), creo que los únicos que dicen que no hay crisis es el grupito de los enchufados. Aquí hay una crisis que la generó el Gobierno, no la oposición. Es bueno ver los estudios de opinión que siempre han sido favorables al Gobierno; ahora la gente cree que Capriles ganó las elecciones, que se ha tenido que hacer la auditoría.

 

–Pero, ¿cómo afecta al ciudadano?¿La gente no sentirá que, con los problemas cotidianos, lo que usted hace no llegará a ningún lado?

–No, porque son dos procesos que caminan al mismo tiempo. La ruta electoral, la crisis política va por un lado; y después el Comando Simón Bolívar migra de comando a defensoría del pueblo Simón Bolívar. Que en cada comunidad reporten si hay agua, luz, cómo está la carretera. Todo ese trabajo no choca con la impugnación en el TSJ. Esto no es un proceso de hoy para mañana.

 

–En el Consejo Legislativo de Miranda insisten en que hay una falta absoluta en el estado. Usted aclaró que, ante cualquier acción, respondería.

–La conflictividad política quiere arroparnos y desviarnos. Yo de aquí me voy a Barlovento a entregar una escuela y voy a seguir solucionando problemas. Si ellos pretenden desconocer mi autoridad como gobernador, yo también desconozco al Consejo Legislativo. Yo estoy resteado, yo no voy a claudicar ni me voy a dejar chantajear. ¿El Gobierno tiene fuerza y poder para hacerlo? Creo que no. Tienen control institucional, pero no apoyo popular. Yo obtuve en Miranda el 14 de abril la votación más importante en ese estado. Yo creo que 815.000 personas que votaron en Miranda el 14A no se van a quedar calladas.

 

–¿No ve un escenario en el que el Gobierno apueste al caos y decrete un estado de emergencia?

–Yo creo que eso es una lotería que, lejos de solucionarle el problema, agravaría la crisis política. No es verdad que no hay ruido internacional con respecto a la elección de Maduro; eso es lo que él está tratando de hacer creer con una foto con (José) Pepe Mujica, con la señora (Cristina) Kirchner, una foto en Brasil. Hay muchísimo ruido y una foto no lava la ilegitimidad.

 

–El segundo recurso impugna acta por acta. Se dice qué pasó, pero el recurso no lo demuestra. ¿Por qué?

–Eso es en la fase de prueba, recuerda que es un juicio y las pruebas se consignan en la fase de prueba.

 

–¿Con qué nivel de certeza se puede decir que esas pruebas existen? Cuando ponen retiro de testigos, por ejemplo.

–No tienes el acta de escrutinio firmada, lo que deben hacer los testigos. Cada una de las irregularidades están fundamentadas, pero eso no se consigna cuando se introduce el escrito. Esto es un juicio, que tiene su momento de evacuación de pruebas.

 

–¿Llegaremos a ese juicio?

–Bueno, esa es la discusión.

 

–¿Se deberían sacar las pruebas a la opinión pública?

–Se han sacado. Por ejemplo, del voto asistido hay hasta videos. No admitir el recurso sería un error político del Gobierno y del TSJ. El debate que debe haber en el Gobierno es qué hacemos con estas papas calientes: o las aceptamos, que algunos dicen que así será para que esto se lo coma el tiempo, o hay otros que dicen que hay que darle palo de una vez. Eso significa que vamos en caliente a las instancias internacionales. Más allá del tema jurídico está el de opinión pública. Ahí me he afincado más en que me permitan el cuaderno, porque yo tengo 191.000 muertos que aparecen activos en el registro electoral, ya verificados. Yo no puedo saber si ese muerto votó si no tengo acceso al cuaderno de votación. Entonces yo le digo al TSJ que exija al CNE que le dé el cuaderno de votación.

 

–¿Cree que el TSJ haga esa exigencia si colocó de presidente de la Sala Electoral a Fernando Vegas Torrealba? Usted dijo antes que había que recusarlo. ¿Es una provocación del TSJ?

–Ese es el compadre de Rodríguez Torres. Él era consultor jurídico cuando yo estaba preso en la Disip. ¿Si es una provocación? Bueno, hay que recusarlo. Si quieren seguir haciendo una lista de rayas, todo eso resuena muy fuerte afuera, internacionalmente. ¿Quién va a decidir la recusación? Lo que hemos visto es que las deciden ellos mismos. Tú recusas al magistrado y ellos mismos deciden su recusación. Eso es contrario a derecho. Pero habrá que recusar. ¿Pero usted va a recusar a todos los magistrados? Si todos son del PSUV, ¿qué voy a hacer? Que Dios y el Espíritu Santo iluminen a los magistrados y se den cuenta y ojalá la nueva presidenta haga cumplir la Constitución.

 

–¿Cuáles son los plazos para una respuesta una vez que se acepte el recurso?

–El juicio puede durar tiempo, pero eso no significa que nosotros nos paramos. Aquí estamos volcados a los problemas que viven los venezolanos. Vendrá un proceso electoral; de repente no viene una elección presidencial primero, pero viene una elección de alcaldes. Tienes oportunidad de arrasar.

 

–¿Qué estrategia se aplicará para esas elecciones municipales? ¿Cómo motivar a la gente luego de afirmar que le robaron las elecciones?

–Son dos cosas distintas. La lucha con el tema de las condiciones y el árbitro no condiciona nuestra participación ni nuestro voto. Soy enemigo de la abstención. Estoy sentado aquí y tenemos esta discusión porque decidimos votar. No hubiésemos ganado las elecciones si no hubiésemos dado la lucha política. La gente ha entendido que si no votas no hay lucha ni hay nada.

 

–¿Los tiempos de Capriles son los tiempos del país?

–Hay que llevarlo. Cuando yo desmonté la marcha al CNE di dos señales: una, no voy a pisar el peine de la violencia, porque el Gobierno quería una reedición del 11 de abril; y lo segundo, marcar claramente a los 7,5 millones de venezolanos que nos apoyaron que esto no es una lucha de hoy para mañana. Activamos la instancia legal porque tiene lapsos; si yo no impugno, pierdo la oportunidad. Tengo que abrir la puerta de la vía legal para poder terminar en la internacional. Eso puede ser un año, dos años, cinco años; no lo sé.

 

–Tras años de persecución e irregularidades, con un RE prácticamente inauditable, ¿la ausencia de Hugo Chávez hace que la lucha política y electoral se active de una forma más enérgica?

–Porque en los otros procesos las irregularidades significaban aumentar el colchón, pero Chávez ganaba las elecciones. El 7-O, yo dije: con todas las irregularidades, todavía ganaba Chávez. El 14A no fue así. Creo que con Chávez se cerró un ciclo en el país y se abrió otro. Cambió el resultado electoral. Nosotros sabemos cuántos votos tenemos, pero pido que me den los cuadernos de votación para demostrarle al país cuántos votos de más le metieron a Maduro para tener 220.000 de diferencia. Hasta que no me dejen hacer una auditoría yo no reconozco ese resultado. Si se demuestra, con los cuadernos, que Maduro ganó por un voto, yo lo digo. Pero si es al revés, ¿qué hacemos? ¿No luchamos por eso? Ese es el debate que hay. Creo que la gente ha cambiado y puede ser, hay gente del Gobierno que temía a Chávez y apoyar un proyecto distinto significaba traicionar a Chávez. Ahora no he encontrado al primer votante que haya sentido que traicionó a Maduro.

 

–¿Hasta cuándo será la lucha de Capriles? Van hacia los organismos internacionales, pero el sistema interamericano está colapsado, con cinco años de retraso.

–El caso de Perú (Fujimori) no se resolvió con los organismos internacionales. Es la implosión del gobierno, el gobierno que claudica. Yo aguanto todo el tiempo que sea necesario, la verdad no claudica.

 

–¿Cómo ve esa disposición de diálogo de los diputados del PSUV?

–Habría que preguntarle al Gobierno qué es diálogo para ellos. En estos días convocaron una mesa de diálogo en el Ministerio de Comunicación e Información. ¿Eso es una mesa de diálogo o es un censor que les dice a los medios lo que tienen que publicar y decir?

 

–¿Y la propuesta de un revocatorio a diputados del PSUV?

–Eso está en discusión. No hay una decisión tomada. Hay un trabajo con ese tema, sobre a cuáles diputados fácilmente se les puede revocar el mandato. Son treinta y pico.

 

–El vicepresidente de Estados Unidos pide diálogo. Si Maduro lo llama, ¿usted iría a dialogar?

–Yo estoy absolutamente a favor del diálogo, pero el diálogo no es con una pistola en la cabeza. Si tú quieres diálogo, tienes que generar las condiciones para que exista. Respetar las partes, no perseguir ni abrirle juicios a nadie. ¿Por qué está preso Antonio Rivero? Por un video que sacó Miguel Rodríguez Torres, que en nada lo compromete. Creo que las iglesias pueden ser facilitadoras. No hay otra institución que pueda convocar a 85% del país, y si se le suma la Evangélica, hablamos de 90% de los venezolanos.

 

 

Los tiempos de Capriles

Laura Helena Castillo

 

A Henrique Capriles le preguntan por el tiempo. Por el suyo, el del país, el del TSJ, el de las instancias internacionales, el de Dios, el perfecto, el defectuoso. Capriles no es el dueño de esos tiempos, pero sabe bien cómo dosificar los que dependen de él. A esta entrevista llegó con un poco de retraso y con la premura de tener que partir a Barlovento. Carlos Altimari, quien maneja el reloj de su agenda, se acercaba a la mesa a apurarlo y Capriles continuaba respondiendo preguntas porque su proyecto no siempre tiene prisa: mientras no detenga su ejercicio de liderazgo de oposición, la inflación, la crisis de los servicios, la inseguridad, el piso de galleta de soda de la legitimidad de Nicolás Maduro, son –según sus cálculos– motivos de una crisis difícil de superar para el Gobierno que tiene menos de un mes de juramentado.

 

Capriles habla y juega con un mazo de servilletas. Se sirve un agua y está a punto de tumbar el vaso con los gestos de sus manos; no acepta comer cachitos ni jugo de naranja (“Es que ya comí temprano”). Se quita la gorra una sola vez en la entrevista: cuando le preguntan precisiones sobre las pruebas de las irregularidades de las actas, los cuadernos y el resto del proceso, y si estaría dispuesto a darlas a conocer si el TSJ niega la impugnación. Después le entregan unas actas con firmas dudosas, él las revisa, explica el valor probatorio que podrían tener. Despeja dudas, cita la ley, llama a todos los periodistas por el nombre.

 

No lleva dos días en esto. Se ha vuelto un experto en el tema electoral, pero no abandona el oficio de hacer política desde la calle. Así es como aspira que sea. Como en un juego de video en el que tiene el manejo de los dos controles, el gobernador de Miranda quiere transmitir su mensaje y su actuación en dos tiempos. Por un lado, el proceso judicial; por el otro, formar opinión pública nacional e internacional y denunciar la ineficiencia de las instituciones públicas. Sin embargo, y a pesar de las claras dificultades que podría tener Maduro en sus primeros meses de gobierno, Capriles sabe que hay una pregunta que –por ahora– no dejará de responder: ¿cuándo? Altimari insiste: “Es tarde”. El candidato se levanta, se despide y sale a Barlovento. Los dos tiempos de Capriles.

 

 

Organización familiar

 

Henrique Capriles Radonski viajó al estado Mérida el sábado (el viernes estuvo en Táchira) para realizar una asamblea con ciudadanos en la plaza Glorias Patrias. Se trata de una forma de mantenerse en contacto con sus seguidores “para seguir trabajando por sus problemas”.

 

Pidió organización a los comandos familiares del 14-A, para que se transformen en defensorías del pueblo Simón Bolívar y permitan conocer las necesidades de la población en cada estado. “Esta lucha no es sólo para ganar una elección, es para que haya alimentos, para que haya empleo”, expresó.

 

El gobernador de Miranda opinó que este año la inflación superará 30%, según las cifras oficiales, y que hay productos con escasez de 50% y hasta 60%. Señaló que existe escasez porque el Gobierno acabó con la producción, cerró las empresas luego de expropiarlas y ahora los campesinos están en el suelo.

Crímenes escondidos

Raúl Rivero

17 de mayo de 2013

 

Lo que se propone Maduro es amedrentar a una sociedad agobiada por la inestabilidad

 

El presidente Nicolás Maduro ha lanzado a las calles a miles de soldados del ejército para combatir la violencia y darle seguridad a los ciudadanos. Pero el verdadero plan con la presencia de esos hombres armados en las esquinas es protegerse y atrincherar su gobierno. Para promover una atmósfera de tranquilidad en el país el oficialismo tiene una solución copiada de otras tierras: censurar las páginas policiales. Prohibir las reseñas de los asesinatos que cada año dejan sin vida a unos 20.000 venezolanos.

 

El discípulo de Hugo Chávez no asume que los crímenes, los asaltos y los secuestros se dispararon en los 14 años de gobierno de su jefe. Y ahora trata de pasar la responsabilidad a los medios de comunicación porque, según él, estimulan lo que llama “el festín de la muerte”.

 

Con el ejército desplegado en las principales ciudades, una práctica común en los últimos 10 años, Maduro sabe que no acabará con la delincuencia, un asunto que necesita medidas profundas y demoradas. Lo que se propone el dirigente chavista es amedrentar a una sociedad agobiada por la inestabilidad, la escasez de alimentos, las broncas internas, la división de las familias, la falta de libertad y la demagogia.

 

Los militares no han salido para disuadir a los hampones a quienes la incompetencia de las autoridades les ha proporcionado una especie de república independiente. El ejército está ahí para controlar a los ciudadanos mediante el miedo, lo único que se distribuye gratis y no necesita de cartilla de racionamiento en los regímenes totalitarios.

 

El hombre del Palacio de Miraflores requiere una alianza con los uniformados que manejan los tanques y los aviones. Hacia esa zona se desplazan sus mecanismos de poder ante la pérdida progresiva de apoyos de la población, incluidos importantes sectores de decepcionados seguidores de Chávez.

 

Para afianzar esa unión, el Gobierno le subirá el sueldo a los militares y, en menos de un mes, abrirá un canal de televisión exclusivo para las fuerzas armadas y facilitará recursos para que tengan, además, sus revistas y periódicos.

 

En esos medios no se verá ni una gota de sangre. Se hacen para que el pueblo conozca la vida ejemplar de los soldados, dijo Maduro.

 

Así se elimina la violencia.

El cambio como destino

Alberto Barrera Tyszka

Mayo de 2013

 

A partir del año 2006 comienza una tendencia persistente en todos los procesos electorales venezolanos: el crecimiento sostenido de votantes a favor de una opción de cambio. Aun perdiendo los comicios, durante todos estos años, la oposición siempre ha ganado más votantes que el oficialismo. Incluso estando vivo Hugo Chávez, la tendencia se mantuvo. Entre 2006 y 2012, la alternativa democrática obtuvo 2.298.838 nuevos votos, casi tres veces más que el gobierno. Durante esos seis años, la ventaja del chavismo descendió más de quince puntos porcentuales. Han sido años de bonanza petrolera, de enorme gasto público, de clientelismo oficial y de un control político cada vez más feroz, de un insólito proceso de propaganda y de desarrollo del culto a la personalidad... y sin embargo, esta dirección se ha mantenido. La tendencia sigue intacta: el domingo 14 de abril, casi un millón de personas dejaron de votar por Nicolás Maduro.

 

Las encuestas más optimistas anunciaban una derrota con una diferencia mínima de cinco u ocho puntos de ventaja a favor del gobierno. Vistos los resultados, incluso si se aceptara finalmente una victoria oficial, Nicolás Maduro perdió –durante la breve contienda electoral– un promedio de sesenta mil votantes diarios. La costosa campaña necrofílica, que de manera descarada buscaba apelar melodramáticamente a la relación religiosa con Chávez, no fue tan exitosa como pensaban. La identidad pagana del país pudo más que la estrategia que invitaba a pagar la deuda moral que supuestamente se tenía con el “redentor de la patria”, con el “santo de los pobres”. Nadie imaginaba un resultado tan parejo, tan estrecho. El domingo 14 de abril volvió a ser evidente que los dioses de la historia son frágiles.

 

El chavismo sin Chávez intentó superar su primera prueba siguiendo un manual de mimetismo. El heredero hizo lo imposible por imitar al líder ausente. Se arropó bajo su imagen, ensayó todos sus trucos retóricos, intentó repetir una a una sus recetas. Invocó su condición de hijo legítimo, de sucesor, de amante fiel, de devoto absoluto. Se propuso como un vacío, como una negación personal, como un simple vehículo por donde el mesías podía resucitar. “Nosotros –dijo una vez– para ser nosotros mismos, tenemos que nombrar, vivir y tener a Chávez, cada segundo de la vida que estamos viviendo hoy, mañana y siempre: Chávez, Chávez, Chávez, Chávez...” Buscando acceder a la autoridad carismática, tal y como la concebía Max Weber, Maduro terminó desvaneciéndose, desdibujando –si alguna vez la tuvo– su propia voz.

 

Chávez poseía un gran talento comunicacional, un sentido envidiable de la empatía, un manejo eléctrico de las masas y una falta absoluta de escrúpulos a la hora de desarrollar un ejercicio de poder personalista. Logró moldear un proyecto narcisista de sociedad. Pero todo lo que con él fluía con sus herederos parece crujir. Siempre falta algo. Intentan sin demasiado tino encontrar la fórmula del hechizo y terminan aferrados a los procedimientos más básicos: la confrontación, la amenaza, la agenda violenta. Diosdado Cabello, otro de los herederos, presidente de la Asamblea Nacional y factor de poder dentro del chavismo, lo ha anunciado ya en dos oportunidades: “Chávez era el muro de contención de nuestras ideas locas”, ha dicho. En plan de franca advertencia. Como si la peor amenaza pudiera llegar ahora que el líder no está: ser ellos mismos.

 

Es precisamente lo que ha pasado después del domingo. Cuando Henrique Capriles exigió una revisión del cien por ciento de las actas electorales, la reacción del gobierno fue desproporcionada y agresiva. Pretendieron satanizar de manera inmediata la protesta. Denunciaron un golpe de Estado. Acusaron a la oposición de rebelión e insurrección. Señalaron supuestos hechos violentos para probar los también supuestos planes terroristas de la oposición. Reprimieron manifestaciones populares. Desataron una persecución entre los empleados públicos, tratando de ubicar e intimidar a posibles votantes por la oposición. La propia naturaleza del chavismo, que solo sabe manejarse en “contextos de guerra”, quedó al desnudo sin la presencia unificadora y sensiblera del líder. Aparecieron frente al país como la imagen del caos, frente a la serena sensatez de un hombre que solo pedía que se contaran todos los votos.

 

Contra todos los pronósticos, nuevamente, en muy pocos días, la oposición obtuvo otra victoria política. El Consejo Nacional Electoral, compuesto como todas las instituciones por una abrumadora mayoría oficialista, se vio obligado a acceder a la petición de Capriles. Más allá de los resultados que determine este proceso, ya el país tiene otra configuración. Es evidente que la gente votó por Chávez, aun a pesar de Maduro. Y si este resultado se mantiene, habrá que concluir que el país eligió a alguien que ya no existe. Que los escenarios de poder en Venezuela ya no tienen otro destino que el cambio.

Maduro sugiere que los que reciben

las viviendas del Estado paguen por ellas

Ewald Scharfenberg

17 de mayo de 2013

 

El presidente venezolano asegura que la sostenibilidad del programa que permitió a Chávez entregar 381.000 casas depende de que los ciudadanos asuman su financiación

 

También en socialismo hay que pagar. Al Gobierno de Nicolás Maduro, se le va haciendo imposible cuadrar las cuentas, a pesar de que administra la renta petrolera del país que es el décimo exportador mundial de hidrocarburos y el dueño de la mayor reserva del planeta. El presidente de Venezuela dijo este jueves que la sostenibilidad del programa público de viviendas depende de que los que las reciben paguen por ellas. “¿Cómo vamos a sostener el gasto y la inversión para las viviendas de los próximos años? ¿Haciendo magia?”, afirmó.

 

El anatema pronunciado por Maduro se dejó escuchar este jueves en la tarde, durante el acto de entrega de 75 viviendas a familias de escasos recursos a las afueras de Barinas, ciudad capital del Estado del mismo nombre, en los llanos suroccidentales de Venezuela, cuna del fallecido Hugo Chávez. Era un acto de la llamada “Gran Misión Vivienda Venezuela”, un programa especial de construcción de urbanismos lanzado por el desaparecido líder en 2011.

 

El déficit de viviendas es un problema crónico en el país desde mucho antes del régimen chavista. Sin embargo, en estos últimos 14 años se agudizó tras algunos desastres naturales que dejaron miles de damnificados sin hogar, contrastando así con las promesas de progreso social enarboladas por la revolución bolivariana. En un intento por hacer buenas esas promesas y de, a la vez, paliar los malos resultados oficialistas en las elecciones parlamentarias de 2010, de cara a las presidenciales del 2012, el comandante Chávez implementó la misión, en cuyo marco, según cifras oficiales, desde su inicio a la fecha se han adjudicado 381.000 viviendas.

 

En casi cada parcela desocupada de centros urbanos se empezaron a levantar edificios que le serían entregados sin costo alguno –y, en casos, equipados- a sus beneficiarios por el Estado. La vivienda es un derecho constitucional, recordaban los portavoces gubernamentales, y la iniciativa se inscribía en el mandato de una máxima del socialismo: “De cada quien según sus capacidades, a cada quien según sus necesidades”.

 

La habitual inquina de Chávez por los grupos empresariales locales, lo llevó a apelar a aliados de todo el mundo para llevar adelante semejante esfuerzo. Carteles semiestatales chinos como la gigantesca CITIC, o compañías particulares pero con fuertes vínculos con sus gobiernos, como la bielorrusa Belzarubezhstroi —del financista, hoy preso, Viktor Shevtsov— o la iraní Kayson —uno de cuyos asesores fue detenido en Alemania portando un cheque de una cuenta corporativa venezolana por 70 millones de dólares— hicieron pingües negocios en el ínterin recibiendo fondos públicos venezolanos.

 

Pero los fondos empezaron a agotarse. “Tenemos que sostenerlos entre todos”, fue el elocuente reclamo del presidente esta tarde: “Aunque nadie está pagando ni medio”.

 

Poco más tarde, en un encuentro con productores agrícolas de la misma región, Maduro también hizo notar que “cuánto crédito no hemos dado nosotros” para el cultivo de alimentos, pero que muchos “no lo pagan, aunque haya casos en los que se entienda que así pase”.

 

Ahogado por el déficit en las cuentas públicas, de hasta 20% según analistas, la escasez de divisas para la importación, la mayor tasa inflacionaria del continente y un grave desabastecimiento de productos de primera necesidad, el gobierno venezolano –en jaque además por una crisis política irresuelta- parece decidido a hacer caja y enfrentar este flanco de la economía con éxito aunque para ello deba renegar de políticas populistas características de su “Líder Supremo”, el fallecido Chávez, o flirtear con la clase empresarial nativa.

 

El presidente de la Cámara Inmobiliaria de Venezuela, Aquiles Martini, dio la bienvenida al anuncio oficial, aunque recordó que el cobro de una tarifa había sido una de las sugerencias iniciales de ese gremio empresarial para garantizarle continuidad a la misión. Hizo votos para una coordinación entre el sector oficial y la iniciativa privada pues, en su concepto, “nunca el Estado ha sido capaz de suplir las viviendas necesarias sin los conocimientos y la inversión del sector privado, eso tiene que saberlo la población, para no crearle falsas expectativas”.

 

Sin dar más detalles, el presidente Maduro adelantó que los pagos a efectuar serán calculados de forma “justa, adecuados a la capacidad económica de cada familia”, y que lo recaudado alimentará un nuevo Fondo Central de Vivienda.

 

Dejó todavía la incógnita, sin embargo, de si el nuevo régimen permitirá que los beneficiarios de viviendas obtengan los documentos de propiedad del inmueble. En el esquema actual, los ocupantes de las viviendas gratuitos reciben solo un título de adjudicación que no les permite ceder o transferir esos bienes.

 

 

El desabastecimiento acorrala a Maduro

Alfredo Meza Caracas

16 de mayo de 2013                                

 

“La revolución importará 50 millones de rollos de papel higiénico”, anuncia el ministro de Comercio

 

En Venezuela para llenar el carrito del supermercado hay que hacer una procesión, como si se tratara de las visitas a los siete templos en Semana Santa. Pero desde hace varias semanas el papel higiénico destaca entre las ausencias. La escasez de este producto no es, sin embargo, tan cíclica como la de harina, pollo, desodorante, aceite de maíz, azúcar y queso. El papel higiénico está incluido en una lista de bienes vendidos a precios regulados por el Ejecutivo, de acuerdo con lo dispuesto en febrero de 2012 por la Superintendencia Nacional de Costos y Precios. Desde entonces las empresas decidieron reducir el tamaño de los rollos y seguir supliendo la demanda. Pero el pasado mes de abril las estanterías se vaciaron.

 

Para aplacar el déficit el Gobierno anunció que importaría el equivalente a 50 millones de rollos de papel higiénico. “Le decimos a nuestro pueblo que se tranquilice y comprenda que no debe dejarse manipular por la campaña mediática de que hay escasez”, dijo el ministro de Comercio, Alejandro Fleming, a la Agencia Venezolana de Noticias.

 

El funcionario justificó la ausencia de papel higiénico con una cuenta que ha provocado toda clase de bromas en las redes sociales. Dijo que “no hay deficiencia en la producción”, porque el consumo mensual es de 125 millones de rollos “y hay una sobredemanda” de 40 millones. “¿Cómo hizo para hacer ese cálculo?”, se preguntó César Miguel Rondón, el periodista más escuchado de la radio en Venezuela. A continuación leyó un mensaje llegado a su cuenta Twitter: “Si esa cuenta es cierta habrá que administrarse porque a los venezolanos les toca 1,5 rollos por persona”.

 

El Gobierno considera que la escasez es consecuencia de las compras nerviosas y de una campaña de la oposición para desestabilizar a Maduro, cuya legitimidad ha sido cuestionada debido al estrecho margen que obtuvo sobre su contrincante, Henrique Capriles, en las elecciones del pasado 14 de abril, y las denuncias de irregularidades en el acto de votación. En contrapartida, el empresariado afirma que el desabastecimiento obedece al control de cambios vigente en el país desde hace una década y a la inestabilidad política que ahuyenta la inversión. Es una confrontación constante. La respuesta más clara a esta situación la dio hace cuatro años, en una entrevista con el diario venezolano El Universal, el ministro de Planificación, Jorge Giordani: “El socialismo se construye a partir de la escasez”.

 

En medio de esta crisis de desabastecimiento se produjo la esperada reunión entre el jefe del Estado, Nicolás Maduro, y el presidente de Empresas Polar, Lorenzo Mendoza, principal productor de alimentos básicos en Venezuela, que terminó con una cordialidad que no se auguraba el fin de semana, cuando el mandatario sugirió que el conglomerado privado estaba acaparando los productos y era el responsable del generalizado desabastecimiento en el país.

 

El fin de semana el Gobierno declaró además que sospechaba que Mendoza, dueño de la segunda fortuna del país y ocupante del lugar 329º en la lista Forbes de los millonarios del mundo, había recortado la producción para el mercado local de harina precocida, con la cual se elabora la arepa, uno de los platos típicos de la mesa venezolana. Contra todo pronóstico, contradiciendo el bajo perfil que suele cultivar, Mendoza convocó una rueda de prensa para desmontar los argumentos del Ejecutivo venezolano: dijo entonces que operaba a su máxima capacidad, que su producto de harina precocida, Harina Pan —el líder del sector—, representaba el 48% de la producción de Venezuela y que la escasez obedecía a deficiencias de producción de los demás competidores. Y sugirió al Gobierno que le alquilara o vendiera alguna de las plantas que no funcionaban para ponerlas a trabajar. Maduro tomó esa respuesta como una provocación. El martes, mientras conversaba con un grupo de damnificados por las lluvias de 2010, dijo que la postura de Mendoza le había parecido altanera y que en la reunión “le cantaría sus cuatro verdades”. “Dio declaraciones como un candidato, aunque él dice que no es político”, agregó Maduro. Fue el mismo tono retador que había utilizado el domingo cuando escribió en su cuenta de Twitter: “Espero que de esta reunión se establezca un compromiso de cumplirle al país. Lorenzo Mendoza, te espero”.

 

Todo eso pareció haber quedado superado ayer. Tanto el empresario como el vicepresidente Jorge Arreaza coincidieron a la salida de la cita en que habían hablado en términos diáfanos sobre el problema de la cadena de distribución y que ambas partes estaban comprometidas a trabajar al máximo de sus potencialidades. “La reunión fue tremendamente cordial y se demostró claramente que estamos trabajando a toda capacidad”, dijo Mendoza posteriormente en un comunicado.

 

Para estimular la producción y hacer frente al desabastecimiento, el Gobierno incrementó el martes un 20% los precios máximos de venta de productos como el pollo, la carne de vacuno y todos los lácteos, una medida solicitada por los productores de alimentos. Los precios de los principales artículos de primera necesidad son regulados por el Estado.

 

Con el objetivo de fortalecer la reserva alimentaria, el ministro de la Alimentación, Félix Osorio, quien propuso a Maduro la subida de los precios, anunció que en el transcurso de esta semana llegará al país un cargamento con 760.000 toneladas de alimentos. Los productos, dijo, son aceite, leche completa en polvo, carne de res, atún y sardina en lata y azúcar cruda, entre otros, valorados en 466 millones de euros.

Misión ano limpio

16 de mayo de 2013

 

Con la importación de 50 millones de rollos de papel higiénico, Alejandro Fleming se estrena como ministro y pone en marcha la Misión Ano Limpio. Para la cagada que están poniendo, 50 millones de rollos son pocos

 

Con la importación de 50 millones de rollos de papel higiénico, Alejandro Fleming se estrena como ministro y pone en marcha la Misión Ano Limpio.

 

En el pasado reciente Fleming se desempeñó como ministro de Turismo, y a juzgar por las cifras de visitantes que arribaron al país, y el desastre que el propio Rizarra denuncia que hay en los hoteles del Estado, su gestión estuvo en el promedio del gabinete del difunto, es decir, de regular hacia mala.

 

Ahora se está estrenando en el cargo y no es responsable de que buena parte de los venezolanos estén pasando por momentos poco agradables cada vez que tienen que limpiarse el culo, ante la desaparición del papel higiénico.

 

Es que la imprevisión en esta administración, no solo nos referimos a la de Maduro sino a la de su padre, hace méritos para ingresar al libro de récords Guinnes.

 

Cualquiera que utilice el Metro de Caracas puede ver los avisos oficiales donde se dice que los venezolanos antes consumíamos una cantidad de kilogramos de comida al año, cifra superada ampliamente gracias a la “revolución”.

 

Si eso es así, es obvio, elemental, se cae de maduro, que las necesidades de papel higiénico tienen que haberse incrementado. Por lo tanto, cualquier otro gobierno hubiera tomado las previsiones del caso, pero eso es mucho pedir para el chavismo.

 

El martes, Fleming afirmó que inundaría el mercado trayendo 50 millones de rollos de papel higiénico. Al leer la cifra, algunos pueden haber quedado impresionados, pero la verdad que no es para tanto, pues el consumo mensual en Venezuela es de 125 millones de rollos.

 

Para la cagada que están poniendo, 50 millones de rollos son pocos.

El nuevo autoritarismo en América Latina

Héctor E. Schamis

16 de mayo de 2013

 

En América Latina, los presidentes de la región buscan una sola cosa: quedarse en el poder más tiempo del estipulado al asumir

 

En América Latina, la democracia está en coma. Salvo honrosas excepciones, los presidentes de la región buscan una sola cosa: quedarse en el poder más tiempo del estipulado al asumir, y donde dice “más tiempo”, léase “para siempre”. La consecuencia de ello es el establecimiento de un orden político despótico y personalista, diferente a los de antaño —basados en la institución militar— pero simultáneamente parecidos: una suerte de Macondo pero con elecciones.

 

Estos nuevos autócratas han usado diversos métodos para perpetuarse, todos efectivos, además, en paralizar a la oposición. Chávez, por ejemplo, logró modificar la constitución en pos de su reelección indefinida. Es su sucesor, Maduro, quien intentará amarrarse al poder para siempre. Si ello se logra por medio de elecciones limpias o por medio del fraude, como en abril pasado, es trivial, sobre todo una vez que el pajarito en su sombrero confirmó la legitimidad del resultado.

 

Evo Morales, por su parte, hizo aprobar la nueva constitución en 2009, la cual estipula que los mandatos anteriores a la vigencia de la misma cuentan, inhabilitándolo explícitamente. Pero eso fue en 2009. Ahora, el Tribunal Constitucional autorizó la candidatura del presidente en ejercicio para un tercer período consecutivo. La alquimia legal invocada es que la nueva constitución refundó el estado—el Estado Plurinacional—y por lo tanto la primera presidencia de Morales ocurrió en “otro” estado.

 

Correa también modificó la constitución, que ahora autoriza dos períodos consecutivos. Más precavido que Morales, se aseguró su tercer periodo desde el comienzo, especificando que el mandato bajo la constitución anterior no contaba. Es decir, bajó el reloj a cero en 2009, y así tendrá el poder en sus manos hasta el año 2017. Seguramente verá entonces cómo hace para quedarse otro rato.

 

A diferencia de los anteriores, Ortega prefirió no perder su valioso tiempo en una tediosa reforma de la constitución, que en Nicaragua prohíbe toda reelección inmediata. Él simplemente presentó su candidatura y la Corte Suprema dictaminó que era “legal”. Así de simple: el más alto tribunal violando la ley suprema para satisfacer al jefe del ejecutivo; igualito a los Somoza.

 

En Argentina, los adulones a sueldo hablan de “Cristina eterna”. No satisfecha con doce años en el poder, entre los propios y los de su difunto marido, la Presidenta intentará postularse a un tercer período a partir de 2015. Para ello necesita dos tercios del Congreso y una Convención Constituyente, eso luego de las elecciones parlamentarias de octubre próximo. El problema de la señora es que su popularidad está hoy alrededor del 35 por ciento y su imagen negativa llega a dos tercios del electorado. Sobre la base de estos datos, sólo le restaría cumplir su mandato, empacar y negociar una partida elegante, porque además no tendrá a la Corte Suprema de su lado como Morales y Ortega.

 

Pero no, como ella es “vieja y terca”, según nos hizo saber Mujica, ahora está embarcada en un asalto directo a los medios y al Poder Judicial. Así, ordenó a toda su bancada legislativa aprobar, en apenas diez días, la ley de “democratización” del Consejo de la Magistratura, el órgano que designa a los jueces. ¿Por qué tanto apuro? Porque la Magistratura también designa a los miembros de la Justicia Electoral, el órgano que norma el proceso comicial entero, desde el empadronamiento de los ciudadanos hasta el cómputo de los votos. La señora Kirchner está ajustada con el tiempo, pero si logra imponer nuevos jueces electorales rápidamente, ya hay quienes auguran un vasto fraude electoral en octubre. Entonces sí, tal vez, logre las bancas necesarias para la reforma constitucional que la acerque a su tan ansiada eternidad.

 

Este nuevo autoritarismo —¿si todo esto no es autoritarismo, qué cosa lo es?— se justifica por una ideología progresista, revolucionaria, liberadora, popular, bolivariana y demás, que dice que hace falta tiempo para consolidar la gran transformación en curso. Muy pomposo y muy solemne, pero son todas pamplinas, eso es nada más que una narrativa para ingenuos. Aquí no hay ideología ni principios, aquí no hay más que petrodólares, negocios mal habidos, lavados de dinero, boliburgueses, ladrikirchneristas y piñatas sandinistas. Este supuesto proyecto transformador es simplemente una corrupción de tal magnitud, que el poder omnímodo y perpetuo es imprescindible para garantizar su impunidad.

 

Esta “nueva izquierda”, que tanto ha criticado al neoliberalismo y las privatizaciones, en realidad es idéntica a la “vieja derecha”: ambas han privatizado el poder.

 

*Héctor E. Schamis es profesor en la Universidad de Georgetown, Washington DC.

Claves del fascismo

Américo Martín

15 de mayo de 2013

 

Cuando acusan de fascista a la MUD incurren en un grueso error, a sabiendas. En cambio llamar fascistas a los líderes del Gobierno calza a la perfección. Que Diosdado apalee y luego acuse de ser fascistas a Borges o a María Corina es la típica mentira institucionalizada del viejo y el nuevo fascismo: hacer pasar a las víctimas como victimarios

 

1.- El fascismo fue un sistema de dominación con unos mecanismos represivos especiales. La nota esencial de ese sistema es el totalitarismo y entre los mecanismos represivos que le son propios cobraron fama especial los grupos armados, adiestrados y organizados bajo un mando superior, para aplastar disidentes y amansar manifestaciones no violentas.

 

2.- El vocablo “fascismo” viene de los agresivos grupos fundados por Benito Mussolini en marzo de 1919 en Milán, en su programa del Santo Sepulcro. Germen del Partido Social Italiano, fueron denominados Fasci di combattimento. Fasci = Fascismo.

 

3.- En la Alemania nazi actuaron, para idéntico propósito, las Shutztaffen (SS), bautizadas como grupos de terror en la Noche de los Cuchillos Largos. Por eso y por la alianza que Alemania e Italia configuraron en la Guerra Mundial se habló del nazi-fascismo: una sustancia con dos rostros: sistemas totalitarios y grupos violentos para masacrar disidencias.

 

4.- Es insuficiente y erróneo afirmar que el fascismo sea un sistema emanado de la alianza del Estado con las capas más poderosas y reaccionarias del capital. ¿Cómo explicar que el vocablo se aplicara únicamente a Alemania e Italia y por extensión a Japón, pero no a EEUU, Reino Unido, Francia y demás naciones occidentales? Estos países eran economías maduras cuyos poderosos empresarios apoyaron con todos los medios posibles a sus respectivos Estados. ¿Por qué allá se configuraron regímenes totalitarios extremadamente represivos y en cambio aquí no ocurrió eso? De hecho, la Internacional, bajo la presidencia de George Dimitrov, trazó la línea de que los comunistas debían aliarse con los capitalistas democráticos para enfrentar juntos el nazi-fascismo. Stalin se alió con Roosevelt y Churchill contra los países del Eje. Es obvio entonces que la fórmula: Gran Capital+Estado= Fascismo, no es válida, o a lo sumo lo sería en muy pocos casos.

 

5.- Si vamos a la sustancia y no a la presunta procedencia del fenómeno, lo que se rechazó del nazi-fascismo fue su brutalidad totalitaria, su deseo de “expandirse” por Europa, Asia, África y eventualmente América. La voluntad de exportar la revolución más allá de las fronteras está igualmente en la naturaleza del sistema totalitario. Totalitarismo: sistema de dominación con prácticas paramilitares y voluntad de expandirse hacia el mundo, fueron rasgos notables del nazi-fascismo; pero también lo fueron del comunismo soviético desde antes del estalinismo.

 

6.- Para justificar un proyecto tan avasallante fue menester implantar una nueva visión del mundo y ese fue el origen de la ideología única, la enemiga jurada del pluralismo y de quienes pensaran distinto. Ideología única fue el nazismo. Ideología única el fascismo. Ideología única el falangismo e ideología única el marxismo-leninismo-estalinismo.

 

7.- Cuando Hanna Arendt escribió Los orígenes del totalitarismo ­y en obras posteriores­ abundó en el tema, tomó un modelo bifronte: la Alemania de Hitler y la Unión Soviética de Stalin y sus epígonos. En todo lo esencial el sistema soviético fue idéntico al nazi. No eran dictaduras simples, sino totalitarias. Su propósito era integrar a su dinámica todos los espacios grandes y residuales que aún no estaban plenamente ocupados, imponer una sola voluntad, legalizar un solo partido y dotarse de un jefe omnisciente convertido en deidad. Además: restringir las libertades de prensa, sindical, gremial y de huelga con el propósito final de eliminarlas. Controlar la educación, liquidar la descentralización y las autonomías, reescribir la historia para diseñar los hechos del pasado cual eslabones o etapas que pavimentaron su iluminada y sedicente revolución.

 

8.- En el ejemplo de aquellos dos países y en todos donde regímenes análogos hayan vencido, se repetirán seis componentes que ahora resumo: sistema totalitario mecanismos brutalmente represivos usando auxiliares especialmente crueles como los fasci, las SS o los “colectivos” ideología única partido único expansión de la sedicente revolución más allá de fronteras agobiante culto a la personalidad Fascismo moderno es eso y todo eso. Que resulte de la alianza entre el gran capital o de un partido totalitario y el Estado, no es más importante que lo son sus diabólicos componentes.

 

9.- Contraponer el socialismo real al sistema fascista es un disparate. Son de la misma naturaleza. Causan los mismos daños y envilecen de la misma manera a la gente. Cinco años antes de morir, José Carlos Mariátegui, el más célebre y respetado de los comunistas latinoamericanos, escribió: “En los revolucionarios como en los fascistas se advierte análogo impulso romántico, análogo humor quijotesco”. Hay más analogías que esas, José Carlos.

 

10.- Cuando acusan de fascista a la MUD incurren en un grueso error, a sabiendas. La MUD no incluye en su programa y sus actos nada parecido a un modelo que proscriba el pluralismo y destruya la disidencia. La MUD no organiza “colectivos” ni ataca actos del gobierno ni acopia armas ni deja de manifestar su deseo de reconciliación y vocación pacífica. Decir que sus líderes son “fascistas” no es serio ni justo. ¿Cómo podrían si respetan los derechos de todos más allá de sus discrepancias?

Una bomba de tiempo en el súper

Alfredo Meza 

15 de mayo de 2013


El tipo de cambio artificial hace que en Venezuela resulte más barato importar que producir

La inversión extranjera cae radicalmente

 

El aparente fin del enfrentamiento con el conglomerado de empresas Polar —un gigante del sector de la alimentación venezolano— no resolverá los problemas estructurales del abastecimiento en Venezuela. Con una economía controlada desde hace 10 años, con un rígido control de precios de los productos de la cesta básica que solo son aumentados mediante decreto del Ejecutivo, el Gobierno ha instaurado un modelo que de acuerdo con los analistas ha llevado al país al borde del colapso. En Venezuela resulta más barato importar que producir debido a la sobrevaluación de la moneda y a la falta de incentivos.

 

En 2007 el gobierno del presidente Hugo Chávez inició un masivo plan de nacionalizaciones de sectores que consideraba estratégicos para el desarrollo del país. Hoy controla la industria eléctrica, la petrolera, la cementera, ha incursionado en la venta al por menor haciéndose con el control de cadenas de supermercados, ha intervenido siete millones de hectáreas, de acuerdo con cálculos realizados por el hoy canciller Elías Jaua en abril de 2012, cuando era ministro de Agricultura y Tierras, y controla la operación de los puertos, por donde llega buena parte de los alimentos.

 

Como consecuencia de esas decisiones, el Ejecutivo se ha visto desbordado para satisfacer la demanda. Resulta muy tentador importar o simular que se importa mediante dólares preferenciales antes que arriesgarse a perder lo invertido. Los empresarios se quejan de la falta de garantías para hacer negocios y la inversión extranjera ha caído a niveles dramáticos. El ranking Doing Business del Banco Mundial no ha sido indiferente a ese entramado tejido por el chavismo. De acuerdo con su más reciente escalafón, en 2012 Venezuela ocupaba el puesto 177 entre 183 países, por debajo de Haití. Abrir una empresa en este país cuesta no menos de 140 días. Una pesadilla que nada tiene que envidiar a El Proceso de Kafka.

 

Antes de conciliar o de modificar el modelo socialista, el Gobierno ha preferido profundizar la inspección a la empresa privada con la idea de fijar los márgenes de ganancia e importar todo aquello que no se produce en el país. Sirva esta cifra para ilustrar el drama local: el 96% de las divisas que ingresan al país provienen de la venta de petróleo. El miércoles, en vísperas de la reunión con Empresas Polar, la presidenta del Instituto para la Defensa de Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios (Indepabis), Consuelo Cerrada, informó que debido al aumento de los precios de los productos regulados iniciarían una batida para sancionar a todo aquel comerciante que vendiera más caro de lo estipulado. “La voz del pueblo nos llama a combatir ese tipo de irregularidades”, dijo. De acuerdo con sus cálculos, el Estado había supervisado la venta de 20.387 toneladas de alimentos. Para ello hay que hacer largas filas. Un ejemplo de eso se vivió en un supermercado de Valencia, en el estado de Carabobo, cuando una multitud desesperada rompió las cajas de pollos provenientes de Brasil para adquirirlos de acuerdo con un riguroso plan de venta: no más de cuatro kilos es lo permitido.

 

Los venezolanos que viajan al exterior suelen ahora visitar los supermercados para evocar los tiempos en que había libertad para elegir. Algunos se toman fotos y las mandan a sus familiares. Esto es un reflejo del más reciente reporte del Banco Central de Venezuela (BCV). En los cuatro primeros meses de 2013, el desabastecimiento se ubicó entre 19% y 21,3%, mientras que la inflación acumulada al cierre de abril llegó a 12,5%. El Gobierno también ha reaccionado incrementando el aumento del precio regulado pagado al productor y al mayorista de pollo, carne de res, leche y queso. Con ello y con la pretendida eficiencia que pide el presidente Maduro esperan desactivar esta bomba de tiempo.

 

 

¿Por qué falta papel higiénico en Venezuela?

Miguel Jiménez

15 de mayo de 2013

 

El primer desabastecimiento del país, pese a los ingresos del crudo, es el de divisas

 

Oferta y demanda. Esa es la cuestión. Los fundamentos básicos de teoría económica explican los problemas de desabastecimiento que vive Venezuela. La economía chavista servirá para ilustrar en tesis doctorales y libros de texto cómo los controles de precios pueden conducir a la escasez. Venezuela lleva años imponiendo límites de precio a ciertos productos básicos para tratar (con nulo éxito) de controlar la inflación, la más alta de Latinoamérica y una de las mayores del mundo. El Gobierno de Hugo Chávez impuso precios regulados para productos como los huevos, el azúcar, la leche, la harina, el pollo... o el papel higiénico. En determinados momentos y productos, esos precios máximos se han situado incluso por debajo de los costes de producción y prácticamente siempre por debajo de los de mercado.

 

La teoría económica nos enseña que la oferta de un producto disminuye y la demanda aumenta cuando los precios son bajos. Simplemente eso es lo que ha ocurrido en Venezuela. Los fabricantes pierden dinero produciendo y los comerciantes vendiendo algunos de esos productos, lo que, unido a la desastrosa gestión de algunas empresas nacionalizadas, ha tumbado la oferta. Al tiempo, la demanda de los consumidores se ha disparado no solo porque sus precios son asequibles en términos absolutos, sino también porque cada vez lo son más en términos relativos, ya que los precios de los productos no controlados están por las nubes como consecuencia de la inflación galopante. Oferta y demanda no se encuentran. Así, los productos regulados se han visto sometidos intermitentemente a la escasez, el racionamiento o el acaparamiento porque su precio no es de mercado. Las importaciones del Estado y las redes de distribución estatales, donde la venta a pérdida se asume con naturalidad, tratan de paliar el problema. En un país petrolero, hasta la gasolina en ocasiones escasea, sobre todo la de mayor octanaje en algunas estaciones de servicio del interior del país. Su precio es absolutamente ridículo: con el equivalente a 10 o 20 céntimos de euro se llena el depósito.

 

Pero el desbarajuste de la economía venezolana no se ciñe solo al papel higiénico y demás productos regulados. El primer precio regulado de todos es el del bolívar, la moneda nacional, rebautizada como bolívar fuerte cuando se agruparon los antiguos bolívares de 1.000 en 1.000, y cuya debilidad ha quedado patente pese a su nombre.

 

El precio regulado es de 6,30 bolívares por dólar tras una serie de depreciaciones y devaluaciones que han hecho perder a la divisa más del 90% de su valor oficial durante el chavismo, en un periodo en que el precio del petróleo se ha multiplicado por 10. Pero a ese tipo de cambio oficial, la demanda de dólares en Venezuela tiende al infinito, mientras que su oferta está muy limitada y controlada por el Gobierno, lo que ha provocado amiguismo, corrupción y, sobre todo, una generalizada ineficiencia económica. El tipo de cambio paralelo, el del mercado negro, ronda los 26 bolívares por dólar, más del cuádruple del oficial. El primer desabastecimiento del país, pese a los ingresos del crudo, es el de divisas. Y como con los otros productos, lo inevitable con el dólar será subir el precio. Es decir, devaluar el bolívar. Una vez más.

María Corina: “El Gobierno actúa como el delincuente que se siente descubierto

Alfredo Meza

14 de mayo de 2013

 

Entrevista a María Corina Machado, diputada de la oposición en el Parlamento de Venezuela

 

De María Corina Machado (Caracas, 1967) destacan el coraje para enfrentar al poder bolivariano y una inusual vocación de servidor público. La parlamentaria independiente, divorciada y con tres hijos, ha roto con el destino de dama de sociedad que la vida le tenía reservada para convertirse en una aguerrida dirigente obsesionada con derrotar al chavismo.

 

En esa transformación no pocas veces se ha jugado su integridad física. En 2011, cuando aspiraba a hacerse con la candidatura presidencial de la oposición, fue a recorrer las calles de Turmero, una población del Estado de Aragua, en el centro de Venezuela. Allí la esperaban grupos violentos del chavismo que consideraban una afrenta su presencia. Machado ordenó entonces a su equipo y a su escolta que la dejaran conversar con los jefes de la turba que la hostigaba. Fue la primera vez que estuvo a punto de ser agredida. Cayó al piso en medio del revuelo que se formó. Un escolta recibió el golpe de un casco de motorizado que iba dirigido a ella. En otra ocasión pistoleros a sueldo del Gobierno la expulsaron a tiros del barrio 23 de Enero, un enclave del chavismo radical a menos de dos kilómetros del Palacio de Miraflores.

 

Pero el viernes 30 de abril no tuvo la misma suerte. Una diputada del Partido Socialista Unido de Venezuela, Nancy Ascencio, le partió el rostro durante una tangana entre diputados del Gobierno y de la oposición. El lunes le retiraron el yeso que usó durante dos semanas para corregir una cuádruple fractura de los huesos de la nariz y la desviación del tabique nasal.

 

Desde entonces no se ha vuelto a convocar otra sesión plenaria. El Parlamento venezolano sólo se reúne una vez por semana, los martes, de acuerdo a su reglamento. Tal vez el repudio del país y de la comunidad internacional le ha hecho replantear al chavismo la conveniencia de mostrar tan agresiva cara. Aún persisten las dudas: ¿Qué va a pasar cuando el antichavismo regrese a la escena del crimen? ¿Les permitirán hablar de nuevo? ¿Tendrán los micrófonos instalados en sus escaños? ¿Volverán a presidir las comisiones que encabezaban? “Es muy difícil predecir qué va a pasar”, afirma Machado.

 

Pregunta: ¿Han llegado a algún acuerdo con el oficialismo para normalizar el funcionamiento del Parlamento? ¿Van a recuperar el derecho de palabra que les quitó el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello?

 

Respuesta: No hemos negociado nada. Mis colegas han planteado seis condiciones para que retorne la normalidad: que el derecho de palabra no se condicione, que haya un equilibrio en los temas planteados en el debate y que no sólo se hable de lo que el oficialismo decida, que se garantice nuestra integridad física, que se nos restituya en la presidencia de las comisiones que teníamos, que se permita el ingreso al hemiciclo de los periodistas de todos los medios del país y que se investigue la agresión de la que fuimos objeto y se castigue a los culpables.

 

P. El Parlamento no ha convocado aún a plenaria. ¿Por qué?

 

R. Hay toda clase de interpretaciones acerca de lo que ocurre en el interior del gobierno. Incluso todavía se especula el motivo de la agresión que sufrimos: ¿La ordenaron los cubanos, el verdadero poder en Venezuela? ¿Fue una iniciativa de Cabello? ¿Con qué fin? No se han convocado más sesiones porque saben que la Asamblea Nacional ya no será igual. El mundo estará vigilante porque ya sabe de lo que ellos son capaces de hacer o han confirmado lo que ya sospechaban. Esa desesperación obedece al resultado de las elecciones del 14 de abril. Este régimen, que se ha sostenido sobre la legitimidad de los procesos electorales, de la noche a la mañana se ha encontrado sin esa legitimidad. Neodictaduras como la venezolana necesitan legitimidad de origen para luego cometer abusos en su desempeño no democrático. Esa farsa se desmontó el 14 de abril. El Gobierno hoy actúa como el delincuente que se siente descubierto y busca con su actitud pendenciera aterrorizar a los demás. Lejos de que esa situación nos desmoralice, ha fortalecido nuestro espíritu de lucha. Por eso están persiguiendo a todos los empleados públicos, interviniendo en sus redes sociales o quitándoles sus teléfonos buscando algún indicio que explique el resultado de las elecciones, o de alguna foto de Henrique Capriles.

 

P. ¿Qué Parlamento esperan encontrar?

 

R. Nadie puede garantizar qué va a ocurrir. Por lo pronto, lo ocurrido el pasado 30 de abril es una de las derrotas más costosas que ha tenido el régimen. Como venezolana me siento conmovida por las innumerables manifestaciones de afecto recibidas de todas partes del mundo.

 

P. ¿Qué pasará cuando vuelva a ver las caras de sus agresores?

 

R. Ha sido una experiencia de muchas fases. Poco después de la agresión, cuando ofrecimos la rueda de prensa, yo no sentía ningún dolor. Tal vez era la adrenalina. Cuando pasaron las horas me di cuenta de que era una lesión seria. Me preocupaba llegar a mi casa y verle la cara a mi hija. Ella rompió a llorar al verme. Se abrazaba a si misma porque no podía abrazarme. Viéndola así pensaba cómo harían las personas que nos golpearon para mirar la cara a sus familias. Porque hay que repetir que lo de ese día fue una agresión premeditada, que tenía la intención de destruirnos moralmente. No lo lograron. Yo siento que lo que ocurrió cohesionó a la bancada de la oposición, ha hecho que nos relacionemos de otra forma con los electores. Ni el Parlamento venezolano ni nosotros seremos los mismos después del 30 de abril. Cuando vuelva a ver a quienes nos agredieron el reto será no convertir lo que pasó en algo personal. Yo siento que soy otra persona. Me siento serena y tranquila.

Por una nariz

José Urriola

    

   Yo venía esta semana a escribir sobre Cortázar, de los últimos días de Cortázar en París, de sus amigos, su exesposa Aurora Bernárdez, de las cosas insólitas que nos contaron hace más de una década durante la producción de un documental sobre el París de Julio Cortázar. Pero no puedo, no me sale, siento que sería absolutamente desatinado hacerlo en este preciso instante. La culpa es de la realidad que se empeña en estallarle a uno en la cara todos los días y varias veces al día; digamos que no puedo hablar hoy de Cortázar porque desde hace días tengo una imagen que no se me sale de la mente: la de la nariz de la diputada María Corina Machado.

    

   Pienso en esa imagen de María Corina Machado después de la salvaje golpiza de la que fue víctima por parte de otros diputados de la bancada oficialista de la Asamblea Nacional y la palabra indignación se me queda corta. Demasiado corta. Sus ojos llorosos, el rostro amoreteado e hinchado, el tabique nasal fracturado en varias partes. Es una imagen profundamente dolorosa, de una violencia espeluznante, estremecedora en la más infeliz acepción del término.

    

   No sólo me gana la náusea y me debato en un sentimiento a medio camino entre la rabia, la impotencia y el asco cuando recuerdo esa foto, sino que el sentimiento se me potencia cuando me entero de las declaraciones deplorables de personeros del régimen como Pedro Carreño, Mario Silva y Diosdado Cabello. Cosas como “se lo merecía”, “esa nariz de burguesa no aguanta coñazo”, “las quejas de María Corina Machado son una vaina loca”. Cómo se puede ser tan asquerosamente bajo. Qué hombre puede decir semejante mamarrachada sin siquiera pensar en que esa cara de mujer transfigurada por el dolor y la violencia podría ser la de su propia madre, su mujer, su hermana, su amiga. Honestamente no encuentro adjetivos para calificar tal inmundicia, se me han agotado los sinónimos del asco y la indignación.

    

   Me pregunto especialmente qué Dios habrá sido ése que dio a Diosdado. Diosdado Cabello (el odio personificado e inflado en varios metros cúbicos), el mismo que con sonrisa sarcástica miraba la escena desde su silla de Presidente de la Asamblea Nacional y no hacía el menor intento por detenerla; muy al contrario, hacía gala de una pasividad y un beneplácito que espueleaban la barbarie. Se me ocurre que ese Dios tiene necesariamente que ser Moloch, “el dios abominable de los fenicios y los cartagineses”, al que había que ofrecerle en sacrificio preferiblemente a niños, mujeres y a los más indefensos.

    

   Estoy seguro que si la mujer agredida hubiera sido Cilia Flores, Blanca Eekhout o Iris Varela (entre otras señoras adeptas al régimen), las voces recriminatorias se hubieran levantado de lado y lado, independientemente de las ideologías y las bancadas políticas, hubiese sido un acto igualmente asqueroso, digno de todo nuestro repudio. Muchas pueden ser las diferencias y los malestares acumulados durante estas últimas tres décadas de odio manirroto; pero nada, absolutamente nada, hubiera justificado semejante barbarie. A una mujer no se le golpea y punto. El que necesite desarrollo o argumentación para esa frase no tiene derecho a considerarse humano y mucho menos a participar de discusión alguna. Y agregaría: aquel que presencia ese acto de violencia contra una mujer y no hace nada por detenerlo se convierte en cómplice, es también culpable, se ha puesto de lado del agresor y su cobardía merece ser igualmente señalada y castigada.

    

   Hoy día, a dos meses de la “defunción oficial” de Chávez, son varios los que esgrimen argumentos como: “el Presidente Chávez no lo hubiera permitido”, “Chávez resultó ser el psiquiatra del manicomio”, “Estas son las cosas que no pasaban cuando Chávez los tenía bajo control”. Qué va, me disculpan pero tales comentarios no son sino puros malos chistes y estupideces, no podemos olvidar que Chávez fue el primer responsable en sembrar la asquerosidad que hoy todos recogemos en nefasta cosecha. Fue él el encargado de inocular reiteradamente su “rodilla en tierra”, su “vamos a defender la revolución por todos los medios posibles”, “no se equivoquen… ni olviden que la revolución está armada”, “vamos a aniquilar a la oposición”, “los que no están con el proceso son apátridas, oligarcas, burgueses, majunches, escuálidos, enemigos del pueblo”. Pues estas son las consecuencias, este es el grandísimo legado del “Gigante”, el “Cristo de los pobres de Latinoamérica” nos dejó una cruzada de odio donde no sólo está bien visto que se golpee a una diputada (la que mayor cantidad de votos ha recibido para ocupar ese cargo en la historia de Venezuela), sino que las burlas, las sonrisitas de “bien hecho, toma lo tuyo”, la complacencia porque “esa nariz no aguanta coñazo” son recibidas con insólita aprobación.

    

   Es falso que todo muerto sea bueno, estamos ante la clara evidencia de que “muerto el perro lo único que dejó fue la rabia”. Y el fantasma de Chávez está detrás de toda esta inmundicia, no lo podemos olvidar, es su espíritu el que los tiene malamente poseídos.

    

   Habrá gente que prefiera lidiar con esta situación hablando de otros temas, otros que opten por pasar estos acontecimientos por el filtro de la ficción para poderlos contar más adelante, y habrá gente –me incluyo, ya me gustaría escribir y hablar sobre otras cosas- que decida salirse de su zona de confort y aprovechar sus pocos espacios disponibles para intentar decir algo al respecto. A veces, me temo, no tenemos otra opción, la nariz de María Corina está allí reclamándonoslo.

    

   Así que Don Julio Cortázar puede esperar. Tiene que esperar. Ya habrá otro momento más feliz para intentar echarles ese cuento.

Vicepresidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores del Perú llama “orangután” a Maduro

The Economist

Tras las elecciones de Venezuela, suenan las alarmas

Cry havoc

May 11th 2013

 

As political and economic crises deepen, the army waits in the wings

 

WITH a narrow and disputed election victory last month and an accelerating economic crisis, the man who succeeded Hugo Chávez as Venezuela’s president got off to an inauspicious start. Now Nicolás Maduro’s efforts to establish authority are making matters worse at home, and setting alarm bells ringing abroad.

 

After appearing to promise a full audit of the election results, as demanded by Henrique Capriles, the candidate of the Democratic Unity (MUD) coalition, the government backtracked. Human-rights groups say that more than 200 protesters, including teenagers, were detained by the military and many beaten up. Antonio Rivero, a retired general and leading opposition member, was arrested. He is on hunger strike, charged with “inciting hatred” and “criminal association”. Mr Capriles, who has asked the supreme court to annul the election, is threatened with jail.

 

There was violence even in the National Assembly. The MUD’s 67 legislators were barred from speaking and had their salaries blocked for refusing to acknowledge Mr Maduro as president. When they unfurled a banner decrying the “legislative coup” and blew whistles and vuvuzelas, the government’s congressmen attacked. María Corina Machado, an independent, needed a three-hour operation for facial injuries. The government blamed opposition “provocation” and claimed that one congressman’s bloodied face was the result of make-up. Members’ mobile-phone videos showed otherwise. (Government TV cameras pointed at the ceiling during the fracas.)

 

The neighbours are worried. Some members of Unasur, a South American political block, are smarting over the government’s U-turn on the election audit, which it seems was promised in return for their attendance at Mr Maduro’s inauguration. Since then Mr Maduro has accused Álvaro Uribe, a former Colombian president, of plotting to assassinate him (Mr Uribe has threatened to sue), and lashed out at Peru’s foreign minister, who had called for “tolerance and dialogue”. He made his foreign-policy priorities clear by seating Raúl Castro, Cuba’s president, in a prominent position at his swearing-in, and making Havana his first foreign trip.

 

Food shortages are worsening and inflation is nearing 30%. Falling oil prices have eroded foreign reserves, roughly 70% of which consist of gold, another tumbling commodity. The government has acknowledged the crisis by replacing Jorge Giordani, the hard-line finance minister, with Nelson Merentes, a moderate. But without a change of course, Venezuela is heading for social unrest.

 

Diosdado Cabello, the speaker of the Assembly and a former army lieutenant, is seen as Mr Maduro’s main rival within the chavista movement. Many on the radical, civilian left view him as a dictator-in-waiting. His contemporaries in the army are now generals. Some fear that Mr Cabello is trying to engineer violence that would leave him holding the whip hand. Mr Maduro appears to have little room for manoeuvre. In contrast to Mr Chávez’s one-man show, government decisions are taken by a shadowy junta known as the “political-military command”.

 

For the first time, analysts are speaking of a split in the armed forces. Rocío San Miguel of Citizens’ Control, a think-tank, says street violence requiring army intervention “could oblige the armed forces to take a [political] position”. The government says this is alarmist talk put about by the opposition and Venezuela’s foreign enemies. But the crisis seems ever more real.

Maduro pide con urgencia alimentos y energía

a Argentina, Uruguay y Brasil

Alejandro Rebossio / Juan Arias

10 de mayo de 2013

 

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, lo había dejado bien claro antes de comenzar el pasado martes su gira de tres días por Uruguay, Argentina y Brasil. Uno de sus principales objetivos del viaje por sus socios de Mercosur era asegurarse reservas de alimentos para enfrentar la escasez que sufre su país. Después de verse con sus pares, el uruguayo José Mujica, la argentina Cristina Fernández de Kirchner y la brasileña Dilma Rousseff, Maduro se ha llevado la promesa de más abastecimiento de comida y de cooperación técnica para mejorar la alicaída producción venezolana.

 

El indicador de escasez que elabora el Banco Central venezolano a partir de la ausencia de bienes en los comercios subió el mes pasado al 21,3%, un nivel cuatro veces superior al normal en ese país y similar al que había en 2007, cuando el entonces presidente, Hugo Chávez, sufrió su única derrota electoral, en un referendo para reformar la Constitución. Se registra un alto desabastecimiento en alimentos típicos de la dieta venezolana y cuyos precios se encuentran regulados por el Estado, como las harinas de trigo y maíz, aceites, azúcar y leche en polvo. En los comercios, donde a veces se acumulan largas colas de clientes en busca de abastecerse, también pueden faltar pollo, servilletas o papel higiénico.

 

Maduro reconoce la escasez y le encuentra varias explicaciones: “Hemos tenido problemas de abastecimiento severos. Hay problemas de abastecimiento producto de varios factores. Uno de ellos, sabotaje económico”. Venezuela lleva una década controlando precios, costes de las empresas y compras de divisas para importaciones. El legislador opositor Leopoldo López, que también viajó a Uruguay y Argentina en paralelo a Maduro para denunciar el supuesto fraude de las elecciones presidenciales de su país el pasado 14 de abril, declaró a la agencia Reuters en Buenos Aires que otras razones han provocado el desabastecimiento: "El Gobierno ha causado una destrucción de la producción nacional. Por eso hay escasez. Pero para ellos siempre hay un culpable de sabotaje: la CIA, invasores, el imperialismo".

 

En Brasilia, Maduro pidió también apoyo para emprender una revolución “agroalimentaria y anunció que su país iba a ensayar “nuevos modelos, fórmulas y métodos productivos con la ayuda de Brasil, para aprender de sus técnicas de siembra, de seguimiento, gestión y riego”. En 2007, Chávez había intentado algo similar con el llamado rey de la soja de Argentina, el empresario Gustavo Grobocopatel, pero a los dos años terminó retirándose de Venezuela por presuntas trabas burocráticas. Chávez inició en su momento una reforma agraria y en la actualidad Venezuela es uno de los pocos países latinoamericanos donde los pequeños campesinos apoyan al gobierno de turno.

 

El presidente de Venezuela dijo que su país sufrió una “amputación de su cultura productiva en el campo” cuando hace un siglo descubrió el petróleo y prometió que su gobierno la recuperará. Pero en el corto plazo el país caribeño buscará en Brasil una fuente de mayores importaciones de azúcar y carnes vacuna y aviar. A cambio, el gigante sudamericano prevé elevar sus compras de urea, usada como fertilizante, y coque, utilizado por la industria del cemento y la cerámica. Ambos productos serán elaborados en Venezuela por empresas brasileñas. Los gobiernos chavistas siempre han buscado acuerdos que equilibren los intercambios comerciales.

 

En su declaración tras reunirse con Maduro, la presidenta brasileña centró sus palabras en la importancia de Brasil y Venezuela en el “crecimiento económico de la región, la inclusión social y, sobretodo, en el fortalecimiento de la democracia”. El presidente venezolano, por su parte, hizo un elogio sin matices de su Gobierno, que contrastaba con las peticiones de ayuda para resolver los graves problemas que lo afectan. “Hemos construido un sistema electoral casi perfecto. Nuestro país es un país profundamente democrático, con un sistema moderno, avanzado y confiable”, dijo, mientras fuera del Palacio del Planalto, grupos de manifestantes demostraban su disgusto por el encuentro.

 

Maduro se deshizo en elogios también hacia el expresidente Lula da Silva, con quien se reunió antes de encontrarse con Rousseff. El presidente venezolano lo llamó “padre”, mientras este lo calificaba de “hijo de Chávez”. “Hoy hemos encontrado al compañero Lula que nos ha dado un baño de sabiduría. Pasó una hora dándonos consejos sacados de su experiencia”, dijo Maduro, aunque no relevó que recomendaciones fueron esas. El encuentro de ambos en la embajada de Venezuela en Brasilia se extendió por casi dos horas, las que Dilma estuvo esperando para la ceremonia oficial lo que hizo ironizar al diario Folha de São Paulo sobre el supuesto secuestro de Lula.

 

El presidente de Venezuela también lanzó un S.O.S. para que su país pueda afrontar la crisis energética que provoca cortes del suministro eléctrico en el país. Sin embargo, el asesor de la Presidencia de la República de Brasil para Asuntos Internacionales, Aurélio García quiso puntualizar: “Venezuela tiene gas, tiene petróleo, no debería sufrir falta de abastecimiento de energía”. Y añadió: “Los problemas que están ocurriendo en aquel país debe ser más bien debidos a la distribución y a la manutención de equipamientos”. El Gobierno de Rousseff enviará técnicos para colaborar con el de Maduro ante los apagones, un problema que Brasil sufrió en la década pasada.

 

Con Argentina y Uruguay, anteriores etapas del viaje de Maduro, funciona ya el esquema de petróleo por alimentos, que se profundizará. También se firmaron diversos acuerdos de cooperación industrial y tecnológica. Los Gobierno de Maduro y de Cristina Fernández de Kirchner firmaron el miércoles en Buenos Aires un memorando para habilitar a industrias cárnicas argentinas en la exportación al país caribeño. "Hemos hecho un conjunto de convenios para garantizar, fortalecer y retomar otra vez las reservas alimentarias. Nos hemos planteado la meta de una reserva alimentaria de productos fundamentales para tres meses", expuso Maduro en un discurso en la Casa Rosada (sede del Gobierno argentino).

 

El martes, en Montevideo, la empresa uruguaya Aire Fresco acordó con el Ministerio para la Alimentación venezolano que estudiará la factibilidad de venderle carnes vacuna y aviar, cereales y lácteos. Maduro calificó la leche uruguaya como una de las mejores del mundo.

Los hermanos Castro envían a Venezuela

324 toneladas de medicamentos sin registro sanitario

10 de mayo de 2013

 

La Federación Farmacéutica de Venezuela ha denunciado la irregularidad

 

Cuba envió 324 toneladas de medicamentos sin registro sanitario, denunció la Federación Farmacéutica de Venezuela (Fefarven).

 

No puede ser comercializado en el país ningún medicamento que no tenga el reconocimiento del Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel y el permiso sanitario del Ministerio de Salud”, aseguró el presidente de Fefarven, Freddy Ceballos.

 

La Federación Farmacéutica desplegará una campaña para explicar a los venezolanos la importancia del registro sanitario, informó el diario El Impulso.

 

Ceballos admitió problemas con la distribución de algunos productos sin registro y dijo que el Estado es el primero que debe cumplir con el requisito.

 

Si se consigue en alguna farmacia un producto sin registro, inmediatamente se procede al cierre, esa es la realidad del mercado venezolano. La garantía que da el Instituto Nacional de Higiene no puede ser sobrepasada por el Estado venezolano”, afirmó.

Venezuela en la deriva autoritaria

Gustavo Palomares Lerma

9 de mayo de 2013

 

Los sectores políticos y militares más duros y sectarios marcan el paso al nuevo y discutido presidente

 

Palabras sabias señalan que en los últimos tiempos hemos bajado mucho el precio para los gobiernos y sistemas que limitan la libertad fingiendo una aparente práctica democrática. Y la verdad es que después de haber pasado algunos años -demasiados-, exigiendo democracia y libertad; ahora, ante estas situaciones de “maquillaje” político, toca defenderlas sin excusas y desde una corresponsabilidad ética continental y mundial. También en aquellos casos que hacen de la democracia formal una máscara para dictaduras encubiertas; esas “dictaduras plenamente democráticas” [sic], incluso con voto automático.

 

La suspensión del Estado de Derecho en Venezuela y las prácticas camorristas contra los diputados y portavoces de la oposición, no solo son fruto de la deriva autoritaria del presidente Maduro y del PSUV, sino que principalmente son consecuencia del terror a la pérdida del poder y de los distintos métodos para mantenerlo: antes, con la utilización de todos los medios para ganar las elecciones por cualquier vía; después, eliminando la voz y la palabra de todos aquellos que reclaman limpieza en el juego político.

 

La gestión de Maduro antes y después de las elecciones, dilapida la herencia de Chaves y provoca la pérdida del apoyo de amplios sectores que siguieron de forma incondicional al “líder eterno”; el único capaz de poner orden entre huestes tan diversas. Una parte significativa de éstos, consideran que su desaparición ha sumido al país en la anarquía y ha propiciado el “vale todo” en la lucha de las distintas “familias de intereses” chavistas para mantener las prebendas conseguidas. Muchos, ya no dieron su voto a Maduro previendo lo que se venía encima, y son una porción significativa de esos 800.000 votos perdidos por el movimiento en seis meses.

 

Ha sido poco inteligente participar en esta carrera hacia la radicalización, especialmente por parte del “núcleo duro” más combativo en gobierno y partido, despreciando la posibilidad de mínimos “puentes” en el diálogo poselectoral que evitara el enfrentamiento social, las muertes en la calle y esta grave crisis política y de legitimidad. Sin voluntad para negociar cualquier concesión que pudiera poner en peligro –aun siendo mínimo- una discutida victoria pero, siguiendo ese orden del discurso, victoria a fin de cuentas. Como mucho, después de una ardua división interna, decir primero que sí, luego que no y por último un sí pero no, a una auditoria limitada que así planteada, sirve más bien de poco. Ni tan siquiera para disimular el claro partidismo de los 4 Rectores de los 5 del CNE que, para que no haya lugar a dudas, se autodenomina poder electoral. Y verdaderamente lo es, al ocupar un espacio central decisorio y un exagerado protagonismo, sin parangón en ningún sistema electoral conocido.

 

Resultaría sugestivo para la Ciencia Política, si no fuera cruel y exagerado, reescribir el clásico de Curzio Malaparte, Técnicas del golpe de Estado, para incluir la solicitud de un “nuevo recuento electoral” en la tipología de métodos para violentar la legalidad constitucional, tal y como han denunciado algunos de los líderes oficialistas -entre ellos, el propio Presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello- entre vítores también de algunos académicos con intención declarada y forzados argumentos.

 

Parece claro que los sectores políticos y militares más duros y sectarios marcan el paso al nuevo y discutido presidente. Llegar a negar la palabra y agredir a los diputados de la oposición, la elaboración de más “listas negras” que amplían las anteriores existentes con “traidores” y “desafectos” del régimen, han sido pasos decisivos en la criminalización de la política y una prueba del desprecio absoluto por el entendimiento con los ajenos. Pero, a la vez, una muestra de autoridad para los propios ante las tentaciones de “mover ficha” como consecuencia del más que evidente fracaso electoral y de las críticas duras realizadas por algunas organizaciones dentro de la coalición de gobierno al grito de: “Algo habremos hecho mal”. Ante el peligro de que se extienda esta crisis, la respuesta interna es clara: el “heredero proclamado” quiere afirmarse ahora como titular indiscutible e indiscutido del poder, aunque sea a sangre y fuego.

 

Gustavo Palomares es catedrático europeo en la UNED y presidente del Instituto de Altos Estudios Europeos. Ha sido miembro de la Misión Electoral Internacional en Venezuela.

Nicolás Maduro, «patán»

Félix Luis Viera

9 de mayo de 2013

 

Las pasiones personales entre hombres con poder político suelen ser extremadamente peligrosas

 

Entre otros apelativos, con este calificó en días pasados la congresista peruana Lourdes Alcorta al presidente venezolano en funciones Nicolás Maduro. Esto a raíz de que Maduro llamara a consulta al embajador venezolano en Lima, por la convocatoria que antes diera a conocer el canciller de Perú, Rafael Roncagliolo, para alcanzar “tolerancia y diálogo” en la convulsa Venezuela. Posteriormente, el diferendo quedó rebasado por iniciativa del propio Maduro, quien decidió “dar vuelta a la página” luego de que su embajador en Lima se entrevistara con el presidente peruano Ollanta Humala.

 

En días pasados, Nicolás Maduro arremetió contra el canciller español, José Manuel García Margallo: “Canciller español, saque sus narices de Venezuela; canciller español, fuera de aquí; canciller español, impertinente”, luego de que aquel se brindara para cooperar de alguna manera, si fuese necesario y si el gobierno venezolano se lo solicitaba, con el fin de contener la disputa postelectoral en Venezuela. De paso, Nicolás Maduro exhortó a “la clase obrera” de España a “salir a la calle a luchar por lo que la derecha fascistoide les está quitando”.

 

Asimismo, el presidente en funciones de Venezuela ha acusado recientemente al expresidente colombiano, Álvaro Uribe, de fraguar un asesinato en su contra “con el apoyo de sectores radicales de la oposición venezolana”, calificando a Uribe de “asesino”. El actual presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ha declarado que defenderá la “dignidad” de Álvaro Uribe por las vías diplomáticas.

 

Todos estos excesos y “verdades” incomprobables, propios de los gobiernos absolutistas de izquierda, los hubiera llevado a cabo Hugo Chávez en caso de que estuviese en el poder, y le habrían funcionado. Pero a Maduro no le funcionan: se encuentra totalmente a la defensiva.

 

No le funcionan, entre otras razones, porque minuto a minuto va creciendo la duda en cuanto a la legitimidad de las elecciones presidenciales pasadas, algo que se ha encargado la oposición de poner en evidencia, y también el propio Maduro con la cavernaria represión verbal y física que viene instaurando al respecto; porque la crisis material y moral que heredó de Chávez es prácticamente insalvable; y porque Maduro es un ser, como hemos dicho en otra oportunidad, sanguíneo y primitivamente sentimental y por lo tanto incapacitado para llevar las riendas de cualquier país durante un tramo considerable.

 

Sentimental. Unido a su “padre”, Hugo Chávez, por razones de prosternación, idolatría, no por medio de la sustancia gris. Cuando Nicolás Maduro se refiere a Hugo Chávez se le advierte un delirio semejante, por ejemplo, al que expresa la presidenta argentina Cristina Fernández al evocar al fallecido expresidente de aquel país Néstor Kirchner, el mismo delirio que expresaba el desaparecido Hugo Chávez por Fidel Castro. Las pasiones personales entre hombres con poder político suelen ser extremadamente peligrosas. Ni hay que decir por qué.

 

En el caso de Nicolás Maduro, no creo que erraríamos al afirmar que él está rindiendo culto amoroso a Hugo Chávez, lo cual haría de cualquier manera aun si este hubiese sido de derecha extrema; igual lo hubiera convencido el fallecido presidente de que la derecha extrema es lo justo. El mal de la idolatría, que suele no dejar espacio para el raciocinio. Les dejo a los psicólogos y sociólogos determinar si la raíz de la idolatría puede o pudo hallarse, en principio, en una identidad de idearios para luego, fascinación mediante, obnubilar al idólatra en cuanto al idolatrado.

 

Falto de los ingredientes personales de Hugo Chávez, agobiado por la crisis que vive el país y el bien que le están haciendo a la oposición los bárbaros bajo su mando, como Diosdado Cabello, el ya debilitado poderío de Nicolás Maduro se resquebraja a cada minuto debido a las críticas que surgen sobre su conducta, en el plano nacional e internacional. Así, ahora tenemos que según el diario brasileño Folha de Sao Paulo, el popular cantante Roberto Carlos lo demanda por utilizar sin su consentimiento unos versos, y las consiguientes notas, de su autoría, durante una visita que hiciera Maduro al estado de Amazonas en el mes de abril, para hacer pública la vida del nuevo presidente. La canción se titula Detalles, con dos versos que dicen: “Detalles tan pequeños de los dos/son cosas muy grandes para olvidar”.

 

Así las cosas, la situación en Venezuela se acerca cada vez más a un estallido. Para evitarlo, creo que es necesaria la misma contención que hasta ahora ha mostrado la oposición y el efectivo trámite diplomático de los organismos internacionales. Tomando en cuenta que el apasionado no estará dispuesto a ceder, a la vez que evitará que cedan sus súbditos.

En Venezuela está naciendo

una rebelión democrática

Fernando Mires

9 de mayo de 2013

 

Con la sensibilidad que tienen los grandes escritores, algunas veces los analistas, y casi nunca los políticos, al escribir un artículo bajo el título “La larga muerte del chavismo”, detectó Mario Vargas Llosa el momento por el cual atraviesa Venezuela. Como sucede con las bestias, aduce Vargas Llosa, la agonía de un régimen se caracteriza por agresiones furiosas. Son las que precisamente ha venido mostrando Nicolás Maduro desde que asumió su impugnada presidencia.

 

En cualquier país cuando un gobierno es elegido con magra mayoría, éste busca asegurar su estabilidad abriéndose al diálogo. Pero el gobierno de Maduro no es normal. La propia autodefinición del régimen como revolucionario lleva al presidente ungido a concebir la política como una suerte de “estado de excepción en permanencia”. Gobernar, en ese marco, es secundario: lo principal es la conquista o por lo menos, la conservación del poder. Pero aún así. Si como demócrata Maduro ha mostrado deficiencias, como revolucionario es simplemente una catástrofe.

 

Todos los grandes revolucionarios antes de lanzar una ofensiva, acumulan fuerzas, conquistan a la mayoría, aseguran su legitimidad, y solo después, asaltan el poder. Así ocurrió con Lenin (“un paso atrás dos pasos adelante”) Mao y el mismo Castro.

 

Maduro en cambio, con destacamentos políticos diezmados, sin legitimación y sobre todo, sin ideas, ha lanzado una ofensiva final intentando realizar con la fuerza lo que no pudo alcanzar con votos. Razón de más para pensar que lo que está buscando no es una revolución sino algo distinto. Digámoslo abiertamente: todo parece indicar que Maduro se encamina a crear condiciones para un lento golpe de Estado cuyo objetivo es asegurar su permanencia y la de su grupo en el poder. Esa es la razón por la cual el gobierno de Maduro da muestras de prematura descomposición. Nació descompuesto y por lo mismo utiliza un lenguaje descompuesto.

 

No me refiero a la incongruencia sintáxica, ni a la mitomanía necrológica, ni siquiera a la indecencia verbal heredada del presidente que murió. Es que el hombre no habla, simplemente vocifera. Y por si fuera poco, mintiendo y mintiendo da muestras de incontenible pánico. Todos los días alguien lo quiere asesinar, ve complots hasta debajo de su cama y por supuesto, nunca entrega prueba de nada. ¿Paranoia? ¿O hay detrás un cálculo orientado a destruir la vida política y reemplazarla por una sociedad en estado de sitio? Hay indicios.

 

Diosdado, “hermano menor” de Maduro, ya intentó al menos destruir a la Asamblea Nacional, es decir, dar un golpe de Estado dentro del Estado.

 

Muy cuartelero será Cabello, pero seguramente sabe que impedir hablar a la oposición en un parlamento es lo mismo que impedir a los fieles rezar en una iglesia. Y pese a ser un dechado de la antipolítica, Cabello también debe saber que el parlamento no es el lugar para que los salvajes den curso libre a sus instintos.

 

Del mismo modo, muy demagogo será Maduro, pero cuando llama al “parlamento de calle” debe saber que desde los romanos, en toda nación civilizada la calle ha sido el lugar del tránsito, del mercado, de las demostraciones y del paseo, pero no del parlamento que es el lugar donde nacen las leyes. También debe saber, al arrastrar a los militares a las calles bajo pretexto de combatir la delincuencia, que sólo en los países que han sufrido golpes de Estado las calles se llenan de militares asumiendo tareas que deben ser asignadas a la policía.

 

La verdad, si uno analiza lo que sucede en la Venezuela de Maduro, lo ocurrido en la Honduras de Zelaya y en el Paraguay de Lugo, fueron tímidos “golpecitos”. La gran diferencia es que mientras en estos dos últimos casos el parlamento terminó “golpeando” al gobierno, en el caso Maduro, el gobierno comenzó “golpeando” al parlamento.

 

En el contexto mencionado Vargas Llosa piensa que el chavismo ha llegado a su momento terminal. Cierto o no, hay que coincidir en que el chavismo, como toda unidad orgánica, está sujeto a un proceso de desarrollo que avanza desde su nacimiento a su fin. Ahora, en el curso de ese proceso, el chavismo ha recorrido ya por lo menos tres fases. Así, podemos hablar del chavismo como movimiento social, del chavismo como ejercicio autocrático de gobierno y del chavismo como Estado.

 

De acuerdo a la primera fase, Chávez llegó al gobierno como líder de un enorme movimiento social con fuerte presencia de sectores subalternos no representados simbólicamente es las esferas del poder.

 

En su segunda fase, convertido el chavismo en gobierno, tuvo lugar vía misiones y concejos comunales una estatización paulatina del movimiento social originario. Preocupación central de Chávez fue mantener vivo el vínculo entre la instancia movimientista con la estatal. El mismo Chávez actuaba como líder social y como representación del Estado al mismo tiempo. Bajo esas condiciones su figura adquirió una autonomía casi absoluta.

 

Más todavía. Si Chávez frente a la nación actuaba como autócrata, al interior del chavismo fue un dictador. La palabra de Chávez, por más disparatada que hubiera sido era, quizás todavía es, para el PSUV, la ley. Chávez estaba según sus seguidores no en contra sino por sobre la ley.


En una tercera fase, y en el marco determinado por la anomalía política descrita, los seguidores inmediatos del líder lograron constituir una cúpula desde la cual tejieron una larga relación de poderes verticalizados, todos convergentes con la cima estatal donde actuaba el caudillo. Nació así una suerte de “nomenklatura” a la venezolana, oligarquía estatal que se prolongó hasta en los rincones más lejanos del territorio.

 

El poder del chavismo llegó así a ser social, económico, político y militar. Social, porque mantenía atadas al Estado las organizaciones sociales creadas por el propio régimen. Económico, porque mediante el control de la renta petrolera el gobierno se convirtió en el capitalista más poderoso de la nación. Política, porque en su forma de Estado, el chavismo secuestró a todos los poderes públicos. Y militar, porque Chávez mediante prebendas y presiones, logró convertir a las fuerzas armadas en una instancia pretoriana ligada a su persona y no a la Constitución. Y bien, todo ese orden, como si fuera un sistema solar, giraba en torno a un sol. El sol era Chávez.

 

Después de la muerte de Chávez, para proseguir con el símil, los diversos planetas continuaron existiendo, pero sin eje de rotación.

 

Esa es la razón por la cual Maduro al no ser un líder social tiene serios problemas para ejercer como autócrata político, o si se quiere, es un autócrata sin fuerza social. De ahí su descontrol, su desesperación, su aparente locura.

 

Ya en las elecciones del 14.04 quedó demostrado que el capital político acumulado por Chávez al ser monopólico no era traspasable.

 

Después de pocos días de gobierno, Maduro no se encuentra ni se encontrará en condiciones de recuperar el poder social perdido. Como autócrata nunca será un mediador entre movimiento social y Estado como fue Chávez. Por consiguiente, no es errado suponer que el carácter represivo del chavismo crecerá en la misma proporción en que decrece su carácter movimientista. De este modo -es lo que captó la fina intuición de Vargas Llosa- el destino de Maduro está sellado. No pasará a la historia ni como revolucionario ni como líder. Todo lo contrario, a Maduro le está reservado el rol de sepulturero del chavismo. Si será, además, el primer dictador post-chavista, nadie lo puede saber, ni siquiera el mismo.

 

No obstante, y a pesar de todo, una buena noticia ha llegado a Venezuela. La muerte del chavismo no arrastrará consigo a la nación, ni tampoco surgirá un estado de descomposición social y política (lo que los expertos llaman “anomia”) Pues, paralelamente al descenso del chavismo, asciende en Venezuela una alternativa que trasciende a la oposición y a su propio líder, Capriles. Me refiero a la emergencia de una rebelión política, constitucionalista, pacífica, social y nacional a la vez.

 

La rebelión democrática de Venezuela comenzó a tomar forma durante el proceso electoral que culminó con la precaria y dudosa victoria de Maduro. Porque justo en los momentos que siguieron a los masivos funerales, cuando nadie daba un centavo por la oposición, cuando todas las encuestas daban por ganador absoluto al “hijo de su padre”, Capriles, en uno de esos momentos épicos de sintonía y conexión que milagrean a través de la historia, se convirtió no sólo en candidato sino en impulsor de un tsunami democrático y popular.

 

Junto con el muy cuestionado triunfo del candidato chavista, ha nacido un movimiento social en su magnitud muy similar al que llevó a Chávez al poder. Ese movimiento, electoral en sus orígenes, ha pasado a transformarse después de la negativa del CNE a destapar el fraude y de las agresiones cometidas por el gobierno en contra de opositores, en una ola de indignación que recorre a la nación entera. Todos los signos lo indican: ha nacido en Venezuela una rebelión democrática.

 

Sin embargo, a diferencia de las grandes rebeliones históricas que ponen en juego el orden institucional de una nación, la que ha nacido en Venezuela plantea la defensa de las instituciones públicas avasalladas desde el Estado. Es por eso que el que dirige Capriles es un movimiento, antes que nada, constitucionalista.

 

La disidencia y la oposición venezolana no exige, como el chavismo, un nuevo orden mundial. Exige sí que se respete el orden político nacional. Ese es el motivo por el cual la MUD y Capriles, a despecho de unos pocos exaltados, han exigido a los suyos el más irrestricto respeto a las vías constitucionales y legales.

 

¿Cuál es el sentido de que Capriles recurra al CNE y después al Tribunal Superior de Justicia si todo el mundo sabe que ambas son instituciones controladas por el chavismo? Esa, esa es precisamente la razón. Al exigir Capriles al CNE que realice auditorías correctas, la oposición no desconoce, por el contrario, reconoce a la institución. El CNE en cambio, al seguir orden de gobierno y negar las auditorías, se desconoce a sí mismo como instancia constitucional. Lo mismo puede ocurrir al TSJ a cuyos magistrados Capriles les tiende la mano, brindándoles incluso la oportunidad para que de una vez por todas se reivindiquen frente a la nación. Los jueces podrán aceptar esa mano o no. Pero si no lo hacen, Capriles tendrá a su lado no sólo la legitimidad, sino, además, la legalidad. Y a una rebelión mayoritaria, legítima y legal a la vez, nunca la ha parado nadie.

 

Precisamente el carácter constitucionalista de la rebelión democrática indica por qué Capriles y la MUD han renunciado enfáticamente al ejercicio de la violencia.

 

Ellos saben que en un clima de violencia, un gobierno como el de Maduro, apoyado en la legitimidad de las armas pero no en las armas de la legitimidad, sólo puede obtener ventajas. Quizás eso explica la incontenible violencia verbal y fáctica que caracteriza a Maduro y a Cabello. Por lo demás, todo el país lo sabe: no es la oposición la que anda golpeando en las puertas de los cuarteles, sino el mismo gobierno.

 

La rebelión democrática venezolana, al haber elegido la vía de la no violencia, no es un caso aislado. Por el contrario, se inscribe en una tradición de rebeliones triunfantes realizadas por medios pacíficos desde fines del siglo XX hasta nuestros días.

 

Las rebeliones que pusieron fin al comunismo soviético en la URSS y Europa del Este, con la excepción de Rumania, tuvieron todas un carácter pacífico. Las rebeliones antidictatoriales que tuvieron lugar en Argentina, en Chile y en el Uruguay, fueron, como hoy ocurre con la venezolana, pacíficas y constitucionalistas. Incluso las dos rebeliones más exitosas de la “primavera árabe”, la tunecina y la egipcia, fueron gestadas en el marco de una oposición predominantemente pacífica. Gadafi en Libia convirtió, en cambio, la rebelión pacífica en guerra civil; y la perdió. Assad hizo lo mismo en Siria y también, tarde o temprano, la perderá.

 

La violencia es el recurso de los que no tienen o han perdido el poder político. Quien tiene el poder escribió Hannah Arendt, no precisa de la violencia. El poder político a la vez, contiene otros tres poderes. El de la mayoría, el de la legitimidad y el de la legalidad. Esos tres poderes ya se encuentran en las manos de la oposición venezolana. Chávez, preciso es decirlo, no dejó ningún testamento.

 

Adelaida, la hija del Che, no sé si tiene otro mérito, declaró que el venezolano es un pueblo ignorante, aún no preparado cultural y políticamente para asumir el inmenso legado de Chávez. Al leer tamaño disparate no pude sino recordar al gran Bertold Brecht.

 

Cuando la dictadura comunista de la RDA, después de los luctuosos sucesos que dejó detrás de sí la rebelión popular del 17 de junio de 1953, distribuyó volantes en los que se decía que el gobierno había perdido la confianza en el pueblo, Brecht entonces escribió “¿no sería en ese caso más conveniente que el gobierno disolviera al pueblo y eligiera a otro?”

 

Raúl, Nicolás y Diosdado van a tener también que buscarse otro pueblo. El venezolano les salió muy bravo, demasiado arrecho.

Maduro se declaró chavista, peronista y kirchnerista

 

Fernández brinda a Maduro un baño de masas

organizado por peronistas

Francisco Peregil

8 de mayo de 2013

 

Una organización peronista organiza un acto masivo en un estadio de fútbol como agasajo al presidente venezolano

 

Nicolás Maduro sabe que nunca alcanzará el carisma que tenía su antecesor, el presidente venezolano Hugo Chávez. Pero intenta seguir sus huellas para preservar los mismos aliados internacionales que apoyaron a Chávez durante 14 años. ¿Hay que afianzar, antes que nada, la “alianza estratégica con Cuba? Pues Cuba iba a ser el primer país al que viajase solo siete días después de jurar la presidencia. ¿Es preciso ahora potenciar la “petrodiplomacia“ con Uruguay, Argentina y Brasil, los tres socios de Mercosur salvando la excepción del suspendido Paraguay? O sea: ¿Hay que venderles el petróleo a bajo costo para llenar de productos básicos los supermercados venezolanos? Pues se firman acuerdos, como los que se firmaron este martes en Montevideo. ¿Hay que explotar su pasado como conductor de autobuses? Pues se conduce un auto por la capital de Uruguay acompañado del presidente uruguayo, José Mujica. ¿Hay que tomar después el volante de un autobús de 12 metros y conducirlo también por las calles de la capital uruguaya? Se hace. ¿Hay que improvisar algún chiste? Se hace también, pero no es lo mismo.

 

El problema es que la oposición venezolana demostró que sabía desplazarse en el Cono Sur por lo menos a la misma velocidad que el autobús de Maduro. Allá donde llegaba el presidente venezolano con su cara más simpática, allá se presentaba una delegación de opositores venezolanos para hablar a diputados uruguayos y argentinos sobre “persecuciones a presos políticos”, o sobre personas expulsadas “del trabajo por razones políticas” y, sobre todo, para explicar las “irregularidades” en las elecciones del 14 de abril. Los opositores dejaron sus informes en los Congresos de Uruguay y Argentina. Y después, varios disputados uruguayos expresaron su disconformidad con que el Gobierno de José Mujica se prestase para dar “legitimidad” a Maduro. “En los países del sur son muchos los que me han dicho: ‘Eso que me cuentas pasaba igual en la dictadura”, tuiteó el opositor venezolano Leopoldo López a sus 1,3 millones de seguidores.

 

A primera hora de la mañana del miércoles, Maduro se reunió en Montevideo con el expresidente uruguayo Tabaré Vázquez de quien dijo: “En los ojos de Tabaré Vázquez vi a Chávez”. Después voló hacia Buenos Aires y a la una de la tarde llegó al aeropuerto de Aeroparque. Pronunció unas breves palabras en las que mencionó a “esos dos gigantes”, Hugo Chávez y Néstor Kirchner, “hijos” de los libertadores Simón Bolívar y José de San Martín, y marchó hacia la Casa Rosada al encuentro de Cristina Fernández sin atender ninguna pregunta.

 

Pasadas las cinco de la tarde, Maduro y Fernández comparecieron en la Casa Rosada sin permitir ninguna pregunta. “Hemos conversado bastante, primero en el despacho de la presidenta”, señaló Maduro. “Estuvimos hablando primero de recuerdos. Pero, después de la actualidad. Luego, con el espíritu de Evita, estuvimos por aquí encontrando a Evita. Son cosas como míticas, ¿verdad? Es como en el fútbol hablar de Maradona”.

 

-O de Messi- le apuntó la presidenta.

 

Maduro indicó que se habían firmado 12 acuerdos entre ambos países, con el fin de profundizar en “la ecuación Argentina-Venezuela; gas y alimento”. Reconoció que su país sufre “problemas de abastecimiento”, a consecuencia de “varios factores”. Pero sólo nombró una de las causas: el supuesto “sabotaje, la antieconomía”.

 

En el intercambio de elogios mutuos Maduro se declaró peronista y aseguró que ve a Chávez en los ojos de los obreros uruguayos o los estudiantes argentinos que lo saludaban en las calles. Pero en las calles apenas se notó la presencia de Maduro. Ni a favor ni en contra.

 

Por la tarde, la organización peronista Unidos y Organizados había convocado un acto de agasajo a Maduro en el estadio de fútbol del club All Boys, con capacidad para 21.500 espectadores. Maduro llegó al estadio a las siete de la tarde, con dos horas de retraso. Habló durante 50 minutos sin decir apenas nada que no hubiera dicho antes cientos de veces con ligeras variantes: “Una derecha antiamericana” pretende destruir América. “Si alguien garantiza en Venezuela la democracia y la paz es este presidente obrero, chavista y peronista y kirchnerista”. “Chávez no se fue y la revolución bolivariana continúa su tránsito”. “En cada esquina de Buenos Aires vemos a Chávez”. Y así un minuto detrás de otro.

 

Una vez más quedó patente que la sombra de Chávez oscurece demasiado a Maduro. Pero los miles de militantes peronistas no iban a destemplarse por culpa de un mal orador. Tenían ganas de cantar y cantaron. Y Maduro calló por un momento y les acompañó silbando sus cánticos de siempre. No dijo nada nuevo, no firmó –que se sepa- ningún acuerdo petrolero con calado suficiente para destacarlo por encima de los otros once bilaterales. Pero consiguió algo que nunca había obtenido como presidente: las ovaciones, los aplausos, el abrazo cálido de miles de personas fuera de su país. Un buen baño de masas en tierra extranjera, por gentileza de Cristina Fernández.

Democracia y parlamento en Venezuela

Carlos Malamud

5 de mayo de 2013

 

América Latina tiene la mayor densidad mundial de parlamentos regionales. Una rápida enumeración incorpora el Parlamento Latinoamericano o Parlatino, el Parlamento Centroamericano o Parlacen, el Parlamento Sudamericano, el Parlamento del Mercosur y el Parlamento Andino. Todo proyecto de integración regional que se precie debe tener su propio parlamento para ser considerado seriamente. Parecería que las sociedades latinoamericanas estiman tanto la vida parlamentaria que no pueden vivir sin asambleas legislativas, no sólo nacionales sino también regionales o subregionales. La constatación de esta idea supondría una altísima valoración de la democracia y los parlamentos por parte de los gobiernos y los políticos latinoamericanos.

 

En este caso no se entenderían las mínimas reacciones y el silencio casi generalizado tras los lamentables episodios vividos la semana pasada en la Asamblea Nacional (AN) venezolana. Sin embargo las cosas son de otra manera. Por eso hubo escasos pronunciamientos sobre unos enfrentamientos saldados con varios diputados heridos de consideración, principalmente de la oposición, pero también del oficialismo. No se trata aquí de valorar si los parlamentarios de la MUD (Mesa de la Unidad Democrática) se autolesionaron, como señala el partido gobernante, o fueron agredidos en el hemiciclo. Si bien estos hechos son de extrema gravedad, no son los más importantes. Hay otros que atentan directamente contra la democracia y la vida parlamentaria del país.

 

Según el presidente de la AN Diosdado Cabello todo lo ocurrido en el parlamento fue un montaje de la oposición. Y si bien lamenta las heridas del diputado Julio Borges “el hecho de que él tenga un golpe no significa que él no haya sido el agresor”. Por eso Cabello cuestiona la identidad de los responsables de la violencia: “Hay ánimos caldeados, pero los ánimos caldeados tienen que ver con el desconocimiento de las instituciones de parte de los señores de la oposición”, en alusión a su decisión de no reconocer la victoria de Nicolás Maduro.

 

En realidad todo esto fue continuación de unos hechos iniciados el 16 de abril en la misma AN, sólo dos días después de la elección presidencial. Entonces, cuando resulto herido el diputado opositor Williams Dávila, Cabello retiró la palabra a todo los parlamentarios que no reconocieran la victoria de Maduro. En un tono entre prepotente y violento exclamó: “En esta Asamblea Nacional, mientras yo sea presidente, si no reconocen a Nicolás, si no reconocen la institucionalidad (del estado) no tendrá derecho de palabra ningún diputado”

En la última sesión de la AN el presidente Cabello retiró los micrófonos a los diputados de la oposición, intentando aplicar su peculiar interpretación de las normas parlamentarias y del funcionamiento de la democracia como si de órdenes cuarteleras se tratara. El problema de Cabello y de muchos de sus seguidores es que su legitimidad proviene de una revolución inexistente, ya que la única fuente que pueden presentar ante Venezuela y la comunidad internacional es producto de las urnas. Sin elecciones el chavismo no existiría.

 

Dentro de Venezuela la dura respuesta gubernamental se entiende a partir de la necesidad de consolidar una victoria sobre la que existen grandes dudas y de mantener cohesionados detrás de la figura de Maduro a los sectores más radicalizados. Lo que se entiende menos es la postura de aquellos gobiernos latinoamericanos que ni siquiera han aludido públicamente a la ruptura de la legalidad parlamentaria. Una de las pocas excepciones fue el ministro peruano de Exteriores, Rafael Roncagliolo, preocupado por la crispación, a la vez que hacía un llamado al diálogo. Su exhortación fue duramente criticada por Maduro quien volvió a insistir en que nadie tiene derecho a meter sus narices en los asuntos venezolanos.

 

En apenas 24 horas Maduro decidió restituir a su embajador en Lima, de donde lo había retirado con ostensibles aspavientos. No sería de extrañar que alguien, reservadamente, le llamara la atención sobre sus excesos verbales. Sin embargo, como señala Moisés Naím respecto a Brasil, sería de agradecer, de vez en cuando, una manifestación pública de apoyo a la democracia que aumentara el costo de ciertas conductas autoritarias. A este paso Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, con sus reacciones extemporáneas, podrían convertirse en los mayores enemigos de la supervivencia del onírico proyecto de Hugo Chávez.

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Nota de Manuel Castro Rodríguez: ¿Qué credibilidad puede tener el Parlamento Latinoamericano, que hace varias décadas aceptó en su seno a la tiranía de los hermanos Castro, que nunca ha realizado elecciones e impuso un régimen totalitario de partido único?

 

¿Qué se puede esperar de los gobernantes de la región, si le entregaron la dirección de CELAC al asesino en serie Raúl Castro Ruz? Véase

 

http://profesorcastro.jimdo.com/fusilamientos-en-cuba/

El diputado Julio Borges reta a Diosdado y a Maduro

5 de mayo de 2013

 

Julio Borges llamó a realizar una campaña para la vuelta de los medios de comunicación privados a las sesiones que se realizan en la Asamblea Nacional

 

El diputado Julio Borges trató este domingo el tema de la violencia reciente en la Asamblea Nacional, y lanzó un desafío a Diosdado Cabello y a Nicolás Maduro para que se pase el video, sin editar las cintas de seguridad, desde que empezó la sesión hasta que terminó, que pueda demostrar cómo empezó la violencia.

 

“Si existiera tan solo un indicio, que demuestre que nosotros iniciamos la violencia en el Parlamento, pongo mi cargo a la orden y renuncio como diputado”, expresó el coordinador nacional de Primero Justicia.

 

Aseguró Borges que personalmente Nicolás Maduro lo acusa de haber sido el iniciador de la violencia el día martes en la Asamblea Nacional “me parece totalmente irresponsable que se caiga en este tipo de provocaciones, más bien en mi caso he sufrido de 3 ataques de golpes este año dentro de la AN”.

 

Borges mostró el vídeo donde fue agredido y se observó al diputado Pedro Carreño dar la orden de atacar a la oposición, “es un hecho tan grave que ha conmocionando a la opinión pública venezolana e internacional, Diosdado Cabello se niega a darle la palabra a la mitad del país, no sólo se trata de nosotros los diputados de la alternativa democrática, quiero recordar que el 26 de Septiembre del 2010, nosotros logramos el 52% de los votos y ahora arbitrariamente, se está callando a la mitad del país”.

 

Reiteró la solicitud de que permitan el ingreso de los periodistas al Hemiciclo de la Asamblea Nacional, además exhortó a la población y a los periodistas a sumarse para hacer presión pública.

 

El parlamentario se refirió también a los recientes impases del Maduro con gobiernos de otros países, “me ha causado indignación ver como Nicolás Maduro no tiene control, ni gobernabilidad, y está dedicándose a mentir como observamos en el episodio con el Embajador de Perú, yendo para adelante y para atrás diciendo que hay una conspiración Internacional para asesinarlo”.

 

“Cuando lamentablemente aquí asesinan todos los días a decenas de venezolanos en las calles, tenemos el caso del periodista amigo de la cadenas Capriles quien fue asesinado a manos de la violencia desbordada, mientras el gobierno en su cinismo acusa de este hecho a Álvaro Uribe”.

 

ENGAÑO A LOS VENEZOLANOS

 

Julio Borges, se dirigió este domingo a los venezolanos rindiendo cuentas sobre la Operación Lupa, “donde verificamos la construcción de viviendas en el país”.

 

“Esta semana pudimos observar a los refugiados de Catia protestando, cuando tienen años viviendo en los refugios y viven peor que en una cárcel venezolana. Para este domingo 5 de mayo deberían haber sido construidas y entregadas por el Gobierno la cantidad de 130.137 viviendas y la operación Lupa de Primero Justicia tiene registrado que han sido construidas nada más 22.120 vivienda, hay un hueco de 110 mil viviendas aproximadamente, según nuestro registro a los anuncios oficiales”.

Signos de autoritarismo

Elizabeth Araujo

4 de mayo de 2013

 

Para Benjamín Scharifker la polarización en las opiniones políticas está llevando a los venezolanos a una visión maniquea de la realidad y por efecto de ello “se exacerban las diferencias y se opacan las coincidencias”. El exrrector de la USB y actual rector de Unimet, y quien participó esta semana en el coloquio Totalitarismo, Ideología y Cultura, organizado por el Observatorio Hannah Arendt, lamenta que se pretenda implantar la justicia social a la fuerza, generando una situación de intolerancia contra quien disienta de tales ideas

 

Para Benjamín Scharifker la polarización en las opiniones políticas está llevando a los venezolanos a una visión maniquea de la realidad y por efecto de ello “se exacerban las diferencias y se opacan las coincidencias”.

 

El exrrector de la USB y actual rector de Unimet, y quien participó esta semana en el coloquio Totalitarismo, Ideología y Cultura, organizado por el Observatorio Hannah Arendt, lamenta que se pretenda implantar la justicia social a la fuerza, generando una situación de intolerancia contra quien disienta de tales ideas.

 

–¿A qué atribuye la remontada de la violencia por razones políticas y religiosas en América Latina?


–Al incremento de la intolerancia, de la no aceptación del otro como persona distinta, y el auge de fundamentalismos religiosos o políticos. Esto posiblemente tenga dos orígenes: uno en que las expectativas futuras no son mejores a un presente ya de por si conflictivo y problemático, lo cual causa gran desesperanza y la necesidad de proyectar en otros -los distintos- las causas de ese déficit de expectativas, y el otro en que son los otros, los que piensan distinto o los que tienen creencias distintas a las mías, los responsables de las faltas de oportunidades que afectan mi presente y comprometen mi futuro.

 

–En el caso venezolano ¿cuál podría ser una explicación posible?


–Una causa es la polarización de las opiniones motivada por la politización extrema de todas las cosas, que obliga al análisis maniqueo de la realidad donde todo es blanco o negro, bueno o malo, bello o feo, sin medias tintas. Con esto se exacerban las diferencias y se opacan las coincidencias entre personas que puedan tener concepciones ligeramente distintas de la realidad, a pesar de compartir valores y aspiraciones similares.

 

–¿No es contradictorio que se observe tales expresiones de violencia y discriminación justo en países cuyos gobiernos se presentan como progresistas?


–Éstos no son progresistas sino populistas. Los gobiernos progresistas actúan en la dirección de ampliar las oportunidades y las libertades mediante la distribución de poder y recursos en su oferta de justicia social. Los gobiernos populistas concentran el poder en el Estado, pudiendo derivar en regímenes totalitarios. Así entiendo por ejemplo la tesis de la alianza caudillo-ejército-pueblo, enarbolada por el argentino Noberto Ceresole, o la afirmación de que vivimos una revolución pacífica pero armada. Estas no son sino amenazas para todo aquél que sostenga criterios distintos a los representados en la “revolución”.

 

–¿Se puede ser de izquierda y al mismo tiempo intolerante?


–Quien intente implantar la equidad o la justicia social a la fuerza, no puede comportarse sino con intolerancia hacia quienes difieran de sus métodos. De manera tal que se puede pretender imponer valores típicamente representados por el pensamiento de izquierda mediante la más abyecta represión de la libertad de las personas. El siglo XX conoció varios ejemplos, muy trágicos, de ello.

 

–¿Cómo se desencadena a nivel colectivo ese fenómeno del odio racial, religioso o político?


–El discurso descalificatorio hacia quien piense distinto intenta convencer a las personas que las diferencias que existen entre unos y otros son irreconciliables, que la única solución a estas diferencias es la aniquilación mutua, por lo tanto se estimula y exacerba el rechazo y el odio.

 

–¿Por qué han fracasado las universidades para crear una cultura de la tolerancia?


–No estoy seguro que hayan fracasado. Si bien ha habido muchos casos de violencia en las universidades, éstos han sido originados por grupúsculos claramente identificados con intereses políticos que son externos y ajenos a las motivaciones de las universidades. Creo que al contrario, en general las universidades sí han podido contribuir a la tolerancia y el pluralismo en su propio seno, con comunidades esencialmente tolerantes a todo tipo de diversidades; de hecho la mayoría de los consejos universitarios son plurales y esa diversidad de pensamiento contribuye a que las universidades no hayan colapsado, a pesar de las enormes dificultades financieras y de gobernabilidad interna a la que han sido sometidas en los últimos años.

 

–¿Considera usted que el reciente caso de agresión a diputados en la AN obedece a un concepto de la acción política del oficialismo o es una estrategia para amedrentar?


–Ambas. Sólo desde una concepción totalitaria del Estado se puede pretender que un diputado deba responder una pregunta en un determinado sentido para poder hablar en el parlamento. Esa es una acción política. El tratar de imponer esto a los golpes es claramente una estrategia para amedrentar.

 

–¿Hay siempre relación entre militarismo desmedido e intolerancia política?


–El ejercicio del poder por la fuerza o bajo la amenaza de las armas es necesariamente un ejercicio de intolerancia.

 

–¿Hacia dónde conduciría una explosión de violencia política que los mismos políticos no sean capaces de contener?


–Hacia la procura de la paz por medios no civiles, lo cual sería una tragedia para todos que nos llevaría a nuevos problemas, mucho más profundos que los que ya vivimos. Los promotores de la polarización y la intolerancia política debieran reflexionar muy seriamente cuál es el beneficio que obtienen de ella, y sobre todo, hacia dónde nos conducen con ella.

 

–Si lo nombraran ministro de Educación Universitaria ¿cuáles serían las tres medidas que tomaría?


–Esa posibilidad no está planteada, lo cual me permite responder la pregunta con libertad. En primer lugar, establecería con claridad que no hay contradicción entre cobertura y calidad de la educación universitaria, y realizaría ambas aspiraciones permitiendo que cada institución estableciera su misión y objetivos; que si bien las universidades deben cumplir con estándares de calidad, sus programas no tienen por qué ser uniformes y deben estar dirigidos a públicos con intereses y aspiraciones muy diversos. Segundo, promovería que aquellas universidades que tuvieran el potencial de hacerlo, alcanzaran niveles de calidad mundial. Necesitamos en Venezuela una o más universidades, de gestión pública o privada, que persigan estándares de calidad mundial en la generación y aplicación de conocimientos y en la construcción de capacidades para el desarrollo de la sociedad. Nuestra sociedad demanda las mejores instituciones, y debemos ser capaces de cumplir con esta demanda. En tercer lugar, y para poder lograr los dos objetivos de alcanzar mayor cobertura con la mejor calidad, se necesita promover la diversidad mediante la mayor autonomía universitaria. Por qué pretender, por ejemplo, que todas las universidades se gobiernen bajo las mismas estructuras y elijan sus autoridades de la misma forma? Necesitamos universidades que resulten estimulantes y atractivas para los mejores estudiantes y los mejores profesores. Eso sólo podremos lograrlo mediante ofertas de mayor calidad, mediante libertad académica y gestionada con la más abierta y transparente autonomía universitaria.

 

–¿En estos momentos en Venezuela podemos hablar de derechas e izquierdas?


–No creo; aquí no hay pugna entre izquierda y derecha sino entre autoritarismo y democracia. Quienes hoy desde el gobierno dicen enarbolar la izquierda, en realidad propugnan el autoritarismo militarista, y por el otro lado es difícil identificar partidos realmente de derecha en el espectro político venezolano.

 

–¿Es exagerado afirmar que hay en el país un régimen totalitario, o en todo caso confronta la sociedad venezolana para que ocurra un régimen de secuestro de libertades?


–No creo que sea exagerada la afirmación. El establishment político ha venido promoviendo el pensamiento único y generando todo tipo de castigos a la disidencia, que van de listas de exclusión hasta la violencia física, pasando por detenciones arbitrarias con restricciones a la libertad por medios jurídicos.

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José Martí: El que se conforma con una situación de villanía, es su cómplice”.

Mi Bandera 

Al volver de distante ribera,

con el alma enlutada y sombría,

afanoso busqué mi bandera

¡y otra he visto además de la mía!

 

¿Dónde está mi bandera cubana,

la bandera más bella que existe?

¡Desde el buque la vi esta mañana,

y no he visto una cosa más triste..!

 

Con la fe de las almas ausentes,

hoy sostengo con honda energía,

que no deben flotar dos banderas

donde basta con una: ¡La mía!

 

En los campos que hoy son un osario

vio a los bravos batiéndose juntos,

y ella ha sido el honroso sudario

de los pobres guerreros difuntos.

 

Orgullosa lució en la pelea,

sin pueril y romántico alarde;

¡al cubano que en ella no crea

se le debe azotar por cobarde!

 

En el fondo de obscuras prisiones

no escuchó ni la queja más leve,

y sus huellas en otras regiones

son letreros de luz en la nieve...

 

¿No la veis? Mi bandera es aquella

que no ha sido jamás mercenaria,

y en la cual resplandece una estrella,

con más luz cuando más solitaria.

 

Del destierro en el alma la traje

entre tantos recuerdos dispersos,

y he sabido rendirle homenaje

al hacerla flotar en mis versos.

 

Aunque lánguida y triste tremola,

mi ambición es que el sol, con su lumbre,

la ilumine a ella sola, ¡a ella sola!

en el llano, en el mar y en la cumbre.

 

Si desecha en menudos pedazos

llega a ser mi bandera algún día...

¡nuestros muertos alzando los brazos

la sabrán defender todavía!...

 

Bonifacio Byrne (1861-1936)

Poeta cubano, nacido y fallecido en la ciudad de Matanzas, provincia de igual nombre, autor de Mi Bandera

José Martí Pérez:

Con todos, y para el bien de todos

José Martí en Tampa
José Martí en Tampa

Es criminal quien sonríe al crimen; quien lo ve y no lo ataca; quien se sienta a la mesa de los que se codean con él o le sacan el sombrero interesado; quienes reciben de él el permiso de vivir.

Escudo de Cuba

Cuando salí de Cuba

Luis Aguilé


Nunca podré morirme,
mi corazón no lo tengo aquí.
Alguien me está esperando,
me está aguardando que vuelva aquí.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

Late y sigue latiendo
porque la tierra vida le da,
pero llegará un día
en que mi mano te alcanzará.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

Una triste tormenta
te está azotando sin descansar
pero el sol de tus hijos
pronto la calma te hará alcanzar.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

La sociedad cerrada que impuso el castrismo se resquebraja ante continuas innovaciones de las comunicaciones digitales, que permiten a activistas cubanos socializar la información a escala local e internacional.


 

Por si acaso no regreso

Celia Cruz


Por si acaso no regreso,

yo me llevo tu bandera;

lamentando que mis ojos,

liberada no te vieran.

 

Porque tuve que marcharme,

todos pueden comprender;

Yo pensé que en cualquer momento

a tu suelo iba a volver.

 

Pero el tiempo va pasando,

y tu sol sigue llorando.

Las cadenas siguen atando,

pero yo sigo esperando,

y al cielo rezando.

 

Y siempre me sentí dichosa,

de haber nacido entre tus brazos.

Y anunque ya no esté,

de mi corazón te dejo un pedazo-

por si acaso,

por si acaso no regreso.

 

Pronto llegará el momento

que se borre el sufrimiento;

guardaremos los rencores - Dios mío,

y compartiremos todos,

un mismo sentimiento.

 

Aunque el tiempo haya pasado,

con orgullo y dignidad,

tu nombre lo he llevado;

a todo mundo entero,

le he contado tu verdad.

 

Pero, tierra ya no sufras,

corazón no te quebrantes;

no hay mal que dure cien años,

ni mi cuerpo que aguante.

 

Y nunca quize abandonarte,

te llevaba en cada paso;

y quedará mi amor,

para siempre como flor de un regazo -

por si acaso,

por si acaso no regreso.

 

Si acaso no regreso,

me matará el dolor;

Y si no vuelvo a mi tierra,

me muero de dolor.

 

Si acaso no regreso

me matará el dolor;

A esa tierra yo la adoro,

con todo el corazón.

 

Si acaso no regreso,

me matará el dolor;

Tierra mía, tierra linda,

te quiero con amor.

 

Si acaso no regreso

me matará el dolor;

Tanto tiempo sin verla,

me duele el corazón.

 

Si acaso no regreso,

cuando me muera,

que en mi tumba pongan mi bandera.

 

Si acaso no regreso,

y que me entierren con la música,

de mi tierra querida.

 

Si acaso no regreso,

si no regreso recuerden,

que la quise con mi vida.

 

Si acaso no regreso,

ay, me muero de dolor;

me estoy muriendo ya.

 

Me matará el dolor;

me matará el dolor.

Me matará el dolor.

 

Ay, ya me está matando ese dolor,

me matará el dolor.

Siempre te quise y te querré;

me matará el dolor.

Me matará el dolor, me matará el dolor.

me matará el dolor.

 

Si no regreso a esa tierra,

me duele el corazón

De las entrañas desgarradas levantemos un amor inextinguible por la patria sin la que ningún hombre vive feliz, ni el bueno, ni el malo. Allí está, de allí nos llama, se la oye gemir, nos la violan y nos la befan y nos la gangrenan a nuestro ojos, nos corrompen y nos despedazan a la madre de nuestro corazón! ¡Pues alcémonos de una vez, de una arremetida última de los corazones, alcémonos de manera que no corra peligro la libertad en el triunfo, por el desorden o por la torpeza o por la impaciencia en prepararla; alcémonos, para la república verdadera, los que por nuestra pasión por el derecho y por nuestro hábito del trabajo sabremos mantenerla; alcémonos para darle tumba a los héroes cuyo espíritu vaga por el mundo avergonzado y solitario; alcémonos para que algún día tengan tumba nuestros hijos! Y pongamos alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante: “Con todos, y para el bien de todos”.

Como expresó Oswaldo Payá Sardiñas en el Parlamento Europeo el 17 de diciembre de 2002, con motivo de otorgársele el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia 2002, los cubanos “no podemos, no sabemos y no queremos vivir sin libertad”.