Obama’s Cuban vacation

Andrés Oppenheimer

aoppenheimer@miamiherald.com

March 11, 2016

 

Many of us generally support President Barack Obama’s decision to re-establish relations with Cuba, but his upcoming trip to the island, including possible attendance at a U.S-Cuba baseball game alongside Cuban dictator Gen. Raúl Castro, is premature, poorly planned and wrong.

 

You may be asking yourself what’s the big deal about Obama’s plan to watch the Tampa Bay Rays’ exhibition game against the Cuban national team on March 22, during the president’s three-day trip to the island in the first such visit by a U.S. president to Cuba in 88 years. Well, there’s a lot that’s wrong with it.

 

Even human rights leaders who support Obama’s re-establishment of diplomatic ties with Cuba and oppose the U.S. trade embargo on the island say the idea of Obama happily watching a baseball game in Cuba with Castro at his side, as if the Cuban general were the queen of England, is a blow to the victims of Cuba’s human rights abuses.

 

Obama should engage Cuba, not befriend Cuba. It’s OK for Obama to go to Cuba and improve political and economic ties, much like the United States has done with China’s dictatorship, but it shouldn’t look like a love fest, they say.

 

It would be a slap in the face to all of those whose lives have been destroyed by the Cuban dictatorship,” says Jose Miguel Vivanco, head of the Americas department of the Human Rights Watch advocacy group in Washington, D.C. “It will make Cubans wonder whether Obama is sincere when he talks about defending human rights in Cuba.”

 

Imagine if during Chilean Gen. Augusto Pinochet’s dictatorship, U.S. President Jimmy Carter would have gone to Chile and watched a soccer game alongside the Chilean general. It would have led many Chileans to wonder about the U.S. commitment to human rights, Vivanco said.

 

Most Cubans see Obama as the symbol of hope and change on the island,” Vivanco said. “If they see Obama embracing Castro, they will feel abandoned.”

 

Obama’s trip to Cuba is premature, because Obama himself had said in a Dec. 14 interview with Yahoo News that he would not go to the island unless human rights conditions there improved. Well, they did not improve, and by some measures they have worsened.

 

There were 2,555 recorded arbitrary detentions of peaceful oppositionists in January and February this year, up from 489 in December 2014, when Obama first announced his decision to re-establish ties with Cuba, according to Cuba’s non-government National Commission of Human Rights and National Reconciliation.

 

What’s more, Cuba’s official newspaper Granma said in a Wednesday editorial that Obama will be welcome on the island, but that Cuba will not “cede one inch” in its “unconditional commitment to its revolutionary and anti-imperialist principles.”

 

Obama’s trip is poorly planned, because there was no need to include the president’s attendance at the baseball game. He should make sure that images of him at the game don’t eclipse his scheduled public speech, presumably at the University of Havana, where he should send a strong message to Cubans on the island stressing that human rights and democracy are universal values.

 

And Obama’s trip is wrong, because he should not cave in to Cuban regime demands that he abstain from having a separate and exclusive meeting with Cuban peaceful opposition leaders. Presidents visiting foreign countries meet with opposition leaders all the time. Obama should not make an exception in Cuba.

 

As I was finishing this column, Obama’s deputy national security adviser Ben Rhodes said in a meeting with Miami Herald reporters that “if all we are going to do in Cuba were going to a baseball game, that would send the wrong message. But we will be speaking a lot... to civil society.”

 

My opinion: Obama is too eager to visit Cuba before the end of his term, and to go down in history — much like Nixon when he went to China — as the U.S. president who opened up ties with Cuba.

 

But, barring a last minute surprise, this looks more like a premature victory trip, which belittles his Dec. 17, 2014 commitment to chart a new course with Cuba that will “include continued strong support for improved human rights conditions and democratic reforms.” Drinking mojitos with Castro at a baseball game would undermine that very goal.

 

 

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José Martí: El que se conforma con una situación de villanía, es su cómplice”.

Mi Bandera 

Al volver de distante ribera,

con el alma enlutada y sombría,

afanoso busqué mi bandera

¡y otra he visto además de la mía!

 

¿Dónde está mi bandera cubana,

la bandera más bella que existe?

¡Desde el buque la vi esta mañana,

y no he visto una cosa más triste..!

 

Con la fe de las almas ausentes,

hoy sostengo con honda energía,

que no deben flotar dos banderas

donde basta con una: ¡La mía!

 

En los campos que hoy son un osario

vio a los bravos batiéndose juntos,

y ella ha sido el honroso sudario

de los pobres guerreros difuntos.

 

Orgullosa lució en la pelea,

sin pueril y romántico alarde;

¡al cubano que en ella no crea

se le debe azotar por cobarde!

 

En el fondo de obscuras prisiones

no escuchó ni la queja más leve,

y sus huellas en otras regiones

son letreros de luz en la nieve...

 

¿No la veis? Mi bandera es aquella

que no ha sido jamás mercenaria,

y en la cual resplandece una estrella,

con más luz cuando más solitaria.

 

Del destierro en el alma la traje

entre tantos recuerdos dispersos,

y he sabido rendirle homenaje

al hacerla flotar en mis versos.

 

Aunque lánguida y triste tremola,

mi ambición es que el sol, con su lumbre,

la ilumine a ella sola, ¡a ella sola!

en el llano, en el mar y en la cumbre.

 

Si desecha en menudos pedazos

llega a ser mi bandera algún día...

¡nuestros muertos alzando los brazos

la sabrán defender todavía!...

 

Bonifacio Byrne (1861-1936)

Poeta cubano, nacido y fallecido en la ciudad de Matanzas, provincia de igual nombre, autor de Mi Bandera

José Martí Pérez:

Con todos, y para el bien de todos

José Martí en Tampa
José Martí en Tampa

Es criminal quien sonríe al crimen; quien lo ve y no lo ataca; quien se sienta a la mesa de los que se codean con él o le sacan el sombrero interesado; quienes reciben de él el permiso de vivir.

Escudo de Cuba

Cuando salí de Cuba

Luis Aguilé


Nunca podré morirme,
mi corazón no lo tengo aquí.
Alguien me está esperando,
me está aguardando que vuelva aquí.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

Late y sigue latiendo
porque la tierra vida le da,
pero llegará un día
en que mi mano te alcanzará.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

Una triste tormenta
te está azotando sin descansar
pero el sol de tus hijos
pronto la calma te hará alcanzar.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

La sociedad cerrada que impuso el castrismo se resquebraja ante continuas innovaciones de las comunicaciones digitales, que permiten a activistas cubanos socializar la información a escala local e internacional.


 

Por si acaso no regreso

Celia Cruz


Por si acaso no regreso,

yo me llevo tu bandera;

lamentando que mis ojos,

liberada no te vieran.

 

Porque tuve que marcharme,

todos pueden comprender;

Yo pensé que en cualquer momento

a tu suelo iba a volver.

 

Pero el tiempo va pasando,

y tu sol sigue llorando.

Las cadenas siguen atando,

pero yo sigo esperando,

y al cielo rezando.

 

Y siempre me sentí dichosa,

de haber nacido entre tus brazos.

Y anunque ya no esté,

de mi corazón te dejo un pedazo-

por si acaso,

por si acaso no regreso.

 

Pronto llegará el momento

que se borre el sufrimiento;

guardaremos los rencores - Dios mío,

y compartiremos todos,

un mismo sentimiento.

 

Aunque el tiempo haya pasado,

con orgullo y dignidad,

tu nombre lo he llevado;

a todo mundo entero,

le he contado tu verdad.

 

Pero, tierra ya no sufras,

corazón no te quebrantes;

no hay mal que dure cien años,

ni mi cuerpo que aguante.

 

Y nunca quize abandonarte,

te llevaba en cada paso;

y quedará mi amor,

para siempre como flor de un regazo -

por si acaso,

por si acaso no regreso.

 

Si acaso no regreso,

me matará el dolor;

Y si no vuelvo a mi tierra,

me muero de dolor.

 

Si acaso no regreso

me matará el dolor;

A esa tierra yo la adoro,

con todo el corazón.

 

Si acaso no regreso,

me matará el dolor;

Tierra mía, tierra linda,

te quiero con amor.

 

Si acaso no regreso

me matará el dolor;

Tanto tiempo sin verla,

me duele el corazón.

 

Si acaso no regreso,

cuando me muera,

que en mi tumba pongan mi bandera.

 

Si acaso no regreso,

y que me entierren con la música,

de mi tierra querida.

 

Si acaso no regreso,

si no regreso recuerden,

que la quise con mi vida.

 

Si acaso no regreso,

ay, me muero de dolor;

me estoy muriendo ya.

 

Me matará el dolor;

me matará el dolor.

Me matará el dolor.

 

Ay, ya me está matando ese dolor,

me matará el dolor.

Siempre te quise y te querré;

me matará el dolor.

Me matará el dolor, me matará el dolor.

me matará el dolor.

 

Si no regreso a esa tierra,

me duele el corazón

De las entrañas desgarradas levantemos un amor inextinguible por la patria sin la que ningún hombre vive feliz, ni el bueno, ni el malo. Allí está, de allí nos llama, se la oye gemir, nos la violan y nos la befan y nos la gangrenan a nuestro ojos, nos corrompen y nos despedazan a la madre de nuestro corazón! ¡Pues alcémonos de una vez, de una arremetida última de los corazones, alcémonos de manera que no corra peligro la libertad en el triunfo, por el desorden o por la torpeza o por la impaciencia en prepararla; alcémonos, para la república verdadera, los que por nuestra pasión por el derecho y por nuestro hábito del trabajo sabremos mantenerla; alcémonos para darle tumba a los héroes cuyo espíritu vaga por el mundo avergonzado y solitario; alcémonos para que algún día tengan tumba nuestros hijos! Y pongamos alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante: “Con todos, y para el bien de todos”.

Como expresó Oswaldo Payá Sardiñas en el Parlamento Europeo el 17 de diciembre de 2002, con motivo de otorgársele el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia 2002, los cubanos “no podemos, no sabemos y no queremos vivir sin libertad”.