GOBIERNOS CÓMPLICES

DEL TOTALITARISMO CASTRISTA

 

 

 

Martin Luther King Jr.:

 

“…los lugares más calientes del infierno están reservados para aquellos que en un período de crisis moral mantuvieron su neutralidad. Llega el momento en que el silencio se convierte en traición”.

 

 

 

Cuba, un país donde  no  hay  elecciones libres

desde hace sesenta y seis años

 

 

Al apoyar directa o indirectamente

a un régimen que asesina niños,

usted es tan responsable como los que mataron a esos infantes

 

 

Al apoyar directa o indirectamente

a un régimen que les propina golpizas a mujeres,

usted es tan responsable como los que dieron esas golpizas

 

 

No hay ‘causas’, ni ‘ideales’, ni ‘fines nobles’

que sirvan para eximirlo de culpa

Mano abierta, puño cerrado

Raúl Rivero

6 de noviembre

 

Con la generosidad que prodiga Dilma Rousseff al Gobierno cubano vigilada ahora por una oposición poderosa, y en medio de la debacle de Venezuela ante la caída de los precios del petróleo y el talento para el fracaso de Nicolás Maduro, el régimen de Cuba intensifica la búsqueda de dinero en otros sitios para mantenerse en el poder.

 

Las figuras principales de la dictadura, previsores y alertas, llevan muchos meses, como se dice allá en el lenguaje coloquial, pidiendo el agua por señas. Y esos mensajes de auxilio han encontrado resonancias en la Unión Europea, en algunos sectores de la sociedad norteamericana y en un grupo de cubanos ricos, pragmáticos y con mala memoria.

 

Las recepciones más importantes, tanto en el plano político como económico, son las del viejo continente. Europa ha tenido este año dos rondas de conversaciones con el castrismo para llegar a un acuerdo de colaboración que sustituya la llamada Posición Común que asumió la Unión Europea a propuesta del gobierno de José María Aznar en 1996. Queda otro encuentro que se celebrará en diciembre en La Habana.

 

La realidad es que no ha habido necesidad de esperar a que los europeos y los hombres del socialismo real firmen un documento de cordialidad, amistad y cercanía. En abril, el canciller francés Laurent Fabius viajó a Cuba para alegrar la primavera disimulada del Caribe. También han ido a tomar el sol sus colegas de Noruega y Holanda, y en octubre, Hugo Swire, viceministro inglés de relaciones exteriores, respondió con entusiasmo el S.O.S de los cubanos con una visita en la que afirmó ante un grupo de isleños enguayaberados: «Estoy aquí para demostrar el apoyo que va a dar el Reino Unido a los cambios económicos que está haciendo Cuba».

 

Precisamente, en octubre, nueve disidentes fueron condenados a penas de entre dos y siete años de cárcel y otros 12 se mantenían a la espera de juicios preparados por la policía. En ese mismo mes se realizaron 413 detenciones arbitrarias por motivos políticos, 13 opositores fueron víctimas de agresiones físicas y grupos paramilitares asaltaron las residencias de ocho activistas de derechos humanos.

 

Ninguno de los viajeros ha mirado a la calle por la ventanilla de las limusinas que los lleva de los hoteles de lujo a los salones donde firman convenios y se abrazan con funcionarios del Gobierno.

 

 

El canciller español José Manuel García-Margallo va a Cuba este mes.

 


Cuba y la lámpara de Aladino

Vicente Botín

18 de febrero de 2014

 

De repente la “perla del Caribe” parece haberse transformado en la lámpara de Aladino. Son tantas las manos que la frotan para hacer salir al malvado genio que habita en su interior, que están convencidos de que terminará por atender sus deseos para que suavice el dogal que desde hace 55 años asfixia al pueblo de Cuba. Esa aspiración podría explicar el acercamiento hacia el gobierno de la isla que se está produciendo últimamente, si no fuera porque la dictadura castrista ha dado y sigue dando sobradas muestras de su intolerancia.

 

¿Por qué entonces ese empeño en frotar y frotar la lámpara? ¿Por qué ese afán en contar historias, como las de Sherezade al sultán de Persia, sabiendo que Cuba va a seguir violando los derechos humanos? Si España, la Unión Europea, América Latina, una parte del exilio cubano e incluso empresarios y políticos de Estados Unidos han decidido que ha llegado la hora de “normalizar” las relaciones con Cuba, están en su derecho de hacerlo. Los países que mantienen excelentes relaciones con China no se andan con remilgos ni se justifican con el argumento de que el acercamiento a esa u otras dictaduras va a propiciar un mayor respeto de los derechos humanos.

 

El caso de Cuba, sin embargo, es diferente. Cuba parece necesitar una coartada. El Consejo de Ministros de Exteriores de la Unión Europea ha dado luz verde a la negociación de un acuerdo de diálogo político y cooperación con la isla para “profundizar sus relaciones y acompañar las reformas emprendidas por el gobierno de Raúl Castro”. Pero ese objetivo lleva como paliativo el propósito de “fomentar mayor respeto por los derechos humanos en el país”. Y se acompaña esa buena intención con la coletilla de que se mantendrá la llamada “posición común” hasta que se logre un acuerdo que incluya los mismos principios que la inspiraron, en 1996, que condiciona las relaciones del bloque comunitario con Cuba a avances democráticos y en materia de derechos humanos.

 

Ahora bien, si la “posición común” no ha logrado ningún avance significativo en ese campo ¿por qué habría de conseguirlo un nuevo acuerdo inspirado en tan nobles propósitos? La Unión Europea no solo no ha obtenido ningún avance en materia de derechos humanos en Cuba sino que, por el contrario, se ha convertido en el principal inversor extranjero en la isla y el segundo mayor socio comercial después de Venezuela. Esa es la realidad, lo demás es retórica.

 

Pero la UE puede perder esa posición de privilegio si no “actualiza” sus relaciones con el gobierno de Raúl Castro que ha iniciado en la isla un proceso de reformas “a la china”. El paso más importante es la creación de una Zona Especial de Desarrollo (ZED) en torno al puerto de Mariel, a 45 kilómetros al Oeste de La Habana, una terminal de contenedores de 900 millones de dólares, financiada por Brasil y que, por su ubicación geográfica, aspira a convertirse en el más importante eje de comercio para el Caribe y las Américas.

 

La Zona Especial de Desarrollo tendrá un régimen especial para favorecer la inversión extranjera similar a las zonas francas que impulsaron el desarrollo de China a finales de los años 70 del siglo XX, como la autorización para la libre transferencia al exterior de los recursos financieros y utilidades, sin gravámenes ni recargos adicionales. También gozarán de facilidades aduaneras y otras concesiones las empresas de biotecnología, energías renovables, industria alimentaria, turismo e inmobiliaria, embalajes y envases y telecomunicaciones e informática.

 

Después de jugar al Monopoly con los “cuentapropistas”, que han convertido La Habana en lo más parecido a un mercado persa, Raúl Castro ha comenzado una partida de verdad para salvar a la revolución de sí misma y dejar sentadas las bases para el futuro. Su divisa, como la de Deng Xiaoping en China, es “un país, dos sistemas”, en definitiva, desarrollo capitalista bajo férreo control comunista.

 

Ese panal de rica miel es un excelente reclamo para las abejas inversoras que no quieren perder la oportunidad de hacer buenos negocios en Cuba. Países como México, celoso de los avances que está dando Brasil en la isla, ha condonado el 70 por ciento de la deuda a Cuba, unos 400 millones de dólares. El anuncio se hizo poco antes de la Cumbre de la CELAC que se celebró en La Habana, donde el gobierno de Raúl Castro recibió el espaldarazo de toda América mientras sus cancerberos acosaban y detenían a centenares de disidentes sin que nadie protestara por ello.

 

Raúl Castro no va a eliminar las leyes represivas que martirizan a la disidencia ni va a ratificar los Pactos de Derechos Civiles y Políticos como le ha pedido el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. La Cancillería de Cuba ha respondido a la Unión Europea que “considerará la invitación” para negociar un acuerdo de diálogo político y cooperación “de manera respetuosa, constructiva y apegada a su soberanía e intereses nacionales”.

 

Y para que nadie se haga ilusiones, recuerda que en 2008 la UE y el gobierno cubano acordaron reiniciar el diálogo político sobre bases recíprocas, “con pleno respeto a la igualdad soberana, al marco jurídico y al ordenamiento institucional de las partes y en total apego al principio de no injerencia en los asuntos internos de los estados”.

 

Ni una palabra sobre las buenas intenciones de la Unión Europea de “fomentar mayor respeto por los derechos humanos en el país”. Raúl Castro hace oídos sordos a la retórica. No necesita disimular su sordera como ha hecho su hermano Fidel con una foto manipulada para que no se viera que llevaba un audífono. El malvado genio de la lámpara no está dispuesto a complacer los buenos deseos de ningún Aladino. No lo necesita.

 


La mano franca de Europa

Raúl Rivero

16 de febrero de 2014

 

Lo civilizado, lo correcto, lo que viste bien en estos tiempos, desde la óptica de la extensa gavilla que dirige las democracias en el mundo, es mostrar respeto y darle tiempo al régimen de Cuba para que desarrolle sus reformas económicas. No importa que el proyecto de la dictadura sea un concubinato pendenciero entre la apertura a la inversión extranjera sobre los despojos del socialismo y la filosofía comercial del pan con timba para el ámbito doméstico.

 

Tampoco tiene relevancia que esa ofensiva de aprobación y respaldo de los vecinos de América y de los impecables líderes de la Unión Europea se intensifique en el mismo mes –enero de 2014– en el que los cuerpos represivos cubanos realizaron más de mil arrestos arbitrarios por motivos políticos y abrieron procesos judiciales contra varios dirigentes de la oposición pacífica, artistas y comunicadores.

 

La mano abierta y franca de los que se presentan como promotores del pluralismo y la libertad se le tiende a los responsables del ensañamiento con el ex preso político Jorge Luis García Pérez (Antúnez) y su familia en la ciudad central de Placetas, a los acosadores con máscaras legales del músico Gorki Águila y del activista Manuel Cuesta Morúa, acusado de difundir falsas noticias contra la paz internacional.

 

Para muchos intelectuales y artistas del exilio y residentes en la isla ese gesto es, además, una manera extraña y controvertida de recordar el primer año en prisión del escritor Ángel Santiesteban

 

Se tiende la mano y se viaja a La Habana, al contacto directo, como hizo esta semana la comisaria europea de Educación, Cultura, Multilingüismo y Juventud, Androulla Vassiliou. La mujer aprovechó una reunión internacional sobre otros temas y se ha entrevistado con todos los ministros que le pasaron cerca. Con ellos sostuvo diálogos constructivos y cordiales, según dijo a la prensa.

 

Eso sí, les dejó a todos (incluido el canciller Bruno Rodríguez) el mensaje de la Unión Europea de que el gobierno debe guardar un respeto absoluto por los derechos humanos de la ciudadanía. Y volvió a su hotel por las mismas calles donde se dan golpizas a las Damas de Blanco, se organizan escandalosos mítines de repudio y la policía persigue a la oposición, a los periodistas independientes y a los artistas rebeldes.

 

Las vías de los políticos pragmáticos y lúcidos son muchas y sorprendentes. Este atajo sólo es acertado y conveniente para acercar los inversores de sus países a una nación en bancarrota y arruinada.

 

La retórica que usa la Unión Europea como banda sonora de ese acercamiento no tiene credibilidad. Los garantes de la democracia abandonan en unos párrafos vacíos a quienes trabajan todos los días en un clima de violencia por la libertad y el progreso de un país donde no hay elecciones libres desde el año 1948.

 

Critican a Dilma por dar a Cuba lo que quita a Brasil

Rolando Cartaya

29 de enero de 2014

 

Políticos y medios brasileños lamentan que cientos de millones para la isla, manejados en secreto, no sean invertidos en su país. Nuevo crédito anunciado por Rousseff se estaba negociando.

 

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, se defendió el martes de críticas en torno a que las millonarias inversiones de su gobierno en la construcción del puerto de Mariel en Cuba, deberían haber sido destinadas a obras en Brasil.

 

La mandataria aseguró que, paralelamente al proyecto de Mariel, se están haciendo inversiones en el sector portuario brasileño, y atribuyó a “falta de visión estratégica” las objeciones a los créditos otorgados a La Habana para el proyecto de Zona de Desarrollo Especial, que según ella habrían tenido en cuenta una ubicación privilegiada para  los negocios y la participación de empresas brasileñas como las principales proveedoras de bienes y servicios.

 

A través de su Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, BNDES, el gobierno brasileño ha destinado 802 millones de dólares para el megapuerto en Cuba, pero la mandataria anunció el lunes otros 290 millones, principalmente destinados a construir almacenes.

 

ANUNCIO PREMATURO

 

El diario Folha de Sao Paulo aseguró, citando al diputado federal demócrata Luiz Henrique Mandetta, que ese nuevo crédito no había recibido entrada legal entre los proyectos del BNDES y todavía estaba en fase de negociación a nivel ministerial.

 

En un comunicado emitido el lunes, el Partido de la Social Democracia Brasileña, PSDB, criticó la inversión del gobierno nacional en el puerto de Mariel. “Los brasileños observan indignados más que un periplo de  la presidenta Dilma alrededor del mundo. Especial indignación les provoca saber que su dinero se empleó para construir un moderno puerto en Cuba”, dice el texto.

 

De acuerdo con el PSDB, “los recursos que van para la isla de la dictadura castrista, y también para la Venezuela chavista y otros países de notoria alineación ideológica, son los mismos que faltan para emprender obras estructurales en Brasil, especialmente para la movilidad urbana en nuestras ciudades”.

 

El comunicado de la agrupación política señala la falta de transparencia de estas operaciones “mantenidas en secreto por orden del Ministro de Desarrollo, Fernando Pimentel. Varias solicitudes de información pidiendo explicaciones al respecto fueron diligenciadas por el PSDB en el Senado, pero siguen bloqueadas por la bancada del PT [oficialista] ¿Por qué?”.

 

Agrega que “desdichadamente, bajo el gobierno del PT, el BNDES se convirtió en una caja negra: nadie sabe cuáles son los criterios y condiciones de los financiamientos, ni los objetivos estratégicos de estas operaciones. Sólo se sabe que, en los últimos años, el banco se convirtió en una palanca para producir “paladines nacionales” y protagonizó “una inaceptable apropiación del dinero de los contribuyentes brasileños”.

 

CUENTAS ASIMÉTRICAS

 

En un análisis del asunto, el órgano de estudios y formación política del PSDB, el Instituto Teotonio Videla, afirma que Rousseff se ha convertido en una madre, pero para los cubanos, y que es celosamente protegida por el manto del secreto.

 

Como ejemplo de la disparidad entre las inversiones portuarias en Brasil y en el proyecto de Mariel, el análisis cita a dos publicaciones del gigante suramericano.

 

Según reportó a principios de año la revista Veja, el valor transferido por el BNDES a Cuba equivale al triple de lo que el banco ha destinado a mejoras y ampliaciones en el Puerto de Suape, en Recife, capital del estado de Pernambuco, desde su inauguración en 1983.

 

Mientras tanto, el diario capitalino Correio Braziliense informó esta semana en un reportaje sobre el tema que de los 218 millones de dólares programados para invertir en los puertos brasileños el año pasado, sólo se concretaron 15 millones y medio (el 7%).

 

SECRETOS MULTIMILLONARIOS

 

El análisis del Instituto Teotonio Videla precisa que el BNDES financia proyectos de infraestructura en quince países, incluido el metro de Caracas, gracias a un préstamo concedido al gobierno de Hugo Chávez. Sin embargo, tres contratos -dos con Cuba y uno con Angola – fueron clasificados como secretos en junio de 2012, por decisión del ministro Pimentel.

 

El texto cita a José Casado, columnista del diario O Globo, quien denunció en octubre pasado que esas concesiones a Angola y Cuba manejadas en secreto  involucran “según cálculos conservadores” unos 6.000 millones de dólares.

 

Según Casado, todos los documentos en dichas operaciones (actas, protocolos, informes, notas técnicas y correspondencia) permanecen clasificados como “secretos” y no serán publicados hasta 2027. El autor señalaba que semejante falta de transparencia, en un país donde ésta es exigida por el orden legal, no había ocurrido en Brasil desde el régimen militar.

 

Preguntado al respecto el presidente del banco de desarrollo, Luciano Coutinho, dijo que el BNDES no trata estas operaciones (de exportación) de manera confidencial, salvo en casos como estos dos, en los que lo hace “en observancia de la legislación del país de destino de los fondos”.

 

 


Enrique Peña Nieto y el tirano Fidel Castro

Críticas desde la oposición mexicana

 

En México, el Partido Acción Nacional (PAN) fustigó al presidente Enrique Peña Nieto por reunirse y tomarse la foto con el dictador Fidel Castro, reportaron medios locales.

 

Para el dirigente nacional de ese partido, Gustavo Madero, la foto salió “muy cara” al mandatario mexicano, porque se tuvo que condonar a Cuba una deuda que tenía con México.

 

“Es una foto muy cara. El Gobierno le tuvo que condonar la deuda de 5 mil millones de pesos para tomar esa fotografía”, dijo Madero de manera irónica.

 

Otro dirigente del PAN, Ernesto Cordero, acusó a Peña Nieto de alabar al dictador cubano.

 

“Nos cuesta trabajo entender que se le vaya a rendir pleitesía a Fidel (...) A los que creemos en la democracia, las libertades y los derechos humanos, nos cuesta trabajo entender que se reúna con un exjefe de Estado que fue todo menos un defensor de la libertad”, criticó el senador panista.

 

 

México y Brasil pugnan por ganar posiciones en Cuba

Rogelio Núñez

28 de enero de 2014

 

Raúl Castro se va a anotar un gran triunfo político y geoestratégico con la celebración de la II cumbre de la Celac en La Habana al lograr reunir en la capital cubana a casi todos los presidentes de América latina. Dos de esos países que acuden a la isla, México y Brasil, buscan además ganar posiciones de cara al futuro del régimen.

 

Se trata de un éxito político para el régimen porque la oposición no va a ser tenida en cuenta por los mandatarios latinoamericanos que lleguen a la isla y geoestratégico porque la región va a arropar a Castro y sus reformas.

 

“Nunca antes, desde (la revolución de) 1959 a la fecha, La Habana había recibido un espaldarazo regional público tan claro”, señala el analista de Infoatam, Arturo López-Levy, de la Universidad de Denver.

 

Para el analista del diario La Razón, Bertrand de la Grange, “por el momento, no ha contestado ninguno de los dirigentes invitados por la oposición cubana a participar en un foro paralelo sobre la democratización en las mismas fechas que la CELAC. Además, todos han mantenido un silencio sepulcral ante las solicitudes de entrevista entregadas a través de las embajadas en La Habana. En cambio, algunos Gobiernos han expresado su deseo de estrechar sus vínculos diplomáticos y económicos con la isla. Es el caso de México, que está en un proceso de normalización de sus relaciones con Cuba después de un enfriamiento de varios años.

 

Ahora que su principal aliado, Venezuela, atraviesa por unos momentos muy delicados, el régimen de Raúl Castro busca diversificar sus relaciones: la UE se plantea flexibilizar su postura con la isla, Barack Obama estrecha la mano del máximo dirigente cubano y América latina muestra su apoyo a las reformas castristas.

 

Y además dos países, México y Brasil, se preparan para jugar un papel en el futuro de la isla que afronta importantes cambios económicos en estos momentos y que en cuatro año vivirá una transición (no se sabe adonde, eso sí) ya que Raúl Castro ha anunciado que en 2018 se retirará, con lo que por primera vez desde 1959 no habrá un Castro en el poder en Cuba.

 

México y Brasil coquetean con Cuba

La cita de la Celac va a ser, por lo tanto, un balón de oxígeno para el gobierno de Raúl Castro quien va a mantener reuniones bilaterales, entre otros, con Dilma Rousseff o Enrique Peña Nieto.

 

Las reformas que impulsa el régimen abren una puerta de oportunidad para que Brasil y México ganen en influencia y opten a interesantes oportunidades económicas.

 

En ese sentido, el presidente mexicano buscará aprovechar el actual “momento clave” cubano para profundizar unas relaciones bilaterales “históricas y entrañables” con la isla.

 

La subsecretaria mexicana de Relaciones Exteriores para América Latina y el Caribe, Vanessa Rubio, confesó que “la nueva relación de México con Cuba parte de una relación histórica. No hay que perder la perspectiva de la fotografía y ver la perspectiva de la película de lo que ha sido esa relación, y esa película es muy cercana, muy fuerte, muy intensa. Seremos muy respetuosos de los marcos que Cuba defina, de los tiempos, pero están pasando cosas muy interesantes y México debe estar ahí”.

 

Peña Nieto aprovecha para realizar su primera visita oficial a la isla desde que en 2012 asumió el poder con el objetivo de propiciar un acercamiento en las relaciones con Cuba luego de fuertes roces ocurrido en la década pasada.  Como gesto previo, México condonó a Cuba el 70% de su deuda por unos 487 millones de dólares que la isla arrastraba desde hace 15 años.

 

El canciller mexicano, José Antonio Meade, en una entrevista concedida al diario español El País confesaba que “el presidente (Enrique) Peña Nieto ha dicho en varias ocasiones que habrá de construir con Cuba la presencia de México en su proceso de actualización del modelo”.

 

El creciente interés mexicano por la isla es muy evidente.

 

El canciller mexicano, José Antonio Meade, en una entrevista concedida al diario español El País confesaba que “el presidente (Enrique) Peña Nieto ha dicho en varias ocasiones que habrá de construir con Cuba la presencia de México en su proceso de actualización del modelo”.

 

“Estamos cerca y aspiramos a ser un elemento positivo y constructivo en una relación que históricamente ha sido muy importante y fraterna”, indicó Meade.

 

Por su lado, los intereses brasileños en Cuba han ido progresivamente ganando peso desde los tiempos de Lula da Silva.

 

Dilma Rousseff asistió el domingo a la inauguración del Puerto de Mariel y la zona franca aledaña, una obra financiada con recursos de Brasil. En concreto por la constructora brasileña Odebrecht y cuenta con una financiación de 682 millones de dólares del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), el banco de fomento del Gobierno brasileño.

 

La propia Dilma ha dicho que desea que Brasil se convierta en un “socio de primer orden de Cuba”.

 

Además, la presidenta brasileña ha anunciado nuevas inversiones de Brasil como un financiamiento de US$ 290 millones del Banco Nacional de Desenvolvimento Econômico e Social (BNDES) -recursos que se unen a los US$ 802 milhões, que y habría invertido Brasil.

 

Estos detalles arrojan luz sobre como Cuba, y sus potencialidades económicas -petroleras especialmente-, provocan que la grandes potencias regionales miren con interés todo lo que ocurre en la isla.

 

Así, el pasado octubre fuentes de la Secretaría de Relaciones Exteriores mexicana aseguraron a El Financiero que ambos gobiernos comenzaron a evaluar una negociación formal para un acuerdo que permita la protección recíproca de sus hidrocarburos en la frontera del Golfo de México. La intención es formalizar la carta de intención no vinculante que Petróleos Mexicanos (Pemex) y Unión Cuba Petróleo (Cupet) firmaron en abril de 2012, con el compromiso de estudiar opciones para que la paraestatal mexicana intervenga en la exploración y explotación de crudo en la zona cubana.

 

Pemex se ha reforzado para llevar a cabo este tipo de proyectos, sobre todo tras la reciente firma de un memorándum de cooperación con Lukoil, el segundo productor de petróleo de Rusia.

 

Pemex y Petrobras buscan posicionarse bien de cara a la posibilidad de explotación del petróleo cubano

 

El acuerdo consiste principalmente en el intercambio de conocimientos que eleve la productividad de las empresas específicamente en “incrementar la exploración y producción en aguas profundas, así como la extracción eficiente de shale gas o gas de lutitas y petróleo”.

 

De todas formas, como recuerda a Infolatam Bertrand de la Grange, “los intentos de encontrar petróleo en aguas profundas han fracasado tanto en 2012 como en 2013. Lo que parece claro es que tanto México como Brasil miran con mucho interés lo que ocurre en Cuba”.

 

De todas formas, la inserción cubana en la región va mucho más allá y la cumbre de la Celac ha servido para cimentar ese tipo de relaciones.

 

Además de su buena relación con los dos gigantes regionales, México y Brasil, su alianza con Venezuela, el Ecuador de Rafael Correa o la Argentina con los Kirchner, mantiene una relación fluida con Colombia sobre todo desde que la capital se ha convertido en sede de las negociaciones entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las Farc.

 

La antigua soledad política de la Cuba castrista en la región es ya historia. No solo los países más cercanos ideológicamente apoyan a Raúl Castro sino que el resto, por intereses económicos y geoestratégicos o de imagen, tratan de ganarse al régimen castrista y estar presentes en su próximo futuro.

 

 

Complicidades bilaterales

Jorge Carrasco Araizaga

28 de enero de 2014

Reportaje Especial

 

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos analiza la queja que presentó Aníbal Riera Escalante, exagente de los servicios de inteligencia de Cuba, contra el Estado mexicano. En su demanda argumenta que funcionarios del gobierno de Ernesto Zedillo –algunos de los cuales tienen cargos importantes en la administración de Enrique Peña Nieto– le negaron con engaños la solicitud de asilo político, lo secuestraron y lo deportaron ilegalmente a la isla, donde pasó tres años en prisión.

 

MÉXICO, D.F. (Proceso).- En su afán de mantener ocultas sus redes de espionaje, México y Cuba quedaron exhibidos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la cual analiza la queja de un desertor del servicio de inteligencia cubano a quien las autoridades mexicanas secuestraron y entregaron en 2000 al régimen de La Habana.

 

Pedro Aníbal Riera Escalante, exoficial de inteligencia del Ministerio del Interior de Cuba y quien estuvo a cargo de infiltrar a la estadunidense Agencia Central de Inteligencia (CIA), tiene en vilo a los dos gobiernos a pesar de los 13 años transcurridos desde su deportación ilegal de México y los tres que estuvo en la cárcel, dos de ellos en Villa Marista, la prisión cubana para los acusados de delitos contra la seguridad del Estado.

 

Radicado en España desde 2012, el cubano de 62 años busca que el Estado mexicano responda por la violación a sus derechos humanos, la cual atribuye entre otras autoridades al actual subsecretario de Relaciones Exteriores, Carlos de Icaza González.

 

Apenas en octubre pasado la CIDH pidió a Riera información detallada sobre la actuación de los funcionarios mexicanos que lo detuvieron sin orden judicial, lo retuvieron en una estación migratoria y lo enviaron a Cuba, donde lo entregaron a las autoridades de ese país con, asegura, documentación falsa.

 

Aunque Cuba no reconoce ni a la CIDH ni a cualquier otra instancia del sistema interamericano, en su demanda Riera Escalante expone que al ser entregado a su país pasó tres meses aislado en la cárcel de Villa Marista y sometido a juicio en un tribunal militar.

 

Sostiene que durante 126 días estuvo confinado en un espacio de dos por tres metros y con la luz prendida las 24 horas, de donde lo sacaban sólo diez minutos cada 20 días o más para tomar el sol o para una visita vigilada con cámaras y por un instructor.

 

Luego pasó un año en la cárcel de máxima seguridad de Guanajay, en el occidente de Cuba. Afirma que aun sin condena fue sometido de nuevo al aislamiento en un “área especial”, la misma donde en 1991 falleció el exministro del Interior de Cuba, José Abrantes Fernández, a quien la versión oficial dio por muerto a causa de un infarto.

 

Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1943 de la revista Proceso, actualmente en circulación.

 

 

¿Por qué Peña legitima a Castro?

Leo Zuckermann

28 de enero de 2014

 

Cuando un gobierno democrático legitima a una dictadura sólo puede justificarse porque le conviene a sus intereses. Ya sea porque la dictadura en cuestión es un socio comercial importante, una potencia mundial o un país que puede ayudar en mucho a la democracia en cuestión. Y hasta en esos casos incluso resulta cuestionable. Por razones morales, nunca una democracia debe apoyar una dictadura. A un demócrata debe avergonzarle darle la mano a un dictador a menos, y con mucha reticencia, porque a su país le conviene muchísimo. Los beneficios deben ser clarísimos para justificar una legitimación de este tipo. El caso viene a colación por la visita que está efectuando el presidente Peña Nieto a Cuba legitimando, así, a la dictadura castrista.

 

Como mexicano creyente en la democracia liberal me apena ver a nuestro jefe de Estado reuniéndose con un par de dictadores como son los hermanos Castro (no sé, por cierto, si Peña Nieto verá a Fidel, pero ciertamente se juntará con Raúl). Lo entendería si México tuviera algo muy importante qué ganar con estas reuniones. Es el caso, por ejemplo, de haberse juntado hace poco con el dictador chino en funciones. Ahí sí que había mucho en juego: una relación comercial importante y la posibilidad de dialogar con una potencia central en las relaciones internacionales. Pero, con Cuba, ¿qué gana México?

 

Económicamente nada. Según reportes oficiales, en 2010 México exportó a Cuba 307 millones de dólares. Cuba exportó a México 18. Una relación comercial de 325 millones de dólares, es decir, nada. Que yo sepa no hay ninguna empresa mexicana importante operando en la economía centralmente planificada de Cuba. Y, para acabarla de amolar, las ventas que le hacemos a ese país suelen hacerse con deuda que luego no pagan. Recientemente nuestro gobierno condonó 70% de una deuda de 500 millones de dólares a los cubanos. 30% restante supuestamente lo pagarán en diez años. En suma, no hay muchas oportunidades económicas que podamos ganar yendo a legitimar la tiranía de los hermanos Castro.

 

¿Y políticamente? Quizá ahí sí pudiera argumentarse que hay un interés de México por estar bien con uno de sus vecinos marítimos. Pero el riesgo que se corre es que algunos estadunidenses aprovechen esto para atacar los intereses mexicanos. Congresistas de derecha que retóricamente ataquen a Peña por reunirse con ese anacronismo histórico que son los déspotas comunistas.

 

Sopesando, entonces, los costos y beneficios, me parece que, en términos de intereses, no hay mucho que ganar al andar legitimando la dictadura cubana. Y moralmente sí se pierde mucho: el apoyo de una democracia a un régimen autoritario que viola los derechos humanos.

 

No lo digo yo sino las organizaciones no gubernamentales de derechos humanos. Human Rights Watch, por ejemplo, en su último reporte afirma: “El gobierno cubano continúa reprimiendo a las personas y grupos que critican al gobierno o defienden los derechos humanos básicos. Los funcionarios utilizan una variedad de tácticas para castigar a la disidencia e infundir temor en la población, como palizas, actos públicos humillantes, la terminación del empleo y amenazas de encarcelamiento de largo plazo. Las detenciones arbitrarias de corta duración han aumentado drásticamente en los últimos años y se ha prevenido, de manera rutinaria, la labor de los defensores de derechos humanos, periodistas independientes y otras personas que pretenden reunirse o moverse libremente”.

 

Por su parte, Amnistía Internacional “lamenta que Cuba haya rechazado las recomendaciones destinadas a mejorar el respeto del derecho a la libertad de expresión, asociación y reunión. Aunque considera que la reforma de Ley de Migración, que entró en vigor en enero de 2013, es una medida positiva, que ha facilitado los viajes al extranjero de los ciudadanos cubanos, incluidos los defensores y defensoras de los derechos humanos y las personas críticas con el gobierno, la organización comparte los motivos de preocupación, expresados durante el examen, de que manifestantes pacíficos, periodistas independientes y activistas de derechos humanos sigan siendo objeto de forma habitual de hostigamiento, detención y condena judicial por ejercer su derecho a la libertad de expresión, asociación y reunión”.

 

Qué vergüenza, entonces, ver a nuestro Presidente legitimando a este régimen dictatorial que no respeta los derechos humanos básicos. ¿A cambio de qué? Parece que de nada.

 

                Twitter: @leozuckermann

 

 

Michelle Bachelet

 

Cuando Michelle Bachelet,  presidenta de Chileviajó a Cuba, se negó a recibir a una representación de las Damas de Blanco, premio Sájarov 2005 del Parlamento Europeo.

 

No obstante, la presidenta Bachelet se reunió durante hora y media con el creador de la dinastía comunista, que oficialmente ya no ocupaba cargo alguno en Cuba. Véase lo contenta que estaba la presidenta Michelle Bachelet  después de reunirse con el asesino serial Fidel Castro Ruz:

Michelle Bachelet fue el único expresidente de Chile que se negó a recibir a Rosa María Payá Acevedo, hija del fallecido disidente cubano Oswaldo Payá -premio Sájarov del Parlamento Europeo-, cuando visitó Chile en agosto de 2013. Una vez más, Michelle Bachelet demostró su amor por la tiranía castrista.

 

 

Corre enviado a la Nueva Mayoría

¡Qué barato le salió, presidenta electa!

Manuel Castro Rodríguez

26 de enero de 2014

 

Presidenta electa Bachelet, con solo cinco ministerios usted logró el silencio cómplice de la dirigencia de la democracia cristiana (DC). Con excepción de su tradicional apoyo a que se investigue la muerte del dirigente democristiano Oswaldo Payá, la DC no ha dicho una palabra sobre la brutal represión existente en Cuba:

 

6.424  detenciones arbitrarias por motivos políticos documentadas  el pasado año 2013.

 

Desde enero de 2010–año en que comenzó la excarcelación y el destierro de la mayoría de los presos políticos de la Primavera Negra- se han documentado 19.223  casos  de  personas detenidas temporalmente o procesadas por motivos políticos.

 

Como la Nueva Mayoría conoce, desde que el dictador designado asumió el mando en el año 2006 se han producido más de 200 casos de muertes y desapariciones en Cuba, de ellos 166 documentados.

 

En esa lista resaltan 86 fallecimientos por denegación de asistencia médica en prisión, 46 suicidios de presos y 15 homicidios extrajudiciales. También cuatro presos fallecieron por huelga de hambre: Orlando Zapata Tamayo, Wilman Villar Mendoza, Yordanis Ballagas Ramírez y Roberto Antonio Rivalta Junco.

 

La Operación Limpieza continúa a todo vapor:

 

https://twitter.com/search?q=%23OperacionLimpieza&src=hash

 

La dirigencia de la DC tiene muy buenas relaciones con el Sr. Lautaro Carmona, secretario general del Partido Comunista de Chile, quien no considera que Corea del Norte sea una dictadura. También declaró que “no hubo dictadura” en la Alemania Comunista:

 

 http://www.cnnchile.com/noticia/2013/12/17/lautaro-carmona-no-hubo-dictadura-en-la-rda

 

La dirigencia de la DC está muy bien educada: con la boca llena no se habla.

 

Tal parece que el único dirigente de la DC para quien la Doctrina Social de la Iglesia  no es letra muerta es el exparlamentario Gutenberg Martínez.

 

 

La auténtica cara del régimen castrista

Luis Ayllón

25 de enero de 2014

 

Mientras los países de la Unión Europea tratan de concertar unas bases sobre las que negociar con Cuba un Acuerdo Político y de Cooperación, el régimen castrista vuelve a hacer lo que mejor sabe: detener a todos los que no se muestran de acuerdo con él. La próxima celebración en La Habana de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), cuya presidencia le corresponde este año a Cuba ha puesto muy nerviosas a las autoridades de la Isla, sobre todo desde que se supo que los disidentes del interior han organizado una cumbre paralela.

 

La última de sus actuaciones visibles ha sido la detención de José Daniel Ferrer, líder de la Union Patriótica Cubana, y una de las cabezas visibles de la oposición al régimen, sobre todo, tras la muerte de Oswaldo Payá. Ferrer y su esposa, que le acompañaba, fueron detenidos el viernes, según denuncia de su organización, tras haberse entrevistado con los embajadores de España, de Holanda y, posiblemente de Suecia.

 

El régimen ya advirtió de que no permitiría la reunión de los opositores, en la que pensaba participar Ferrer, que se había trasladado a la capital desde Santiago de Cuba.

 

Los socios europeos se han embarcado en un proceso encaminado a normalizar las relaciones con Cuba, aprovechando que en los últimos tiempos, ha hecho algunos cambios, entre otros, permitir la salida de sus ciudadanos de la Isla, aunque ello, dados los precios de los billetes, resulte bastante difícil si no se cuenta con apoyo desde el extranjero. Incluso España, que durante muchos años fue le principal adalid de la presión sobre el castrismo, está dejando hacer a los países más proclives al acercamiento al régimen de los Castro, siguiendo la línea trazada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

 

La actitud del Ejecutivo de Mariano Rajoy, por más que el ministro de Exeriores, José Manuel García-Margallo, insista en que la Posición Común Europea se mantendrá hasta tanto no se alcance un acuerdo con los cubanos, no es ni compartida ni entendida por la mayoría de los grupos disidentes ni tampoco por un ala del PP, que encabeza Esperanza Aguirre.

 

El Gobierno intenta justificarse en el hecho de que más de la mitad de los socios europeos tiene ya acuerdos bilaterales con La Habana, y en que es preciso buscar una nueva vía, después de 18 años de Posición Común. La actuación de las autoridades castristas, que no sólo han detenido una vez más a José Daniel Ferrer, sino que periódicamente hacen lo mismo con otros disidentes, que se ven hostigados y amenazados, no es una buena manera de afrontar un posible cambio en la relación con la Unión Europea. Y hace dudar de que quieran de verdad ese cambio.

 

Y no estaría de más, tras esta última detención, una protesta firme ante el Gobierno cubano, porque los hechos se han producido, precisamente después de que la Embajada española haya abierto sus puertas al disidente.

 

 

¿Cómplices de los Castro?

Bertrand de la Grange

25 de enero de 2014

 

La UEy América Latina deberían ayudar a la sociedad civil emergente y dejar claro que ya no son cómplices de la dictadura

 

Crece el malestar en la oposición y en el exilio cubanos ante la supuesta indiferencia de los países democráticos hacia la falta de libertad en la isla. Esta percepción ha tomado fuerza a raíz de dos acontecimientos internacionales: la decisión de la Unión Europea de flexibilizar su relación con el régimen castrista y el desaire hacia los disidentes de parte de los 32 jefes de Estado y de Gobierno convocados a la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), que tendrá lugar en La Habana del 28 al 30 de enero.

 

Por el momento, no ha contestado ninguno de los dirigentes invitados por la oposición cubana a participar en un foro paralelo sobre la democratización en las mismas fechas que la CELAC. Además, todos han mantenido un silencio sepulcral ante las solicitudes de entrevista entregadas a través de las embajadas en La Habana. En cambio, algunos Gobiernos han expresado su deseo de estrechar sus vínculos diplomáticos y económicos con la isla. Es el caso de México, que está en un proceso de normalización de sus relaciones con Cuba después de un enfriamiento de varios años.

 

Las declaraciones a la agencia EFE de la subsecretaria mexicana de Relaciones Exteriores, Vanessa Rubio, han caído mal en el exilio, que ha expresado su disgusto en las redes sociales. Según la funcionaria, la visita del presidente Enrique Peña Nieto será la oportunidad para apoyar “la actualización del modelo económico de Cuba y todas las reformas que están implementando en su contexto […], en los términos cubanos, en los tiempos cubanos”. “Hay una decisión absoluta por parte de ambos presidentes de fortalecer el diálogo político”, agregó. Sin embargo, parece que no habrá espacio para un encuentro con algún representante de la oposición, oficialmente ilegal.

 

No fue siempre así. En la IX Cumbre Iberoamericana (La Habana, noviembre de 1999), la entonces canciller de México, Rosario Green, se reunió con el defensor de los derechos humanos Elizardo Sánchez. Nunca había ocurrido antes, ya que los dos países mantenían un pacto de amistad y de no-injerencia desde la revolución de 1959. En esa misma cumbre, el presidente José María Aznar recibió a cinco disidentes en la embajada española. Y el presidente uruguayo, Julio María Sanguinetti, fue el primer mandatario latinoamericano en reunirse con la oposición en la isla. Tres años después, en 2002, el mexicano Vicente Fox haría lo mismo.

 

Vale la pena recordar las palabras de Fidel Castro en esa oportunidad. “Nosotros estamos tranquilos, nada puede ser para nosotros motivo de preocupación”, dijo el entonces todopoderoso Comandante en Jefe a propósito del encuentro de Fox con varios disidentes en la embajada mexicana. Con semejante precedente, no veo por qué los dirigentes latinoamericanos o sus ministros tendrían reparos en reunirse con una delegación de la oposición al margen de la CELAC. Lo más probable es que ocurra finalmente, a pesar de las visitas intimidatorias realizadas por agentes de la Seguridad del Estado a los domicilios de algunos de los activistas y blogueros más conocidos, como Yoani Sánchez.

 

El otro asunto que preocupa a una buena parte del exilio y a la débil oposición interna es la decisión de los 28 Estados miembros la Unión Europea de renunciar a la “posición común” con respecto a Cuba. Desde 1996 la UE condiciona la normalización de sus relaciones con La Habana al respeto a los derechos humanos y a los avances hacia la democracia. El régimen castrista considera esa exigencia como una intromisión en sus asuntos internos, mientras la oposición la ve como un seguro de vida y un instrumento para frenar la represión.

 

¿De qué ha servido la posición común? Veinte años después de su entrada en vigor, el régimen sigue en pie, a pesar de la enfermedad de Fidel, que ha trasladado su poder a su hermano menor. Las reformas emprendidas por Raúl Castro —creación de un embrión de sector privado, venta libre de celulares, fin de la prohibición para los cubanos de entrar en los hoteles, de comprar y vender casas y autos— no han cambiado la naturaleza del sistema, ya que se trata de una simple “actualización” de un modelo fracasado, bajo la tutela de un partido único.

 

Lo que sí ha cambiado es la sociedad, sobre todo esa otra Cuba cada día más numerosa que vive al margen del aparato burocrático y de la ideología revolucionaria, esa Cuba joven que se busca la vida por su cuenta, toca y escucha música propia, escribe blogs y prescinde de los medios oficiales (el infumable Granma y sus clones audiovisuales están perdiendo el monopolio de la información). El cambio depende ahora de los cubanos de a pie, no de esa dirigencia moribunda aferrada al poder y a ideas obsoletas.

 

Sería tranquilizador que la UE y América Latina descubrieran de una vez el enorme potencial de esa sociedad civil emergente. Y que hicieran todo lo posible por ayudarla a construir un nuevo país y dejar claro que ya no son cómplices de la dictadura.

 

 

La legitimación de una dictadura

Andrés Oppenheimer

24 de enero de 2014

 

Lo más vergonzoso de la programada visita de los presidentes latinoamericanos a Cuba para asistir a una cumbre regional el 28 de enero no es que viajen a un país gobernado por una de las últimas dictaduras familiares del mundo, sino que probablemente no aprovechen la oportunidad para visitar también la cumbre paralela que la oposición pacífica de la isla planea celebrar al mismo tiempo.

 

Salvo sorpresas de último momento, ninguno de los 32 jefes de estado y representantes del gobierno que asistirán a la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) a realizarse entre el 28 y el 30 de enero en La Habana, se reunirá con líderes de la oposición o con grupos civiles independientes durante su visita a Cuba.

 

Ni siquiera el presidente mexicano Enrique Peña Nieto, que quiere ser visto como miembro de una nueva generación de líderes más modernos y menos autoritarios, tiene planes de reunirse con ningún miembro de la oposición pacífica cubana, a pesar de que los mandatarios cubanos se han reunido repetidamente con la oposición mexicana cada vez que han visitado a México.

 

Comparativamente, el ex presidente Vicente Fox y su secretario de relaciones exteriores, Jorge Castañeda, se reunieron con líderes de la oposición durante una visita a Cuba en el 2002, y la ex secretaria de relaciones exteriores mexicana Rosario Green lo hizo con disidentes cubanos durante una cumbre celebrada en La Habana en 1999.

 

En una entrevista publicada el 18 de enero en el diario español El País, el secretario de relaciones exteriores mexicano José Antonio Meade dijo que “queremos desarrollar con Cuba una relación muy cercana de pleno apoyo a su estrategia de actualización económica”.

 

Preguntado sobre si Peña Nieto dialogará con disidentes en Cuba, Meade dijo que el presidente mexicano “participará en Cuba con una agenda que tiene que ver con la cumbre de la CELAC. Él aceptó una visita oficial y en ese marco se va a desarrollar”. Traducción: no lo hará.

 

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, no respondió a una llamada en donde le iba a preguntar si pensaba reunirse con líderes opositores durante su visita a la cumbre en Cuba.

 

Guillermo Fariñas, uno de los líderes de la oposición cubana que planea asistir a la contra-cumbre de La Habana, me dijo en una entrevista telefónica desde Cuba que la policía política ya le ha hecho una visita a varios disidentes —incluyendo la bloguera Yoani Sánchez— para advertirles que no celebren la cumbre paralela.

 

“El régimen de todos modos va a pagar un costo político”, me dijo Fariñas. “Si permiten la cumbre paralela, el costo político sería que los medios internacionales escucharán otras voces que no sean las oficiales, que les dirán lo que el gobierno oculta: que no hay democracia en Cuba. Y si no la permiten, eso demostrará que, a pesar de los esfuerzos mediáticos, políticos y diplomáticos que ha hecho desde el 2007 para mostrar que supuestamente hay cambios en Cuba, lo que hay aquí es una ola represiva”.

 

El hecho de que los presidentes visitantes probablemente no se reunirán con la oposición los convierte en “cómplices” de la dictadura, y cuanto más gestos de acercamiento hagan, más ayudarán a la dictadura cubana a fortalecerse, señaló.

 

“Yo les diría a los presidentes de América Latina que siempre recuerden que las dictaduras son contaminantes, que no se hagan cómplices de la dictadura de los hermanos Castro, y que se solidaricen con los gobernados y los demócratas, para que el gobierno reciba el mensaje de que tiene que cambiar”, concluyó.

 

Mi opinión: Estoy de acuerdo. Ya es un chiste que los presidentes latinoamericanos hayan elegido al único gobernante de facto de la región —el general Raúl Castro, que es un dictador militar bajo la definición de cualquier diccionario— como presidente de la CELAC, cuando esa organización tiene entre sus principales objetivos “promover la democracia” en la región.

 

Pero asistir a una cumbre de la CELAC en Cuba sin reunirse con ningún representante de la oposición equivale a darle un espaldarazo propagandístico a un régimen totalitario, y a darle la espalda a la oposición pacífica de la isla. Muchos de nosotros, que nos opusimos a los gobiernos militares latinoamericanos en la década de 1970, aún recordamos la manera en que estas visitas de dignatarios extranjeros contribuyen a legitimar a las dictaduras.

 

Por supuesto, algunos presidentes visitantes alegarán que no pueden reunirse con disidentes durante una visita oficial porque deben respetar “la autodeterminación de los pueblos”. ¡Tonterías! ¿De qué “autodeterminación” hablan, si el pueblo cubano no ha tenido la oportunidad de votar libremente para determinar su futuro desde hace 55 años?

 

Si los presidentes visitantes no se reúnen con ningún miembro de la oposición pacífica cubana, será un día muy triste en la historia de la democracia latinoamericana.

 

 


La complicidad de la Argentina de los Kirchner

 

La película apologética –aunque se presenta como documental- titulada ‘Hechos, no palabras. Derechos Humanos en Cuba’, fue realizado por la argentina Carolina Silvestre. Esta película fue financiada con dinero público argentino.

 

‘Hechos, no palabras. Derechos Humanos en Cuba’ está protagonizada por Felipe Pérez Roque –en aquel entonces ministro de Relaciones Exteriores de Cuba- y Ricardo Alarcón –en aquel entonces presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, donde sólo pueden estar los que apoyan a la tiranía, ya que funciona un sistema de partido único al estilo de la Unión Soviética.

 

Orestes Hernández, primer secretario de la Embajada de Cuba en Argentina, fue uno de los guionistas de ‘Hechos, no palabras. Derechos Humanos en Cuba’, que entre otros  fue producida por el estatal Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales de Argentina (INCAA).


Cristina Fernández y el dictador Fidel Castro

La ‘mala memoria’

del canciller argentino Héctor Timerman

Diario de Cuba

24 de enero de 2014

 

En 2003 condenaba la represión y la utilización del embargo como pretexto para ejecutarla. Ahora defiende un “rechazo unánime” a la política estadounidense y olvida el silencio de La Habana sobre los crímenes de la dictadura de Videla.

 

Las relaciones entre La Habana y Buenos Aires parecen sujetas a una “mala memoria” interesada. El canciller argentino, Héctor Timerman, es uno de sus “practicantes”.

 

Timerman mostró “una gran alegría” esta semana por la celebración en la Isla de la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

 

“Estamos seguros de que va a ser un gran éxito”, dijo, según citaron medios oficiales cubanos. Indica “la posibilidad de que los países de América Latina y el Caribe trabajemos juntos, es un hecho histórico que nunca había ocurrido antes”, consideró.

 

El funcionario aseguró además que habrá un “rechazo unánime al bloqueo que sufre Cuba”. Más adelante, agregó que, por su historia reciente, con los miles de desaparecidos de la dictadura militar, Argentina tiene “una responsabilidad ante el mundo de levantar la bandera de los derechos humanos”.

 

En cuanto a Cuba, Timerman ha atravesado un cambio de postura significativo en una década. En 2012 ya criticaba la ausencia de La Habana en la Cumbre de las Américas —”ésta tiene que ser la última cumbre en la que no participe Cuba”, decía—; sin embargo, en la primavera de 2003, cuando no era canciller sino director de la revista Debate, criticaba con dureza la represión del régimen y la utilización del embargo como excusa.

 

“Cuba es una dictadura de izquierda”, decía entonces en una entrevista concedida a Gabriel Salvia, director del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), tras la oleada represiva que envió a prisión a 75 disidentes.

 

“Como en toda situación donde hay gente perseguida y una sociedad que no tiene acceso a las libertades individuales, la obligación que tiene toda persona de bien y toda persona progresista es denunciarlo, no ser cómplice del silencio que buscan las dictaduras y alertar al mundo sobre lo que está sucediendo en esos países dictatoriales”, agregaba en la entrevista.

 

Timerman se quejaba asimismo de que el régimen utilizara el embargo como justificación para la represión.

 

“Cuba alega que está siendo atacada por los Estados Unidos y que por eso tiene que tomar medidas de emergencia (…) Las medidas de emergencia en Cuba llevan más de 40 años, no puede ser que un país viva en estado de emergencia durante más de 40 años. También la Argentina durante la época de la dictadura decía que era atacada por el comunismo internacional. Son todas patrañas, todas mentiras, todas excusas”, decía.

 

Cuando La Habana protegía a Videla

 

Timerman criticaba también el silencio que durante años guardaron el Gobierno de Fidel Castro y los medios de la Isla (todos estatales) ante los crímenes de la dictadura militar en Argentina.

 

Y en ello tenía razón. Entre los últimos años de la década de los setenta y el inicio de la de los ochenta, La Habana se opuso sistemáticamente a que la entonces Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas investigara las denuncias de desapariciones y asesinatos ocurridos bajo la dictadura de Jorge Videla.

 

Para la investigadora Kezia Mckeague, la extraña alianza podría deberse, entre otros motivos como las relaciones compartidas con la Unión Soviética, a que ambos regímenes tenían un “interés común en defender el principio de no intervención en cuestiones de derechos humanos”.

 

A Timerman le ha tocado ser canciller en el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, quien exhibe su simpatía por los Castro y ha estrechado lazos con los gobiernos izquierdistas de la región.

 

De La Habana, además de la coincidencia en posturas políticas en foros internacionales, Buenos Aires recibe un apoyo permanente a su reivindicación sobre las Islas Malvinas.

 

Y, al igual que en el caso del embargo estadounidense, este será uno de los temas sobre los que se espera que la cumbre de la CELAC —a la que no pertenecen ni Estados Unidos ni Canadá— se pronuncie “unánimemente”.

 

“Va a haber un reconocimiento de que las Islas Malvinas son argentinas” y de “la necesidad de las negociaciones pacíficas” con Londres, dijo esta semana Timerman.

 

 

Correo enviado al presidente Mujica

y al Frente Amplio

El deber moral del presidente Mujica

y el Frente Amplio

Manuel Castro Rodríguez

8 de enero de 2014

 

Presidente Mujica, usted no puede pretender desconocer que su acción de viajar nuevamente a La Habana, es un nuevo espaldarazo al régimen totalitario imperante en Cuba desde hace más de medio siglo.

 

Presidente Mujica, usted no puede pretender alegar que está desinformado sobre lo que sufre el pueblo cubano, porque desde hace seis meses le he venido informando sobre las graves y sistemáticas violaciones a los derechos humanos por parte de la gerontocracia estalinista cubana.

 

Presidente Mujica, usted no puede negar que el último discurso de Raúl Castro -1 de enero- demuestra que va a incrementar la represión. El dictador cubano lanzó una advertencia sobrela permanente campaña de subversión político-ideológica concebida y dirigida desde los centros del poder global para recolonizar las mentes de los pueblos y anular sus aspiraciones de construir un mundo mejorintentos de introducir sutilmente plataformas de pensamiento neoliberal y de restauración del capitalismo neocolonialvender a los más jóvenes las supuestas ventajas de prescindir de ideologías y conciencia social… “inducir la ruptura entre la dirección histórica de la Revolución y las nuevas generacionespromover incertidumbre y pesimismo de cara al futurodesmantelar desde adentro el socialismo en Cuba”.

 

Presidente Mujica, usted sabe que Cuba es el único país occidental donde es ilegal ser opositor: marxistas, liberales, socialistas, trotskistas, democristianos y anarquistas han sufrido difamación, ostracismo, destierro, cárcel, tortura y asesinato. El filósofo izquierdista argentino Oscar del Barco expresó: “Los llamados revolucionarios se convirtieron en asesinos seriales, desde Lenin, Trotzky, Stalin y Mao, hasta Fidel Castro y Ernesto Guevara”.

 

Presidente Mujica, usted sabe que no he podido conocer a mi nieta mayor, porque los hermanos Castro no me permiten entrar a mi patria y a mi hijo no lo dejan salir, porque es médico. ¿Cuál es mi ‘delito’? Denunciar los crímenes de la peor tiranía que ha sufrido América.

 

Presidente Mujica, usted sabe que ya ni a cubanos que guardan silencio ante los crímenes del castrismo lo dejan entrar a Cuba, por ejemplo: el 15 de diciembre pasado a una académica cubana que viajó a La Habana para visitar a su madre, de 74 años y recién operada de cáncer de piel, le impidieron entrar a Cuba. “Le llevaba las medicinas que ella necesitaba, pero ni siquiera me permitieron entregar el paquete a mi familia, que me esperaba en el aeropuerto”, dijo la Dra. María Elena Cobas Cobiella, profesora de Derecho de la Universidad de Valencia, en España. La Dra. Cobas Cobiella expresó: “Me sacaron de la fila, me interrogaron tres oficiales y me montaron de nuevo en el avión, como si yo fuera una delincuente”.

 

Los militares cubanos no le dieron explicaciones. “Solo que el Gobierno no me dejaba entrar”, explicó la Dra. Cobas Cobiella. Esto ocurrió aunque en septiembre pasado el Consulado General de Cuba en Barcelona le expidió un nuevo pasaporte “habilitado” –un sello estampado en el pasaporte que le autoriza a entrar a su patria.

 

Conocí a la Dra. María Elena Cobas Cobiella cuando ella comenzó a impartir clases en la Facultad de Derecho de la Universidad de la Habana. Su hermana fue alumna mía. Ambas son excelentes personas, amantes de su progenitora. ¿Cómo piensa el presidente Mujica que se deben sentir las hermanas Cobas Cobiella?

 

Presidente Mujica, usted sabe que murió el padre de Blanca Reyes –sí, la Dama de Blanco que usted conoce y que le pedí reiteradamente a usted para que intercediera a fin de que Blanca pudiera despedirse de su padre-, sin que el régimen militar cubano la autorizara a entrar a su patria para verlo por última vez: “El Consulado General de Cuba en Madrid (España), negó a la representante de las Damas de Blanco en Europa, Blanca Reyes, el permiso de entrada a la isla que la disidente había solicitado el pasado 22 de julio para ver a su padre de 93 años, que se encuentra muy enfermo en la localidad cubana de Sancti Spíritus”.

 

¿Cómo piensa el presidente Mujica que se debe sentir Blanca Reyes? Ella declaró:La reforma migratoria es una farsa. Yo no he matado a nadie, simplemente pertenezco a un grupo pacífico de mujeres”.

 

Presidente Mujica, usted sabe que la ONG Archivo Cuba, www.CubaArchive.org, publicó una lista con más de 200 casos de muertes y desapariciones en Cuba, de ellos 166 documentados, durante los siete años de mandato que lleva  Raúl Castro, entre 2006 y 2013. En la lista sobresalen 86 fallecimientos por denegación de asistencia médica en prisión, 46 suicidios de presos y 15 homicidios extrajudiciales. Afortunadamente, ya en Uruguay no ocurren hechos como estos. ¿Por qué en Cuba sí?

 

Presidente Mujica, usted sabe que desde enero de 2010 se han documentado19.223 casos de personas detenidas temporalmente o procesadas por motivos políticos.

 

Presidente Mujica, usted sabe que el nivel de violencia física empleada en diciembre de 2013 por los cuerpos represivos y grupos paramilitares contra pacíficos disidentes fue uno de los más altos en las últimas décadas.

 

Presidente Mujica, usted sabe que se comprobó que 179 disidentes fueron agredidos físicamente en 27 actos de agresión realizados en diciembre de 2013?

 

Presidente Mujica, usted sabe que se comprobó que 153 activistas pacíficos fueron víctimas de los llamados “actos de repudio” en 27 incidentes reportados en diciembre de 2013?

 

Presidente Mujica, usted sabe que este vídeo –es de mediados del año recién concluido-

 

http://www.youtube.com/watch?v=thqa6-qi0Hg

 

muestra una de las agresiones físicas sufridas por una pacífica mujer cubana, por parte de las brigadas paramilitares organizadas por orden de Fidel y Raúl Castro.

 

Presidente Mujica, ¿como usted se sintió cuando vio este vídeo? No le hizo recordar a los fascistas de hace ochenta años. Los hermanos Castro han dejado chiquitos a Mussolini.

 

Presidente Mujica, si Fidel y Raúl Castro no se hubiesen declarado de izquierda, hace rato que un tribunal internacional los hubiese condenado por los crímenes de lesa humanidad cometidos.

 

Presidente Mujica, usted sabe que Raúl Castro es un asesino serial. Y que se jacta de serlo: Raúl Castro le recordó a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños en enero de 2013: “Nuestras leyes permiten la pena de muerte, está suspendida, pero ahí está, de reserva”. 

 

Presidente Mujica, usted tiene el deber moral de emitir un comunicado público donde le solicite a Raúl Castro que COMO MÍNIMO cumpla y haga cumplirlos siguientes artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos:

 

Artículo 9: Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.

 

Artículo 13:   2.  Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso el propio, y a regresar a su país.

 

Artículo 19: Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

 

Artículo 20:    1.  Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.

 

Presidente Mujica, eso es lo menos que usted debe hacer si desea conservar la credibilidad de que usted es un demócrata. ¿O no?

 

El Frente Amplio tiene el deber moral de emitir un comunicado público similar. ¿O para el Frente Amplio la Declaración Universal de Derechos Humanos es letra muerta?

 

Parlamentarios, ¿cómo ustedes piensan que se deben sentir los familiares de los cubanos asesinados –incluyendo niños- por el régimen militar cubano?

 

Parlamentarios, ¿cómo ustedes piensan que nos sentimos los cubanos separados de nuestros familiares por el régimen militar cubano?

Correo enviado

a la embajadora de Argentina en Panamá

27 de enero de 2014

Excelentísima embajadora:

 

Ante todo, reciba mi más respetuoso saludo.

 

Soy un izquierdista cubano que vive en Panamá. Le solicito encarecidamente que me haga el favor de hacerle llegar este correo a la presidenta Cristina Fernández.

 

Muchas gracias por su colaboración.

 

Por favor, haga acuse de recibo, excelentísima embajadora.

 

Profesor Manuel Castro Rodríguez.

Dirección: El Cangrejo, Vía Argentina.

Edificio No. 33. Apartamento 15-A.

***********************************************

Dra. Cristina Fernández.

Presidenta de la República Argentina:

 

Ante todo, reciba mi más respetuoso saludo.

 

Soy un izquierdista cubano que vive en Panamá. Presidenta, usted estará de acuerdo conmigo en que al igual que las Malvinas son de Argentina, Cuba es de todos los cubanos.

 

Presidenta, me he percatado que usted está bastante desinformada sobre lo que ocurre en mi patria. Eso siempre ocurre cuando sólo se escucha a una de las partes; por ello le sugiero que lea una gran cantidad de artículos escritos por izquierdistas -marxistas, socialistas, etc.-, que puede ver haciendo clic en el siguiente enlace:

 

http://profesorcastro.jimdo.com/cr%C3%ADtica-izquierdista-del-castrismo/

 

Presidenta, no tenga la menor duda en consultarme algo que no entienda.

 

Presidenta, aprovecho para informarle que mientras usted almorzaba con Fidel Castro, las Damas de Blanco denunciaron que un centenar de sus activistas han sido detenidas para impedir que se manifiesten durante la cumbre de la CELAC, y Guillermo Fariñas -premio Sajarov 2010 del Parlamento Europeo- afirmó estar bajo arresto domiciliario.

 

Presidenta, hace más de una semana las Damas de Blanco -premio Sajarov del Parlamento Europeo- presentaron una solicitud en la Embajada argentina en Cuba para que usted las recibiese. Presidenta, ¿usted se reunirá con las Damas de Blanco?

 

Por favor, haga acuse de recibo, presidenta Cristina Fernández.

 

Agradeciéndole por anticipado su atención, queda de usted

 

Profesor Manuel Castro Rodríguez.

Dirección: El Cangrejo, Vía Argentina.

Edificio No. 33. Apartamento 15-A.

 

 

Brasil: ¡La reina está desnuda!

Jorge Hernández Fonseca

25 de enero de 2014

 

Para los cubanos que vivimos en Brasil se acercan días complejos. Resulta que el gobierno izquierdista del coloso sudamericano envía a su presidenta a la Isla para inaugurar en Cuba una obra ignominiosa: la modernización del puerto de Mariel, como “regalo” de un país libre y democrático a la dictadura más larga, represiva y cruel de toda la historia de Latinoamérica.

 

Resulta altamente revelador que una presidenta latinoamericana --la presidenta brasileña-- con una historia de “luchas” contra la dictadura que unos pocos años atrás oprimió igualmente al querido pueblo brasileño, se decida a manchar sus manos abrazándose a Raúl Castro durante la entrega (e inauguración) de la primera etapa de la obra del mencionado puerto de Mariel.

 

En este hecho repudiable se presentan dos aspectos diferentes, sin poder definirse cuál de ellos es más cínico. Por un lado, el gobierno de una nación donde actualmente se tienen como héroes (de manera justa) a los mártires de su dictadura militar --la que oprimió al país durante más de 20 años-- hasta que el movimiento democrático de “elecciones directas ya” puso fin a esos “años de plomo”. Algo tiene que cambiar en el enfoque hacia aquellos guerrilleros que combatieron la dictadura brasileña –hoy ya en el poder-- cuando esos mismos “guerrillero(a)s” van a Cuba a rendir pleitesía a una dictadura tan opresiva y despiadada como la castrista.

 

Por otro lado, hay una cara ladina asociada al “financiamiento” que Brasil otorgó a la isla para la modernización del puerto: Detrás del dinero brasileño que fue a la Habana, salió el ministro del exterior brasileño de entonces para (según sus propias palabras) concretar (una canallada): Cuba castrista mandaría a Brasil miles de médicos cubanos (hasta el presente ya pasan de 5 mil) a los que Brasil pagaría a los hermanos Castro poco más de 4 mil dólares (número redondo) por cada médico, le daría a ellos casa y comida, y 300 dólares (poco más o menos), siendo que los más de 3.700 dólares restantes por médico, Cuba se los reenviaría al Brasil y así pagaría las empresas que modernizan del puerto de Mariel. ¡Una verdadera canallada!

 

En otras palabras: los médicos cubanos trabajarían tres años en los peores lugares de Brasil, recibiendo una miseria de salario y en condiciones de verdadera esclavitud (según las propias leyes del Brasil) para pagarle a este país la supuesta “ayuda” para la modernización del puerto y paralelamente serían la base de una campaña masiva en favor del gobierno izquierdista brasileño por haber enviado médicos a lugares inhóspitos y ganar así las elecciones este año.

 

Lo anteriormente expuesto --por su gravedad nacional e internacional-- merece algunos comentarios: en primer lugar, ¿cómo respetar la lucha de los guerrillero(a)s brasileños contra la dictadura que los oprimió, si una vez en el poder se apresuran a apoyar otra dictadura más cruel que la suya? Esa contradicción nos lleva de la mano a escuchar los argumentos de los militares brasileños en la polémica sobre la época de la dictadura militar. Los militares aducen que luchaban contra una izquierda extremista, que quería imponer en Brasil un régimen como el cubano, con soporte militar desde la isla. La inauguración del puerto de Mariel en Cuba con la presencia de ex guerrillero(a)s, parece indicar que hay algo más que “relaciones comerciales” entre los antiguos guerrillero(a)s brasileños y la dictadura comunista cubana. Eso por un lado.

 

Adicionalmente, la canallada de hacer pagar a los médicos cubanos doblemente por esta transacción Brasil-Cuba, denota una total falta de escrúpulos de ambos gobiernos, que borra totalmente la imagen supuestamente “humana” del gobierno brasileño con los médicos cubanos. Por un lado, admiten que sean explotados como fuerza bruta en los peores lugares de Brasil sin pagarles lo que pagan a otros médicos extranjeros, sin permitirles traer sus familias, como sí lo hacen los otros médicos extranjeros. Por otro lado los hacen trabajar como esclavos para entregar el dinero de su sacrificio a las grandes empresas capitalistas brasileñas que trabajan en La Habana y que de otra manera no recibirían nada de los hermanos Castro.

 

Seguramente Raúl Castro festejará la inauguración que se aproxima, tiene razones para ello. Lo que nos resulta realmente insoportable es aceptar el papel que la presidenta de un país libre y soberano, con aspiraciones de ocupar el lugar que le corresponde en el concierto de las grandes naciones libres, caiga tan bajo ante un simple tiranuelo opresor, con manos manchadas de sangre, que no dudará, para sus objetivos, en burlarse de sus aliados cercanos.

 

Los cubanos honestos no olvidaremos esta afrenta contra nuestro pueblo, pero no dejamos de ver con mucha tristeza la falta total de justificativas para tanta canallada: ¡la reina está desnuda!

Aquelarre y exorcismos en La Habana

Eugenio Yáñez

23 de enero de 2014

 

Se prepara el circo CELAC con los hermanos Castro

 

En la región donde el “antiimperialismo” es deporte nacional, regalaron a Raúl Castro la presidencia pro témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC). Ahora será reconocido el trabajo del dictador y la batuta pasará a Costa Rica.

 

Sin dudas, el mayor “logro” de CELAC desde su fundación en el 2011 ha sido crear la institución excluyendo a Estados Unidos y Canadá, garantizando populismo, demagogia, pocos recursos, y ausencia de resultados útiles. Los 33 gobiernos que componen CELAC, unos favorables al ALBA y otros a la Alianza del Pacífico, demuestran que el llamado a la unidad abstracta e intereses comunes regionales no va mucho más allá de la retórica.

 

Entre las novedades del circo CELAC en La Habana, a donde por diversas razones no asistirán todos los mandatarios de la región, estará la presencia de José Miguel Insulza, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), a quién el difunto Hugo Chávez lo menos que le dijo públicamente fue “pendejo”, mientras los hermanos Castro lo más positivo que han mostrado hacia esa institución durante más de medio siglo es absoluto desprecio.

 

Un número estelar que anunciarán en La Habana es la propuesta de declarar la región como “zona de paz”. Un viceministro abundó: “Ya desde hace años nuestra región es una zona libre de armas nucleares (...) pero creemos que no es suficiente. Creemos que es preciso que los jefes de Estado y de Gobierno de la región lleguen al acuerdo de que cualquier diferencia, cualquier conflicto, siempre se resuelva por las vías del diálogo, de la negociación y que nunca se llegue ni a la amenaza ni al uso de la fuerza”.

 

Bellísima propuesta del régimen, pero necesita precisiones y aclaraciones. Hasta donde recuerdo, sin pretender ser exhaustivo, solamente dos relativamente breves conflictos armados entre naciones del continente ocurrieron durante los últimos 55 años: la llamada “guerra del fútbol”, Honduras-El Salvador, en 1969, y la guerra Perú-Ecuador en 1995. La guerra de Las Malvinas, entre Argentina e Inglaterra, no fue entre países de la región. Y otros conflictos en esos años, como Argentina-Chile, Venezuela-Guyana, Haití-República Dominicana, Chile-Perú, o Colombia-Ecuador-Venezuela, afortunadamente no fueron mucho más allá de escarceos, alborotos y amenazas.

 

Sin embargo, en ese mismo período de más de medio siglo, el gobierno cubano fomentó conflictos internos en países latinoamericanos y caribeños, e intervino con guerrillas, espionaje, apoyo a la insurgencia, o simplemente injerencia -sin diálogo o negociaciones- en México, Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Bolivia, Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil, Suriname, Haití, República Dominicana, Puerto Rico, Jamaica, Bahamas, Granada, y hasta en territorio continental de Estados Unidos, pero para ese tema no se propone ninguna declaración sensacionalista durante el circo en La Habana.

 

Todo lo contrario: se han preparado hoteles de lujo para delegaciones y prensa acreditada, transporte eficiente, comidas para sibaritas, cenas oficiales, galas artísticas, Internet y Wi-fi, paseos turísticos, mojitos, daiquirí, encuentros con la sociedad civil domesticada que apoya al gobierno totalitario, recogida de indigentes que “afean” el paisaje capitalino, y quién sabe si hasta jineteras-informantes de lujo para “atender” no a sus señorías, claro, sino a otros miembros de las delegaciones o periodistas, y cosas así. Mientras, algunos de los prestigiosos huéspedes meterán el hombro para tratar de lograr, o al menos soñar con, una entrevista o una foto con el Comandante.

 

Puede tenerse la seguridad absoluta de que en La Habana no se realizará durante el cónclave de CELAC una “cumbre paralela de los pueblos”, de esas que tanto gustan a personajes como Fidel Castro, Evo Morales, Nicolás Maduro, Daniel Ortega y otros demagogos, y que a veces incluyen saqueos a comercios, vandalismo callejero y pedradas contra los McDonald’s y otros íconos “imperialistas”. Se supone que, al menos esta vez en La Habana, “los pueblos” ya estén representados por los gobiernos participantes en el concilio: cosas de la dialéctica y la creatividad revolucionaria en tiempos del cólera y el socialismo próspero y sustentable.

 

De reuniones de los ilustrísimos visitantes con opositores o disidentes, como hicieron algunas delegaciones durante la Cumbre Iberoamericana de La Habana en 1999, nada, nadita. Mirarán hacia otro lado, que el horno revolucionario no está para pastelitos ni para disidentes, y no hay que molestar a los Castro, sino asegurarles que se valora mucho más la “tranquilidad” regional que los derechos humanos y la democracia, que al fin y al cabo son cosas y majaderías de “los americanos”.

 

En el cónclave se verán también, en una variante más del juego del esqueleto, exigencias de los mismos gobiernos que excluyeron a Estados Unidos y Canadá de CELAC, para que Washington invite a la dictadura cubana a la Cumbre de las Américas 2015.

 

Resultará interesante ver las posiciones de La Habana en temas como los planes contra el hambre y la pobreza y para paliar y solucionar las deudas sociales del continente, porque el régimen tiene una amplia experiencia en esos temas del hambre y la pobreza. Y podrá compararse el crecimiento promedio de 3,1 % del PIB en la región en 2012 con los raquíticos crecimientos de la economía cubana. Aunque de seguro los alabarderos de siempre tendrán sus numeritos propios para justificar el desastre.

 

Tal vez en eso de la lucha contra el hambre personajes de la brillantez intelectual de Evo Morales o Nicolás Maduro puedan plantear una propuesta verdaderamente novedosa: cambiar el nombre a la organización para llamarla de ahora en adelante Comunidad de Estados Revolucionarios de Latinoamérica y el Caribe.

 

Así, esa estéril institución sería conocida, en vez de como CELAC, con el mismo nombre de aquel engendro “alimenticio” del período especial en Cuba: CERELAC.

La Celac en la Cuba de los Castro

Gabriel Salvia y Manuel Cuesta Morúa

20 de enero de 2014

 

Desde fines de enero de 2013, Cuba quedó al frente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), un organismo cuya creación fue impulcsada por Hugo Chávez como alternativa a la Organización de Estados Americanos (OEA), este último también integrado por los Estados Unidos y Canadá. Podría sonar simplista afirmar que la Celac es la versión subdesarrollada de la OEA. ¿Pero cómo tomar en serio a un organismo que estableció una cláusula democrática y termina siendo presidido por una dictadura? Algo similar resultaría impensable en la Unión Europea (UE) y de hecho fueron principalmente los países del Viejo Continente los que formularon las recomendaciones más categóricas a Cuba durante su Examen Periódico Universal ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU del 1° de mayo de 2013, en Ginebra.

 

Por ejemplo, Alemania le recomendó a Cuba “abstenerse de todas las formas de hostigamiento, intimidación y detención arbitraria de activistas en favor de los derechos humanos”; Holanda le pidió “poner fin a la represión, investigar actos de repudio y proteger a todas las personas que sean víctimas de intimidación o violencia”; Francia le solicitó “garantizar la libertad de expresión y de reunión pacífica, así como la libre actividad de los defensores de los derechos humanos, los periodistas independientes y los opositores políticos”; y España le reclamó “respetar la libertad de expresión, asociación y reunión, y reconocer personalidad jurídica a las asociaciones de derechos humanos mediante un sistema de registro oficial inclusivo”.

 

En esa oportunidad, salvo Chile, ningún país latinoamericano expresó en Ginebra una recomendación a Cuba en línea con las formuladas por los países de la UE y otras democracias desarrolladas, como Suiza, Australia y Canadá.

 

Por eso no resulta extraño que, en su momento, ningún gobierno latinoamericano haya cuestionado en Caracas (2011) la incorporación de Cuba a la Celac y tampoco observado en Santiago de Chile (2013) la increíble contradicción de que un país gobernado por un régimen de partido único, al quedar a cargo de la presidencia pro tempore del organismo, sea el que tenga que intervenir en caso de ruptura del orden constitucional en un Estado miembro.

 

En la Cláusula Democrática de la Celac, suscripta el 3 de diciembre de 2011 en Caracas, se dice reafirmar el respeto al Estado de Derecho, la defensa de la democracia, los derechos humanos, las libertades fundamentales y a las autoridades legítimamente constituidas como expresión de la voluntad soberana de los pueblos. Además de todos los cuestionamientos en materia de derechos humanos que se le formulan a Cuba, si hay algo muy claro es que de un régimen de partido único no pueden surgir autoridades legítimas desde la perspectiva democrática. Por lo tanto, existe una responsabilidad moral e institucional de los Estados miembros de la Celac en legitimar al régimen militar de los hermanos Castro y negarle al pueblo cubano sus aspiraciones democráticas.

 

Asimismo, la igualdad de trato que se le brinda a la dictadura cubana desmerece a los gobernantes latinoamericanos surgidos en elecciones libres y competitivas. En todos los países que integran la Celac -menos Cuba- para convertirse en jefe de Estado como mínimo hay que ganar una elección general ante uno o más candidatos de otro partido. En algunos casos, los aspirantes presidenciales tienen que imponerse primero en una votación interna o primaria, luego alcanzar un determinado porcentaje de votos en la elección general ante uno o más partidos y finalmente triunfar en un ballotage, como sucedió recientemente en Chile con Michelle Bachelet.

 

Sin embargo, el régimen cubano sostiene que es democrático, pero no caben dudas de que la forma en la que Raúl Castro llegó a ser jefe de Estado -y antes su hermano Fidel- careció de la competencia electoral que caracteriza a una genuina democracia. Con independencia de la natural diversidad de modelos democráticos, todos tienen en común el respeto a las libertades fundamentales de sus ciudadanos, en especial las establecidas en los artículos 19, 20 y 21 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que el régimen cubano viola expresamente.

 

De todo esto se pretenderá reflexionar, nada menos que en La Habana, el próximo 28 de enero, durante el II Foro Democrático en Relaciones Internacionales y Derechos Humanos que organiza el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal), con base en Buenos Aires, con el coauspicio local del Arco Progresista, Nuevo País y el Comité Ciudadano por la Integración Racial, con el título “La declaración especial de defensa de la democracia de la Celac y su incompatibilidad con el sistema de partido único de Cuba”.

 

Este encuentro se realizará en el contexto de la Cumbre de la Celac que durante esos días se realizará en La Habana y que tendrá a su dictadura como anfitriona de los jefes de Estado y gobierno de los países latinoamericanos. Tanto la seguridad personal de los asistentes, como la garantía al derecho humano universal a la libertad de reunión y expresión durante el Foro convocado por Cadal y sus contrapartes cubanas, serán también responsabilidad de todos los Estados miembros de la Celac, incluida la Argentina, con su declamado liderazgo internacional en la defensa de los derechos humanos.

 

 

España y Cuba: diferencias políticas aparte

Osmar Laffita Rojas

26 de noviembre de 2013

 

Parecía presagiar tormenta, para el régimen de Cuba,  la  derrota propinada por los electores españoles al presidente del gobierno y secretario general del  Partido Socialista Obrero Español, José Luis Rodríguez Zapatero, en las elecciones  de noviembre de 2011.

 

Para los socialistas españoles, los resultados  fueron los peores alcanzados por un partido político desde el establecimiento de la democracia. Mientras, el derechista Partido Popular (PP) se alzó con el 44,6% de los sufragios y holgadamente alcanzó la mayoría en el Congreso de Diputados, con 186 curules.

 

Contrario a los que pensaban muchos, dentro y fuera de Cuba, entre los miembros del gobierno que acompañarían en su gestión al recién electo Mariano Rajoy, no aparecieron  los que de manera intransigente desplegaron dentro del PP una campaña contra el régimen cubano, como Jorge Moragas, que fungía como secretario de Relaciones Exteriores, y Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid.

 

Desde que Rajoy asumió la presidencia, anunció que su prioridad era poner término a la grave crisis de  la economía española, originada por la debacle del sector inmobiliario, que había sido el principal motor económico y laboral de España en los últimos 15 años. Como consecuencia de esa crisis, se produjo una brusca caída de la economía  y un imparable crecimiento del desempleo, que llegó a totalizar más de 4 millones de parados.

 

Ante tal situación, los inquilinos de la Moncloa no podían crispar aún más las relaciones entre los gobernantes cubanos y el PP. Por el contrario, optaron por acrecentar las relaciones económicas con la Isla y por enviar señales de estabilidad a la comunidad empresarial española asentada durante años aquí, fundamentalmente la del sector del turismo, que es la que tiene mayor presencia.

 

Aunque los medios oficiales cubanos no se refieren a ello, 62 hoteles (casi el 95% de las habitaciones cuatro y cinco estrellas en la Isla) están gestionados por hoteleras españolas.

 

Los 50 hoteles que existen en el polo turístico de Varadero, con 18 mil 752 habitaciones de categoría cuatro y cinco estrellas, son explotados de manera conjunta por los grupos hoteleros cubanos Gaviota, GranCaribe y Cubanacán, asociados con Meliá Internacional, IberoStar, Barceló, RIU y ACCOR, entre otros.

 

Muestra del crecimiento de la presencia española en nuestra industria sin humo fue la inauguración, hace dos meses,  del hotel Meliá Marina Varadero, categoría cinco estrellas y modalidad todo incluido, con 423 habitaciones, el cual será explotado de manera conjunta por la hotelera Meliá Internacional y el Grupo Gaviota.

 

Aledaña al Meliá Marina Varadero, entró en servicio una marina que será el mayor puerto turístico de Cuba y el Caribe, con 1 300 atraques, además de condominios, centros comerciales, servicios técnicos y otras instalaciones dedicadas a los amantes del mar que sean extranjeros con bastante dinero, porque los cubanos residentes en la Isla no tienen derecho a disfrutar de una travesía en yate.

 

Baúl con siete llaves

 

Su interés por acrecentar el comercio con Cuba, indica que el gobierno de Rajoy ha guardado en un baúl las diferencias políticas existentes entre Madrid y La Habana.

 

Entre 2011 y 2013,  las ventas de España a Cuba ascendieron a 1926,1 millones de euros. En 2012,  las exportaciones españolas a nuestro país reportaron 759.5 millones de euros, lo que significó un crecimiento del 17,5%, una señal positiva de la recuperación  de las exportaciones, que antes de la crisis era 776 millones de euros.

 

Pero la balanza de este comercio ha sido altamente desfavorable para Cuba. Las exportaciones cubanas al país ibérico reportaron, en el último trienio, 434 millones de euros. Ha habido una acelerada caída de las ventas. En  2011, fueron 172 millones de euros. Las registradas entre enero y agosto del presente año solo alcanzaron106 millones de euros.

 

El mayor peso de las ventas cubanas no fueron los productos tradicionales, como azúcar, tabaco, pescado y mariscos, sino que ha habido un incremento de la venta de productos derivados del petróleo, aunque en este año se ha registrado una apreciable caída también en ese orden. Además, han disminuido las ventas de tabaco y ron.

 

En cambio, las ventas de España a Cuba  han experimentado un sostenido crecimiento en los tres últimos años. De acuerdo con los pronósticos, al cierre del presente se espera una cifra record. España es el cuarto socio comercial de Cuba (después de Venezuela, China y Brasil)  por sus importaciones y por la masiva presencia de empresas españolas en la Isla.

 

ramsetgandhi@yahoo.com

 

 

Los zorros cuidan el gallinero

Javier El-Hage / Roberto González

13 de noviembre de 2013

 

En el Consejo de Derechos Humanos de la ONU participan países como Arabia Saudita, China, Rusia, Cuba y Vietnam

 

La asamblea general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se encuentra celebrando su 68º período de sesiones en la ciudad de Nueva York. Como sucede todos los años, las diferentes delegaciones de los Estados miembros se reúnen para discutir, negociar y suscribir acuerdos de alto nivel. Ayer 12 de noviembre se llevó a cabo un evento de particular importancia: la elección por un periodo de tres años de 14 Estados que pasaron a formar parte del organismo más importante de defensa y promoción de los derechos humanos en la ONU, el Consejo de Derechos Humanos. Irónicamente, no fueron los Estados democráticos y respetuosos de las libertades fundamentales quienes salieron victoriosos en esta votación; por el contrario, fueron principalmente dictaduras y gobiernos autoritarios como Arabia Saudita, Argelia, China, Cuba, Rusia y Vietnam los electos para integrar este Consejo. Por América Latina, se eligió también al gobierno de México, que se une al elenco de naciones democráticas como Alemania, Austria, República Checa, Chile, Corea del Sur, Costa Rica, Estados Unidos y Japón que también integran el Consejo.

 

En el año 2006, mediante la resolución 60/251, la asamblea general de la ONU creó el Consejo de Derechos Humanos como el órgano responsable de promover el respeto universal y la protección de los derechos humanos y libertades fundamentales en el mundo. Entre las facultades confiadas al Consejo se encuentran la responsabilidad y designación de los procedimientos especiales (grupos de trabajo, expertos independientes, relatores especiales, etc.), la revisión de los exámenes periódicos universales sobre la situación de los derechos humanos en los 192 Estados miembros de la ONU, así como la recepción de denuncias individuales realizadas por personas —incluidas ONGs— que afirmen ser víctimas de violaciones de derechos humanos y libertades fundamentales. Los 14 Estados que fueron electos ayer representan poco menos de un tercio del total de 47 miembros que tiene el Consejo de Derechos Humanos (un tercio de los cuales se eligen anualmente por periodos de tres años). La lista completa de miembros incluye a gobiernos dictatoriales y autoritarismos competitivos como los de la República Democrática del Congo, los Emiratos Árabes Unidos, Kazajistán, Pakistán y Venezuela.

 

El Consejo fue creado con el objeto de sustituir a la antigua Comisión de Derechos Humanos, un órgano creado por el Consejo Económico y Social (ECOSOC) en 1946. Previo a su desaparición, la Comisión sufrió un proceso gradual de críticas y desprestigio, precisamente por el absurdo de que sus miembros eran mayoritariamente regímenes dictatoriales que se asociaban para bloquear y neutralizar cualquier posibilidad de denuncia verdadera sobre la grave situación de los derechos humanos en sus países. El mismo Kofi Annan, secretario general de la ONU en ese momento, indicó en el año 2005 que “la disminución de la credibilidad y el profesionalismo de la Comisión de Derechos Humanos” había menoscabado progresivamente la capacidad de desempeñar sus funciones. Específicamente, Annan criticó que algunos Estados se habían “hecho miembros de la Comisión no para afianzar los derechos humanos sino para protegerse contra las críticas o para criticar a otros”; dando como resultado “un déficit de credibilidad” que empañaba “todo el sistema de las Naciones Unidas”.

 

Para evitar que la desastrosa historia de la Comisión de Derechos Humanos se repitiera, la asamblea general estableció estándares mínimos que los Estados miembros deberían cumplir para pertenecer al recién creado Consejo. El numeral 8 de la resolución 60/251 estableció que al elegir a los miembros del Consejo, los Estados “deberán tener en cuenta la contribución de los candidatos a la promoción y protección de los derechos humanos y las promesas y compromisos voluntarios que hayan hecho al respecto”. La resolución también indicó que se debía tener en cuenta el mérito de los candidatos para “aplicar las normas más estrictas en la promoción y protección de los derechos humanos”, así como para “cooperar plenamente con el Consejo”.

 

El pasado 4 de noviembre, Human Rights Foundation en conjunto con UN Watch publicaron un informe denunciando a varias de las candidaturas sometidas a decisión de la asamblea. El informe evaluó la idoneidad de cada uno de los candidatos de acuerdo a un análisis de dos fases basado en los criterios de selección desarrollados en la propia resolución de la asamblea general.

 

La primera fase del análisis consistió en examinar las credenciales de cada país en relación al respeto por los derechos humanos dentro de su territorio. La segunda fase consistió en examinar los antecedentes de cada país con respecto a la promoción de los derechos humanos en la ONU, bajo la premisa de que ésta no debe elegir Estados que probablemente utilizarán su puesto privilegiado en el Consejo para impedir resoluciones a favor de las víctimas de violaciones de los derechos humanos en países donde estos son violados sistemáticamente.

 

De acuerdo con la primera fase del análisis, la idoneidad de un Estado debe estar determinada, en términos generales, por la calidad democrática o antidemocrática de su gobierno. Es decir, una dictadura (sociedades cerradas, regímenes completamente dictatoriales) estará por lo general considerada como “no calificada”, un régimen híbrido (autoritarismos competitivos, democracias no liberales) será también por lo general “no calificado” o “cuestionable”, y una democracia (democracias representativas, democracias liberales) estará por lo general “calificada” para integrar el Consejo.

 

La segunda fase del análisis consistió en evaluar si estos países (democráticos o no democráticos) ejercen o pueden ejercer una influencia positiva o negativa en el Consejo. En la mayoría de los casos, las probabilidades del voto futuro de un Estado pueden ser inferidas razonablemente en base al registro de votaciones anteriores sobre resoluciones en materia de derechos humanos.

 

Evaluando ambos aspectos entre las 17 candidaturas que este año pugnaron por 14 puestos, HRF determinó que solamente las democracias de Francia, Inglaterra, México y Macedonia estaban “calificadas” para integrar el Consejo, que los autoritarismos de Maldivas, Marruecos y Sudán del Sur, así como los gobiernos democráticos de Namibia, Sudáfrica y Uruguay eran candidatos “cuestionables”, y que las dictaduras de Arabia Saudita, Argelia, China, Cuba, Jordania, Rusia y Vietnam eran candidatos “no calificados”.

 

Resulta escandaloso, por ejemplo, que la asamblea general haya confiado la defensa y promoción de los derechos humanos a algunas de las peores dictaduras y regímenes autoritarios del mundo. Es el caso de China, cuyo gobierno mantiene en prisión Liu Xiaobo, Premio Nobel de la Paz 2010. Xiaobo fue condenado a 11 años de cárcel por haber liderado el movimiento democrático Carta 08, un manifiesto firmado por cientos de intelectuales y activistas chinos que pedía a Beijing democracia, libertad y derechos humanos. La Carta 08 estuvo inspirada en el movimiento Carta 77, encabezada por Václav Havel, primer presidente democrático de la República Checa y exsecretario general de HRF.

 

Lo mismo sucede con Cuba, la única dictadura que queda en el hemisferio occidental —luego de que cayeran las dictaduras militares anticomunistas en los años 80— y un régimen caracterizado por deshumanizar a cualquier opositor político con las etiquetas oficiales de “gusano” o “mercenario”. El pasado 12 de marzo, mientras Rosa María Payá (hija del disidente fallecido Oswaldo Payá, ganador del Premio Sájarov del Parlamento Europeo) dirigía unas palabras ante el Consejo gracias a la invitación de UN Watch, el representante de Cuba, Luis Amorós Núñez, interrumpió la intervención de Payá golpeando la mesa en repetidas ocasiones. Cuando el presidente del Consejo le cedió la palabra, Núñez expresó: “disculpe por el ruido en la sala, pero era necesario interrumpir la intervención de la mercenaria que ha osado venir a esta sala, y queremos preguntarle señor presidente, ¿si este debate del tema 4 es para referirse a cuestiones generales que puedan demostrar un patrón de violaciones de derechos humanos, o también se presta para abordar cuestiones específicas como lo está haciendo la mercenaria que está haciendo uso de la palabra en este momento? […] Agradeceríamos que nos las aclare [sic], y que también ilustre a la mercenaria que está haciendo esta intervención.” Inmediatamente, Bielorrusia, China, Nicaragua, Pakistán y Rusia apoyaron la moción del representante de la dictadura cubana.

 

 En cuanto a la segunda fase del análisis, también resulta lamentable que se haya electo a países como Namibia y Sudáfrica, quienes a pesar de ser democracias liberales respetuosas de los derechos de sus ciudadanos, constituían candidaturas “cuestionables”, ya que frecuentemente votan junto a las dictaduras que dominan el Consejo bloqueando cualquier resolución a favor de las víctimas de violaciones a los derechos humanos en países dictatoriales. En contrapartida, estos Estados suelen apoyar iniciativas como la resolución por los “derechos humanos y diversidad cultural” presentada por Cuba, que no busca apoyar a las minorías tibetana o uigur perseguida por el gobierno chino, ni a la minoría chechena masacrada por el gobierno ruso, sino que tiene la única finalidad de diluir los conceptos de democracia y derechos humanos para sostener que gobiernos como el de Kim Jong-un, el de Bashar al-Assad o el de Raúl Castro son “democracias populares” o “revoluciones permanentes” que protegen los derechos humanos a su manera. Por supuesto, en Cuba, los “gusanos” no son considerados seres humanos.

 

 La flamante elección de Arabia Saudita, Argelia, China, Cuba, Rusia y Vietnam al Consejo de Derechos Humanos hacen recordar la lamentable historia que llevó al desprestigio y desaparición de la Comisión que lo antecedió. A tan solo 7 años de su creación, el Consejo ya presenta el mismo cuadro de enfermedad terminal que puso a los países democráticos en la disyuntiva de continuar participando o no de aquel circo.

 

 En el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, son los zorros los que cuidan el gallinero.

 

Javier El-Hage es director jurídico y Roberto González abogado asociado de Human Rights Foundation, una organización internacional de derechos humanos con sede en Nueva York.

Fidel Castro y Pierre Trudeau,

primer ministro de Canadá de 1968 a 1979

Pierre Trudeau fue el primer gobernante de un país miembro de la OTAN en visitar Cuba, lo hizo el 26 de enero de 1976, cuando las tropas cubanas invadían Angola.

Durante la visita, Trudeau gritó en público: “Viva el comandante en jefe Fidel Castro”.

Después de abandonar el cargo, Trudeau y Fidel Castro mantuvieron su amistad. Trudeau visitó Cuba en tres ocasiones más.

Al morir Trudeau en 2000, Fidel Castro fue uno de los seleccionados para cargar su féretro.

Fidel Castro Ruz y Felipe González Márquez,

presidente del Gobierno español de 1982 a 1996

Felipe González visitó Cuba en noviembre de 1986. Antes de ser presidente, visitó Cuba en varias oportunidades; en una de esas ocasiones le declaró a la revista Bohemia que él pertenecía a la generación española que se sentía heredera de la revolución cubana.

Los 3.151 españoles con propiedades urbanas y rurales a quienes los hermanos Castro les expropiaron sus bienes exigen una indemnización de 350 millones de dólares. Felipe González sólo logró una indemnización de 30 millones, mucho menos de la décima parte. A pesar de ello, las inversiones españolas en Cuba se incrementaron espectacularmente en el periodo que Felipe González gobernó a España.

Felipe González cambió posteriormente. Aquí se le ve con Yoani Sánchez en la entrega de los Premios Ortega y Gasset de Periodismo.

Olof Palme y Fidel Castro.

Palme, primer ministro de Suecia entre 1969 y 1976, fue reelecto en 1982 y asesinado en 1986

Olof Palme declaró su simpatía por la tiranía cubana y consideraba a Fidel Castro “un buen amigo”.

Michelle Bachelet

Cuando Michelle Bachelet, presidenta de Chile, viajó a Cuba, se negó a recibir a una representación de las Damas de Blanco, Premio Sájarov 2005 del Parlamento Europeo.

No obstante, la presidenta Bachelet se reunió durante hora y media con el creador de la dinastía, que oficialmente ya no ocupaba cargo alguno en Cuba. Véase lo contenta que estaba la presidenta Michelle Bachelet después de reunirse con el asesino serial Fidel Castro Ruz:

Michelle Bachelet fue el único expresidente de Chile que se negó a recibir a Rosa María Payá Acevedo, hija del fallecido disidente cubano Oswaldo Payá -Premio Sájarov del Parlamento Europeo-, cuando visitó Chile en agosto de 2013. Una vez más, Michelle Bachelet demostró su amor por la tiranía castrista.

Maridaje Cuba/Brasil monta Semana de la Cultura

Polina Martínez

23 de octubre de 2013

 

Por segunda ocasión, el mes de la Cultura Brasileña en Cuba se desarrolla en La Habana, durante todo octubre. Sin embargo, sus actividades y presentaciones son tenuemente difundidas por los medios oficiales. Además, a la gente de a pie se les dificulta acceder al programa general.

 

En conferencia de prensa, que tuvo lugar en la Casa de las Américas, Sergio Couto, agregado cultural de Brasil en la Isla, informó que el programa general ha sido realizado en estrecha colaboración con instituciones y artistas cubanos. Éste tiene como base los acuerdos firmados entre ambas naciones, en 2009.

 

Las jornadas dieron comienzo con proyecciones en el Cine Club Brasil, en la Casa del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, de películas filmadas recientemente. También la sala Chaplin acogerá una muestra dedicada al cineasta León Hirzsman, autor de la película “Ellos no usan smoking”. Destaca como novedad un grupo de documentales y cortos de ficción poco conocidos o no proyectados en Cuba, como “ABC: La huelga”, acerca de las elecciones en las que participó Luiz Inácio Lula da Silva como candidato presidencial.

 

El espacio es conducido por Antonio Mazón y Frank Padrón, a partir de la muestra de obras clásicas y contemporáneas. Éstas recrean diversidad de temáticas, puntos de vista, historias y estéticas, que motivan a creadores de diferentes generaciones.

 

Música, danza, literatura y artes plásticas también se dan cita en estos días.  El pasado 12 de octubre, hubo una demostración de los grupos de capoeira cubanos llamados “Caimán” y “Sire Angola”.  Esto  ocurrió en la sede de  la compañía Retazos, en La Habana Vieja. Allí se dialogó acerca de esta danza deporte de origen afro-brasileño, muy difundida en el mundo.

 

Está prevista una exposición fotográfica titulada “Vigidal: retratos de una favela”, de la artista visual Bruna Fonte,  el 31 de octubre, en la Casa de las Américas. Así como la presentación de libros de literatura brasileña a cargo de editoriales cubanas. Se presentarán los títulos Sábanas y sueños, de Orlando Senna; El Alufá Rufino, de Joao José Reis; el poemario Apenas una rosa, publicado por Arte y Literatura; y el Programa de Intercambio de Autores Brasileños.

 

Formará parte de estas jornadas el show de Yolo Bonilla, en descarga en vivo, en el Club de Jazz La Zorra y el Cuervo. El cantante interpretará piezas del fonograma Yolinho Habaneiro, premiado en Cubadisco 2012, en la categoría Mejor Antología de Versiones. En la misma sede, las Noches Brasileñas recibirán a Roberto Fonseca y el Grupo Temperamento e invitados, como parte de un proyecto de conciertos. El destacado pianista recreará música de reconocidos compositores de la Isla y la nación carioca.

 

Pero una de las actividades más interesantes del programa no ha sido tan difundida. Se trata de la Conferencia Brasil: Cultura y Desarrollo, que se celebrará en la Sociedad Económica de Amigos del País-SEAP, el martes 29 de octubre, con entrada libre.

 

De más está decir que esta celebración es un eslabón en la sustancial cadena de intereses del régimen cubano ante el capital económico de Brasil. El gobierno brasileño, muy inteligentemente, arma su muñeco con los “lazos culturales”, en tanto llega el día esperado. La puesta en marcha de la “zanahoria” del Mariel, el  Decreto Ley 313  y el Decreto 316, el próximo 1/11/2013, para los grandes inversionistas extranjeros.

 

Nota:

 

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, se disculpó ayer martes, 22 de octubre, públicamente con un médico cubano insultado en el aeropuerto al llegar a Brasil, como parte del programa que facilita la entrada y el trabajo en el país de profesionales de la salud extranjeros.”Desde el punto de vista personal y de mi gobierno, yo le pido disculpas” a Juan Delgado “por haber sufrido un inmenso embarazo”, se excusó la mandataria con el galeno cubano, al promulgar la ley que establece el programa Más Médicos, lanzado en agosto, y que facilita la llegada de médicos de otros países.

 

 

 

Cuestión de tiempo

Raúl Rivero

21 de septiembre de 2013

 

Brasil procura llegar antes a las ruinas e invierte en Cuba para cuando EEUU levante el embargo

 

Fernando Pimentel, el ministro brasileño de Desarrollo, Industria y Comercio es uno de los cuadros más imaginativos de la izquierda de aquella nación o un tipo honesto con el valor de decir que las inversiones que hace su país en Cuba no tienen nada que ver con la publicitada solidaridad con un pueblo que vive en la miseria. Para él, la Isla está en fase de transición hacia una economía de mercado y cuando eso suceda Brasil se beneficiará por el apoyo que le ofrece ahora al Gobierno.

 

Lo explicó esta semana en la Cámara. El compañero de viaje y hombre de confianza de Dilma Rousseff cree que la dictadura hará el cambio en el momento en que el gobierno de Estados Unidos levante el embargo comercial. Cuando eso ocurra, dijo, cada crédito que ofrecemos significará exportación de servicios brasileños. Mucha imaginación y previsión. Llegar antes a las ruinas. Como se dice por allá, de esos Marcos Pérez hay muchos en Buena Vista.

 

Para los personajes que piensan así los cubanos no existen. Son una cifra que tendrá valor nada más que en ese porvenir. Su sensibilidad de demócratas y defensores de los pobres está congelada en la retórica de los discursos de sus partidos políticos donde la palabra trabajadores sirve para florear las siglas.

 

Los 11 millones de hombres y mujeres que viven en Cuba son sombras sin ilusiones ni temperaturas. La izquierda latinoamericana solo mira y atiende al Gobierno. Ellos piensan a largo plazo y en el fruto de sus inversiones con los amigos en el poder. Ni un minuto para el día de hoy y, por ejemplo, para la dama de blanco Sonia Garro, en prisión desde marzo de 2012 y a quien la fiscalía le pide ahora 10 años de cárcel. Y 14 para su esposo, el opositor Ramón Muñoz.

 

No hay un gesto para el drama cotidiano de la represión y las golpizas. Indiferencia y cambio de luces ante la escasez y las necesidades de la población porque nada de eso sale en los medios triunfalistas del régimen. Como tampoco publican los complicados sueños del ministro Pimentel que aspira a recuperar las inversiones de su país y a ganar dinero cuando se implante en Cuba la economía de mercado. “Eso es cuestión de tiempo”, aseguró.

 

Pero la fecha, según el ministro, la marca el imperialismo.

Tiene plena vigencia el tango Cambalache, creado en 1935: “Que el mundo fue y será una porquería/ya lo sé/en el quinientos seis/y en el dos mil también

Balseros cubanos reprimidos

por el Gobierno de Bahamas

La candidatura de Jean Ziegler a la ONU:

una afrenta al pueblo cubano

Fabio Rafael Fiallo

20 de agosto de 2013

 

Imaginemos un instante lo que es pasar la niñez bajo una dictadura, perteneciendo a una familia de disidentes, una familia perseguida y vigilada noche y día. Imaginemos también que, antes incluso de alcanzar la adolescencia, a usted le ha tocado ver seres queridos llevados a calabozos inmundos, permaneciendo allí meses eternos, cuando no años infinitos, por haber cometido el crimen imperdonable de protestar contra la tiranía o tan solo de rehusar colaborar con la barbarie.

 

Imaginemos que en tales circunstancias, usted se entera de que en el exterior de ese infierno, en tierras donde impera el juego democrático y la libertad de expresión, alguien afirma batirse por la justicia, paseándose por los escenarios de televisión para impartir lecciones de moral, pero al mismo tiempo defiende dictaduras execrables, encontrándoles circunstancias atenuantes e incluso virtudes inauditas.

 

En ese caso, cabe formular una pregunta: ¿qué sentimiento debería inspirar un personaje de semejante calaña?

 

Es justamente por solidaridad hacia los disidentes de dictaduras de todo tipo, y hacia sus hijos, padres o cónyuges, que es imposible manifestar otra cosa que repugnancia moral por un ciudadano suizo, militante político y sociólogo de formación, que no ha escatimado elogios en favor de los peores déspotas de este mundo siempre y cuando los mismos puedan ser catalogados de “progresistas”, “tercermundistas” o “antiimperialistas”.

 

Ornados con esas etiquetas supuestamente tan prestigiosas que pueden justificar los crímenes más abominables, los Mengistu, Mugabe, Castro, Gadafi, Gbagbo y otros más se beneficiaron por largo tiempo de la defensa cómplice del personaje que nos ocupa.

 

Ese ciudadano suizo, cuya candidatura acaba de ser propuesta por las autoridades de su país al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, se llama Jean Ziegler.

 

Un Jean Ziegler que, a pesar del fiasco absoluto del régimen castrista, a pesar de los 500 mil cubanos que, según el censo de la ONG Freedom House, han pasado por motivos políticos por las cárceles y salas de tortura de la Isla, a pesar del hostigamiento permanente infligido a las Damas en Blanco, a pesar de los arrestos recurrentes a que son sometidos los disidentes, a pesar de los cubanos que han preferido morir en huelga de hambre antes que seguir viviendo hacinados en cárceles atroces cumpliendo condenas injustificables, a pesar de la confesión del propio Fidel Castro de que el socialismo no funciona ni siquiera en Cuba, a pesar de la constatación del propio Raúl Castro de que la economía cubana se encuentra al borde del precipicio sin poderle atribuir tal situación al cantaleado embargo, un Jean Ziegler, repito, que calificó en febrero de 2011 de “explosión de luz” al régimen culpable de toda esa ignominia.

 

Se trata del mismo Jean Ziegler que, durante un viaje a Cuba realizado en 2007 como relator especial de la ONU sobre el derecho a la alimentación, se negó a recibir a un grupo de disidentes que le pidieron audiencia para tratar, no más, la situación de los derechos humanos en Cuba.

 

De ahí que, muy justificadamente, la ONG UN Watch advierte que, de ser nombrado Jean Ziegler en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, el régimen castrista habrá de utilizarlo para diseminar su propaganda y sus mentiras.[1]

 

Y es que Jean Ziegler ha dado muestras de una flexibilidad ética contestable al cambiar convenientemente de chaqueta, por ejemplo, con respecto a Muammar Gadafi después de una larga amistad sin ningún tipo de crítica u objeción.

 

Numerosas fueron en efecto las veces en que el personaje de marras expresó su simpatía y apoyo al guía de la “república de masas”. Pero más tarde, demasiado tarde, cuando gracias a la ira popular las cosas empezaron a cambiar en Libia, cuando Gadafi era ya un cadáver político, el mismo Jean Ziegler no tuvo el menor sonrojo al declarar que, si él hubiese sabido, jamás hubiera estrechado la mano de Gadafi.

 

Ziegler argüía pues que él ignoraba que Gadafi fuese un asesino de su pueblo…

 

Pero, ¿en qué planeta de la ofuscación mental o del cinismo descarado había vivido Jean Ziegler para desconocer tan flagrante realidad? ¿Acaso no conocía el vínculo, divulgado por la prensa y los medios de comunicación del mundo entero, entre el atentado terrorista de Lockerbie y el régimen de su amigo libio? En sus viajes a la “república de masas”, ¿cómo pudo no darse cuenta de que la única opinión permitida era la sostenida por el verdugo del pueblo libio? ¿Acaso jamás se preguntó qué suerte corrían en ese infierno aquellos que se desviaban de los cánones impuestos por el monstruo de Trípoli?

 

Un intelectual que hubiese defendido así a Pinochet, ¿hubiera podido salirse con las suyas, como lo hizo el Jean Ziegler amigo de Gadafi, declarando simplemente que, si él hubiera sabido, jamás le habría estrechado la mano al dictador chileno?

 

No tiene nada de sorprendente que 45 ONG reclamasen en 2011 una investigación sobre los vínculos entre Jean Ziegler y Muammar Gadafi.

 

Y es ese personaje moralmente descalificado que las autoridades suizas —obedeciendo a espurias consideraciones diplomáticas— están proponiendo para ocupar una función en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

 

El día en que la historia de nuestra época se escriba al margen de las componendas de cancillerías, y con la lucidez que el tiempo suele otorgar, el eventual nombramiento de Jean Ziegler resaltaría como una mácula vergonzosa en la honorable trayectoria de la democracia helvética.

 

El presente artículo es la versión ajustada y actualizada de un artículo publicado por el mismo autor en francés en febrero de 2012 (“Jean Ziegler, l’ami des crapules tiers-mondistes”, Contrepoints, 14-02-2012).

 

[1] “How Cuba will use UNHRC nominee Jean Ziegler to spread lies, propaganda”, UN Watch, 19-08-2013.

¿Cree alguien de verdad que Lula es un demócrata?

Manuel Cuesta Morúa

10 de julio de 2013

 

-Cuba demuestra que en América Latina las democracias son todavía débiles. No hay dudas de que en el hemisferio sur, contando a las islas del Caribe, la democracia es el referente fundamental, tanto del Estado como de los ciudadanos y de las instituciones. Pero las dinámicas políticas, diplomáticas y geopolíticas condicionan las posibilidades para que aquí no actúen las instituciones sino los intereses.  

 

El clientelismo político de las élites, el populismo de los Estados y de significativos grupos sociales, más el antinorteamericanismo histórico de la región, se combinan para posponer la defensa íntegra de los valores democráticos en el hemisferio.

 

De modo que la prueba de la debilidad democrática no está en las fallas institucionales y en su precariedad social y cultural, sino en la incapacidad para hacer prevalecer los valores en todo el hemisferio. América Latina es el único espacio donde se manifiesta una tensión permanente entre los fundamentos que la constituyen y el compromiso público con las instituciones que le dan cuerpo. En África no hay ambivalencias. Las dictaduras son dictaduras sin rodeos verbales.

    

Existe la tendencia de culpar a la izquierda latinoamericana de la falta de compromiso hemisférico ante la democratización de Cuba. Pero esta tendencia tiene un denso expediente. Desde su surgimiento en nuestra región, las izquierdas revolucionaria y cristiana han sido, si acaso, democráticas por impotencia. Tuvieron que sufrir la violación brutal de sus derechos, a manos de las dictaduras de derecha, para que el tema de los derechos humanos entrara siquiera débilmente en sus respectivos programas ideológicos.

 

Para estos sectores de la izquierda, las libertades básicas no están en la base de la estructura de convivencia social dentro de su modelo de modernidad. Son más bien la herencia instrumental desechable, una vez que se instauren supuestas sociedades justas y revolucionarias en una competencia cooperativa entre la Cidade de Deus y la Ciudad de Marx. Para ellos, Cuba fue el futuro y continúa siéndolo. El asunto nada tiene que ver con el modelo económico cubano, que todo el mundo sabe que es un desastre, sino con el modelo político y social que se supone es viable con ciertas correcciones de su populismo rígido.

 

La democracia es, frente a las izquierdas revolucionaria y cristiana, más una imposición de la realidad que un proyecto político. Su histórica tensión con el liberalismo solo se explica porque recela profundamente de las libertades en el contexto de fuertes estados de derecho institucionalizados. Y estas izquierdas han hegemonizado por sobre la izquierda democrática, la que asocia libertades individuales y equidad social, que resulta minoritaria y que rara vez ha logrado el poder del Estado, a excepción de Costa Rica. En todo caso, ha vivido bajo un permanente complejo por no ser lo suficientemente revolucionaria. Como si la revolución, esa fase inmadura de las sociedades, fuera la condición natural de la política latinoamericana.

 

Si estas izquierdas borbónicas han evolucionado dentro de determinados países, su concepto no ha sufrido una misma evolución a nivel hemisférico. El partido socialista chileno, serio donde los hay, tuvo un itinerario revolucionario fuerte, que lo vinculó al partido comunista cubano, pero que se modera a golpe de tortura, después del paso del pinochetismo, y le lleva, en el caso de Cuba, a esbozar una crítica a nuestra falta de libertades.

 

Hay una rotación del mito cubano

 

Sin embargo, hay una rotación del mito cubano, que se fortalece en los países democráticamente débiles. Después de Chile, Brasil. A éste le sigue Venezuela, montada sobre la misma estela mítica en la que viven la izquierda social e intelectual de Argentina y Uruguay. Las expresiones críticas de la izquierda al gobierno cubano se producen en países de mayor solidez democrática, o que se dirigen a un modelo de democracia fuerte. Allí donde la democracia es débil, como en los países del Alba, o como en Colombia, Guatemala y El Salvador, la crítica a la falta de libertades en Cuba es nula o escurridiza.

 

El tema parece más relacionado con la profundidad de la democracia en los distintos países que con la ideología de los sectores políticos. En Brasil, ni Lula ni Rouseff tienen compromiso alguno con la apertura democrática de Cuba, pero tampoco lo tenían los gobiernos de Sarney o Cardoso. Esto es así porque Brasil es todavía un país en transición, que va saliendo de un modelo de democracia débil, pese a todos sus experimentos.

 

Pero la importancia de Brasil reside en su centralidad como nación y como modelo dual. Parece un proyecto de izquierda imitable y parece un modelo de desarrollo alternativo. Ambas cosas están siendo contestadas por los ciudadanos brasileños y reflejan, en lo que toca a Cuba, cómo la falta de compromiso de los gobiernos latinoamericanos con la democracia cubana traduce las debilidades de los comportamientos democráticos con sus propias sociedades.

 

La izquierda brasileña en el poder reproduce la lógica imperial de las izquierdas revolucionarias, en un país con un pasado y una pretensión imperialistas, difícilmente enmascarables detrás del progresismo: en este desarrollo el pueblo es como un cliente que va dejando atrás el hambre con la ayuda del Estado, y a quien, en el momento de mayor desesperación por los cuestionamientos raigales al poder, hay que escuchar.

 

¿Hacia dónde debemos mirar los demócratas cubanos?

 

Sin embargo, ¿escuchar al “pueblo” es una relación estrictamente democrática y de izquierdas entre el Estado y la ciudadanía? Los Estados latinoamericanos, casi todos, se han encargado de pervertir el vínculo moderno entre el soberano constitucional, “el pueblo”, y el Estado. Quien elige, tendrá solo la posibilidad de ser escuchado. Si algo queda claro, después de las protestas en Brasil, es que los partidos necesitan una refundación ciudadana que supere esa herencia borbónica, según la cual la legitimidad del poder reside en el poder, de donde se deriva que los de abajo serán escuchados sólo a su debido tiempo. Un punto que Michelle Bachelet ha alumbrado claramente desde la altura de su prestigio y visibilidad.

 

Para Brasil, la América del Sur, que era el límite de su diplomacia política, se extiende ahora hasta el Caribe, siguiendo dos lógicas en apariencia contradictorias: la de subpotencia económica y la de geopotencia política. Ninguna de las dos contempla los valores de la democracia más que como soluciones verbales dentro de la retórica modernamente correcta.

 

¿Hacia dónde dirigirnos los demócratas cubanos dentro de este escenario? No parece que podamos trabajar con gobiernos supuestamente democráticos. Los gobiernos en América Latina no han captado los conceptos de democracia fuerte que miran a los gobernados como ciudadanos originarios de la legitimidad política. Mientras las sociedades se abren y la ciudadanía crece en sus formas múltiples, estos gobiernos, con solo dos o tres excepciones, se cierran como grupos corporativos tras el telón tradicional del populismo.

 

Su problema con la prensa es una señal para advertir esta incapacidad de adoptar y estimular conceptos fuertes de democracia. El progresismo ideológico de algunos de ellos no es sino un nuevo conservadurismo social, con serias dificultades para convivir plenamente con las libertades. Ningún demócrata serio se ofende, por ejemplo, con la real o supuesta difamación de la prensa.

 

Los demócratas cubanos debemos conectarnos con la rica pluralidad de la sociedad civil en América Latina, que está vigorizando los derechos y las libertades. Cierta visión estatista nos hace ver que el punto final de nuestro curso y recurso políticos termina en un buen contacto con los representantes del Estado. Eso puede ser el caso con las democracias que privilegian a los ciudadanos, pero no en las democracias que solo tienen por sujeto al “pueblo”. En estas últimas, los ejemplos democráticos a seguir no se encuentran en el poder. Solo están en la sociedad. ¿Cree alguien de verdad que Lula es un demócrata?

Nota de Manuel Castro Rodríguez: Quien se guíe por principios no puede aceptar las violaciones cometidas por varios países europeos contra el presidente de Bolivia, Evo Morales, en su viaje de regreso a La Paz desde Moscú. “Para ser benévolo, metieron la pata, se equivocaron de medio a medio”, dijo el presidente uruguayo, José Mujica. “Cuando se procede así hay que poner la cara y asumir la responsabilidad y decírselo a la comunidad internacional y no tomarnos el pelo”, añadió Mujica.

Quien se guíe por principios tampoco puede aceptar la doble moral de los gobernantes de Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Argentina, que se dieron golpes de pecho para denunciar las violaciones cometidas en el caso del presidente de Bolivia, pero son los principales defensores del régimen de La Habana, a donde vuelan regularmente para tomarse una foto junto al asesino en serie Fidel Castro Ruz o con su hermano Raúl, otro asesino serial. Eso solo tiene un nombre: desvergüenza.

Además, la ausencia de solidaridad internacional con la lucha de más de medio siglo de los cubanos por librarse de la peor tiranía que ha sufrido América, contrasta con el apoyo que en Cuba recibieron los opositores a las dictaduras de Franco, Trujillo y Somoza, entre otros tiranos que sufrió Iberoamérica.

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La cuchipanda de Snowden

Mayte Alcaraz

4 de julio de 2013

 

El excontratista tiene en su agenda a los paradigmas de la libertad de expresión

 

EDWARD Snowden se ha convertido en un dolor de cabeza no sólo para el Gobierno norteamericano, sino también para el ruso, el colombiano, el venezolano, el cubano e incluso los europeos, que no saben qué hacer con los informes que les ha pasado, secretos oficialmente, pero por todos conocidos: que la Agencia de Seguridad Nacional norteamericana les espiaba. Y lo sabían por una razón muy sencilla: porque ellos también lo hacen. Los llamados servicios de inteligencia son en realidad agencias de espionaje a amigos y enemigos (los nuestros han captado incluso al Rey). La información es un arma que proporciona ventajas sobre el interlocutor, sea quien sea. Si los servicios de inteligencia no sirven para eso, no tendría sentido gastarse el montón de dinero que cuestan y dedicarlo a escuelas, hospitales o a simple diversión de los ciudadanos. La diferencia está en que unos países pueden espiar más y mejor debido a su riqueza, potencia y tecnología, mientras el resto deben contentarse con lo que buenamente pueden. Este pacto de caballeros entre villanos ha venido funcionando no ya desde la Guerra Fría, sino desde siempre, hasta que miembros de esos servicios, curiosamente norteamericanos todos ellos, se han puesto a largar lo supuestamente secreto. La filtración más comprometedora, por afectar a aliados, ha sido la de Snowden, aunque no hay que olvidar la del soldado Manning, que filtró 700.000 documentos sobre la guerra de Irak, que Julian Assange se encargó de airear a través de Wikileaks. Ellos se consideran patriotas y demócratas. El Gobierno norteamericano, traidores y delincuentes. ¿Qué son realmente?

 

El espionaje no es legal, pero está admitido… mientras no se descubra, en cuyo caso el espía ha de pagar por ello. Del mismo modo, la denuncia del espionaje es legal… mientras pueda uno escapar de las consecuencias. Es la situación en que se encuentran Manning, procesado con la perspectiva de recibir una cadena perpetua; Assange, en la Embajada de Colombia en Londres por más de un año, y Snowden, en la sección internacional del aeropuerto de Moscú, pidiendo asilo en Rusia. Putin, con la experiencia que da el haber sido agente secreto, ha puesto la nota de realismo en este rocambolesco caso, que incluye tanto cinismo como hipocresía: «Si quiere quedarse en Rusia tendrá que interrumpir sus actividades de perjudicar a nuestros socios norteamericanos». O sea, que deje de fastidiar y de hacerse el héroe. Fíjense en que habla de «socios». Aparte de que vivir en Rusia no es precisamente vivir en Hawai, donde Assange vivía.

 

Y es que en esto del espionaje no hay héroes ni villanos. Que los tres filtradores hayan buscado refugio en países donde no se respeta la libertad de prensa ni la intimidad personal no es precisamente una carta de recomendación para ellos. Aunque, eso sí, han conseguido el cuarto de hora de fama que Woody Allen pedía para todos. El problema es el precio.

 

Edward Snowden tiene un ojo para hacerse amigos comparable al de Chávez para nombrar consejeros de Economía andaluces. Con treinta años uno está todavía en edad de formar cuchipanda con la que darlo todo en la noche monclovita y quemar las portadas del NYT con revelaciones de infarto. Edward se ha entregado en los brazos de los paradigmas de la libertad de expresión, aquellos cuya escrupulosa vigilia por los derechos humanos enamora a todo buen filtrador que se precie.

 

Cuando el excontratista de los servicios de seguridad americanos charle con Putin en la sala de estar de su habitación del hotel de tránsito del aeropuerto de Moscú podría preguntarle, y es solo una propuesta, por las Pussy Riots, a las que Vladimir enchironó por cantar fuera del tiesto. O quizá conocer de primera mano las prácticas que el exagente de la KGB Putin empleaba en los interrogatorios con los enemigos del régimen soviético. Tal vez antes de llegar a suelo ruso ya haya tenido oportunidad de dialogar con las autoridades chinas de la calidad textil de la mordaza a WeiWei o la persecución a muerte contra el disidente chino ciego Chen Guancheng, cuya reciente entrevista de Pablo M. Díez en ABC el domingo erizaba el vello.

 

Si no cumplimentó esos trámites que un perseguido por el imperio está obligado para conocer el texto y el contexto, el sucedáneo de wikileaks habría de aprovechar esa cercanía con Evo Morales, que motivó ayer un incidente diplomático con aires grotescos, para solicitarle información del origen de esa manía que han cogido algunos en Bolivia por propinarles palizas a los periodistas contrarios al régimen, sobre todo a aquellos que denuncian el «estado de corrupción salvaje» del Gobierno.

 

Si no fuera posible, Snowden siempre tiene en su mano intercambiar impresiones con la presidenta argentina para que le asesore sobre cómo protagonizar una feroz campaña contra un grupo de comunicación libre, Clarín, con el fin de que cierre su boca. Ítem más: algún detalle podría darle también Kirchner de la manera en que se acogota la industria papelera para, de rebote, atenazar a los periódicos, al estilo del peronismo de los años cincuenta. Si no quedara satisfecho, el venezolano Maduro tiene un máster en convertir a los periodistas de Globovisión en las nuevas Belindas.

 

Y si finalmente es el Ecuador de Correa su último refugio, tendrá que documentarse, tarea que le saldrá de perlas a juzgar por su currículo, sobre el último informe de la OEA que denunciaba las «gravosas restricciones» a la libertad de expresión en este país que acaba de instaurar una figura delictiva, el «linchamiento mediático». Y si le sobra tiempo al bueno de Edward, que llame a Guillermo Fariñas, que, a 2.178 kilómetros de Moscú, en Estrasburgo, recibió ayer el premio Sajarov, tras once años de darlo todo en las cárceles cubanas. Gracias a otro de la cuchipanda de Snowden.

Las verdades de María Corina

Pedro Corzo

5 de julio de 2013

 

La diputada venezolana María Corina Machado ha demostrado defender sus puntos de vistas sin importar las consecuencias. Posee convicciones y valor para luchar por lo que cree, lo que la convierte en un ejemplo de ciudadano.

 

María Corina enfrentó al difunto déspota en plena Asamblea Legislativa y le dijo en la cara que su gobierno era un fracaso absoluto y que se había dedicado a “expropiar y que expropiar es robar”.

 

Después fue brutalmente agredida por los sicarios chavistas que heredó Nicolás Maduro, que fingen ser diputados en el órgano legislativo nacional, lo que tampoco la arredró.

 

Y recientemente ha criticado con mucha razón a los gobiernos latinoamericanos cuando expresó: “Nos sentimos absolutamente traicionados. No es comprensible ni aceptable que estados que han suscrito la Carta Democrática Interamericana no tengan una respuesta clara y firme. Es una vergüenza que el secretario general de la OEA, que ha recibido de nuestra parte múltiples comunicaciones, no tenga ninguna reacción. No es una traición solo a los venezolanos, es una traición a los principios democráticos”.

 

Las declaraciones de la diputada Machado son consecuentes con la realidad que ha vivido este hemisferio, al extremo que se puede afirmar que con la desaparición del presidente Rómulo Betancourt se extinguió la visión de un continente comprometido con la democracia, los derechos humanos y las libertades públicas.

 

El desaparecido mandatario era capaz de correr los riesgos que fueran necesarios para defender la democracia mas allá de las fronteras nacionales, lo que no deja de ser una paradoja porque fue el presidente Hugo Chávez, otro venezolano, quien impulsó la solidaridad hemisférica entre gobernantes populistas y autocráticos.

 

Cuando las dictaduras militares ensombrecían el continente, fueron pocos los gobiernos democráticos que mostraron preocupación por lo que ocurría en la casa del “hermano” y si lo hacían, era con extrema timidez.

 

Las contadas ocasiones en que un mandatario demócrata de América Latina ha prestado apoyo a sectores opuestos a otro gobierno latinoamericano, han sido por complacer a Estados Unidos, por compromisos ideológicos o por algún otro motivo, muy encriptado en su decisión, por lo que valdría la pena conocer si en alguna ocasión la solidaridad fue consecuencia de las convicciones democráticas del gobernante.

 

Nuestros líderes tienen conciencia teórica de que la democracia debe ser solidaria y que el despotismo es una especie de virus para el que ningún pueblo está vacunado y en consecuencia han suscrito documentos como la Carta Democrática Interamericana y la Declaración de Viña del Mar, que apunta: “Reafirmamos nuestro compromiso con la democracia, el estado de derecho y el pluralismo político, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales, el imperio del Derecho Internacional y de los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas”, pero lamentablemente no practican los compromisos que contraen en los documentos que suscriben.

 

Sin embargo, aparte de la Venezuela que desgobernó Chávez y que destruye Maduro, están entre otros, los ejemplos de Haití y Cuba, casos en los que la solidaridad latinoamericana ha brillado por su ausencia.

 

Haití padeció la dictadura de los Duvalier por décadas, y lo más que hacían los gobiernos del hemisferio, y no todos, era darles refugio a quienes huían de los esbirros conocidos como tonton macoutes.

 

La desidia e intereses de José Miguel Insulza le llevan a ignorar las múltiples violaciones de los gobiernos de Venezuela a su propia constitución y a los convenios internacionales, pero ese mismo Insulza fue quien promovió que Cuba fuera de nuevo aceptada en la Organización de Estados Americanos sin que el gobierno de ese país respete los postulados de la Carta Democrática Interamericana.

 

Cuba ha participado en todas las Cumbres Iberoamericanas de Jefes de Estado y de Gobierno sin haber acatado los Acuerdos de Viña del Mar. Aún más, fue sede de uno de esos eventos, al que asistió la mayor parte de los presidentes del continente legítimamente electos.

 

Después, en la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, con la complicidad de todas las democracias del continente, Raúl Castro fue elegido para dirigir el organismo y ahora como colofón esas mismas democracias están impulsando que el gobierno de La Habana sea invitado a la Séptima Cumbre de las Américas, a celebrarse en Panamá en el 2015, a pesar que en la declaración de principios aprobada en su primer encuentro en Miami en 1994, afirma: “Los Jefes de Estado y de Gobierno elegidos de las Américas estamos comprometidos a fomentar la prosperidad, los valores y las instituciones democráticas y la seguridad de nuestro Hemisferio”.

 

María Corina Machado tiene toda la razón, la doble moral asfixia la democracia y nuestros políticos deberían asumir sus responsabilidades y defender la verdad como lo hace la diputada venezolana.

Opositor cubano detenido en México

denuncia maltratos de las autoridades migratorias

2 de julio de 2013

Carta al Alto Comisionado para los Refugiados

sobre caso de cubanos en Bahamas

 

Madrid, 24 de junio de 2013

 

Sr. António Guterres

Alto Comisionado para los Refugiados

94 rue de Montbrillant, 1202, Ginebra, Suiza.

 

Estimado señor:

 

Durante años el trato que las autoridades de Islas Bahamas han dado a los cubanos que salen huyendo de su país ha sido vejatorio y degradante, incluyendo actos violentos en contra de sus personas por parte de los funcionarios de inmigración.

 

El Observatorio Cubano de Derechos Humanos hace un llamado urgente para que organismos e instituciones internacionales se interesen por la situación actual del grupo de 50 cubanos que se encuentran retenidos desde hace varios meses en el Centro de Detención Carmichael, tras huir de Cuba por vía marítima y que están sufriendo condiciones lamentables. Especialmente, el OCDH solicita la visita de algún representante de ACNUR a este centro para verificar in situ esta situación.

 

Alejandro González Raga

Director Ejecutivo

Observatorio Cubano de Derechos Humanos

Euforia en el Caribe

Raúl Rivero

11 de mayo de 2013

 

Christian Leffler, director ejecutivo para las Américas del Servicio Exterior de la Unión Europea (UE), viajó a Cuba para mejorar las relaciones con la dictadura.

 

Se dice en las tertulias acosadas pero vivas de la oposición pacífica que a algunos políticos europeos que visitan La Habana el Gobierno les pone, con los mojitos y las guarachas de bienvenida, unas orejeras para que no puedan desviar su mirada hacia ningún punto inconveniente. Otros, traen unas más sofisticadas de sus países de origen y se las ajustan durante el largo viaje en el avión. El sueco Chistian Leffler usó esta semana en Cuba las que llevó del viejo continente y las que le dieron los comunistas en el aeropuerto.

 

El funcionario, que es el director ejecutivo para las Américas del Servicio Exterior de la Unión Europea (UE), viajó a ese país del Caribe para mejorar las relaciones con la dictadura y, según dijo a la prensa, “a celebrar lo que nos une y discutir lo que nos separa”.

 

El hombre fue a buscar un nuevo esquema legal que le permita a la UE colaborar con el régimen en la actualización de sus estructuras económicas y superar las limitaciones que le imponen en ese sentido la llamada Posición Común, adoptada en 1996, que condiciona la cooperación con la Isla a cambios sustanciales en el respeto a la democracia y a los derechos humanos.

 

El enviado sueco y sus jefes de Bruselas aprecian que el Gobierno ha iniciado un proceso de transformaciones importantes porque permitió una ampliación del trabajo privado, ha dado cierta autonomía a empresas estatales y dio autorización para que los ciudadanos puedan abrir timbiriches y fondas particulares.

 

Un cambio en el mecanismo de control migratorio que permite ahora viajar al exterior a algunos de los representantes de la oposición, es un nuevo motivo de alborozo y regocijo del viajero. Otro argumento para buscar un acuerdo que deje sin sentido la Posición Común.

 

Berta Soler, la portavoz de las Damas de Blanco, y otros líderes de la oposición han solicitado a la UE que no ceda en sus exigencias porque las señas de cambio del castrismo son mensajes tramposos, necesidad de oxígeno para seguir en el poder.

 

Los tertulianos de esa Cuba marginada confían en que el sueco con orejeras, en medio de sus celebraciones con el oficialismo, pudiera escuchar esta cifra de abril: 366 detenciones arbitrarias por motivos políticos.

6 mil médicos cubanos trabajarán en Brasil

como mano de obra esclava

Dr. Darsi Ferrer

Mayo de 2013


La mayoría de los médicos cubanos o graduados en Cuba que buscan revalidar sus títulos en Brasil desaprueban los exámenes. Las pruebas incluyen el dominio del portugués, y la medición de conocimientos médicos y prácticas clínicas básicas. Desde 2005 hasta la actualidad sólo 25 galenos fueron autorizados oficialmente a trabajar en la nación sudamericana, aunque se han presentado al examen más de 300, según el Ministerio de Educación. Estos resultados, de hecho, califican como los peores entre un promedio de 600 profesionales, argentinos, bolivianos, estadounidenses y europeos que pasan por el proceso de revalidar sus títulos para trabajar en Brasil.

 

La Asociación MédicaBrasileña atribuye el aparente fracaso de tantos médicos cubanos o graduados en la isla a la pésima calidad de las universidades médicas. Según esta Asociación, la enseñanza de la medicina en Cuba y Bolivia se encuentra al nivel de una enfermería en Brasil. Sin embargo, esta realidad no es impedimento para que el gobierno izquierdista de Dilma Rousseff negocie con los Castro el envío de unos 6 mil médicos cubanos para que trabajen en Brasil como mano de obra esclava.

 

Este sería un negocio redondo para el régimen castrista, que ha encontrado en esa modalidad, de exportar médicos, un jugoso negocio por el que recibe aproximadamente unos 8 mil millones de dólares al año. Cuba tiene misiones médicas en 70 países y la expansión es cada vez más evidente. El gobierno de los Castro solo le paga a esos profesionales aproximadamente el 6 ó 7 % del salario que convenia con los países receptores. Aunque el gobierno de turno puede aprovechar y manipular en su favor una medida populista como la de recibir miles de médicos para atender a su población de los lugares más apartados e inhóspitos, a largo plazo para el Brasil esta iniciativa constituye un lastre pues se relega la necesidad de buscar medidas más objetivas como es el graduar más profesionales del patio e invertir en superar las insufuciencias en materia médica. Además, la calidad profesional de esos practicantes cubanos es bastante mediocre. Y el pueblo de la isla, por supuesto, es el más afectado, pues a sus crónicas carencias se le suma el empeoramiento de la falta de profesionales de la salud y servicios médicos. Esta es parte de la dramática realidad plagada de penurias y miserias que sufre el cubano de a pie.

Vargas Llosa: La actitud de Piñera

frente a Raúl Castro es “patética”

12 de abril de 2013

 

Además criticó en duros términos a Lula da Silva y a Ollanta Humala por fomentar la democracia en sus países, pero apoyar regímenes populistas y dictaduras.

 

El Premio Nobel peruano, Mario Vargas Llosa, calificó de “patético” al presidente Sebastián Piñera por haber entregado a Raúl Castro la presidencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), informaron medios chilenos.

 

Asimismo, el autor de La ciudad y los perros insistió en que la presidencia de la Celac no puede quedar en manos de Castro, ya que “un organismo que cuenta con una Declaración Especial sobre la Defensa de la Democracia y el Orden Constitucional” debería excluir al gobernante cubano.

 

En ese marco, criticó que Sebastián Piñera le haya entregado esa representación y lo calificó como “un caso verdaderamente patético”.

 

Además, criticó en duros términos al exmandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y al presidente peruano Ollanta Humala por fomentar la democracia de sus países y externamente apoyar “regímenes populistas” y “dictaduras”.

 

Las declaraciones de Vargas Llosa fueron emitidas en el seminario América Latina: Desafíos y Oportunidades, organizado por la Fundación Libertad de Rosario (Argentina).

 

El escritor peruano criticó al presidente chileno, ya que, a su juicio, ha cumplido un “triste rol”, junto a otros mandatarios latinoamericanos, a la hora de relacionarse con los regímenes totalitarios que afectan a la región.

 

“Abrazado al cadáver de Chávez”

 

Hemos visto casos de presidentes democráticos, como el presidente Piñera, abrazado al cadáver de Chávez, haciendo elogio del presidente Chávez”, dijo Vargas Llosa, quien acusó de lo mismo al presidente de su país, Ollanta Humala.

 

La conclusión es muy triste; los países latinoamericanos que padecen dictadores sólo pueden contar consigo mismos, porque los gobiernos democráticos les dan la espalda y a veces les dan puñaladas en la espalda”, recalcó el peruano en la conferencia.

 

Otro de los blancos de Vargas Llosa fue Lula da Silva, a quien calificó como “el caso más escandaloso”, pues mientras en su país ha respetado la libertad de prensa, en materias internacionales “es un propagandista del chavismo”.

 

 

La cultura y la calidad de la democracia,

según Vargas Llosa

María Elena Polack

12 de abril de 2013

 

El premio Nobel de Literatura fue el principal orador del encuentro con Magdalena Ruiz Guiñazú y Juan José Sebreli, organizado por el Ministerio de Cultura porteño en La Boca

 

El populismo es el camino de la autodestrucción de la democracia. Hay que evitar que un déspota se disfrace de demócrata cada tantos años para hacerse elegir”. Sin dar nombres propios, y a horas de que Venezuela vaya a elecciones para definir al sucesor de Hugo Chávez, la frase del escritor Mario Vargas Llosa sonó ante el auditorio como una advertencia para América latina.

 

Ante más de mil personas que de manera espontánea y gratuita se acercaron a la Usina del Arte, en La Boca, a escuchar al premio Nobel de Literatura 2010, el autor de Conversación en La Catedral, entre muchos éxitos, intercaló definiciones sobre política y sobre cultura durante casi una hora de conversación con el sociólogo Juan José Sebreli y la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú.

 

El encuentro, moderado por el periodista de LA NACION Pablo Sirvén, y del que participó el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, formó parte del ciclo Democracia 30+30 una mirada al futuro, con el que esa dependencia de la ciudad procura celebrar los 30 años de democracia en la Argentina.

 

Cuidadoso de reiterar la confrontación con el gobierno nacional, tras el episodio de 2010 cuando el director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, intentó evitar que brindara una conferencia en la Feria del Libro, Vargas Llosa habló sobre el populismo en América latina con firmeza, pero con sutileza y el magnetismo verbal que lo caracteriza.

 

No hay que caer en el pesimismo. Hay muchas razones para ser optimistas en América latina. Cuando éramos jóvenes había dictaduras y guerras civiles. Hoy la democracia funciona, a pesar de la maldición del populismo, y los golpes militares son cada vez más exóticos. Centroamérica no tiene guerras, sus gobiernos han sido elegidos democráticamente. Es un progreso muy notable”, reflexionó.

 

Vargas Llosa desgranó los avances en Perú, en Chile, en Uruguay y en México y hasta recordó que Lula da Silva en Brasil, “que parecía un Chávez brasileño, no tuvo nada que ver con ese estilo”. Suficiente para dejar en evidencia que hay otros países de la región cuyos sistemas no lo convencen. “En Perú, en 2000 acabamos con las dictaduras. Fujimori ha sido el presidente más ladrón y asesino que ha tenido Perú y miren que hemos tenidos desgracias”, afirmó con una sonrisa irónica.

 

Los populismos que quedan son pocos y están trayendo caos y desastre económico. Estoy seguro que va a ver una reacción inteligente del electorado y van a retroceder como las dictaduras”, añadió sin dar nombres.

 

Mezclados entre el público, se vieron a la embajadora de Estados Unidos en la Argentina, Vilma Martínez; al exembajador de nuestro país en Washington Diego Guelar; al ex fiscal federal del juicio a las juntas militares Julio César Strassera, y al hijo del escritor, Álvaro Vargas Llosa.


Casi la hora de conversación, lógicamente acaparada por Vargas Llosa, giró en torno del papel de la cultura, aunque convergió inevitablemente en la política y las instituciones democráticas.

 

Vargas Llosa ha publicado recientemente Civilización del espectáculo, ensayo en el cual plantea la metamorfosis que ha experimentado la cultura desde los días de su juventud hasta la actualidad. Y fue la preocupación por el deterioro cultural la que motivó la conversación con Sebreli y Ruiz Guiñazú.

 

Nunca hubo tanta gente alfabetizada como en la actualidad, pero la diferencia era la importancia que se tenía de la lectura en el pasado. Las imágenes hoy son más importantes que las palabras e, incluso, que las ideas. Esto significa por primera vez la democratización de la cultura, que llega a todo el mundo y a todas las clases sociales”, expresó el autor de La guerra del fin del mundo.

 

La cultura es necesaria pero no es suficiente. Hay elementos irracionales en los humanos que la cultura no puede frenar. Las instituciones de la democracia son las que deben frenar esas situaciones. El poder tiene un elemento maligno. Los que defendemos la democracia somos un grupo cada vez menor. Los intelectuales y los artistas apoyan las peores causas”, advirtió Sebreli.

 

Vargas Llosa adhirió a esa visión: “Hoy los intelectuales juegan un papel muy marginal en la vida de un político. Los políticos prefieren rodearse de artistas, de músicos, de deportistas. Con un intelectual no se ganan muchos votos”. Y añadió: “En política se han equivocado. Han defendido las peores políticas. Sartre defendió la revolución china moísta, Foucault defendió el régimen de Khomeini y Heidegger se murió sin romper el carnet nazi”.

 

Y concluyó con una humorada que hizo reír al auditorio: “Los intelectuales hoy están más resignados a aceptar las ideas democráticas. El grueso del público no los sigue. No les cree. Es triste esta conclusión aquí tratándose de una conversación entre intelectuales”.

 

Para recuperar el ánimo, hizo alusión a que no sólo los intelectuales se han equivocado, sino también “los economistas” y las recetas aplicadas en distintos países que no siempre tuvieron resultados exitosos.

 

Tras considerar que la cultura “se transmite en la familia”, el escritor peruano dijo que “la enseñanza, el colegio, la universidad, no son los factores únicos ni primordiales para mantener la cultura”. Y advirtió: “Es muy peligroso que la cultura pase a ser un simple entretenimiento a pesar de que la ciencia y la técnica avancen”.

 

El mundo está hecho y lleno de imperfecciones. La cultura nos ha permitido salir de las cavernas y llegar a las estrellas, pero también nos ha llevado a la barbarie, al nazismo, al comunismo. Puede que se retroceda a la barbarie, hay técnicas que permiten embaucar a la gente para su manipulación. Es lo que hacen las dictaduras”, manifestó Vargas Llosa.

Autoridades de Bahamas

retiran los celulares

de cubanas en huelga de hambre

21 de marzo de 2013

Carromero, pretextos y chantajes

Antonio José Ponte

1 de marzo de 2013

 

Ángel Carromero no ha sido más que un pretexto múltiple. Del régimen castrista, del Gobierno español y de las fuerzas que se mueven dentro del PP.

 

De visita en Madrid el pasado julio, Ricardo Alarcón, entonces presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, recomendó al Gobierno español que, al fijar su política hacia Cuba, no pusiera en peligro las empresas españolas con inversión allí.

 

Alarcón avisó que estos eran tiempos de crisis en los que resultaba imprescindible cuidar las inversiones en el extranjero, y recordó mandatos anteriores del Partido Popular (PP) en los que las aparentes desavenencias políticas (así las calificó) no afectaron las relaciones económicas entre ambos países.

 

Cuba no era un gran mercado, convino, pero el momento no estaba para perder oportunidades, por pequeñas que fuesen.

 

Luego de estas advertencias preliminares, llegaron sus consideraciones acerca de lo conveniente de modificar la Posición Común de la Unión Europea (UE) hacia Cuba. El chantaje quedaba claramente planteado: si el PP se empecinaba en mantener aquellas sanciones, no debía esperar buenos tiempos en la Isla para la inversión española.

 

Meses antes, Argentina había expropiado a la petrolera española Repsol. Bolivia lo había hecho con empresas de Red Eléctrica Española. Cuando Alarcón amenazaba al Gobierno español lo hacía con la fuerza de aquellos países aliados (sin dejar de contar a Venezuela y Ecuador, expropiadores de empresas españolas desde mucho antes). Alarcón tenía detrás suyo la experiencia de más de medio siglo de desestabilización continental del régimen cubano.

 

Un par de semanas después de su comparecencia, murieron Oswaldo Payá y Harold Cepero. Ángel Carromero,  dirigente madrileño de las Nuevas Generaciones del PP que iba al timón, fue pieza inmediatamente cobrada por la policía política. Las autoridades cubanas habían negociado disidentes cubanos presos con el anterior gobierno español, y ahora tratarían con el PP la suerte de uno de sus jóvenes militantes. Fuese de izquierdas o de derechas el ejecutivo español, La Habana siempre le encontraría algún rehén interesante.

 

Al chantaje que Alarcón formulara venía a sumarse ahora otro mucho más instrumentable. El caso Carromero resultaba fácil de explotar en los medios. La propaganda del castrismo podría ponerse melodramática y hablar de ofensa nacional e injerencia extranjera. Podría sacar un Gross del joven Carromero o, no menos falsamente, descartar cualquier enjuiciamiento político para centrarse en la pérdida de dos ciudadanos cubanos, cualesquiera que fueran sus ideas políticas.

 

Al final, la solución adoptada no prescindió del todo del procesamiento político: hubo autoinculpación televisiva del español Carromero y del sueco Modig.

 

Un pretexto múltiple

 

Con Ángel Carromero detenido y enjuiciado, la embajada española en La Habana prefirió no invitar a opositores cubanos a la celebración de la fiesta nacional. Cuando la UE propuso explorar la posibilidad de un acuerdo bilateral con La Habana, el secretario de Estado español de Exteriores, Gonzalo de Benito, habló de “una evolución positiva en Cuba”. Y, según trascendió, los portavoces del Ejecutivo español, los dirigentes del PP y las delegaciones españolas en Bruselas y Estrasburgo recibieron órdenes de aparcar “las reivindicaciones históricas que se han mantenido para el fin de la dictadura en Cuba, ya que eso supondría volver a estar en tensión con el régimen castrista”.

 

Ángel Carromero constituía el pretexto perfecto. Gracias a él, La Habana daría lecciones de cómo despolitizar un conflicto político (esas aparentes desavenencias políticas de las que hablara Ricardo Alarcón), y Madrid podría anteponer sus intereses económicos a sus principios con la excusa de un nacional metido en justicia kafkiana. (Si se va a ser víctima de un chantaje, mejor recurrir al motivo más loable. La vida o muerte de un joven queda mucho mejor que la marcha del capitalismo español en América.)

 

Regresado a su país, Carromero valdría para ciertas escaramuzas entre la dirección del PP madrileño y el Gobierno. Héroe según algunos y criminal según otros, hasta ahora no ha sido más que un pretexto múltiple. Del régimen castrista, del Gobierno español y de las fuerzas que se mueven dentro del PP. Cuba, la democracia cubana, fueron también un pretexto para él, que viajó hasta allá con el fin de hacer méritos y ascender dentro de su partido.

 

Vuelto de lo terrible, Carromero se ha puesto a disposición de la formación política que le garantiza sueldo y carrera. (Él es un buen ejemplo del fenómeno de la vida política española que criticaran recientemente dos figuras del PP —Esperanza Aguirre y Ana Botella—: todos esos jóvenes militantes sin estudios superiores y sin más vida profesional que la que pueda manar de los partidos.)

 

Dispuesto a suma fidelidad institucional, ¿contará él alguna vez lo que de veras ocurrió en aquella carretera? ¿Lo contará de viva voz, luego de haberle confesado a la hija del difunto Payá que no existió accidente ni esas muertes constituyen responsabilidad suya? Si Carromero hablara se esfumaría la muy débil excusa con que el PP ha pretendido revestir el giro de su política gubernamental hacia Cuba.

 

Otros rehenes, otras negociaciones

 

En Santiago de Chile, durante la  Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y de la UE, el ministro español de Asuntos Exteriores García-Margallo sostuvo un encuentro con su homólogo cubano y pudo agradecerle por el traslado de Carromero.

 

Zanjado aquel asunto, podían pasar a otros temas. Dialogaron de otras devoluciones y otros rehenes: García-Margallo abogó por la reapertura del Centro Cultural de España en La Habana y mencionó la deuda de Cuba con su país.

 

Continuaban las expropiaciones de empresas españolas en América (Bolivia nacionalizaba varias filiales de Iberdrola) y de aquella cumbre se esperaba sacar una ley de protección de la inversión extranjera. Aunque, a la larga, la presión de Venezuela consiguió despojar a la declaración final del párrafo que aludía especialmente al respeto jurídico a las inversiones extranjeras en América Latina.

 

Hace diez días, Bolivia nacionalizaba un par de empresas españolas que administraban los aeropuertos más importantes del país. La Cumbre de Santiago de Chile hizo presidente de CELAC Raúl Castro, un experto chantajista.

En 1996, al firmar la Declaración de Viña del Mar, el tirano Fidel Castro Ruz se comprometió en propiciar la gobernabilidad para una democracia eficaz y participativa y promover el pluripartidismo en Cuba.

La ‘izquierda’ adocenada brasileña

pretende boicotear la visita de Yoani Sánchez

 

El principal partido opositor brasileño denunció una campaña contra la bloguera cubana Yoani Sánchez, que este lunes inicia una visita a Brasil, en la que estarían involucrados un funcionario del Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff y la embajada de los hermanos Castro.

 

Alvaro Dias, jefe del bloque de senadores del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), pidió una investigación sobre Ricardo Poppi Martins, funcionario de la Secretaría General de la Presidencia, al que acusó de haber participado en una reunión en la Embajada de Cuba, donde —dijo— se habría orquestado una campaña para sabotear la visita de Sánchez.

 

A esa reunión, que según la revista Veja se realizó el 6 de febrero, organizada por el embajador cubano, Carlos Zamora Rodríguez, asistieron también activistas de la ‘izquierda’ adocenada brasileña.

 

La publicación señaló que en ese encuentro el embajador castrista distribuyó un dossier contra la bloguera para que sea difundido a través de las redes sociales y afirmó que los pasos de Yoani Sánchez serían monitoreados en cuanto llegase a Brasil.

 

La Secretaría General de la Presidencia brasileña dijo este sábado que Poppi Martins estaba en la embajada cubana el 6 de febrero para obtener un visado.

 

El funcionario fue invitado a participar en un taller internacional sobre redes sociales y medios alternativos, celebrado en La Habana del 11 al 13 de febrero. Aún no ha vuelto a Brasil.

 

La Secretaría dijo que no autorizó a ningún funcionario a tratar el viaje de Yoani Sánchez y que no fue informada de la reunión en la embajada. Añadió que la supuesta participación de Poppi Martins será “debidamente comprobada” a su regreso.

 

“Asociación criminal”

 

Está en curso una “asociación criminal de la embajada de Cuba con segmentos de la política brasileña, algo que afrenta nuestra soberanía y la libertad en nuestro país, es algo que no podemos ignorar y se debe actuar”, dijo el congresista Dias.

 

Sánchez iniciará su visita en Jequié, estado nororiental de Bahía, donde asistirá al estreno del documental Conexión Cuba-Honduras, del cineasta local Claudio Galvao da Silva y participará en debates. Luego viajará a Sao Paulo.

 

El senador socialdemócrata Dias anticipó que presentará en la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara Alta un requerimiento para que se investigue la supuesta conspiración contra Sánchez.

 

Señaló que la conducta del embajador cubano viola la Convención de Viena.

 

La Convención de Viena requiere que los diplomáticos no pueden entrometerse en los asuntos de política interna de otro país. A pesar de ser cubana, ella (Yoani) estará en Brasil y aquí hay total libertad. A diferencia de lo que ocurre en Cuba, aquí hay libertad de expresión, de prensa y no se admite este tipo de vergüenza, sobre todo impulsada desde el exterior”, dijo Dias, según citó O Globo.

La ONU condenó a Franco y no a Castro

Joan Antoni Guerrero

14 de febrero de 2013

 

Esperar acciones de políticos y organismos internacionales contra el régimen castrista es más un acto de fe con pocas posibilidades de producirse con hecho reales y concretos.

 

Recientemente Televisión Española ha recuperado de los archivos documentos que muestran cuál fue el comportamiento de la dictadura franquista después de la Segunda Guerra Mundial respecto a la persecución de los judíos. Muchos de ellos, escapando del nazismo, llegaron hasta la cordillera pirenaica durante los primeros años de la década de 1940 y tuvieron la posibilidad de acceder a la Península Ibérica para, desde aquí, escapar a Estados Unidos o América Latina, salvándose del Holocausto.

 

En el documental se reviven episodios históricos de interés, como es el caso de la declaración de condena que en aquellos años emitió la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra la dictadura del general Francisco Franco, que colaboró con la Alemania nazi. La merecida condena al franquismo se produjo en 1946, un año después de haber sido fundada la que se considera como la mayor organización internacional existente con los propósitos, entre otros, de promover el respeto de los derechos humanos. El franquismo respondió con una manifestación multitudinaria por las calles de Madrid acusando a la ONU de “injerencia extranjera” en los asuntos de una España “soberana” y su pueblo dispuesto a apoyar al líder absoluto, Francisco Franco.

 

Este vídeo muestra imágenes de esa manifestación:

 

Manifestación en Madrid a favor del dictador Franco (Diciembre de 1946)

La declaración de la Asamblea General de la ONU contra el régimen de Franco mostraba su convencimiento de que el gobierno de Franco era fascista y que había sido impuesto al pueblo español por la fuerza con la ayuda de las potencias del Eje, Alemania e Italia. Por esta razón señalaba que el gobierno franquista no representaba al pueblo español. El texto consideraba que el dominio continuo del régimen sobre los españoles hacía imposible la participación del pueblo español en asuntos internacionales junto con los otros pueblos de las Naciones Unidas.

 

Así pues, la Asamblea General recomendó excluir al gobierno de Franco como miembro de los organismos internacionales establecidos por la ONU o que tuvieran lazos con ellas, así como de la participación en conferencias u otras actividades que podían ser emprendidas por esos mismos organismos. Una exclusión que se mantendría hasta que no se instaurara en España un gobierno nuevo y aceptable.

 

En la resolución además figuraba lo siguiente: “Que si dentro de un tiempo razonable no se ha establecido un gobierno cuya autoridad emane del consentimiento de los gobernados, que se comprometa a respetar la libertad de palabra, de culto y de reunión, y esté dispuesto a efectuar prontamente elecciones en las que el pueblo español, libre de intimidación y violencia y sin tener en cuenta los partidos, pueda expresar su voluntad, el Consejo de Seguridad estudie las medidas necesarias que han de tomarse para remediar la situación”. Diez años después de esta declaración, la España franquista ingresó en la ONU.

 

¿Cambió el régimen o cambiaron los objetivos de la organización? ¿Qué había sucedido para que ese ímpetu inicial de la ONU, repudiando una dictadura que sembró de terror España, aceptara más adelante su inclusión? ¿Fue quizás el anticomunismo del régimen franquista lo que entonces resultó de interés en el marco de la Guerra Fría? Pudo ser eso probablemente, porque no hay dictadura que muestre voluntad real –y no solo de palabra- para respetar los derechos humanos. Y al franquismo, como tampoco al castrismo, le importó nunca respetar ningún derecho humano. No hay dictadura compatible con eso.

¿A sangre y fuego?

Jorge G. Castañeda

7 de febrero de 2013

 

Hace unos días se celebró en Santiago de Chile la primera reunión ordinaria de una organización latinoamericana. Se trata de la Celac, un adefesio institucional ideado por Hugo Chávez y los países del ALBA, e instrumentada, incomprensiblemente, por México y Brasil.

 

Su propósito es evidente: crear una estructura regional que incluya a Cuba y excluya a EU y a Canadá. No sorprendería que Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua se retiren de la OEA y se refugien en esta institución, aunque carezca de documentos fundacionales, presupuesto, sede y burocracia.

 

Para no confundir el propósito de este engendro regional, la presidencia pro tempore del organismo recayó en Raúl Castro. Si de por sí resultó desconcertante que una organización compuesta por países democráticos fuera presidida por alguien designado por su hermano, lo que dijo el presidente de Cuba dejó atónitos a los presentes.

 

Según la versión estenográfica, el viejo militar afirmó: “Vamos a combatir la droga [...] a sangre y fuego [...] Nuestras leyes permiten la pena de muerte; está suspendida, pero está de reserva, porque una vez la suspendimos y lo único que hicimos [...] fue estimular las agresiones y los sabotajes contra nuestro país [...] Por eso, en Cuba, no hay drogas”.

 

Es cierto lo que dice: existe la pena de muerte en Cuba, fue utilizada supuestamente para combatir el narcotráfico, contra Arnaldo Ochoa y Antonio de la Guardia; y después contra jóvenes que secuestraron una balsa para huir de la isla. Y en cuanto a “sangre y fuego”, nadie duda de que el régimen castrista ha combatido toda oposición, delitos reales o imaginarios (la homosexualidad, el Sida, la disidencia) con saña y sin cuartel.

 

El carácter insólito de las palabras de Raúl Castro reside en el desentono con la tendencia general sobre el tema de la droga. Los presidentes latinoamericanos resolvieron en la Cumbre Iberoamericana encomendarle a la OEA que produjera estudios sobre el consumo, el tráfico y la producción de estupefacientes ilícitos, así como de mejores prácticas en el mundo. Presidentes en funciones como Santos, Pérez Molina, Chinchilla, Mújica y Fernández de Kirchner se han manifestado a favor de la legalización de la marihuana o de un debate al respecto. Ex jefes de Estado como Zedillo y Fox de México, Gaviria y Samper de Colombia, Cardoso de Brasil y Lagos de Chile han hecho lo mismo.

 

En Europa, varios países buscan alternativas a la política punitiva y prohibicionista impuesta por EU desde 1971. Incluso en EU, la despenalización de la marihuana ha avanzado, primero para fines médicos y después, para uso recreativo. Hasta la draconiana política carcelaria se esfuma en EU ante su obvio fracaso y costo.

 

En síntesis, América Latina, que ya padeció el camino de “sangre y fuego”, sabe que sólo lleva a la muerte, a la violencia y a la represión, y no al “no habrá droga”. El otro sendero, el de Malasia, Singapur y países semejantes, es una barbaridad en las democracias latinoamericanas. Salvo en el único país que no puede ser catalogado como tal: Cuba.

 

Entonces a la primera aberración -una dictadura dentro de este universo democrático- se suma una segunda: la propuesta de una radicalización de “la guerra contra la droga”, al estilo de Uribe y de Calderón, y ahora de los Castro. Todos los países latinoamericanos han firmado instrumentos como la Convención Americana sobre Derechos Humanos, o la Carta Democrática Interamericana. Cuba no acepta ninguno de dichos documentos. Por tanto, no se entiende la razón del nombramiento de Raúl Castro, ni tampoco por qué gobiernos con simpatía por Cuba o sin ella avalan hechos que rechazan en otros casos.

 

Pero carece aún más de sentido que Cuba presida el organismo y aproveche su turno para hacer proselitismo a favor de una postura cada vez más rechazada. Sobre todo cuando es evidente que dicha postura únicamente es sostenible gracias a la naturaleza autoritaria del régimen cubano. ¿”A sangre y fuego”? ¿Alguien más se atreve?

 

 

CELAC y Cuba: meter al zorro en el gallinero

Manuel Cuesta Morúa

7 de febrero de 2013

 

Hipótesis K. Las fuerzas del peronismo de izquierda logran un cambio en la Constitución que posibilita un tercer mandato presidencial. Este triunfo es por mayoría simple, es decir, 50 por ciento más uno. Pero un 49 por ciento del parlamento, donde se incrusta el peronismo de derecha, está en desacuerdo con este cambio. Y decide protestar por todas las vías pacíficas a mano, lo cual incluye una demanda de inconstitucionalidad ante el tribunal supremo.

 

La minoría considera que una reforma constitucional semejante viola la esencia de la jurisprudencia argentina, la cual exigiría, según el derecho consuetudinario, la convocatoria a un referéndum para prolongar el mandato de los presidentes electos.

 

Es que el sistema parlamentario se basa en un control eficaz sobre la presidencia, cuya primera garantía es el control de su tiempo en el ejercicio. Un cambio de tal naturaleza supera el alcance de la asamblea nacional y debe ser decidido por los representados, no por los representantes.

 

Dentro de nuestra hipótesis K, esto no es más que el comienzo de la crisis. La sociedad civil argentina, muy vigorosa y piquetera, se moviliza. Los medios, los estudiantes, los agricultores, la mitad del movimiento sindical, incluso alguna que otra Abuela de la Plaza de Mayo que se ve obligada a fruncir el ceño, protestan ante tamaño despropósito.

 

Porque la tradición democrática latinoamericana incorpora la idea de limitar la fuerza de un presidencialismo copiado a los Estados Unidos, y que en nuestra región fue el mejor pasto moderno para el caudillismo de los aspirantes a próceres.

 

¿Y el ejército? Bueno, éste observa, y solo observa. Está muy vivo aún el recuerdo de su paso criminal por la historia del cono Sur. De manera que mirar hacia Gran Bretaña es su mejor profesión.

 

El peronismo de izquierda insiste. Ganó voto a voto. Interpreta, por tanto, que puede adecuar la sociedad a esta victoria y decide dar algunos pasos más. Cierra los periódicos críticos, manda la policía a las calles, no espera el dictamen del tribunal supremo y encierra en la prisión, bajo el pretexto de proteger el orden y la seguridad públicos, a los opositores más audaces. Éstos, desde que despuntó el conflicto, se reúnen a diario en torno al palacio presidencial, denunciando lo que consideran un golpe de Estado.

 

La crisis constitucional se desarrolla, dentro de la hipótesis K, de acuerdo con lo que describen los manuales. Por eso habría llegado la hora ya de que se activasen los mecanismos hemisféricos para destrabar la crisis e influir, respetando siempre la soberanía del país, para que el diálogo prevalezca, tratando de que Argentina regrese al cauce democrático.

 

Y la OEA está dormida. Los conflictos de Honduras, primero, y de Paraguay, después, funcionaron como estupefacientes de larga duración, así que no le permitieron estar despierta para el siguiente conflicto: Venezuela.

 

Los ojos se posan ahora sobre la recién estrenada CELAC, que se fundó bajo los principios de “reafirmar la preservación de la democracia, los valores democráticos, la vigencia de las instituciones y del Estado de derecho y el compromiso con el respeto a la plena vigencia de los derechos humanos”.

 

Ahí comienza la otra crisis. Fin de la hipótesis K y retorno de la realidad C. Quien tiene que convocar al resto de los gobiernos para evaluar y tomar alguna resolución sobre cualquier crisis institucional que se presente al sur del río Bravo, es ahora el gobierno cubano. Muchos estarán rezando para que el 2014 llegue sin traumas para la democracia hemisférica.

 

Porque cabe imaginar la congelación política y diplomática que se produciría frente a un escenario altamente probable de ruptura institucional en el subhemisferio, si es Cuba la que tiene que invocar los principios fundacionales de la CELAC.

 

El de la CELAC vendría a ser así el caso bastante atípico en las relaciones internacionales de cómo una crisis global de valores supone una parálisis de los mecanismos diplomáticos para la resolución de conflictos, en un territorio especifico dentro de la jurisdicción de un bloque cualquiera de países.

 

Claro. No hay que exagerar cuando se hace referencia a la capacidad de los organismos internacionales para resolver las distintas crisis que se presentan en su interior. El asunto es otro. Y tiene que ver con la capacidad moral para presentar el caso frente a los restantes miembros de una comunidad.

 

Aunque resulte primaria la comparación, sería como si a un ladrón se le diera el derecho a iniciar un juicio contra otros ladrones, y como si aquél tuviera que dar el golpe inicial sobre la mesa del juez con la maza tradicional usada en el ritual de los pleitos jurídicos. Y frente al público.

 

La situación es embarazosa. Refleja que la escuela del realismo político en las relaciones internacionales está perdiendo el rumbo en América Latina. Éste enseña que hay que ceder a los hechos, si no se quiere perder estratégicamente los valores fundamentales que garantizan la lógica fundamental del poder. Eso significa, en el caso de Cuba y la CELAC, incluir a aquella como un modo de proteger a la larga los propios valores. Esto es, meter al zorro en el gallinero, no ponerlo al mando.

No quiero hermanos así

Miriam Celaya

4 de febrero de 2013

 

La reciente asunción del General-Presidente cubano al frente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la callada tolerancia o evidente complacencia de una treintena de naciones democráticas, incluso ante la arrogancia que permeó sus discursos, pone en evidencia el travestismo político de “nuestra América”.

 

Algunos detalles puntuales en las alocuciones de Castro II, como las lecciones que ofreció a sus ¿homólogos? en lo referente al tráfico y consumo de drogas basado en la experiencia cubana, sobre la utilidad estratégica de la pena de muerte, y el irrespeto mayúsculo que mostró a la voluntad de la mayoría del pueblo puertorriqueño —refrendada recientemente en su decisión soberana de mantenerse como estado libre asociado— cuando expresó su pesar por la ausencia de esa nación isleña al cónclave y su esperanza de que algún día forme parte del CELAC, son apenas una muestra de cuánto nos falta para avanzar en la región en materia de cultura democrática.

 

Los desatinos del General fueron acogidos por los impávidos representantes de las democracias latinoamericanas asistentes a la cita, quienes incluso aplaudieron las zoqueterías del anciano ex guerrillero, disfrazado de civil para la ocasión. Asistimos así, entre sonrisas, elogios y apretones de mano, a la alianza de los gobiernos democráticamente electos de esta región —en cuyos países existe pluripartidismo, libertad de movimiento, de expresión y de prensa, derecho de asociación, y otras ventajas ciudadanas que adornan a las democracias— con la longeva satrapía antillana, legitimando de esta manera a una dictadura. El nuevo principio latinoamericano es, según quedó explícito, pasar por encima de lo que han llamado “nuestras diferencias ideológicas y políticas” para consolidar “la unidad de nuestras naciones hermanas” y mantener “el respeto a la autodeterminación” de cada pueblo.

 

Obviamente, los más de treinta gobiernos de Latinoamérica reunidos en Santiago de Chile decidieron que el totalitarismo impuesto en Cuba no solo es una “ideología”, sino que ha permanecido largamente en el poder gracias a la autodeterminación del pueblo cubano (aunque hay que reconocer que en esto último quizás tienen algo de razón). Acaso el petróleo de Chávez, el sutil detalle de que en La Habana radica la nueva capital de Venezuela, o las inversiones de algunas empresas latinoamericanas en Cuba, hayan tenido algo que ver con tanta empatía regional.

 

Tampoco me quedó claro qué compromisos contrae el gobierno cubano con la presidencia de la CELAC, qué ventajas deberían esperar de ello los cubanos y cuáles son las proyecciones a mediano y largo plazo en cuanto a progreso de los pueblos latinoamericanos y caribeños. Al menos desde lo que transmitieron los medios de Cuba, los discursos estuvieron orientados más bien a las referencias históricas que justificaran nuestra supuesta identidad común, a la necesidad de superar la pobreza, y al imperativo de crear un frente común ante las poderosas economías de las naciones desarrolladas del Primer Mundo. Demasiados lugares comunes en las alocuciones. Como se ha hecho costumbre, hubo también muchos “qué” pero pocos “cómo”.

 

A este tenor, mientras hacia el interior de la Isla la dictadura no cede un ápice en materia de libertades ciudadanas, ostenta la presidencia de la organización que agrupa a las naciones democráticas de la región. El discurso agresivo del General, presentando la violencia de la experiencia cubana como carta legítima de gobierno, parece gozar de la complicidad de los asistentes a la cita regional y multiplicando la soledad e indefensión de los cubanos. Concluyó la Cumbre de la dictadura y, en lo que a mí respecta, si estos gobiernos son la representación de nuestros hermanos, prefiero ser hija única.

Celac: una cumbre y muy poca vergüenza

Joan Antoni Guerrero Vall

31 de enero de 2013

 

La democracia que representa Castro es la que permite que él declare cínicamente que en Cuba no hay drogas

 

A veces uno piensa que el simple transcurso del tiempo sirve para que se den en el mundo, y en todos los ámbitos, los máximos avances. En principio pensábamos que el mundo sería mejor a medida que pasaran los años, que cambiáramos de siglo. La gente decía a menudo aquello de que ‘esto no puede pasar en pleno siglo XXI’. Pero a pesar de todo, y aunque hagamos muestras públicas de incredulidad, los sucesos diarios nos sitúan nuevamente en un tiempo pretérito donde, por lo general, todo era peor. Así es que aquello que pensábamos que no podría pasar en pleno siglo XXI, pasa.

 

A estas alturas nadie esperaba que un dictador pudiera, en cualquier parte del mundo, ser aupado a la presidencia de una organización que presuntamente está orientada a asuntos tan necesarios como la defensa de la democracia. En cambio así lo hemos visto recientemente en Santiago de Chile donde, dando muestras de una falta de vergüenza preocupante, los líderes de una larga lista de países de América Latina no han tenido ningún problema en estrechar la mano de Raúl Castro y traspasarle la presidencia pro témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). ¿Premio de jubilación?

 

El nombramiento de Raúl Castro como presidente de la Celac no representa solamente un total descrédito para la organización que lo nombra, lo representa también para todos los líderes políticos que aceptan otorgarle ese cargo, aunque dada la génesis chavista del invento tampoco es de extrañar que suceda algo así. Al mismo tiempo, y poniéndonos en la piel de un cubano en la isla, esta presidencia envía un mensaje brutalmente descorazonador a la oposición cubana y a cualquier otra persona que, dentro de ese país, aspire, anhele y desee un cambio político verdadero, hacia un futuro en el que se respeten unas reglas del juego diáfanas, donde los ciudadanos puedan iniciar luchas para mejorar la vida dentro de sus fronteras y no se encuentren sujetos nunca más a los caprichos y necesidades de una élite que solo es capaz de moverse en beneficio de sus intereses particulares.

 

Pero Cuba ya no cuenta como país, los cubanos no cuentan como ciudadanos de este mundo y los líderes políticos, sumidos en buscar salidas a otros conflictos, se han olvidado completamente de la amarga cotidianidad de los que pasan trabajo para poner el plato en la mesa, los que se mueren y contraen enfermedades por culpa de la ineptitud de un sistema infecto, los que viven replegados en sí mismos sin capacidad de unirse a nadie para hacer algo, maniatados por mil y un mecanismos de control social. No es sola una la cárcel en la que viven los cubanos. No es que sean presos únicamente del castrismo. Los cubanos viven encerrados en múltiples cárceles, desde la que impone el comunismo desde 1959 de forma directa, con leyes totalmente injustas; a la cárcel de los intereses políticos en comunión con los económicos que guían la toma de decisiones de supuestos líderes democráticos en el exterior y que no hacen más que repercutir negativamente en el futuro de los cubanos en la isla. Y hay más: la cárcel de los que se autodenominan de izquierdas y amigos de Cuba, cuando en realidad son amigos del castrismo. Interesados en proyectarse ante los demás como los más progresistas del mundo tomaron la Isla de Cuba como elemento simbólico de su supuesta ideología de izquierdas y de esta manera cuando defienden el castrismo se ganan un subidón de adrenalina. Se saben todas las supuestas gestas del Che, pero desconocen los padecimientos y tormentos cotidianos de cualquier cubano en la Isla. Pero eso a ellos no les importa. Para ser un verdadero demócrata hay que tener, para empezar, un corazón.

 

Dudo que ningún dictador lo tenga. Por eso lo de la Celac es una vergüenza. La democracia que representa Castro es la que permite que él declare cínicamente que en Cuba no hay drogas y, a pesar de que el mundo sabe que es una mentira descarada, no existe posibilidad para que ningún periodista de dentro de la Isla lo pueda rebatir y cuestionar en los medios de ese país, todos bajo control del que miente. Y esto, señores, pasa en pleno siglo XXI.

El dictador en la cumbre

Pedro Corzo

26 de enero de 2013

 

Raúl Castro presidiendo un organismo regional integrado fundamentalmente por gobiernos democráticos, es una aberración que demuestra la falta de respeto que se tienen a sí mismos los gobernantes de América Latina.

 

La Cumbre en Santiago de Chile de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe en la que Castro asumió la presidencia pro témpore de la entidad regional, demuestra la falta de convicciones democráticas de los mandatarios latinoamericanos.

 

Las credenciales democráticas de Raúl Castro son las mismas de su hermano Fidel, que solo podía presentar para legitimar su mandato las que ostentaban Augusto Pinochet, Francisco Franco, Lenin o José Stalin, porque hay que admitir, con vergüenza ajena, que fueron los pueblos de Italia y Alemania los que eligieron a Benito Mussolini y a Adolfo Hitler en sus primeros mandatos.

 

Pero si la sola presencia del dictador cubano es un reto a los más elementales principios democráticos, el que Paraguay, país miembro del CELAC, no fuera invitado al encuentro porque el Senado depuso en un juicio apegado a la constitución del país al presidente Fernando Lugo, un aliado incondicional del chavismo y de los países que están asociados o relacionados con el Socialismo del Siglo XXI, confirma mas allá de toda duda, que en América no hay un liderazgo democrático capaz de enfrentar el populismo sustentado en los petrodólares del chavismo.

 

Cuba ocupa temporalmente la presidencia del CELAC, no porque reúna los requisitos necesarios para representar el hemisferio, sino porque una jugada política de los gestores del proyecto, los mandatarios de Venezuela y Ecuador, Hugo Chávez y Rafael Correa, respectivamente lo hicieron posible.

 

Correa y Chávez, las máximas representaciones del despotismo electoral en el hemisferio, influenciaron en la Cumbre de Caracas, en diciembre de 2011, para que Raúl Castro presidiera la organización después de Sebastián Piñera, jefe de estado de Chile, un presidente elegido en comicios plurales y libres y le relevara en esas funciones Costa Rica, donde también el gobernante es elegido libremente por los ciudadanos.

 

Una jugada sucia en la que participaron todos los gobiernos del continente, que busca darle legitimidad moral a la dictadura cubana.

 

El conocido que el propósito del CELAC es desplazar a la Organización de Estados Americanos, porque a pesar de la incapacidad del organismo regional para defender la democracia y la libertad en el continente, los líderes del Socialismo del Siglo XXI necesitan una entidad en la que no estén Estados Unidos y Canadá para ejercer una mayor influencia y control.

 

Cierto que los gobernantes del hemisferio han sido históricamente complacientes con la dictadura cubana, pero el que un Castro no elegido democráticamente se convierta en el enlace principal entre la Unión Europea y América Latina era algo material y moralmente inconcebible una década atrás.

 

Para algunos el pragmatismo en política es casi obligatorio para lograr resultados concretos, pero la frontera con el oportunismo, la indiferencia y complicidad con los crímenes morales y materiales, es apenas perceptible, y estos últimos caracteres son lo que se aprecia en la mayoría de los líderes políticos del hemisferio.

 

La frivolidad y el dejar pasar han caracterizado a los presidentes de América Latina, que por décadas han cerrado los ojos ante lo que acontece en Cuba y hasta han guardado silencio cuando la dictadura de la isla les ha intentado desestabilizar.

 

Pero el liderazgo que asume el régimen de Raúl Castro por elección de los gobiernos de América, también genera interrogantes y críticas en lo que respecta a la Unión Europea, supuestamente la instancia gubernamental más comprometida con la libertad y el respeto a los derechos humanos.

 

La UE tiene una relación muy irregular con el gobierno de Cuba, al extremo que desde 1996 su relación con la isla está enmarcada en una denominada “Posición Común”, que establece un marco restrictivo a los vínculos de la isla con Bruselas.

 

En cierta medida el hecho de que la Unión Europea acepte a Cuba como representante temporal de 33 gobiernos de América, le resta a los cuestionamientos del Bloque al gobierno de la isla el sostén moral necesario para continuar con una política originada en 1996.

 

El continente enfrenta una seria crisis de valores que puede concluir con el establecimiento en todo el hemisferio de dictaduras electorales, que asociadas entre sí, conformen agrupaciones capaces de actuar en bloque contra aquellas instituciones y países que no se plieguen a sus deseos.

 

Ejemplo de lo que puede ocurrir los padeció Honduras y lo vive Paraguay. Sin embargo, el golpe institucional que se produjo en Venezuela el pasado 10 de enero cuando Hugo Chávez no juramentó como presidente, tal y como disponía la constitución, no ha causado impacto en las relaciones de este país con el resto del continente.

 

Son los países que no se ajusten a las reglas del equipo que originalmente constituyeron Cuba y Venezuela y que se ha ido extendiendo a otras naciones, los que corren el riesgo de ser excomulgados, si no cumplen las reglas que han impuestos los autócratas elegidos por voto popular.

Cuba, solidaridad con los verdugos

Francisco Javier Gutiérrez

5 de febrero de 2012

 

“Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas”, dijo con aires de independencia, al final del XIX, Lola Rodríguez de Tió. Con el delirio que provoca el dogma comunista, el magnifico Pablo Milanés usó el verso para cantarle a una realidad travestida: “Puerto Rico ala que cayó al mar / que no pudo volar / yo te invito a mi vuelo y buscamos juntos el mismo cielo”.

 

Cuba no solamente no ha podido volar, sino que además se hundió en las lamosas profundidades de una dictadura marxista y el “cielo”, al que invita a volar el cantante, es en realidad un infierno político, si nos atenemos a la idea convencional de que el reino de Lucifer es un lugar espantoso.

 

Wilman Villar Mendoza es otro preso muerto en Cuba tras una huelga de hambre. Villar igual que Orlando Zapata, decidió luchar por la libertad usando su cuerpo como trinchera. La noticia, escapó de la isla entre los resquicios tecnológicos que el enorme bozal comunista no logra tapar. Así, sin corresponsales extranjeros, se exponen las entrañas más oscuras del régimen.

 

Si los exilados se cuentan por millones, calumniados por la tiranía y sus cómplices con el infame nombre de gusanos ¿cuántos serán los perseguidos, tildados de delincuentes en la isla por pensar diferente? ¿Hay algo más opuesto a la libertad, que un solo jefe y un solo partido para todo un pueblo? ¿No era esa acaso la premisa nazi?

 

Por más cemento que la inquebrantable sumisión dogmática arroje sobre el pedestal castrista, es imposible ocultar las osamentas que hay debajo. No hay utopía con exclusión y crueldad. Ningún embargo puede volver ricos solamente a los jefes del partido y paupérrimas a generaciones enteras. “La última etapa de la humanidad”, no puede estar definida por la pobreza de once millones de personas y cuatro jerarcas revolucionarios sentados en la cima de los privilegios.

 

La cobarde solidaridad internacional con los verdugos y no con las víctimas, quedó reiterada en la visita de Dilma Rousseff a la Habana. La presidenta no quiso escuchar a la oposición. Las libertades civiles y el pluralismo político –valores democráticos que le permitieron a ella misma ganar la presidencia de Brasil– no estaban en su agenda. Lejos quedó Rousseff de probar su “intransigencia” en la defensa de los Derechos Humanos o “preferir un millón de voces críticas antes que el silencio de las dictaduras”.

 

El drama de la disidencia cubana, luchando contra el poder totalitario del estado en un ámbito moral, recuerda la huelga de hambre con la que los militantes del IRA retaron al gobierno británico en 1981. Diez miembros del grupo terrorista murieron antes que Inglaterra y su Dama de Hierro, accedieran a reconocerlos como presos políticos.

 

Fidel Castro alabó el heroísmo de los presos y condenó la barbarie del estado inglés. Para el decrépito tirano, una huelga de hambre era entonces: “el más emocionante gesto de sacrificio y valentía personal que pueda imaginarse”. Sus palabras fundidas en bronce, “adornan” el parque Víctor Hugo en la Habana. Son como un bumerang que regresa en el tiempo para describir su propia infamia: “Tiemblen los tiranos ante hombres que son capaces de morir por sus ideas. Al lado de este ejemplo ¿Qué fueron los tres días de Cristo en el Calvario? Es hora de poner fin mediante la denuncia y la presión de la comunidad mundial a esa repugnante atrocidad”.

La amnesia del Vaticano

María C. Werlau

17 de marzo de 2008

 

La reciente visita a Cuba del cardenal Bertone, secretario de Estado de la Santa Sede, deja claro nuevamente que el Vaticano peca de un profundo y siniestro olvido ante los crímenes del castrocomunismo. Entre innumerables aberraciones se destaca el silencio de la Iglesia Católica con respecto a los fusilamientos y asesinatos o los largos y viles encarcelamientos de líderes religiosos católicos y de otras denominaciones. Pero un incidente en particular llama la atención por ser la nunciatura en La Habana, sede diplomática del Vaticano, el escenario que dio pie a una gran injusticia. Con el caso de los hermanos García-Marín Thompson, fusilados de 21, 25 y 19 años respectivamente, se escribe uno de los capítulos más infames de la historia de una Iglesia Católica que rehúsa denunciar los atropellos de la dictadura castrista. La triste historia emerge de informes de organizaciones internacionales y el desgarrante testimonio de Ricardo Bofill, uno de los fundadores del movimiento de derechos humanos de la isla, quien sirvió prisión con los hermanos y los acompañó hasta su noche final.

 

Los hermanos Cipriano, Eugenio y Ventura García-Marín Thompson fueron fusilados en 1981 en la prisión-fortaleza de la Cabaña, en La Habana, meses después de su captura en un intento de salida del país, lo que no es “ilegal” en casi ninguna parte del mundo. De procedencia muy humilde, eran miembros de los Testigos de Jehová, congregación muy perseguida por el gobierno cubano por someterse sólo a Dios. Al menos uno había sido preso político, pero los tres habían recibido varias advertencias de que serían encarcelados por violaciones a la “ley de peligrosidad”. Después de intentar el asilo político en la embajada del Vaticano durante varias semanas, el 3 de diciembre de 1980 los tres hermanos junto a dos hombres y tres mujeres forzaron la puerta de la Nunciatura y solicitaron asilo. Horas más tarde, un equipo elite de tropas especiales del Ministerio del Interior asaltó la embajada. Curiosamente estaban al mando del coronel Antonio de la Guardia, quien años después fuera fusilado por el mismo régimen al que servía entonces, el monstruo que devora a sus propios hijos.

 

Todos los refugiados fueron apresados y los hermanos llevados a la sede de Seguridad de Estado en Villa Marista. Allí trataron de obligarlos a filmar un video inculpándose con falsedades, a lo cual se negaron valientemente. Después de un juicio sumarísimo, el fiscal Carlos Amat les anunció sentencia de muerte, acusados de haber matado a un empleado cubano de la embajada. Una madrugada meses más tarde, las autoridades de La Cabaña, donde habían sido encarcelados, sacaron a los tres de sus celdas y se presume que fueron fusilados, aunque nunca se confirmó su suerte o paradero.

 

El gobierno cubano sostuvo que los refugiados estaban armados con una pistola, pero varios testigos insistieron que estaban desarmados y así lo aseveraron los tres hermanos hasta su día final. Luego se supo que el supuesto muerto, quien trabajaba en la embajada bajo contrato de la empresa estatal CUBALSE, era agente de la inteligencia cubana. Había usado sangre falsa para efectuar el plan ingeniado para entrampar a los refugiados. Después de su supuesta muerte, se comprobó que vivía muy saludable en el reparto Fontanar de la Habana. Los otros refugiados fueron sentenciados a prisión entre 15 a 25 años, pero puestos en libertad ocho años después cuando el caso recibió atención internacional. La madre de los tres jóvenes también pagó con años de prisión política.

 

En 1988, un equipo enviado a Cuba por la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, en una misión histórica, tomó el testimonio de la señora en la residencia del embajador de España. Se vieron forzados a esta inusual cita luego de que el gobierno cubano le prohibió asistir a las vistas oficiales de la Comisión en el Hotel Comodoro de La Habana. En los años noventa, el relator especial para Cuba de Naciones Unidas, Karl John Groth, pidió sin éxito al gobierno cubano en varias ocasiones que le devolvieran los restos a la familia. La madre murió en 1992 aún clamando “los huesitos” de sus hijos para su entierro digno.

 

La acción del gobierno cubano, acostumbrado a tales excesos, no sorprende especialmente meses después del éxodo del Mariel. Pero sí deja mucho que desear la Iglesia, supuesta protectora de los necesitados, aparte de que fue su sede diplomática la violada. Existen versiones encontradas sobre si el nuncio dio o no permiso al gobierno cubano para penetrar la sede y llevarse a los refugiados. Lo que está muy claro es que posterior a los hechos la Iglesia hizo mutis y sigue sin condenar este y muchos otros crímenes contra el pueblo de Cuba.

 

María C. Werlau es directora ejecutiva del Proyecto Verdad y Memoria de Archivo Cuba.

mariacwerlau@gmail.com

www.ArchivoCuba.org  

 

Nota de Manuel Castro Rodríguez: Cuando ocurrieron los hechos aquí relatados, el Nuncio Apostólico en Cuba era Mons. Giulio Einaudi, que se desempeñó como tal desde 1980 hasta 1988. Al recordar esa época, Mons. Giulio Einaudi dijo que “hubo una buena relación con el doctor Felipe Carneado –el responsable entonces del Comité Central del Partido Comunista para las relaciones con la Iglesia–. Casi cada día nos reuníamos para analizar las cosas cotidianas de la Iglesia; es decir, la posibilidad de tener más sacerdotes y religiosas, facilidades para importar literatura, abrir otros lugares de culto, etc.”.

http://www.aciprensa.com/noticias/ex-nuncio-en-cuba-puede-haber-una-transicion-sin-violencia-en-la-isla/#.UQgpAfJdCSp

 

A pesar del tiempo transcurrido, ni Mons. Giulio Einaudi ni otra autoridad eclesiástica se ha referido al fusilamiento de los hermanos Cipriano, Eugenio y Ventura García-Marín Thompson, que fueron detenidos en la sede diplomática del Vaticano en La Habana, por lo que debían encontrarse bajo la protección del Nuncio Apostólico en Cuba: Mons. Giulio Einaudi.


Si el Vaticano NO le dio permiso al régimen de los hermanos Castro para entrar en la sede y capturar a los tres hermanos que pedían asilo, ¿por qué el Vaticano no ha denunciado este repudiable hecho, nunca antes visto en América?

 

Si el Vaticano le dio permiso al régimen de los hermanos Castro para entrar en la nunciatura y capturar a los hermanos Cipriano, Eugenio y Ventura García-Marín Thompson, solicitantes de asilo, ¿el Vaticano no debe ser condenado por Naciones Unidas?

 

No puede haber un cubano honrado que no reconozca la necesidad de erradicar la cultura de odio imperante desde hace más de cincuenta años. ¡Demasiada sangre y lágrimas ha derramado el pueblo cubano!

 

He perdido la cuenta de los mensajes que le he enviado al arzobispado de La Habana, denunciando las violaciones sistemáticas de los derechos humanos en Cuba. Orlando Márquez Hidalgo, vocero del cardenal Jaime Ortega Alamino, no muestra interés alguno en que se proteja al indefenso pueblo cubano de los crímenes castristas.

 

Veo con horror como el castrismo sigue sembrando odio, sin respetar la soberanía de la persona humana. Mientras esto ocurre, la jerarquía católica -en el mejor de los casos- continúa guardando silencio cómplice, por lo que tendrá una gran cuota de responsabilidad si llegara a producirse un masivo derramamiento de sangre.

La amnesia del Vaticano

Maria C. Werlau

17 de marzo de 2008

 

La reciente visita a Cuba del cardenal Bertone, secretario de Estado de la Santa Sede, deja claro nuevamente que el Vaticano peca de un profundo y siniestro olvido ante los crímenes del castrocomunismo. Entre innumerables aberraciones se destaca el silencio de la Iglesia Católica con respecto a los fusilamientos y asesinatos o los largos y viles encarcelamientos de líderes religiosos católicos y de otras denominaciones. Pero un incidente en particular llama la atención por ser la nunciatura en La Habana, sede diplomática del Vaticano, el escenario que dio pie a una gran injusticia. Con el caso de los hermanos García-Marín Thompson, fusilados de 21, 25 y 19 años respectivamente, se escribe uno de los capítulos más infames de la historia de una Iglesia Católica que rehúsa denunciar los atropellos de la dictadura castrista. La triste historia emerge de informes de organizaciones internacionales y el desgarrante testimonio de Ricardo Bofill, uno de los fundadores del movimiento de derechos humanos de la isla, quien sirvió prisión con los hermanos y los acompañó hasta su noche final.

 

Los hermanos Cipriano, Eugenio y Ventura García-Marín Thompson fueron fusilados en 1981 en la prisión-fortaleza de la Cabaña, en La Habana, meses después de su captura en un intento de salida del país, lo que no es “ilegal” en casi ninguna parte del mundo. De procedencia muy humilde, eran miembros de los Testigos de Jehová, congregación muy perseguida por el gobierno cubano por someterse sólo a Dios. Al menos uno había sido preso político, pero los tres habían recibido varias advertencias de que serían encarcelados por violaciones a la “ley de peligrosidad”. Después de intentar el asilo político en la embajada del Vaticano durante varias semanas, el 3 de diciembre de 1980 los tres hermanos junto a dos hombres y tres mujeres forzaron la puerta de la Nunciatura y solicitaron asilo. Horas más tarde, un equipo elite de tropas especiales del Ministerio del Interior asaltó la embajada. Curiosamente estaban al mando del coronel Antonio de la Guardia, quien años después fuera fusilado por el mismo régimen al que servía entonces, el monstruo que devora a sus propios hijos.

 

Todos los refugiados fueron apresados y los hermanos llevados a la sede de Seguridad de Estado en Villa Marista. Allí trataron de obligarlos a filmar un video inculpándose con falsedades, a lo cual se negaron valientemente. Después de un juicio sumarísimo, el fiscal Carlos Amat les anunció sentencia de muerte, acusados de haber matado a un empleado cubano de la embajada. Una madrugada meses más tarde, las autoridades de La Cabaña, donde habían sido encarcelados, sacaron a los tres de sus celdas y se presume que fueron fusilados, aunque nunca se confirmó su suerte o paradero.

 

El gobierno cubano sostuvo que los refugiados estaban armados con una pistola, pero varios testigos insistieron que estaban desarmados y así lo aseveraron los tres hermanos hasta su día final. Luego se supo que el supuesto muerto, quien trabajaba en la embajada bajo contrato de la empresa estatal CUBALSE, era agente de la inteligencia cubana. Había usado sangre falsa para efectuar el plan ingeniado para entrampar a los refugiados. Después de su supuesta muerte, se comprobó que vivía muy saludable en el reparto Fontanar de la Habana. Los otros refugiados fueron sentenciados a prisión entre 15 a 25 años, pero puestos en libertad ocho años después cuando el caso recibió atención internacional. La madre de los tres jóvenes también pagó con años de prisión política.

 

En 1988, un equipo enviado a Cuba por la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, en una misión histórica, tomó el testimonio de la señora en la residencia del embajador de España. Se vieron forzados a esta inusual cita luego de que el gobierno cubano le prohibió asistir a las vistas oficiales de la Comisión en el Hotel Comodoro de La Habana. En los años noventa, el relator especial para Cuba de Naciones Unidas, Karl John Groth, pidió sin éxito al gobierno cubano en varias ocasiones que le devolvieran los restos a la familia. La madre murió en 1992 aún clamando “los huesitos” de sus hijos para su entierro digno.

 

La acción del gobierno cubano, acostumbrado a tales excesos, no sorprende especialmente meses después del éxodo del Mariel. Pero sí deja mucho que desear la Iglesia, supuesta protectora de los necesitados, aparte de que fue su sede diplomática la violada. Existen versiones encontradas sobre si el nuncio dio o no permiso al gobierno cubano para penetrar la sede y llevarse a los refugiados. Lo que está muy claro es que posterior a los hechos la Iglesia hizo mutis y sigue sin condenar este y muchos otros crímenes contra el pueblo de Cuba.

 

María C. Werlau es directora ejecutiva del Proyecto Verdad y Memoria de Archivo Cuba.

mariacwerlau@gmail.com

www.ArchivoCuba.org  

 

Nota de Manuel Castro Rodríguez: Cuando ocurrieron los hechos aquí relatados, el Nuncio Apostólico en Cuba era Mons. Giulio Einaudi, que se desempeñó como tal desde 1980 hasta 1988. Al recordar esa época, Mons. Giulio Einaudi dijo que “hubo una buena relación con el doctor Felipe Carneado –el responsable entonces del Comité Central del Partido Comunista para las relaciones con la Iglesia–. Casi cada día nos reuníamos para analizar las cosas cotidianas de la Iglesia; es decir, la posibilidad de tener más sacerdotes y religiosas, facilidades para importar literatura, abrir otros lugares de culto, etc.”.

http://www.aciprensa.com/noticias/ex-nuncio-en-cuba-puede-haber-una-transicion-sin-violencia-en-la-isla/#.UQgpAfJdCSp

 

A pesar del tiempo transcurrido, ni Mons. Giulio Einaudi ni otra autoridad eclesiástica se ha referido al fusilamiento de los hermanos Cipriano, Eugenio y Ventura García-Marín Thompson, que fueron detenidos en la sede diplomática del Vaticano en La Habana, por lo que debían encontrarse bajo la protección del Nuncio Apostólico en Cuba: Mons. Giulio Einaudi.


Si el Vaticano NO le dio permiso al régimen de los hermanos Castro para entrar en la sede y capturar a los tres hermanos que pedían asilo, ¿por qué el Vaticano no ha denunciado este repudiable hecho, nunca antes visto en América?

 

Si el Vaticano le dio permiso al régimen de los hermanos Castro para entrar en la nunciatura y capturar a los hermanos Cipriano, Eugenio y Ventura García-Marín Thompson, solicitantes de asilo, ¿el Vaticano no debe ser condenado por Naciones Unidas?

 

No puede haber un cubano honrado que no reconozca la necesidad de erradicar la cultura de odio imperante desde hace más de cincuenta años. ¡Demasiada sangre y lágrimas ha derramado el pueblo cubano!

 

He perdido la cuenta de los mensajes que le he enviado al arzobispado de La Habana, denunciando las violaciones sistemáticas de los derechos humanos en Cuba. Orlando Márquez Hidalgo, vocero del cardenal Jaime Ortega Alamino, no muestra interés alguno en que se proteja al indefenso pueblo cubano de los crímenes castristas.

 

Veo con horror como el castrismo sigue sembrando odio, sin respetar la soberanía de la persona humana. Mientras esto ocurre, la jerarquía católica -en el mejor de los casos- continúa guardando silencio cómplice, por lo que tendrá una gran cuota de responsabilidad si llegara a producirse un masivo derramamiento de sangre.

Cuba, la UDI y el PC

Carlos Peña

 27 de enero de 2013

 

Lo más notorio de esta semana -inserciones en los periódicos, protestas frente a la embajada, aspavientos de variada índole- fueron los reclamos de la UDI.

 

La UDI reclamaba por la protección que Cuba ha prestado a los asesinos -algunos de ellos confesos- de Jaime Guzmán.

 

¿Tiene razón la UDI al reclamar a Castro -a Raúl, puesto que la herida del tiempo ya derrotó a Fidel- por la protección que ha prestado a los que acecharon primero y dispararon luego contra Guzmán?

 

Una de las reglas más viejas de la ética enseña que ella debe ser universal y nunca depender de circunstancias particulares. Si se reclama castigo por la muerte de Jaime Guzmán en tanto Jaime Guzmán (es decir, en razón de ser él el sujeto que fundó la UDI y con el cual los actuales dirigentes reconocen una relación discipular y de amistad) ese reclamo no posee mayor valor moral. Las reglas de la ética deben ser universales, es decir, aplicarse a cualquier ser humano que se encuentre en las circunstancias del caso. Fue lo que enseñó -no está de más repetirlo- Kant y lo que, en algún sentido, dijo Cristo cuando aconsejó no hacer a los demás lo que no querrías te hicieran a ti (Mateo 7.12).

 

El reclamo de la muerte de Guzmán, entonces, no debe fundarse en los afectos que sus discípulos sienten hacia él (puesto que esos afectos son particulares), sino en el simple hecho de que Guzmán era un ser humano y su vida intangible al margen de su desempeño (harto discutible si se atiende al hecho que justificó un régimen que violó con esmero los derechos que ahora sus amigos reclaman).

 

Es seguro, sin embargo, que hoy día los integrantes de la UDI aceptan lo anterior: la intangibilidad de la vida humana y, como consecuencia, la proscripción de cualquier forma de atentado en contra de ella con prescindencia de las circunstancias. Es probable entonces que reclamen por la impunidad del crimen de Jaime Guzmán no por ser Jaime Guzmán la víctima, sino porque, en su opinión, ningún ser humano merece morir asesinado de la forma en que Guzmán lo fue.

 

Bien.

 

Pero si lo anterior es así (si los amigos y partidarios de Guzmán se han vuelto repentinamente kantianos) entonces deben hacerse a sí mismos un reproche retrospectivo: porque durante décadas esgrimieron circunstancias particulares para justificar o excusar, con relatos y pretextos de variada índole, los crímenes que se cometieron en dictadura, y sólo muy tardíamente (cuando era tan evidente que casi carecía ya de todo mérito, como fue el caso del ministro Chadwick) reconocieron que habían estado, durante casi toda su vida política, respirando y defendiendo un gigantesco error.

 

Así, entonces, cuando la UDI paga insertos en los periódicos, vocifera frente a la embajada de Cuba y hace aspavientos de variada índole, en algún sentido los hace también contra sí misma y la increíble indolencia y el triste papel que sus dirigentes ejecutaron cuando negaban los crímenes de la dictadura, los justificaban o los relativizaban.

 

Y lo que le ocurre a la UDI le ocurre también, al revés, al Partido Comunista.

 

Los comunistas fueron víctimas de la dictadura -se les torturó, hizo desaparecer y, cuando subsistían, se les exilió- de manera que saben en carne propia de qué se trata el abuso. Y cuando reclaman contra los crímenes que padecieron en la dictadura lo deben hacer no en razón de ser comunistas las víctimas, sino en razón de ser simples seres humanos que no merecían, bajo circunstancia alguna, al igual que Guzmán, ser asesinados o desaparecidos.

 

Bien también.

 

Pero si ese es el caso -si los comunistas también se han vuelto kantianos-, entonces, ¿qué explica el silencio que guardan frente a los abusos de variada índole que padecen los cubanos, carentes de la amplia gama de libertades políticas que son propias de la democracia? ¿Por qué lo que era malo de hacer a los opositores a Pinochet, no es malo de hacer a los opositores a Castro?

 

No cabe duda. Cuando se esgrime una razón moral ha de invocarse una condición aplicable a todos (¿verdad, senador Larraín, ministro Chadwick, senador Coloma? ¿Verdad, diputado Tellier?) y no sólo a los amigos.

El asesino en serie Raúl Castro Ruz

es el presidente de CELAC

Véase http://profesorcastro.jimdo.com/fusilamientos/

En este momento de oprobio en que todos los gobernantes iberoamericanos se confabulan en mayor o menor medida con la peor tiranía que ha sufrido América, es conveniente recordar este artículo del entonces presidente de Costa Rica Oscar Arias Sánchez

 

Los presos políticos

no existen en las democracias

Oscar Arias Sánchez

13 de marzo de 2010

http://internacional.elpais.com/internacional/2010/03/13/actualidad/1268434802_850215.html

 

Quiero sumar mi voz a un coro de indignación que recorre buena parte de nuestra América y del mundo. El pasado 23 de febrero, mientras los líderes latinoamericanos nos encontrábamos reunidos en Cancún, hablando sobre democracia y libertad, murió en La Habana Orlando Zapata Tamayo, opositor del régimen castrista y preso político desde hacía siete años.

 

Una huelga de hambre de 85 días no fue suficiente para convencer al Gobierno cubano de que era necesario preservar la vida de esta persona, por encima de cualquier diferencia ideológica. 85 días no fueron suficientes para mover a compasión a un régimen que se vanagloria de su solidaridad, pero que en la práctica aplica esa solidaridad únicamente a sus simpatizantes.

 

Nada podemos hacer ahora para salvar a este disidente, pero podemos aún alzar la voz en nombre de Guillermo Fariñas Hernández, que desde hace 17 días se encuentra en huelga de hambre en Santa Clara, pidiendo la liberación de otros presos políticos cubanos, en particular de aquellos en precario estado de salud.

 

Sin duda, la huelga de hambre es un arma delicada como herramienta de protesta. Sería riesgoso que cualquier Estado de derecho se viera en la obligación de liberar a sus privados de libertad, si deciden rechazar su alimentación. Pero estos presos no son como los demás, ni Cuba cumple las condiciones de un Estado de derecho. Se trata de presos políticos o de consciencia, que no han cometido otro delito más que oponerse a un régimen, que fueron juzgados por un sistema judicial de independencia cuestionable y que deben sufrir penas excesivas sin haber causado un daño a otras personas.

 

Los presos políticos no existen en las democracias. En ningún país verdaderamente libre, uno va a prisión por pensar distinto. Cuba puede hacer todos los esfuerzos de oratoria que desee para vender la idea de que es una "democracia especial", pero cada preso político niega en la práctica esa afirmación. Cada preso político es una prueba irrefutable de autoritarismo.

 

A esto se suma el hecho de que se trata de personas con una salud muy debilitada. Y aquí sí es cierto que no importan las razones por las cuales alguien haya entrado en prisión. Todo Gobierno que respete los derechos humanos, debe al menos mostrar compasión ante el estado de una persona débil, en lugar de llamarla "chantajista".

 

Siempre he luchado por una transición cubana hacia la democracia. Siempre he luchado porque ese régimen de partido único se convierta en un régimen pluralista, y deje de ser una excepción en el continente americano. Estoy convencido de que en una democracia, si uno no tiene oposición, debe crearla, no perseguirla, reprimirla y condenarla a un infierno carcelario, que es lo que hace el régimen de Raúl Castro.

 

El Gobierno cubano tiene ahora en sus manos la oportunidad de demostrarle al mundo los primeros signos de esa transición democrática, que desde hace mucho tiempo esperamos. Tiene la oportunidad de demostrar que puede aprender a respetar los derechos humanos, sobre todo los derechos de sus opositores, porque no tiene ningún mérito que respete sólo los derechos de sus partidarios. Si el Gobierno cubano liberara a sus presos políticos, tendría más autoridad para reclamar respeto a su sistema político y a su forma de hacer las cosas.

 

Estoy consciente de que al hacer estas afirmaciones me expongo a todo tipo de acusaciones de parte del régimen cubano. Me acusarán de inmiscuirme en asuntos internos, de irrespetar su soberanía y, casi con certeza, de ser un lacayo del imperio. Sin duda, soy un lacayo del imperio: del imperio de la razón, de la compasión y de la libertad. No voy a callarme cuando se vulneran los derechos humanos. No voy a callarme cuando la sola existencia de un régimen como el de Cuba es una afrenta a la democracia. No voy a callarme cuando se pone en jaque la vida de seres humanos, por defender a ultranza una causa ideológica que prescribió hace años. He vivido lo suficiente para saber que no hay nada peor que tener miedo a decir la verdad.

 

Óscar Arias es presidente de Costa Rica.

Cuando en Cuba tenga plena vigencia la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuando el pueblo cubano pueda construir una sociedad “con todos y para el bien de todos”, serán días tristes para quienes practicaron diversas formas de complicidad con el régimen que tiraniza a Cuba desde hace cincuenta y cuatro años.

Cuba al frente de la Celac:

triste paradoja para la región

Editorial del diario chileno La Tercera

26 de enero de 2013

 

La presidencia cubana del ente intergubernamental constituye un paso atrás para la defensa de la democracia y el respeto a los derechos humanos.

 

EN UNA situación que sólo cabe calificar como una triste paradoja, Cuba accederá mañana a la presidencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y el Caribe (Celac). Parece lamentable que el único miembro abiertamente dictatorial de esta instancia intergubernamental sea el encargado de representarla y liderarla durante un año, más aún si la Celac ha sido concebida como un organismo que tiene un “compromiso indeclinable con el fortalecimiento de la democracia” y sus integrantes dicen compartir los principios y valores del respeto a los derechos humanos.

 

El régimen cubano no satisface ninguno de estos requisitos que la misma Celac se ha impuesto. El hecho de que haya sido seleccionado para asumir la presidencia de ésta es una muestra de la falta de coherencia de los países que la integran. También constituye una evidencia de la escasa relevancia que ellos mismos le asignan al ente, pues es muy probable que no confiarían a un gobierno de esas características el cargo si éste tuviera importancia real.

 

En todo caso, el simbolismo es muy significativo, pues supone la incorporación sin cortapisas de Cuba en la comunidad latinoamericana y caribeña, concretando así un antiguo anhelo de la diplomacia de ese país. Una situación que parece inaceptable, dada la realidad política que se vive en la isla, donde el control del Partido Comunista es total y no existe posibilidad alguna de alternancia en el poder. Al mismo tiempo, el reconocimiento entregado supone una inexplicable ausencia de solidaridad y comprensión hacia los ciudadanos cubanos que sufren el diario atropello a sus derechos básicos. Por lo anterior, que La Habana ocupe la presidencia de la Celac debe ser motivo de vergüenza para un continente que en las últimas décadas ha desplegado ingentes esfuerzos para dotarse de institucionalidades democráticas.

 

A Chile esta realidad le afecta de manera especial. En los últimos años, el gobierno cubano ha brindado refugio a varios de los autores materiales e intelectuales del asesinato del senador Jaime Guzmán, ocurrido en 1991. De manera sistemática, La Habana se ha negado a colaborar con la justicia chilena para poner a disposición de ésta a los culpables, al punto de que existen indicios de que uno de los terroristas que atentó contra la vida de Guzmán reside actualmente en la isla junto a su pareja, quien también habría participado en la planificación del crimen. La cooperación cubana con los asesinos del parlamentario es un hecho inexcusable y de la mayor gravedad, que no puede ser pasada por alto y que cuestiona la idoneidad del gobierno de ese país para presidir la Celac.

 

Las autoridades nacionales han dejado en claro que representarán al gobierno cubano su inquietud en torno al tema. El Presidente de la República señaló ayer que demandará del jefe de Estado de ese país la colaboración para facilitar la investigación que llevan adelante los tribunales chilenos y La Moneda ha anunciado que le entregará al dignatario visitante documentación para formalizar tal solicitud y aportar antecedentes. Un mínimo de coherencia en la defensa de los derechos humanos y el rechazo a la violencia política terrorista exige que todos los sectores políticos del país respalden al Ejecutivo en esta materia, pues lo que está en juego aquí es más profundo que alguna ventaja partidista puntual.

Castro y Castro:

La última visita del viejo comandante

vs. el debut de su hermano en Chile

Alvaro Valenzuela M.

26 de enero de 2013

 

Con dieciséis años de diferencia, ambos se las han arreglado para acaparar la atención pública, despertar las iras de la UDI y hablar de democracia sin ruborizarse. Entre medio, sin embargo, también mucho ha cambiado: en 1996, cuando Fidel estuvo en Chile, Pinochet dirigía el Ejército y el líder comunista le deseaba buena salud; Moreira y Coty Reginato lideraban las protestas contra el visitante, y Tencha Bussi sorprendía al mundo pidiéndole hacer elecciones competitivas en su isla.

 

Nosotros, los de de entonces, ya no somos (más o menos) los mismos...

 

Dieciséis años después de que otro Jefe de Estado cubano de apellido Castro llegara por última vez a Chile, robándole protagonismo al rey de España, a Carlos Menem y a toda la fauna política que participó en la Cumbre Iberoamericana de 1996, su hermano ha vuelto ahora a acaparar la atención en una reunión que tiene a nuestro país como sede. Las diferencias entre el barbudo revolucionario de los discursos eternos y el octogenario militar de rostro impenetrable que esta vez nos visita son tan evidentes como lo mucho que tienen en común. Y tan revelador como comparar a ambos personajes es hacerlo con las circunstancias que han rodeado uno y otro viaje... Un paralelo en el que confluyen las esperanzas frustradas, el desgastante paso de los años y mucha, pero mucha controversia.

 

El Castro que aterrizó en Pudahuel el sábado 9 de noviembre de 1996 no vestía el tradicional uniforme verde oliva, sino un traje azul regalado por Pierre Cardin, y sólo se quedaría en el país por algo más de 48 horas (harto menos que el interminable mes que había durado su anterior visita en los 70, en plena UP).

 

Se trataba de un hombre ya mayor, aún de aspecto imponente (casi un metro noventa de altura), pero de manos delgadas y algo cansado. Igual su presencia en Chile desataba efervescencia y tenía ribetes históricos... mucho mayores, por cierto, que los de la actual estadía de Raúl. Porque si bien esta última ha sido objeto de detallada preparación, a fin de evitar incidentes mayúsculos y no opacar la Cumbre CELAC-UE, difícilmente eso es equiparable a lo que significaba hace dieciséis años la presencia en Chile del dictador comunista en un momento en que el general Pinochet aún era comandante en jefe del Ejército.

 

Un mensaje para Pinochet

 

En cierta forma, el escenario para su llegada empezó a prepararse en 1995, cuando el gobierno de Eduardo Frei reanudó relaciones a nivel de embajadores con la isla caribeña. El siguiente paso lo protagonizó en enero del 96 el entonces ministro de Relaciones Exteriores, José Miguel Insulza. Encabezando una nutrida delegación, que incluyó a empresarios y congresistas, se transformó en el primer canciller chileno en visitar La Habana en 25 años. Y aunque oficialmente no estaba programado un encuentro con Fidel, éste llegó en medio de una recepción ofrecida por el ministro de RR.EE. cubano, Roberto Robaina (entonces estrella emergente y posteriormente caído en desgracia). Sorprendiendo a muchos, la conversación más larga la tuvo Castro con un parlamentario de derecha, el hoy senador RN Carlos Kuschel, a quien sometió a intenso interrogatorio sobre el sistema económico chileno; pero lo más sugerente no fue eso, sino su contestación a la pregunta de Kuschel de si le mandaría algún mensaje al general Pinochet. “Dígale que le deseo buena salud”, fue la respuesta del comandante. El honorable cumplió el encargo y, de vuelta a Chile, transmitió el recado al general. Este no dijo nada.

 

Pero, haya influido o no aquella conversación, lo cierto es que, cuando en noviembre el líder cubano llegó a Chile, Pinochet evitó torpedear la visita. En cambio, junto a los otros comandantes en jefe partió a unos ejercicios militares en el norte, precisamente en los días de la Cumbre Iberoamericana. Estando en Iquique, la prensa le preguntó qué le parecía la presencia de Fidel en el país. “Yo no tengo nada que meterme”, fue su respuesta. Claro que no sin antes haber comentado que “si mañana el Gobierno quiere invitar a Lucifer y Lucifer llega acá, ¿yo qué tengo que hacer? ¡Si lo decidió el Gobierno!”... para luego precisar que “no estoy haciendo ninguna comparación”. Con todo lo ladinos que esos dichos fueron, las autoridades igual valoraron la actitud del general de no cuestionar abiertamente la visita y sí reconocer su condición de subordinado. El mismo Insulza dijo que le parecían “muy bien” las palabras de Pinochet y hasta restó importancia a las alusiones del uniformado respecto del príncipe de las tinieblas.

 

Moreira, la Coty y el frente anticastrista

 

Pero si las posibles tensiones con el frente militar (hoy día inimaginables) pudieron ser más o menos exitosamente desactivadas, más dolores de cabeza le dio al gobierno de Eduardo Frei un partidario de Pinochet, el diputado Iván Moreira. Este se transformó en el gran opositor público a la visita de Castro y alcanzó su momento de gloria un día antes del aterrizaje del líder comunista en Chile, cuando concurrió a las afueras del Hotel Hyatt, que alojaría a algunas de las delegaciones participantes en la cumbre y que se encontraba cercado por la seguridad. Moreira intentó hacer allí un punto de prensa, ante lo cual fue detenido por carabineros y llevado a la comisaría. Hasta allí acudieron a solidarizar con él las principales figuras de su partido, incluidos los actuales senadores Jovino Novoa y Juan Antonio Coloma, el entonces senador institucional Sergio Fernández y el hoy ministro Andrés Chadwick.

 

El hecho generó la presentación de una querella por detención ilegal que, un año más tarde, llevaría al procesamiento del coronel que había comandado el piquete, al tiempo que el diputado reclamaba contra la responsabilidad de quienes supuestamente habían mandado al uniformado, apuntando sus dardos al subsecretario del Interior, Belisario Velasco. Posteriormente, sin embargo, retiró la querella.

 

El paso del tiempo parece haber templado el carácter de Moreira, hoy embarcado en una precandidatura senatorial: esta vez ha evitado participar en las manifestaciones de su colectividad contra Raúl Castro, pese a los antecedentes que ahora se conocen respecto del supuesto amparo brindado por Cuba a los involucrados en el crimen de Jaime Guzmán. En vez de ello, ha optado por la vía institucional, pidiendo, junto a Juan Pablo Moreno (sobrino de Guzmán) una entrevista con Raúl... De paso, ayer comentó su extrañeza por la presencia en las manifestaciones del jueves de la senadora Ena von Baer, su rival en la disputa gremialista por el cupo de Santiago Oriente.

 

En un caso similar al de Moreira, parece difícil que esta vez juegue algún rol en las protestas otra gremialista, la actual alcaldesa de Viña, Virginia Reginato. En 1996 ella era concejala y, como la cumbre incluyó un encuentro de presidentes en Cerro Castillo, no dudó en concurrir junto a una treintena de jóvenes gremialistas a gritar contra Fidel y reivindicar a Pinochet.

 

Los reclamos anti Castro de 1996, en todo caso, no tuvieron sólo a chilenos entre sus participantes. A diferencia de este año, esa vez viajó a Chile un contingente del exilio cubano, quienes se dedicaron a dar conferencias denunciando al régimen castrista. El más notorio de esos visitantes fue un ex compañero de armas del comandante, Huber Matos, por cuya visa intercedió el senador DC Andrés Zaldívar.

 

Sí al Canelo, no a la Plaza Almagro

 

Si un problema eran los enemigos del visitante, la actitud que tendrían sus simpatizantes también complicaba a las autoridades. Y aquí otro viaje sirvió para preparar terreno. Entonces diputado y presidente del Partido Socialista, Camilo Escalona partió en octubre del 96 a Cuba a entrevistarse con Fidel a propósito de la inminente visita. Fue allí que le extendió la invitación para recibir el saludo de la izquierda chilena en un acto en El Canelo de Nos, centro emblemático para ese sector, el domingo 10 de noviembre. Con la aceptación de Castro, perdió perfil la idea que promovía la combativa secretaria general del PC, Gladys Marín, partidaria de un gran acto público en la Plaza Almagro, iniciativa que hubiera echado por tierra los intentos del Gobierno por evitar que el líder cubano eclipsara la cumbre (el acto igual se hizo, pero sin Fidel).

 

Así, el Canelo se transformó en «el» lugar para el simbólico reencuentro entre el cubano y quienes desde los años 60 lo veían como un ídolo. Lo que pocos imaginaban era que la encargada de ofrecerle la bienvenida y agradecer su apoyo a los chilenos en el exilio, Hortensia Bussi de Allende, daría esa noche una sorpresa. Porque en su discurso, junto con elogiar el proceso histórico de la isla y condenar el bloqueo de Estados Unidos, defendió el pluralismo político y exhortó al visitante a hacer elecciones competitivas, señalando su certeza de que las ganaría. Luego se sabría que el discurso -que molestó a Gladys Marín y los PC, y también a algunos socialistas, como «la negra» Carmen Lazo- había estado lejos de ser una improvisación: con Tencha participó en su redacción el ex ministro Luis Maira y las propias autoridades del PS le habían dado su venia. Nunca se supo qué opinó realmente el comandante, pero no faltan quienes piensan que el hecho puede explicar en algo episodios muy posteriores, como cuando -en pleno viaje de Michelle Bachelet a la isla, en 2009- un Castro ya retirado escribió en Granma una columna cuestionando a Chile por la mediterraneidad boliviana.

 

Aznar, el más duro

 

Haya sido o no ése un trago amargo, otros antecedentes sugieren que el líder comunista tuvo más momentos incómodos durante la visita. Eran tiempos en que aún el chavismo no llegaba al poder en Venezuela para darle un nuevo aire a la izquierda más radical; en cambio, mandatarios como Menem voceaban a los cuatro vientos su compromiso con el liberalismo económico y las políticas de Estados Unidos. Pero el dirigente que se enfrentó de modo más frontal con Fidel fue el español José María Aznar. En un almuerzo de trabajo en el Hyatt le dijo derechamente que “no tengo nada contra tu pueblo, pero tengo todo contra tu régimen”, y lo instó a reformar su sistema político. Aunque el diálogo derivó luego en un alegre intercambio de corbatas ante la prensa, las palabras del Premier español no fueron en vano: a su regreso al Viejo Continente, impulsó y logró que la Unión Europea aprobara una nueva y más firme política hacia Cuba, enfriando las relaciones y condicionando la cooperación al restablecimiento de las libertades y el respeto a los derechos humanos.

 

En cambio, harto menor fue el efecto de los documentos oficiales aprobados en la cumbre. Allí Fidel se anotó un punto, al lograr una condena a la ley norteamericana Helms-Burton (que endurecía el embargo a la isla) y no tuvo problemas para firmar, en la llamada Declaración de Viña del Mar, su compromiso con la democracia. Algún analista ingenuo señaló por entonces que el documento serviría a futuro para que los otros países pudieran pedirle cuentas y exigirle la apertura de su régimen. Dieciséis años después, cuando el hermano de Castro es quien manda en La Habana y visita Chile, continúa la espera por esos cambios...

 

 

Las palabras que los «bacheletistas» no olvidan:

“No todos los Castro somos iguales”

 

Para muchos fue una verdadera puñalada por la espalda.

 

El viaje de Michelle Bachelet a Cuba en febrero de 2009 fue todo un gesto de la Mandataria socialista hacia el régimen de los Castro, y le valió no pocos problemas en la Concertación con sus socios democratacristianos. Pese ello, la Presidenta no sólo concretó la visita. También, cuando -mientras participaba en un acto en la Casa Memorial Salvador Allende- recibió el aviso de que un Fidel Castro ya retirado del poder la recibiría, no dudó en partir de inmediato a reunirse con el histórico dictador... ganándose no pocas críticas de la oposición, que la acusó de “partir de carrerita” ante el llamado de Fidel.

 

Más allá de tales críticas de la derecha, ese jueves por la tarde, tras la cita, los balances que se hacían en la delegación chilena respecto del viaje eran ampliamente positivos. Todo cambiaría cuando horas más tarde llegaran los primeros rumores: en un sitio web llamado «Cuba debate», Castro había escrito una columna de opinión (luego reproducida por Granma, el periódico oficial) dando su particular versión del encuentro con Bachelet. El texto abundaba en elogios a la figura de la Presidenta, pero también en otros mensajes, incluyendo uno más subliminal: alabando el triunfo electoral que llevó al poder a la Mandataria en 2006, lo destacaba como la “primera vez” en muchos años en que una organización de izquierda, como el PS, obtenía tal victoria en América Latina... pasando por alto la militancia socialista del antecesor de Bachelet, Ricardo Lagos.

 

Pero si para llegar a esa conclusión era necesario hacer todo un análisis de la complejas relaciones entre el PS y el régimen castrista, la verdadera bomba que contenía el documento no necesita de sutilezas para ser entendida: en el texto Fidel se refería también a la mediterraneidad boliviana, culpando de ésta a la “oligarquía” chilena, la cual le habría “arrebatado” su costa al país altiplánico y sería la responsable de su enclaustramiento, además de la pérdida de ricos territorios mineros.

 

El texto sorprendió a la delegación y obligó a aclarar que Bachelet nunca había hablado del tema boliviano con Castro. El entonces canciller Alejandro Foxley, en tanto, señalaba públicamente que los dichos de “una persona retirada” no opacarían el viaje. Para muchos, sin embargo, el daño ya estaba hecho: la columna se transformó en «la noticia» de la gira.

 

Por eso, aquel viernes, último día de la visita, los ánimos entre los chilenos eran contradictorios. Vendría entonces un gesto inesperado. Ese día se ofrecería una recepción de despedida en el Club Habana. Entonces, se le informó a la delegación que Raúl Castro había decidido asistir también al encuentro, pese a que ello no estaba originalmente programado. A la hora de los discursos, la Presidenta chilena hizo su intervención más política de la gira, defendiendo, entre otros principios, el valor del pluralismo. Mientras, se veía a Raúl tomar apuntes. Luego vendría el turno del actual hombre fuerte de Cuba:

 

“Voy a hablar muy poco”, dijo, para luego dar dos razones: Primero, porque “los Castro no somos todos iguales” (en una alusión a la afición de su hermano por las largas peroratas que desató las risas de la concurrencia), y segundo, porque “estoy de acuerdo con todo lo que ha dicho la compañera”.

 

Con esas palabras, además de marcar en tono liviano una clara diferencia con Fidel, Raúl se ganó la simpatía del bacheletismo...

La cara de América

Raúl Rivero

26 de enero de 2013

 

Pese a ser el único dictador del continente, Raúl Castro presidirá la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac).

 

Como muestra de su aguzada visión política y de su preocupación por ofrecer un testimonio claro de su perfil democrático, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) va a elegir a finales de este mes al general Raúl Castro Ruz como presidente para el periodo de trabajo de los próximos 12 meses.

 

La institución, integrada por 33 países de la región, designará al gobernante cubano para el cargo durante una reunión con la Unión Europea (UE) que se celebrará el lunes en la capital chilena. El anfitrión de la cita, Sebastián Piñera, pasará la presidencia a Castro, que en el 2014 la entregará a la señora Laura Chinchilla en Costa Rica.

 

Con esta decisión, la Celac ha querido, seguramente, enseñar su diversidad, su tolerancia y la vocación unitaria de las naciones de esa parte del mundo. Al mismo tiempo, pretende aclarar que sus mandatos originales no pueden ser un estorbo a la hora de encarar las tareas en una realidad tan compleja como la que vive hoy la Humanidad.

 

Fundada en México hace dos años con el objetivo de “reafirmar la preservación de la democracia y de los valores democráticos y la vigencia de las instituciones y el Estado de Derecho”, la Celac nombra al jefe del régimen de la Isla al culminar el año 2012 durante el que se duplicó la cifra de los presos políticos (hay ahora unos 90) y se realizaron 550 arrestos arbitrarios por mes a los representantes de la oposición pacífica y las Damas de Blanco.

 

La organización, promovida con fervor por Hugo Chávez para debilitar la Organización de Estados Americanos (OEA) y sacar del juego a EE UU y Canadá, tendrá el rostro del jefe de un país en el que no hay elecciones desde la década del 40 del siglo pasado y el periodismo libre es el oficio de una minoría de hombres y mujeres marginados y sin recursos.

 

El nombramiento de Castro como presidente de la Celac es otra seña del recorrido todavía triunfal del populismo en el continente. Un timbre del poder de maniobra de los mentores del socialismo del siglo XXI, sus aliados y de los que se dejan querer con la mano extendida hacia el dinero de Venezuela. Y un retrato de la hipocresía, el oportunismo y la demagogia de quienes duermen con un cartel de demócratas a los pies de la cama y a la vera de la caja de caudales.

Refranes y realidades

Miriam Celaya

21 de enero de 2013     

Una conocida sentencia del refranero popular reza así: “La justicia tarda, pero llega”. A juzgar por la experiencia cubana de más de 50 años de dictadura, bien podría alterarse el orden del sintagma gramatical para que representase mejor el producto: “La justicia llega… ¡pero cómo tarda!”. Nada podía predecir que 54 años después de haber secuestrado el poder en Cuba y a 24 años de haberse desplomado aquel castillo de naipes que fue el socialismo de Europa del Este, el camaleónico sistema castrista no solo sobreviviría, sino que la Isla se convertiría en la virtual metrópoli de un enorme país petrolero.

Así, cuando muchos cubanos de todas las orillas asomaban esperanzados a cada calendario, calculando con cierta morbosa fruición los años que van cayendo sobre la octogenaria casta de los ungidos acercándolos a su fin, olvidaban que la perversidad tiene tantos recursos que con frecuencia se parece a la perfección, que el calendario resulta implacable con todos –en especial con los que padecen– y que de nada sirve esperar pasivamente a que ocurran las cosas sino que es preciso hacer que las cosas ocurran. Tal como se anuncian los truenos, la tormenta arrecia.

He aquí que Cubazuela (que no Venecuba) es una realidad. Finalmente la estirpe Castro ha conseguido extender su poder político más allá de las estrechas fronteras insulares y controla el destino de una nación que la supera con creces en extensión y en riquezas. La Habana, y no Caracas, es la nueva capital; y es en esta ciudad donde se realizan los Consejos de Gobierno y se dirimen las estrategias de control sobre millones de cubazolanos. Mientras, la nave octogenaria navega sobre un río de petróleo cuyo caudal se anuncia inagotable… o casi.

Como si no fuera suficiente la glorificación de la dictadura, pronto Castro II será el nuevo presidente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), una organización inter-gubernamental de más de 30 países que tiene entre sus fines esenciales promover la democracia. Castro I debe estar exultante en su retiro de frondosas moringas, ¡quién se lo (nos lo) iba a decir!

Dicen que no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, pero lo cierto es que ya los isleños hemos cubierto más de la mitad de ese tiempo y la agonía –más la nuestra que la de ellos– se sigue prolongando. Los cubanos que esperaban el deceso del señor F como principio del fin del “modelo” Castro tendrán que forjarse una nueva expectativa. No estamos más que al comienzo de otro ciclo de resurrección que sabemos resultará limitada, pero que en las condiciones de desgaste de la nación puede tener consecuencias funestas. Ya son muchos más los que van preparando sus maletas para buscar fuera de esta ínsula lo que no hemos sido capaces de construir aquí. En cuanto a los cubazolanos, apriétense los cinturones que el viaje puede ser más largo de lo previsto. Y quiero asegurarles que no me alegra su infortunio, que en definitiva es también el nuestro. Ya lo dice otro viejo refrán español: “Mal de muchos, consuelo de tontos”.

¿Por qué sigue preso Carromero?

Fernando Núñez

18 de enero de 2013

No parece que la intención sea esclarecer de una vez y por todas lo sucedido, sino todo lo contrario.

Las recientes declaraciones de Esperanza Aguirre reclamando el indulto de Carromero encaminan los proyectores de la actualidad hacia un problema que esconden las escenas actuadas por los personajes de esta ridícula trama, mientras tras las bambalinas siguen agitándose las verdaderas manos invisibles que han conformado las relaciones entre Cuba y España desde que la Isla se “independizó” de la metrópoli.

Esta situación movería a risa si no estuviésemos hablando de la muerte de varias personas el pasado mes de julio, en circunstancias que hasta el momento pudieran calificarse —por lo menos— de confusas. Una de ellas, Oswaldo Payá, llamado a jugar un importante papel en una Cuba post castrista, porque gozaba de un capital político aceptado entre los grandes hacedores de destinos latinoamericanos y mundiales en la actualidad.

Todos los interesados esperaban con expectación la liberación de Carromero para saber la verdad y, sin embargo, la verdad no acaba de llegar y esta extraordinaria situación genera grandes enojos —comprensibles de hecho— entre las familias de los fallecidos. La presente agitación que estamos contemplando desde hace semanas muestra que el disgusto es real y que la impaciencia gana cada vez más en intensidad. Mientras tanto, el señor Carromero y su amigo Modig siguen dándole la espalda a la prensa, este último, incluso, ha llegado a dimitir de su cargo político para dedicarse a asuntos de más reposo.

Si bien resultaba comprensible que el español no abriera la boca mientras permanecía en Cuba (no imagino a las Fuerzas Especiales españolas desembarcando en La Habana para rescatarlo) por razones de prudencia. No solo su silencio resulta inexplicable ahora, sino que también lo son sus actuales prisiones y toda la mascarada que le rodea: que si libertad condicional, que si tiene que ir a dormir a la cárcel entre las cinco y las ocho, que si le van a poner un brazalete electrónico, que si va a conservar o no su cargo dentro del ayuntamiento, que si sus —numerosas— contravenciones se deben a problemas de aparcamiento, que si su salario…

Todavía no hemos visto a su familia en Telecinco mostrando fotos de un Carromerito despreocupado montando en bicicleta o tomándose un helado en el Parque del Retiro, pero supongo que también tendremos derecho, porque aquí lo importante no parece la intención esclarecer de una vez y por todas lo que ha sucedido, sino todo lo contrario.

Las relaciones económicas entre España y Cuba siguieron siendo estrechas tras la firma del Tratado de París, los peninsulares controlaban el comercio mayorista de la Isla y esta situación se mantuvo al menos hasta que Castro se hizo con el poder en 1959. No tengo los datos del periodo posterior pero me consta que el general Franco adoraba a este y que por algún tiempo sus relaciones personales fueron excelentes. Prueba de ello es que en algún momento, todos los autobuses que circulaban por La Habana eran españoles de la marca Pegaso.

Más adelante, a principios de los años ochenta las cadenas hoteleras, con Sol Meliá a la cabeza hicieron grandes y jugosas inversiones en la Isla, beneficiándose de las increíbles ventajas ofrecidas por el dictador a sus millonarias inversiones, específicamente en lo que concierne la gestión del personal, administrado y pagado por la parte cubana, en pesos no convertibles, mientras que los enormes beneficios generados iban (van todavía) a las manos de los empresarios españoles y a las empresas estatales cubanas, dirigidas —todas las que generan divisas— por militares o personas vinculadas estrechamente a la cúpula gobernante, sin que los cubanos sepamos claramente a qué se dedica todo ese dinero ganado con el sudor de los trabajadores de la Isla.

En todo caso, muy grandes han de ser los intereses que se mueven tras las bambalinas para que Carromero mantenga todavía la boca cerrada, pero sobre todo para que el Gobierno español —de derechas, ¡por Dios!— reconozca el fallo de un tribunal cubano, reconociendo las garantías procesales de la mascarada bayamesa que lo condenara, manteniéndole preso todavía.

En resumen, no se sabe a ciencia cierta quién es más culpable, si Carromero por su silencio, o el Gobierno de España, que reconoce con sus vergonzosos actos presentes la legitimidad de un régimen que ya nadie en Occidente duda en calificar abiertamente de dictadura. Por eso saludamos la voz levantada de Esperanza Aguirre y de todos los que por su peso político estén en condiciones de hacerse oír, para que de una vez, el Gobierno español asuma una posición clara con respecto al castrismo y que la familia de los fallecidos pueda por fin, tras tantos sinsabores, encontrar el sosiego que merecen.

Gobiernos democráticos

violan derechos de médicos cubanos

Cuba’s partners in human exploitation

Cuba’s partners in human exploitation

BY MARIA C. WERLAU

mariacwerlau@gmail.com

 

Haiti’s President Michel Martelly recently visited Cuba to sign cooperation agreements including in health. No doubt Haiti needs help to deliver needed healthcare, but these accords exploit Cuban workers and contribute to the continued oppression and impoverishment of the Cuban people.

 

Currently, around 700 Cuban health professionals are in Haiti. Cuba has similar government-to-government agreements with over 70 countries. These partnerships allow the Castro dictatorship to reap huge financial gains, avoid needed reform, and increase international influence to advance its agendas. Meanwhile, the export of scarce medical resources is causing a severe public health crisis in Cuba. Doctors and basic medical supplies are hard to find and facilities are falling apart.

 

When the earthquake struck, 344 Cuban health professionals were working throughout Haiti; more were immediately sent and deployed to the most remote areas. Cuba had long been receiving millions from international organizations and countries such as France and Japan for these services. Great need and corresponding international largesse became a golden opportunity. Just weeks after the disaster, Cuba was promoting a gigantic endeavor to build a new healthcare infrastructure for Haiti at an annual cost of $170 million, to be paid for by international donors. Cubans and Cuban-trained medical staff would run it at “half the international prices.”

 

Countless millions are now pouring into Cuba from the Pan American and World Health Organizations, dozens of NGOs, foundations, companies, and individuals from the United States, Canada, Spain, Belgium and others. Many governments have also donated — Venezuela $20 million to start, Brazil $80 million, Norway $2.5 million. The list of donations is undisclosed, but France, Australia, Japan, and other countries have apparently chipped in. The cost to Haiti is just a $300 monthly stipend to each Cuban health worker plus transportation and housing.

 

Haiti is just one very profitable subsidiary in Cuba’s global multi-billion dollar “humanitarian” enterprise. Most of its profits come off the backs of Cubans indentured as “collaborators.” Angola, for example, reportedly pays Cuba $60,000 annually per doctor; the doctor receives $2,940 (4.9 percent), at most. These service exports bring more than three times the earnings from tourism and far more than any other industry — $7.5 billion in 2010, the last year reported. Business is so good that in 2010 the Cuban government reduced an already decimated local health staff by 14 percent to send more abroad.

 

This unique brand of health diplomacy is only possible in a totalitarian state guaranteeing a steady pool of “exportable commodities.” Leaving Cuba without government authorization is punishable with years of prison; health professionals face the strictest travel restrictions. If they defect while abroad, their family, which must stay behind, cannot joint them for five years; issuing them academic or other records is forbidden.

 

The average monthly pay of a doctor in Cuba is around $25, barely guaranteeing survival. Abroad, they live off a bare-bones stipend from the host government. But, they receive from Cuba their usual peso salary and a bonus of $180-220 per month, plus are allowed to send home shipments of consumer goods. This paltry compensation package is enough for Cuban doctors to “volunteer” to be exploited abroad rather than at home.

 

The health workers are sent abroad for at least two years and often to far-flung areas under rudimentary, sometimes dangerous, conditions. In Venezuela, dozens have been killed or raped. Heavy workloads, surveillance, and many arbitrary restrictions add to their hardship.

 

In this clever scheme of modern slavery, Cuba is partnering with dozens of governments — including longstanding democracies such as Portugal and Uruguay — and receiving funds from reputable countries and international organizations. Ostensibly, the agreements violate the domestic legislation of many host countries and international accords including the Trafficking in Persons Protocol, several International Labor Organization conventions, and standards concerning the prohibition of “servitude” and “slavery.”

 

The Martelly agreements with Cuba should be made public. If they violate human rights’ standards, Haiti should manage the international aid independently to hire and compensate Cuban workers directly and invite their families to join them. Other countries should take note.

 

Maria Werlau is executive director of Cuba Archive, a non-profit human rights’ initiative based in Summit, New Jersey.

 

http://www.miamiherald.com/2012/12/05/3128029/cubas-partners-in-human-exploitation.html#storylink=cpy

Sorprendido e indignado

con el Gobierno de Francia

 

Dicen que no existen sorpresas, sino sorprendidos. Pues bien el 10 de julio de 2012 me sorprendí e indigné, cuando leí las declaraciones del embajador francés en Cuba, Jean Mendelson, el cual elogió la labor de Abel Prieto como ministro de Cultura durante los últimos 15 años, al entregarle la Orden de las Artes y las Letras.

 

LA HABANA, Cuba, jul. 10 (UPI) -- El exministro de Cultura cubano Abel Prieto fue condecorado con las insignias de la Orden de las Artes y las Letras, otorgada por el gobierno francés.

 

Al entregarle la distinción al actual asesor para asuntos culturales del presidente cubano, Raúl Castro, el embajador galo en la isla, Jean Mendelson, elogió la intensa labor de Prieto como ministro de Cultura durante los últimos 15 años.

 

Este lauro, dijo, se otorga a “personas que se distinguieron por su creación en el sector artístico y literario, y por la contribución que aportaron al esplendor de las artes y de las letras en Francia y en el mundo”.

 

Resulta que Abel Prieto -policía del pensamiento de la tiranía castrista y actual asesor de Raúl Castro- no se ha destacado en aportar “al esplendor de las artes y de las letras en Francia y en el mundo”, todo lo contrario. Para muestra, con un botón es suficiente; léase el artículo publicado en el diario español El País, sobre el comportamiento repudiable de Abel Prieto.

 

Criaturas abominables

Juan Cruz

18 de noviembre de 2000

http://elpais.com/diario/2000/11/18/cultura/974502027_850215.html

 

Dijo en Madrid el otro día Abel Prieto, ministro de Cultura de Cuba y escritor, que Gastón Baquero y Guillermo Cabrera Infante eran “criaturas abominables”, pero grandes escritores. Esto lo dijo en EL PAÍS pero dijo más en otros diarios. He aquí una antología:* “Cabrera Infante es un gran novelista. Tiene dos grandes libros, Tres tristes tigres y La Habana para un infante difunto. Su odio no le ha permitido hacer más literatura. Es un loco. Su esquizofrenia le impide volver a la cultura cubana” (El Mundo).

 

* “Gastón Baquero es ‘ignominioso’ por su apoyo a Batista, aunque ‘ya estamos preparados para leerlo’ (La Razón).

 

* “Hoy Padilla no está en ninguna lista negra... Padilla era un bufón que buscó notoriedad jugando a ser un Evtuchenko aún no tolerado” (Abc).

 

* “Las razones para no publicar a Zoe Valdés en Cuba no son políticas, son literarias. Publicarla, con los problemas de papel que tenemos en Cuba, sería sencillamente un pecado imperdonable. Yo, a eso no lo llamo censura” (EL PAÍS).

 

* “Yo no podría promocionar panfletos hechos fuera de Cuba, cosas sin valor”. Entonces, ¿apoya a la censura? “Creo en una selección elemental sobre principios éticos y estéticos. Ninguna censura que se haya ejercido en Cuba ha llegado a los niveles de la que se ejerce en un país capitalista como EE UU, donde el mercado ejerce una censura brutal” (Abc).

 

Y he aquí algunos comentarios a la antología. Sobre las criaturas abominables: a quienes conocemos (o hemos conocido) a Gastón Baquero y a Guillermo Cabrera Infante nos tiene que parecer exactamente abominable la descripción que hace el ministro, a quien parece llevar el sectarismo que afirma superado a despreciar lo que ignora: ni les conoció ni les conoce: es una criatura, él mismo, que parece ausente de cualquier capacidad para entender el sacrificio vital que el exilio impuso sobre el gran poeta Baquero, que vivió en Madrid de su trabajo y de su pobreza, y el vigor literario, constante y reconocido, del penúltimo premio Cervantes de Literatura, exiliado asimismo, primero en Madrid (de donde lo expulsó Franco, precisamente) y después en Londres. Prieto puede no quererles, pero la vida no le autoriza a tachar esas vidas. No conocer el exilio no justifica ignorar su dolor.

 

Sobre Padilla: da escalofríos imaginar peor epitafio para un hombre muerto, atribuirle de ese modo el carácter de sus últimas voluntades, hacerse partícipe, ya post mortem, de lo que quiso hacer, como para regenerarlo, después de haberle puesto en el patio de los bufones.

 

Y sobre la censura: su teoría coincide, en gran parte, con lo que nosotros escuchábamos en los años del franquismo, cuya decadencia celebramos ahora. Esa selección natural cuya práctica comparte se hizo en este mismo país y produjo una fractura intelectual de la que aún no se recupera la estatura intelectual (y moral) de España. La sutileza brutal con la que quiere elegir para los suyos parece una intervención de entonces, se denuncia en Informe contra mí mismo de Eliseo Alberto, y siempre pensamos, los que apreciamos el carácter volcánico y poético del hijo de Eliseo Diego (que vive en México), que eran exageraciones poéticas ante el rumor del Malecón.

 

Una última anécdota: este cronista invitó hace diez años a Lisandro Otero, a Reynaldo González y a Pablo Armando Fernández, importantes escritores de Cuba, a un apartamento turístico de la Marina Hemingway de La Habana para tomar unas cervezas. Durante horas fueron retenidos: no estaban autorizados a visitar a extranjeros, y luego llegaron, como si ya hubieran pasado la censura. Ha pasado el tiempo, y creímos, también, que habían pasado los modales. Abel Prieto ha venido a decir que no.

Óiganse las declaraciones de

Félix José Hernández,

catedrático cubano residente en Francia,

sobre la premiación a Abel Prieto

con la Orden de las Artes y las Letras

que concede el Gobierno francés.

España arroja más de 354.000 euros en ayudas a entidades de apoyo a la dictadura en Cuba

Joan Antoni Guerrero

 15 de enero de 2013

http://joanantoniguerrero.blogspot.com.es/2013/01/espana-arroja-mas-de-354000-euros-en.html?m=1

Paralelamente a las negociaciones para liberar a Ángel Carromero, el gobierno español ha otorgado ayudas millonarias a favor de entidades españolas procastristas

La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación del Gobierno de España, ha aprobado recientemente una ayuda por valor de 354.090 euros para la Associació Catalana per la Pau (ACP), organización integrada, entre otras entidades, por la plataforma barcelonesa Defensem Cuba (Defendamos Cuba), consagrada a la defensa “política y material” de la dictadura castrista.

La ayuda otorgada por el gobierno del Partido Popular (PP) a esta entidad se destinará al proyecto titulado Contribución al logro de la biodiversidad productiva y el incremento en los rendimientos de cacao en el municipio Baracoa, provincia Guantánamo. Fase II, según figura en el texto de la resolución del 10 de diciembre que se ha publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE). [acceso al documento en Google Docs]

Al mismo tiempo, Defensem Cuba -conglomerado procastrista en el que también participa la ONG beneficiaria de la ayuda pública, la ACP- tiene como objetivos fundacionales, de acuerdo a su manifiesto, “emprender una amplia, abierta y unitaria campaña de solidaridad política y material con Cuba”, además de “dar a conocer y condenar la realidad del bloqueo, así como contribuir a mantener los avances económicos, sociales y humanos del pueblo cubano”.

La plataforma se dedica a organizar de forma regular actividades de promoción de las campañas políticas de la dictadura de los hermanos Castro, ya sea para defender el fin del embargo de Estados Unidos hacia la Isla, pedir la liberación de los espías cubanos o celebrar homenajes en honor al Che Guevara y conferencias en universidades públicas.

En octubre pasado celebraron un concierto del músico cubano y portavoz del castrismo Vicente Feliú en la localidad barcelonesa de Rubí en homenaje a los espías presos en Estados Unidos. En el concierto, de entrada libre, se ofrecieron mojitos gratis.

Por su parte, la ACP se encarga de la organización de Brigadas de Solidaridad con Cuba, cuyos integrantes reciben cursos de formación en los que se les instruye en cuestiones como son las “actitudes y comportamientos del brigadista”, y también en el manejo de técnicas periodísticas, ya que a su regreso a España deben “dar a conocer la realidad de los países del sur y de nuestros socios locales”.

Defensem Cuba es también la organización que ha encabezado en el pasado contramanifestaciones ilegales frente al consulado cubano en Barcelona, cuando exiliados cubanos se habían congregado en protesta por los atropellos de la dictadura.

En la foto debajo de estas líneas aparecen varios miembros de esta plataforma durante una protesta en Barcelona el 10 de diciembre de 2010, en el marco del día internacional de los derechos humanos. Algunas de estas personas aparecen más adelante en actos de repudio a políticos españoles en campus universitarios públicos.

Relacionados con Defensem Cuba están algunos cubanos residentes en Barcelona, como Gustavo de la Torre Morales, autor de varios blogs en defensa del régimen castrista, y participante en actividades del oficialismo cubano en Catalunya.

Desde este blog venimos denunciando la actividad de estas entidades desde hace años. A pesar de estar comprobada su finalidad política, las administraciones públicas siguen otorgándoles ayudas en concepto de cooperación y solidaridad.

Otras organizaciones

Las subvenciones a la procastrista ACP no son las únicas por las que se va a beneficiar Cuba. La misma resolución publicada en el BOE resuelve otorgar una subvención de 234.650 euros a Mundukide Fundazioa, del País Vasco, para el desarrollo del proyecto Programa de Formación y Asistencia Técnica a emprendedores dentro de la reestructuración agroindustrial en el Oriente Cubano.

Asimismo, junto a otros países, Cuba recibirá fondos de la Cruz Roja Española y de la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica. La primera ha recibido 681.332 euros a invertir en Cuba, El Salvador y Guatemala para el “fortalecimiento de la capacidad de las redes de gestión del riesgo a desastres en Centroamérica y Cuba para la reducción de vulnerabilidad”. La segunda organización ha recibido 178.369 euros para el proyecto Empoderamiento digital en defensa de los derechos de las personas con discapacidad en América Latina y el Caribe.

En la última resolución, la AECID ha otogado 25.037.159 euros de ayuda a 100 proyectos de cooperación. Los programas que benefician Cuba ascienden a 1.448.441 euros. La resolución de estas ayudas coincide en el tiempo con las negociaciones del régimen de La Habana con las autoridades españolas para conseguir la liberación del político español Ángel Carromero. Asimismo en los últimos días ha trascendido que el Gobierno español ha ordenado rebajar las críticas al régimen de los hermanos Castro. Finalmente, la Unión Europea (UE) estaría planteándose normalizar las relaciones con la dictadura y levantar la Posición Común.

Islas Caimán (Reino Unido) viola

derechos humanos de balseros cubanos

Parte I

Islas Caimán (Reino Unido) viola

derechos humanos de balseros cubanos

Parte II

Islas Caimán (Reino Unido) viola

derechos humanos de balseros cubanos

Parte III

La Cuba de Fidel Castro

es bien vista por Zapatero y Moratinos

Cuba - Brasil: Yoani, compasión y Pilatos

Armando Valladares

5 de febrero de 2012

 

Este artículo puede difundirse y publicarse por cualquier medio, libremente, especialmente en el Brasil. Si fuera posible, comunique su publicación y/o su valiosa opinión. Agradezco enormemente a los millares de blogueros y twitteros cubanos y del mundo entero que están difundiendo en Internet mis artículos, contribuyendo decisivamente a traspasar las murallas de censura y de silencio.

 

Desde el punto de vista de los derechos humanos, el viaje a Cuba de la presidenta del Brasil, Sra. Dilma Rousseff, constituyó un desastre inimaginable para el pueblo cubano y para sus esperanzas de libertad.

 

En ese sentido, el referido viaje presidencial podrá ser inscrito en el libro negro de las vergüenzas de nuestro tiempo y de nuestro continente. Con su silencio total sobre la violación sistemática de los derechos de Dios y de los hombres en la isla-cárcel desde hace más de cincuenta años, la presidenta de la mayor potencia de América Latina y una de las mayores potencias del mundo dio implícitamente luz verde para que el régimen continúe persiguiendo impunemente a los opositores, matándolos de sed en las prisiones, reprimiendo a las Damas de Blanco y manteniendo prisioneros, sin poder salir y entrar libremente, a 11 millones de cubanos.

 

También en ese sentido, la Sra. Rousseff, una ex guerrillera que nunca se arrepintió públicamente de su pasado, se transformó, a partir de su reciente viaje a La Habana, en corresponsable por los atropellos y crímenes que cometa en adelante el régimen comunista, alentado en sus salvajerías por tan gigantesco aval recibido.

 

Pocos días antes de la llegada de la presidenta Rousseff a la isla-cárcel, el régimen comunista había dejado morir de sed y de falta de atención médica al joven opositor Wilman Villar Mendoza, de 31 años, padre de las niñas Geormaris y Wilmari, de 7 y 5 años. Fue una muerte cruel que su esposa, Maritza Pelegrino, miembro de las Damas de Blanco, que en estos momentos está siendo cobardemente perseguida y hostilizada por la policía política cubana, calificó sin ambiguedades como un “asesinato”.

 

En 2010, su antecesor en el cargo, el Sr. Lula da Silva, al llegar a La Habana se había deparado con la muerte, también por sed y por falta de asistencia médica, de otro preso político, Orlando Zapata Tamayo. Lula lo calificó como un “simple delincuente”, provocando consternación en el pueblo brasileño, en el pueblo cubano y en los defensores de la libertad en el mundo entero.

 

Dilma Rousseff, en cambio, simplemente ignoró la muerte de Wilman, como si nada hubiera pasado. Y las fotos oficiales difundidas por la Presidencia del Brasil la muestran con sonrisas generosas y susurros al oído del dictador Raúl Castro, tapándose la boca para que nadie le pudiera leer los labios. Una de las afirmaciones que pudieron oírse, según el sitio web Globo.com, fue la de que se entrevistaría “con mucho orgullo” con el sanguinario Fidel Castro.

 

Algunos pensaban que el actual dictador Raúl Castro retribuiría tan abundante apoyo de la presidenta brasileña otorgando la visa de salida a la joven bloguera Yoani Sánchez, para visitar el Brasil en febrero. Con ello, ayudaría a lavar un poco el rostro de la Sra. Rousseff, señalizando al menos un resultado humanitario concreto a cambio de tantas gentilezas y sonrisas presidenciales a los carceleros de Cuba. Aunque fuera una contrapartida efímera, serviría publicitariamente para atenuar el bochorno de su conducta complaciente en La Habana.

 

Los que así pensaron y esperaron, se engañaron.

 

El dictador Raúl Castro retribuyó con una bofetada a todas las generosas dádivas de la presidenta Rousseff, negando la visa a la joven periodista Yoani sin molestarse en dar explicaciones. Y colocó así en la picota a la mandataria brasileña, dejándola a merced de justificadas críticas que se levantan en su país.

 

Escribo este artículo pensando en el noble pueblo brasileño, que se destaca en el mundo entero, entre tantos atributos, por su espíritu de compasión cristiana.

 

Jamás los cubanos podremos olvidar, con enorme gratitud, que hace 10 años ese generoso pueblo brasileño tomó como propia la causa de dos niñas cubanas, Sandra Becerra Jova y Anabel Soneira Antigua, secuestradas por el régimen de La Habana, que no permitía la salida de ambas para reunirse con sus padres, profesionales cubanos que habían optado por residir en el Brasil, un país de libertad. El drama familiar de esas dos niñas conmovió de tal manera al pueblo brasileño, y sensibilizó de tal manera a los medios de comunicación, que el régimen cubano tuvo que autorizar la salida de ambas para reunirse con sus padres en el Brasil. Fue un hecho tal vez inédito; y los brasileños lo consiguieron, con esa peculiar, única e intraducible manera de solucionar los problemas con creatividad, llamada “jeitinho”.

 

Diez años después, quién sabe si ese mismo pueblo brasileño pudiera de alguna forma exteriorizar nuevamente sus sentimientos de solidaridad con el hermano pueblo cubano, que gime en una isla-cárcel desde hace 50 años, y que ha quedado tremendamente angustiado por el espaldarazo de la presidenta brasileña a sus carceleros, de manera que la joven Yoani pueda visitar cuanto antes el Brasil. Y, si así lo desea, que ella esté en condiciones de permanecer en Brasil el tiempo que sea necesario, sin ver coartado su derecho de opinión. Podrá titilar entonces una luz de esperanza en los corazones de 11 millones de cubanos prisioneros, incluyendo a tantas y tantas Yoanis, Sandras y Anabeles.

 

Según versión recibida de Cuba por mi compañero de presidio y hoy brillante periodista, Carlos Alberto Montaner, Geormaris y Wilmari, las dos hijitas del preso político asesinado pocos días antes de la llegada de la presidenta Dilma, no entienden lo que ha pasado con su querido papi. Como la familia tiene influencia cristiana, la madre les ha explicado que el papi se ha ido al Cielo. “¿Y dónde está el Cielo, mami?”, preguntaron. “Muy lejos de Cuba. Muy lejos”, les respondió la joven viuda.

 

Es a los artífices, propulsores y mantenedores del Infierno cubano, tan, pero tan lejos del Cielo, a quienes favorece en primer lugar el silencio de la presidenta Dilma, un silencio propio del espíritu de Poncio Pilatos.

 

Hace unos años, el entonces presidente Lula, en una entrevista con el periodista Boris Casoy, me acusó de “picareta” (embustero) porque escribí que él estaba dando su apoyo al “eje del mal” castrista. Hoy, la presidenta Dilma, objetivamente, por acción u omisión, pasó a liderar en el continente un “eje del silencio” sin el cual el “eje del mal” que asfixia a mi querida Patria cubana no podría sobrevivir. Señalo una vez más que considero a la presidente Dilma corresponsable por lo que pase en materia de violación de derechos con 11 millones de mis hermanos que gimen en la isla-cárcel, a partir de su viaje a La Habana.

 

Espero que sean respetados los derechos humanos y las libertades de todos aquellos blogueros y twitteros que suelen publicar y difundir mis artículos en esa noble Tierra de la Santa Cruz.

 

Sobre la próxima visita de SS. Benedicto XVI a Cuba acabo de escribir dos artículos, que pueden ser localizados en Internet: “El viaje de Benedicto XVI a Cuba: esperanzas y preocupaciones”; y “Wilman Villar, infierno cubano y silencio vaticano”.

 

Armando Valladares, escritor, pintor y poeta. Pasó 22 años en el presidio político de la Cuba de Fidel Castro. Es autor del best-seller Contra toda esperanza, donde narra el horror de las prisiones castristas.

Cuba: Wilman Villar,

infierno cubano y silencio vaticano

Armando F. Valladares

30 de enero de 2012

 

El 19 de enero pp., a dos meses del viaje de S.S. Benedicto XVI a la isla-cárcel de Cuba, y 24 horas antes de la llegada de una delegación vaticana de alto nivel para ultimar detalles de la visita papal, a la manera de una macabra carcajada el régimen dejaba morir al joven preso político cubano Wilman Villar Mendoza, padre de las niñas Geormaris y Wilmari, de 7 y 5 años. Una muerte cruel que su esposa, Maritza Pelegrino, no dudó en calificar como un “asesinato”.

 

Wilman había sido condenado a prisión el 24 de noviembre de 2011 y en un acto de desesperación decidió protestar delante del mundo con lo único que creyó tener a mano contra su injusta condena y, sobre todo, contra la situación de esclavitud en que yace su querido pueblo cubano. Comenzó así una huelga de hambre, que no tenía como objetivo atentar contra su propia vida, sino de usarla, colocándola en serio riesgo, como el único medio de protesta que consiguió vislumbrar en su extremo abandono y aflicción en el fondo de las mazmorras castristas.

 

A toda costa, con promesas mentirosas de liberación, intentaron hacer que renegase de sus ideas en favor de una Cuba libre, digna y próspera. Lo aislaron desnudo en una húmeda y fría celda de castigo, donde contrajo neumonía. Le negaron la debida atención médica y le cortaron contra su voluntad la ingestión de agua, como ya habían hecho en 1972 con el también preso político y dirigente estudiantil Pedro Luis Boitel, por órdenes del propio Fidel Castro, así como recientemente hicieron en 2010 con Orlando Zapata Tamayo. Percibiendo los verdugos que no podían quebrar la resistencia de Wilman, el régimen castrista no solamente lo dejó morir sino que aceleró su muerte con la falta de atención médica adecuada, como lo hizo con Boitel y Orlando; y como el año pasado dejó morir en un hospital a Laura Pollán, fundadora de las Damas de Blanco.

 

En Cuba, las Damas de Blanco, a las cuales pertenece la viuda de Wilman, y figuras opositoras de la estatura de Martha Beatriz Roque Cabello, fueron las primeras en denunciar al mundo la arbitraria prisión de Wilman, el 24 de noviembre.

 

Fueron también ellas las primeras en condenar la actitud criminal del régimen comunista, consumada el 19 de enero. En esto, se vieron secundadas por los gobiernos de España, Estados Unidos y Chile; y respaldadas por una emocionante solidaridad de cubanos de la isla, de desterrados y de amantes de la dignidad humana, de la libertad y del derecho en el mundo entero.

 

En sentido contrario, los silencios más clamorosos, que me conste, han sido los de la Secretaría de Estado de la Santa Sede; del Cardenal de La Habana, Jaime Lucas Ortega y Alamino; y de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba.

El desesperado caso del joven Wilman era de público conocimiento desde hacía casi dos meses. Dos meses es mucho tiempo para aquellos Pastores que debían hablar; interceder por su libertad; darle asistencia espiritual en la cárcel, inclusive para advertir con caridad que la Iglesia se opone a las huelgas de hambre, así como presentar los motivos para esa oposición; exigir una asistencia médica adecuada; y dejar claro a los carceleros que ya no podían actuar impunemente. Pero hasta hoy, que me conste, permanecieron en un inexplicable silencio.

 

¿Será que no conocen o son indiferentes al oprobio e injusticia de que son víctimas los presos políticos en Cuba? ¿Será que no saben o son indiferentes a la violación institucionalizada de todos y de cada uno de los Mandamientos de la Ley de Dios? ¿No oyen estos gritos de desesperación y de angustia que brotan de las cárceles cubana? ¿Nada les dice ese drama inimaginable, y no les sugiere otra actitud fuera de este pesado silencio?

 

A través de conocidos motores de búsqueda de Internet, intenté localizar, de parte de alguna autoridad eclesiástica vaticana o cubana, siquiera una declaración de consuelo cristiano para la familia del preso político; o la narración de eventuales tratativas ante los carceleros; o una oración pidiendo misericordia divina para Wilman y aliento para el esclavizado pueblo cubano. Pero nada de eso encontré hasta este momento. También infructuosamente, intenté hallar al menos una referencia noticiosa a la muerte Wilman en el Osservatore Romano, en la Radio Vaticano, en las dos mayores agencias católicas, Zenit y ACI, en el sitio web de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, y en los sitios web Espacio Laical y Palabra Nueva, de la Arquidiócesis de La Habana. Cuánto desearía ser desmentido por los hechos.

 

Ese silencio de Pastores llamados a dar la vida por sus ovejas, produce tanto o más sufrimiento que el propio asesinato de un joven miembro del rebaño.

 

Silencio más pesado por el hecho de que ha sido clamorosa la insistencia pública de S.S. Benedicto XVI y de la Santa Sede alegando la defensa de los derechos de la persona humana.

 

Silencio enigmático y desconcertante de la diplomacia vaticana una de cuyas raíces históricas parece estar, según destacados analistas, en el propio silencio del Concilio Vaticano II con relación al comunismo, lo cual hizo que los Lobos se sintieran en total libertad para diezmar al Rebaño en Cuba, en los países del Este europeo, en Rusia, China, Vietnam, etc.

 

El régimen castrista, al parecer tan seguro de su impunidad, ni siquiera se tomó el trabajo de fusilar a Wilman, a Boitel y a Orlando. Los dejó morir de una manera como no se deja morir siquiera a alimañas salvajes.

 

El desamparo en que han quedado su joven viuda y sus dos niñas enfermas, una de ellas epiléptica y la otra con serios problemas respiratorios, es un reflejo dilacerante del actual drama del pueblo cubano. Según versión recibida de Cuba por mi compañero de presidio y hoy brillante periodista, Carlos Alberto Montaner, las dos niñas no entienden lo que ha pasado con su querido papi. Como la familia tiene influencia cristiana, la madre les ha explicado que el papi se ha ido al Cielo. “¿Y dónde está el Cielo, mami?”, preguntaron. “Muy lejos de Cuba. Muy lejos”, les respondió la joven viuda.

 

Es a los artífices, propulsores y mantenedores del Infierno cubano, tan, pero tan lejos del Cielo, a quienes favorece en primer lugar el silencio vaticano.

 

Sobre el viaje papal a la isla-cárcel, el 1o. de enero de 2011 di a conocer el artículo “El viaje de Benedicto XVI a Cuba: esperanzas y preocupaciones”, publicado por el Diario Las Américas, de Miami el 3 de enero de 2011, y difundido por centenas de blogs, sitios web y redes sociales de cubanos desterrados y defensores de la libertad en el mundo entero.

 

Armando Valladares, escritor, pintor y poeta. Pasó 22 años en el presidio político de la Cuba de Fidel Castro. Es autor del best-seller Contra toda esperanza, donde narra el horror de las prisiones castristas.

 

 

El cardenal y la dictadura del relativismo

Emilio Ichikawa

16 de marzo de 2008

 

Pocas personas han podido acumular tanto poder en el Vaticano como el cardenal Tarcisio Bertone. Es canciller y camarlengo a la vez, maneja el rostro y la máscara del Papado, calla los secretos y anuncia las verdades, algún día dará las excusas del mando temporal y algún día también hará añicos el anillo de San Pedro, hoy en la mano de Benedicto XVI.

 

El cardenal estuvo en La Habana. Lo que allí hizo y dijo dejó bastante insatisfechos a los compatriotas. Fue tan diligente que, en la Escuela Latinoamericana de Medicina, repitió punto por punto el discurso oficial.

 

Pero se puede ver de otra manera. Un diplomático de su rango, cuando visita un país extranjero trata, por cortesía, de hablar el idioma del lugar. ¿Y qué idioma se habla en Cuba? Pues la jerga cursi y falaz del castrismo solidario. Y así habló, en “sociañol”. Se pasó, es verdad, pero era el protocolo.

 

Sin embargo, es curioso que una persona que lució bastante conforme en lo político con el régimen de La Habana haya insistido en un diferendo filosófico esencial. Cierto que el régimen cubano no es muy sensible a las cuestiones de fundamento, pero debe serlo al menos Rubén Zardoya, Rector de la Universidad de La Habana, quien es filósofo de formación, graduado en la Unión Soviética con una tesis sobre la “filosofía burguesa”. ¿O es que acaso el Dr. Zardoya no ve que las tesis filosóficas de la doctrina vaticana, que lanzó Bertone en su propia cara en el Aula Magna, cuestionan toda la comparsa antropológica con que quieren minar la espiritualidad de una isla ingenua y sonriente?

 

En este punto el cardenal Bertone fue tan claro que sus palabras pudieran parecer incluso agresivas: dijo que deseaba postular la que es idea fundamental del Papa: una “oposición a la dictadura del relativismo”. Se trata en verdad de una idea del cardenal Joseph Ratzinger, políglota, polemista, pensador agudo que Juan Pablo II encargó de las relaciones intelectuales y políticas con el profundo Oriente.

 

Ratzinger, nombre de Benedicto XVI, actual Papa, está proponiendo una ética universal de libertades y derechos humanos de la que ningún gobierno podría excusarse con el pretexto de su singularidad política y cultural. A eso también fue el Cardenal Bertone a Cuba. Y parece que lo logró porque días después de su visita, a regañadientes, el canciller cubano Felipe Pérez Roque firmaba en la ONU (con objeciones) el actual convenio sobre derechos humanos, que Cuba siempre había rechazado.

 

Hubo un día, a mediados de la década del 90 (el artista Armando Tejuca lo recuerda bien), en que la propaganda oficial cubana empezó a decir que ellos no eran “comunistas”, que ellos sólo eran “diferentes”. Insistieron en tópicos del derecho internacional como la no intervención, el “camino propio”, el derecho “a la propia verdad” y todas esas cláusulas relativistas que lo único que buscan es una legitimidad o complicidad internacional para poder hacer con los nacionales lo que les da la gana.

 

El relativismo es una posición epistemológica que le “resuelve” al castrismo; con su excusa, ellos pueden sintonizar el lenguaje diplomático al uso, a la vez que actúan arbitrariamente dentro de la isla. ¿Democracia? Sí, claro, lo que la policía castrista tiene su propia y diferente (relativa) concepción de la democracia. Igual que una manera, bastante descarada por cierto, de entender la prosperidad, la libertad y dignidad de las personas.

 

El cardenal Ratzinger, hoy Benedicto XVI, ha concebido en diálogo y debate con pensadores como Jurgen Habermas, Karl-OttoApel, Niklas Luhmann y otros más, la idea de fundar una ética compartida de derechos humanos, fundada en una antropología neutra y una epistemología universalista que permita limitar en un plano práctico los abusos de gobiernos, grupos de poder y demás poderes constituidos.

 

Contra esa proliferación de mandos arbitrarios que buscan excusas en el relativismo y la “diferencia nacional”, va encaminada la estrategia filosófica del Papa. Y eso se los dijo el cardenal Bertone en La Habana: nuestro principal enemigo espiritual es la dictadura del relativismo (que también es un ingrediente de la dictadura del castrismo).

 

Aunque en Cuba han movido algunas fichas de mediana importancia, hay que ver si se hicieron los desentendidos o si de verdad tomaron nota.

 

 

Colmo: la Argentina financia propaganda cubana

Claudia Peiró

4 de febrero de 2008

 

El documental «Hechos, no palabras. Derechos Humanos en Cuba» muestra una realidad muy particular de la isla: la que cuentan los funcionarios castristas.

 

Recientemente, se estrenó en nuestro país un documental titulado: «Hechos, no palabras. Derechos Humanos en Cuba», realizado por una argentina, Carolina Silvestre, e inspirado en la teoría según la cual un plato de sopa bien vale la libertad. Con el mismo espíritu, el 10 de diciembre del año pasado, Día de los Derechos Humanos, Hugo Yasky, secretario general de la Central de los Trabajadores Argentinos, calificó de «burla» el cuestionar la vigencia de los derechos humanos en Cuba, donde -cree él- se puede cumplir el sueño de una vida plena. Es el eterno argumento de los defensores del castrismo: como en la isla se garantizan -según ellos- los derechos sociales o «derechos humanos de segunda generación», lo demás -los derechos «individualistas burgueses»- no importa; siempre y cuando no tengan que experimentarlo ellos en carne propia.

 

Tedio

 

El «reparto» de la película -y no es broma- está encabezado por Felipe Pérez Roque, ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, y Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Son en efecto 90 tediosos minutos de testimonios exclusivamente de funcionarios del régimen que refutan «calumnias» y exponen las ventajas de vivir en un régimen de partido único donde los candidatos a la Asamblea Nacional (que elige al presidente) se designan en plenarios barriales por voto a mano alzada. Esta «democracia de base» es supervisada por los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas, la Asociación Nacional de Agricultores, la Federación Estudiantil Universitaria y la Central de Trabajadores de Cuba. Es decir, todo el aparato paraestatal de control y encuadramiento de la población. Los cubanos van luego a las urnas para consagrar estas listas únicas prefabricadas. Es natural que, en los comicios del 20 de enero pasado, los hermanos Fidel y Raúl Castro hayan sido electos diputados por 98,3% y 99,4% de los votos.

 

En el film -que, para subrayar el retroceso ideológico, se exhibe en el cine Cosmos-, los disidentes son tratados de «mercenarios», en honor a la objetividad. Ahora bien, entre los guionistas de este documental apologético, figura Orestes Hernández, primer secretario de la Embajada de Cuba en la Argentina. Esto no sería un problema, puesto que Hernández vive en estos momentos en un país que, a diferencia del suyo, garantiza la libertad de expresión, por lo que está en su derecho de escribir todos los guiones que quiera. Pero la película fue producida, entre otros, por el INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales), organismo estatal, cuyas autoridades son designadas por el gobierno. Resulta, entonces, que el Estado argentino financia la propaganda castrista. Yasky no está solo.

 

Entretanto, bajo el lema «Por la libre orientación sexual y la identidad de género», tuvo lugar en La Habana, Cuba, un Congreso de Sexología. Y Fidel Castro, alejado de la función pública por enfermedad, está dedicando su convalecencia a estudiar una reforma del Código de Familia para permitir el cambio de identidad de género y las uniones homosexuales. Curiosa escala de prioridades, en un país donde no existe el derecho a la libre expresión, ni a la libre asociación, reunión o circulación.

 

Persecuciones

 

La Revolución cubana tiene además una larga historia de persecución a las personas por su condición sexual, «detalle» pasado por alto por todos los progresistas del mundo que asistieron felices al congreso y que por años omitieron denunciar este hecho. Es más fácil defender a los homosexuales allí donde no se los persigue, es decir, en las democracias capitalistas.

 

En las elecciones cubanas, cabe agregar, no hay listas opositoras porque, al parecer, a mayor diversidad de género, mayor uniformidad política. En concreto, esta «apertura» sexual, inversamente proporcional a la política, es otra maniobra de Fidel, pues nadie osaría defender esa causa en Cuba sin el visto bueno del régimen. Y esto sí que es una burla, considerando la no vigencia de otros derechos elementales.

 

A los defensores a distancia del régimen castrista les vendría bien recordar la reflexión del escritor Albert Camus, expulsado del Partido Comunista en 1939 por criticar a Stalin: «Las tiranías dicen siempre que son provisionales. Se nos explica que hay una gran diferencia entre la tiranía reaccionaria y la progresista. Habría así campos de concentración que van en el sentido de la historia. Pero si la tiranía, incluso progresista, dura más de una generación, ella significa para millones de hombres una vida de esclavos y nada más».

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José Martí: El que se conforma con una situación de villanía, es su cómplice”.

Mi Bandera 

Al volver de distante ribera,

con el alma enlutada y sombría,

afanoso busqué mi bandera

¡y otra he visto además de la mía!

 

¿Dónde está mi bandera cubana,

la bandera más bella que existe?

¡Desde el buque la vi esta mañana,

y no he visto una cosa más triste..!

 

Con la fe de las almas ausentes,

hoy sostengo con honda energía,

que no deben flotar dos banderas

donde basta con una: ¡La mía!

 

En los campos que hoy son un osario

vio a los bravos batiéndose juntos,

y ella ha sido el honroso sudario

de los pobres guerreros difuntos.

 

Orgullosa lució en la pelea,

sin pueril y romántico alarde;

¡al cubano que en ella no crea

se le debe azotar por cobarde!

 

En el fondo de obscuras prisiones

no escuchó ni la queja más leve,

y sus huellas en otras regiones

son letreros de luz en la nieve...

 

¿No la veis? Mi bandera es aquella

que no ha sido jamás mercenaria,

y en la cual resplandece una estrella,

con más luz cuando más solitaria.

 

Del destierro en el alma la traje

entre tantos recuerdos dispersos,

y he sabido rendirle homenaje

al hacerla flotar en mis versos.

 

Aunque lánguida y triste tremola,

mi ambición es que el sol, con su lumbre,

la ilumine a ella sola, ¡a ella sola!

en el llano, en el mar y en la cumbre.

 

Si desecha en menudos pedazos

llega a ser mi bandera algún día...

¡nuestros muertos alzando los brazos

la sabrán defender todavía!...

 

Bonifacio Byrne (1861-1936)

Poeta cubano, nacido y fallecido en la ciudad de Matanzas, provincia de igual nombre, autor de Mi Bandera

José Martí Pérez:

Con todos, y para el bien de todos

José Martí en Tampa
José Martí en Tampa

Es criminal quien sonríe al crimen; quien lo ve y no lo ataca; quien se sienta a la mesa de los que se codean con él o le sacan el sombrero interesado; quienes reciben de él el permiso de vivir.

Escudo de Cuba

Cuando salí de Cuba

Luis Aguilé


Nunca podré morirme,
mi corazón no lo tengo aquí.
Alguien me está esperando,
me está aguardando que vuelva aquí.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

Late y sigue latiendo
porque la tierra vida le da,
pero llegará un día
en que mi mano te alcanzará.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

Una triste tormenta
te está azotando sin descansar
pero el sol de tus hijos
pronto la calma te hará alcanzar.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

La sociedad cerrada que impuso el castrismo se resquebraja ante continuas innovaciones de las comunicaciones digitales, que permiten a activistas cubanos socializar la información a escala local e internacional.


 

Por si acaso no regreso

Celia Cruz


Por si acaso no regreso,

yo me llevo tu bandera;

lamentando que mis ojos,

liberada no te vieran.

 

Porque tuve que marcharme,

todos pueden comprender;

Yo pensé que en cualquer momento

a tu suelo iba a volver.

 

Pero el tiempo va pasando,

y tu sol sigue llorando.

Las cadenas siguen atando,

pero yo sigo esperando,

y al cielo rezando.

 

Y siempre me sentí dichosa,

de haber nacido entre tus brazos.

Y anunque ya no esté,

de mi corazón te dejo un pedazo-

por si acaso,

por si acaso no regreso.

 

Pronto llegará el momento

que se borre el sufrimiento;

guardaremos los rencores - Dios mío,

y compartiremos todos,

un mismo sentimiento.

 

Aunque el tiempo haya pasado,

con orgullo y dignidad,

tu nombre lo he llevado;

a todo mundo entero,

le he contado tu verdad.

 

Pero, tierra ya no sufras,

corazón no te quebrantes;

no hay mal que dure cien años,

ni mi cuerpo que aguante.

 

Y nunca quize abandonarte,

te llevaba en cada paso;

y quedará mi amor,

para siempre como flor de un regazo -

por si acaso,

por si acaso no regreso.

 

Si acaso no regreso,

me matará el dolor;

Y si no vuelvo a mi tierra,

me muero de dolor.

 

Si acaso no regreso

me matará el dolor;

A esa tierra yo la adoro,

con todo el corazón.

 

Si acaso no regreso,

me matará el dolor;

Tierra mía, tierra linda,

te quiero con amor.

 

Si acaso no regreso

me matará el dolor;

Tanto tiempo sin verla,

me duele el corazón.

 

Si acaso no regreso,

cuando me muera,

que en mi tumba pongan mi bandera.

 

Si acaso no regreso,

y que me entierren con la música,

de mi tierra querida.

 

Si acaso no regreso,

si no regreso recuerden,

que la quise con mi vida.

 

Si acaso no regreso,

ay, me muero de dolor;

me estoy muriendo ya.

 

Me matará el dolor;

me matará el dolor.

Me matará el dolor.

 

Ay, ya me está matando ese dolor,

me matará el dolor.

Siempre te quise y te querré;

me matará el dolor.

Me matará el dolor, me matará el dolor.

me matará el dolor.

 

Si no regreso a esa tierra,

me duele el corazón

De las entrañas desgarradas levantemos un amor inextinguible por la patria sin la que ningún hombre vive feliz, ni el bueno, ni el malo. Allí está, de allí nos llama, se la oye gemir, nos la violan y nos la befan y nos la gangrenan a nuestro ojos, nos corrompen y nos despedazan a la madre de nuestro corazón! ¡Pues alcémonos de una vez, de una arremetida última de los corazones, alcémonos de manera que no corra peligro la libertad en el triunfo, por el desorden o por la torpeza o por la impaciencia en prepararla; alcémonos, para la república verdadera, los que por nuestra pasión por el derecho y por nuestro hábito del trabajo sabremos mantenerla; alcémonos para darle tumba a los héroes cuyo espíritu vaga por el mundo avergonzado y solitario; alcémonos para que algún día tengan tumba nuestros hijos! Y pongamos alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante: “Con todos, y para el bien de todos”.

Como expresó Oswaldo Payá Sardiñas en el Parlamento Europeo el 17 de diciembre de 2002, con motivo de otorgársele el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia 2002, los cubanos “no podemos, no sabemos y no queremos vivir sin libertad”.