ESTALINISTAS QUE ANIDAN
EN LA IZQUIERDA MUNDIAL
Haroldo Dilla:
(Académico marxista)
“A la muerte física de Zapata sucedió un segundo asesinato: una avalancha de difamaciones organizada por el gobierno cubano. Utilizando para ello a algunos intelectuales devaluados del patio y a la red de voceros estalinistas que medran en la izquierda mundial, han dicho que la víctima era un preso común (…)”
Cuando en Cuba tenga plena vigencia la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuando el pueblo cubano pueda construir una sociedad “con todos y para el bien de todos”, serán días tristes para quienes practicaron diversas formas de complicidad con el régimen que tiraniza a Cuba desde hace cincuenta y un años.
Comprendo que pueda existir ignorancia, pero no que se ignore la verdad. Los estalinistas no le hacen caso a las palabras de Rosa Luxemburgo: “La libertad sólo para los que apoyan al gobierno, sólo para los miembros de un partido (por numeroso que éste sea) no es libertad en absoluto. La libertad es siempre y exclusivamente libertad para el que piensa de manera diferente”.
La ‘izquierda’ adocenada en Panamá
Manuel Castro Rodríguez
La ‘izquierda’ adocenada, o sea, la izquierda autoritaria o neoestalinista, continúa considerando a La Habana como si fuese el Vaticano y Fidel Castro Su Santidad. La ‘izquierda’ adocenada es la negación del marxismo que dice profesar.
La ‘izquierda’ adocenada sigue aferrada a las falsas antinomias de la Guerra Fría y es incapaz de abandonar lastres estalinistas como el partido único, el culto a la personalidad, la violación sistemática de los derechos humanos reconocidos internacionalmente, el control gubernamental de los medios de comunicación, la descalificación, el asesinato de la reputación, la represión de toda disidencia, etc. Véase el caso de Panamá.
La ‘izquierda’ adocenada tiene un doble rasero: con razón repudia la dictadura de Pinochet -duró diecisiete años y produjo tres mil víctimas, entre muertos y desaparecidos-, pero apoya a la dictadura cubana que ya triplicó a la chilena. Al tiranizar a Cuba por 54 años y con más de diez mil seiscientas muertes documentadas, los hermanos Castro han superado con creces al criminal Pinochet. Además de violarle al pueblo cubano los derechos consagrados por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el castrismo le niega los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales inalienables a todo ciudadano.
Por higiene mental, había decidido no volver a escribir sobre la ‘izquierda’ adocenada, pero no puedo permanecer callado mientras estos ‘revolucionarios’ -jamás se han acostado sin comer y disfrutan de todos los derechos consagrados por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, por lo que muchos los conocen como izquierda caviar-, prosiguen mintiendo, emulando a los que niegan el Holocausto, pretendiendo engañar a la sociedad panameña, ocultando su verdadero objetivo de instaurar un régimen de corte estalinista en Panamá.
Demócratas y totalitaristas,
Manuel Castro Rodríguez
12 de julio de 2010
El castrismo se ha visto obligado a aceptar liberar –gradualmente y bajo condiciones imprecisas-, a cincuenta y dos presos de conciencia integrantes de los setenta y cinco condenados durante la Primavera Negra de 2003, por los ‘delitos’ de intentar expresar sus ideas y poseer textos prohibidos como la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Escritores, poetas, periodistas y bibliotecarios independientes fueron condenados a penas de hasta veintiocho años de cárcel. Los ‘juicios’ fueron realizados en un día y a puertas cerradas.
Gracias a las valientes actuaciones del preso de conciencia Orlando Zapata -el régimen lo dejó morir el 23 de febrero de 2010, después de una huelga de hambre que duró 85 días-, las Damas de Blanco y el disidente Guillermo Fariñas –en huelga de hambre y sed desde el 24 de febrero de 2010, o sea, durante 135 días-, y el repudio internacional -incluso de izquierdistas tales como Pilar Bardem, Ana Belén y la hija de Salvador Allende-, el régimen ha concedido esta migaja, que le permitirá respirar a nivel internacional.
A la gerontocracia estalinista no le cuesta nada liberar a varias decenas de prisioneros de conciencia, porque puede encarcelar a otras decenas de disidentes en cualquier momento. El sacerdote católico José Conrado Rodríguez declaró que “la cuestión no es sacar a los que están, sino cerrar la fábrica de presos. Y la fábrica de presos existe a partir de unas leyes que castigan el disentimiento, que castigan la honestidad”.
“El represivo sistema legal cubano ha creado un clima de temor entre periodistas, disidentes y activistas, poniéndolos en riesgo de arrestos arbitrarios y hostigamiento”, expresa el informe de Amnistía Internacional publicado el 30 de junio de 2010.
Les agradezco a los demócratas panameños que rubricaron la carta abierta ‘Por la libertad de los presos políticos cubanos’ , que hasta el 8 de julio de 2010 tiene más de cincuenta mil firmas.
Como de todo hay en la viña del Señor, unos sujetos nacidos en Panamá firmaron un documento apoyando a la tiranía cubana en su campaña difamatoria contra el mártir Orlando Zapata. Entre esos totalitaristas hay varios seguidores del narcodictador Noriega; puede comprobarlo si hace clic en
http://www.porcuba.org/index.php
Espero que el lector sepa disculparme por utilizar la palabra ‘sujetos’; mi formación martiana me impide llamar ‘personas’ a quienes apoyan a un régimen asesino que arrastra por el piso a unas damas que marchan pacíficamente con gladiolos en las manos. Vea el vídeo
Red de voceros neoestalinistas en Panamá
Coordinadora Solidaridad Panamá-cuba
Felix Penaranda Ibáñez
German R. Conte Scheel
Ignacio Iiriberri
Movimiento Estudiantil Revolucionario 16 De Septiembre
Pedro Rivera Ramos
Raúl González R
Rosa De Camacho
Servicio Paz Y Justicia
Aparicio, Jorge A.
Atencio, Maximo
Ayala Montero, Carlos
Barria, Anibal
Barría, Rey
Batista Guevara, Dania Betzy
Bentham, Carlota
Berrios Herrera, Julio Elías
Britton, Federico
Brugiati Carrera, Danae Astrea
Caballero, Nelson
Camargo, Gilma G.
Candanedo, Miguel Angel
Castillo, Gloria Esther
Castro Herrera, Nils
Cerrud, Erasmo
Cogley, Orlando
Cohen Degovia, Guillermo C.
Correa García, Carlos Ernesto
Cuevas, Conrado Enrique
Cuevas Zelaya, Conrado E.
De Morales, María Del Mar
Díaz Fernández, Lessenia Tania
Díaz Fernández, Tania Lessenia
Fa, Hernando
Faruk Al Sadik, Umar
Fernández Conte, Eric
Ferràs Planas, Walter Artemio
Fozatti, Ruben
Franco MuÑoz, Hernando
Franco Rodríguez, Bolívar
Fuentes, Hermelinda
Fuentes Arroyo, Euclides
Fuentes Arroyo, Euclides
Gallardo, Celestino Mariano
García, Jacqueline
Garcia, Jacqueline
GarcÍa De Castro, Adela
Gonzáles Del Pino, Hadys
Gonzalez Caballero, Enith
Gonzalez Rodriguez, Raul
Graell Lopez, Erick
Herrera De Fuentes, Dilia
Herrera Rodriguez, Dalvys Eudith
Hidalgo, Maritza
Inatoy, Enrique
Jerome, Nicolas
Jordan Anria, Victor Lorenzo
Jovane, Juan
Lara Rodriguez, Anibal Ofilio
Lebrija Jimenez, Eduardo
López Dorati, Eduardo Alberto
Luis, Wong
Manduley y Gutiérrez, Julio
Marin, Fermina
Martinez, Nancy
Martínez, Teodolinda
Martinez Hernadez, Judith
Maúd De León, Elda
Medina Ramos, Filemon
Méndez, Saúl
Molina Rodríguez, Yanelis Lisbeth
Moodie, Ilka
Morales G., Ascario
Morales Mateluna, Carlos Alejandro
Moreno Saavedra, Rafael Antonio
Murillo, Jorge
Navas Pájaro, Luis
Neumann G., Valeria
Núñez López, Carlos Jerónimo
Ochoa, Moravia
Palacio, Mixady
Pardo Medina, Manuel
Pinzón, Moisés
Pombo, Aida
Prado Franco, Samuel Antonio
Quijano, Cesar
Quintero, Omar
Ramirez, Lexzayra
Ramón, Benjamín
Real, Sintia
Revello, Maria Elena
Rios, Sima
Ríos, Yahaira
Rios, Yanaira
Ritter Domingo, Luis Eduardo
Rivera, Pedro
Rivera Ramos, Pedro
Robinson, Eneristo
Robles Q., Alexis E.
Rocha Gonzalez, Antonio
Rodríguez Reyes, Irma
Rojas Gomez, Segundo Rosendo
Sandoval, Etmeira
Sandoya Barsallo, Isaura Maria
Sanjur, Celia
Santamaria Jimenez, Franklin
Sousa Diez, Ruben Darío
Thomas Corria, Juan Carlos
Toro Cofre, Luisa
Tuñon, Zoraya
Vargas, Dalys
Vargas, Emanuel
Wagua, Orgun
Williams, Francisco
Williams, Franklin Alberto
Yao, Julio
Zambrano, Javier
Zárate Pérez, Manuel Fernando
Zavala Aponte, Humberto
Debate público con el profesor Jované (XIX)
Manuel Castro Rodríguez
28 de febrero de 2011
Escribo el 23 de febrero de 2011, cuando se cumple el primer aniversario del asesinato del activista de los derechos humanos Orlando Zapata Tamayo, después de 85 días en huelga de hambre, reivindicando su condición de preso de conciencia reconocido por Amnistía Internacional y que se le respetase su integridad física, ya que era torturado y golpeado por sus carceleros.
Al día siguiente de su asesinato, el castrismo comenzó una campaña para desprestigiarlo. Por ejemplo, un sujeto que dice ser español y llamarse J. M. Álvarez, escribió “Cuba: murió el mercenario, sus cómplices se lamentan” (http://www.kaosenlared.net/noticia/cuba-murio-mercenario-complices-lamentan). Le solicito al lector que lea ese artículo y los comentarios, ya que reflejan el odio que siente la ‘izquierda’ adocenada por todo aquel que disiente. También le pido que vea el vídeo
, donde Raúl Castro dice despectivamente: “uno que se murió de huelga de hambre”.
Como escribió el izquierdista Haroldo Dilla: “A la muerte física de Zapata sucedió un segundo asesinato: una avalancha de difamaciones organizada por el gobierno cubano. Utilizando para ello a algunos intelectuales devaluados del patio y a la red de voceros estalinistas que medran en la izquierda mundial, han dicho que la víctima era un preso común (…)“. ¡Jované, usted participó de esa campaña que ofende la memoria del mártir Zapata!
Jované, usted se prestó servilmente a firmar un documento calumniador, donde se expresa: “Que pretender justificar una intromisión en los asuntos políticos internos del pueblo cubano manipulando mediáticamente el caso de Orlando Zapata -delincuente común y de ninguna manera preso político-”. Jované, esa patraña que usted apoya ha sido refutada en numerosas ocasiones: por ejemplo, Amnistía Internacional declaró el 22/2/2011 que “ha instado a las autoridades cubanas a dejar de acosar a los familiares de un activista de derechos humanos que murió durante una huelga de hambre el año pasado“.
El Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de la Organización de las Naciones Unidas expresó el 16/2/2011: “La comunidad internacional (…) ha esperado ansiosamente que Cuba se democratice” (…) “Por décadas, la cuestión de los presos políticos, algunos de los cuales son afrodescendientes, ha sido un factor de tensión al interior de Cuba, y en sus relaciones exteriores”, dijo el Relator para Cuba de ese Comité, Pastor Murillo Martínez, citando el caso del preso de conciencia Orlando Zapata Tamayo, “quien falleció con su protesta”.
Jované, usted y sus colaboradores Raúl González y Samuel Prado Franco firmaron el documento difamador. Lo mismo hicieron varios colaboradores de la dictadura militar que sufrió Panamá, entre ellos: Julio Berríos, Miguel Angel Candanedo, Nils Castro, Luis Navas Pájaro, Rubén Darío Sousa y Julio Yao. También firmaron Saúl Méndez y uno de los principales asesores de FRENADESO: el cubano Julio Manduley, bien relacionado con la cúpula castrista por ser sobrino de la difunta Celia Sánchez Manduley, la persona que más influencia ha ejercido sobre Fidel Castro.
Jované, ustedes firmaron el documento que ofende la memoria del mártir Zapata, sin saber tan siquiera quién fue. Ustedes han demostrado ser unos fieles vasallos de los hermanos Castro, que continúan violando los derechos humanos; ya nada me sorprende de la ‘izquierda’ adocenada. Como nos recuerda el izquierdista Frank Mintz: “En los campos de concentración soviéticos ya en 1923 (en vida de Lenin) las huelgas del hambre de los tolstoyanos eran un motivo de carcajada para los guardias ‘rojos’ que los dejaban morirse sin atenderles”.
Además de haber encarcelado injustamente a Zapata, golpearlo, negarle el agua, asesinarlo y difamarlo, la tiranía castrista continúa reprimiendo a su madre. Como señala Javier Zúñiga, asesor especial de Amnistía Internacional: “El hecho de que, hasta el momento, las autoridades cubanas no hayan emprendido una investigación sobre la muerte de Orlando resulta indignante, y el que impidan a su familia honrar adecuadamente su memoria es un escándalo”.
En palabras del preso de conciencia Pedro Argüelles Morán: “Zapata vive y vivirá por siempre en cada hombre y mujer que pacíficamente lucha por el respeto a la Declaración Universal de Derechos Humanos y por alcanzar la tan ansiada transición democrática hacia una nueva Cuba, donde impere el ideario martiano y el cristiano de la verdad, la libertad, la justicia y el amor. Amén”. Continuará.
Los tres asesinatos de Orlando Zapata Tamayo
Haroldo Dilla Alfonso
26 de febrero de 2010
Tras 85 días de huelga de hambre, murió el preso político cubano Orlando Zapata Tamayo. Murió asesinado tres veces en pocas horas
Nunca conocí en vida a Orlando Zapata Tamayo. Sólo he visto de él una foto colocada de mil maneras en internet. Posiblemente nunca hubiera conocido que existía si no fuera porque decidió hacer una huelga de hambre por razones que aún no conozco bien y murió en su empeño. Es decir, decidió hacer uso del único recurso que le queda a un recluso —la vida— y exponerla para dar una batalla moral ante el estado cubano. Este tipo de hecho no es nuevo. Recuerdo, por ejemplo, que en 1981 un grupo de jóvenes del IRA apelaron al mismo recurso contra la conservadora Margaret Thatcher, y diez murieron. Entonces el Granma contaba cada día los pormenores de las huelgas de hambre y cuando moría algún joven lo reseñaba en primera plana, para consternación e indignación de sus lectores, entre ellos yo. Esta vez, el Granma no ha dicho nada, porque esta vez el Granma es parte de la maquinaria que asesinó tres veces a Orlando Zapata Tamayo.
En resumen, no sé exactamente quién era Orlando Zapata Tamayo. Los partes de la disidencia indican que se trataba de un obrero negro de 43 años que fue encarcelado por participar en varias acciones pacíficas no permitidas por el gobierno cubano —entre ellas, el Proyecto Varela que buscaba recoger firmas para promover una reforma constitucional en el parlamento cubano— y que mantuvo una posición vertical en la prisión, lo que le valió maltratos y el alargamiento de su condena de tres años iniciales a una cifra que he leído iba de 25 a 36 años. Según el gobierno cubano y sus relacionistas públicos, cubanos y extranjeros, se trataba de un delincuente común con una hoja de delitos baratos fomentada desde que tenía 22 años, y que posteriormente decidió enrolarse en la disidencia para continuar su carrera delictiva. Es decir, que la víctima pasó de robar carteras a promover un cambio constitucional y exponerse a altas penas de prisión.
En realidad, los argumentos del gobierno cubano me resultan muy dudosos. No entiendo cómo un ladrón vulgar de carteras puede pasar de improviso a promover un cambio constitucional exponiéndose de paso a largas condenas de cárcel. Tampoco, cómo un delincuente común y, además, oportunista, se deja morir de hambre, durante un largo proceso en que tuvo 85 días para arrepentirse. Y si estaba preso por los delitos que mencionan, me parece extraña la tremenda cantidad de años que establecía la condena. Tampoco puedo explicarme cómo es posible que alguien se suicide por conseguir, dice el gobierno, un teléfono y una cocina para su celda, aunque fuese una cocina similar a la que tenía Fidel Castro en el presidio de Isla de Pinos cuando fue encarcelado por la bárbara tiranía de Batista por asaltar un cuartel militar en 1953. Es evidente que tantos años sin una opinión pública crítica ha reblandecido el sentido común de los propagandistas del gobierno cubano.
Y, finalmente, dudo de lo que dice el gobierno cubano, porque si algo conozco bien es cómo la élite cubana es capaz de manipular la información, mentir e intoxicar a la opinión pública en un país donde no hay fuentes alternativas de comunicación, para conseguir cualquiera de sus objetivos. Es lo que convirtió súbitamente en 1989 a un héroe nacional en un corrupto, aburguesado y abusador, digno del fusilamiento; o a un brillante canciller que era capaz de interpretar como nadie el pensamiento del Comandante en Jefe (cualidad insuperable en una monarquía faraónica) en una soez sabandija envilecida por las mieles del poder.
De cualquier manera, para los fines de lo que quiero decir ahora, no me interesa saber quién era Orlando Zapata Tamayo, ni por qué estaba preso. No tengo dudas de que el gobierno cubano nuevamente ha sacrificado la vida de un cubano para dar una demostración de firmeza represiva ante la oposición. Que el gobierno cubano ha permitido la muerte de un recluso. Y que, por consiguiente, el gobierno cubano ha cometido una acción criminal. Cuando el gobierno cubano decidió utilizar al presidiario fallecido como caso prueba para sus forcejeos políticos, decretó su asesinato: el primer asesinato.
No es un hecho inédito en Cuba. La naturaleza autoritaria del sistema político cubano incluye entre sus arbitrariedades el uso de casos para producir respuestas ejemplarizantes de cara a espectadores hostiles o poco confiables. Fue lo que sucedió cuando fueron ejecutados los implicados en la Causa 1 de 1989, una pandilla de rateros desaforados pero que legalmente no merecían el fusilamiento. O en 2003, cuando fueron fusilados tres jóvenes, también negros, por intentar secuestrar una lancha para emigrar a Estados Unidos. Los fusilaron 72 horas después de sus apresamientos, en un juicio sumario propio de capitanes generales, sin siquiera permitir una despedida familiar. Y ahora esta muerte consentida que envía un mensaje muy claro a la oposición y al posible surgimiento de otros huelguistas.
A la muerte física de Zapata sucedió un segundo asesinato: una avalancha de difamaciones organizada por el gobierno cubano. Utilizando para ello a algunos intelectuales devaluados del patio y a la red de voceros estalinistas que medran en la izquierda mundial, han dicho que la víctima era un preso común (culpable de exhibicionismo, de portar armas blancas, de cometer hurtos, de producir escándalos públicos e incluso de vender drogas a turistas), que exigía privilegios desmedidos para un presidiario, que atacaba a los guardias carcelarios, y hasta que era esquizofrénico y bipolar. De igual manera, no han escatimado esfuerzos para desnaturalizar el hecho, envolverlo en el conflicto Cuba-Estados Unidos y compararlo con no sé cuántas muertes que desgraciadamente ocurren en otras latitudes como Irak y Afganistán. Es decir, para sacar el crimen del escrutinio público en nombre de la defensa de una revolución socialista que hace ya mucho tiempo no es revolución y nunca fue socialista. Es otra técnica: inhibir a los sectores democráticos y de izquierda del planeta agitando el espantajo de la agresión imperialista, como si las muertes que ocurren en otros lugares, como si el bloque/embargo, como si una sola de las conquistas sociales que han ocurrido gracias a la acción del pueblo en el último medio siglo, como si uno solo de esos hechos pudiera justificar el crimen cometido contra Orlando Zapata Tamayo.
Y luego, Zapata Tamayo ha sido asesinado cuando el presidente/general Raúl Castro, haciendo un alarde del más procaz cinismo, lamentó públicamente la muerte de un presidiario a quien su gobierno dejó morir. Ha sido su tercer asesinato en unas pocas horas.
Para la izquierda, el crimen contra Orlando Zapata Tamayo es un reto. Nada aquí puede ser justificado, y sólo puede ser explicado como la reacción criminal y represiva de una élite autoritaria y decadente que pisotea cada día al socialismo hablando en su nombre, mientras prepara su propia conversión en una nueva burguesía. En la misma declaración en que impúdicamente lamentó la muerte de su víctima, el general/presidente Raúl Castro afirmó que estaba dispuesto a discutirlo todo con Estados Unidos. Yo diría que también a negociarlo todo, a excepción claro está, de los propios poderes del Clan Castro y sus apoyos militares. Y para llegar a esa meta (tan prosaicamente contrarrevolucionaria) ¿qué importa Orlando Zapata Tamayo?
La ONU pide democracia en Cuba
José Luis Fraga (AFP)
16 de febrero de 2011
GINEBRA, Suiza — La ONU insiste en que Cuba se democratice y aguarda resultados en el próximo Congreso del Partido Comunista (PCC, en el poder), señaló el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de la Organización de las Naciones Unidas este miércoles en Ginebra.
“La comunidad internacional (...) ha esperado ansiosamente que Cuba se democratice”, dijo el colombiano Pastor Murillo Martínez, uno de los 18 expertos de este Comité.
“El mundo entero espera con gran expectativa el Gran Congreso (del PCC) que ha anunciado el Gobierno cubano, para abril de 2011, en el que se prevé serán anunciadas y legitimadas profundas reformas en Cuba”, agregó Pastor Murillo Martínez.
“Los recientes acontecimientos que sacuden al mundo árabe, no obstante las diferencias históricas y culturales, también han sido un claro y contundente llamado a los Gobiernos de todo el mundo para que se allanen a transitar por los caminos de la democracia”, subrayó Murillo Martínez, Relator de este Comité para el caso de Cuba.
“Por décadas, la cuestión de los presos políticos, algunos de los cuales son afrodescendientes, ha sido un factor de tensión al interior de Cuba, y en sus relaciones exteriores”, indicó este experto, citando el caso del afrodescendiente Orlando Zapata Tamayo, “quien falleció con su protesta”.
También mencionó a Guillermo Fariñas Hernández, cuya huelga de hambre “a la postre desencadenó las liberaciones (en el exilio) que se han registrado recientemente”, animando al Estado cubano “a continuar dando pasos en la buena dirección”.
El experto francés Régis de Gouttes criticó ante este Comité el informe que presentó el gobierno cubano, que dice que respeta las libertades de expresión y de opinión en el país cuando “informaciones provenientes de Organizaciones No Gubernamentales indican detenciones de disidentes, periodistas y defensores de derechos humanos”.
El experto brasileño José Augusto Lindgren Alves evocó el caso de la bloguera cubana Yoani Sánchez, que fue invitada a visitar Brasil por el Partido de los Trabajadores (PT, gubernamental), pero a quien el gobierno de Cuba no dejó salir del país.
Lindgren Alves cuestionó así el informe del gobierno cubano que asegura que “la libertad de viajar en el caso cubano ha quedado sometida a las irregularidades y arbitrariedades que se han derivado de la manipulación política impuesta por sucesivas administraciones estadounidenses a las relaciones migratorias con la isla”.
“El Comité dispone de informaciones en las que se señala que un 80-90% de la población reclusa es afrodescendiente”, mientras que las estadísticas de Cuba indican que de los 11.177.743 habitantes con que cuenta el país, “el 65%” son blancos, el “10,1%” son negros y el “24,9%” son mestizos, consignó el relator Murillo Martínez.
Agregó que “los afrodescendientes son el grupo poblacional que, en menor medida, recibe las remesas que llegan del exterior”, mostrando su extrañeza por el hecho de que Cuba no ofrezca datos de “denuncias, enjuiciamientos y sentencias por actos de discriminación racial”.
El Comité pidió además a Cuba que adscriba a la Convención de la ONU de 1951 para los Refugiados y ratifique los dos pactos fundadores de Naciones Unidas, consagrados a los Derechos Civiles y Políticos y a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
La delegación cubana podrá responder a estas críticas este jueves. El próximo 11 de marzo, el Comité dará a conocer a Cuba sus observaciones y recomendaciones finales.