El director de la FAO y el asesino en serie Raúl Castro

Cuba, ¿ejemplo de seguridad alimentaria?

Alberto Méndez Castelló

25 de marzo de 2014

 

El representante de la FAO en Cuba, Theodor Friedrich, ha puesto a Cuba como ejemplo de seguridad alimentaria en América Latina

 

El representante de la FAO en Cuba, Theodor Friedrich, dijo esta semana durante la apertura de la Feria Internacional Agroindustrial Alimentaria, Fiagrop 2014, que, aunque le queda mucho por hacer, Cuba “constituye un ejemplo en Latinoamérica sobre seguridad alimentaria para sus habitantes”.

 

Evidentemente, algo está ocurriendo en el entorno del Sr. Theodor Friedrich, al punto de hacer declaraciones de tan prolongada latitud, tan incongruentes con la realidad cubana.

 

Cierto: en Cuba existe alguna que otra instalación agropecuaria quizás con características semejantes a las de una granja costarricense. Incluso, y ya es mucho decir, puede que contemos con algunas reses no tan dispares a las del rebaño uruguayo. Y claro, la cartilla de racionamiento, para al menos, evitar una hambruna, técnicamente, hablando de hambre extrema.

 

Con el agua al cuello, fue el mismísimo general Raúl Castro, quien, en los años noventa del pasado siglo, durante la archiconocida crisis conocida como “Período Especial”, dijo que los frijoles eran más importantes que los cañones. Pero lo dijo con los cañones engrasados, sin transformarlos en chatarra para adquirir implementos agrícolas y tractores para producir alimentos.

 

Mucho antes, en el discurso pronunciado en Santiago de Cuba el 26 de julio de 1961, ya el general, entonces comandante Raúl Castro Ruz, había dicho: “Frente al ataque imperialista sembraremos más maní, soya, girasol y otras plantas que puedan darnos el aceite que necesitamos, siguiendo para estas siembras los planes de desarrollo agropecuario”. 

 

Más cercano en el tiempo, también durante un discurso por los festejos del 26 de Julio, esta vez los de 2007, celebrados en Camagüey, también el general Raúl Castro dijo que, en Cuba, había tierras para producir leche para todo aquel que quisiera “tomarse un vaso de leche”.

 

Pero se da el caso que Cuba no produce frijoles, aceite ni leche para abastecer a su población; y esto, por solo citar tres productos agropecuarios, mencionados con categoría de urgente producción en tres momentos, a lo largo de ya más de medio siglo, por el hoy Presidente del Consejo de Estado y de Ministros.

 

Según fuentes oficiales, 86 empresas agropecuarias, el 21% de las existentes en el país, cerraron con perdidas ascendentes a 210 millones de pesos en el pasado 2013, mientras que las deudas bancarias de las cooperativas remontaron la cifra de 1.280 millones de pesos.

 

El propio ministro de la Agricultura, Gustavo Rodríguez Rollero, en el balance de 2013 de su ministerio, efectuado el pasado febrero, reconoció que “la situación financiera del organismo es muy crítica a pesar de los financiamientos recibidos”.

 

Solamente por concepto de compra de frijoles, la Empresa de Acopio de Matanzas debe unos 25 millones de pesos a los productores, según revelaron fuentes oficiales.

 

No es raro entonces que, ante la mala paga del Estado, los campesinos vendan sus productos al mejor postor y cuando primero aparezca.

 

Velasco, poblado rural situado próximo a la costa norte oriental en la actual provincia de Holguín, fue considerado hasta la década del cincuenta del pasado siglo, “el granero de Cuba”. Hoy apenas si se producen frijoles allí. Baste decir que en Puerto Padre, distante de Velasco solo unos pocos kilómetros, la libra de frijol colorado de la variedad Velasco Largo cuesta 15 pesos, esto es, un día de trabajo del salario nacional promedio.

 

Ante todo esto, cabe preguntarse qué seguridad alimentaria tiene la población cubana, con la producción agropecuaria en bancarrota. Las cifras oficiales revelan una realidad que poca relación guardan con el optimismo del representante de la FAO en Cuba.

 

En el propio balance del ministerio de Agricultura se informó que la cosecha de arroz, destinada a sustituir importaciones (en lo fundamental para la cartilla de racionamiento), solo se cumplió al 81%, los frijoles al 65% y el café al 73%.

 

Cifras oficiales también dicen que la producción de huevos fue cumplida al 97%, la de carne vacuna para la industria también fue cumplimentada al 97%, en tanto la de ave alcanzó el 98%. El plan de leche para la industria según las propias fuentes oficiales fue cumplido al 88%.

 

Sin embargo, todas estas cifras no se corresponden con la realidad. Proveerse de productos agropecuarios en Cuba es toda una odisea, y cuando a usted le dicen que el plan de carne vacuna para la industria fue cumplido al 97%, entienda que en el país faltó un 3% de carne de vaca o de búfalo, no para bistec, sino para el picadillo mezclado con soya, que todavía en el siglo XXI es el modo que tienen los cubanos de la Isla de comer carne de res alguna que otra semana.

 

Mal le irá a Latinoamérica si, siguiendo las palabras de Theodor Friedrich, representante de la FAO en Cuba, toma a los cubanos como ejemplo de seguridad alimentaria. Pronto tendrán sus tierras cubiertas de marabú y en el bolsillo una cartilla de racionamiento.

Desde un hotel, la FAO no ve lo que hay en Cuba

Ernesto García Díaz

4 de noviembre de 2013

 

El pasado miércoles 23 de octubre, el periódico Granma publicó, con la firma de Freddy Pérez Cabrera, la siguiente noticia: “Reconoce FAO labor de Cuba en la agricultura sostenible”. Por su parte, el jueves 24, el columnista Nelson García Santos, del periódico Juventud Rebelde, señalaba: “Destaca la FAO adelantos de nuestro país en la agroecología”.

 

Estas informaciones fueron divulgadas en ocasión de celebrarse, en Cuba, el Segundo Simposio Internacional de Raíces, Rizomas, Tubérculos, Bananos y Papaya, organizado por el Instituto Nacional de Viandas Tropicales (INIVIT). El evento se extendió hasta el día 25.

 

Ambos reporteros emiten sus comentarios desde Caibarién, en la provincia de Villa Clara, donde Theodor Friedrich, representante en Cuba de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), hizo varias intervenciones, que obviamente contrastan con la realidad que vive el productor cubano y con la alimentación que recibe el pueblo.

 

Según Pérez Cabrera, Friedrich reconoció los resultados de nuestro país en la consecución de la agricultura sostenible, lo cual coloca a Cuba en una “posición envidiable”, respecto a otros países. No señala cuáles son esos resultados, pero sí dijo que: “Los éxitos en el control biológico de plagas y enfermedades, el uso de abonos orgánicos, biofertilizantes, así como el empleo de semillas de calidad, entre otras prácticas, constituyen fortalezas de la nación cubana, que le permiten avanzar hacia la consecución de una agricultura de conservación”.

 

Por su parte, García Santos reseñaba el reconocimiento de Theodor Friedrich a los aportes del INIVIT “en la producción de nuevas variedades de mayor rendimiento y resistentes a las plagas y enfermedades”, así como su labor encaminada a que “los productores introduzcan los logros de la ciencia y la técnica”.

 

De igual forma, el pasado 24, el periodista Ventura de Jesús García, también de Granma, reportaba desde la provincia de Matanzas la visita del doctor Adolfo Rodríguez Nodal, jefe del Grupo Nacional de la Agricultura Urbana y Suburbana. Este dirigente alabó los resultados de este Programa, del cual él mismo es jefe. Todos los territorios fueron calificados de “bien”, excepto la Isla de la Juventud, que fue catalogada como “regular”. Aun así, llamó a explotar al máximo las posibilidades de las tierras que rodean las ciudades y pueblos...

 

Por razones obvias, no pude asistir al Segundo Simposio Internacional de Raíces, Rizomas, Tubérculos, Bananos y Papaya. Tampoco pude estar en Matanzas. No obstante, como conozco bien el desastre de la agricultura en nuestro país, no logro entender los elogios del ilustre representante de la FAO a esa rama de la economía en nuestro país. Algo parecido puede decirse del doctor Rodríguez Nodal.

 

Debido a esa imposibilidad mía de estar presente en tan importantes eventos, decidí visitar uno de los organopónicos de la Cooperativa de Créditos y Servicios “Gabriel Valiente”, en el municipio Habana del Este. Esta unidad está enclavada en la Zona 6 del reparto Alamar. Allí visité los estanques resecos de la lombricultura y observé sus huertos con escasos sembradíos.

 

También estuve en el punto de venta, donde solamente había cabezas de ajo, a 3 pesos, en moneda nacional; unas manos de plátanos burro maduras listas para tirar al desecho, y cebollinos, a 4 pesos. Estos últimos eran de manojos secos y al parecer no producidos por el huerto. En la casilla había únicamente carne de cerdo, en sus diferentes propuestas: manteca, a 15 pesos la libra; lomo a 28, paleta a 25, costilla y jamón a 30, y bistec y lomo ahumado a 40 pesos la libra.

 

Es irónico que Cuba sea un referente y se informen avances en la “agricultura sostenible”, o en la “agroecologia”, cuando no existen las necesarias infraestructuras ni tecnologías para conquistar esos logros. Y esto sin contar con que se trabaja sólo al mínimo en la acuaponía, moderno método integrador de producción hortícola y de pescado fresco para la alimentación.

 

En el caso del evento científico en cuestión, hubiera sido interesante que en vez de celebrarlo en un lujoso hotel, fueran a reunirse en las bases productivas, y le preguntaran a nuestra gente de a pie con qué se alimentan. Hubiesen comprobado que en cuanto a la agricultura urbana, la mesa sigue igualita.

 

 

 

¿De qué seguridad alimentaria se habla?

Osmar Laffita

10 de junio de 2013

 

Resulta sorprendente y a la vez ofensivo al sentido común de los cubanos cuando nada menos que el representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en Cuba, el Sr. Theodor Friedrich, ingeniero agrónomo y Dr. en Mecanización, en entrevista que le realizara el periodista Ramón Barrera Ferrán y que fue publicada el periódico Trabajadores el 27 de mayo, afirmó que “Cuba es una de las naciones ejemplares por haber logrado exitosamente la seguridad alimentaria para su población”.

 

Tal afirmación indica el gran desubique del Dr. Friedrich. Parece que no está debidamente informado del calamitoso estado en que se encuentra la agricultura cubana.

 

¿Conocerá el doctor Friedrich que en los últimos cinco años el gobierno cubano, sin que medien explicaciones que convenzan -por ciento, nunca se ha dignado a darlas- realizó compra de alimentos en condiciones onerosas a los Estados Unido por un monto de 2.784 millones de dólares? Ese dinero se destinó a comprar alimentos que en su mayoría se pueden producir si ningún problema en Cuba.

 

¿De qué seguridad alimentaria habla el representante de la FAO en Cuba?

 

De las 6,5 millones de hectáreas de tierra aptas para el cultivo con que cuenta Cuba, se estimaba que 2 080 000 hectáreas deberían estar sembradas de caña, de cultivos de ciclo corto, frutales, café, cítricos, tabaco, cacao y las restantes destinadas a la cría de ganado y al cultivo de pastos. Pero en los últimos cincos años lo que realmente se ha cultivado no sobrepasa 1 200 500 hectáreas, lo que representa solo el 47% del total de tierras cultivables. El resto, permanecen ociosas o mal atendidas.

 

De acuerdo a informaciones brindadas por el Centro de Control de Tierras del Ministerio de Agricultura, se han entregado 1 500 000 de hectáreas de tierra a 172 000 usufructuarios, pero se desconoce cuántas de esas hectáreas realmente están en producción.

 

Las empresas agrícolas estatales el pasado año solo lograron cultivar 121 000 hectáreas. Por otro lado, esas empresas estatales obstruyen el desarrollo agrícola al resistirse a entregar 500 000 hectáreas de tierra de su propiedad en usufructo para ponerla a producir los alimentos que tanto necesita la población. Parece que prefieren tenerlas cubiertas de marabú y malas hierbas.

 

El Dr. Friedrich, como representante de un organismo de las Naciones Unidas, debiese asumir una postura imparcial, pero con sus declaraciones se ha convertido en un vocero del gobierno cubano. No muestra elementos que puedan ratificar lo que afirma, algo que ni los dirigentes de la agricultura cubana se han atrevido a declarar.

 

El doctor Friedrich se atrevió a señalar que “Cuba se destaca por ser uno de los pocos países que han logrado un buen nivel de seguridad alimentaria”.

 

Cualquiera de los cubanos que concurren diariamente a los Mercados Agropecuarios Estatales podría desmentirlo y ponerlo en ridículo, porque en estos establecimientos, salvo raras excepciones, en los últimos cincos meses han permanecido con muy pocas ofertas o sin mercancías.

 

Pero el representante de la FAO no se propuso saber de la agonía que pasa la población cubana para mal comer.

 

De la pobre producción de la agricultura cubana son responsables directas las empresas agrícolas estatales. La crónica escasez de alimentos ha propiciado el surgimiento de mafias que controlan la distribución de de los productos agrícolas, a los cuales les imponen los altos precios oligopólicos que la población está obligada a pagar mayormente en establecimientos privados cuyos precios minoristas son inaccesibles para aquellos cuyo salario mensual no sobrepasa los 18 dólares mensuales, que en el caso de Cuba son la mayoría.

 

Como es posible que se pueda aceptar que Cuba sea hoy “un ejemplo de seguridad alimentaria”, como asegura el doctor Friedrich, si al recorrer las provincias de Pinar del Río, Mayabeque y Artemisas, que hasta hace un tiempo se destacaban por sus altas producciones agrícolas, se observa que de uno y otro lado de la carretera hay grandes extensiones de tierra sin cultivar, llenas de marabú, sin ganado pastando, ni frutales, ni tractores en faena de alistar la tierra para la siembra.

 

No refirió el representante de la FAO en Cuba que los cubanos se alimentan gracia a las producciones que logran con infinitas dificultades y obstáculos los campesinos, cooperativistas y usufructuarios de tierras. El pasado año estos productores privados y cooperativista lograron sembrar 1 081 000 hectáreas de tierras, lo que representó el 89% de toda la tierra cultivada en Cuba. Son ellos lo que garantizar la seguridad alimentaria a la población y no las ineficientes empresas agrícolas del Estado, que arrastran grandes deudas o están en quiebra total.

La FAO, el hambre, Cuba, y los insectos

Eugenio Yánez

16 de mayo de 2013

 

No está claro si algunos han perdido la cabeza o la vergüenza

 

Algo pasa en la FAO, la Organización de Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación. Tiene su sede en Roma, ciudad vinculada a una deslumbrante historia de la humanidad, pero el comportamiento de algunos funcionarios hace pensar si tal institución estaría mejor ubicada en Somalia, Bután, o la Antártida.

 

Hace pocos días supimos que el director general de la FAO, José Graziano da Silva, felicitó a Fidel Castro “por haber anticipadamente cumplido la meta (…) que proponía reducir a la mitad el número de personas desnutridas en cada país antes del año 2015”. De inmediato, el régimen convirtió la noticia en instrumento de propaganda para exaltar la supuesta contribución del dictador en retiro a los avances en la lucha contra el hambre en Cuba.

 

El señor da Silva, cuando come en la Isla, lo hará en casas de protocolo, hoteles de cinco estrellas, restaurantes para turistas, algún sofisticado paladar o en algún lugar discreto a donde es invitado por algún jerarca del régimen, pero nunca en una cafetería estatal de un barrio periférico, un comedor obrero, o en la humilde casa de un simple trabajador honesto.

 

Naturalmente, si se compara la alimentación en Cuba con la de Burkina Faso, Afganistán, o comunidades del Amazonas, los de la Isla saldrían mejor parados. Pero al comparar la alimentación de los cubanos de a pie en los últimos veinte años con lo que podrían comer si Cuba produjera alimentos libremente, teniendo en cuenta la extensión y fertilidad de las tierras cubanas y la riqueza animal en mares, ríos y lagunas del país, no tiene sentido felicitar a Fidel Castro, sino condenarlo para siempre por haber destruido hasta sus cimientos la plataforma alimentaria del país.

 

No por gusto los opositores dentro de Cuba reaccionaron inmediatamente frente al oprobioso gesto del director general de la FAO. Jorge Luis García Pérez, “Antúnez”, dijo claramente: “En nombre de los miles de hambrientos en Cuba, le digo a Da Silva que es una ofensa y un insulto para la víctimas del hambre en la Isla esa declaración de felicitación hecha al régimen castrista”.

 

José Daniel Ferrer declaró: “Parece que este señor pudo ver cómo se alimentan los altos dirigentes del régimen castrista”. Agregó que ese señor no sabe “cómo vive, se alimenta y subsiste la inmensa mayoría del pueblo cubano”. Y dijo: “De haber visto y analizado la realidad del pueblo cubano en cuanto a su alimentación, sus declaraciones hubiesen sido totalmente diferentes. En vez de felicitar [a Fidel Castro] lo hubiese condenado”.

 

Rolando Rodríguez Lovaina expresó: “son lamentables las declaraciones del director de la FAO”, instándolo a que visite el interior de Cuba y “se siente a la mesa con una familia humilde para ver si pasan o no hambre”.

 

Y una cubana de a pie en La Habana, jubilada, le dijo al periodista independiente que le preguntó sobre el tema: “¿Por qué no le dice a ese señor que venga a vivir a Cuba con una pensión de 200 pesos (8 dólares), después de 40 años de trabajo?” (…) “Vamos ver si no se queda la mitad del mes con el plato vacío”.

 

No merecen mucho más comentarios el dislate y la aberración del director general de la FAO, aunque los comentaristas que defienden la tiranía en estos foros digitales mostrarán cifras, índices, cálculos y proyecciones para decir que en Cuba se come mejor y más sano que en cualquier país del mundo, o no se puede hacer por culpa “del bloqueo”.

 

Sin embargo, cuando empezábamos a preguntarnos si estarían cuerdos en FAO, la ilustre organización apareció con otra información que no puede menos que llamar la atención, al publicar un estudio que señala que el consumo de insectos podría ayudar a combatir el hambre en el mundo. Según la FAO, la ingesta de insectos se practica por unos dos mil millones de personas, y muchas especies contienen cantidades similares de proteínas y minerales que la carne y el pescado, además de ser ricos en ácidos grasos beneficiosos para la salud. Los insectos, siempre según la FAO, se encuentran en todas partes y se reproducen rápidamente, su consumo ayuda a combatir la contaminación, y son un suplemento alimenticio importante para niños desnutridos.

 

El informe utiliza como fundamento una tabla elaborada por la Memorial University, de Canadá, que señala y compara valores alimenticios:

 

INSECTO

PROTEÍNAS (g)

GRASAS (g)

HIDRATOS (g)

HIERRO (g)

Escarabajo de agua gigante

19,8

8,3

2,1

13,6

Hormiga roja

13,9

3,5

2,9

5,7

Grillo

12,9

5,5

5,1

9,5

Saltamontes pequeño

20,6

6,1

3,9

5

Saltamontes grande

14,3

3,3

2,2

3

Oruga

6,7

 

 

13,1

Curculionoidea

6,7

 

 

13,1

Escarabajo de junio

13,4

1,4

2,9

6

Picadillo de res

27,4

 

0

3,5

Bacalao asado

28,5

1

0

1

 

Al menos con relación a Cuba la comparación no aporta demasiado: habría que saber qué tiempo hace que muchos cubanos de a pie no pueden comer ni carne de res ni bacalao.

 

La FAOdice que hay más de 1.900 especies de insectos que sirven de alimento en África y Asia, pero que en Occidente se rechazan debido a una “parcialidad cultural”.

 

Nunca olvidaré a finales de la década de los 70, en una reunión de trabajo en la ciudad de Maputo, Mozambique, cuando se preguntó el consumo promedio anual de carne en el país, y respondieron que 1,2 kilogramos por año, seguido de inmediato de una aclaración importante: “incluyendo ratones”. Como yo no era un sofisticado funcionario de la FAO, al hambre le llamaba hambre, y a los ratones, ratones. Nunca les llamé roedores que suministran proteína animal, minerales y ácidos grasos beneficiosos para la salud humana.

 

Y nunca me tomé aquello como “parcialidad cultural” africana, sino como ejemplo del hambre espantosa que sufría esa nación, que entonces proclamaba el socialismo como vía para vencer la miseria y el subdesarrollo, aunque posteriormente renunció a ese proyecto absurdo y lo intenta a través de la economía de mercado, donde le va mejor, aunque le falta mucho todavía.

 

¿Qué se consumirá en los lugares de Roma donde comen los funcionarios de la FAO que elaboran esos informes? ¿Habrán eliminado su parcialidad cultural para ingerir insectos? ¿O eligen pizza, lasaña, escalopes, vitello, tiramisú, queso y un buen vino, en vez de “saltamontes, termitas y otros platos crujientes”, de los que señala la FAO?

 

¿Qué le darán de comer al director general de la FAO cuando visita Cuba? ¿Quizás los “cuadros” que lo atienden rechazaron la parcialidad cultural para darse banquetes de grillos, mosquitos, luciérnagas, cocuyos, mariposas, cucarachas y moscas?

 

¿Tal vez los muy igualitaristas y revolucionarios de Punto Cero, La Rinconada, el Buró Político, los comedores exclusivos para altos dirigentes, los que reciben asignaciones alimenticias especiales en sus casas, y los felicitados por la FAO, habrán renunciado a la parcialidad cultural en sus comidas? ¿O seguirán consumiendo exquisitos manjares y las mejores bebidas?

¡FAO, qué peste!

Zoe Valdés

16 de mayo de 2013

 

La FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations) ha emitido recientemente una declaración en la que afirma lo siguiente, tomado de El País, España: “En 2050 habrá 2.000 millones de personas más en el mundo, y tendrán que comer lo mejor posible”, dice Eduardo Rojas, director forestal de la FAO. Tras explotar al máximo los actuales animales domésticos, llevar al borde de la extinción a la mayoría de los cuadrúpedos salvajes, sobrepescar los mares y amenazar con desertificar las selvas y otros espacios naturales, las algas y los insectos son de los últimos nichos por explorar. Y estos últimos son una fuente abundante, barata y segura de proteínas, grasas y nutrientes. Por ejemplo, un estudio de 2002 del entomólogo Marvis Harris calcula que 100 gramos de hamburguesa tienen menos de la mitad de calorías que la misma cantidad de termitas africanas, un 50% menos de proteínas y un tercio de grasas. "Y los insectos son, además, baratos y ecológicos", añade Rojas".

Cuando yo leo este tipo de reflexión, orden, reafirmación, o lo que sea, se me enciende la sangre irlandesa que corre por mis venas, y la china se me pone a borbotear en un silencio más peligroso todavía. Porque como podrán imaginar ustedes, no serán los sesudos de la FAO los que de ahora para luego se pondrán a comer insectos ni nada parecido. No, los de la FAO, los que la dirigen, como los que dirigen la ONU y demás instituciones de ese tipo, seguirán hartándose de jamones, buenos pescados, de trozos de carne de todo tipo, frutas variadas, caviar, champán y demás, en las recepciones y banquetes en los que pasan sus vidas hablando porquería para no solucionar nada de nada.


Ahora, eso sí, prepárense para el estallido de precios en los mercados de los insectos, algas, y demás "manjares" propuestos por la FAO para matarle el hambre a los pobres.

Vayan a decirle a un africano que comer insectos es una maravilla para la salud, ¿cuál salud? Si de sólo mantener la boca un segundo abierta las moscas le entran hasta lo más profundo de sus estómagos, devorándoles las tripas a ellos mismos. Que vayan a decirle a un africano que pesque algas para comer, ¡¿con qué fuerzas, con qué energía, con qué hemoglobina?! No hay cosa más espantosamente hipócrita que este tipo de planteamiento: Los pobres que coman moscas y mosquitos. Los ricos, ¡al caviar, como de costumbre!

Hablando de mosquitos, puedo también imaginar que con estas noticias, los dos tiranos de La Habana ya deben de andar frotándose las manos y planeando la inauguración de restaurantes de lujo en CUC en la Ciénaga de Zapata. ¿El plato fuerte? Enchilado de mosquito a 30 CUC por comensal, o más. Los primeros en publicitarlas en el extranjero serán los nuevos disidentes de diseño y las viudas de millonarios exiliados, juntos y reconciliados se arrodillarán en las tumbas, y en lugar de colocar un ramito de flores colocarán un puñado de chicharroncitos de hormigas angolanas y de moscas cojoneras de las que cazábamos por montones en las escuelas al campo.

En cuanto a las variedades de cucarachas que hay en Cuba, entonces sí que las Paladares se harán millonarias (aunque les subirán los impuestos, claro). En sus menús ya podrán ofertar arroz con cucarachones negros en lugar de arroz con frijoles negros, moros y cristianos de cucarachas carmelitas, y arroz con cucarachas alemanas rubias (de ésas que les priva invernar en los refrigeradores soviéticos que todavía quedan en los hogares cubanos) en lugar del arroz con pollo dominical.

Por supuesto que las cucarachas, los mosquitos, los moscones, las moscas, y demás insectos, los pondrán de inmediato por la libreta de racionamiento. Lo que tocará de la siguiente manera: una cucaracha por cabeza al mes, seis mosquitos semanales (aunque estarán pensando que seis a la semana pudiera ser exagerado, no sea que la producción de mosquitos disminuya), y un moscón para las Fiestas de Fin de Año.

Con este nuevo régimen de alimentación no será necesario el papel sanitario, porque las chispitas cucarachentas de heces fecales se podrán limpiar muy cómoda y fácilmente con la yema del dedo, y luego chupárselas.

Sí, señoras y señores, los venezolanos andan muy atrasados, ¡soñando con el papel higiénico, pobres infelices! Los cubanos están tan adelantados que cuando hacen de cuerpo se limpian con la yema del dedo y se la chupan al momento. No hay nada más saludable y recomendable. Que alguien se lo cuente a la FAO, que ahí sí que le dimos a'lante.

Aunque nadie lo dude, en eso de poner en práctica el nuevo régimen de alimentación internacional seremos los pioneros, ¡qué digo seremos! ¡Somos! Si las embarazadas cubanas ya nos hemos alimentado durante los años noventa a base de una dieta exclusiva de turrón de maní con alitas de cucarachas incrustadas, excelentes para que los pezones produjeran toda la leche de lactancia, hasta para exportar, (la leche que prometieron los barbudos en el año 1959 y todavía no la hemos visto asomar en el vaso).

Los artistas oficiales empezarán a reproducir todo tipo de insectos en sus lienzos para que los dejen viajar, los novelistas oficiales, bueno, ellos ya escriben como cucarachones de mata de coco, no es que imiten a Kafka, no, ya a Kafka lo dejaron chiquito en sus múltiples y oportunistas metamorfosis. Por el momento, se ha pasado del monumento a la vaca obrera de Fidel, aquella heroína de vanguardia, ¿recuerdan? Ubre Blanca, no, ya eso se ha superado y el nivel se ha sofisticado, ahora toca la Escultura a la Cucaracha.


En esto de los insectos sí que Cuba alcanzará la tecnología de "punta", iremos más lejos que con la biotecnología, porque ya verán ustedes cómo los restaurantes de Nueva York empezarán a copiar los platos y recetas nuestras a base de pulguitas de perros sarnosos, mosquitos costeros, cucarachitas de las redonditas de chiforrover, salteado de polillas, revoltillo de ladillas en su salsa de masinguilla, y hasta comején rebosado; y se dedicarán ni cortos ni perezosos a crear variantes que se pondrán de moda en las teleseries estadounidenses dirigidas por puertorriqueños independentistas que hacen carrera en Hollywood.

A la FAO, les digo, que no se pongan a querer inventar ahora o a creer que lo inventarán primero que nadie eso de que la mierda se come, no, ¡qué va, no se equivoquen! Porque ya en Cuba, el pueblo cubano la puso de moda hace muuuchíiiiisimo tiempo. En breve la empezarán a vender como petróleo al mundo entero. Las demandas y los contratos llueven. La patente fue adquirida a la mitad con Venezuela, que es la que paga toda la caca salida de Cuba, sobre todo esa caca dorada que expulsan de sus anos los dos vejetes mandamases de la finca, y  la que le venden a Maduro por el precio de un Potosí.

Lo que no sabemos todavía, porque nadie lo ha anunciado, es cómo llamarán al dichoso régimen alimentario a base de insectos y de toda esa bobería tan preciada que, ténganlo por seguro, ya empezará a costar cientos de millones; pero yo tengo uno: ¡FAO, qué peste!

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José Martí: El que se conforma con una situación de villanía, es su cómplice”.

Mi Bandera 

Al volver de distante ribera,

con el alma enlutada y sombría,

afanoso busqué mi bandera

¡y otra he visto además de la mía!

 

¿Dónde está mi bandera cubana,

la bandera más bella que existe?

¡Desde el buque la vi esta mañana,

y no he visto una cosa más triste..!

 

Con la fe de las almas ausentes,

hoy sostengo con honda energía,

que no deben flotar dos banderas

donde basta con una: ¡La mía!

 

En los campos que hoy son un osario

vio a los bravos batiéndose juntos,

y ella ha sido el honroso sudario

de los pobres guerreros difuntos.

 

Orgullosa lució en la pelea,

sin pueril y romántico alarde;

¡al cubano que en ella no crea

se le debe azotar por cobarde!

 

En el fondo de obscuras prisiones

no escuchó ni la queja más leve,

y sus huellas en otras regiones

son letreros de luz en la nieve...

 

¿No la veis? Mi bandera es aquella

que no ha sido jamás mercenaria,

y en la cual resplandece una estrella,

con más luz cuando más solitaria.

 

Del destierro en el alma la traje

entre tantos recuerdos dispersos,

y he sabido rendirle homenaje

al hacerla flotar en mis versos.

 

Aunque lánguida y triste tremola,

mi ambición es que el sol, con su lumbre,

la ilumine a ella sola, ¡a ella sola!

en el llano, en el mar y en la cumbre.

 

Si desecha en menudos pedazos

llega a ser mi bandera algún día...

¡nuestros muertos alzando los brazos

la sabrán defender todavía!...

 

Bonifacio Byrne (1861-1936)

Poeta cubano, nacido y fallecido en la ciudad de Matanzas, provincia de igual nombre, autor de Mi Bandera

José Martí Pérez:

Con todos, y para el bien de todos

José Martí en Tampa
José Martí en Tampa

Es criminal quien sonríe al crimen; quien lo ve y no lo ataca; quien se sienta a la mesa de los que se codean con él o le sacan el sombrero interesado; quienes reciben de él el permiso de vivir.

Escudo de Cuba

Cuando salí de Cuba

Luis Aguilé


Nunca podré morirme,
mi corazón no lo tengo aquí.
Alguien me está esperando,
me está aguardando que vuelva aquí.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

Late y sigue latiendo
porque la tierra vida le da,
pero llegará un día
en que mi mano te alcanzará.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

Una triste tormenta
te está azotando sin descansar
pero el sol de tus hijos
pronto la calma te hará alcanzar.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

La sociedad cerrada que impuso el castrismo se resquebraja ante continuas innovaciones de las comunicaciones digitales, que permiten a activistas cubanos socializar la información a escala local e internacional.


 

Por si acaso no regreso

Celia Cruz


Por si acaso no regreso,

yo me llevo tu bandera;

lamentando que mis ojos,

liberada no te vieran.

 

Porque tuve que marcharme,

todos pueden comprender;

Yo pensé que en cualquer momento

a tu suelo iba a volver.

 

Pero el tiempo va pasando,

y tu sol sigue llorando.

Las cadenas siguen atando,

pero yo sigo esperando,

y al cielo rezando.

 

Y siempre me sentí dichosa,

de haber nacido entre tus brazos.

Y anunque ya no esté,

de mi corazón te dejo un pedazo-

por si acaso,

por si acaso no regreso.

 

Pronto llegará el momento

que se borre el sufrimiento;

guardaremos los rencores - Dios mío,

y compartiremos todos,

un mismo sentimiento.

 

Aunque el tiempo haya pasado,

con orgullo y dignidad,

tu nombre lo he llevado;

a todo mundo entero,

le he contado tu verdad.

 

Pero, tierra ya no sufras,

corazón no te quebrantes;

no hay mal que dure cien años,

ni mi cuerpo que aguante.

 

Y nunca quize abandonarte,

te llevaba en cada paso;

y quedará mi amor,

para siempre como flor de un regazo -

por si acaso,

por si acaso no regreso.

 

Si acaso no regreso,

me matará el dolor;

Y si no vuelvo a mi tierra,

me muero de dolor.

 

Si acaso no regreso

me matará el dolor;

A esa tierra yo la adoro,

con todo el corazón.

 

Si acaso no regreso,

me matará el dolor;

Tierra mía, tierra linda,

te quiero con amor.

 

Si acaso no regreso

me matará el dolor;

Tanto tiempo sin verla,

me duele el corazón.

 

Si acaso no regreso,

cuando me muera,

que en mi tumba pongan mi bandera.

 

Si acaso no regreso,

y que me entierren con la música,

de mi tierra querida.

 

Si acaso no regreso,

si no regreso recuerden,

que la quise con mi vida.

 

Si acaso no regreso,

ay, me muero de dolor;

me estoy muriendo ya.

 

Me matará el dolor;

me matará el dolor.

Me matará el dolor.

 

Ay, ya me está matando ese dolor,

me matará el dolor.

Siempre te quise y te querré;

me matará el dolor.

Me matará el dolor, me matará el dolor.

me matará el dolor.

 

Si no regreso a esa tierra,

me duele el corazón

De las entrañas desgarradas levantemos un amor inextinguible por la patria sin la que ningún hombre vive feliz, ni el bueno, ni el malo. Allí está, de allí nos llama, se la oye gemir, nos la violan y nos la befan y nos la gangrenan a nuestro ojos, nos corrompen y nos despedazan a la madre de nuestro corazón! ¡Pues alcémonos de una vez, de una arremetida última de los corazones, alcémonos de manera que no corra peligro la libertad en el triunfo, por el desorden o por la torpeza o por la impaciencia en prepararla; alcémonos, para la república verdadera, los que por nuestra pasión por el derecho y por nuestro hábito del trabajo sabremos mantenerla; alcémonos para darle tumba a los héroes cuyo espíritu vaga por el mundo avergonzado y solitario; alcémonos para que algún día tengan tumba nuestros hijos! Y pongamos alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante: “Con todos, y para el bien de todos”.

Como expresó Oswaldo Payá Sardiñas en el Parlamento Europeo el 17 de diciembre de 2002, con motivo de otorgársele el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia 2002, los cubanos “no podemos, no sabemos y no queremos vivir sin libertad”.