LISTADO   INCOMPLETO  DE   LOS

INTELECTUALES  ENCARCELADOS  O  FUSILADOS

EN  LA  CUBA  DE  FIDEL  CASTRO

Nido de sufrimientos y juergas de Reinaldo Arenas

José Hugo Fernández

11 de diciembre de 2013

 

En la esquina habanera de Prado y Dragones, el régimen fijó una placa para perpetuar la memoria de un fascista extranjero, Manuel Fraga Iribarne. Pero no existe en esta ciudad ni un leve rótulo que invite a recordar al más notable entre los escritores cubanos formados en la etapa revolucionaria: Reinaldo Arenas.

 

Aunque nacido en el oriente de la Isla, Arenas creció como escritor en La Habana y fue ésta la ciudad de sus más gozadas y sufridas experiencias, en tanto ser ingenioso, rebelde, dionisíaco, irreverente, alborotador, negado a obedecer otras reglas que no fuesen la de su espíritu libérrimo y la de su carne insaciable.

 

Son muchos los sitios por los que podríamos seguir las huellas que dejó en la capital. Cuando, en un futuro en democracia, las autoridades culturales decidan honrarse a sí mismas revitalizando el recuerdo de este hombre mediante el trazado de un recorrido-homenaje por los lugares donde creó, disfrutó y padeció en La Habana, les bastará con guiarse por las descripciones de su libro Antes que anochezca, tan dramático y a la vez divertido como el propio autor.

 

Justo en ese libro, Arenas dedica todo un capítulo al hotel Monserrate (calles Monserrate y Obrapía), antiguo cubil de putas en cuyo segundo piso logró tener su mínimo espacio privado en La Habana, una habitación que comprara clandestinamente. Allí, según él, vivía una verdadera fauna al margen de la ley: “Si la policía venía –comenta jocosamente-, lo único que tenía que hacer era poner una reja en la puerta de entrada del edificio, que era la única que había, y todo el mundo quedaría preso”.

 

Hace pocos días visité el Monserrate, curioso por saber si en algo había cambiado, más de treinta años después de los pormenores que describe Arenas.

 

No hay cambios sustanciales. El edificio continúa tan descuajeringado como siempre. La misma espantosa puerta de entrada. Los pasillos lóbregos, las paredes y techos desconchados, sin ver pintura desde hace más de medio siglo. El vetusto elevador, que tan buenos chistes y tantas furtivas travesuras sexuales inspiró en el escritor, persiste en su asombroso equilibrio, premeditando la caída pero sin que acabe de caer. La ropa tendida en los balcones…

 

En cuanto a la fauna de los vecinos, las viejas putas ya murieron todas, luego de su conversión al partido comunista, pero todavía es posible hallar allí a varios de los más recurrentes personajes de Antes que anochezca. Unos pocos se marcharon (al infierno o Dios sabe adónde) y otros siguen en lo mismo, como encallados en el tiempo, sólo que mucho más viejos. Pero casi todos debieron quedar fuera de la foto porque, como si fueran luminarias de Hollywood, me exigieron que les pagara en cuc (divisa) por dejarse fotografiar o por concederme un breve testimonio. Una excepción fue Bebita, que no en balde también lo había sido en el momento de brindarle su amistad y su ayuda desinteresada al escritor. “Yo soy la amiga de Reinaldo”, me dijo, mientras abría la puerta de su cuarto para ofrecerme un asiento, muy dispuesta, y hasta entusiasmada ante la posibilidad de ponerme al día, gratuitamente, sobre la vida y milagros del hotel Monserrate.

 

Por ella supe que sigue siendo tan retorcido como siempre el personaje que le vendió el cuarto al novelista (él le llama Rubén) y que le cobraba sus incursiones al baño, a 50 centavos cada vez, según cuenta Arenas, pero Bebita precisa que eran 50 centavos por usar el servicio sanitario y un peso por bañarse. Justo con el auxilio de Bebita, que le permitió pasar un tubo de desagüe por el centro de su cuarto, fue que Reinaldo pudo al fin contar con baño propio. Posteriormente, el cuarto volvería a pasar a manos del susodicho Rubén.  

 

“En el primer piso vivía Bebita con su amiga; eran dos mujeres que tocaban el tambor y que diariamente se enredaban a golpes por problemas de celos”, dejó escrito Arenas. Pues allí vive aún, también con una amiga, que quizá no sea la de antes, ya que es mucho más joven que ella. Pero ahora reina la paz en el cuarto de Bebita, aun cuando su santo personal sea el mismo, Shangó, dios de la tempestad.

 

“Si algún día deciden levantarle un monumento a Reinaldo –me dijo-, ningún otro sitio será más idóneo que el edificio Monserrate, nido de sus penas y sus juergas. Y doy por descontado que el monumento debe tener la forma de un falo”.

Escritores encarcelados

 

Cuba posee una eminente y sombría tradición de literatura carcelaria. Numerosos escritores y poetas cubanos han estado tras las rejas. Actualmente, en pleno siglo XXI, el laureado narrador Ángel Santiesteban está cumpliendo una condena de cinco años de privación de libertad, mientras la  comunidad internacional guarda silencio cómplice.

El escritor Rafael Saumell estuvo preso en las cárceles de los hermanos Castro hasta que fue desterrado a Estados Unidos, donde es profesor en una universidad. A continuación puede leerse la última entrevista que le hicieron.

 

Una literatura contra los cadalsos

Luis Felipe Rojas

25 de noviembre de 2013

 

Los informes periódicos, salidos de los diferentes grupos de la sociedad civil independiente en Cuba, no suplen el imaginario aparecido a partir de las historias, ensayos y poemas que ha producido la experiencia carcelaria en 54 años de dictadura. De José Martí a Carlos Montenegro, de Pablo de la Torriente Brau a Ernesto Díaz y Huber Matos hay un puente testimonial difícil de borrar.

 

Rafael Saumell da continuidad a la bitácora carcelaria cubana y viene a estas alambradas a contar el proceso de creación de un mapa ensayístico sobre los barrotes, los fosos y el horror de una cárcel en Cuba, pero contado desde la obra de insignes escritoires que toceron el tema en la isla. Manzano, Martí, De la Torriente, Montenegro, Díaz… a la actualidad.

 

¿Cuánto de ti hay en “La cárcel letrada” (Betania, 2013), qué jirones de piel dejaste en el libro y cuánto ganaste al escribirlo?

 

En la introducción del libro hay bastantes menciones a cuánto hay de mí en La cárcel letrada. Si revisas esas breves páginas hallarás que la idea principal consiste en lo siguiente: cómo intelectualizar mi experiencia de prisionero en el contexto de la cultura nacional: quiénes me antecedieron, cómo se expresaron, qué dijeron y denunciaron. Escogí autores y textos que me parecen significativos por los períodos históricos que cubren, los regímenes políticos y los estilos literarios utilizados. No excluí el presidio común porque lo viví como testigo en las cárceles de Guanajay y Combinado del Este. No conviví con ellos pero sí conocí a muchos reclusos de esa zona del universo carcelario. En ese sentido, seguí los modelos adelantados por Carlos Montenegro y Pablo de la Torriente Brau. Asimismo, investigué, leí y analicé dichos títulos mientras aprendía muchos conceptos relacionados con ciertas teorías literarias y principios filosóficos. Los adapté al estudio de cada obra y escritor, comencé a dialogar con mis antepasados en esclavitud y en presidio. De ese modo intenté hacer una catársis por la vía del ensayo académico, me propuse trazar líneas de continuidad en nuestras tragedias políticas desde la etapa colonial, la republicana y la posterior a 1959.

 

Además de encierro, exilio y muerte, la dictadura de FC ha producido un sub-género que están llamando ‘literatura carcelaria’,  ¿crees que llegue a trascender como género y por qué?

 

La literatura carcelaria (poesía, cuento, novela, teatro, cine documental si pensamos en Conducta Impropia y Nadie escuchaba, por ejemplo) existe aunque no llega a la mayoría de su público natural (los cubanos residentes en el archipiélago) por razones de sobra conocidas. Quienes nos dedicamos a ese asunto sabemos que escribimos para el futuro, es decir, cualquier destino que tengan nuestras obras estará vinculado con la intensidad y la calidad de los cambios políticos que se avecinen. Mientras tanto, en las esferas editorial, académica, de los circuitos de ponencias y conferencias somos parte de una “inmensa minoría” como diría Juan Ramón Jiménez. Por ese motivo las obras se irán acumulando y guardando en los estantes hasta que les llegue el porvenir. Lo veo como una especie de desentierro, de iluminación de sombras, de destape de ollas con millones de grillos y trapos sucios y limpios que salen de los armarios y de los cuartos de desahogo, toda voz libre y liberada.  La desclasificación, la apertura de los archivos policiales, jurídicos y penitenciarios serán necesarios e inevitables. Mas, para que esos procesos ocurran, antes hay que quitarle la tapa al pomo, tiene que imponerse una real apertura, de lo contrario la olla y el caldero seguirán medio cubiertos, medio tibios, la verdad será dicha a media, esto es, como mentira total.

 

¿Qué te anima a seguir escribiendo?

 

Me animan la vocación que descubrí cuando era muy joven, la necesidad personal, mental, fisiológica que me obligan a sentarme ante un diario íntimo o la pantalla de una computadora, con el fin de poner al hilo las ideas que se me ocurren, las opiniones que deseo compartir con otras personas, el apego emocional que tengo por la escritura en general, que sigo y seguiré aprendiendo de numerosos modelos. Escribo porque no me queda más remedio que obedecer a mi naturaleza y hacer lo que ella me dicta. Además no me impulsa a cometer crímenes, a menos que con fuerte ironía alguien diga sobre mi obra: “cometió un ensayo, un cuento y una novela. Criminal por partida triple”. Desde el 9 de mayo de 1988, cuando salí (que no abandoné) de la nación tengo toda la libertad de escribir, sin el temor a ninguna censura ni a ningún lector policial que pueda denunciarme ante la policía por mis escritos “contrarrevolucionarios”. No dependo de ningún mecenas comercial ni institucional, soy independiente desde el punto de vista económico y por lo tanto me he ganado la libertad intelectual de escribir lo que desee y con el criterio que elija. Soy responsable único de mis fracasos o reconocimientos en la profesión.

 

¿Cuál es tu conexión con Cuba, los cubanos, con la literatura cubana actual?

 

Sigo teniendo muy buen contacto con la literatura cubana y con literatos cubanos radicados en las cuatro esquinas del planeta. Leo a tirios y a troyanos, no discrimino a nadie porque sus posiciones políticas difieran de la mía. Si optara por semejante patrón de aceptar solo las “coincidencias”, muy probablemente tendría una sola posibilidad de lectura: lo que yo escribiera y eso, por supuesto, es narcisimo y egocentrismo, resulta anti-democrático e injusto, claro. Leo a otros autores cubanos porque es mi vocación, mi deber, y porque la caridad para que sea verdadera tiene que empezar por casa. Voy más lejos: en cuanto a las artes y la literatura, estamos en muchísimo mejor nivel y calidad de vida, estamos enormemente más avanzados que la nación donde radica y manda el ‘gobierno revolucionario’.

 

¿Algún avance de lo que ‘cocinas’ literariamente en la actualidad?

 

En cuanto a los avances tengo las siguientes tareas pendientes: una obra de teatro, una colección de cartas cruzadas y unas memorias faranduleras del tiempo cuando trabajé como guionista y director de programas de radio y TV. A menos que me falle la salud, voy a estar bien ocupado con esos proyectos, además de la educación de mis hijos y nietos, del cultivo permanente de la relación con mi esposa, con mis familiares, con mis amistades. No menos importante, la base material de esos planes radica en el empleo que tengo, profesor de español en una universidad tejana: “Ganado tengo el pan/hágase el verso”.

 

Rafael E. Saumell, La cárcel letrada. Narrativa cubana carcelaria (Betania, Madrid, 2013)

Una caricatura de proceso judicial

para Ángel Santiesteban

María Matienzo Puerto

21 de marzo de 2013

 

La última vez que hablé con Angel le dije que tuviera fe que la verdad siempre terminaba saliendo, a la vez que me preguntaba, ¿por qué una feminista debe defender a un presunto golpeador? ¿Serán ciertas las acusaciones?

 

Estas preguntas no me las hice para poner en duda la inocencia de Ángel Santiesteban sino para encontrar las razones por las que yo escribiría sobre este tema. Y con esta trifulca narsicista (en algunos casos) que se ha formado las razones se me han esclarecido.

 

Porque la violencia contra la mujeres y las niñas no puede ser un pretexto político para sofocar una voz incómoda de la intelectualidad cubana. Admitir un proceso como el que condena a Ángel es hacer de la lucha contra la violencia contra mujeres y niñas una caricatura, una farsa, una bufonada.

 

En Alamar de cada 48 apartamentos de los edificios de seis plantas, en más de la mitad hay o ha habido un hecho violento contra una mujer o una niña. Entonces, ¿cómo podemos permitirnos que alguien mienta y lleve hasta las últimas consecuencias una mentira forjada sobre el dolor de otros?

 

No creo que vaya a aportar mucho más a lo que ya se viene cocinando en la red alrededor de Ángel. Este diario y una entrevista a Wilfredo Vallin donde, el presidente de la Asociación Jurídica cubana, ONG independiente en Cuba, quien estuvo siguiendo de cerca el proceso, aclara algunos puntos que en un inicio me parecieron oscuros.

 

No cuestionarnos el proceso judicial de Ángel Santiesteban es seguir aceptando nuestra condena a la migaja de pan, cuando realmente merecemos más: el derecho a expresarnos libremente, a pensar libremente, más el acceso a las redes sociales, a la información. La lista es larguísima.

 

Es un proceso que nos atañe a todos y todas.

 

¡OJO!

 

Después de 55 años las compuertas de la Isla y su sistema inamovible y obsoleto, se están abriendo, y en vista de que la UMAP y otras instituciones represivas ya no asustan a nadie, esta puede ser la nueva estrategia para llenarnos de terror a hablar lo que realmente pasa entre estas cuatro paredes.

 

Ángel Santiesteban puede ser el chivo expiatorio con el que nos muestran cómo puede quedar nuestro propio pellejo.

Consideraciones elementales

sobre el caso Santiesteban

Rafael Alcides

 

Un novelista que quisiera escribir la compleja y diversa novela que se insinúa detrás del abultado “caso Santiesteban”, podría empezarla por la presumible cara de susto que debieron de poner los pobrecitos magistrados que fallaron en dicho proceso al conocer los hechos que juzgarían. La saco por mi propio susto y por el que a todas luces, sobrepuestas ya por fortuna, llevó a las Damas de la UNEAC a manifestar su cólera. El laureado escritor Ángel Santiesteban, Premio UNEAC, Premio Juan Rulfo, Premio Casa de las Américas, y a quien en lo físico sólo le faltaría el caballo para parecer un todopoderoso vaquero de rodeo (El Novelista no podría no describir a su personaje), amenazó de muerte a su ex mujer, le pegó, la amarró para violarla con comodidad y le prendió fuego a la casa.

 

Yo, que al principio lo creí riña magnificada, discordia, desacuerdo de amantes de los que tan a menudo suelen alimentarse los grandes amores mientras duran (y al respecto escribí unas líneas de las que no me arrepiento), al conocer en detalle los hechos o supuestos hechos (El Novelista deberá investigarlos y tomar posición), me dije: este no es el Ángel que yo conozco. No lo es. Y buscándole explicación al indudable fallo de los magistrados, hasta se me ocurrió pensar en brujería. ¿No habría sido Ángel víctima de un bilongo, uno de esos “daños” de los que se ocupaban los hechiceros de la serranía de Guantánamo en los tiempos de mi niñez? También El Novelista se lo preguntaría, pero al dar con cierto video bajado de Internet acaso dejaría de buscar en el Más Allá.

 

Inquietado por las desconcertantes mutaciones en la conducta del protagonista del mencionado video y principal testigo de cargo de la ex esposa de Ángel Santiesteban, escudriñaría en el misterio de este hombre joven, apuesto, locuaz y buen expositor quien al parecer apiadado de sí mismo se desdice en el video de sus primeras declaraciones en la estación de policía contra Ángel. Arrepentimiento nada extraño, pensaría El Novelista, que ha leído a fondo a Dostoievski, pero que ahora lo llevaría a quedarse en blanco cuando sepa que a posteriori, en el acto del juicio, este mismo joven locuaz y generoso hasta la opulencia en los detalles que en la filmación parece estar borrando sentimientos de culpa que no lo dejaban dormir, de repente, así como cambiado de repente por un clon, como si un poder más grande que el de todos los brujos de mi infancia se hubiera puesto a pesar sobre su cabeza, volvió a ser el testigo fundamental de la parte acusadora, el enemigo de Ángel.

 

Tal vez imagine entonces El Novelista que bien pudo ser la piedad un protagonista de número en el Caso, y acaso no se equivoque. Como no es El Novelista persona que crea en la maldad a priori, tal vez disculpe a la ex de Ángel imaginándola una de esas almas poéticas que terminan creyéndose y jurando con la mano puesta en la candela lo que inventaran en uno de esos raptos en que cualquiera de nosotros, fantasioso o no, daríamos media vida por poder transformarnos en artefactos nucleares, lo cual explicaría el afán de la Ex por borrar a su Ex de la memoria de las personas bien nacidas. Pues si a algo se parece la vida es a las novelas radiales. No en vano en Cuba Félix B. Caignet ha sido a veces tan medicinal como la Virgen de la Caridad.

 

Vistas así las cosas, acaso se detenga El Novelista en el oficial policiaco que según el joven del video empezó a visitar a la Ex después de su denuncia en el precinto y con frecuencia empezó a quedarse a dormir en la casa. En ese caso, a lo mejor le diera al Novelista por crear una inoculación mutua entre ambos personajes. Ella le pasó los bacilos contra Ángel y él a ella los que cabría esperar en un policía que no nació mañana. Pero no compliquemos al Novelista. Supongamos que ha dejado al oficial oyendo a pie de obra los relatos de la acusadora sobre sus días infelices con Ángel, cuitas que tanto y de tal manera lo apiadaron que no pudo evitar contagiarle su piedad a los funcionarios encargados de incoar el sumario del caso, esta solución le permitiría al Novelista explicar la parte de piedad que parece haber decidido el fallo de los magistrados de la Audiencia, en primera instancia, y luego el de los del Supremo.

 

Investigando como era su deber, podría El Novelista —sabiéndose por su oficio psicólogo de su época, el historiador mejor documentado de su tiempo no obstante valerse de aparentes ficciones para representarlo—, podría estar para entonces al tanto de que cuando años atrás, el joven y laureado escritor Ángel Santiesteban empezó a pensar por su cuenta, fue asaltado por unos entusiastas desconocidos que le partieron un brazo con fines pedagógicos. Por lo que podría sospechar El Novelista, puesto a identificar a aquellos educadores de la cabilla envuelta en periódico tan frecuente en los mítines de repudio pero sin lograr confirmarlo, fueron remanentes sueltos, a la deriva, al garete (pero negados a desparecer) de los viejos días anteriores al caso Elián, cuando las Brigadas de Acción Rápida salieron con el fin de recuperar la calle —tarea que, en efecto, sobre cumplirían estos destacamentos con un saldo discreto pero suficiente de huesos zafados, dientes perdidos, ojos sangrantes y fulanos por aquí y por allá cojeando durante semanas y alguno —es inevitable— quién sabe si para toda la vida.

 

Al Novelista, no le gustarían estos métodos. A mí tampoco. Empero, antes de juzgarlos, debería El Novelista hablar con quienes los han practicado. Tampoco entonces los aceptaría, pero al menos comprendería a esas devotas personas. O han peleado, y a veces vertido su sangre en las numerosas guerras de ultramar libradas por el gobierno cubano en sus primeros treinta años en el poder o han elaborado con cuanto fue dicho o hecho por su gobierno una mística tan poderosa que no les cabría en la cabeza el que pueda existir alguien en la tierra, la mar o el cielo que no comparta la idea de sus dirigentes. Ni aun en el cielo. “Son herejes”, me decía uno de ellos una vez. Otro me dijo: “Yo los mataría a palos”, y otro que fuera muy católico, tal vez pensando en la caldera del infierno, con los ojos humedecidos y la pasión de un árabe que ha visto atacada su fe, me dijo hace veinte años apretándome una mano con fervor y mirándome fijo fijo en una mesa ante dos cervezas: “Yo sin ponerles un dedo encima los dejaría caer desde una azotea bien alta en una piscina llena de aceite hirviendo”. No había crueldad en el corazón de estos devotos sin embargo. Había amor, había lealtad y amor más allá de la muerte para el proyecto de gobierno que constituía la razón de su vida, sus médulas que han gloriosamente ardido por decirlo con el poeta.

 

En una declaración en Internet, el doctor Vallín, hombre de honor y prestigioso abogado, denuncia que en el juicio contra Santiesteban no se le permitió presentar testigos, alega que la defensa fue obstruida, menciona leyes que no fueron tenidas en cuenta por la sala. Si bien no las justificarían, las razones de los devotos gubernamentales expuestas en el párrafo anterior le permitirían al Novelista comprender las irregularidades observadas por el doctor Vallín. La piedad ya dicha de un lado, y del otro lo que para esos doctos varones de toga y birrete debió de representar el librepensador Ángel Santiésteban vivo aún, fue demasiado. Y fallaron.

 

Por supuesto —y El Novelista lo sabe—, esta mezcla de sentimentalismo y lealtad gubernamental que en nuestra Isla tiene razones para funcionar en el empleado del camión de la basura que ha visto a su hijo bajar de la universidad con un título de doctor, no convencería en el extranjero. No podría. Esa curiosa gente de Afuera ve las cosas de otro modo. Ellos todavía hablan de contrato social y cosas así. Es por eso por lo que desde el principio di en suponer —o mejor, di en creer, en estar seguro—, que el gobierno del General de Ejército Raúl Castro, velando por la buena imagen de su administración en este momento excepcional de su historia, le haría justicia al escritor Ángel Santiésteban. No permitirá que este caso, pensé (y espero que conmigo lo crea el hipotético Novelista), vaya a convertirse en otra cosa. Pues cualquier persona, por humilde que sea (o lo parezca) puede ser, empero, el comienzo o el fin de una época. Pensar en el desconocido aquel que en Sarajevo le salió al paso a un coche.

 

Por último (segundo final posible: a escoger), parecería decir El Novelista, oblicuo, sin que lo parezca, en su acostumbrado subtexto (y si no lo dijera él, lo estoy diciendo yo ahora para que no se me vuelva a malentender), por último, damas y caballeros, basta ya de repetir episodios, de dimensión distinta pero en esencia semejantes al de Cristo, Herodes y los fariseos de aquel tiempo.

 

En La Habana, a 19 de marzo del año 2013

Entrevista a Alexis Quintana, el falso testigo

que le fabricaron a Ángel Santiesteban

La violencia que nos toca

Regina Coyula 

15 de marzo de 2013

 

Creo haber cruzado con éxito el umbral del siglo XXI, un siglo que prefiero imaginar más incluyente, comprensivo, solidario. Luego de haber sido educada en ciertas intransigencias sociales e ideológicas, he pasado sobre ellas. Mis amigas lesbianas no son mis amigas para estar “en la onda”, sino porque su amistad me enriquece. Tengo otras amistades cuya postura política o religiosa podría hacernos antagonistas, pero desde hace tiempo mis valores de bueno y malo los establezco según mis convicciones; nunca más dejaré en manos ajenas el pensar por mí.

 

La violencia de género no sólo no ha desaparecido, sino que permanece soterrada y a veces no tanto en nuestra sociedad machista, donde las campañas quedan muy bonitas en los pósters y los audiovisuales, pero al mirar con cuidado, o al escuchar un reguetón, la ves como una mala hierba pertinaz.


Es alarmante la cantidad de mujeres con las que he conversado el tema y se han confesado víctimas de la apetencia de un jefe y de las consecuencias por el rechazo, y mientras más alta la posición del jefe, peor para la mujer; algunas terminaron cediendo y casi todas lo callaron avergonzadas porque fueron (fuimos) educadas en la culpa.

 

Podría parecer contradictorio luego de lo anterior que defienda a Ángel Santiesteban. Como lo conozco hace muchísimos años y me he interesado en el caso desde el principio, me permito dudar de la transparencia del proceso y de la objetividad de los testigos, y me permito pensar que la acusadora ha sido manipulada —otra forma sutil de ejercer la violencia.

 

Veo a un grupo de mujeres intelectuales pronunciarse sobre este caso del que no poseen suficientes elementos, a pesar de que aclaran que “nadie puede juzgar estos hechos sin conocer la profundidad de los daños”. Quiero detenerme en una cita extraída de la carta de las intelectuales puesta a circular el Día Internacional de la Mujer: “quienes esgrimen esas tesis están reproduciendo la agresión; como aquellos que culpan a la víctima de una violación de haber provocado a su agresor”. Es inevitable para quien conozca mínimamente el hostigamiento a que han sido sometidas las Damas de Blanco, no tenerlas en cuenta. Al margen de credos políticos, obviar el copioso testimonio de la violencia ejercida sobre ellas es culparlas de haber provocado a su agresor.

 

No basta con la mención particular de un supuesto acto de violencia y una mención general al resto de la violencia contra la mujer en nuestra sociedad para focalizar el fenómeno. Todo lo que se haga en este sentido no es suficiente dado el entorno viciado por los estereotipos en el que hemos vivido. No será con una lectura sosa y superficial de un texto repleto de ironías que escribiera el poeta Rafael Alcides como se logrará ganar la lucha por la igualdad y el respeto. Igualdad y respeto válidos para la mujer y para cualquier otra forma de discriminación.

¿Por qué callan los escritores

en el caso de Ángel Santiesteban?

Luis Cino

14 de marzo de 2013

 

Laidi Fernández de Juan no comparte el criterio de que entre los escritores no pueda existir la amistad. Hace cuatro años dijo en una entrevista a Ángel Santiesteban (revista El Cuentero, no.6, 2008) que tiene grandes amigas y amigos que son escritores, entre ellos, y de los más queridos, el propio Santiesteban.

 

Lo que sucede es que a veces creemos que alguien (sea escritor o no) pertenece a ese círculo de amigos y luego descubrimos que es miserable, repugnante e hijo de puta. Pero eso no tiene nada que ver con la literatura”, aclaró.

  

No debe ser por ese tipo de descubrimiento que Laidi Fernández de Juan no se ha pronunciado hasta el momento contra el encarcelamiento por razones harto dudosas de su amigo Ángel Santiesteban. Va y en familia, con papá, el poeta y presidente de la Casa de las Américas, Roberto Fernández Retamar, ha hecho algún comentario, pero en público, nada.

 

Laidi Fernández de Juan –que dice ser “tan devota a la revolución como ácida en sus críticas”- debe tener los mismos motivos para el silencio que el escritor Eduardo Heras León, que hasta hace unos pocos años no se ocultaba para proclamar con entusiasmo que Ángel Santiesteban era “uno de sus muchachos: el temor de que la vinculen con un disidente.

 

Tengo amistades en círculos artísticos y literarios oficiales que me aseguran que soplan otros aires, que “esas cosas” han cambiado, que ya no son tan así, pero no me convencen sus razones. Casos como el silencio de los escritores de la UNEAC en relación al caso de Santiesteban confirman mi aprensión de que además de los bretes y los cainitas, el miedo sigue firmemente enraizado entre ellos.

 

Como en la prensa oficial no se dice nada respecto al caso de Santiesteban, los escritores de la UNEAC, incluso sus amigos, fingen que no saben nada. Y los que saben, solo comentan que no entienden que pasó. Y puede que hasta tengan razón, porque el caso es bien enrevesado y sospechoso.

 

Por un confuso incidente familiar que parecía sobreseído, de pronto al escritor lo han condenado a cinco años de prisión.

 

Muchos piensan que utilizando como pretexto el incidente con su ex esposa, a Santiesteban lo están castigando por su vinculación a Yoani Sánchez y Estado de Sats.

 

Si eso es así, uno se pregunta, ¿y por qué precisamente a él? ¿Acaso es el más crítico de los blogueros? ¿Valdría la pena para el régimen, precisamente ahora que pretende simular cierta apertura, pagar el costo político de enviar a la cárcel a un escritor que ganó hace unos años un premio Casa de las Américas?

 

He escuchado a algunos que sospechan si a Ángel Santiesteban la Seguridad del Estado le estará creando una leyenda de súper disidente con este encarcelamiento, que es a todas luces desproporcionado y arbitrario. “Aquí ya no se sabe quién es quién”, comentan. Y así, además de hacerse los listos, justifican su miedo. Y con la paranoia bien sembrada, el régimen vuelve a anotarse un tanto.

 

La credibilidad de la UNEAC vuelve a perder varios puntos más al abandonar a uno de sus integrantes. Y de los amigos y colegas de Santiesteban, ni se diga. Parece ser cierto que no existe la amistad entre escritores. Y menos entre los escritores de la UNEAC, siempre tan cobardes y paranoicos, incapaces de arriesgar ni por asomo sus premios, viajes y publicaciones.

 

luicino2012@gmail.com      

El escritor disidente Ángel Santiesteban

les responde a las oficialistas

13 de marzo de 2013

 

El laureado escritor disidente Ángel Santiesteban afirmó en una carta enviada desde la cárcel que las escritoras oficialistas que apoyan su sanción “ni una sola vez” han criticado la violencia contra las Damas de Blanco.

 

Santiesteban acusó a las escritoras de parapetarse en las “falsas acusaciones” que se le imputan y de esgrimir “conjeturas” sobre su proceso.

 

Me resulta paradójico que dichas escritoras, que con tanto énfasis rechazan la violencia contra la mujer (...), no hayan alzado su pluma, ni una sola vez, para denunciar las graves y constantes violaciones físicas y morales que han sufrido y sufren las Damas de Blanco”, dijo el narrador encarcelado.

 

En la carta, divulgada por Estado de SATS, Santiesteban se pregunta: “¿Dónde están sus condenatorias y femeninas voces de la intelectualidad y la Literatura oficiales, cada vez que una mujer opositora es golpeada salvajemente, fracturado sus huesos, condenada a prisión sin proceso legal, humillada, violentada, frente a sus hijos y familia?”.

 

El escritor asegura que la “doblez” de las escritoras es “realmente penosa”.

 

Encarnan toda la decadencia y falsedad de un sistema que logra convertir en empolvadas agentes a seres que deberían estar conectadas con la creación y la belleza”, dijo.

 

Ocho escritoras oficialistas firmaron el pasado 8 de marzo una carta de apoyo al régimen tras la condena del narrador disidente.

 

El texto, publicado en el blog del comisario cultural Enrique Ubieta, afirma que Santiesteban “ha sido juzgado y condenado a prisión por agredir violentamente a su exesposa”, y recrimina que “enseguida han comenzado a circular notas de apoyo al escritor y de cuestionamiento a la sentencia del tribunal que lo juzgó”.

 

Las escritoras Marilyn Bobes, Luisa Campuzano y Laidi Fernández de Juan encabezan la iniciativa que defiende a la tiranía castrista.

 

Es obvio que estas señoras (...) no poseen los elementos necesarios para discernir y llegar a sus propias verdades, al mismo tiempo, comprendo el miedo a las consecuencias que puede acarrear, negarse a aceptar una proposición oficial por indecente que sea”, señaló Santiesteban en su respuesta.

Tres escándalos por torpeza

Marlene Azor Hernández

13 de marzo de 2013

 

Tres casos que se producen por la indefensión de los ciudadanos cubanos frente al sistema legal en Cuba, la criminalización de la información y una creciente represión política

 

En los dos últimos meses se han presentado tres escándalos internacionales responsabilidad de la torpeza de los órganos represivos cubanos. Los tres escándalos son el resultado de una política de Estado expresa y errática: los actos de repudio a la bloguera Yoani Sánchez, las declaraciones de Carromero sobre la muerte de Oswaldo Payá y Harold Cepero y la reciente declaración de ocho escritoras cubanas contra la violencia de género en Cuba centrándose en el caso del escritor Ángel Santiesteban y olvidando “de paso” la represión contra las Damas de Blanco.

 

Son tres casos que se producen por la indefensión de los ciudadanos cubanos frente al sistema legal en Cuba, la criminalización de la información al margen de los canales oficiales y para oficiales del Estado cubano y una expresa y creciente represión política contra los que disienten del estado de cosas en el país.

 

Que el embajador de Cuba en Brasilia, o que las embajadas cubanas de los países que visita Yoani estén orientando directa o indirectamente la trasnacionalización de los actos de repudio (hubo también una convocatoria, bajo los auspicios de la embajada cubana en México, para los nuevos actos de repudio durante la visita de Yoani Sánchez a este país), habla de los métodos del gobierno cubano para internacionalizar sus métodos de represión internos sin tener en cuenta que el mundo fuera de sus fronteras tiene los más variados canales de información y posibilidades de réplica, algo desconocido en la Isla para la inmensa mayoría de la población cubana “desconectada” de Internet y sometida a la prensa monopólica estatal.

 

Los métodos burdos contra la bloguera disidente han resultado felizmente, en que sea recibida en el Congreso de Brasil y por el canciller de la República Checa en su gira por varios países. Yoani es, gracias al acoso gubernamental cubano, una sólida figura internacional. No creo que esta era la intención de la internacionalización de los actos de repudio. En buen criollo: “el tiro les salió por la culata”.

 

Con relación a las declaraciones de Carromero, me parecen ciertas, en primer lugar por la indefensión ciudadana ante el sistema legal cubano, subordinado si el caso tiene que ver con “lo político” al Ministerio del Interior. Esta es la razón más importante: la discrecionalidad de los aparatos de la seguridad cubana y la subordinación de los tribunales de justicia a sus mandatos es lo que cuestiona la credibilidad de la justicia cuando el caso tiene que ver con “lo político”.

 

En segundo lugar porque hacer esas declaraciones ponen en peligro la vida de Carromero que ya declaró frente a notario que “si algo le pasara en su integridad física no es casual”. En tercer lugar porque la opacidad de los métodos de la seguridad cubana y los arrestos arbitrarios sin presentar causas, la incomunicación de los reos por largos períodos presos arbitrariamente y la lapidación pública contra los disidentes no tiene ninguna contra respuesta posible ni legal ni civil y ocurren todos los días en Cuba. ¿Existen actos de golpizas y violencia contra los disidentes documentados en videos en los lugares de los hechos? Sí. ¿Por qué desconfiar de un actor de primera línea de un evento que siempre hemos conocido con la interferencia de los aparatos represivos del Estado cubano? ¿Por qué desde el primer momento aparece la información de un “lada rojo” en los mensajes de Jens Aron Modig, el sueco durmiente?

 

Si los tribunales de justicia cubanos tuvieran alguna credibilidad para juzgar a los disidentes podríamos tener el derecho de duda sobre las declaraciones de Carromero, pero todas las represiones cotidianas contra los disidentes nos muestran la indefensión y la vulnerabilidad de los ciudadanos cubanos frente a “la legalidad socialista”.

 

Si los políticos españoles no respaldan a su ciudadano no es más que la muestra de un partido en el poder que ha variado radicalmente su postura con relación al gobierno cubano. La diplomacia entre gobiernos se desentiende de sus ciudadanos en Cuba y en España. No porque sea rutina se tiene que banalizar.

 

La declaración de las ocho escritoras cubanas contra la violencia de género me parece loable en su intención de luchar contra la violencia de la mujer, pero me parece un acto de desinformación total parcializar su demanda con el ejemplo concreto del caso del escritor Ángel Santiesteban. Casualmente este caso presenta una gran cantidad de irregularidades judiciales y extrajudiciales y coincide con el mismo tiempo en que el escritor cubano Ángel, comienza a publicar en su blog “Los hijos que nadie quiso” sus posiciones de rebeldía política muy molestas para las autoridades cubanas, precisamente por ser un escritor laureado dentro y fuera de Cuba. Un caso de violencia doméstica presentado en el 2009 y engavetado por improcedente, se reactiva mucho tiempo después a partir de la postura crítica del escritor[1].

 

La rebeldía explícita en Cuba se paga con la cárcel.

 

La falta de información en la Isla, ha producido la desinformación sobre el caso y las escritoras cubanas han parcializado su declaración, difundida en varios blog de comisarios políticos reconocidos, entre ellos el de Enrique Ubieta.

 

Peor ha sido que las escritoras hayan “olvidado” a las Damas de Blanco, y que no las consideren mujeres por su posición política. Esta discriminación y parcialidad hace que una loable intención de luchar contra la violencia de género, se convierta en un panfleto político parcializado y demerite su buena intención inicial. La solidaridad selectiva en el movimiento feminista cubano y su doble rasero para juzgar las injusticias pone al descubierto el déficit de información y la prohibición del estado cubano de que se hable de las Damas de Blanco como mujeres cubanas con derechos a pronunciarse y a manifestar pacíficamente en un país en el que las leyes y el aparato represivo se mezclan en un maridaje turbio, discrecional y arbitrario.

 

¿Pueden las Damas de Blanco presentar una denuncia por maltratos golpizas y arrestos arbitrarios en el sistema legal cubano? ¿Lo pueden hacer los disidentes?

 

Si las feministas cubanas no saben las respuestas a estas preguntas o creen que viven en un Estado de Derecho, entonces “la desconexión” con la realidad es galopante.

 

Y créanme, yo soy una feminista consciente y hace muchísimos años.


¿Por qué ustedes participan

de la campaña difamatoria

contra Ángel Santiesteban?

Manuel Castro Rodríguez

13 de marzo de 2013

 

Hace cuatro días, el sábado 9 de marzo, les envié un correo a Marilyn Bobes, Luisa Campuzano, Laidi Fernández, Sandra Álvarez, Zaida Capote Cruz, Danae Diéguez, Lirians Gordillo Piña y Helen Hernández Hormilla, con relación a la campaña difamadora del laureado escritor disidente Ángel Santiesteban en que ellas están participando, donde les expreso:

 

Que la carta de ustedes haya sido publicada en el blog del comisario cultural Enrique Ubieta lo dice todo, pero además, ¿qué han dicho ustedes ante las miles de violaciones a los derechos humanos de las mujeres cubanas? Para solo mencionarles las más recientes violaciones:

 

- El pasado 7 de marzo Yris Pérez Aguilera fue golpeada brutalmente por los oficiales de la Seguridad del Estado Eric Aquino Yera y otro llamado Misael y lanzada contra el contén de la calle Prolongación de Marta Abreu en esa ciudad, quedando inconciente y siendo encontrada por los vecinos del área. Las mujeres integrantes del Movimiento Femenino por los Derechos Civiles Rosa Parks fueron arrestadas durante la Marcha por los Caídos.

 

- El pasado 15 de febrero 29 mujeres fueron golpeadas, arrastradas y detenidas. Véase el vídeo

- Las reiterada violaciones a los derechos humanos de las Damas de Blanco. Véanse

- La agresión física y múltiples agresiones verbales sufridas por Yoani Sánchez. Véase

 

- La masacre del remolcador 13 de marzo, donde madres cubanas vieron como les mataban a sus hijos. Véase

 

- Los encarcelamientos injustos y torturas sufridas por centenares de mujeres cubanas. Véanse

 

Además, los escritores cubanos exilados Amir Valle y Rafael Alcides se han solidarizado con el laureado escritor disidente Ángel Santiesteban. Amir Valle ha desenmascarado la mentira de la que ustedes se hacen cómplices. Véase

 

Espero por sus comentarios.

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A pesar del tiempo, transcurrido, ni una sola de las ocho cubanas a quienes les dirigí mi correo, me han respondido. Al menos dos de ellas son funcionarias del régimen castrista.

Ángel Santiesteban: juicio después del juicio

Antonio José Ponte

10 de marzo de 2013

 

La cuestión es castigarlo por las sospechas despertadas por su sentencia, desbaratarlo para que no alcance a ser bandera del enemigo.

 

Hace dos días, en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y con la intención de denunciar la violencia machista, ocho escritoras hacen un llamamiento público a propósito del caso del escritor Ángel Santiesteban, acusado de violencia de género, condenado a cinco años de prisión y recién encarcelado.  

 

Se solidarizan con la exesposa del escritor, ya que han circulado notas de apoyo a Santiesteban que rebajan los hechos a simples riñas domésticas y le achacan a ella invenciones o demencia.

 

Esas notas ponen en entredicho un procedimiento judicial que las firmantes del llamamiento defienden en toda su pureza: el acusado fue juzgado por lo ocurrido entre él y su exesposa, sin intromisión de matiz político alguno.

 

Ellas, sin embargo, equivocan la fecha de despegue de la campaña que hacen. Habilitan una dirección electrónica, reclaman adhesiones al llamamiento, y no es el Día Internacional de la Mujer lo que en verdad celebran, sino, en todo caso, el Día del Trabajador Jurídico.

 

Dicen defender la suerte de la exesposa de Ángel Santiesteban (a la que nunca llaman por su nombre), hablan por las mujeres que sufren violencia machista, pero su mayor preocupación es lo inobjetable del aparato de justicia. No es extraño entonces que vengan a indignarse cuando ha pasado el juicio y han dictado sentencia. Y es que, antes que a lo ocurrido entre acusado y acusadora, reaccionan a las críticas hechas al proceso judicial. Su indignación va contra esas notas que apoyan a Santiesteban. Su objetivo es exorcizar el peligro de que esas notas se conviertan en campaña política contra el régimen.

 

La efemérides, el detalle de que todas las firmantes sean mujeres: trucos en pro de verosimilitud o de sensiblería. Los derechos de la mujer, el mejor de los pretextos. Convocan a ese ejemplo cercano, el de Santiesteban, no por hacer visible lo extendido de un fenómeno, sino para que toda la violencia machista incida en su caso. Y entonces poder exigir, después de una sentencia judicial, todavía más intervenciones: “Las instituciones y organizaciones cubanas deben pronunciarse sobre este caso en particular y también acerca de la violencia contra la mujer en nuestra sociedad”.

 

La cuestión es abrirle otro juicio a Ángel Santiesteban. Castigarlo por las sospechas despertadas por su sentencia. Desbaratarlo, para que no alcance a ser bandera del enemigo.

 

Sandra Álvarez, Marilyn Bobes, Luisa Campuzano, Zaida Capote Cruz, Danae Diéguez, Laidi Fernández de Juan, Lirian Gordillo Piña y Helen Hernández Hormilla, firmantes del llamamiento y convocantes de más firmas, cumplen así lo que tanto negaran: la intromisión de la política en el caso. Creen más allá de toda crítica al sistema judicial cubano y, sin embargo, se atreven a discutirle la decisión final y el turno último de castigo.

 

Uno lee los nombres de estas ocho escritoras y se pregunta qué habrán podido sacar de ciertos libros tremendos sobre la justicia. Kafka, por ejemplo. Dostoievski. Job. Los habrán leído para hacerse peores personas, para no entenderlos.

Una vergonzosa puñalada en la espalda

Amir Valle

9 de marzo de 2013

 

La estrategia de la UNEAC y ciertos escritores “desinformados” contra Ángel Santiesteban.

 

Otra vergüenza más cae sobre la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Esta vez, la vergüenza es un ataque sucio, manipulador y desleal contra Ángel Santiesteban.

 

Lo he leído en el blog La isla desconocida, del ensayista y periodista cubano Enrique Ubieta y aparece firmado en principio por ocho mujeres, entre las que se encuentran algunas escritoras a las que admiro por su obra. Pero más que esas firmas llama mi atención que aprovechándose de la acusación contra Ángel Santiesteban hagan un llamado a luchar contra la violencia contra las mujeres e inicien con este artículo (bochornosamente manipulador) una campaña de recogida de firmas.

 

Es, en definitiva, otro paso más en la campaña de criminalización de Ángel Santiesteban.

 

Las preguntas iniciales que les hago a las firmantes es esta: ¿las personas o personas que han urdido esta campaña, han tenido la decencia de darles a ustedes acceso a los documentos que tanto la fiscalía como el abogado utilizaron en el juicio? Yo, desde Alemania, sólo tuve que pedir que me enviaran todo por email y me bastó leer ambos expedientes: Acusación y Defensa, para sumarme al llamado que hemos hecho internacionalmente otros colegas y amigos a favor de alguien como Ángel Santiesteban.

 

Escribo estas palabras desde el profundo respeto que siento por la mujer, a la que como cristiano considero la más perfecta creación de Dios. Lo he demostrado en la vida y en mi carrera profesional. Justo ese 8 de marzo en que ustedes firmaban el documento, yo cumplía 16 años de matrimonio con una mujer a la que considero responsable de todos las cosas buenas que he hecho desde que la conozco. Y justo mientras ustedes firmaban, yo ofrecía una conferencia sobre la literatura escrita por mujeres en Cuba, en la cual, por cierto, mencioné a algunas de ustedes, orgulloso de haber sido testigo de una de las literaturas más sólidas escritas por mujeres en lengua española; y orgulloso además de ser, hasta hoy, el único escritor cubano que se decidió un día a descubrir, promover y antologar en cuatro antologías la obra de las narradoras cubanas. Como ustedes seguro saben, me enorgullece decir que muchas de las más importantes narradoras cubanas de la actualidad vieron sus primeros cuentos publicados en mis antologías.

 

La mentira es coja

 

“La verdad siempre alcanza a la mentira, por mucho que ésta corra”.

 

Creo en esa máxima. Conozco el mecanismo para solicitar este tipo de firmas: solicitan firmar contra algo o alguien sin poner todas las cartas de la verdad encima de la mesa; quieren que te pronuncies contra algo o alguien sólo explicándote la versión oficial, la parte que les conviene, de los hechos. Por esa razón es que he decidido escribirles a ustedes (y a quienes quieran leer este artículo), invitándolas (invitándoles a todos), a responder con dignidad y limpieza estas preguntas.

 

Una breve introducción

 

Soy de las pocas personas que pueden dar testimonio directo desde sus inicios de la relación de pareja entre Ángel Santiesteban y Kenia Rodríguez, la madre de Eduardito, ese niño que ambos concibieron. Por ese entonces, yo vivía en casa de Ángel y estuve muy cerca del comienzo de esta historia de amor derivada hoy, tristemente, en odio. Recuerdo que Ángel solo agregó virtud y mejor vida desde que iniciaron su relación. Kenia trabajaba como gastronómica en un restaurante de comida china, y gracias a la tenacidad de Ángel, logró que ella comenzara un curso de Productora de Teatro en la UNEAC. Años después vi a Kenia viajar al exterior acompañando a Ángel en sus viajes culturales.

 

Ahora Kenia es la denunciante en la causa con que se le ha sancionado. No sé qué tipo de águila pasó por el mar o por la mente de Kenia para que, dos años y medio después de su separación como pareja, se decidiera a iniciar una serie de acusaciones personales, “curiosa y coincidentemente” poco después de que Ángel abriera su blog “Los hijos que nadie quiso” y de que su ex marido comenzara una relación amorosa estable con una conocida artista. Aquí sería bueno tener en cuenta que Kenia, incluso reconociendo públicamente que Ángel era un padre excelente, prohibió cualquier relación del niño Eduardo Ángel con su padre, pero como ya se sabe, a ocultas de su madre,  Eduardo Ángel buscó a su padre apenas alcanzó sus 15 años de edad.


Conociendo a Kenia como la conozco, me gustaría apelar a su conciencia para que encuentre la luz, para que diga y defienda la verdad, sin prestarse a manipulaciones de ningún tipo, sobre todo por el bien del hijo que nació de ese amor; apelo a que los tribunales retomen un caso que, como demostró el abogado defensor, debiera ser legalmente anulado por la gran cantidad de irregularidades procesales y judiciales cometidas; y apelo a la decencia de quienes han lanzado desde sus oficinas o de quienes se han sumado ingenuamente a esta campaña de criminalización sin valorar la pura verdad de los hechos.

 

Desde mi punto de vista, he notado en todo el proceso contra Ángel Santiesteban suficientes evidencias como para afirmar contundentemente que se trata de una absurda y burda estrategia de la Seguridad del Estado por acallar su voz, temerosos del impacto que puedan tener sus críticas al ser pronunciadas por un escritor de su valía y reconocimiento.

 

Si yo tuviera un solo elemento de peso que demuestre la culpabilidad de Ángel en los delitos que se le imputan, jamás hubiera levantado la voz del modo en que lo he hecho. Incluso he escrito que si Ángel es culpable de algo, debe ser condenado por ello. Pero resulta que lo que hemos visto, tanto en el procedimiento policial como en el judicial, está tan lleno de fraudes, irregularidades, violaciones e intentos de sobornos y mentiras contra Ángel Santiesteban, que seguiremos alzando nuestras voces para denunciar este atropello.

 

Hemos convencido a prestigiosas instituciones (la mayoría de ellas no políticas) a que se sumen a nuestra defensa. Y lo hemos hecho con las pruebas en las manos. Animo entonces, a quien lea este artículo a que ofrezca respuestas fundamentadas en la verdad a las siguientes preguntas:

 

  • ¿Por qué las denuncias no fueron coherentes desde un inicio y se demoraron más de un mes entre la primera y la última acta, cuando según la denunciante se trató de una secuencia de hechos ocurridos el mismo día? ¿Un mes después recordaba detalles que se supone, de ser ciertos, estarían perennes en su memoria?

 

  • ¿Por qué la denunciante presentó el certificado médico con fecha anterior al de la denuncia?

 

  • ¿Por qué el médico que supuestamente firmó el certificado, según declaración que consta en el expediente investigativo, no recuerda haberla atendido ni siquiera recuerda el caso?

 

  • ¿Por qué la denunciante mintió el día del juicio, al asegurar que fue llevada al hospital, acompañada de un policía, luego de hacer la denuncia, si la fecha del certificado descubre que se confeccionó un día antes?

 

  • ¿Por qué el Tribunal Provincial aceptó estas mentiras, a pesar del reclamo del abogado en su declaración del cierre de la vista oral? ¿Por qué tampoco respondió el Tribunal Supremo, que se supone es la instancia que se ocupa de velar porque no ocurran esas violaciones?

 

  • ¿Por qué, como se comprobó luego, el Mayor Pablo, Jefe de los jefes de Sectores del municipio Plaza, que mantenía una relación amorosa con la denunciante, presionó al testigo de la Fiscalía para que no se retractara y por qué motivos asesoraba a Kenia Rodríguez, según la misma denunciante confesara delante de Ángel y su hijo?

 

  • ¿Por qué fue extrañamente retomado el expediente después de haber sido archivado en el mismo inicio, al determinarse que no existían elementos para ser enviado a la Fiscalía y entablar un pleito legal?

 

  • ¿Por qué se retoma un expediente cuando jamás antes se tomaron en serio las acusaciones Kenia (realizando sólo el trámite burocrático de escucharla) al ser evidente, según palabras del propio Investigador, el desorden nervioso de Kenia y la constante impostura y cambios en sus declaraciones? ¿Por qué la denunciante comete gazapos entre una y otra declaración cuando se refiere a lo mismo?

 

  • Si no son razones políticas, ¿por qué se intenta convertir en un monstruo público a un hombre considerado un ciudadano ejemplar y un destacado escritor hasta el momento en que decide publicar sus críticas sobre la realidad política cubana a través de su blog? ¿Por qué esta campaña de criminalización coincide también con su marginación de la cultura nacional?

 

  • ¿Por qué el expediente estuvo olvidado (archivado) justo hasta que llegó la invitación al Primer Festival de la Palabra en Puerto Rico, donde Ángel Santiesteban participaría junto a un grupo de intelectuales (de izquierda pero con posiciones críticas hacia la realidad política en Cuba)? ¿Por qué “casualmente” lo citan con urgencia y deciden imponerle una fianza de $1 000 (mil pesos), evitando así su participación en dicho evento de prestigio internacional en el ámbito literario? ¿Por qué justo en ese momento en que crecía el impacto internacional de su blog y justo cuando podría disfrutar de promoción a su obra y a su labor crítica como bloguero en un festival internacional es que se decide imponerle la medida cautelar?

 

  • ¿Por qué enviaron al Investigador del caso (sí, al mismo que había archivado el expediente) a un curso sorpresivo, y de manera misteriosa extrajeron el expediente para llevarlo a otra unidad policial con otro Investigador? ¿Por qué ese Investigador retomó todo intentando involucrar a Santiesteban durante tres años, sin poder encontrar el más mínimo asomo de evidencia que relacionara a Ángel con los hechos? ¿Qué obligó a  este Investigador a presionar, chantajear y hostigar a los testigos de Santiesteban, investigándolos en sus vecindarios y regando entre los vecinos la información de que se les investigaba por estar involucrados en el asesinato de un extranjero? ¿Por qué, como confesaron estos testigos, fueron presionados para que desistieran de su decisión de hacer justicia a favor de Ángel?

 

  • ¿Por qué se tardaron tres años y medio para realizar la vista oral? ¿Por qué después de citados a Juicio, el día 3 de abril de 2009, suspendieron la vista? ¿Por qué se violó de este modo flagrante el Código Penal que establece que una vez ratificada y notificada una fecha a las partes, no puede suspenderse y regresar a investigación, salvo que en la vista oral misma surjan nuevas evidencias que el Tribunal necesite investigar? ¿No sería que comprendieron que no existen elementos para juzgar al acusado y sancionarlo, como finalmente hicieron? ¿Comprendieron que era demasiado obvio que cometerían una imprudente injusticia y luego, si no la preparaban bien, no podrían justificar la sanción por la falta de elementos probatorios?

 

  • ¿Por qué el expediente viajó varias veces al Tribunal Provincial, siendo rechazado todas y cada una de esas veces?

 

  • ¿Por qué tuvieron que amenazar a la primera abogada, como ella misma reconoció, obligando a Ángel a buscar otro representante legal que no se dejara presionar?

 

  • ¿Por qué la Fiscalía, policía y denunciante (en mi opinión incentivados por la impunidad que sentían al ser apoyados por la Seguridad del Estado), construyeron un “testigo” falso que, gracias a la astucia de amigos de Santiesteban, lograron desenmascarar? ¿Por qué los jueces no desestimaron un caso evidentemente inventado, ante la aplastante evidencia de ese video donde este falso testigo relata la presión que recibió de la policía para que aceptara declarar en contra de Santiesteban? ¿Por qué Kenia, si está en poder de la verdad, necesitó sobornar a este testigo, como puede comprobarse en ese video donde el propio testigo exhibe los regalos que recibió como soborno?

 

  • ¿Por qué a partir de que Santiesteban diera a conocer el video (autentificado como real y válido por un perito oficial), la Fiscalía se vio obligada a retirar esas burdas acusaciones que, entre todas, acumulaban la exorbitante suma de 54 años de cárcel por la extensa y delicada lista de falsas acusaciones? ¿Por qué, al verse descubiertos de forma tan clara, tuvieron que echar atrás su injusta maquinaria y desechar los 15 años que pedía la Fiscalía como sanción conjunta de todos los supuestos delitos?

 

  • ¿Por qué a partir de ese momento, en vez de anular el caso por tamaña irregularidad (perjurio de la denunciante y demostrada su intención de dañar a Ángel a toda costa), decidieron regresar el expediente a la fase investigativa para reajustarlo y continuar con su malévolo plan? ¿Por qué y para qué lo estudiaron varios meses en la unidad policial, luego en la Fiscalía Provincial?

 

  • Importante y sospechoso: ¿Por qué el expediente fue solicitado desde la Fiscalía General de la República?

 

  • Otro importante y sospechoso: ¿Por qué en el expediente consta, en una nota firmada y acuñada por el Investigador policial, “Interés urgente del Ministro”? ¿Por qué un supuesto caso de “violencia doméstica” se manejaba a la más alta instancia del Ministerio del Interior?

 

  • Todavía más importante y más sospechoso: Si no hay tal trama política detrás de todo esto, ¿por qué desde la Fiscalía General el expediente fue enviado al Cuartel General de la Seguridad del Estado en Villa Marista, según informaron al abogado de Ángel santiesteban en la propia Fiscalía General? ¿Por qué, si la Fiscalía General de la República decía que el expediente se encontraba en Villa Marista, cuando el abogado de la defensa se personó en Villa Marista, negaron que dicho expediente se encontrara allí? ¿Qué había que ocultar?

 

  • ¿Por qué se continuó con esta patraña, si el Investigador, a pesar de su denuedo por involucrar a Santiesteban, no pudo lograrlo, aunque hiciera trampa al respecto?

 

  • ¿Por qué la Fiscalía, a partir del video antes citado del falso testigo, se vio obligada a retirar las denuncias, dejando sólo las menos peligrosas: “violación de domicilio y lesiones”? ¿Por qué se mantuvieron con estas acusaciones, si ya estaba probado con el propio video que Kenia Rodríguez mentía, por lo cual se le podía procesar por el delito de perjurio, cosa que tampoco se hizo?

 

  • Si se trataba de un supuesto delito común, ¿por qué celebraron el Juicio en la Sala Primera de la Seguridad del Estado, en su sede especial en Carmen y Juan Delgado? ¿Por qué miembros de la Seguridad del Estado hicieron un despliegue operativo en los alrededores? ¿Por qué, como muchos testigos pudieron comprobar, distribuyeron guaguas “con el pueblo aguerrido y entusiasta, que espontáneamente accede a defender su revolución”?

 

  • ¿Por qué el Tribunal sumergió a Santiesteban en la total indefensión al no tener en cuenta sus testigos? ¿Por qué, en cambio, mantuvo los endebles “testigos” de la Fiscalía, todos funcionarios del Estado y militares, confabulados evidentemente para intentar darle alguna credibilidad a la sanción que, infaliblemente, ya estaba dictada?

 

  • ¿Cómo es posible que un Tribunal acepte como prueba contundente a la perito grafológica que asegura que Ángel es culpable por “el tamaño y la inclinación de su letra”, cuando el abogado de la defensa demostró científica y legalmente que la grafología, según norma internacional, no puede ser considerada jamás una prueba contundente?

 

  • ¿Por qué se desestimó  al testigo de la defensa que,  gracias a la amistad que lo une a la denunciante, pudo afirmar que Kenia Rodríguez le había dicho en varias ocasiones sus intenciones de perjudicar al padre de su hijo, es decir, a Ángel? ¿Por qué también dejaron sin efecto las declaraciones de la maestra del menor (Directora de la escuela donde estudia el niño, es decir, persona confiable según las normas), quien aseguró que el niño le confesó que su mamá lo obligaba a mentir sobre su padre para dañar su imagen pública? ¿Por qué también, “curiosamente”, se desestimaron los testimonios de otros tres testigos, que demuestran que Ángel Santiesteban se encontraba en otro lugar justo en el momento en que Kenia, supuestamente, era abusada por Ángel?

 

  • ¿Por qué los profesionales, que asistieron como público al acto oral: abogados, ex fiscales, intelectuales, luego de escuchar las partes, coincidieron en que Ángel era inocente y por ende debían absolverlo, pues no se pudo presentar absolutamente nada que lo incriminara, salvo la declaración de la Teniente Coronel (périto calígrafa) que asegura es culpable por su letra inclinada?

 

Basta apelar a un poco de decencia, a una pequeña cuota de ética para, ante estas terribles irregularidades, concluir que todo esto, aunque parece un chiste, es una bochornosa y alucinante pesadilla.

 

Pero, por si no fuera aún suficiente, quiero que respondan algunas preguntas más:

 

  • Importante y probatorio de la infamia: ¿Por qué el oficial de la Seguridad del Estado conocido como Camilo, luego de propinarle una golpiza a Ángel Santiesteban, el 8 de noviembre de 2012, le dijo estas palabras: “¿no te bastan los 5 años que te vamos a echar”??. Delante de un testigo, el opositor Eugenio Leal, Ángel le contesta: “algún día vas a pagar tus abusos”, y el oficial Camilo, le responde: “cuando me toque pagar, ya tú lo habrás hecho”. ¿Por qué Ángel Santiesteban, gracias al agente Camilo, pudo dar a conocer internacionalmente la sentencia a la cual había sido condenado de antemano, un mes antes de que el “Tribunal” dictara sentencia?

 

  • ¿Por qué la sanción fue excesiva, como demostró la defensa en el Recurso de Casación, si el “Tribunal” reconoce a Santiesteban como un ciudadano destacado en su labor intelectual, nacional e internacionalmente, y no le constan antecedentes penales, detalles que según la legislación cubana son atenuantes que podrían reducir drásticamente cualquier sanción?

 

  • ¿Por qué existen múltiples casos en ese mismo Tribunal, procesados por el mismo supuesto delito, a veces con arma blanca y en personas con un amplio historial delictivo, y en ninguno de los casos las sanciones dictadas se aproximan a 5 años de privación de libertad?

 

  • ¿Por qué, otra vez “curiosamente”, el Tribunal se equivocó en el inciso 2, que agrega un año más de sanción a la condena? ¿Por qué razón no se anula esta sanción como establece la ley para ese tipo de “errores” procesales?

 

  • ¿Por qué el Tribunal Superior, que tuvo la decente oportunidad de enmendar tamaña injusticia, catalogó de “Sin lugar” (es decir, no aceptó valorar) el acucioso expediente presentado por el abogado como Recurso de Casación, ante la enorme lista de irregularidades cometidas en este caso.

 

Tengo otras muchas preguntas. Sólo pido a quien lea este artículo que no juzgue sin tener las pruebas. A los firmantes presentes y futuros de ese llamado de firmas “Tolerancia Cero a la violencia contra las mujeres”, que la UNEAC esgrime ahora, engañosamente, aprovechando el caso de Ángel Santiesteban, les recuerdo que ya en la historia de nuestra patria los intelectuales hemos sido partícipes de muchas injusticias simplemente por no buscar la verdad y conformarnos con lo que nos dicen desde los puestos oficiales de nuestro gobierno.

 

Yo, convencido por las pruebas de la inocencia de Ángel, sigo haciéndome estas preguntas. No pido que las respondan. Aunque tal vez debieran hacerlo:

 

¿Por qué Kenia Rodríguez, la supuesta víctima, si estaba convencida de la solidez de sus pruebas acusatorias, le dijo a ese hijo que ella concibió con el amor de Ángel “que nunca pensó en ganar el pleito”?

 

¿Por qué y quién, otra vez “casualmente”, decidió y autorizó esperar a que culminara la Feria Internacional del Libro de La Habana para encarcelar al escritor Ángel Santiesteban si la sentencia ya estaba dictada?

 

¿Por qué no claudica ahora Ángel Santiesteban, si es un hombre inteligente y humilde, a quien otras veces he visto reconocer públicamente sus equivocaciones en su vida personal y profesional?

 

¿Por qué se siente tan orgulloso de encontrarse en prisión?

 

¿Por qué ha decidido darle a la Seguridad del Estado una lección de principios y lealtad a sus ideas, recordándoles con su actuación y sus escritos que esta jugada en su contra es simplemente un escarmiento, un mensaje solapado del poder a los intelectuales cubanos sobre el calvario que pueden sufrir quienes decidan rebelarse contra lo establecido?

 

Hagan lo que hagan contra Ángel, estoy seguro, la historia lo recogerá alguna vez como uno de los intelectuales más limpios, transparentes y valientes luchadores de su tiempo dentro de Cuba en estos tiempos tan convulsos que vivimos los cubanos. Yo lo conozco con sus virtudes y sus defectos. Y me siento orgulloso de ser miembro de su generación de escritores; me enorgullezco de su hermandad, y siento orgullo de ser amigo de uno de esos cubanos que, desde la isla, luchan porque todos tengamos el derecho de pensar con cabeza propia, el derecho de que se respeten nuestras diferencias, el derecho de expresar nuestras críticas e inconformidades políticas, sin que el poder nos catalogue con las clásicas y gastadas etiquetas denigratorias que hasta hoy han utilizado quienes defienden el pensamiento totalitario que, por suerte, cada día que pasa tiene más grietas en Cuba.

Ángel Santiesteban y el peritaje grafológico

Regina Coyula

4 de marzo de 2013

 

En Minority Report, los precog eran utilizados en la unidad de precrimen para vaticinar posibles asesinatos. Ya de por sí el presupuesto resulta moralmente cuestionable a la vez que familiar para los que hemos visto en nuestro Código Penal la figura de la Peligrosidad predelictiva. Pero, ¿Puede la grafología emular a los precog, o al menos puede con carácter científico probar que rasgos de la personalidad delictiva o criminal pueden detectarse a través de la escritura? La respuesta es categórica y es negativa.

 

Hablo con conocimiento de causa. Certificada como perito en documentos en el Laboratorio Central de Criminalística, mi especialidad fue la letra. Muchos libros se han escrito sobre el tema que “demuestran” que la caligrafía revela rasgos de la personalidad aún ocultos o que se pretendan ocultar. Utilizan siempre personajes conocidos, cuya hoja de vida está cerrada y han sido ampliamente biografiados para “probar” cómo se revela en la letra esta o aquella característica. Pero no se podrá encontrar en la amplia literatura al respecto ni un solo estudio que sistematice la relación letra-personalidad, y sí, mucha subjetividad.

 

Es posible establecer la autoría de un documento, porque la letra es una hermanita algo casquivana de la huella dactilar en cuanto a su individualidad; por el mismo principio es posible detectar una falsificación, aunque existen falsificaciones con un alto grado de complejidad y elaboración que arrojan un falso positivo. Por la letra puede conocerse la edad aproximada y el sexo. La escritura revela entre otras cosas, rasgos de la personalidad, nivel cultural, si se escribe con la mano cambiada, si se intenta deformar (para lo que debe existir una comparación entre dos o más documentos).

 

Me parece irresponsable y manipulador presentar en un juicio a un “perito” que certifique por la escritura de un párrafo, que un acusado posee tal o mas cual tendencia en su personalidad. Con un mero vistazo a un fragmento copiado del periódico con desgano y bajo presión, un perito pitoniso certifica  ante un tribunal con su declaración que el acusado denota las características necesarias para condenarle.

 

La grafología es una seudociencia. Ningún perito del Laboratorio de Criminalística prestaría declaración sin demostrar mediante una fototabla ilustrativa sus conclusiones periciales. Igual pudieron ahorrarse el ridículo: el caso de mi amigo Ángel Santiesteban, estaba juzgado de antemano.

Carta de Rafael Alcides a Ángel Santiesteban

27 de febrero de 2013

 

Lamentaciones y esperanzas por un nuevo escritor encarcelado

 

Querido Ángel:

 

Me cuentan que a partir de pasado mañana, jueves 28, pasarás a engrosar la larga lista de personalidades que en diversas épocas y circunstancias de nuestra historia nacional han sido condenadas a años de cárcel, y lo lamento.

 

En tu caso no ha sido por razones políticas, según he oído. Ni tampoco ha sido por desfalcar la caja de un banco, por matar, por tráfico de drogas, por robo de secretos de Estado, por usura, por chantaje, por prostitución, por venta de visas falsas o no, nada de eso. En tu caso ha sido por una simple riña con tu ex mujer y madre de tu hijo. O sea, nada nuevo en el mundo. Una de tantas disputas entre parejas que dejaron de serlo, magnificadas por las mismas pasiones que a ellos los dejaran al garete, y lo lamento Ángel. Lo lamento por ti y por tu ex mujer y por tu hijo.

 

Lamento, asimismo, que esta curiosa fórmula de la que tan gloriosas reconciliaciones salieron a menudo, no haya sido tenida en cuenta por los instructores que se encargaron de tu caso, ni por los magistrados que te sancionaron en la Audiencia a cinco años de prisión, ni por el Tribunal Supremo.

 

Todo esto lo lamento, Ángel, pero me quedan las esperanzas.

 

Tengo la esperanza de que los escritores del mundo entero hagan suya tu causa cuando se conozcan los hechos, despojados de la magnificación que le dio la parte acusadora, a lo mejor manipulada por personas que no te quieren, pues en este mundo donde sobra la bondad, no falta la envidia. Párate en una esquina e interroga a la gente en ese sentido. Haz ese ejercicio.

 

Tengo la esperanza de que junto a los escritores se pronuncien los gobiernos, ¿por qué no?, la ONU, el Papa, Dios mismo que tan discreto pero efectivo a la vez suele ser en estas cosas.

 

Tengo la esperanza de que a todo aquel a quien en este planeta le sobre un dólar lance un tuit dirigido al presidente Raúl Castro informándole de esta arbitrariedad o tal vez exceso de pasión del poder judicial, o deje su protesta consignada en una página web que acaso se le ocurra abrir y administrar a alguno de tus lectores del extranjero…

 

Pero tal vez nada de esto sea necesario. Pues también tengo la esperanza de que la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, nuestra querida UNEAC, Ángel, nuestra UNEAC, por espíritu de justicia y por cautela, consciente de la tremenda polvareda a que en el mundo pueda dar lugar el desacierto (incompetencia, y aun fraude le han llamado algunos, yo no) de los magistrados que manejaron tu causa, se movilice en el acto, acuda al Buró Político, exponga allí las partes sensibles de este delicado asunto que nunca debió exceder el ámbito de la cuadra. Sí, Ángel, confiemos en la justicia de los hombres y en la de Dios sobre todo. Dicha por la ley la última palabra, ahora le toca a la justicia hacer su entrada en escena. Yo confío en ella.

 

No serías el primero en obtener sus favores. Caso que no te indulten, lo que en Cuba no es costumbre, podría el gobierno darle un carácter simbólico a tu sanción, o digamos, reducida al mínimo, mandarte a cumplirla en tu casa, de modo que puedas seguir escribiendo y recibiendo a tus amigos sin desautorizar del todo a tus desacertados magistrados.

 

Se ha hecho con otros. Que yo recuerde, se habló una vez de alguien que en uno de esos malos momentos que suelen tenerse en la vida, sacó raudo su pistola y le voló la tapa de los sesos a un imprudente; otra vez oí de un automovilista que yendo por una carretera de la antigua provincia de Oriente tomado y a exceso de velocidad mató a alguien, y se le echó polvo a eso; y sé de más de uno que por azares, porque les tocó, atropellaron o mataron a alguien a quien no vieron o que se les metió delante del automóvil, y tampoco pasó nada. Y ya en el drama de carácter folklórico que tan divertido suele ser, pero que drama al fin no deja de sacar lágrimas, no puedo olvidar a cierto amigo, ya difunto, que por una disputa con su mujer, empeñada, con esa inocente coquetería de las mujeres, en ponerse una trusa que él entendió intolerable, en el colmo de una cólera más temible que la de Aquiles, atacó su casa con bazuca y todo, dispuesto a no dejar allí ni el recuerdo de aquella trusa malvada. Y es famoso el caso de un deportista que pusiera una bomba en el motor del automóvil del marido de su ex mujer.

 

¿Favoritismo? ¿Venalidad? ¿Abuso de poder? No lo creo así, Ángel. Son, sí, de hecho, acciones de antemano condenadas por la ley, Pero la ley es sorda, es ciega, la ley sólo tiene boca para dictar sentencia y manos para agarrarte y llevarte al paredón en ocasiones..

 

La justicia, en cambio, puede mirar, y mira si es justicia de veras, lo que la ley no podría ver. La ley juzga a la criatura por su peor momento, el que la llevó a comparecer ante ella; la justicia en cambio la juzga por su mejor momento.

 

Carlos Manuel de Céspedes fue a menudo autoritario y aun tiránico, y en ocasiones solapadito. Pensar en su golpe de estado a Aguilera, pensar en los esclavos a los que les dio la libertad en la noche de su alzamiento en el ingenio La Demajagua. No le dio la libertad a nadie. Los esclavos no eran suyos puesto que tampoco lo era el ingenio. Era de su hermano Eduardo quien por cierto lo tenía perdido en deudas de juego, y además —¡además!—, aquellos esclavos de su gesto para la galería eran unos ancianos ya. Empero, ni por estas astucias ni por aquella alevosía inicial podría calcularse el alma de Carlos Manuel de Céspedes sino por por su postura cuando el enemigo español le toma prisionero a su hijo Oscar, porque es allí, en ese momento, cuando el pequeño hombre ambicioso de gloria se levanta de pronto en su estatura de Padre de la Patria de los cubanos para todos los tiempos.

 

Los favorecidos que te mencionaba a manera de breves “botones de muestra” (como solía decirse cuando yo era niño) merecían justicia, Ángel Santiesteban, la merecían: esto es comprensión, reconocimiento —no perdón, no caridad, no: reconocimiento—, por su vida de servicios a la nación a cuya gloria habían contribuido. Estuvieron en la Sierra o fueron asaltantes de Palacio o trajeron títulos mundiales para Cuba. Tú, desde luego —lo sabemos—, no eres deportista, ni tampoco estuviste en la Sierra. La escuela de comandantes de la Sierra cerró muchos años antes de que nacieras. Pero eres un héroe de la cultura, eres un autor laureado, un hombre que ha dedicado ya más de la mitad de tu vida a escribir, y a ganar premios que honran al país, a la patria, esa entidad mayor y para siempre, porque los gobiernos pasan, Ángel, pasan, pero la patria permanece.

 

Tengo por eso la esperanza de que no te den menos de lo que a otros héroes se les dio. El hecho de que se dé la casualidad de que también seas disidente, hombre de la oposición política, no creo que cuente. La oposición es el partido más numeroso del mundo, en todos los países el sesenta o setenta por cierto de la población pertenece a la oposición sin que eso se considere un demérito. En definitiva, todos los que después fueron poder estuvieron antes en la oposición. Mira al pobrecito Mandela.

 

En todo caso, mi querido amigo Ángel Santiesteban, estamos hablando de justicia, no de política. De justicia. Y mi memoria del porvenir, y mi experiencia de ochenta años de vivir en este mundo —los que cumpliré ahora en junio si Dios me lo permite—, me dicen, me están diciendo que se te hará justicia, Ángel, que saldrás bajo un régimen de prisión domiciliaria a purgar esa riña familiar, con una pena acorde a lo que dentro de unos años, después de todo, será folklore en el barrio, chiste incluso de tu ex esposa: “El susto que le hice pasar”, la oigo diciendo mientras ella allá en esos días de entonces juega dominó o le sirve té a las visitas y yo en esta madrugada del 27 de febrero del 2013, termino de escribir estas lamentaciones y esperanzas, que también serán folklore.

Ángel Santiesteban en SATS

Cuentos de la Guerra y la Cárcel en Cuba

Nicolás Guillén Landrián
Nicolás Guillén Landrián

Play-Doc presenta

la obra de

Nicolás Guillén,

realizador encarcelado en su país

Eva González

16 de febrero de 2013

 

Esta figura rescatada del documental cubano recibió varios premios. La mayoría de sus 18 películas se han perdido y seis se proyectarán en Tui

 

Tui Play-Doc Festival Internacional de Documentales de Tui presentará del 13 al 17 de marzo, la obra de una figura olvidada del documental cubano. Se trata de Nicolás Guillén Landrián (1938- 2003), autor de 18 películas, la mayoría de ellas perdidas, aunque la organización del Festival ha recuperado seis títulos que se proyectarán por vez primera en España.

 

Guillén Landrián fue director de cortometrajes del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos. La mayoría de sus trabajos eran encargos propagandísticos que el realizador sabía llevar a su terreno, a través de vertientes surrealistas y poéticas que le convierten en uno de los mejores retratistas de la Cuba de los años sesenta.

 

El realizador obtuvo galardones en festivales extranjeros, como en Cracovia y Seminci de Valladolid, y fue prohibido y encarcelado en su propio país.

 

Sus verdaderos tutores fueron Joris Ivens y Theodor Christensen. La influencia del trabajo más conocido de Ivens se deja notar en “En un barrio viejo” (1963), retrato de la Habana vieja en la posguerra, que muestra lo que el régimen castrista dejó fuera de campo. Fuera de La Habana, obtuvo como resultado la trilogía del del subdesarrollo “Ociel de Toa” (1965), “Reportaje” (1965) y “Retornar a Baracoa” (1966), logrando por la primera de ellas la Espiga de Oro en la Seminci de Valladolid.

Nota de Manuel Castro Rodríguez: En 1968, Nicolás Guillén Landrián hizo Coffea Arábiga, su obra más conocida. Es un corto didáctico acerca del cultivo del café, con motivo del gigantesco plan de siembra del cafécaturra en las inmediaciones de la capital cubana -Fidel Castro lo bautizó como “el Cordón de La Habana”, e incluía la siembra de árboles frutales que tampoco prosperaron-, el cual ocupó a decenas de miles de personas en un trabajo frenético –durante un par de años, me vi obligado a ello los jueves, fines de semana y un mes en el año-, porque el tirano Fidel Castro Ruz lo decidió en contra del criterio de los especialistas. El resultado fue otro de los tantos fracasos del castrismo. Este corto le causó a Guillén Landrián una condena de tres años de prisión, donde sufrió tortura sicológica e innumerables electroshock.

Por cierto, padezco de escoliosis sacrolumbar, porque cuando el Cordón de La Habana tenía que cargar en parihuelas las rocas que con una coa –instrumento parecido al que utilizaban los aborígenes americanos para labrar la tierra, solo que el de ellos era de madera, mientras que la que yo usaba era de hierro- sacaba de la tierra, que se sembró de café caturra y árboles frutales. ¿Dónde están el café y las frutas? No hay café ni frutas, pero mi columna vertebral tiene más curvas que la Carretera Central de Cuba.

Coffea Arábiga (Cortometraje, 1968)

Documental en homenaje a

Reinaldo Arenas

A

 

Enrique Albis.- Actor y destacado comediante, detenido por sospecha de que quería irse del país.

 

Reinaldo Arenas.- Poeta y literato (1943-1990). Encarcelado por el régimen de Fidel Castro. En prisión, comienza a escribir El mundo alucinante (1969), considerada su mejor novela. Ésta es sacada clandestinamente de Cuba y publicada en el extranjero. En 1973, es encausado por contrarrevolucionario al intentar huir de la prisión donde había ingresado debido a una falsa acusación de abuso sexual. Se escabulle. Luego de un prófugo patético peregrinar, es capturado e internado en El Morro, una cárcel para criminales comunes. Allí sufre dos años de palizas, torturas y trabajos forzados (1974-1976) hasta que los oficiales de la dictadura castrista logran arrancarle una autoinculpación. Sale de Cuba definitivamente desterrado el 4 de mayo de 1980, vía Mariel-Cayo Hueso. En diciembre del mismo año se traslada a Nueva York.

 

Gabriel Astengo.- Cantante, guitarrista y actor. Cumplió nueve años de presidio.

 

B

 

Carlos Badía.- Actor, locutor y declamador. El primer arresto fue en 1959, debido a la llamada ley revolucionaria número 2, firmada el 10 de octubre de 1958 en la Sierra Maestra por Fidel Castro que imponía la pena capital o la prisión a todos los candidatos que se presentaran a esas elecciones, aunque él no tenía el poder en ese tiempo y Badías y los otros fueran de la oposición a Batista; cuando éste huyó el 31 de diciembre de 1958, los sicarios castristas trataron de imponer sus leyes. En abril de 1961, lo apresan acusado de conspiración, ya que su único hijo, el joven actor Carlos Alberto Badía, era integrante de la Brigada de Asalto 2506 y fue apresado junto a sus compañeros de lucha, logrando salir de Cuba cuando los prisioneros de la invasión de Playa Girón fueron intercambiados por el gobierno de Kennedy. Su esposa también logró salir el 4 de febrero de 1962, pero a Carlos no le permitieron viajar fuera del país hasta 1970, vía México, gracias a las influencias del actor Mario Moreno, “Cantinflas”.

 

Salvador Blanco.- Actor y animador. Por intento de salida ilegal del país estuvo preso en el Combinado del Este de 1982 a 1985.

 

C

 

Juan Manuel Cao.- Periodista y compositor,  estuvo preso de 1983 a 1986.

 

José Manuel “Chema” Castiñeira.- Actor y escritor. Estuvo en la prisión Ariza, en 1976.

 

Jorge Conde.- Cantante de rock “underground” que fue muy popular; integró los grupos Los Átomos de Armandito Sequeira Romeu, Los Kents, Almas Vertiginosas, Los Walkers; detenido infinidad de veces por cantar rock, usar el pelo largo y vestir a la moda.

 

María Elena Cruz Varela.- Poetisa, periodista y novelista, fue golpeada y arrastrada para sacarla de su apartamento en Alamar en 1991, por firmar una declaración de intelectuales contra la política castrista. Fue lastimada en su boca cuando le hacían tragar papeles con sus poemas. Fundadora del grupo disidente Criterio Alternativo. Condenada en un juicio sumarísimo a dos años de prisión, donde fue torturada.

 

Milagros Cruz.- Cantante invidente, en diciembre de 1998, fue brutalmente golpeada por policías de la estación La María Luisa, en San Miguel del Padrón, y después la recluyeron en una celda del Hospital Siquiátrico de La Habana, en condiciones infrahumanas. Cuando la vió su mamá, la Sra. Caridad Cano, declaró que le habían dado golpes en la cabeza y “en el pómulo izquierdo tiene un golpe grande y un morado al lado del ojo”.

 

D

 

Vivian de Castro.- Actriz. Causa 302/1960 por ayudar a los alzados del Escambray; fue condenada a 15 años en prisión, que cumplió en Guanajay y Baracoa.

 

F

 

Tomás Fernández-Travieso.- Escritor y profesor. Nació en La Habana, Cuba. Cursó la primera enseñanza y se graduó de bachillerato en el colegio La Salle. Siendo estudiante de la Universidad de la Habana y miembro del Directorio Revolucionario Estudiantil fue detenido el 29 de marzo de 1961, junto con sus amigos estudiantes Alberto Tapia Ruano y Virgilio Campanería Ángel, cuando se preparaban para alzarse en la Sierra Maestra. Acusados de cometer delitos contra los poderes del Estado, los tres estudiantes fueron juzgados el 18 de abril de 1961, por el Tribunal revolucionario Nº 1 y condenados a pena de muerte, pero solamente sus amigos fueron fusilados ese mismo día, ya que a Tomás le conmutaron la pena máxima por 30 años de prisión, por ser menor de 21 años. Supuestamente iba a ser liberado después de haber cumplido más de la mitad de su sentencia de 30 años, pero fue trasladado a una prisión de máxima seguridad y juzgado nuevamente porque una obra suya había sido puesta en escena en Miami. Cumplió 18 años y medio de prisión, hasta que fue deportado, en octubre de 1979, gracias a una gestión del gobierno de Venezuela, durante la presidencia de Luis Herrera Campín. En 2009 publicó la novela El silencio del ayer, además de su obra de teatro Prometeo, es autor de varios cuentos.

 

G

 

Luisa María Güell.- Cantante y actriz castigada a trabajos en la agricultura por solicitar permiso de salida definitiva.

 

Nicolás Guillén Landrián.- Cineasta y pintor premiado, natural de Camagüey, sobrino del poeta comunista Nicolás Guillén. Después de 13 documentales fue censurado en 1968, tras exhibir su documental Coffea Arabiga. Condenado a tres años de prisión, sufrió tortura sicológica y electroshock. Pudo salir de Cuba en 1989, falleciendo en el Hospital Mercy de Miami de cáncer, supuestamente inducido en Cuba.

 

H

 

Pablo Hernández.- Pianista y pintor, estuvo preso antes de 1980.

 

L

 

Armando Larrinaga.- Músico y compositor, muy joven fue llevado al presidio político.

 

M

 

Teresita Mayans.- Escritora cubana, ex presa política. Madre del actor, locutor y comediante Salvador Blanco. Acusada de pensar en un supuesto intento de salida ilegal del país y por difamar a los dirigentes de la Revolución, según expresaba la sentencia dictada contra ella por el Tribunal Supremo de La Habana el día seis de abril de 1982. La confinaron a una galera conocida como El Palacio de la Mierda, a la izquierda en la celda 2306, tercer piso de la cárcel Manto Negro, que contaba con una población penal de más de tres mil mujeres hacinadas, incluidas asesinas.

 

P

 

Orestes A. Pérez.- Profesor, escritor y periodista. Nace en Marianao. Se graduó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de la Habana. Fue condenado a 7 años de privación de libertad.

 

R

 

Pablo Valentín Reyes.- Pintor y escultor, acusado de salida ilegal del país.

 

Nelson Rodríguez Leyva.- Cuentista. Nació en la provincia de Las Villas, el 19 de julio de 1943. Solo pudo publicar un libro, el conjunto de cuentos El regalo, en 1964. Fue fusilado en 1971, tras un intento fracasado de secuestrar un avión de fumigación.

 

Cary Roque.- Locutora, actriz y periodista, fue apresada el 17 de abril de 1961; en la causa 238, fue condenada a veinte años, cumpliendo dieciséis y medio.

 

Danny Rojo.- Cantante y compositor: fue detenido muchas veces, siendo golpeado por el simple hecho de gustarle el rock.

 

S

 

Otto Sirgo Prieto.- Actor de fama internacional, principal galán de radio, teatro, televisión y cine, fue detenido.

 

Manolito Soriano.- Poeta, cantante de música campesina, improvisador, fue arrestado y condenado en 1982 a cinco años de prisión por la publicación en el periódico Diario de las Américas de Estados Unidos, de su soneto Cruz de Celda, dedicado a los presos políticos cubanos; salió el 7 de febrero de 1986.

 

T

 

Neri Torres.- Gran bailarina y coreógrafa que fue secuestrada e internada en un hospital siquiátrico en Italia en 1991, porque Sergio Corrieri denunció que intentaba abandonar el cuerpo de baile.

 

V

 

Dúo Misters Acorde, integrado por los hermanos Claudio e Idalberto Valdés, popular a finales de la década del ochenta, tocaban la guitarra de manera vertiginosa. Estudiantes de la ENA, en 1976 fueron bautizados por Misters Acorde, por la cantidad de acordes que le ponían a la guitarra. Fueron miembros de un grupo disidente que pedía al gobierno totalitario espacios de libertad para los artistas e intelectuales cubanos. Por tal motivo fueron apresados, y Claudio murió en “circunstancias muy raras” en la cárcel, de la que su hermano Idalberto, aún en Cuba, no quiere o no puede hablar, porque ni siquiera sabe dónde está enterrado su hermano, sólo se le dijo que está en el cementerio de Colón. Siendo un virtuoso músico, trabaja de vigilante nocturno de una guardería en La Habana.

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José Martí: El que se conforma con una situación de villanía, es su cómplice”.

Mi Bandera 

Al volver de distante ribera,

con el alma enlutada y sombría,

afanoso busqué mi bandera

¡y otra he visto además de la mía!

 

¿Dónde está mi bandera cubana,

la bandera más bella que existe?

¡Desde el buque la vi esta mañana,

y no he visto una cosa más triste..!

 

Con la fe de las almas ausentes,

hoy sostengo con honda energía,

que no deben flotar dos banderas

donde basta con una: ¡La mía!

 

En los campos que hoy son un osario

vio a los bravos batiéndose juntos,

y ella ha sido el honroso sudario

de los pobres guerreros difuntos.

 

Orgullosa lució en la pelea,

sin pueril y romántico alarde;

¡al cubano que en ella no crea

se le debe azotar por cobarde!

 

En el fondo de obscuras prisiones

no escuchó ni la queja más leve,

y sus huellas en otras regiones

son letreros de luz en la nieve...

 

¿No la veis? Mi bandera es aquella

que no ha sido jamás mercenaria,

y en la cual resplandece una estrella,

con más luz cuando más solitaria.

 

Del destierro en el alma la traje

entre tantos recuerdos dispersos,

y he sabido rendirle homenaje

al hacerla flotar en mis versos.

 

Aunque lánguida y triste tremola,

mi ambición es que el sol, con su lumbre,

la ilumine a ella sola, ¡a ella sola!

en el llano, en el mar y en la cumbre.

 

Si desecha en menudos pedazos

llega a ser mi bandera algún día...

¡nuestros muertos alzando los brazos

la sabrán defender todavía!...

 

Bonifacio Byrne (1861-1936)

Poeta cubano, nacido y fallecido en la ciudad de Matanzas, provincia de igual nombre, autor de Mi Bandera

José Martí Pérez:

Con todos, y para el bien de todos

José Martí en Tampa
José Martí en Tampa

Es criminal quien sonríe al crimen; quien lo ve y no lo ataca; quien se sienta a la mesa de los que se codean con él o le sacan el sombrero interesado; quienes reciben de él el permiso de vivir.

Escudo de Cuba

Cuando salí de Cuba

Luis Aguilé


Nunca podré morirme,
mi corazón no lo tengo aquí.
Alguien me está esperando,
me está aguardando que vuelva aquí.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

Late y sigue latiendo
porque la tierra vida le da,
pero llegará un día
en que mi mano te alcanzará.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

Una triste tormenta
te está azotando sin descansar
pero el sol de tus hijos
pronto la calma te hará alcanzar.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

La sociedad cerrada que impuso el castrismo se resquebraja ante continuas innovaciones de las comunicaciones digitales, que permiten a activistas cubanos socializar la información a escala local e internacional.


 

Por si acaso no regreso

Celia Cruz


Por si acaso no regreso,

yo me llevo tu bandera;

lamentando que mis ojos,

liberada no te vieran.

 

Porque tuve que marcharme,

todos pueden comprender;

Yo pensé que en cualquer momento

a tu suelo iba a volver.

 

Pero el tiempo va pasando,

y tu sol sigue llorando.

Las cadenas siguen atando,

pero yo sigo esperando,

y al cielo rezando.

 

Y siempre me sentí dichosa,

de haber nacido entre tus brazos.

Y anunque ya no esté,

de mi corazón te dejo un pedazo-

por si acaso,

por si acaso no regreso.

 

Pronto llegará el momento

que se borre el sufrimiento;

guardaremos los rencores - Dios mío,

y compartiremos todos,

un mismo sentimiento.

 

Aunque el tiempo haya pasado,

con orgullo y dignidad,

tu nombre lo he llevado;

a todo mundo entero,

le he contado tu verdad.

 

Pero, tierra ya no sufras,

corazón no te quebrantes;

no hay mal que dure cien años,

ni mi cuerpo que aguante.

 

Y nunca quize abandonarte,

te llevaba en cada paso;

y quedará mi amor,

para siempre como flor de un regazo -

por si acaso,

por si acaso no regreso.

 

Si acaso no regreso,

me matará el dolor;

Y si no vuelvo a mi tierra,

me muero de dolor.

 

Si acaso no regreso

me matará el dolor;

A esa tierra yo la adoro,

con todo el corazón.

 

Si acaso no regreso,

me matará el dolor;

Tierra mía, tierra linda,

te quiero con amor.

 

Si acaso no regreso

me matará el dolor;

Tanto tiempo sin verla,

me duele el corazón.

 

Si acaso no regreso,

cuando me muera,

que en mi tumba pongan mi bandera.

 

Si acaso no regreso,

y que me entierren con la música,

de mi tierra querida.

 

Si acaso no regreso,

si no regreso recuerden,

que la quise con mi vida.

 

Si acaso no regreso,

ay, me muero de dolor;

me estoy muriendo ya.

 

Me matará el dolor;

me matará el dolor.

Me matará el dolor.

 

Ay, ya me está matando ese dolor,

me matará el dolor.

Siempre te quise y te querré;

me matará el dolor.

Me matará el dolor, me matará el dolor.

me matará el dolor.

 

Si no regreso a esa tierra,

me duele el corazón

De las entrañas desgarradas levantemos un amor inextinguible por la patria sin la que ningún hombre vive feliz, ni el bueno, ni el malo. Allí está, de allí nos llama, se la oye gemir, nos la violan y nos la befan y nos la gangrenan a nuestro ojos, nos corrompen y nos despedazan a la madre de nuestro corazón! ¡Pues alcémonos de una vez, de una arremetida última de los corazones, alcémonos de manera que no corra peligro la libertad en el triunfo, por el desorden o por la torpeza o por la impaciencia en prepararla; alcémonos, para la república verdadera, los que por nuestra pasión por el derecho y por nuestro hábito del trabajo sabremos mantenerla; alcémonos para darle tumba a los héroes cuyo espíritu vaga por el mundo avergonzado y solitario; alcémonos para que algún día tengan tumba nuestros hijos! Y pongamos alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante: “Con todos, y para el bien de todos”.

Como expresó Oswaldo Payá Sardiñas en el Parlamento Europeo el 17 de diciembre de 2002, con motivo de otorgársele el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia 2002, los cubanos “no podemos, no sabemos y no queremos vivir sin libertad”.