LA PERENNE INQUISICIÓNCASTRISTA

La censura castrista aplicada por anticastristas

¡Qué fácil es criticar a la disidencia interna!

Manuel Castro Rodríguez

25  de febrero de 2014

 

Una vez más se critica a los opositores que dentro de Cuba se enfrentan al régimen militar a pesar de las condiciones adversas que enfrentan, nunca antes vistas en América. Desde mi exilio panameño expreso mi admiración por la disidencia interna cubana, que está haciendo lo que no tuvimos el valor de hacer la inmensa mayoría de los que emigramos.

 

Nunca podré entender esas críticas, por mucho que se enmascaren. Por ejemplo, desde su exilio miamense el Sr. Alejandro Armengol escribe: “Porque hay que decirlo: frente a la represión que se está empleando en Caracas y otros lugares, los actos de repudio en Cuba son juego de niños. Y pese a ello, continúan las protestas”.

 

Sr. Armengol, usted sabe que existe una gran diferencia entre el régimen totalitario imperante en Cuba y la situación venezolana, que aunque se ha deteriorado significativamente conserva algunos medios para que la oposición pueda actuar legalmente.

 

Sr. Armengol, usted sabe que Cuba es el único país occidental donde es ilegal ser opositor: marxistas, liberales, socialistas, trotskistas, democristianos y anarquistas sufren difamación, ostracismo, destierro, cárcel, tortura y asesinato. Por eso, el filósofo socialista argentino Oscar del Barco expresó en diciembre de 2005, hace más de ocho años: “Los llamados revolucionarios se convirtieron en asesinos seriales, desde Lenin, Trotzky, Stalin y Mao, hasta Fidel Castro y Ernesto Guevara”.

 

Sr. Armengol, usted sabe que existe una gran diferencia entre el régimen totalitario cubano y las peores dictaduras latinoamericanas. Con todo lo criminal que fue el régimen de Pinochet, fue una dictadura que pretendió acallar a los opositores y evitar sus expresiones públicas. Usted sabe que el totalitarismo no busca sólo acallar sino también extirpar las formas de pensamiento opuestas, mediante el adoctrinamiento y la remodelación de las mentes, el famoso ‘lavado de cerebro’.

 

Sr. Armengol, usted sabe que la obsesión de los regimenes totalitarios –tanto los fascistas como los comunistas- es deshacer todas las barreras existentes entre la vida pública y la privada. No es simple coincidencia que se parezca tanto el saludo de los niños en el castrismo y en el nazismo: son regimenes totalitarios donde los infantes son adoctrinados desde las edades más tempranas. Mis hijos lo sufrieron y pronto lo sufrirá mi nieta.

 

Sr. Armengol, usted pretende ignorar que hasta el 15 de diciembre de 2008 se ha documentado que 5.732 cubanos han sufrido fusilamientos, asesinatos o desapariciones. Usted sabe que Raúl Castro es un asesino serial. Y que se jacta de serlo: El dictador designado le recordó a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en enero de 2013: “Nuestras leyes permiten la pena de muerte, está suspendida, pero ahí está, de reserva”. Sr. Armengol, ¿algún opositor al chavismo ha sido fusilado?

 

Sr. Armengol, usted pretende desconocer que mientras la jerarquía católica venezolana apoya a su pueblo, la jerarquía católica cubana hace todo lo contrario, como puede comprobarse  aquí y aquí.

 

Sr. Armengol, usted pretende ignorar que mientras los opositores al chavismo tienen un poderoso respaldo económico –todavía existe una cantidad significativa de grandes empresas en poder de la oposición-, los opositores cubanos no pueden ni ser ‘cuentapropistas’.

 

Sr. Armengol, ¿por qué usted no publica un artículo en El Nuevo Herald donde les solicite a los multimillonarios que integran el Cuba Study Group que se comprometan públicamente con ayudar económicamente a los que sean despedidos por manifestarse en las calles de Cuba? O que destinen unos cien millones de dólares para que se puedan crear cooperativas cubanas.

 

Sr. Armengol, usted pretende desconocer que mientras los estudiantes opositores al chavismo pueden expresarlo sin que sean reprimidos en sus centros de estudio, aquel estudiante cubano que muestra algún tipo de inconformidad con el régimen no puede volver a estudiar más en Cuba. Véanse aquí los vídeos correspondientes.

 

Sr. Armengol, usted pretende ignorar que mientras la oposición venezolana todavía mantiene en su poder una cantidad importante de medios de comunicación, en Cuba los opositores no pueden contar ni con los corresponsales extranjeros para que reporten las actividades de la oposición y/o hechos negativos del régimen, para evitar que les ocurra igual que a otros periodistas extranjeros que han sido reprimidos por la tiranía castrista.

 

Sr. Armengol, podría seguir enumerando situaciones totalmente diferentes a las existentes en Venezuela, que hacen que sienta un gran respeto por los opositores que dentro de Cuba se enfrentan valientemente a la peor tiranía que ha sufrido América. Como expresó José Martí en septiembre de 1894: “los que no tienen el valor de sacrificarse han de tener, al menos, el pudor de callarse ante los que se sacrifican”.


La doble moral a su máxima expresión

Manuel Castro Rodríguez

 

El Sr. Circles Robinson está en todo su derecho de estar en contra del embargo norteamericano a la Cuba castrista, pero no tiene derecho a censurar los artículos que estén a favor del mismo -aunque sea verdad lo que me dijo el Sr. Robinson de que él es quien paga todos los gastos que conlleva la publicación de Havana Times-.

 

El 18 de enero de 2014 le envié el artículo ¿Por qué “el muy bobito” asistirá a la cumbre de la CELAC?, pero el Sr. Robinson no me respondió, por lo que volví a enviárselo y le pregunté si lo había recibido. El Sr. Robinson se limitó a decirme: “si recibí el escrito pero prefiero no publicarlo”.

 

El 16 de febrero le envié otro artículo al Sr. Robinson: El caso Fanjul y la doble moral, cuyo comienzo es:

 

“Recientemente, el 8 de febrero, Havana Times reprodujo un artículo del periodista cubanoÁlvaro Fernández, director de Progreso Semanal, publicación a la que se ha acusado de ser agente de influencia del Gobierno de Cuba en EEUU. Tengo muchas cuestiones que objetarle al comportamiento de Progreso Semanal, pero ahora voy a limitarme a ese artículo del 8 de febrero, del cual lo que más me llama la atención es que el autor no haya mencionado la inhumana explotación a que el multimillonario Alfonso Fanjul somete a sus empleados en República Dominicana, que viene siendo denunciada desde hace siete años como se puede comprobar aquí”.

 

Como el Sr. Robinson no me respondió, volví a enviárselo y le pregunté si lo había recibido. La respuesta del Sr. Robinson fue: “Prefiero que comentes el artículo en el lugar de comentarios”.

 

Sr. Robinson, usted está en todo su derecho de reproducir los artículos publicados en Progreso Semanal, que probablemente sea el principal agente mediático del castrismo en EEUU, para lo cual tergiversa la realidad y manipula la información al mejor estilo de Goebbels.

 

Sr. Robinson, a diferencia de Progreso Semanal, yo fundamento lo que digo; por ejemplo el 19 de enero expliqué por qué ahora apoyo el embargo. ¿Me equivoqué? ¿Por qué ni una sola persona ha podido refutar mis argumentos? Porque lo acontecido en Cuba durante las cuatro semanas transcurridas me ha dado la razón. Como bien expresa la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) en su último informe: El régimen aprieta la represión tras el espaldarazo internacional.

 

Sr. Robinson, usted sabe que el embargo norteamericano es un tema de interés no sólo para los cubanos. El Congreso de los Diputados de España no ve signos favorables a los DDHH en Cuba, pero saluda que la UE quiera negociar con La Habana.

 

Sr. Robinson, usted sabe que dadas las condiciones en que se encuentran los trabajadores cubanos -carentes de libertad sindical y el derecho a huelga- el levantamiento del embargo sólo beneficiará a la cúpula castrista y a los empresarios carentes de moral. Usted también sabe que está violando la ética periodística, que aboga por un periodismo en que se contrasten las diversas opiniones y se respeten los diferentes puntos de vista.

 

Sr. Robinson, usted no tiene derecho alguno a negarse a publicar un artículo que se cuestiona el que usted reprodujo el 8 de febrero en Havana Times. Ni los periódicos de Panamá –una república bananera en toda la extensión de la palabra- se niegan a publicar la réplica a un artículo. Eso es lo menos que debe hacer un medio para que no se le tilde de panfletario.

 

Sr. Robinson, usted me ha censurado ambos artículos porque contradicen la visión que usted tiene del embargo norteamericano. Lo invito a que demuestre que es falso lo expresado en mis artículos.

 

Sr. Robinson, ustedpretende pasar como progresista, pero con este comportamiento demuestra que no lo es. Históricamente la izquierda se ha caracterizado por solidarizarse con los oprimidos, usted se está solidarizando con los explotadores.

 

Sr. Robinson, como le dije en otra oportunidad: usted sitúa la razón del poder por encima del poder de la razón.

Nota de Manuel Castro Rodríguez: Aunque este artículo no aborda la problemática cubana, debe servirnos para evitar que algo similar ocurra en una Cuba democrática.

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‘The Washington Amazon’

Zoé Valdés

7 de agosto de 2013

 

Lo de la compra del diario The Washington Post por el dueño de Amazon, sea cubano o de otra nacionalidad, salvará sin duda alguna la institución, el nombre, la marca, pero como podrán suponer no salvará al periodismo; el periodismo no será lo que era antes nunca más, como no lo será tampoco la literatura desde que Amazon compitiera deslealmente con las librerías y con los libros y sus autores. The Washington Post dejará de ser un periódico para convertirse en un blog de lujo redactado por cualquiera desde su Twitter –como advierte un amigo mío-, otro blog más, ojalá que no, pero no lo veo de otra forma, y no soy la única.

 

Al respecto, y es como mejor he podido entender el fenómeno, me acabo de leer un libro coescrito por Jean-François Fogel y Bruno Patino que se titula La condición numérica, jugando con el título La condición humana, de André Malraux; los mismos autores coescribieron otro libro titulado La prensa sin Gutenberg. En ambos libros los autores se muestran optimistas pese al desastre que anuncian y que ya está sucediendo. Es cierto que la humanidad siempre ha renacido invicta de los peores desastres, porque sólo se moviliza cuando el advenimiento ya no puede detenerse, cuando ya es irreversible.

 

La cosa va de lo siguiente: la noticia la posee ya cualquiera y la puede dar a su libre albedrío, y no precisamente contará el análisis de los periodistas, a los cuales, como a los libreros, se les considera ya obsoletos. No es una sociedad de pensamiento y análisis en la que vivimos, es una sociedad de sucesos efectistas, sin razonamiento, que derivarán en consecuencias profundas, en experiencias que enriquecerían la mente humana sensiblemente. Lo sensible, la poesía, no cuentan, lo que cuenta es lo numérico. Somos números, sin alma, y dentro de poco sin ideas. En cualquier momento eliminarán la carrera de Periodismo de las facultades universitarias, así como ya están eliminando algunas de Humanidades, las que tienen que ver con la crítica literaria, por ejemplo.

 

Respeto profundamente a la prensa, a la profesión –como siempre se le ha llamado– y a los periodistas, así como a los libreros, a los que considero los médicos del espíritu. Aunque es cierto que muchos de ellos se dedicaron más a querer sanar con ideología y a vender más a la izquierda que al pensamiento libre, tal como me recuerda una amiga; con todo y eso eran un elemento importante, imprescindible en la sociedad. Cada vez que una librería desaparece en París, es una herida sin posible cicatrización de ningún tipo que se le abre a esta ciudad, cuya marca de identidad, entre otras, y casi al mismo nivel que su cocina y sus museos y monumentos, son las librerías.

 

Algunos libreros eran dueños de pequeñas empresas, incluso familiares, que no le hacían daño a nadie, todo lo contrario; empresas que sus hijos heredaban contentos, porque constituían además instituciones de prestigio, ligadas con la cultura, con el saber, con el conocimiento. Cuando cierra una librería en París, en su lugar invariablemente abre un chino vendedor de ropa baratucha o un Zara, Mango, H&M, o cualquiera de esas marcas que nos visten a todos por igual, que nos uniforman. Lamentable y obsceno.

 

Amazon no es el único que tiene la culpa del cierre de muchas librerías, pero ha contribuido muchísimo a ello. Además, con todo ese poder, no ha reinventado nada para salvarle la vida, porque de eso se trata, a los libreros y a sus familiares, gente que se ha ido a la quiebra y directamente a la pobreza.

 

No estoy convencida de que Jeff Bezos, que como un niño con un juguete dice ahora que reinventará The Washington Post, sea capaz de hacerlo salvaguardando los mejores valores tradicionales, ni creo que respete a pie juntillas los puestos de todos los profesionales, al contrario, los licenciará probablemente, ojalá no sea sin piedad, les pagará, claro, quizá unos quilos comparado con los millones que atesora, los pondrá en la calle, y hará un periodismo ciudadano, del rápido y pésimo, del que no se paga, o a través del que sólo cobran las estrellas inventadas al vuelo efímero de la fama.

 

No me quedan ya muchas esperanzas acerca del futuro de la prensa tal como la conocimos, es probable que tampoco a ustedes. Debiéramos movilizar sin embargo aunque sea algo dentro de nosotros, para que alguna cosa más o menos equilibrada quede en pie y no sea reemplazada por el aburrido mundo de los muy ricos o el solitario y triste de los muy pobres, por el amplio y trágico distanciamiento entre de los millonarios y los indigentes. No quiero ese mundo indigente o arrogante para mi hija, no puedo soportar esa idea.

 

Que Jeff Bezos sea hijo de cubano, de un Peter Pan, resulta muy halagador para el exilio, aunque no ignoramos que con el éxito y el poder los cubanos no han llegado más lejos que su ambición y enriquecimiento propios; no es totalmente injusto, eso al fin y al cabo es el capitalismo, y lo reconozco, aunque no lo aplaudo del todo. Porque la mayor prueba del triunfo del capitalismo actual, del salvaje, sean los hijos de los Castro, campeones de golf, presidentes de ONG (qué desprestigio tan grande para las ONG), managers deportivos, informáticos millonarios. Tan podridos en plata como el mejor de los capitalistas, bañados en oro como el peor de los reyes, y todos riéndose y burlándose del pueblo, cada día más pobre.

 

Atención, no estoy comparando, desde luego que no, al triunfador Jeff Bezos con los hijos de los tiranos. Sólo estoy diciendo que el mundo es cada vez más horrendo y uniforme, aun cuando los orígenes sean diferentes, incluso cuando nos separen valores tan grandes como la libertad y la democracia. Amazon tiene eso, es libre y democrático, cada cual escoge el libro que quiere, y no el que le imponga nadie con su ideología o religión; lo que no le da, por supuesto, ningún derecho a la ceguera humana frente a, por ejemplo, los verdaderos escritores. Quienes en cualquier momento desaparecerán también.

 

Pero, volviendo a la proposición que les hice, no sé si esa movilización interior tenga siquiera ya algún sentido, porque cuando la gente está ciega, mejor dejar que se dé con el canto de la puerta y regrese con el chichón en la cabeza reconociendo cuánta razón nos asistía. Tal vez cuando eso ocurra sea ya demasiado tarde.

Papel de los periódicos en la República

José Martí

1875

 

   “Y corría anteayer un rumor doloroso, desvanecido hoy, por fortuna, con justísimo contento de los que estiman el decoro de la libertad. En el seno de las instituciones libres, donde es el primer derecho del hombre conocerse y serlo, toda libertad racional está garantizada por sí misma, toda idea justa lleva en sí misma su realización. Es entre nosotros, mal que pese a los que holgaran de que se les diese el bello derecho de las víctimas, enteramente libre la manifestación de los pensamientos por la prensa.” [1]

 

   “Abierta está la prensa; libre es, y así acaba de ejercerse, el derecho de acusación a los actos del gobierno: libre el derecho de reunir al pueblo y explicarle forma mejor que la actual para desenvolver sus derechos y asegurar y afirmar su prosperidad y ventura nacientes. ¿Por qué ha de acudirse a medios que manchan con sangre, cuando no se han empleado los medios que ilustran con el derecho? ¿Por qué ha de venir la revolución que mata hombres, cuando no se ha empleado la revolución que brota ideas? ¡Así serían acreedores al reconocimiento de la patria los que en su primera era de paz la detienen, la ensangrientan y la perturban?” [2]

 

   “No es el oficio de la prensa periódica informar ligera y frívolamente sobre los hechos que acaecen, o censurarlos con mayor suma de afecto o de adhesión. Toca a la prensa encaminar, explicar, enseñar, guiar, dirigir; tócale examinar los conflictos, no irritarlos con un juicio apasionado; no encarnizarlos con un alarde de adhesión tal vez extemporánea, tócale proponer soluciones, madurarlas y hacerlas fáciles, someterlas a consulta y reformarlas según ella; tócale, en fin, establecer y fundamentar enseñanzas, si pretende que el país la respete, y que conforme a sus servicios y merecimientos, la proteja y la honre.

 

   Tiene la prensa periódica altísimas misiones; es la una explicar en la paz, y en la lucha fortalecer y aconsejar; es la otra hacer estudio de las graves necesidades del país, fundar sus mejoras, facilitar así la obra a la administración que rige, y ya que tantas graves cuestiones preocupan en una nación que asciende de una situación vacilante y anómala, a la de tierra dueña y libre, ayude la prensa periódica a los que gobiernan, señalando y presentando estudiadas las cuestiones que han menester más seria y urgente reforma. La prensa no es aprobación bondadosa o ira insultante; es proposición, estudio, examen y consejo.” [3]

 

   “La prensa está haciendo algo digno de ella: el país pregunta a sus hombres inteligentes por qué se muere de miseria sobre su tierra riquísima, por qué la industria extranjera vive en México mejor que la industria mexicana: escritores jóvenes y entusiastas toman a su cargo la respuesta, y de aquí ha nacido una polémica notable, que, aunque no tuviera otro buen resultado, tendría el muy importante de haber ocupado notablemente la inteligencia de nuestros escritores. Hace a la larga daño hablar incesantemente de cosas vanas y fútiles. Se siente uno mejor cuando ha dicho sinceramente un pensamiento que cree útil. Esta satisfacción del bien obrar, cabe a los que briosamente han empeñado en la prensa de la capital esta cuestión.” [4]

 

1884

 

   “Hay en los Estados Unidos la excelente costumbre de dirigirse a los periódicos pidiendo consejo para alguna situación difícil, guía para alguna carrera, respuesta para alguna duda.- Supónese, con razón, que en una redacción de periódico concurren aptitudes varias y supremas, como que en las redacciones de periódicos es donde hierve ahora el genio, que antes hervía en cortes, en conventos y en campos de batalla. Y los periódicos, los mercantiles y los científicos sobre todo, responden a los solicitantes, ya en las columnas de la publicación, cuando la respuesta puede ser de interés general, ya en carta privada que suele ahorrar gran trabajo, poner en buen camino y servir de mucho al preguntador.” [5]

 

1892

 

   “Una es la prensa, y mayor su libertad, cuando en la república segura se contiende, sin más escudo que ella, por defender las libertades de los que las invocan para violarlas, de los que hacen de ellas mercancía, y de los que las persiguen como enemigas de sus privilegios y de su autoridad. Pero la prensa es otra cuando se tiene enfrente el enemigo. Entonces, en voz baja, se pasa la señal. Lo que el enemigo ha de oír, no es más que la voz del ataque.

 

   Eso es Patria en la prensa. Es un soldado. Para el adversario mismo será parco de respuestas, y en vano se le querrá atraer a escaramuzas inútiles porque cada línea de los periódicos de la libertad es indispensable para fundarla: aún el adversario hallará en nosotros más bálsamo que acero. El arma es para herir, y la palabra para curar las heridas. Pero en nuestro campo no reconocemos adversario. Nuestra virtud nos escuda, y nos envolvemos en ella.” [6]

 

s/f

 

   “Que no haya una manifestación de la vida, cuyos diarios accidentes no sorprenda el diarista:- eso es hacer un buen diario.- Decir lo que a todos conviene- y no dejar de decir nada que a alguien pueda convenir. Que todos encuentren en el diario lo que puedan necesitar saber. Y decirlo con un lenguaje especial para cada especie:- escribiendo en todos los géneros, menos en el fastidioso de Bibeau, desdeñando lo inútil y atendiendo siempre lo útil elegantemente.- Que un periódico sea literario no depende de que se vierta en él mucha literatura, sino que se escriba literariamente todo.- El periódico ha de estar siempre como los correos antiguos, con el caballo enjaezado, la fusta en la mano, y la espuela en el tacón. Al menor accidente, debe saltar sobre la silla,- sacudir la fusta, y echar a escape el caballo para salir pronto y que nadie llegue antes que él.- Debe, extractando en libros, facilitar su lectura a los pobres de tiempo,- o de voluntad o de dinero.- Hacer asistir a los teatros, como sentados en cómoda butaca, que este efecto hace una alineada y juiciosa revista, a los pobres y a los perezosos. Debe desobedecer los apetitos del bien personal, y atender imparcialmente al bien público.- Debe ser coqueta para seducir, catedrático para explicar, filósofo para mejorar, pilluelo para penetrar, guerrero para combatir.- Debe ser útil, sano, elegante, oportuno, valiente. En cada artículo debe verse la mano enguantada que lo escribe, y los labios sin mancha que lo dictan. No hay cetro mejor que un buen periódico.” [7]

 

Relación de notas.

[1] Artículo en “Revista Universal”. México, 12 de junio de 1875. Tomo 6. Páginas 230 a 231.

[2] Ídem. Página 231.

[3] Artículo en “Revista Universidad de México”. 8 de julio de 1875. Tomo 6. Página 263.

[4] Ídem.. 23 de septiembre de 1875. Tomo 6. Página 334.

[5] Artículo “Los libros que debe estudiar un buen mecánico.” “La América”, Nueva York, mayo de 1884. Tomo 8. Página 399.

[6] Artículo “A nuestra prensa.” De “Patria”. Nueva York, 14 de marzo de 1892. Tomo 1. Páginas 322 a 323.

[7] Apuntes. “Sobre periodismo.” Publicado por primera vez en La Habana, 1929. Tomo 28. Página 513.

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José Martí: El que se conforma con una situación de villanía, es su cómplice”.

Mi Bandera 

Al volver de distante ribera,

con el alma enlutada y sombría,

afanoso busqué mi bandera

¡y otra he visto además de la mía!

 

¿Dónde está mi bandera cubana,

la bandera más bella que existe?

¡Desde el buque la vi esta mañana,

y no he visto una cosa más triste..!

 

Con la fe de las almas ausentes,

hoy sostengo con honda energía,

que no deben flotar dos banderas

donde basta con una: ¡La mía!

 

En los campos que hoy son un osario

vio a los bravos batiéndose juntos,

y ella ha sido el honroso sudario

de los pobres guerreros difuntos.

 

Orgullosa lució en la pelea,

sin pueril y romántico alarde;

¡al cubano que en ella no crea

se le debe azotar por cobarde!

 

En el fondo de obscuras prisiones

no escuchó ni la queja más leve,

y sus huellas en otras regiones

son letreros de luz en la nieve...

 

¿No la veis? Mi bandera es aquella

que no ha sido jamás mercenaria,

y en la cual resplandece una estrella,

con más luz cuando más solitaria.

 

Del destierro en el alma la traje

entre tantos recuerdos dispersos,

y he sabido rendirle homenaje

al hacerla flotar en mis versos.

 

Aunque lánguida y triste tremola,

mi ambición es que el sol, con su lumbre,

la ilumine a ella sola, ¡a ella sola!

en el llano, en el mar y en la cumbre.

 

Si desecha en menudos pedazos

llega a ser mi bandera algún día...

¡nuestros muertos alzando los brazos

la sabrán defender todavía!...

 

Bonifacio Byrne (1861-1936)

Poeta cubano, nacido y fallecido en la ciudad de Matanzas, provincia de igual nombre, autor de Mi Bandera

José Martí Pérez:

Con todos, y para el bien de todos

José Martí en Tampa
José Martí en Tampa

Es criminal quien sonríe al crimen; quien lo ve y no lo ataca; quien se sienta a la mesa de los que se codean con él o le sacan el sombrero interesado; quienes reciben de él el permiso de vivir.

Escudo de Cuba

Cuando salí de Cuba

Luis Aguilé


Nunca podré morirme,
mi corazón no lo tengo aquí.
Alguien me está esperando,
me está aguardando que vuelva aquí.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

Late y sigue latiendo
porque la tierra vida le da,
pero llegará un día
en que mi mano te alcanzará.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

Una triste tormenta
te está azotando sin descansar
pero el sol de tus hijos
pronto la calma te hará alcanzar.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

La sociedad cerrada que impuso el castrismo se resquebraja ante continuas innovaciones de las comunicaciones digitales, que permiten a activistas cubanos socializar la información a escala local e internacional.


 

Por si acaso no regreso

Celia Cruz


Por si acaso no regreso,

yo me llevo tu bandera;

lamentando que mis ojos,

liberada no te vieran.

 

Porque tuve que marcharme,

todos pueden comprender;

Yo pensé que en cualquer momento

a tu suelo iba a volver.

 

Pero el tiempo va pasando,

y tu sol sigue llorando.

Las cadenas siguen atando,

pero yo sigo esperando,

y al cielo rezando.

 

Y siempre me sentí dichosa,

de haber nacido entre tus brazos.

Y anunque ya no esté,

de mi corazón te dejo un pedazo-

por si acaso,

por si acaso no regreso.

 

Pronto llegará el momento

que se borre el sufrimiento;

guardaremos los rencores - Dios mío,

y compartiremos todos,

un mismo sentimiento.

 

Aunque el tiempo haya pasado,

con orgullo y dignidad,

tu nombre lo he llevado;

a todo mundo entero,

le he contado tu verdad.

 

Pero, tierra ya no sufras,

corazón no te quebrantes;

no hay mal que dure cien años,

ni mi cuerpo que aguante.

 

Y nunca quize abandonarte,

te llevaba en cada paso;

y quedará mi amor,

para siempre como flor de un regazo -

por si acaso,

por si acaso no regreso.

 

Si acaso no regreso,

me matará el dolor;

Y si no vuelvo a mi tierra,

me muero de dolor.

 

Si acaso no regreso

me matará el dolor;

A esa tierra yo la adoro,

con todo el corazón.

 

Si acaso no regreso,

me matará el dolor;

Tierra mía, tierra linda,

te quiero con amor.

 

Si acaso no regreso

me matará el dolor;

Tanto tiempo sin verla,

me duele el corazón.

 

Si acaso no regreso,

cuando me muera,

que en mi tumba pongan mi bandera.

 

Si acaso no regreso,

y que me entierren con la música,

de mi tierra querida.

 

Si acaso no regreso,

si no regreso recuerden,

que la quise con mi vida.

 

Si acaso no regreso,

ay, me muero de dolor;

me estoy muriendo ya.

 

Me matará el dolor;

me matará el dolor.

Me matará el dolor.

 

Ay, ya me está matando ese dolor,

me matará el dolor.

Siempre te quise y te querré;

me matará el dolor.

Me matará el dolor, me matará el dolor.

me matará el dolor.

 

Si no regreso a esa tierra,

me duele el corazón

De las entrañas desgarradas levantemos un amor inextinguible por la patria sin la que ningún hombre vive feliz, ni el bueno, ni el malo. Allí está, de allí nos llama, se la oye gemir, nos la violan y nos la befan y nos la gangrenan a nuestro ojos, nos corrompen y nos despedazan a la madre de nuestro corazón! ¡Pues alcémonos de una vez, de una arremetida última de los corazones, alcémonos de manera que no corra peligro la libertad en el triunfo, por el desorden o por la torpeza o por la impaciencia en prepararla; alcémonos, para la república verdadera, los que por nuestra pasión por el derecho y por nuestro hábito del trabajo sabremos mantenerla; alcémonos para darle tumba a los héroes cuyo espíritu vaga por el mundo avergonzado y solitario; alcémonos para que algún día tengan tumba nuestros hijos! Y pongamos alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante: “Con todos, y para el bien de todos”.

Como expresó Oswaldo Payá Sardiñas en el Parlamento Europeo el 17 de diciembre de 2002, con motivo de otorgársele el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia 2002, los cubanos “no podemos, no sabemos y no queremos vivir sin libertad”.