EL CÓLERA EN LA CUBA DE LOS HERMANOS CASTRO

 

El cólera en los tiempos del castrismo

Por qué después de 130 años sin cólera,

Cuba lo sufre oficialmente desde 2012

Más de 400 contagiados con el cólera en Güines, población cercana a la capital de Cuba

Agosto de 2013

 

El cólera, la enfermedad de las manos sucias

 

Además de que el cólera es una enfermedad altamente contagiosa que puede matar en pocas horas, es una señal de miseria, es la plaga de los más pobres.

 

Falta de higiene en la venta de los alimentos

Decenas de miles de residentes en La Habana

nunca han visto salir agua del grifo

de la vivienda que habitan

Aguas negras (aguas albañales)

Agosto de 2013

Brote de cólera en Cuba causa alarma en EEUU

Peter Orsi

21 de agosto de 2013

Cuba’s silence on cholera dangerous to your health

Sherri L. Porcelain

SPorcela@med.miami.edu

08.17.13

 

After a century hiatus, cholera has returned to Cuba. Along with the re-emergence of dengue, a mosquito-born disease, both the local population and tourists visiting the island remain at risk today. This is no surprise since Cuba’s deteriorated water, sewage, sanitation and housing systems all create the ideal environment for rapid disease spread.

 

Luis Suarez Rosas, a physician with Cuba’s National School of Medicine, captures the paradox of Cuban healthcare today in using the term “epidemiologic silence” to describe Cuba’s official position on reporting disease outbreak information.

 

Cuba is a unique case study because of its long history of highly trained infectious disease specialists from the yellow fever response in the early 1900s to the prominence of the Pedro Kouri Tropical Medicine Institute founded in 1937. Yet, today, the policy to call dengue euphemistically as a febrile illness or cholera as a gastrointestinal illness represents an unethical national public health policy affecting individuals beyond their national borders. This choice to withhold good epidemiologic data derails global public health goals to inform and protect travelers; it also encourages rumors and creates confusion.

 

In June 2013 an independent journalist from Hablemos Press reported approximately 30 cases of malaria in Cuba. The Cuban government claimed these cases are imported by tourists or from returning residents who traveled to an endemic area. While imported cases of malaria are not new, the history of Cuba’s denials of other re-emerging diseases compels one to question the veracity of the government’s official report.

 

Malaria expert John Beier, Professor of Public Health Sciences at the University of Miami Miller School of Medicine, states that “Cuba is receptive to malaria since the mosquito has not been eliminated. It is also important to acknowledge that local pockets of transmissions can exist through imported cases from other areas in the region, such as Hispaniola where malaria is known to exist.” During rainy season, and when vector population increases, the risk of transmission increases as well. Still no official government report exists.

 

Cuba’s governmental policy to withhold information for the purpose of protecting the country’s health image, or its tourism industry, is unacceptable in an era where rapid and frequent transport across borders occurs. International travelers and concerned citizens everywhere must realize that microbes and mosquitoes do not require their own passport stamp for entry into the United States, and the intrepid stowaways may arrive before their presence is detected.

 

Based upon what we know and don’t know, we need to:

 

• Promote greater awareness about mosquito avoidance and cholera prevention for travelers to Cuba. While other countries may have higher reported cases, their risk is documented through transparency in their reporting. On June 27, 2013 the U.S. Interests Section in Havana posted an alert message for U.S. citizens regarding road safety and traffic deaths and injuries. This is an important health and safety message, so why not extend this to other public health issues?

 

• Consider the use of Rapid Diagnostic Kits (RDK) for early identification of such diseases as dengue and malaria. This could be especially important to U.S. travel medicine clinics where licensed and trained health professionals have the ability to do accurate testing and patient histories.

 

Dr. Kunjana Mavunda, medical director and tropical disease specialists at International Travel Clinic in South Miami, supports this approach. “I’ve been looking at these rapid diagnostic kits as part of the patient care, and it is important that you get a good history of the patient and identify potential exposure risks.” She indicated that Cuba’s neglected infrastructure makes it ripe for potential disease spread.

 

• Generate a wider dialogue concerning Cuba’s epidemiologic silence. Will anyone hold the Cuban government accountable for its failure to report an early outbreak of an infectious disease?

 

Global health security depends upon the rigor of good science, the willingness of nations to uphold policies to protect both their citizens and visitors, and the timely reporting of potential health threats. A world that is forced to rely on rumors puts everyone at risk. Consequently, silence is dangerous to your health.

La revolución

pudo haberse escapado por la alcantarilla

Manuel Cuesta Morúa

13 de agosto de 2013

 

El turismo revolucionario es una práctica del primer mundo. Como lo es el turismo-turismo. Los revolucionarios del segundo y tercer mundo no tienen ni tiempo ni dinero para pasear por el globo a poetizar la miseria congelada por esas violencias que triunfan en nombre del pueblo.

 

Debo dejar sentado en seguida que primer, segundo o tercer mundos no siguen para mi criterios geográficos. Todos los países los combinan a su manera, y siempre en términos relativos. En Cuba también hay un primer mundillo. De modo que los que se dedican al turismo de la revolución provienen de cualquier latitud, compartiendo todos tres cosas: una ceguera frente a la realidad social, un desprecio antropológico por los pobres que inevitablemente generan las revoluciones y una billetera algo abultada.

 

Pero últimamente me llama la atención un dato: la pérdida de sensibilidad higiénica en los turistas revolucionarios. Porque Cuba es el país sucio del mañana. Me pregunto por eso cómo desde el status de primer mundo se puede defender una revolución mugrienta. Es posible estar del lado de los nacionalismos, los populismos o los indigenismos, con independencia de su calidad aséptica. De las revoluciones antihigiénicas, no.

 

Cuba, la higiene y el turismo revolucionario

 

Quien visite cualquier parte de Cuba debe espantarse, excepto en pequeños pueblos o en pequeñas ciudades como Cienfuegos, por sus olores fétidos. Es como si Cuba se estuviera aventando ininterrumpidamente para evacuar los gases de una digestión lenta, opípara y pesada en virtud de la calidad de los alimentos que ingiere. Solo que en este caso se trata de desechos públicos que quiebran la capacidad media para resistir la putrefacción ambiente.

 

Un país sin baños para viandantes, sin agua ni jabón para lavarse las manos después de una incursión por cafeterías o restaurantes, sin servilletas o papel sanitario en lugares públicos, sin una recogida de basura medianamente eficaz, con portales que acumulan tres décadas de suciedad, con edificios a medio derrumbar que sirven de posadas a jóvenes parejas sin espacios privados para el placer sexual, con ómnibus-baños en la madrugada, con hospitales y policlínicas listos para transmitir infección, todo dentro de un clima tórrido que sintetiza las excrecencias naturales entre el calor y la humedad, un país así no puede atesorar un proyecto de futuro.

 

Lo que distingue a las utopías es la higiene. Si no pensemos en el vocabulario fundador de las revoluciones: en todo momento asocian el pasado que destruyen con lo podrido, intentando comenzar por una especie de higienización de la sociedad para edificar el país pulcro del día después. Todo en ellas parece reducirse a la sanidad y a la higiene: a la higiene mental, la relación difícil de los totalitarismos con la locura se parece a la de la aristocracia con la peste; a la higiene social, la separación y el aislamiento del delincuente son igualmente reacciones patológicas para los constructores de utopías; y a la higiene del cuerpo, pensemos en la obsesión con la salud en un tipo de sociedad que piensa que sus súbditos siempre están enfermos. Estas higienes son básicamente técnicas de control y disciplina totalitarios que no deberían permitirse fisuras. Sin embargo, todos estos ámbitos de trabajo sanitario están colapsados. El número de enfermos mentales no cesa de crecer, la población delincuencial es casi endémica y los enfermos atestan las estadísticas. Del lenguaje, ni hablar.

 

Desarrollo impensable

 

Que las utopías sean improductivas, bueno eso no es un gran problema; las tensiones de la productividad y del consumo son teóricamente extrañas a las revoluciones del futuro. Que son poco imaginativas, pues no importa; la imaginación es un rasgo individual que, en su esencia, amenaza la coherencia y el núcleo rígido de poder de los constructores de pueblos. Lo que sí debería ser una señal alarmante es la suciedad prosaica de la ciudad utópica cubana. Como una muestra de su salubridad su gente debería andar con ropa zurcida, pero limpia; como recomendaba mi abuela.

 

Y lo peor de Cuba no es la hediondez de la faena diaria, sino un tipo de suciedad medieval que se nota en cuatro rasgos: la acumulación de inmundicias, la indiferencia como inmunizada de todos frente al plus desecho de la ciudad, la cercanía de los centros que dicen procesar los detritos a los espacios poblacionales y la ausencia de infraestructura moderna para el reciclaje de la basura. Como en el Medioevo, las sentinas están muy cercas del dormitorio y es fácil la confusión entre agua potable y agua albañal.

 

¿Por qué el turismo revolucionario no se da cuenta que la revolución cubana pudo haberse escapado por la alcantarilla? Llegar a La Habana, Holguín o Santiago de Cuba y tener que beber agua embotellada, vendida a precios inaccesibles para quienes supuestamente se hizo la revolución, debería ser la prueba suprema de que sin higiene es imposible desandar por las pretendidas calles del futuro. También rotas y grasientas.

La rabia en los tiempos del cólera

Dr. Jeovany Jiménez Vega

15 de febrero de 2013 

 

El cólera, también llamado morbo asiático porque desde La India y China ha asolado reiteradamente al mundo con mortíferas pandemias, es el resultado de la colonización del aparato digestivo por un bacilo llamado Vibrio cholerae –una bacteria de la familia Spirillaceae muy sensible al calor y a los ácidos, que la destruyen rápidamente– descubierto en 1893 por R. Koch, quien también descubriera en 1882 el bacilo de la tuberculosis. Se trata de una enfermedad infecciosa, muy contagiosa, transmitida por vía oral mediante el agua y los alimentos contaminados con las deyecciones o el vómito del hombre enfermo o portador –la orina rara vez contiene vibriones– así como por el contacto con objetos como vasos, platos o cubiertos de mesa contagiados por un colérico.

 

Esta enfermedad tiene un período de incubación muy breve –que puede ser de dos o tres horas, pero que generalmente oscila de diez horas a tres días– durante el cual el individuo, ya contagiado, aún no muestra síntomas. Siempre se debe tener en cuenta que el cólera puede ser asintomático (es el caso de los llamados portadores asintomáticos del germen) así como el hecho comprobado de que ésta, en una parte considerable de los casos, la mayoría para algunos autores, no transcurre con el cuadro típico y grave, sino con un cuadro coleriforme o como una diarrea vulgar que escapa fácilmente al diagnóstico. Pasado este el período de incubación sobreviene el período de estado, en el que el paciente realmente enferma. Se hace una distinción de cinco formas clínicas hacia las que puede evolucionar un enfermo.

 

Que el cólera irrumpiera en Cuba era sólo cuestión de tiempo. La afluencia de viajeros, estudiantes extranjeros y el personal de las Misiones Médicas cubanas y de otras áreas de colaboración procedentes de países en epidemia, ha sido durante años una potencial puerta para la entrada de enfermedades infectocontagiosas a nuestro país. Esta vez, comenzando por Santiago de Cuba, se extendió durante los últimos meses hasta el occidente del país, incluida la capital, en forma de brotes tratados con premura y éxito variables, pero sin alcanzar, hasta el momento, rango de gran epidemia.

 

En la capital cubana la situación epidemiológica no es homogénea, sino que hay municipios más afectados que otros, pero sería una irresponsabilidad especular aquí sobre datos que no domino plenamente. Así mismo no sería prudente, ni ético, intentar minimizar la situación por la que atraviesa el país, aun cuando no estemos ante una situación epidemiológica explosiva, aunque me consta que las autoridades sanitarias hacen un gran esfuerzo para tratar de resolver la situación y no dudo que para las autoridades de gobierno también el asunto tenga una alta prioridad. Conspiran contra ello las irregularidades en el abasto de agua potable, la lamentable situación de la red de distribución y el deterioro de los sistemas de drenaje de albañales en muchos lugares del país –cuya solución depende de inversiones millonarias a mediano y largo plazo– así como la baja percepción de riesgo que pueden llegar a tener algunos sectores poblacionales ante una enfermedad para ellos desconocida, que no existía en Cuba desde finales del siglo XIX.

 

Este es un problema que hay que asumir en su justa medida, que no debe ser subestimado –porque estamos ante una enfermedad potencialmente letal y que ha dejado fehacientes ejemplos a través de la historia de cuántas vidas puede costar– pero que tampoco hay que sobredimensionar, pues tengo absoluta confianza en la competencia de mis colegas para tratar adecuadamente cada caso. Eso sí, la sociedad cubana debe poner en tensión toda su capacidad organizativa para erradicar este flagelo y así evitar que se constituya en un patrón endémico. El sistema de la Salud Pública cubana está preparado para así lograrlo. Sin triunfalismos gratuitos, estoy convencido de que en pocos meses la situación quedará bajo control.

 

Los médicos cubanos estamos suficientemente sensibilizados y capacitados para aniquilar este peligro. Que nuestro gobierno tenga una deuda para con nosotros; que se nos pague un “salario” de risa que nos obliga a vivir en la insolvencia más absurda; que aún se le dispense una mala atención a mi sector, en fin, que persista la vieja rabia por la vindicación pendiente, ya será harina de otro costal aunque no sea este el post que se proponga amasarla; aunque a pesar de todo siga siendo la rabia mi más conspicua vocación.

 

jeovanyjvega@gmail.com

Por primera vez

en ciento treinta años,

hay cólera en La Habana.

 

 

Además de que el cólera es una enfermedad altamente contagiosa que puede matar en pocas horas, es una señal de miseria, es la plaga de los más pobres.

Cuba: desinformación en tiempos del cólera

Iván García

26 de enero de 2013

 

Ha sido un boomerang. Si la política del gobierno de Raúl Castro era que no cundiera el pánico en la población sobre el brote epidémico del cólera, ha conseguido una cortina de humo desinformativa y miles de rumores falsos.

 

La gente no es tonta. Los repetidos anuncios en la televisión estatal acerca de medidas higiénicas para prevenirlo, ha despertado las alarmas entre los cubanos de a pie. La información fidedigna se calla. O se manipula.

 

El régimen solo ha reconocido 51 enfermos de cólera en La Habana, pero en bodegas y esquinas de la ciudad, los vecinos hablan de cientos de pacientes supuestamente internados bajo severos controles de cuarentena en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, situado en Marianao, al oeste de la capital.

 

Algo pasa. En tiendas, escuelas, lugares públicos y hasta en cafeterías por cuenta propia, hay pomos plásticos de agua con cloro para enjuagarse las manos. En los establecimientos gastronómicos, carteles visibles anuncian que el agua con la cual se elaboran alimentos y jugos ha sido hervida. El centro de la epidemia parece estar localizado en un área del municipio habanero del Cerro, colindante con el antiguo hospital Covadonga, hoy Salvador Allende.

 

Hace días, las autoridades sanitarias repartieron antibióticos y purificadores de agua por esa zona. Si usted camina por el barrio de Carraguao, escuchará diversas historias de personas contagiadas y casos de fallecidos. Incluso menores de edad. Es difícil separar los hechos reales de la tergiversación o la mentira. Ya se sabe que en una guerra, el gran perdedor es la noticia verídica. Y el gobierno de Castro se ha tomado el brote de cólera como una guerra.

 

Tal vez con la intención de no atemorizar demasiado a la ciudadanía y también por la afluencia turística, ahora mismo en temporada alta, han diseñado una política editorial subliminal para amortiguar las causas y efectos del cólera.

 

Por vergüenza o irresponsabilidad, o ambas cosas, la autocracia verde olivo no habla claro sobre el tema. El cólera es una enfermedad aguda diarreica surgida en la primera mitad del siglo XIX. Llegó a Europa probablemente desde la India. Y para 1831 se había cobrado cerca de 300 mil víctimas.

 

Luego que en 1854 el italiano Filippo Pacini aislara el bacilo del vibrio cholerae, y en 1884 el catalán Jaume Ferran i Clua preparara la primera vacuna y la aplicara en la epidemia de cólera de 1885 en Alzira, Valencia, el mundo industrializado dejó de tener noticias sobre el cólera.

 

Era cosa de regiones pobres, insalubres y atrasadas del África o el Asia profundas. La última vez que fue reportado el cólera en Cuba fue hace 130 años. En 1991 reapareció en regiones de América del Sur. Y en octubre de 2010, después del terremoto que devastó Haití, la mortal epidemia llegó al Caribe.

 

Precisamente médicos cubanos ayudaron a controlar el cólera en Haití. A finales de 2010, informes de periodistas independientes daban cuenta de focos de cólera en caseríos del oriente de la isla. El gobierno daba la callada por respuesta. En junio de 2012, la agencia de prensa independiente Hablemos Press reportaba 2 muertos y más de 50 hospitalizados en Manzanillo, ciudad de 130 mil habitantes en la provincia Granma, a unos 900 kilómetros al este de La Habana.

 

Otra vez reporteros al margen del control estatal soltaban la noticia. El 13 de julio de 2012, el Ministerio de Salud Pública aclaraba que continuaba el combate contra el brote de cólera en Manzanillo y “no había nuevos fallecidos”. Días después, en un discurso el 23 de julio ante el parlamento cubano, el presidente Raúl Castro denunciaba el ‘incremento de campañas de propaganda y tergiversaciones’ sobre los casos de cólera registrados en provincias orientales, con el fin de “desprestigiar el sistema de salud”, y afirmó que el brote estaba “controlado”.

 

El 28 de agosto, un optimista comunicado oficial expresaba que el cólera había sido erradicado, tras dejar 3 fallecidos (la cifra de muertos varía según las fuentes) y 417 enfermos detectados el 3 de julio en Manzanillo. No era cierto. Meses después, el cólera resurgía en La Habana.

 

El 15 de enero de 2013, el gobierno reconocía la existencia de 51 casos confirmados en varios municipios habaneros, sin mencionar ningún fallecimiento, pese a la BBC haber documentado la muerte de Osvaldo Pino Rodríguez, barbero de 46 años. Cuatro días más tarde, el 19 de enero, el periódico Granma publicaba una entrevista con dos especialistas en Epidemiología, afirmando que el brote de cólera en la capital “está prácticamente cerrado”.

 

El régimen aduce que el causante es el agua utilizada por elaboradores particulares en la cocción de alimentos. No se menciona que por el mal funcionamiento del acueducto y las roturas de las cañerías, se pierde más del 50% del agua potable distribuida en la ciudad. Tampoco se informa que debido a la distribución de agua en días alternos en gran parte de La Habana, sus residentes deben recurrir a tanques, cubos y toda clase envases para acumular el preciado líquido, muchos sin las debidas condiciones higiénicas.

 

Igualmente nada se dice sobre la pésima calidad del agua potable en Cuba. Valga aclarar que el agua utilizada en los establecimientos gastronómicos, particulares o estatales, es distribuida por el Estado. Romper el círculo vicioso de enfermedades o epidemias como el cólera y el dengue, donde el agua incide fuertemente, será algo complejo mientras la mayoría de las familias cubanas se vean obligadas a utilizar agua envasada para cocinar, limpiar y asearse.

 

A pesar de esa realidad, La Habana es afortunada: no ha padecido epidemias devastadoras a gran escala. Aunque la higiene de la urbe deja bastante que desear. Un alto porcentaje de sus habitantes bebe el agua sin hervir o purificar. En mi opinión, el cólera en Cuba se debe a un conjunto de circunstancias, entre éstas la ineficiencia estatal en la distribución y potabilización del agua y en el mantenimiento de la higiene en barrios y comunidades en 54 años de revolución.

 

La salud pública hace lo que puede. Las enfermedades consideradas ‘reemergentes por las autoridades sanitarias, se pudiesen prevenir con un proyecto a fondo de rehabilitación y saneamiento de aguas y residuales, en la capital y el resto del país. A paso de tortuga el régimen lo intenta. Pero el resultado no se ve. El agua sigue despilfarrándose por las noches en las calles de La Habana.

 

Otro mal de fondo es el tratamiento informativo. La prensa oficial sigue reportando una Cuba aparente, irreal. La gente reclama noticias serias, sobre todo cuando se trata de asuntos que afectan su salud y tranquilidad ciudadana. Es un derecho.

El cólera en los tiempos del castrismo

Manuel Castro Rodríguez

16 de enero de 2013

 

En esta imagen se observa a un grupo de cubanos haciendo cola con envases de pintura vacíos -envases que son muy difíciles de conseguir-, para obtener un poco de agua.

Es muy común que el cubano de a pie tenga que hacer cola para obtener un poco de agua para las actividades propias del ser humano.

Cuando Fidel Castro tomó el poder en 1959, La Habana tenía un excelente servicio de agua potable. El ingeniero cubano Francisco de Albear Lara diseñó y construyó el acueducto que lleva su nombre; su proyecto obtuvo medalla de oro en la Exposición de París (1878). El acueducto de Albear, inaugurado el 23 de enero de 1893, ¡hace 118 años!, suministra actualmente “el 20% del agua que se consume en la capital de Cuba”.

 

Decenas de miles de residentes en La Habana nunca han visto salir agua del grifo de su residencia; lo normal para ellos es cargar agua diariamente. Desde hace unos cuarenta años tampoco sale agua del grifo de los baños de los cines, cafeterías y restaurantes a que acude el cubano de a pie; sólo cuando se realiza el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano es que hay agua en algunos cines. Además, los supermercados y centros comerciales no tienen servicios sanitarios ni cosa que se le parezca. Desde hace unos cuarenta años, de los baños de la Facultad de Economía de la Universidad de la Habana emana un mal olor imposible de soportar.

 

Tampoco sale agua del grifo en numerosos hospitales y escuelas. Mis hijos nacieron en los años 1976 y 1983 en el Ramón González Coro, el mejor hospital gineco-obstétrico de Cuba. En ambas ocasiones yo tuve que cargar agua para que mi esposa pudiese lavarse, no bañarse.

 

Alejandro Vilá Noya, directivo de Aguas de La Habana, reconoció que “los salideros más escandalosos están en las calles, porque son visibles y corren por el pavimento (…) más del 50 por ciento del agua que bombean se pierde por esas causas”.

 

http://www.rebelion.org/noticias/2010/1/98526.pdf

 

El sistema de acueductos “no ha recibido un mantenimiento integral en el último medio siglo

 

http://cubaalamano.net/sitio/client/articulo_ips.php?id=55

 

o sea, desde que Fidel Castro tomó el poder.

 

Además, “en 2003, la cobertura de alcantarillado alcanzaba sólo a 63 por ciento de los 2,2 millones de habitantes de La Habana

 

http://cubaalamano.net/sitio/client/report.php?id=369

 

También, dadas las numerosas roturas del alcantarillado, se pueden ver las aguas negras corriendo por algunas calles. Esto, unido a las numerosas roturas que tienen las tuberías del acueducto, provoca que en numerosas ocasiones ¡las aguas de consumo humano sean contaminadas por las aguas negras! Por eso en La Habana es imprescindible hervir el agua de tomar, para evitar contraer enfermedades gastrointestinales.

 

Desde hace más de seis meses se han venido reportando muertos por cólera en Cuba, pero las autoridades habían guardado silencio.

La Habana toma medidas

contra el peor brote de cólera en varios años

Yoani Sánchez

16 de enero de 2013

 

Las autoridades han cerrado cafeterías y han recomendado el uso de cloro para las manos

 

La autoridades sanitarias cubanas han admitido la existencia de un brote de cólera que hasta el momento ha afectado a medio centenar de personas en La Habana. Diez días después de haber sido detectado por el sistema de vigilancia clínico epidemiológico y cuando ya los rumores circulaban por toda la ciudad, el diario Granma publicó este martes en su primera página una Nota Informativa a la Población donde “anuncia” la existencia de la enfermedad en la capital cubana, al tiempo que advierte que la trasmisión de la enfermedad se encuentra en fase de extinción como resultado de las medidas tomadas.

 

Varios periodistas independientes ya habían alertado sobre la enfermedad y la muerte de al menos una persona, que el Ministerio de Salud Pública no ha reconocido todavía. También algunos corresponsales extranjeros se sumaron a la denuncia en los últimos días, con lo cual la prensa nacional ha tenido pocas posibilidades de seguir escondiendo la situación.

 

Antes de que los medios oficiales confirmaran el brote, ya eran visibles las medidas sanitarias en lugares públicos, especialmente en aquellos de gran confluencia de personas. En las terminales de ómnibus y de ferrocarril, en las policlínicas, escuelas y centrales de taxis se establecieron medidas extraordinarias de higiene, como la colocación en el piso de recipientes con desinfectantes y bactericidas para limpiar la suela de los zapatos. También en centros laborales y docentes se ha recomendado la presencia de pomos con agua clorada para lavar las manos.

 

Según la información publicada en los medios oficiales, la transmisión se originó por un expendedor de alimentos portador de la enfermedad, adquirida durante los brotes ocurridos con anterioridad en las provincias orientales.

 

La transmisión se originó por un expendedor de alimentos portador de la enfermedad

 

Desde principios de la semana pasada se desató una inusual compra de botellas de agua mineral natural y de líquidos antibacterianos, productos que solo se pueden comprar en la red de comercios que operan con moneda convertible, mientras en las farmacias se agotaba el hipoclorito de sodio para desinfectar el agua de consumo humano. En el superpoblado municipio Cerro se ordenó el cierre temporal de establecimientos expedidores de alimentos, tanto los administrados por el estado como los aún recién surgidos tras la autorización del trabajo por cuenta propia.

 

Las medidas de protección propuestas por las cadenas de televisión están siendo tomadas muy en serio y también la recomendación de evitar comer en la calle. Familias que hasta hace unas semanas tomaban agua directamente del grifo han comenzado a hervirla para evitar el contagio. El deteriorado estado de la red hidráulica ha hecho más difícil la erradicación total del cólera.

 

Especial irritación ha causado el silencio de los medios sobre la existencia misma del brote epidémico que impidió la extensión masiva de las medidas de protección. Muchos señalan que en la lentitud informativa influyó la intención de no afectar al turismo internacional, una de las locomotoras de la economía cubana. Otro motivo de tanto secretismo podría ser evitar el descrédito que significa la aparición de una enfermedad que suele hacer acto de presencia en países muy pobres o con deficiente sistema sanitario.

Colera en La Habana

Nota publicada el 15 de enero de 2013,

en el Granma, órgano oficial

del único partido político legal

en la Cuba de los hermanos Castro

 

NOTA INFORMATIVA A LA POBLACIÓN

 

El Ministerio de Salud Pública informa que a partir del domingo 6 de enero el sistema de vigilancia clínico epidemiológica detectó un incremento de las enfermedades diarreicas agudas en el municipio Cerro y posteriormente en otros municipios de la capital. Un grupo de estos pacientes presentaban síntomas y signos que orientaban etiológicamente a la sospecha de Cólera, lo que determinó la activación de las acciones previstas en el plan anticolérico, para cuyo cumplimiento disponemos de todos los medios y recursos necesarios.

 

El análisis microbiológico realizado por el Instituto de Medicina Tropical “Pedro Kouri”, determinó que el agente causal es el Vibrio Cholerae O1 Tor enterotoxigénico serotipo Ogawa, estando confirmados hasta la fecha 51 casos.

 

Según las evaluaciones epidemiológicas efectuadas la trasmisión se generó por un expendedor de alimentos, portador asintomático de la enfermedad, adquirida durante los brotes informados con anterioridad en otras regiones del país.

 

Como resultado de las medidas adoptadas la trasmisión se encuentra en fase de extinción. Ello ha sido posible, en primer lugar, por la vigilancia permanente y la capacidad de respuesta de nuestro sistema de salud.

 

Se reitera la necesidad de intensificar las medidas higiénicas, especialmente las relacionadas con el lavado de las manos, la ingestión de agua clorada, la limpieza y cocción adecuada de los alimentos, aspectos estos imprescindibles en el cuidado de la salud.

Entre la cólera y el cólera

Esther Beltrán

15 de enero de 2013

 

El silencio y el ocultamiento sistemático de la información da una sensación de seguridad que es falsa. El secretismo es inmoral

El 9 de enero de 2013, por solo poner un ejemplo, fue noticia de primera plana en el periódico Granma una “Fiesta de la ciencia en Expocuba”. Otra sobre cómo el Parlamento venezolano respalda el derecho legítimo del presidente Chávez a su plena recuperación y la tercera habla sobre el nuevo récord de desempleo en la eurozona.

Esas y otras posteriores ocultan un fuerte rumor que se abate ahora mismo sobre La Habana y que reveló, en parte, este domingo la BBC Mundo.

En la capital cubana se dice que han fallecido dos escolares en una secundaria básica del municipio Cerro víctimas de cólera, una enfermedad que hace cien años no se reportaba en el país hasta que llegó por la parte oriental del territorio, presumiblemente desde Haití, donde personal cubano de la salud enfrentó la epidemia que allí se desató. Todos son rumores difíciles de confirmar.

Aunque en el mes de agosto el Gobierno cubano afirmó públicamente que la enfermedad había sido controlada y que la gente había dejado de enfermarse y se había eliminado la propagación del flagelo, se sabe que la insalubridad creciente a partir del paso del devastador Sandy por Santiago de Cuba y Holguín fueron el caldo de cultivo perfecto para que renaciera la amenaza. Y aunque no se publicaron las cifras de personas atendidas por esta enfermedad, todavía en el mes de diciembre en la ciudad de Santiago de Cuba para entrar a una escuela, teatro o cualquier lugar de afluencia de público era necesario desinfectar las suelas de los zapatos y las manos de las personas. Y aunque se llevaba a cabo esta maniobra, se permitió y también se fomentó el movimiento de mucha gente hacia aquella zona para presentar obras de teatro y ofrecer conciertos, en una especie de cruzada de sanación espiritual. Todo ello unido a los que deciden marcharse de un sitio devastado hacia la capital en búsqueda de la más rala subsistencia. Así han construido la fórmula perfecta del desastre.

Se comenta que los fallecidos por causa del cólera no tienen derecho a velorio, tampoco a ser incinerados donde los demás. Dicen que les toca un sarcófago de metal para evitar la expansión de los fluidos morbosos.

Como el control sanitario es fundamental (la única forma de contagio es a través del agua y de alimentos contaminados por heces fecales en las que se encuentre la bacteria) la semana pasada convocaron a una reunión al menos en un policlínico del municipio capitalino de Playa donde han sido citados los cuentapropistas para informarles que existen casos positivos de cólera en la zona y que por tanto, deberán extremarse las medidas higiénico sanitarias. También se activarán y extremarán los controles por parte del MINSAP a todos los paladares, cafeterías y demás actividades de la cuentapropia. Si las inspecciones encuentran irregularidades, pueden retirar las licencias de ejercicio de la actividad de que se trate indefinidamente. Queda prohibido reciclar los pomos plásticos de refrescos o de agua. No se pueden vender platos que contengan pescados o mariscos crudos o poco cocidos. Los deshechos deben guardarse en recipientes limpios y convenientemente tapados. Los cocineros deben manipular los alimentos provistos de guantes. Deben tenerse a mano líquidos antibacteriales y ofrecerlos al cliente que así lo solicite.

Sin embargo, aunque los cuentapropistas cumplan al pie de la letra las disposiciones anteriores, se advirtió que si existiera un caso positivo en la misma cuadra donde se encuentre el negocio privado se procederá a cerrarlo hasta tanto se considere pertinente por las autoridades sanitarias.

Sin pretender cuestionar la necesidad de aplicar reglas de estricto control, resulta sorprendente que sí se pretenda accionar rápidamente contra el sector privado cuando es proverbial la ineficacia sanitaria que impera a niveles comunitarios: basura amontonada durante días, derrames de aguas albañales, existencia de roedores y otros vectores transmisores de enfermedades.

¿Dónde venden guantes para que los cocineros manipulen los alimentos? Los estomatólogos en las clínicas dentales trabajan con un único par de guantes el día entero: primero en una boca, después en la otra y así sucesivamente. Me consta que se lavan no las manos, sino los guantes. Y siguen haciendo su trabajo lo mejor que pueden.

Espero que no haya nadie que crea que disfruto escribiendo sobre estos asuntos. Existe una amenaza real para la salud de las personas ahora mismo en Cuba. Asúmanla e informen a la población que mañana, de no tomar medidas apropiadas, puede enfermarse. No toda la responsabilidad del contagio está en las paladares y cafeterías privadas. Visiten las escuelas, los hospitales; exijan en los establecimientos estatales donde la gente se roba el detergente y todo lo que encuentre porque el salario no les da para vivir. El silencio y el ocultamiento sistemático de la información da una sensación de seguridad que es falsa. El secretismo es inmoral.

Agencia británica BBC:

Muerte por “grave” brote de cólera en Cuba

Fernando Ravsberg

BBC Mundo, La Habana

14 de enero de 2013

 

Osvaldo Pino Rodríguez, un habanero de 46 años, es una de las primeras víctimas mortales del cólera en La Habana, según le confirmó a BBC Mundo su madre, Miriam Rodríguez. Falleció el 6 de enero en el hospital Salvador Allende de la barriada del Cerro.

Osvaldo era barbero de profesión y llevaba algunos días con diarrea cuando sufrió un paro cardíaco y fue internado de urgencia.

“Lo pusieron en observación, con suero pero tenía mucha diarrea y se estaba deshidratando”, cuenta su madre.

Aunque no existe un reconocimiento oficial de la existencia de cólera en la capital cubana, fuentes de Salud Pública confirmaron que hay decenas de casos y varios muertos. El asunto parece “grave”, al punto de movilizar la Defensa Civil, organismo encargado de enfrentar desastres.

Solicitamos una entrevista con el Ministerio de Salud Pública para que nos dieran un panorama de lo extendida que está la enfermedad, pero se negaron a hablar.

Algunos médicos le confirmaron a la BBC que se les orientó a no mencionar el nombre de la enfermedad.

 

Entre rumores y dudas

Miriam explicó que en el caso de su hijo los médicos “en un primer momento tenían dudas de si era o no cólera”.

Y añadió: “Un día antes de su muerte le hicieron la prueba, confirmaron que era eso y decidieron enviarlo para el IPK”, un hospital especializado en enfermedades tropicales.

Sin embargo, Osvaldo nunca abandonaría el hospital Salvador Allende.

“En el momento en que lo montan en la ambulancia le da un nuevo paro (cardíaco). Nunca se pudo trasladar, a cada segundo se empeoraba, llenaba tanques con la diarrea”, le dijo la madre a BBC Mundo.

Apenas confirmaron que se trataba de cólera, “en el hospital nos dieron las tres pastillas de antibióticos y vinieron para acá enseguida a tomar muestras del agua estancada, el agua de tomar, repartieron las pastillas a todos los vecinos y cloro para todas las casas”.

La madre de Osvaldo lamenta que las autoridades no expliquen a la población lo que está ocurriendo.

Hay mucha desinformación; nosotros mismos estuvimos todo el tiempo en contacto con él en el hospital sin saber que podía ser cólera”.

 

“Sala dedicada”

En el hospital Salvador Allende se habría abierto una sala para casos de cólera.

Según fuentes de Salud Pública, el hospital IPK está desbordado y ya se han abierto salas en otros centros de salud. Los vecinos del Cerro le aseguraron a BBC Mundo que la sala Muñoz del Salvador Allende está dedicada a los enfermos de cólera.

El Cerro, un municipio ubicado en el centro geográfico de la ciudad, sería el punto de partida y la zona más afectada, pero ya se estaría propagando hacia otros barrios de la capital, según aseguró un médico que prefiere mantener el anonimato.

En estos días, los directores de varios hospitales se habrían reunido con el General Ramón Pardo, Jefe de la Defensa Civil, para coordinar acciones de cara a contener la propagación de una enfermedad que el año pasado reapareció en Cuba tras un siglo de haber sido erradicada.

En los municipios afectados, personal de la salud recorre las casas entregando 3 antibióticos que en teoría inmunizan a las personas contra el cólera. Sin embargo, una semana después de la muerte de Osvaldo aún se niegan a emitir una alerta pública preventiva.

Aunque la presencia de cólera y de dengue fue confirmada a BBC Mundo por personal de salud que trabaja directamente en el combate de ambas enfermedades, es difícil precisar la propagación real, si se trata solo de focos o ya se puede hablar de una epidemia.

El cólera inconfesable

Miriam Celaya       

 14 de enero de 2013   

 http://www.desdecuba.com/sin_evasion/?p=2237&utm_source=twitterfeed&utm_medium=twitter

Por primera vez desde que tengo memoria estoy viendo a los empleados de las “carnicerías” trabajando con guantes y gorros. Los que no tienen guantes utilizan bolsas de nailon. El mismo cuadro se presenta en las panaderías, en las que usualmente los dependientes manoseaban el pan a mano desnuda, sin importar que segundos antes hubiesen estado fumando, rascando la caspa de sus cabezas o hurgándose la nariz. Esta saludable práctica en los comercios de la red “subsidiada” por la cartilla de racionamiento, resulta sencillamente una novedad insólita.

Por su parte, en la red de mercados recaudadores de divisas también se toman precauciones. Hasta hace poco las mismas manos que restregaban los billetes en la caja registradora eran las que, sin ceremonia alguna, despachaban “a pelo” la comida que nos llevaríamos a la boca. Ahora se colocan cuidadosamente guantes o bolsitas de nailon para no tomar contacto directo con los alimentos.

Los tanques colectores de basura, habitualmente desbordados, están siendo recogidos más de una vez al día, los spots televisivos insisten sobre la importancia de lavarse bien las manos y hervir el agua de tomar, y los inspectores de las cafeterías y quioscos de cuentapropistas que no han sido cerrados alertan los alimentos que no se pueden vender por estos días: nada de refrescos, batidos y jugos; tampoco panes con mayonesa casera ni dulces con merengue u otros que se elaboran con huevos crudos. Para todos nosotros esas señales evidencian que algo grave está ocurriendo y que el cólera está más extendido de lo que pensamos. La violación hasta de las más elementales normas de higiene ha sido tan común entre nosotros que la aplicación de cualquier medida sanitaria salta a la vista por contraste y grita lo que callan las autoridades… Por supuesto, el cólera no es propio de las potencias médicas; mucho menos de un destino turístico.

En la ciudad la gente no habla de otra cosa. No es un susurro temeroso ni un secreto entre comadres, sino una alarma creciente que hablan los vecinos de ventana a ventana, los amigos que se encuentran en cualquier lugar, los taxistas, vendedores y viandantes en cualquier esquina: hay muchos casos de cólera en la capital y un número indeterminado de fallecidos, entre ellos un niño. Varios círculos infantiles y escuelas han cerrado, así como numerosas cafeterías. Ya no solo existen focos de la enfermedad en poblaciones de la periferia como Regla o San Miguel del Padrón, sino que se ha extendido a municipios tan populosos como Cerro, Diez de Octubre y Centro Habana. Todos sabemos que el hospital Salvador Allende (Covadonga), del municipio Cerro, está a tope entre enfermos de dengue y de cólera. Una epidemia como esta era quizás lo único que nos faltaba para el retorno a las condiciones del siglo XIX.

Sin embargo, pese a que el cólera llegó a la capital desde muchas semanas atrás, los informes finales del años 2012 destacaban por su triunfalismo en referencia a los estándares de salud. También la presidenta de la Organización Mundial de la Salud tuvo palabras de encomio para el sistema médico cubano y sus fabulosos avances. Sobre todo, los admiradores del gobierno de la Isla insisten en sus loas a los programas “que garantizan la atención médica de los cubanos y de otros pueblos del mundo”. En un plano más espiritual, tampoco las autoridades eclesiales y los babalawos, que tan preocupados se han mostrado por la salud del presidente venezolano, no parecen muy motivados para invocar la protección de Dios y de los orishas para este pueblo. Obviamente, no tenemos hacia dónde volvernos.

Por el momento, los medios no han informado sobre la presencia del cólera en Cuba ni de la magnitud de la epidemia. Al parecer no sienten presión alguna por parte de las organizaciones internacionales de salud de las cuales Cuba es miembro. Mientras los vendedores de comidas cierran sus establecimientos o enguantan sus manos, el gobierno cubano -literalmente- se las lava.

Como bien señala un lector: “El cólera se transmite por contacto con las aguas residuales, lo cual se evita con un buen sistema de alcantarillado sin fugas ni contaminaciones.

Por tanto la solución pasa por mejorar el sistema de alcantarillado. Todo lo otro que recomiendan las autoridades no es más que un parche.

Hace más de un siglo que no había cólera en Cuba, lo cual nos indica que la situación del alcantarillado en Cuba está tan mal como hace un siglo, posiblemente debido a más de medio siglo de abandono revolucionario.

El cólera es una enfermedad de países muy subdesarrollados. Hasta ahí llegó Cuba”.

Otro lector expresa: “El Ministerio de la Verdad cubano, a través de su agente literario Granma, acaba de admitir, con nocturnidad digital (12:30 am del 15 de enero) que hay cólera en La Habana, por supuesto, han confesado solo lo más mínimo posible y como siempre terminan diciendo que todo está bajo control. Como dice el dicho: el que dice una media verdad miente dos veces”.

Aumentan de 30 a 85

los casos de cólera en Cuba

Cólera en Cuba.

Denuncia de una enfermera cubana

Las autoridades cubanas han reconocido la presencia de bacterias en más de doscientos ríos y afluentes en toda Cuba. Esto podría ser la fuente de los brotes de cólera y dengue.

En el oriente cubano se reporta el incremento de enfermedades contagiosas y mortales.

Nuevo brote de cólera en Cuba. AméricaTevé

Hace un mes, el 16 de diciembre de 2012,

la agencia independiente Hablemos Press denunció:

Aumentan los casos de cólera en la capital cubana

Aumentan los casos de cólera en la capital cubana

Mario Echevarría Driggs*.

http://www.cihpress.com/2012/12/aumentan-los-casos-de-colera-en-la.html

La Habana.- Autoridades del Ministerio de Salud Pública declaran en estado de alerta los Consejos Populares de Jesús María y Belén, en la Habana Vieja, en esta capital, por detectar la presencia de casos de cólera, informaron los médicos luego de realizar una inspección casa por casa.

Las autoridades han activado puestos de mandos de emergencias con personal capacitado, en los policlínicos y salas de hospitales para tratar los casos que vayan apareciendo.

Agentes de la Campaña antivectorial realizan labores de saneamiento en calles y edificios de los dos Consejos Populares, y se reparten medicamentos entre la población para impedir la deshidratación.

Un auto con altavoz circula por todo el municipio Habana Vieja alertando a la ciudadanía sobre las medidas que se deben adoptar ante la presencia de los síntomas (vómitos, fiebres y diarreas agudas).

“El Ministerio de Salud Pública, informa a la población que debe acudir al médico rápidamente en caso de presentar vómitos, fiebres y diarreas agudas, y en ningún caso debe auto medicarse “, informa una mujer a través del altoparlante.

“Los ciudadanos que reciban algún familiar del Oriente del país, y presenten síntomas de la enfermedad, tienen que llevarlo con urgencia al hospital para su ingreso”, alerta la mujer.

En otro de los mensajes, a través del carro móvil, la voz del alto parlante informó: “A partir del lunes 17 de diciembre se comenzarán a impartir talleres al personal de la salud, para que se capaciten respecto al tratamiento a seguir para combatir con eficacia la epidemia”.

Tras consultar a un agente de la Campaña de vectores, éste comentó: “Ha habido un gran aumento de los casos de dengue hemorrágico por toda la capital y se han detectado decenas de casos de cólera”.

“Se teme el aumento de los casos. El gobierno está tomando serias medidas contra personas que venden alimentos y no cumplen con las medidas higiénico-sanitarias”, enfatizó.

Una doctora, que ha preferido mantenerse en el anonimato dijo: “se han detectado 47 casos en el municipio Habana Vieja; 17 son naturales de la capital y 33 provienen de las provincias orientales”.

El gobierno no reconoce públicamente que hay cólera y dengue en la capital, pues esto afecta el turismo”, dijo la galeno.

*Colabora con Hablemos Press.

¿Nos hemos acostumbrado a la suciedad?

Yoani Sánchez

16 de agosto de 2012

 

Un adolescente escribe -con su dedo índice- la palabra “límpiame” sobre el polvo de la ventanilla del ómnibus. Una madre pregunta a su hijo cómo está el baño de la escuela y éste confirma que “la peste no lo deja ni entrar”. Una estomatóloga se come una fritura delante de su paciente y con las manos sin lavar procede a extraerle la muela. Un transeúnte hace gotear el queso de su pizza -recién salida del horno- sobre la acera, donde se acumula en un charco de grasa. Una camarera limpia con un trapo pestilente las mesas de la heladería Coppelia y reparte vasos pegajosos por sucesivas capas de lácteo mal fregadas. Un turista se bebe embelesado un mojito en el que flotan varios cubos de hielo hechos con agua del grifo. Una fosa albañal se desborda a pocos metros de la cocina de un centro recreativo para niños y adolescentes. Una cucaracha pasa rauda y veloz por la pared de la consulta mientras el médico ausculta al paciente.

 

Todo eso y más podría enumerar, pero he preferido hacer una síntesis de lo que he visto con mis propios ojos. La higiene en Cuba muestra un deterioro alarmante y crea un escenario propicio para la propagación de enfermedades. El brote de cólera en el oriente del país es una triste advertencia de lo que podría ocurrir también en la capital. La ausencia de una instrucción sanitaria desde los primeros años de vida ha hecho que lleguemos a aceptar la suciedad como el entorno natural en el que debemos movernos. Las carencias materiales aumentan también el riesgo epidemiológico. Muchas madres usan varias veces los pañales desechables de bebé, rellenándolos con algodón o gasa. Las botellas de plástico recogidas de la basura sirven de envase para fabricantes de yogurt doméstico o para vendedores de leche en mercado ilegal. El deficiente suministro de agua que padecen numerosos barrios disminuye el lavado de manos e incluso la cantidad de baños a la semana. Los elevados precios y el desabastecimiento de los productos de limpieza complican aún más la situación. Ahora mismo resulta muy difícil encontrar en alguna tienda una frazada para limpiar el piso y el detergente también escasea. Mantenerse limpio es caro y complicado.

 

La semana pasada, los medios informativos anunciaron un nuevo código de sanidad para el manejo de alimentos, medida -sin dudas- bienvenida. Pero los graves problemas higiénicos que muestra La Habana no se resuelven a base de decretos y resoluciones. Educar en el aseo, ensalzar desde edades tempranas la necesidad de la limpieza sería un paso trascendental para lograr verdaderos resultados. La escuela tiene que ser un modelo de pulcritud, no el sitio donde los estudiantes tienen que taparse la nariz para ir al servicio. El maestro tiene que transmitir normas de aseo, tanto como enseña oraciones y fórmulas matemáticas. También se debe abaratar y mantener estable el suministro de productos para el lavado del cuerpo, de la ropa y de los hogares. Eso se vuelve imprescindible y perentorio en la situación que estamos viviendo. Necesitamos medidas urgentes que no se queden sobre el papel sino que toquen las conciencias, sacudan esta conformidad con la mugre que nos rodea y logren devolvernos una ciudad limpia, cuidada.

Cuba combate el cólera en silencio

Fernando Ravsberg

10 de julio de 2012

 http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/07/120710_cuba_combate_colera.shtml

 

El brote de cólera que afecta a la ciudad de Manzanillo, en el oriente de Cuba, se mantiene bajo estrictas campañas sanitarias para evitar que se propague al resto de la isla y se convierta en un problema nacional.

 

La última epidemia de la enfermedad en la isla se remonta a fines del Siglo XIX.

 

Mientras tanto, la información a la población se limita a un escueto comunicado en el que incluso evitan mencionar la palabra “cólera”, pero se reconocen 85 casos positivos y 3 muertos, haciendo énfasis en que eran ancianos aquejados de otras dolencias.

 

Las especulaciones en torno a cómo llegó la enfermedad son variadas. Se informa de pozos contaminados pero especialistas apuntan también a los miles de cooperantes médicos que formaron parte de las brigadas enviadas a Haití a combatir la epidemia en ese país.

 

Las autoridades de salud aseguran que el cólera está controlado y los especialistas de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) dicen no tener noticias de casos fuera de Manzanillo.

 

Médicos de Bayamo, ciudad ubicada a solo 100 km del lugar donde se originó el brote aseguraron a BBC Mundo que no hay enfermos de cólera reportados en esa población.

 

La congresista estadounidense Ileana Ros-Lehtinen denunció el pasado lunes que el gobierno de Cuba se niega a reconocer que el cólera está propagándose por la isla para evitar ahuyentar a los turistas y seguir percibiendo las divisas que aportan al país.

 

En cualquier otro país, funcionarios de salud pública hubieran emitido advertencias y alertado a la población del creciente peligro para la salud, pero en la Cuba totalitaria, el régimen mantiene a los cubanos y al mundo en la oscuridad”, dijo en un comunicado la congresista republicana, de origen cubano.

 

Según ella, la falta de información oficial obedece a que la “economía en bancarrota de Castro no puede permitirse el asustar a los turistas y el dinero que traen”.

 

Mientras la información oficial indica que “han sido identificados diferentes gérmenes, precisándose el diagnóstico del Vibrio Cholerae” en 85 de ellos, los críticos al gobierno se preguntan por qué la información de la enfermedad se conoce a cuentagotas.

 

No es la primera vez que se limitan los detalles con respecto a un brote. En los años 90, el entonces vicepresidente Carlos Lage confesó a varios periodistas que había sido él personalmente quien ordenó que no se brindara información sobre una epidemia de dengue en la zona oriental de Cuba.

 

El gobierno teme que se genere una campaña mediática internacional que afecte el turismo, uno de los sectores claves de la economía cubana.

 

Sin embargo, lo cierto es que siempre el silencio oficial ha servido para desatar los más oscuros rumores.

 

Por lo pronto, México y Alemania emitieron una alerta a sus ciudadanos aunque el comunicado del país europeo matiza que el peligro de contagio del cólera para quienes visiten Cuba es muy bajo, si evitan tener contacto cercano con los enfermos en hospitales de la región.

 

La campaña sanitaria

 

La salud pública cubana tiene la potestad de conformar y movilizar brigadas epidemiológicas.

 

Mientras tanto, en Manzanillo sigue el combate a la enfermedad. Varios vecinos dijeron a BBC Mundo que se mantiene un cordón sanitario para evitar la difusión del brote, aunque está abierta la salida y entrada de la ciudad. En los hospitales tienen prioridad absoluta las personas con los síntomas.

 

Un comunicado de salud pública aseguró que este brote de cólera “está controlado y su tendencia es a la reducción de casos, como resultado de las medidas higiénico-sanitarias y antiepidémicas que se están ejecutando” en la ciudad.

 

Las brigadas hacen muestreo de pozos y del abasto de agua clorada, suprimen salideros, limpian fosas y las higienizan. También se prohibió a los trabajadores autónomos vender líquidos y los médicos afirman tener “los recursos necesarios para la adecuada atención de los pacientes”.

 

El asesor de la OPS en Cuba, Jorge Hadad, dijo a BBC Mundo que La Habana no ha solicitado asistencia para combatir la enfermedad y agregó que a su juicio el país “tiene la formación técnica, la experiencia y los recursos para combatirlo”.

 

Según el especialista, el cólera podría haber llegado “desde Haití, República Dominicana o África, lugares desde donde hay gran trasiego de viajeros”. Sin embargo, afirma que es necesario estudiar cómo se contaminaron entonces las fuentes de agua.

 

El poder de la Salud Pública

 

Pero el país cuenta con la capacidad de la salud pública cubana para responder ante casos de emergencia que es reconocida en Cuba y en el extranjero. Sus brigadas médicas han logrado controlar desde epidemias de dengue en la isla hasta el cólera en países tan complejos como Haití.

 

Además cuentan con los recursos de un Estado que es dueño de casi todo.

 

Pueden utilizar el transporte público, las máquinas y herramientas de cualquier empresa, los locales de las instituciones y paralizar centros de trabajo para formar brigadas sanitarias con sus empleados.

 

La eficiencia y experiencia de la Salud Publica cubana en situaciones de emergencia y los recursos a su disposición son la explicación por la que no hay más problemas de salud en la isla a pesar de las difíciles condiciones sanitarias que existen.

 

Sin embargo, en el país hay problemas con la recogida de la basura, las filtraciones en los acueductos que contaminan el agua potable y por doquier hay cloacas con salideros.

 

Todo esto multiplicado por un clima tropical y húmedo, que es un excelente caldo de cultivo para microorganismos.

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José Martí: El que se conforma con una situación de villanía, es su cómplice”.

Mi Bandera 

Al volver de distante ribera,

con el alma enlutada y sombría,

afanoso busqué mi bandera

¡y otra he visto además de la mía!

 

¿Dónde está mi bandera cubana,

la bandera más bella que existe?

¡Desde el buque la vi esta mañana,

y no he visto una cosa más triste..!

 

Con la fe de las almas ausentes,

hoy sostengo con honda energía,

que no deben flotar dos banderas

donde basta con una: ¡La mía!

 

En los campos que hoy son un osario

vio a los bravos batiéndose juntos,

y ella ha sido el honroso sudario

de los pobres guerreros difuntos.

 

Orgullosa lució en la pelea,

sin pueril y romántico alarde;

¡al cubano que en ella no crea

se le debe azotar por cobarde!

 

En el fondo de obscuras prisiones

no escuchó ni la queja más leve,

y sus huellas en otras regiones

son letreros de luz en la nieve...

 

¿No la veis? Mi bandera es aquella

que no ha sido jamás mercenaria,

y en la cual resplandece una estrella,

con más luz cuando más solitaria.

 

Del destierro en el alma la traje

entre tantos recuerdos dispersos,

y he sabido rendirle homenaje

al hacerla flotar en mis versos.

 

Aunque lánguida y triste tremola,

mi ambición es que el sol, con su lumbre,

la ilumine a ella sola, ¡a ella sola!

en el llano, en el mar y en la cumbre.

 

Si desecha en menudos pedazos

llega a ser mi bandera algún día...

¡nuestros muertos alzando los brazos

la sabrán defender todavía!...

 

Bonifacio Byrne (1861-1936)

Poeta cubano, nacido y fallecido en la ciudad de Matanzas, provincia de igual nombre, autor de Mi Bandera

José Martí Pérez:

Con todos, y para el bien de todos

José Martí en Tampa
José Martí en Tampa

Es criminal quien sonríe al crimen; quien lo ve y no lo ataca; quien se sienta a la mesa de los que se codean con él o le sacan el sombrero interesado; quienes reciben de él el permiso de vivir.

Escudo de Cuba

Cuando salí de Cuba

Luis Aguilé


Nunca podré morirme,
mi corazón no lo tengo aquí.
Alguien me está esperando,
me está aguardando que vuelva aquí.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

Late y sigue latiendo
porque la tierra vida le da,
pero llegará un día
en que mi mano te alcanzará.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

Una triste tormenta
te está azotando sin descansar
pero el sol de tus hijos
pronto la calma te hará alcanzar.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

La sociedad cerrada que impuso el castrismo se resquebraja ante continuas innovaciones de las comunicaciones digitales, que permiten a activistas cubanos socializar la información a escala local e internacional.


 

Por si acaso no regreso

Celia Cruz


Por si acaso no regreso,

yo me llevo tu bandera;

lamentando que mis ojos,

liberada no te vieran.

 

Porque tuve que marcharme,

todos pueden comprender;

Yo pensé que en cualquer momento

a tu suelo iba a volver.

 

Pero el tiempo va pasando,

y tu sol sigue llorando.

Las cadenas siguen atando,

pero yo sigo esperando,

y al cielo rezando.

 

Y siempre me sentí dichosa,

de haber nacido entre tus brazos.

Y anunque ya no esté,

de mi corazón te dejo un pedazo-

por si acaso,

por si acaso no regreso.

 

Pronto llegará el momento

que se borre el sufrimiento;

guardaremos los rencores - Dios mío,

y compartiremos todos,

un mismo sentimiento.

 

Aunque el tiempo haya pasado,

con orgullo y dignidad,

tu nombre lo he llevado;

a todo mundo entero,

le he contado tu verdad.

 

Pero, tierra ya no sufras,

corazón no te quebrantes;

no hay mal que dure cien años,

ni mi cuerpo que aguante.

 

Y nunca quize abandonarte,

te llevaba en cada paso;

y quedará mi amor,

para siempre como flor de un regazo -

por si acaso,

por si acaso no regreso.

 

Si acaso no regreso,

me matará el dolor;

Y si no vuelvo a mi tierra,

me muero de dolor.

 

Si acaso no regreso

me matará el dolor;

A esa tierra yo la adoro,

con todo el corazón.

 

Si acaso no regreso,

me matará el dolor;

Tierra mía, tierra linda,

te quiero con amor.

 

Si acaso no regreso

me matará el dolor;

Tanto tiempo sin verla,

me duele el corazón.

 

Si acaso no regreso,

cuando me muera,

que en mi tumba pongan mi bandera.

 

Si acaso no regreso,

y que me entierren con la música,

de mi tierra querida.

 

Si acaso no regreso,

si no regreso recuerden,

que la quise con mi vida.

 

Si acaso no regreso,

ay, me muero de dolor;

me estoy muriendo ya.

 

Me matará el dolor;

me matará el dolor.

Me matará el dolor.

 

Ay, ya me está matando ese dolor,

me matará el dolor.

Siempre te quise y te querré;

me matará el dolor.

Me matará el dolor, me matará el dolor.

me matará el dolor.

 

Si no regreso a esa tierra,

me duele el corazón

De las entrañas desgarradas levantemos un amor inextinguible por la patria sin la que ningún hombre vive feliz, ni el bueno, ni el malo. Allí está, de allí nos llama, se la oye gemir, nos la violan y nos la befan y nos la gangrenan a nuestro ojos, nos corrompen y nos despedazan a la madre de nuestro corazón! ¡Pues alcémonos de una vez, de una arremetida última de los corazones, alcémonos de manera que no corra peligro la libertad en el triunfo, por el desorden o por la torpeza o por la impaciencia en prepararla; alcémonos, para la república verdadera, los que por nuestra pasión por el derecho y por nuestro hábito del trabajo sabremos mantenerla; alcémonos para darle tumba a los héroes cuyo espíritu vaga por el mundo avergonzado y solitario; alcémonos para que algún día tengan tumba nuestros hijos! Y pongamos alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante: “Con todos, y para el bien de todos”.

Como expresó Oswaldo Payá Sardiñas en el Parlamento Europeo el 17 de diciembre de 2002, con motivo de otorgársele el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia 2002, los cubanos “no podemos, no sabemos y no queremos vivir sin libertad”.