REFORMA   MIGRATORIA

EN LA CUBA DE LOS HERMANOS CASTRO

José Martí:

Cuando un pueblo emigra, sus gobernantes sobran

 

Durante las tres primeras décadas del siglo XX la emigración española se dirigió hacia Cuba, siendo la mayoría de los emigrantes varones entre los 15 y 30 años. Entre ellos se encontraba Ángel Castro, el que sería progenitor de los hermanos que tiranizan a Cuba.

 

Cuba recibió una inmigración masiva hasta mediados de los años treinta del siglo pasado: 700 mil inmigrantes españoles entre 1902 y 1931, y miles de braceros antillanos. Pero debido a la Gran Depresión -se originó en Estados Unidos, a partir de la caída de la bolsa el 29 de octubre de 1929, y tuvo efectos negativos en casi todos los países durante la década del 30-, cambió la política inmigratoria de Cuba: el 8 de noviembre de 1933 se promulgó la Ley de Nacionalización del Trabajo, que establecía que al menos la mitad de los trabajadores de cada empresa debía ser de nacionalidad cubana.

 

De acuerdo al reporte demográfico  de 2012, 46.662 cubanos emigraron de forma permanente ese año, la mayor cifra desde que más de 47.000 personas salieran de Cuba durante la crisis de los balseros de 1994.

 

En los últimos cinco años, los cubanos han estado emigrando a un promedio anual de 39.000, el promedio más alto en un periodo, similar al de los primeros años en que se instaurara la tiranía de los hermanos Castro.

 


Cifras de la estampida: 134,758 cubanos llegaron por vías ilegales a EEUU en la última década

Wilfredo Cancio Isla

15 de octubre de 2014

 

Un total de 134,758 cubanos llegaron por vías ilegales a Estados Unidos para acogerse al estatus de refugiado durante la última década, el 67 por ciento de ellos a través de frontera mexicana, según estadísticas oficiales.

 

El análisis de las cifras proporcionadas por el Departamento de Seguridad Territorial (DHS) al término del año fiscal 2014 –concluido el pasado 30 de septiembre- confirma que el éxodo masivo y silencioso de cubanos de los últimos años se ha producido por tierra a través de los puntos fronterizos de México y Canadá, con menor afluencia de viajes martímos por el Estrecho de la Florida.

 

El mapa de la estampida cubana a Estados Unidos entre 2005 y 2014 lo conforman 118,997 que llegaron por puntos fronterizos de México y Canadá, así como los que entraron por aeropuertos con nacionalidad de un tercer país y solicitaron refugio politico, y 15,761 que arribaron en travesías marítimas y lograron tocar tierra firme. En ese mismo periodo 17,503 cubanos han sido interceptados en el Estrecho de la Florida y repatriados a la isla.

 

Pasadizos incontrolables

 

Sólo en el pasado período fiscal, unos 9,700 cubanos llegaron al Aeropuerto Internacional de Miami (MIA)  con pasaporte español u otra nacionalidad europea y pidieron luego acogerse como refugiados en virtud de la Ley de Ajuste Cubano (CAA).

 

De manera que desde el 2005 a la fecha, el flujo ilegal de cubanos supera ampliamente los picos migratorios del éxodo del Mariel de 1980, cuando 125,000 personas abandonaron el país, y de la crisis de los balseros de 1994, que marcó la partida de 35,000. Una evidencia que comienza a movilizar la atención de politicos y expertos sobre el carácter incontrolable del arribo de cubanos a territorio estadounidense, a pesar de las medidas implementadas por Washington para facilitar una inmigración legal y ordenada.

 

Las alarmas se han disparado especialmente con las cifras de los últimos dos años, coincidiendo con la implementación de la reforma migratoria del gobierno de Raúl Castro, la cual eliminó los permisos de salida y flexibilizó las alternativas para abandonar el país.

 

Aunque Estados Unidos ha cumplido anualmente con la entrega de 20,000 visas de inmigrante para cubanos, según los acuerdos migratorios de 1994 y 1995, y la Sección de Intereses (USINT) en La Habana ha entregado desde el 2013 más de 65,000 visas para visitas familiares, intercambios culturales y viajes de negocios, en su mayoría válidas por cinco años, la intensidad del éxodo cubano se ha multiplicado.

 

El mar, segunda opción

 

En este período fiscal las aventuras marítimas en embarcaciones rústicas y operaciones de contrabando han tenido un alza notable, aunque sin llegar al volumen que experimentaron entre 2003 y 2008. En reportes recientes se ha mencionado que al término del 2014, se registraron 3,722 cubanos en intentos de llegar a las costas de la Florida, afirmándose erróneamente que es el mayor flujo de la década.

 

Es importante aclarar que la cifra de 3,722 incluye tanto los cubanos interceptados en el Estrecho de la Florida (2,059) como a aquellos involucrados en otras operaciones marítimas hacia Bahamas, Islas Cayman, Islas Vírgenes y otros destinos en  el mar Caribe y el Océano Atlántico que no eran considerados en las evaluaciones de años precedentes. Las tablas oficiales del Servicio Guardacostas registran exclusivamente a los capturados en el Estrecho de la Florida.

 

Por lo tanto, la cifra mayor de interceptaciones de cubanos en los últimos años en viajes hacia Florida siguen siendo las del 2007 y 2008, cuando los guardacostas estadounidenses detuvieron en el mar a 2,868 y 2,216, respectivamente, aunque la referencia general a los flujos migratorios en el Caribe pueda dar una dimensión más completa del fenómeno cubano.

 

La muralla contra el flujo migratorio ilegal desde Cuba se fortificó con las medidas de seguridad puestas en marcha tras los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001, y logró frenar las operaciones de tráfico humano. La preocupación por las fronteras marítimas derivó en un aumento de las embarcaciones y los agentes patrulleros, mayor equipamiento tecnológico de los guardacostas y uso de información de inteligencia.

 

Pensando en la Ley de Ajuste

 

Esa relativa contención de lancheros y balseros desde el noroeste cubano incentivó a la búsqueda de itinerarios alternativos desde la isla con destino a México y Centroamérica.

 

El panorama migratorio cubano hacia Estados Unidos  muestra un desplazamiento de la opción marítima que prevaleció en los años 80 y 90 del pasado siglo por la entrada ilegal a través de estaciones y puntos fronterizos. De hecho, la avalancha por la vía terrestre y aeropuertos está planteando serias preocupaciones en términos de gastos federales, pues quienes solicitan refugio son beneficiados con una ayuda monetaria, cupones de alimentos y beneficios de salud por al menos ocho meses.

 

Y esta permeabilidad de la frontera estadounidense respecto a los cubanos pudiera ser un factor de reconsideración de las provisiones de elegibilidad que se fueron añadiendo a la CAA a partir de 1999, aun cuando se mantenga intacto el cuerpo de la ley.

 

Fue a partir del memorando “Clarificación de Elegibilidad para la Residencia Permanente bajo la Ley de Ajuste Cubano”, emitido por el Servicio de Inmigración y Naturalización el 26 de abril de 1999, que los cubanos que arribaban por cualquier punto de Estados Unidos, una estación migratoria, puerto o aeropuerto establecido, tuvieron luz verde para recibir un parole y ser elegible para ajustar su estatus como residente legal por la CAA, pues hasta ese momento miles se encontraban en un limbo migratorio.

 

Recientes casos de detenciones y juicios de inmigración a cubanos llegados por la frontera pudieran ser indicios de futuros reajustes en la aplicación de una ley que se aproxima a cumplir 50 años en circunstancias muy distintas a las que la generaron en 1966.

 

ESTADISTICAS DE INMIGRACION ILEGAL DESDE CUBA

(2005-2014)*

 

Entradas por puntos fronterizos

 

2005- 11,524 (7,267 por la frontera mexicana)
2006- 13,405 (8,639)
2007- 13,840 (9,566)
2008- 11,146 (10,030)
2009-  7,803 (5,893)
2010-  6,286 (5,570)
2011-  7,051 (5,973)
2012-  9,191 (8,273)
2013-  16,184 (13,664)
2014-  22,567 (16,247)
Total: 118,997 (91,122)

 

Interceptados en el mar

 

2000- 1,000
2001-  777
2002-  666
2003- 1,555
2004- 1,225
2005- 2,712
2006- 2,810
2007- 2,868
2008- 2,216
2009-  799
2010-  422
2011-  985
2012- 1,275
2013- 1,357
2014- 2,059
Total (desde 2005)17,503

 

Arribos marítimos en el Sur de la Florida

 

2000- 1,820
2001- 2,406
2002- 1,335
2003- 1,072
2004-  995
2005- 2,530
2006- 3,075
2007- 3,914
2008- 2,915
2009-  637
2010-  409
2011-  685
2012-  354
2013-  427
2014-  815
Total (desde 2005)15,761

 

* Compilación de CaféFuerte a partir de cifras entregadas por CBP, Patrulla Fronteriza y USCG. Las estadísticas reflejan el año fiscal.

 

 

La Delgada Línea Azul

Verónica Vega

25 de marzo de 2014

 

“La Delgada Línea Roja” es una bella y atroz película cuyo título alude al trazo que confina en un mapa, a un territorio objetivo de guerra. A la tragedia que decreta esa señalización.

 

Habituada desde niña a mirar el horizonte sobre el mar que rodea esta isla, y a pensar en los muchos que se fueron y (van) a habitar el misterio de su inaccesibilidad, he pensado que esa línea azul es también para los cubanos una demarcación fatal.

 

¿Cuántas historias tienen como principio (o fin) esta línea tan filosa que ha podido cortar en dos un país?

 

Hace unos días saludé a un viejo conocido frente a la UNEAC, y cuando mi hijo me preguntó quién era le respondí: “alguien que cada vez que lo veo me hace sentir que él y yo somos objetos museables… Porque lo conocí entre un grupo de artistas en los 90s de los que al parecer solo quedamos nosotros”.

 

Se me hace inevitable recordar un poema de Reina María Rodríguez donde habla de sus dos agendas para contactos: una con los amigos de aquí, otra para los que están afuera. No hay ni que decir que los nombres de los de “aquí”, saltan para la otra agenda.

 

Leyendo el artículo de Harold Cárdenas, creador de La Joven Cuba, “La Contradicción” me convenzo de que tanto la vida como el poder político se alimentan del reciclaje generacional y específicamente aquí, del espejismo de la peculiaridad en un problema que ya cumplió 55 años.

 

El autor expresa: “De los amigos de mi niñez y adolescencia no quedan muchos aquí, no sé si me tocó la (mala) suerte de estudiar junto a muchos infantes-emigrantes o es que se han marchado tantos, no sabría decirlo porque las cifras de la emigración joven en Cuba no son públicas”.

 

Que la juventud abandone la isla implica socavar las bases mismas del futuro, esto es innegable, pero, ¿no predominaba la juventud en el éxodo de Camarioca, del Mariel o entre los balseros del 94? Todos mis amigos y familiares que emigraron, lo hicieron siendo jóvenes.

 

Más allá de admitir que el síndrome digámosle “de la curiosidad, la frustración o la claustrofobia”, parece haberse convertido en pánico, la hemorragia comenzó con la Revolución, y la actual desidia social, la falta de unión y perspectiva civil, son consecuencia no sólo de los bajos salarios, las restricciones tangibles e intangibles, la sostenida labor de descrédito a cualquier forma de disidencia, sino de este largo desangramiento.

 

El éxodo toma la forma del matrimonio por conveniencia, recorre las intrincadas y caras redes de emigración “legal” ilegal, e infinitas alternativas que solo conciben la desesperación de los necesitados y la falta de escrúpulos de los que tienen acceso a las barreras que delimitan el “aquí” y el “allá”.

 

Se camufla en las misiones de trabajo, en las visitas a familiares o amigos, muestra su rostro en las colas ante las oficinas de inmigración y las embajadas, y su desolación en los ojos de los denegados por “posible emigrante”, que salen de su entrevista en la SINA.

 

Muchos de los que abandonan el imponente edificio, frente al malecón, están lejos de ser jóvenes. Perdieron sus mejores años en un país que condena su vejez a la indigencia. Sus hijos y nietos no viven o no quieren vivir en Cuba.

 

Sufrieron el trabajo paciente y la espera inútil, la prórroga continuada de la ilusión, la separación de esposos, hijos, la soledad y la pobreza. Ven la delgada y remota línea azul como una maldición.

 

Sí, a mí también me gustaría tener acceso a las estadísticas de la emigración cubana, pero a la suma TOTAL de los que empeñaron su vida en un sueño. Sueño que hace décadas vaga sobre esa línea abstracta que divide, no el mar y el cielo sino el aquí y el allá, la negación y la esperanza.

 

Las cifras de los que se fueron por vías legales, de los que lo intentaron en embarcaciones frágiles y llegaron, de los que nunca lo consiguieron. De los que salen por misión y se quedan, de los que hacen visitas familiares y también se quedan. De los que han desertado entre los altos oficiales cuyas rutas siempre fueron libres de la burocracia que toca a los “cubanos de a pie”, y libres de la inquisición de las estadísticas.

 

Y las cifras de los que no se exiliaron y han vivido (o hasta murieron), en casas, calles o cárceles, con la mente fija en cualquier otro país posible, del que no sea necesario huir.

 


La “ley asesina” que permite comer a muchos cubanos

Manuel Cuesta Morúa

29 de noviembre de 2013

 

La ley de Ajuste Cubano genera una viva controversia a ambos lados del Estrecho de la Florida. Para el gobierno es la causante del éxodo indiscriminado de los cubanos hacia cualquier parte, y para un sector del exilio constituye la mejor válvula de escape con la que cuenta el régimen para aliviar sus tensiones. Otro sector tanto dentro como fuera de Cuba la considera una medida dirigida a proteger a los cubanos de un doble desamparo: territorial y de Estado.

 

Curiosamente este último sector es el único que muestra un sentido nacionalista cuando defiende la medida. En efecto, proteger a sus nacionales en cualquier circunstancia expresa una visión y dotación que es propia de los nacionalismos supra ideológicos y que merece ser aplaudido.

 

Esto con independencia de los abusos de las leyes. Es cierto que los cubanos hemos venido abusando de esta ley en dos direcciones: como perseguidos políticos, lo que no es cierto en una gran cantidad de casos, y como fuente de sustento económico para nuestras familias, lo que explica que muchos cubanos se acojan a la ley para buscar la economía que el régimen cubano no le permite construir. Y los efectos, es claro, han sido debilitadores.

 

Aquí cabe entonces un doble juicio: sobre las responsabilidades por la situación creada y sobre el de la responsabilidad de los Estados para proteger a sus propios nacionales. Estas dos responsabilidades recaen sobre el gobierno cubano. La pregunta adecuada debería ser en torno a las razones por las que los cubanos abandonan el país.

 

Y la respuesta apropiada, por parte del gobierno cubano, sería la de aplaudir una ley que protege a sus propios ciudadanos por. No debería parecer que los Estados Unidos protegen más a los cubanos que su propio Estado. Ningún Estado nacionalista debería protestar cuando sus ciudadanos son bien recibidos por otra nación. Mucho más cuando la mitad de los recursos con los que opera provienen de los Estados Unidos.

 

Por otra parte, las protestas provenientes de los Estados Unidos contra la ley no son consistentes. Me parece que siempre estuvo claro que quien se acoge a la Ley no es necesariamente un perseguido político. En todo caso podría sufrir persecución política por intentar quedarse en los Estados Unidos, si fuera devuelto a la isla, pero muy pocos casos calificaban en el sentido estrictamente político de la persecución de un Estado. Para estos casos existe la categoría de refugiado político que los Estados Unidos otorgan en La Habana.

 

Mi análisis culmina pues con estas dos ideas: tanto la categoría de refugiado político como la Ley de Ajuste cubano merecen ser discutidas pero por razones ajenas a las que se aducen. El refugio político debe ser discutido para que sea otorgado a quien realmente lo merece. La ley de ajuste cubano debe ser revisada a la luz de los cambios migratorios que ambos países han introducido en relación con los cubanos.

 

Ese doble ajuste puede facilitar una regulación migratoria que satisfaga los intereses de ambas naciones, la realidad de los lazos familiares a ambos lados del conflicto y la protección de los nacionales cubanos en unas circunstancias económicas y sociales bien difíciles. Pero eliminar la Ley de ajuste cubano sería contraproducente para el control legal del flujo migratorio. A fin de cuentas, para bien o para mal Cuba y los Estados Unidos han compartido y parece seguirán compartiendo un común destino especial. Un hecho que, paradójicamente, reconoce el mismo gobierno cubano cuando implora, casi llora, por la eliminación del embargo económico, que no bloqueo.

 


Señales de inmovilismo y retroceso

Normando Hernández

26 de noviembre de 2013

 

Los hermanos Castro continúan riéndose del mundo. En estos días Cuba fue electa como miembro del desprestigiado Consejo de Derechos Humanos de la ONU mientras que en la isla las  violaciones a los derechos inalienables de las personas están en el orden del día.

 

Para que se tenga una idea, según la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (ONG ilegal dentro de Cuba, pero permitida por el régimen cubano) en su informe para el mes de octubre constató “al menos 909 detenciones por motivos políticos, una de las cifras más altas para un mes en las dos últimas décadas”. http://iclep.org/wp-content/uploads/2013/11/Informe-octubre2013-ccdhrn.pdf

 

Por otro lado, a las Damas de Blanco de la provincia de Matanzas, durante 20 semanas consecutivas, cada domingo, las dejan en parajes solitarios, las arrestan, las golpean y le hacen actos de repudio frente a sus viviendas ya sea para impedirles participen en misa dominical o después de la misa https://twitter.com/ivanlibre. Lo mismo hacen a las Damas de Blanco de Villa Clara y, también, a las de Santiago de Cuba. De todas las regiones de la isla se reciben a diario denuncias y testimonios de violaciones a los inalienables derechos de los cubanos.

 

Sin embargo, estos hechos no son tenidos en cuenta por los simpatizantes de los hermanos Castro  ni por muchos de los medios de prensa internacionales que resaltan más los supuestos “cambios”  del totalitarismo caribeño que sus atrocidades.

 

Uno de los “cambios” que ha sido aplaudido hasta la saciedad es el de haberle otorgado a los cubanos el derecho que tenían conculcado de poder viajar al exterior y de regresar al país. Pero de lo que sí no se habla o se habla muy poco, es de la política selectiva del régimen de la isla a la hora de entregar el pasaporte a los que desean viajar.

 

Digo política selectiva, porque a ninguno de los “expresos” de la Primavera Negra que fueron desterrados en el 2010 se les permite entrar a Cuba. A los “expresos” que no aceptaron el destierro, como condición de libertad, tampoco se les permite salir de Cuba.

 

El caso más reciente es el del Dr. Oscar Elías Biscet, quien fue invitado por el Presidente de los Estados Unidos Barack Obama a la ceremonia de premiación de la Medalla Presidencial de la Libertad, que conmemoró este año su  50 aniversario y que entre los premiados se encuentra el trompetista cubano Arturo Sandoval. Pero el régimen de la isla  no permite al Dr. Biscet salir al extranjero. “El gobierno todavía me considera preso” expresó, vía telefónica, el Dr. Oscar Elías Biscet.

 

Es bueno señalar que la Medalla Presidencial de la Libertad es el más alto honor civil que se entrega en Estados Unidos a personas que hacen contribuciones meritorias a la seguridad o a los intereses nacionales, a la cultura y a la paz mundial o por sus esfuerzos personales en la esfera pública o privada.

 

La Medalla Presidencial de la Libertad fue entregada a un cubano por primera vez, en el 2007, por el presidente George W. Bush al Dr. Oscar Elías Biscet, cuando este se  encontraba cumpliendo una sanción de 25 años de cárcel, tras ser víctima de la conocida Primavera Negra de Cuba, y liberado bajo licencia extrapenal en el 2011, como parte de las negociaciones entre el régimen de la Habana con el gobierno de España y la Iglesia Católica de Cuba.

 

Mientras los tontos útiles del mundo aplauden en el circo de los hermanos Castro, la silla del Dr. Biscet permanecerá desocupada en cuanto fórum internacional sea invitado. Imágenes como esta no son señales de cambio, sino de inmovilismo y retroceso.

 


Ley de Ajuste Cubano: ¿Contribuye a desmoralizar y desangrar a la oposición?

Miriam Celaya, José Hugo Fernández y Luis Cino

21 de octubre de 2013

 

¿Debe anularse o cambiarse la polémica Ley?  Ningún cubano que emigra lo hace por cuestiones puramente “económicas”. Cientos de miles de compatriotas, perseguidos o no, viven libremente en EE.UU, gracias a esta ley.

 

"Es difícil argumentar que los cubanos que pueden entrar y salir cuando les plazca necesitan consideraciones especiales, normalmente reservadas para las víctimas de la represión política", afirma el influyente Chicago Tribune, refiriéndose  a la Ley de Ajuste Cubano.

 

La polémica Ley fue abrobada por el Congreso estadunidense en 1966, y prevé un procedimiento especial para que los nativos o ciudadanos cubanos y sus cónyuges e hijos acompañantes puedan obtener la residencia permanente en Estados Unidos. La Ley de Ajuste Cubano (CAA, por su sigla en inglés) le concede al Procurador General la discreción para otorgar la residencia permanente a nativos o ciudadanos cubanos que solicitan la Tarjeta verde si:

 

    han estado presentes en los Estados Unidos por al menos 1 año

 

    han sido admitidos o se les ha otorgado un permiso anticipad

 

    son admisibles como inmigrantes

 

La prensa oficial del régimen, califica de “asesina” la Ley de Ajuste Cubano, afirmando que fue aprobada con el fin de estimular a los cubanos a abandonar el país de forma ilegal poniendo en peligro sus vidas bajo la ilusión del sueño americano.

 

La ley de Ajuste Cubano no fue una conquista de la derecha cubano-americana, fue creada por la Administración demócrata de Lyndon Johnson para miles de cubanos, cuyo proceso migratorio de entrada no fue como refugiados bajo peligro de persecución o tortura, sino como escapados de un régimen comunista.

 

Pero con la reforma migratoria que entró en vigor en Cuba  y que –dice— permite un otorgamiento más liberal de los pasaportes, y  a la mayoría de los cubanos, ir y venir a su antojo, y las medidas del presidente Barack Obama en 2009 para facilitar los viajes a la isla de los cubanoamericanos, los cubanos, llegan a EE.UU., se acogen a la Ley de Ajuste Cubano, y al año están regresando a la Isla, llevando mercancías.

 

El senador Marco Rubio opina que la ley que desde hace 47 años le otorga a los cubanos un estatus especial para obtener la residencia permanente en Estados Unidos debería “volver a examinarse”.

 

Otros dos republicanos cubanos de la Florida, los representantes Ileana Ros-Lehtinen y Mario Diaz-Balart, de Miami, también han pedido que se le haga cambios a la ley.

 

“La comunidad cubana en Estados Unidos está dividida”, afirma Jaime Suchlicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos de la Universidad de Miami (UM). Algunos tienen familia con la que quieren estar en contacto, mientras otros dicen que la ley quita cualquier motivación para que las personas permanezcan en Cuba y se enfrenten al gobierno.

 

Cubanet  quiso conocer la opinion de tres de sus articulistas:

 

La opinión de Miriam Celaya

 

La Ley de Ajuste es, junto al embargo, uno de los puntos más controvertidos en el tema de las relaciones EEUU-Cuba. En lo personal, me resulta difícil criticar una medida que ha favorecido y continúa protegiendo a cientos de miles de compatriotas míos; sin embargo, es razonable el criterio de quienes afirman que dicha Ley debe beneficiar a los que emigran por razones políticas y no a los que se declaran emigrantes económicos y visitan regularmente la Isla.

 

Es decir, los fundamentos de protección política implícitos en esta Ley desaparecen cuando al individuo le es permitida la entrada y salida del país en el que impera el sistema político del cual supuestamente huyó. No obstante, ello no debería significar la derogación de la Ley sino su modificación, que implique el cumplimiento por parte del emigrado de determinados parámetros adecuados a la condición de refugiado político. En su defecto, éste debería ser considerado por el mismo rasero de cualquier otro emigrado de cualquier país.

 

En realidad, ningún cubano que emigra lo hace por cuestiones puramente “económicas”, puesto que el régimen cubano, por su naturaleza dictatorial,  impone condiciones particulares tanto en el orden económico como en el sociopolítico, que son  esencialmente las causantes del éxodo constante y creciente de la población. Las condiciones de vida en Cuba imponen a la vez que la pobreza generalizada la nulidad política de la población, y en ese punto, el emigrante cubano difiere del resto de la emigración latinoamericana, por tanto, las condiciones de cubanos y otros latinoamericanos no son equivalentes. Pero la protección por consideraciones políticas contenidas en la Ley de Ajuste debe pasar por el reconocimiento tácito del beneficiario de su condición de emigrado político.

 

En cuanto a los supuestos cambios que se han producido con las reformas migratorias de enero de 2013 y a que actualmente hay un relajamiento de las restricciones de viajes entre Cuba y EEUU, el gobierno cubano mantiene incólume su capacidad de aprobar o no el pasaporte a los cubanos de adentro o de fuera de Cuba, de impedir que los residentes en la Isla viajen (en dependencia de consideraciones “de interés público”), y de dar marcha atrás a la relativa liberalización de los viajes, por tanto, la política sigue marcando el paso de la emigración cubana y la Ley de Ajuste mantiene su vigencia.      

 

La opinión de José Hugo Fernández

 

¿Qué medida ha influido más en el desprestigio de la dictadura cubana y en el agradecimiento y la admiración de nuestra gente de a pie hacia Estados Unidos: el embargo económico o la Ley de Ajuste Cubano con todo y las muchas demonizaciones que le encajan desde ambos lados del Estrecho de la Florida?

 

Ahora que han cambiado algunas de las circunstancias que le dieron origen, y ya que en efecto precisa ser enmendada (que no anulada), no olvidemos que politizar la compasión no sólo constituye una torpeza política. Es también un acto inhumano.

 

Cientos de miles de paisanos hoy viven en EE.UU. como seres civilizados, humildes pero libremente, gracias a la Ley de Ajuste Cubano, apliquen o no dentro del grupo de perseguidos por el régimen, otra calificación que mucho parece importar a los políticos, pero que no aporta demasiado a la hora de evaluar a los habitantes de un país que en su totalidad es víctima y rehén de la política.

 

Restarle a esa ley su carácter eminentemente humanitario, reduciéndola a un mero instrumento político, ¿no es acaso una pretensión tan equivocada como la de aquellos que alegan que no debe beneficiar en exclusiva a los cubanos, olvidando que en Latinoamérica, y aun tal vez en todo el mundo, no existe otro país con una dictadura tan férrea, empobrecedora, cruel y larga como la de Cuba?

 

La opinión de Luis Cino

 

La Ley de Ajuste Cubano,  aprobada  en 1966 para regular la admisión  en  Estados Unidos de los que huían del castrismo, en cierto sentido ha sido rebasada por la modificación de las leyes migratorias cubanas.  Como muchos cubanos residentes en EEUU abusan de dicha ley, habría que readecuarla, modificarla, pero no eliminarla.

 

La eliminación de la Ley, que el régimen castrista tilda de “asesina”, sería regalarle un triunfo.  Serviría a su versión de que los que se van de Cuba lo hacen por motivos económicos y no políticos, igual que los emigrantes de  cualquier otro país del Tercer Mundo.

 

Mientras exista la dictadura, habrá cubanos que intentarán escapar. La eliminación de la Ley de Ajuste Cubano dejaría sin esperanzas  a  los que no tienen dinero para emigrar legalmente ni clasifican para el programa de las 20 000 visas anuales para Cuba que mantiene EE.UU. desde 1994.

 

También  habría que revisar la absurda política de pies secos o mojados,  y reformular la  política  del departamento de refugiados de la SINA, que es aprovechada por muchos  como trampolín para emigrar, lo que contribuye a desmoralizar y desangrar a la oposición.

 

 


Cubanos llegan ilegalmente por México

en cifras récord

Wilfredo Cancio Isla

2 de octubre de 2013

 

En 11 meses cruzaron la frontera mexicana 13.664 cubanos para solicitar refugio en territorio estadounidense, un incremento de un 40%

   

La entrada de cubanos a Estados Unidos por la frontera mexicana supera las 13.000 personas al término del año fiscal 2013, convirtiéndose en el mayor flujo de inmigración ilegal de ciudadanos de la isla durante la última década.

 

Aunque las estadísticas entregadas a DIARIO LAS AMERICAS por el Departamento de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP) no son definitivas y registran el comportamiento de la inmigración por los puntos fronterizos hasta agosto, la tendencia es ya irreversible. En 11 meses (octubre 2012-agosto 2013) cruzaron la frontera mexicana 13.664 cubanos para solicitar refugio en territorio estadounidense.

 

El ritmo de afluencia por esa vía fue imparable durante todo el año. En el primer semestre (octubre 2012-marzo 2013) habían entrado por territorio mexicano 7.533 inmigrantes cubanos. El número más elevado de cubanos que llegaron ilegalmente la frontera mexicana se remontaba al 2008, cuando lo hicieron 10.030.

 

El incremento en relación con 2012 es de un 40%. En los últimos cinco años la cifra de cubanos que ingresó por la franja del norte mexicano asciende a 39.373.

 

De hecho, la frontera mexicana se ha convertido en el territorio de máxima porosidad de inmigración ilegal cubana, luego que las operaciones marítimas y los arribos a las costas del sur de La Florida se han reducido al mínimo en años recientes.

 

El fenómeno pone en evidencia que la reforma migratoria, puesta en vigor por el gobierno de Raúl Castro el pasado 14 de enero, ha sido un incentivo para el flujo ilegal de cubanos hacia territorio estadounidense tras salir a un tercer país.

 

La Oficina de Intereses de EEUU en La Habana otorgó hasta el pasado julio la cifra récord de 26.266 visas de visitas, pero el aumento ha beneficiado fundamentalmente a personas mayores de edad, que no clasifican como potenciales emigrantes.

 

Abogados de inmigración de Miami dicen que sus oficinas reciben diariamente numerosas llamadas telefónicas, correos electrónicos y peticiones cubanos que intentan llegar y regularizar su estatus migratorio cruzando puntos fronterizos del territorio estadounidense.

 

“La inmensa mayoría de los cubanos que cruzan la frontera mexicana son personas menores de 40 años a quienes se les dificulta obtener una visa de Estados Unidos y buscan salir a cualquier país, porque no encuentran futuro en Cuba”, comentó el abogado Willy Allen.

 

Aunque no hay estadísticas sobre el lugar de tránsito, un elevado por ciento lo constituyen cubanos que viajan desde países de Centroamérica y Ecuador para llegar a controles de inmigración en la frontera mexicana. Otro grupo significativo está integrado por cubanos naturalizados españoles que viajan a México con pasaporte español y luego se presentan ante las autoridades estadounidenses con documentos probatorios de su nacionalidad cubana.

 

Más de 100 mil cubanos se han naturalizado como españoles al amparo de la Ley de la Memoria Histórica, conocida como Ley de Nietos, que entró en vigor en diciembre del 2008. La crisis española ha impulsado a muchos “cubañoles” a usar la ciudadanía obtenida como trampolín para viajar sin los requerimientos de visado y asentarse en Estados Unidos.

 

Las leyes estadounidenses establecen que cualquier persona que arribe a un punto fronterizo de Estados Unidos y reclame temor de persecución en su país de origen, califica para la revisión de su petición por las autoridades migratorias. En el caso de los cubanos, el otorgamiento del parole es prácticamente automático, en virtud de la Ley de Ajuste Cubano (CAA), vigente desde 1966.

 

Los puntos fronterizos de México y Canadá han quedado como vías preferidas por los cubanos tras el incremento de los controles sobre viajes marítimos y la batida al tráfico humano en el Estrecho de la Florida. Por puntos fronterizos del norte de EEUU el CBP dice que arribaron 2.520 cubanos hasta agosto, aunque la cifra no se circunscribe solo a quienes solicitaron refugio político.

 

El Servicio Guardacostas ha reforzado la vigilancia e interceptación de balseros y lancheros en alta mar. El pasado mes, autoridades cubanas y estadounidenses se reunieron en La Habana para planear un acuerdo de cooperación para salvamentos y rescates marítimos.

 

Las estadísticas sobre la inmigración marítima desde Cuba durante el mismo período fiscal hablan por sí solas. Hasta el 24 de septiembre, el Servicios Guardacostas interceptó 1.252 cubanos en el Estrecho de la Florida, una cifra que ha tenido un ascenso sostenido desde 2011.

 

Mientras, la Patrulla Fronteriza registró hasta agosto 359 cubanos que llegaron a las costas de Florida, lo que resulta una sexta parte de los que arribaban por esta vía en el período 2000-2008.

 

Los cubanos continúan viajando por mar hacia países de Centroamérica para intentar luego ingresar en territorio mexicano y continuar rumbo a Estados Unidos. Algunas embarcaciones tocan tierra en las islas de Turks & Caicos, un territorio británico donde regularmente son detenidos y deportados, y las Islas Vírgenes estadounidenses, que puede ofrecerles protección bajo la CAA.

 

 

Véase ‘La Isla Puta’ de Frank Delgado

 http://www.youtube.com/watch?v=SCt4XJ35fKY

 

Yo vivo en una isla puta

donde todo el mundo está de paso

donde los que se fueron viven

mejor que los que se quedaron

 

Yo vivo en una isla antena

que emite gente para todas partes

seremos los nuevos judíos

si el rabino se niega a escucharte

que cosa loca...

 

Y tú me dices lo bien que estamos

y yo te digo que no te creo

pero enseguida tú me bajas un mareo

 

Yo vivo en una isla bloque

y que se la pasa desfilando

sino agitando banderitas

en vez de celebrar bailando

 

Yo vivo en una isla marcha

pero por la izquierda yo escucho son clásico

y no te llevo pa mi casa

porque vivo en un medio básico

que cosa loca...

 

y yo postergo mis egoísmos

porque tú dices que no es momento

y por la izquierda tú me clavas un aumento

 

yo no sé quien hace la encuesta

pero tome nota quien le corresponda

que te juro por mi madre

que no veo mesa redonda

 

y a esa hora del domingo

cuando el aburrimiento resonga...

yo te juro por mi madre

que no veo mesa redonda

 

y aunque cambien periodistas

que tengan más buena honda

yo te juro por mi madre

que no veo mesa mesa redonda

 

yo no sé quien hace la encuesta

pero tome nota quien le corresponda

que te juro por mi madre

que no veo mesa redonda

 

Yo vivo en una isla dique

que ya no me puede contener

y el tipo que abre la compuerta

ni come ni deja comer

 

Yo vivo en una isla doble

de doble moral y de doble moneda

y donde el sábado en la noche

parece que hay toque de queda

que cosa loca...

 

y tú me pides que vaya a verte

y yo te digo que no hay transporte

y por bocasa tú me clavas un reporte

 

yo no sé quien hace la encuesta

pero tome nota quien le corresponda

que te juro por mi madre

que no veo mesa redonda

 

aunque vi la de ese jueves

en que vino Maradona

yo te juro por mi madre

que no veo mesa redonda

 

y aunque cambien periodistas

que tengan más buena honda

yo te juro por mi madre

que no veo mesa redonda

 

yo no sé quien hace la encuesta

pero tome nota quien le corresponda

que te juro por mi madre

que no veo mesa redonda

Cónsul cubano en EEUU reconoce que el régimen

viola los derechos humanos del pueblo cubano

 

Cónsul cubano en EEUU

se reúne con procastristas residentes en Miami

Dos diplomáticos de la Sección de Intereses de Cuba en Estados Unidos, el cónsul Llanio González Pérez y el vicecónsul Armando Bencomo, se reunieron en Miami con miembros de la coalición Alianza Martiana, que agrupa a simpatizantes de la tiranía castrista, para explicarles algunos aspectos de las reformas de Raúl Castro.

 

El cónsul González Pérez expresó que la llamada “habilitación del pasaporte” -el permiso que requieren los cubanos residentes en el exterior para poder visitar su patria-, depende de su comportamiento:

 

La habilitación se te aprueba una vez pero ya sigue contigo, salvo que hagas algo muy fuerte contra nuestro país, que se preste para alguna campaña de ese tipo [léase el cubano que denuncia las violaciones a los derechos humanos del pueblo cubano, que sistemáticamente realiza la tiranía de los hermanos Castro]”, declaró el cónsul González Pérez. “Normalmente, una vez que se te pega en el pasaporte, a medida que el pasaporte se va prorrogando y prorrogando, la habilitación sigue contigo y te permite estar tres meses en Cuba”.

 

El cónsul González Pérez también declaró que los emigrados no invierten en Cuba por “desconocimiento”, lo cual se contradice con las declaraciones hechas por el ministro de Relaciones Exteriores del régimen, Bruno Rodríguez, en octubre de 2012 en Nueva York, cuando dijo que no creía posible la inversión de emigrantes cubanos porque su dinero no cubre los montos mínimos: “Yo no sé a cuantos cubanos ustedes conocen que podrían invertir en Cuba 200, 300, 500, mil millones de dólares, que es la inversión que (la tiranía castrista) demanda.” El canciller reiteró en octubre que “no interesa que alguien llegue con 100.000 dólares a invertir en la industria farmacéutica ni tampoco que haya un pequeño taller privado tratando de competir con el Polo Científico.

 

 

A unos dos millones de cubanos

la tiranía castrista nos impide

vivir en nuestra patria

 


Presos políticos deportados

llevan más de 530 días acampados en Madrid

4 de octubre de 2013

 

Un grupo de presos políticos cubanos deportados a España tras un acuerdo entre el régimen castrista y el anterior Ejecutivo español, lleva acampado más de 530 días frente al Ministerio de Asuntos Exteriores, en Madrid, para reivindicar que se regularice su situación.

 

En total, once cubanos —tres antiguos presos y sus familiares— mantienen una acampada para denunciar “la precariedad y el desamparo” en el que alegan estar desde hace año y medio, cuando el Gobierno de España no prorrogó las ayudas que proporcionó entre 2010 y 2011 a más de 110 expatriados, gracias a un plan que aprobó el anterior Ejecutivo para su inserción laboral y social.

 

La acampada comenzó con unas 40 personas congregadas en pleno centro de Madrid, que vivían su día a día entre cartones, mantas y colchones.

 

Actualmente, el campamento ha adquirido la denominación de “Isla de la esperanza”, una infraestructura de madera en la que residen niños y adultos y en la que, aseguran, sobreviven gracias a la caridad de los vecinos del barrio o de algunas ONG.

 

Viven hacinados en cuatro metros cuadrados y reciben diariamente la visita de curiosos y vecinos que se acercan a leer las pancartas en las que reivindican su situación.

 

Pese a la precariedad en la que se encuentran, agradecen que una mujer fuera trasladada a un pequeño piso después de dar a luz. Allí vive temporalmente con su hija recién nacida por una cantidad asequible que consiguen pagar entre todos.

 

Limpian restaurantes del centro de la capital española, de esos que siempre están repletos de turistas ávidos de una comida rápida, en los que consiguen algo de comida.

 

Para el día a día, cuentan con escasos recursos como una bombona de gas, colchones, mantas y pequeños armarios para guardar ropa y enseres.

 

Los únicos “lujos” que poseen son una “tableta” y teléfonos celulares con internet, gracias a la conexión inalámbrica que les facilita un vecino para que puedan “estar informados y conectados con el mundo”, dijeron a EFE dos de los exprisioneros políticos.

 

Osbel Valle, quien pasó once años en las cárceles de Cuba, contó que en el tiempo que lleva en España solo ha podido trabajar en labores de limpieza en un restaurante.

 

Su sueldo diario no llegaba ni a quince euros (unos veinte dólares) y algunos días finalizaba su jornada casi a las tres de la madrugada con la obligación de incorporarse a las pocas horas, sobre las ocho de la mañana.

 

Trabajos a cambio de “unos pocos euros”, los aportes de particulares y las ayudas que les ha brindado alguna ONG, han sido el sustento de todos durante los más de 500 días de acampada, según Valle, uno de los encargados de distribuir una veintena de cartas distintas por las administraciones y partidos en busca de una solución.

 

Preguntado por su pasado en Cuba, evita hablar de sus penurias o de sus años en la cárcel y solo contempla con incertidumbre su futuro en España, país al que agradece haberle acogido, pero del que se queja por un programa de ayudas que considera que “no se cumplió” como se les había prometido.

 

José Miguel Fernández Turné, otro de los presos políticos cubanos deportados que reside en el campamento, dice que cuando llegaron a España la Cruz Roja les advirtió de que si aceptaban cualquier oferta de trabajo, aunque fuera provisional, quedarían fuera del programa de ayudas.

 

Por este motivo, no quiso aceptar ninguna oferta, ya que todas eran provisionales y se mantuvo a la espera de que el Gobierno de Cuba le enviara su titulación académica para que fuera homologada en España, hecho que nunca sucedió.

 

Hace unas semanas, redactaron otra carta que ha sido enviada a partidos políticos y a los ministerios de Presidencia y Asuntos Exteriores, así como al Congreso de los Diputados.

 

En ella, piden una reunión con el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, explican su “delicada” situación y cuentan las irregularidades que consideran que se han producido durante el desarrollo del programa, con el que se sienten que fueron confinados a vivir en las calles de Madrid sin poder regularizar su situación ni viajar para obtener su residencia de forma legal.

 

 

La reforma migratoria es una farsa

Manuel Castro Rodríguez

13 de agosto de 2013

 

Hoy, le envié un correo a la senadora Lucía Topolansky para que su esposo, el presidente José Mujica, interpusiese sus buenos oficios ante los hermanos Fidel y Raúl Castro, que le impiden a la cubana Blanca Reyes visitar a su padre enfermo en Cuba. Lo mismo hice con la expresidenta Michelle Bachelet.

 

El progenitor de Blanca Reyes tiene 93 años. “La reforma migratoria es una farsa. Yo no he matado a nadie”, se quejó la fundadora de las Damas de Blanco.

 

Mi padre tiene 93 años y está muy enfermo. Yo quería verlo antes que muriera”, explicó Blanca Reyes.

 

Están leyendo bien, el régimen de los hermanos Castro le impide la entrada a su patria a Blanca Reyes, representante en Europa de las Damas de Banco, cuyo padre, de 93 años, está muy enfermo en Sancti Spíritus.

 

Blanca Reyes había solicitado el permiso de entrada el pasado 22 de julio ante el Consulado General de Cuba en Madrid.

 

Hoy, un funcionario consular le comunicó brevemente la decisión del régimen de los hermanos Castro: “denegado”.

 

 

Carta pública a Amir Valle

Rafael Alcides

La Habana, 12 de octubre del año 2006.

 

Querido Amir:

 

Por dos veces me escribiste a principios de mes “con cierta urgencia. En el primer correo me invitas a colaborar en una revista digital que estás urdiendo con un grupo de entusiastas de los entornos literarios y sus afines, y en el segundo correo me propones participar en un documental fílmico donde yo, que tan solo he nacido, vendría a ser uno de los Robert de Niro de la cinta. Tarde te los respondo, porque son correos que no recibí hasta anoche. Yo no tengo ni teléfono, Amir. Ni teléfono. El correo me llega a través de una piadosa amiga. El electrónico. El otro, si es de afuera, del extranjero, sencillamente no me llega, y si me llega es abierto. Cosas del cartero, me imagino. No sé qué mal pude hacerle en la otra vida, porque en ésta ni lo había visto.

 

Mi respuesta es sí. A lo de la revista y a lo del documental. Redondamente sí. Te prometo esperar en casa con café y mi buena memoria de costumbre a tus camarógrafos. En cuanto a la colaboración mensual para la revista, dala por empezada, si quieres, con esta carta que pretendía, sobre todo, ayudarte con dos palabras de consuelo que no lo parecieran ahora que me has dejado más helado que un helado de mantecado con la noticia de que desde octubre del año pasado estás en la calle y sin llavín, aunque, provisionalmente, gracias a Dios, protegido por la misericordia alemana.

 

Pues por lo que a vuela pluma me contabas en tu primer correo, el Gobierno cubano te cerró la puerta, no te permite regresar a tu país, al país donde naciste, donde has cortado caña, recogido café y dejado tres cuartas partes de tu vida haciendo guardias por si vinieran los americanos, y donde tienes tus pantuflas, todavía calientes, las pobrecitas, como las dejaras el año pasado al salir para España a presentar tu nueva novela, aguardándote insomnes debajo de la cama.

 

Volveré sobre este tema, ya que para mí el dolor, la tristeza, el extrañamiento o la nostalgia de un par de pantuflas son tan conmovedores como los de una persona. Antes, a fin de seguir un orden, tengo algo que decir sobre el documental en que andas metido.

 

El título, “Así es Cuba”, no me motiva, demasiado rotundo. Como cuando se habla de una mujer o se comenta una obra de arte, Cuba no es de este modo ni es del otro, es según quien la mire o la sienta. Abreviando, Cuba es una noción, no una teoría. En esto la ciencia está de más.

 

Lo que tú y tus compañeros de exploración intentan es una Exploración de Cuba, digamos una Indagación de Cuba, por seguir el método de otro estudioso de Cuba, el explorador Mañach. En fin, ustedes pretenden arribar a una idea probable de Cuba mediante la exposición de muchas ideas sobre ella. Así llegamos a un probable “Ideas de Cuba”, digamos, título de triple lectura por incluir espectador, ponente (testimoniante), y Cuba misma en tanto visión de terceros, en tanto relato, existencia móvil cambiante como las nubes.

 

Es decir, la Cuba que cuenta mientras se dejaba contar, ya que el relato de quien lo cuenta no es el relato de quien lo escucha. Y aun existiría, entre ambos relatos, según lo adivino, un tercer relato - sólo legible para la Divinidad-: el relato mudo de la situación que diera lugar al relato, siempre listo, en su eternidad, para ser reinterpretado por un nuevo relato y luego por otro y después por otro, y así una y otra vez hasta el infinito, pero, siempre también, en cada oportunidad, seguro de ver al narrador repetir su fatal fracaso. En fin, mediten, mediten el título. He pensado en “Hablan de Cuba”. En cuanto al desamparo en que el Gobierno cubano te ha dejado, me asustas, Amir, me asustas. Carilda se desordenaba, yo me asusto.

 

¿Qué dice el Gobierno? ¿Qué te pasaste un mes en tu permiso de salida del país? Eso es muy grave, Amir, tú no lo comentes. La gente de por sí es imaginativa, y más el europeo que conoció de cerca el fascismo. No hay que ser adivino para escucharlo ya diciendo que cómo se atreve el Gobierno cubano a criticar el maltrato que le dan los americanos a los árabes detenidos en la Base de Guantánamo (que es verdad que los maltratan) o cómo no le da pena andar por el mundo reclamando la libertad de los 5 detenidos en Estados Unidos, siendo Cuba una cárcel de la que no todos pueden salir y a la que ahora no te dejan volver.

 

Porque por allá hablan de cárceles atestadas de presos de conciencia, mencionan periodistas cumpliendo penas interminables, no sé si lo has oído; esa gente no se quiere la lengua, Amir. ¿Qué es eso, dirán ahora al enterarse de este malentendido que ha habido contigo, de que el cubano salga al extranjero con los días contados como si fuera un soldado de pase? ¿Qué es eso de que el cubano que ha fijado su residencia en el extranjero tenga, al volver a su país, que hacerlo como turista?

 

Dados a especular, no me extrañaría oírlos decir que esto que te ha sucedido inaugura en nuestro país un nuevo método para librarse del escritor incómodo. Meterlo en la cárcel daba lugar al escándalo internacional, dejarlo afuera también lo dará. Pero será un escándalo menor. Con el escritor Amir Valle, seguirían diciendo, reedita Cuba la estrategia del destierro: método que introdujeran en el país las autoridades coloniales españolas y profesara en la República otro gran déspota sufrido por la Isla: el tirano Machado

 

¿Te das cuenta de la gravedad de semejante especulación, Amir? Porque esto, dicho así ante el que no sabe, dejaría al Gobierno cubano repitiendo fórmulas ¿de quiénes? ¿Eh, de quiénes? No, tú cállate la boca, tú no digas nada; no le des ese gusto a la lengua de esa gente. Que se jodan. Si les escribes al Papa o al Secretario General de la ONU para que ellos intercedan por ti ante el Gobierno cubano, hazlo muy (pero muy) en privado, que en tu caso, Amir, no ha habido mala fe. Ha habido precipitación.

 

Y un abrazo, hermano, que el espacio máximo que me indicaras para mi colaboración acaba de acabarse. Y salúdame a los alemanes.

Balseros cubanos en Honduras

Febrero de 2013

Dos hermanas cubanas

Gladys Linares

4 de octubre de 2013

 

Rafaela es de Pinar del Río, pero vino para la capital antes de 1959 a trabajar de sirvienta en la casa donde su hermana Andrea era cocinera desde hacía algún tiempo. Cuando los comunistas intervinieron el negocio de sus patrones, éstos decidieron irse de Cuba, y les propusieron llevárselas.

 

Andrea aceptó, pero Rafaela decidió quedarse y trabajar para la revolución. Comenzó a estudiar por la noche en una Escuela de Superación de la Mujer fundada por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). Allí les decían que los que se iban del país iban a fregar platos y a limpiar carros, y Rafaela sufría porque su hermana siempre sería una criada.

 

Aprendió a manejar y la ubicaron de chofer en un transporte popular. Luego se hizo miliciana, y además participaba en las movilizaciones a la agricultura. Cuando el Cordón de La Habana, pasó un curso para aprender a manejar tractores. Quería formar parte de las brigadas conocidas como “Picolinas”. Así conoció a su esposo, que trabajaba en los viveros. Cuando se casaron se mudaron con la abuela de éste.

 

Pasaban los años y casi no sabía de su hermana Andrea. Las cartas se demoraban mucho y a veces no llegaban. Pensaba que la engañaba cuando le decía que estaba bien, que ella también había aprovechado el tiempo y se había hecho enfermera, y que había aprendido a manejar, pero su propio carro. Una vez le mandó una foto donde aparecía parada junto a éste, y cuando Rafaela se la enseñó al esposo, él le dijo que seguro era el carro de los burgueses donde la hermana era criada, y que lo utilizaba para hacer las compras de la casa.

 

Así pasaron los años y Andrea vino a Cuba a ver a su hermana. Le habló de su familia, le trajo fotos de sus hijos. El varón era farmacéutico, y la hembra, maestra. Entonces Rafaela le contó que su hijo no pudo estudiar lo que quiso porque no fue al campo en el preuniversitario, y que ahora vende materiales de construcción y alivia su frustración bebiendo ron de vez en cuando.

 

Le ocultó a la hermana que después de vieja volvió a limpiar casas porque la pensión no le alcanza para vivir. Se sintió avergonzada de las malas condiciones de su vivienda, y de no poderle dar mejor atención por su precaria situación económica.

 

Hace unos días, Rafaela regresó de Miami, a donde fue invitada por Andrea, quien, según cuenta, vive en una hermosa y amplia casa. El cuñado, que es médico, le hizo un chequeo completo. Paseó mucho, y llegó a Cuba cargada de regalos y quejándose de la cantidad de dinero que le habían “tumbado” a su regreso en el aeropuerto de La Habana.

 

Su familia le dio una ayuda para reparar la casa, pero ella está pensando en aceptar la propuesta de reunificación familiar. Hoy Rafaela reconoce que aquella promesa de Fidel de la emancipación de la mujer, la vejez asegurada y el bienestar del pueblo, no era más que una estafa.

 

 

Desajuste Cubano

Francisco Almagro

10 de julio de 2013

 

La Ley de Ajuste tuvo sus razones y aun persisten muchas para mantenerla en pie, pero no soplan vientos propicios para mantener inflado ese globo

 

Una conocida acaba de enviar sus tres hijos de vacaciones a Cuba. Me dice que sacó su matemática: un summer camp para tres por cuatro semanas en Miami no baja de trescientos dólares a la semana; al final, contando el voraz apetito que despierta el ocio infantil, dejarlos aquí le saldría en no menos de 1500 a 2000 dólares mensuales. Con un poquito menos, los ha mandado a casa de sus abuelos, quitándose de encima las angustias y las trastadas. Ahora ella puede trabajar en paz, salir de noche con su esposo y está segura de que sus hijos están divirtiéndose con lo poco y gozando lo mucho de una familia que los extraña y los quiere. Ella añade, en son de amenaza: “y cuidado no cambie los boletos y los deje otro mes más en Cuba… aquí se aburren mucho, solo juegan esas cosas electrónicas”.

 

Un vecino que no dejaba de quejarse de su mala salud ha hecho de nuevo sus maletas y ha ido a Cuba para, dice, chapistearse. Ya fue hace apenas un par de meses. En menos de una semana se hizo varios empastes, optometría, sonogramas y un chequeo cardiovascular completo. Números del aquejado: con lo que le costaría solo un root canal —todavía estoy averiguando por qué aquí no empastan los dientes con más frecuencia— pago el pasaje y algunos regalos para sus médicos amigos. Le han dicho que también tiene una hernia discal y debe operarse. Pero un médico cubano le dijo que no se dejara tocar por los galenos americanos: él conoce un especialista en medicina tradicional china que por unos dólares le deja la espalda como nueva.

 

Probablemente como estos casos hay cientos o miles en todos los rincones de Estados Unidos, y con más razón en el sur de La Florida, donde se calcula habitan más de medio millón de cubanos y sus descendientes. Cubanos casi todos acogidos a la famosa Ley de Ajuste —The Cuban Adjustment Act”— aprobada el 2 de noviembre de 1966, la cual permitía al Fiscal General legalizar la condición migratoria de los cubanos en territorio norteamericano; antes de la Ley, los cubanos estaban en un limbo migratorio pues tenían los mismos derechos y deberes de otros emigrantes, pero con una definitoria excepción: no podían regresar a su país pues eran perseguidos, encarcelados, o sencillamente tratados como ciudadanos de inferior categoría solo a causa de sus ideas.

 

Es curioso porque regímenes totalitarios como el que empezaba a nacer en Cuba ya corrían en Corea del Norte, la Unión Soviética y China. Y ningún coreano, ruso o chino se ajustó a nada. Analistas serios dicen que fue una expiación de culpas por la fracasada operación de Bahía de Cochinos. Otros, que fue la única manera que tuvo el Gobierno norteamericano para evitar un nuevo éxodo masivo como el de Camarioca, en septiembre de 1965 —por supuesto, fue como botar el sofá: volvería a pasar en el 80, con el Mariel y en el 94, con la Crisis de los Balseros.

 

Como quiera que haya sucedido, para pasar la ley el argumento era que los cubanos se habían quedado sin Patria —la Patria, el Pater, jamás se pierde pues significa Padre, en donde se nace. A eso contribuyó, eficazmente, el Gobierno cubano. Hoy no podríamos saber si consciente o inconscientemente. Todos los que se iban eran enemigos, traidores, lumpen, apátridas. Mantener correspondencia o recibir llamadas telefónicas del Norte era marcarse con el CDR —especie de panóptico único en la Historia de la Humanidad: uno cada 100 metros por todo el país.

 

De niño recuerdo que la única paquetería que recibía mi abuelo de su familia eran cartas con un chicle y una cuchilla de afeitar. En fin, cada vez que alguien tomaba un avión o una balsa y se perdía rumbo al Norte —no se le daba tanta importancia al Este-España, o al Sur-Venezuela, a donde tantos cubanos se fueron— se podía tener la certeza de que esa persona no la volveríamos a ver.

 

La situación empezó a cambiar con los diálogos previos al Mariel, el desajuste de muchos muertos-vivientes cubanos que, convertidos de gusanos en mariposas, especie de zombis cruzados con Papa Noel, empezaron a llegar a Cuba sanitos, gorditos, llenos de prendas y aunque heridos por la nostalgia, casi ninguno arrepentido de haberse ajustado a las leyes norteamericanas. Eran ahora ciudadanos de Estados Unidos con los mismos derechos y deberes que cualquiera nacido en el medio de Kansas.

 

Desde entonces la Ley de Ajuste ha tenido ceñidores y debilitadores. Paradójicamente, son los cubanos quienes más daño le han hecho a las leyes que les permiten hacerse residentes, automáticamente, al año y un día, y aun optar por la ciudadanía a los cinco años y reclamar familiares. Pero como buenos latinos, a veces creemos que las reglas están hechas para romperse. Hasta hay un poco de feliz flirteo, de goce inmaduro en eso de infringir las leyes, burlarse del orden, retar a quien ha abierto los brazos para acogernos. Los ejemplos puestos al principio reciben seguro médico —Medicaid—, enseñanza gratuita para sus hijos, sellos de alimentos y hasta exenciones de impuestos. Y ese dinero sale del bolsillo de otros miles de cubanos que no van o no pueden entrar a Cuba.

 

El desajuste no es dejar de viajar a la Isla cuando se tiene un familiar enfermo, un hermano preso, un hijo que no lo dejan salir, una madre que ya no podría tomar un avión para venir de visita. El desajuste es cuando, habiendo vivido tantas humillaciones, tantas carencias inducidas, afrentas muchas solo por pensar diferente al régimen, se regresa y se fiestea, se gasta el dinero de quienes aquí lo contribuyen a la Seguridad Social. El desajuste es ser inclemente con el mexicano o el italiano emigrante porque no tiene papeles, y olvidarse de que en Cuba ese mismo mexicano e italiano es un ciudadano de primera, y el cubano apenas un compañero revolucionario, jineteando fulas para poder llevar algo de comer a sus hijos. Desajuste, en fin, es olvidarse de las razones por las cuales se tomó la crucial decisión de emigrar, sabiendo de antemano que en el pasaporte cubano imprimirían un sello espantoso: salida definitiva.

 

La Ley de Ajuste tuvo sus razones y aun persisten muchas para mantenerla en pie. Ha hecho dignos y felices a miles y miles de cubanos. Pero no soplan vientos propicios para mantener inflado ese globo. La Reforma Migratoria en discusión ahora mismo en el Congreso probablemente toque, tangencialmente, nuestro muy particular ajuste. Y por si esto fuera poco, en unos días iniciaran un nuevo ciclo de conversaciones migratorias autoridades cubanas y norteamericanas; la parte cubana sostiene todavía que la Ley es un estimulo a la emigración ilegal —argumento un tanto cínico pero real si los pies están secos.

 

Suele el Gobierno cubano tildar de asesina la misma ley que le permite ingresar más de 2000 millones de dólares anuales gracias, en parte, a que sus nacionales legalizan rápidamente la situación migratoria y reciben ayudas de todo tipo en Estados Unidos. Pero, como diría el poeta, la ley no es asesina, la estamos asesinando nosotros.

 

 

Mi viaje a Cuba

Nicolás Pérez

10 de julio de 2013

 

He soñado con visitar a Cuba y más gráfico que las noticias de la prensa son las impresiones del cubano que ha viajado allá recientemente. Cada vez que alguien visita la isla lo acoso a preguntas. Y siempre es la misma película captada desde diferentes ángulos monocordes, y tanto anticastrismo con visos de arrepentimiento, me aburre.

 

En este intento acerté. Mi último entrevistado es alguien que confió en su honestidad. Ex compañero de prisión con capacidad de observación, sensibilidad capaz de saber transmitir los sabores de cada anécdota y da cada paso en la vida con los ojos abiertos. Su ley de existencia es contemplar todo no con el corazón sino con cifras, lo que lo ha convertido en corto tiempo en un exiliado con un gran poder económico.

 

¿Por qué viajó mi amigo a Cuba?, no se lo pregunté por delicadeza, creo por nostalgia y enseñarle a su hijos sus raíces.

 

Viajé a la isla con sus mismos ojos y esta es su historia.

 

Desde el inicio experimentó fuertes impresiones contradictorias; casi todos sus compañeros de viaje eran gente de situación económica precaria. Pocos exiliados históricos, casi todos recién llegados a Miami, el viaje se establecía desde la fuerza de la sangre y una insoportable y fresca pérdida. Bajándose del avión, una funcionaria le dijo que por 29 CUC se aceleraría el proceso de entrada. Pagó y cruzó algo avergonzado frente a una larga fila de los desheredados de siempre. Inmediatamente a un salón VIP con aire acondicionado que congelaba. Preguntó sobre café cubano y la respuesta fue negativa pero se lo colarían a él. ¿Podía fumar?, le advirtieron que estaba estrictamente prohibido pero podía hacerlo disimuladamente al fondo del salón. Apenas les revisaron las maletas; el trato fue exquisito.

 

¿Lo mejor de Cuba? Los paladares. Allí comes desde tres CUC, hasta los exquisitos como Doña Juana en el Vedado o el Guajiro en la Habana Vieja a 30 CUC el plato, donde el menú es extenso y ofrecen langosta de todos estilos y sabores, aunque la carne de res en Cuba está más prohibida que la libertad de prensa.

 

¿Igualdad? Según se mire. Una camarera de Doña Juana puede ganar hasta 60 CUC diarios en propinas y un médico gana 30 CUC al mes en cualquier hospital habanero.

 

¿Costo del viaje? El avión, 400 y pico de dólares. El seguro médico $25, el pasaporte $199 y sacarlo de nuevo $400. Una visa en Miami entre 75 y 120 dólares, la misma que pagas $15 en cualquier otro país. Curioso, en Cuba no admiten tarjetas de crédito ni débito emitidas por bancos norteamericanos pero sí establecidas desde cualquier otro banco del mundo.

 

Fue sorprendente que si pagas hotel, auto o un restaurante en Cuba los precios en la isla resultan más baratos que si lo establecen las agencias de viaje de Miami, quizás por el costo de operación de los intermediarios.

 

Busqué por todos lados a las famosas jineteras, el mayor estímulo al turismo que ofrece el castrismo a viejos libidinosos de la quinta edad pero estaban más perdidas que Matías Pérez, habían pasado a la clandestinidad porque en aquellos días un turista canadiense había asesinado en Bayamo a una niña de 12 años.

 

Si pagas en la gasolinera con un billete mayor de $20 te piden pasaporte, apuntan la chapa y de milagro no te toman las huellas dactilares.

 

Le pedí que me hablara de Varadero. El que conocí, no existe. La dirección de las calles han sido modificadas, los hoteles clásicos como El Oasis y el Kawama están hechos leña, y el Internacional ya han decidido demolerlo próximamente. No se respeta la historia.

 

Anécdota curiosa, mi amigo visitó Xanadú, la casa de Irene Dupont y descendió a su famosa Cava del sótano, y cuando le preguntó a un mesero haciéndose el imbécil si allí vivió Dupont, le respondió que la casa era Xanadú y no tenía nada que ver con alguien llamado Dupont.

 

En Varadero hay 109 hoteles, en Punta Cana 95. La belleza de Varadero es inmensamente superior a la de Punta Cana, los espectáculos parecidos, en la piscina del hotel Blau lo impresionó un ballet acuático de nivel insuperable. Pero las comidas, salvo el desayuno, son deplorables y el servicio trágico, el día de su llegada protestó por una pastilla mínima de jabón para tres personas y jamás respondieron a su reclamo.

 

¿Lo mejor de Cuba? El comunismo no ha sido capaz de cambiar la sonrisa plena, alegría de vivir y esperanza del pueblo cubano. ¿Lo peor? El país se deshace en ruinas.

 

Sin embargo, quisiera visitar mi patria, y si el castrismo se atreviese a darme una visa, regresaría mañana mismo para, sin dolores ni perdón, hacer el cuento.

 

Nicop32000@yahoo.com

 

 

Informe al general Raúl Castro

Oscar Peña

6 de julio de 2013  

 

El Ministerio del Interior de Cuba y en especial su departamento de Seguridad del Estado se pasan los 365 días de todos los años tratando de descubrir cualquier brote o acción contra la revolución cubana y en ese empeño están tan ofuscados que no se percatan que la contrarrevolución son ellos mismos. Son fabricantes de amarguras, dolores, rabias, desalientos, desengaños y desamores. Solo un ejemplo de acción contrarrevolucionaria que irrita, disgusta y aísla a Cuba de sus nacionales es el maltrato, los abusos, la extorsión, el chantaje que practican quienes tienen el primer contacto con un cubano cuando llega a su país: la Aduana de Cuba.

 

No hay acción más contrarrevolucionaria que la que se lleva a cabo en esa primera puerta de Cuba con los cubanos visitantes en todos los aeropuertos del país. Solo con nacionales, a los extranjeros los tratan como reyes. Lo que debían ser caras de alegría, júbilo, satisfacción por ver a sus compatriotas visitando su país, su hogar y ayudando con divisas a los suyos, se transforma en una pesadilla que si no fuera por el amor a la familia –según testimonios-- dan deseos de regresar y no volver. Solo se atraviesa y soporta ese infierno por el amor a la parentela. Los cubanos no solo son maltratados por funcionarios de las aduanas cubanas, sino amenazados con confiscaciones absurdas para después ser extorsionados.

 

Los países civilizados no solo tratan con decencia y cortesía a sus visitantes extranjeros, sino que lo hacen con mucho agrado con sus nacionales. Sin embargo, un cubano cada vez que llega a su aeropuerto nacional tiene que contar 100 veces del 1 al 10 para no perder el control y verse enredado en problemas mayores ante tanta humillación provocada por las autoridades aduanales.

 

No se trata solo de pillaje y vilezas para desvalijar y arrancar dinero al pasajero cubano. Otros inconcebibles abusos se han dado con cubanos que han recibido su permiso de entrada a la Isla en la embajada cubana o consulado del país en que radica y con todos los documentos en forma han viajado a Cuba y han sido virados en el mismo aeropuerto cubano y en el mismo avión. Lo que constituye un atropello y ultraje sin precedentes.

 

Son muchos. Solo le expongo un ejemplo: el caso de la compatriota Laura Álvarez Rojas, asentada en Sudáfrica, fue aterrador. Su hermano residente de la Isla y de visita a Sudáfrica, había fallecido allí en un accidente automovilístico. Ella decidió llevar sus restos a la tierra natal y compartir tan dolorosa pérdida con sus familiares en Cuba. Realizó todos los trámites que exigen Inmigración y Extranjería de Cuba para entrar a la Isla. Prorrogó su pasaporte, legalizó el certificado de defunción de su hermano y pagó todo los aranceles consulares, y salió para Cuba. Llega y se asombra cuando una funcionaria de inmigración le dice en la aduana que no estaba permitida su entrada al país y no sabía los motivos: “no puedes entrar y punto”, concluyó la oficial.

 

Ella, a pesar del maltrato, continuó en su empeño: “me arrodillé y les imploré que le dieran los restos de mi hermano a mi otra hermana que estaba afuera y a mí que me regresaran”. No lo consiguió. La montaron en el mismo avión de línea extranjera (vuelo KL 02724) en que había llegado. Al piloto le informaron que era una ilegal. El capitán de la nave se enfureció cuando la joven le mostró sus papeles en orden y el certificado de defunción de la embajada cubana en Sudáfrica.

 

La tripulación se esmeró en atenderla: “me hicieron sentirme como persona, ya que el tratamiento que recibí en mi país fue el de un animal. No me dejaron llorar mi dolor con mis seres queridos, no me dieron el derecho de abrazar a mi hermana que lloraba desesperada del otro lado y fui obligada a salir de Cuba con el corazón desarmado, la esperanza rota y la decepción más grande de mi vida”, concluye la notificación de esta cubana.

 

¡Ojo, general Raúl Castro! Los máximos contrarrevolucionarios que denigran a Cuba y ponen por el piso la primera imagen del país son los aduaneros y sus jefes del Minint. Las propias autoridades cubanas y de manera especifica el Ministerio del Interior con su actuar son los mayores fabricantes de contrarios a la revolución. Me han expresado algunos que no le informe sobre estos abusos, porque usted los conoce y permite. Como no puedo creer esa aseveración, se lo hago saber con fe en que usted erradique estos atentados contra la dignidad humana.

 

 

La Ceiba, el segundo hogar de los cubanos

Luis Lemus

luis.lemus@laprensa.hn

6 de julio de 2013

 

La calidez y amabilidad de su gente y los atractivos de La Ceiba conquistan a cualquiera y los balseros cubanos, en su ruta hacia Estados Unidos, muchas veces se ven atraídos por el parecido con su encanto caribeño.

 

José Ramón Martín Rodríguez salió de Cuba hace un año con el afán de conquistar el sueño americano; sin embargo, sus ilusiones se estancaron al recorrer las calles y avenidas de La Ceiba, recibir el saludo de buenos días con una sonrisa y ver lo bonito de vivir en esta ciudad.

 

“Me gustó el país, esta ciudad tan linda, me siento bien aquí que he preferido quedarme”, relató, este hombre quien ahora trabaja como ayudante de carpintería en un taller de una funeraria de la localidad.

 

Autoridades de Migración le renuevan cada tres meses su permiso de estadía en el país, “quiero tener la nacionalidad hondureña, no tengo papeles. El apoyo que me han brindado es grandioso, la gente me ha ayudado con ropa, dinero y alimentación y sobre todo trabajo, que es lo que más necesitaba”, agradeció Martín, quien tiene una especialidad en gastronomía.

 

Luis Enrique Aliaga llegó con un grupo de 28 balseros que llegaron hace 15 días a esta ciudad, desde que tocó tierra se sintió atraído por la hospitalidad de esta ciudad de la cual hoy no se quiere ir. “La gente es buena he pensado quedarme aquí, ya encontré trabajo donde me dan comida y un salario, cosa que no tenía en Cuba, trabajar libremente”, expresó Aliaga, un comerciante que prefirió dejar su oficio de 15 años en Cuba para buscar mejores oportunidades.

 

Aunque cada año llegan cientos de cubanos a esta ciudad, las autoridades de Migración no tienen un registro de cuántos se han quedado, pues legalmente solo dos han solicitado el permiso para quedarse de manera permanente en La Ceiba.

 

Las oportunidades

 

Esta ciudad, además de servir como estadía de cientos de balseros cubanos que llegan con la intención de lograr su objetivo hacia Estados Unidos, también se ha convertido en oportunidades para aquellos que han decidido quedarse y hacer su vida en esta tierra de libertades.

 

Desde hace cuatro años, la sede del Cuerpo de Bomberos se ha convertido en hogar provisional para muchos caribeños que han salido de su patria, huyendo del régimen castrense.

 

“Como institución benemérita, nosotros les hemos permitido solo su estadía mientras logran su propósito de llegar a Estados Unidos, ya la alimentación y otras necesidades es muy difícil poderlos ayudar en eso, pues no contamos con los recursos”, dijo el sargento Luis Núñez, miembro de esta institución.

 

Son muchos los cubanos que han llegado por diversas rutas a la costa atlántica, siendo La Ceiba el primer punto de estadía en el país. “Todos los que han venido, a veces se están uno o dos meses, mientras se preparan para seguir su ruta hacia Estados Unidos, otros se han quedado trabajando para suplir sus necesidades, pues aquí les facilitamos la dormida”, según Núñez.

 

Balseros no se reportan

 

Las autoridades de Migración informaron que son muchos las cubanos que han llegado al país a bordo de precarias embarcaciones, pero solo la minoría son registrados.

 

“Hemos notado que La Ceiba es hospitalaria por eso los balseros vienen a quedarse por un corto tiempo, ellos generalmente vienen en tránsito y siempre los acogen en el Cuerpo de los Bomberos, donde su estadía es temporal”, manifestó Noemy Meza de López, delegada de Migración en Atlántida.

Una herida que no deja de sangrar ni un día

Frank Correa

4 de julio de 2013

 

Solo verlos partir y desearles buena suerte con sus destinos

 

La Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, situada en L y Malecón, es una herida abierta en las venas de Cuba, adonde acuden todos los días cientos de personas en busca del cuño salvador o el bálsamo de la visa que les permita escapar de la pesadilla comunista que les acaba la vida.

 

Una significativa fuerza laboral, técnica, cultural y científica se marcha todos los días en oleadas de nuestro país, buscando mejores condiciones de vida y la realización de sus sueños.

 

Se marchan hombres preparados, mujeres bonitas, niños de las manos de sus padres, ancianos a los que el reloj biológico les concede ese último viaje al reencuentro de hijos y nietos, para que mueran en paz en tierra ajena.

 

Muchas historias vividas o escuchadas en los alrededores de la Sección de Intereses, si no fuera por la tragedia que entrañan, pudieran considerarse comedias, a veces con tintes de espectáculos de circo.

 

Algunos de los solicitantes de visas son aceptados para marcharse a la vida apacible y feliz en el vecino país del norte, otros son rechazados y tienen que regresar cabizbajos, llorosos y frustrados a sus casas.

 

Entre los privilegiados tengo amigos que ahora me escriben quejándose porque tienen que trabajar como nunca imaginaron hacerlo en sus vidas, solo para comer y pagar un sitio donde dormir. Equilibran sus cuitas con las ventajas del sistema capitalista, y aunque no confiesan sentirse arrepentidos, repiten como un estribillo que en Cuba dejaron casas, autos y buenos empleos y ahora trabajan para pagar un sitio donde pasan solamente pocas horas al día.

 

Otro amigo que se marchó recientemente, me envió una foto del asado del domingo. Aparecía sonriente, con un delantal de cocinero, volteando grandes filetes de res en una parrilla. La carne, perfectamente enfocada por el lente, comenzaba a dorar y mi amigo la mostraba con orgullo. Pero a la semana siguiente me envió otra foto del asado del otro domingo.

 

Me di cuenta de que era la misma foto: llevaba la misma ropa, eran los mismos filetes, volteados y ya casi en su punto.

 

Uno que se marchó acogido al Programa de Refugiados, quiso impresionarme con una foto de su llegada a Miami, donde aparecía junto a su nuevo auto acabado de comprar el mismo día de su llegada a la ciudad del sol.

 

Sentí lástima por él cuando supe que era una foto impostada: su estancia en Miami había sido solamente de un día en una escala, para luego seguir camino a Kentucky, donde había sido ubicado por el Programa de Refugiados.

 

De esta gran herida se quejó una vez mi amigo, el presidente del Partido por los Derechos Constitucionales, Ernesto Lavastida, un día en que la concurrencia para entrevistas con los cónsules americanos era tan grande que desbordaba el parque frente a la funeraria de Calzada y K, y también las calles aledañas a la SINA.

 

Lavastida fue asistido aquella mañana por un instante de alegoría y subió a un banco del parque para lanzar una arenga. Predicó en voz alta: – ¡¿Por qué en vez de marcharse y darle la espalda a la lucha, no me acompañan en una marcha hasta la plaza de la Revolución, a exigir en masa la libertad y el decoro ausentes en la patria sufrida…?!

 

Todos se apartaron rápidamente del activista como si fuera un bicho, o un enfermo que los fuera a contagiar con un virus. Lo dejaron solo, subido en el banco con su exhortación patriótica a medias. Se fueron bien lejos de él, a la acera de enfrente.

 

Lavastida admitió que no había nada que hacer con ellos, solo verlos partir y desearles buena suerte con sus destinos.

Los pies bajo la sábana

Miriam Celaya

1 de julio de 2013

 

Granma acusa a EEUU de la carestía de los trámites migratorios. Pero, ¿cuánto saca el régimen cubano a quienes viajan al extranjero? No hay más que sacar algunas cuentas

 

Un viejo cuento de camino narra la historia de un marido que llega sorpresivamente a casa y descubre junto a su esposa, que está en cama, un par de pies masculinos sobresaliendo bajo las sábanas. Furioso ante la infidelidad, la interpela: “¡Mala mujer!, ¿de quién son esos pies?”; a lo cual ella, serena, le replica: “¡Ay, esposo!, Tú nunca me preguntas de dónde salen los alimentos que disfrutas y que no podrías pagar con el fruto de tu trabajo, ni cómo me las arreglo para pagar todas las cuentas con el poco dinero que me das, y como logro llegar a fin de mes sin que pasemos privaciones…” A lo que el marido, tras pensarlo un momento, le respondió sabiamente: “Bien, mujer, pero al menos tapa esos pies”.

 

Obviamente, el marido de este cuento no era exactamente un esposo engañado; simplemente había incurrido en un error de cálculo. Ni más ni menos que lo que ocurrió al órgano oficial del PCC, el periódico Granma, cuando recientemente publicó una acusación, sin nombres, pruebas ni fundamentos, contra funcionarios de la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba (SINA) por “aceptar sobornos de ciudadanos de la Isla para concederles visas” e igualmente al gobierno estadounidense en Washington por “lucrarse con las solicitudes de quienes quieren viajar por razones familiares”.

 

La fuente de la que se hace eco Granma, sin que medie investigación ni proceso alguno, es un artículo publicado en el blog de uno de los más contumaces talibanes del régimen, lo que constituye hasta ahora un mero chanchullo destinado a crear algún nuevo escarceo en las siempre beligerantes relaciones del régimen con el gobierno estadounidense, váyase a saber con qué oscuras intenciones.

 

Pero el lance no resulta del todo estéril: la utilización de cálculos por los medios oficiales es siempre una buena ocasión para el repaso de las matemáticas, que jamás mienten. El manejo de cifras entraña el riesgo de abrir la posibilidad a múltiples interpretaciones alrededor de un mismo fenómeno, no necesariamente favorables a las intenciones iniciales de las fuentes que ofrecen los datos. Como en este caso.

 

Yo propondría a los lectores, como divertimento, un ejercicio práctico: asumamos por un momento que la información de Granma fuera completamente cierta y que las cifras que ofrece el autor del chanchullo-artículo son exactas. Es decir, en un alarde infinito de imaginación juguemos a que el Granma es un periódico serio y hagamos exactamente el mismo cálculo desde el ángulo opuesto.

 

Tendríamos que asumir, entonces, el panorama de 600 cubanos solicitando visas cada día en la SINA, cada uno de los cuales debió abonar 100 CUC en las oficinas del Ministerio del Interior para obtener su pasaporte, lo que deja al régimen un beneficio de 60.000 CUC diarios, 300.000 semanales y 3 millones cada diez semanas. Todo ello, en un país donde 100 CUC equivalen a unas seis o siete veces el salario mensual promedio de un cubano común. Y estos serían solo los cubanos que acuden a la SINA y no todos los que solicitan visa en numerosas sedes diplomáticas en la capital, que igualmente debieron gastar la astronómica cifra para adquirir su pasaporte cubano.

 

Podríamos añadir el pequeño detalle de que la mayoría de esos cubanos recibieron de sus familiares emigrados en EEUU las divisas necesarias para la confección de su pasaporte, lo que hace del horrible librito azul que te convierte oficialmente en viajero cubano —siempre potencial emigrante y motivo de tensión en cada frontera en que se presenta— uno de los negocios más lucrativos que haya hecho jamás el Gobierno a costilla de este pueblo. Apenas sin invertir más que en mala cartulina y tinta, con una pésima calidad de impresión, la industria de la emigración sigue aportando directa o indirectamente jugosos dividendos a la gerontocracia, principio y razón esencial de la existencia de unos 3 millones de cubanos y sus descendientes dispersos por todo el mundo.

 

Y no hablemos de otros ingresos adicionales, como el famoso chequeo médico que deben realizarse los que emigran con carácter permanente, con un costo de 400 CUC por cada adulto y 200 por cada menor, que van a pasar directamente a las arcas castristas. Si el gobierno de EEUU aprueba unas 20.000 visas anuales, asumamos hipotéticamente que la mitad de ellas se destinen a adultos y la otra mitad a menores: la ganancia de los Castro sería un total de 4 millones de CUC por adultos y 2 millones por menores, anualmente. Faltaría sumar el cobro de las certificaciones de títulos y otros documentos, con un costo de 200 CUC cada uno en la Consultoría Internacional. Sumen. Resulta una cosecha de divisas nada despreciable, digo yo.

 

Pero esto es solo un cálculo imaginario; no tenemos las estadísticas oficiales de las oficinas de emigración. De hecho, las estadísticas en Cuba son como las enfermedades: se echa mano de ellas solo cuando se les quiere sacar alguna ventaja.

 

Ahora enfoquémonos en el aspecto sociológico del asunto. No existen antecedentes en la historia de Cuba de tamaña cantidad de nacionales aspirando a viajar, un elevado por ciento de los cuales anhela emigrar definitivamente. Sin detenernos a dirimir entre las categorías de emigrante político o económico —que resultan un tanto absurdas en el caso cubano, donde la política de una dictadura de más de medio siglo ha arrasado con la economía del país—, el éxodo constante de nacionales de todas las edades y orígenes hace tiempo se ha convertido en un plebiscito. Sobre todo porque hace décadas que los que más emigran no son los representantes de las socorridas “oligarquías expoliadoras, vende-patrias y explotadoras del pueblo humilde”, sino los prospectos del Hombre Nuevo, nacidos y crecidos bajo las doctrinas ideológicas del Partido Comunista sembrado en el poder, es decir, ese mismo pueblo; y porque incluso aquellos que solo permanecen temporalmente fuera del país forman parte de una familia fracturada por la emigración. Una clara demostración del fracaso político y económico del sistema.

 

Flaco servicio se presta Granma a sí mismo con la publicación de tan lamentable artículo. No solo porque es la manifestación más elocuente de las enormes cotas de desvergüenza que ha logrado alcanzar el régimen, sino porque honra aquella sentencia acerca de que el exceso de soberbia enturbia la razón.

 

Llegados a este punto, vuelvo al cuento con que inicié este comentario, en cuyo paralelo el Gobierno viene siendo el esposo “engañado”; el pueblo, la esposa cuyos favores garantizan la bonanza en casa, y “el enemigo imperialista”, el amante cuyos pies sobresalen bajo las sábanas. ¿Acaso no sería más apropiado que, en vez de acusar a alguien, el régimen se preocupara por cubrir esos pies?

El escabroso éxodo cubano

Gladys Linares

16 de junio de 2013

 

Son miles los cubanos que emigran al estar descontentos con las múltiples privaciones políticas y económicas impuestas por una dictadura de más de medio siglo que no puede ni quiere garantizar el bienestar de su pueblo. Y no solo emigran en busca de mejoras económicas, sino también de libertad, porque hemos sido despojados de los derechos más elementales.

 

Para emigrar se acude a las variantes más inverosímiles: arriesgar la vida en el Estrecho de La Florida, esconderse en el tren de aterrizaje de los aviones, arreglar matrimonios y, entre otras vías, aceptar pésimas condiciones de trabajo con ínfimos salarios.

 

Mi vecina Mayra tiene un recuerdo desagradable de su intento de emigrar para mejorar la vida de su familia. El padre vendió el automóvil y le dio el dinero para el pasaje y algo más con qué mantenerse un tiempo. Logró que una amiga alemana le pusiera una carta de invitación. La muy ingenua, creía que llegar a Alemania sería suficiente para establecerse, pero a pesar de hablar alemán no pudo encontrar trabajo.

 

Cuando se le acabó el dinero tuvo que regresar; además, si se quedaba en Europa le debería a la amiga los 2500 euros de fianza que el Gobierno alemán le había exigido para darle la visa.

 

Y no son pocos los que vendieron sus casas y sus carros para lograr su sueño de ser libres, y luego tuvieron que enfrentar la decepción en las embajadas. Y es que ante el creciente flujo de emigrantes cubanos, la gran mayoría de los países toman medidas.

 

Cuando el Gobierno ecuatoriano eliminó el visado, muchos cubanos vieron una gran oportunidad para salir de aquí. El objetivo de la medida era incrementar el turismo. El de los cubanos, utilizar esa ruta para llegar a Estados Unidos.

 

Pero en solo dos años la población cubana en Ecuador se había multiplicado, por lo que el Gobierno de ese país les puso limitaciones. Lo que en su momento era conocido popularmente como “la ruta de los cubanos”, se volvió un camino escabroso.

 

Para poder quedarse en Ecuador, hasta que llegara la oportunidad de “brincar” a los EEUU, Manolito perdió 2000 dólares, el precio del abogado privado que le arreglaría un matrimonio.

 

Vendió la casa de mutuo acuerdo con su mujer cubana, quien, aunque no sabían cómo, emigraría con él. Pero al tratar de legalizar su situación descubrió que el abogado había desaparecido con su dinero sin asentar el matrimonio. Para regresar a Cuba tuvo que acudir a amigos cubanos que le prestaron dinero.

 

Para llegar a EEUU, muchos cubanos se arriesgan a cruzar por la selva, indocumentados, huyendo de la policía. Pero solo algunos con buena suerte lo han logrado.

 

Por otra parte, debido a la falta de información, muchos se han creído que el permiso de salida, conocido como tarjeta blanca, y la carta de invitación, eran los únicos obstáculos entre ellos y la libertad. Sin embargo, esto dista de ser cierto.

 

Sencillamente, los posibles impedimentos para obtener la tarjeta blanca fueron transferidos al otorgamiento del pasaporte. Continúan las restricciones en los casos que el Gobierno considera “de interés”, ya sean médicos, deportistas de alto rendimiento o ex funcionarios.

 

Y por si no bastara con los casos debidamente especificados, no falta un último inciso reservado para cualquier otra situación indeterminada en que el Estado decida no otorgar dicho documento. Según algunos que ya han aprendido a leer entre líneas, aquí dice, sin decir, “a opositores”.

Volviendo al país

Eliécer Ávila

30 de mayo de 2013

 

Después de una estancia en el extranjero que lo llevó a una docena de países, el autor narra su regreso al país, el paso por la aduana y el reencuentro con los suyos.

 

Un abrazo fuerte a todos los amigos que se han mantenido preocupados por mi llegada. Hoy por primera vez pongo mis manos en un teclado. Desde que abordé el avión en el PCG (París-Charles de Gaulle) de París, después de 5 minutos de wifi gratis, no he sabido nada más de cómo anda el mundo.

 

Durante el viaje tuve tiempo de pensar en muchas cosas. Los recuerdos de los momentos vividos en un viaje que me llevó a doce países pasaron por mi mente con especial dramatismo. Sentía que había conocido la civilización contemporánea, la Era Moderna, el desarrollo hasta donde la humanidad conoce y entiende, y estaba a bordo de un vuelo que me sacaba de esa realidad recién descubierta para llevarme de regreso años atrás. Pero estaba absolutamente seguro de qué era lo que quería; los lazos sentimentales que dejé en Cuba y un sentido de responsabilidad con el futuro eran razones demasiado poderosas.

 

Incluso no me sentía triste, estaba feliz de regresar.

 

Mi aterrizaje fue tranquilo, pero ya desde el aire algo no estaba bien. La imagen que vi a través de la ventanilla cuando la nave descendía me causó un raro escalofrío. Ya me habían advertido sobre eso algunos amigos con experiencia de salir y entrar. Me habían contado del choque que sentiría cuando, involuntariamente, mi cerebro empezara a comparar detalles, formas, colores, luz, vida. Y así fue, no se equivocaron ni en una palabra.

 

Una vez en el aeropuerto, sabiendo que mi padre y mi novia estaban al otro lado de la tela de araña, solo tenía en mi mente hacer las cosas de la mejor forma para salir rápido. Llegué de los primeros a la espera del equipaje y, como no vi moros en la costa, quise creerme que las cosas podrían salir de forma natural y, a pesar del inmenso cansancio físico y mental, la idea de encontrar rápido el abrazo del viejo y los besos de Raquel me hizo recuperar algo de fuerza.

 

Las maletas se demoraron un buen rato. No había tenido la precaución de sellarlas o, al menos, poner un candadito en ellas. Temía que alguien metiera las manos, cualquier cosa que sacaran lo sentiría profundamente. Cada regalo, desde una memoria flash hasta alguna ropa de uso, tenía un destino y resolvería o aliviaría un problema.

 

Finalmente mis cosas llegaron y emprendí, esperanzado, mis pasos hacia un cartel que decía “Exit”, por donde observaba estaban saliendo todos los que arribaron en mi vuelo. No caminé mucho, enseguida una joven oficial de aduanas me sacó de la fila y explicándome que me dirigiera a un espacio abierto, en un costado del pasillo que contaba con unas mesas grandes, la señorita me dijo que se trataba de un “chequeo de rutina”.

 

Yo solo atiné a responder: “Haga lo que quiera, pero por favor hágalo rápido, estoy realmente cansado”.

 

Otro joven oficial, pero con más rango visible, le dijo algo a la que me atendía y esta me indicó que la siguiera, que debíamos ir a otro lugar. Entonces empecé a caer en cuenta de que las cosas no serían normales; en mi caso, desgraciadamente, sería anormal.

 

Llegamos a otro salón donde solo había cubanos. Allí pude comprobar la veracidad de todas las historias increíbles que me habían contado sobre los aeropuertos cubanos para los cubanos. Adonde quiera que miraba veía gente discutiendo, enojados, cansancio, indolencia, desesperación y envidia. En este salón, y a la vista de todos, mis equipajes fueron desmenuzados uno por uno, pieza por pieza, detalle por detalle, con minuciosidad de cirujanos.

 

Todo cuanto les resultaba interesante se lo llevaban por un buen rato a analizarlo a otro lugar, luego lo trajeron y lo fotografiaron. Específicamente teléfonos, memorias o cualquier tipo de tecnología o cables.

 

El tema más conflictivo resultó la literatura. Según el oficial que se llevaba las cosas, “los temas parecen inapropiados, los analistas se quedarán con esos libros y, si quieres, puedes reclamarlos después y si la reclamación da a lugar, puede venir a buscarlos”.

 

Le dije que no iría desde Puerto Padre hasta La Habana para reclamarlos por gusto.

 

Y, ¿cuáles eran los temas de esos libros? ¿Se trataba en algún caso de un manual para armar una bomba? No, solo libros sobre cultura crítica, democracia, derechos humanos… Pero bueno, parece que aquí esto es lo mismo que una bomba.

 

En todas estas gestiones pasaron cuatro largas horas, ya incluso habían salido las personas de otros vuelos posteriores. Para ese entonces aún me faltaba hacer la inmensa cola para pesar los equipajes y pagar los impuestos. En ese proceso se me acercó una señora a decirme: “Tu padre está allá fuera, bien cabrón ya”. Supe que, efectivamente, las cosas se podrían poner feas si no salía pronto, pues mi padre, que me enseñó a no soportar la humillación, entraría de cualquier forma a buscarme.

 

Yo tampoco aguantaba un minuto más, ya no me interesaba nada, tenía relativamente cerca a unos de los “agentes desclasificados” que trabajan en la aduana y a ese mismo le iba a descargar todo lo que tenía deseos de decir. Pero al parecer ellos saben dónde está el punto crítico y, en ese momento, apareció un jefe que, después de pagar, me dejó salir.

 

Dios, qué emoción, estaba medio desmayado pero volví a sacar el extra para apretar con fuerza a los míos. También a ese gran amigo que es Reinaldo Escobar, Agustín y otro muchacho que tomó algunas fotos.

 

Camino a la casa donde haría estancia esa noche no dejaba de mirar a los costados, las casas, las calles, la gente. Ahí comenzó en mi cerebro otro ejercicio fuerte que todavía me tiene mareado y que les contaré después, cuando haya descansado un poco. Pronto llegará la inmensa Yoani, todos mis sentidos están puestos en ella.

 

 

 

Jóvenes cubanos sueñan

con un futuro fuera de la isla

Jeff Franks

28 de abril de 2013

 

En el país crece el descontento juvenil con el gobierno por las pocas posibilidades de vivir mejor. Pese a las reformas económicas, creen que los cambios se producen demasiado lento

 

Los fines de semana por la noche, jóvenes cubanos repletan las aceras de una popular intersección de La Habana, compartiendo botellas de ron, fumando cigarrillos y tocando la guitarra.

     

Camisetas negras, jeans de moda, excéntricos peinados y tatuajes abundan en el cruce de las calles 23 y G, punto de encuentro de jóvenes atraídos por la contra cultura y cierta actitud rebelde.

     

En una esquina, la policía interroga a algunas personas excesivamente festivas, pero en general interviene menos que en el pasado, cuando según Ernesto Ramis, impedían que los jóvenes se detuvieran en “23 y G”.

     

Ramis, de 25 años, dice que aquí es posible conseguir drogas -anfetaminas e incluso hasta éxtasis- pero esta noche no hay evidencias de ilegalidades, apenas la sensación de que ser joven en Cuba es hoy diferente y la conformidad con las viejas costumbres se ha desvanecido.

     

“La principal diferencia”, dijo Ramis señalando hacia el Estrecho de Florida, apenas visible en la oscuridad, “es que todo el mundo quiere irse“.

     

“Todo el mundo” es una exageración, pero su comentario toca uno de los mayores problemas del Gobierno cubano: el descontento juvenil con un sistema que muchos consideran que no ofrece oportunidades  de una vida mejor.

     

Algunos jóvenes están aprovechando las reformas económicas para abrir sus propios negocios o tomando empleos en el creciente sector privado de la isla, pero otros dudan que el Gobierno vaya a avanzar lo suficientemente rápido -y lejos- para cambiar las cosas y quieren irse.

 

La mayoría quiere marcharse a los Estados Unidos, a sólo 145 kilómetros de Cuba, siguiendo los pasos de aproximadamente 1,5 millones de cubanos que emigraron desde la revolución.

     

Otros países como Canadá y España también atraen a los cubanos, aunque la crisis económica en el último le ha hecho perder atractivo.

     

Algunos cubanos afirman que en noches despejadas pueden ver en el cielo el resplandor de las luces de Florida, algo dudoso, pero ilustra la proximidad psicológica de las dos orillas pese a décadas de hostilidad oficial.

     

Los Estados Unidos concede anualmente entre 25.000 y 30.000 visas de inmigrante a cubanos y varios miles más entran a través de terceros países o por mar.

     

Una veterana militante del gobernante Partido Comunista dijo que a diferencia del pasado, el deseo de marcharse es más extendido. “Desafortunadamente, si usted habla con 10 jóvenes de hoy nueve de ellos le dirán que quieren salir de Cuba. Ellos no ven un futuro aquí”, dijo la mujer, que pidió no ser identificada.

     

Ulises Guilarte, primer secretario del Partido Comunista en la provincia de Artemisa y miembro del Comité Central, dijo a Reuters que la razón es obvia. “Está claro que la situación económica está dura indisputablemente y que los muchachos ven sus aspiraciones todavía distantes”, dijo.

     

Bajos salarios

     

El Gobierno cubano se enorgullece de ofrecer atención médica y educación gratuita a su pueblo, pero con una economía golpeada por la ineficiencia y medio siglo de embargo económico estadounidense, el salario promedio equivale a unos 19 dólares al mes.

     

Los jóvenes han visto a sus padres vivir con lo justo durante años y no quieren correr la misma suerte.

     

Ellos quieren empleos mejor pagados, ser propietarios de sus casas y autos, tener acceso a Internet y en general a un futuro más brillante. Pocos han viajado al extranjero, así que quieren ver el mundo y vivir una vida que sólo conocen a través de las películas y los turistas extranjeros que visitan la isla.

     

Algunos quieren tener hijos, pero sienten que no tiene sentido si no tienen dinero y tienen que acabar compartiendo la casa con sus parientes, como ocurre con muchas familias en Cuba.

     

“Después que me gradué y empecé a trabajar, me di cuenta de que con el dinero que ganaba no era suficiente para mí o para mantener una familia”, dijo Estela Izquierdo, un programadora informática de 29 años, que emigró recientemente a Canadá con su esposo.

     

No fue una decisión fácil dejar atrás a su familia y la vida que conocía, pero el tiempo apremiaba. “No puedo esperar toda la vida (para que las cosas cambien). Tengo un reloj biológico, tengo que tener hijos”, afirmó Izquierdo.

     

Una fotografía de la pareja publicada en Internet los muestra abrigados para protegerse del frío de Canadá, jugando en la primera nieve que habían visto en sus vidas.

     

Edgar Saucedo, un músico, dijo que también quiere tener una familia, pero en los Estados Unidos, no en Cuba, donde comparte una casa de La Habana con otras siete personas.

     

“No es posible aquí”, dijo. “Aquí se trabaja y se trabaja y al final del mes tienes 12 CUC, si tienes suerte. Qué puedes hacer con 12 CUC?”, preguntó.

     

El CUC es la moneda dura cubana, equivalente al dólar estadounidense. Los salarios estatales son pagados en pesos cubanos. Un dólar son 24 pesos cubanos.

     

La esperanza de Saucedo de viajar a los Estados Unidos se basa en un vago plan de ser invitado a tocar allí y no regresar a la isla. “Voy a hacer el trabajo que tengo que hacer para conseguir lo que quiero”, dijo el músico de 33 años que usa una barba.

     

El flujo de inmigrantes cubanos no parece destinado a parar en el corto plazo y hasta podría incrementarse.

     

El Gobierno flexibilizó las leyes migratorias en enero, facilitando los viajes de los cubanos al extranjero. Según diplomáticos estadounidenses en La Habana, la medida aumentó un 10 por ciento la solicitud de visas.

     

Antes de la reforma migratoria, la mayoría de las solicitudes de visa eran de personas mayores. Hoy son cubanos jóvenes, según funcionarios estadounidenses.

     

Las escuelas de idiomas de La Habana, particularmente de inglés y francés, están abarrotadas de jóvenes.

     

Una mujer dijo que comenzó a tomar clases de francés hace tres años con otros 34 alumnos, todos ellos interesados en aprender el idioma para obtener visas de inmigrantes a Quebec, una ciudad francófona. Treinta de sus ex compañeros ya están en Canadá o tienen ya la visa para marcharse, dijo.

     

Fuga de cerebros

     

“Una de las cosas irónicas es que Cuba tiene una población educada, pero no tiene nada que ofrecerle. Casi han preparado a sus profesionales para emigrar”, dijo Ted Henken, experto en Cuba del Baruch College en Nueva York.

     

“Creo que de alguna manera la revolución cubana es lo mejor que le ha pasado a Miami, ya que la mitad de su fuerza profesional probablemente se formó allí”, dijo aludiendo a la ciudad estadounidense donde vive la mayor comunidad de exiliados cubanos.

     

En un mundo con un explosivo crecimiento demográfico y en una región con altas tasas de natalidad y baja edad promedio, la población cubana está disminuyendo y envejeciendo.

 

El resultado preliminar de un censo del año pasado reveló que la población había disminuido ligeramente hasta 11 millones de personas desde el anterior recuento en el 2002.

     

La edad promedio de los cubanos aumentó a 39 años desde 36 en el censo del 2002, según cálculos del Gobierno estadounidense, muy por encima del promedio de otros países de América Latina.

     

El gobernante Raúl Castro emprendió una serie de reformas económicas destinadas en parte a ofrecer nuevas oportunidades que espera resulten atractivas para los jóvenes.

     

El número de emprendedores en el sector privado subió a más de 400.000 en la actualidad desde 150.000 en el 2010 y sus salarios son generalmente superiores a los que paga el Gobierno.

     

Alexander Pérez, de 29 años, es un ejemplo de lo que el Gobierno espera alcanzar. Casi la totalidad de sus antiguos compañeros de la Universidad de la Habana se han ido, dijo, pero él quiso probar el nuevo modelo económico.

     

Pérez pidió dinero prestado de amigos y familiares para alquilar un local en la céntrica Calle 23 y abrió Havana Pizza. Con el tiempo y aplicando sus conocimientos como administrador de empresas, la gente empezó a gustar de sus pizzas de masa fina -raras en Cuba- y sus precios a partir de 50 centavos de dólar.

     

En una noche reciente, mientras observaba una larga fila de clientes y revisaba periódicamente los mensajes en su teléfono móvil, Pérez no reveló cuánto gana pero dijo que se alegraba de haberse quedado en el país.

     

Hay un amigo mío que me dice que estoy loco porque quiero hacer esto. Pero bien, cada persona piensa diferente. Lo que es una solución para mí no lo es para otro”, dijo.

     

Marisela Rey, una maestra de primaria de 29 años, también es un ejemplo de lo que al Gobierno le gustaría ver, pero no porque esté comenzando un negocio, sino porque aspira a una vida mejor en Cuba, no en otra parte.

     

“Si Cuba me da la oportunidad, me gustaría lograrlo en Cuba. Me gusta mi país”, afirmó. “Creo que este sistema es el ideal si lo reparamos y reconstruimos”, añadió.

     

A ella le gustaría ver líderes más jóvenes, en lugar de los octogenarios dirigentes que han dirigido el país por más de medio siglo.

     

Creo que deben dar paso a los jóvenes, porque los jóvenes tienen cosas nuevas, nuevas ideas (...) no pueden esperar más, la juventud se impone”, sostuvo.

El régimen de los hermanos Castro

le impide ver a su hija

Fernando Delgado es un cubano que reside en Austria. Desde hace varios días se encuentra realizando una protesta frente a la embajada de los hermanos Castro en Viena, porque desde hace cinco años está intentando viajar a su patria para poder ver a su hija, pero la tiranía castrista le niega su derecho de entrar a la tierra donde nació.

No podrán regresar a Cuba

todos los cubanos que emigraron

El cubano Carlos Acosta,

que escapó de la Cuba de Fidel Castro,

es estrella del Royal Ballet

Una bailarina cubana

relata la fuga a EEUU junto a seis compañeros

Verónica Calderón

5 de abril de 2013

 

Annie Ruiz cuenta como escaparon en México y acabaron pidiendo asilo en Miami tras un viaje de más de 5.000 kilómetros

 

Annie Ruiz Díaz, de 24 años, es una de los siete bailarines del Ballet Nacional de Cuba (BNC) que desertaron el pasado 25 de marzo durante una gira en el sureste de México y que han pedido asilo político en EE UU. “Llegamos directamente a Cancún, luego fuimos a Playa del Carmen y finalmente a Chetumal. Ahí nos escapamos”, explica por teléfono desde Miami. “Fue una decisión muy difícil, pero muy meditada. Hace un tiempo que lo estábamos pensando, pero debíamos hacerlo con calma. Nuestras familias conocían nuestra decisión”. ¿La razón para dejar la isla? “Tenemos mejores oportunidades en Estados Unidos. Tenemos la expectativa y esperanza de que podemos bailar más. Estamos convencidos de ello”.

 

Tras la deserción, el viaje comenzó en un autobús hacia Córdoba, a 1.070 kilómetros al este de Chetumal. “Ahí vive una tía mía”, explica Ruiz Díaz. Tras un viaje de casi 24 horas, pasaron ahí la noche. Al día siguiente partieron a la Ciudad de México, un periplo de otros 400 kilómetros. En la capital mexicana tomaron un autobús más, hasta Laredo, a 1.110 kilómetros al norte. Y una vez en la frontera: “Cruzamos a pie”, recuerda Ruiz. “Todo el viaje lo hicimos en guagua (autobús)”. Tres mil kilómetros después (y tras 5.000 de trayecto total), seis de los siete bailarines llegaron a Miami el 30 de marzo. Un séptimo miembro del grupo, Alejandro Méndez, de 20 años, decidió quedarse en México.

 

Ruiz Díaz es la mayor de los siete que escaparon. A Miami llegaron con ella sus compañeros Edward González y Luis Víctor Santana, de 23 años, Randy Crespo, de 22 y Ariadnni Martín y José Justiz, de 20. Asegura que mantienen contacto con miembros de la compañía –“los amigos siguen ahí, nos preguntan cómo nos va con las audiciones”– y que informaron a sus familias de su decisión antes de salir de Cuba. “Mi familia sabía que tenía esta intención y me apoyaron totalmente”. Cuenta que, aún en Cuba, ella y sus compañeros escuchaban historias de otros bailarines que habían desertado y habían conseguido un puesto en compañías de ballet estadounidenses.

 

Desde el BNC no ha habido mayores declaraciones. Su directora, Ramona da Saa, dijo a Associated Press que la decisión de los bailarines le había causado mucho dolor. La fundadora del BNC, la prestigiosa bailarina Alicia Alonso, no ha hablado con los medios. La gira mexicana de la compañía cubana es parte de una serie de presentaciones en todo el mundo para conmemorar el 65 aniversario de la fundación del BNC y el 70 del debut de Alonso en el papel protagónico de Giselle.

 

Ruiz Díaz reconoce que el BNC “es de las mejores compañías del mundo”, pero que estaban convencidos de que “teníamos que mejorar, este era el momento. Todos tenemos más oportunidades en Estados Unidos”. En Cuba, asegura, su salario mensual era de unos 30 CUC (peso convertible cubano), unos 27 dólares. “Si tuviéramos un mejor salario, estaríamos allá. En Cuba está nuestra familia y nuestros amigos”, dice.

 

Ruiz es la única del grupo de desertores que tiene familiares en EEUU. En Miami, donde lleva apenas cinco días, la bailarina dice sentirse “cómoda”. Ella y sus compañeros han asistido ya a sus primeras audiciones, aunque reconoce que aún no ha tenido tiempo para reflexionar sobre la magnitud de su decisión. “Con el BNC viajábamos mucho. Entonces todavía me siento así. Como que sigo de gira y en cualquier momento voy a volver”, afirma. El BNC prevé presentaciones en Centroamérica en los próximos meses y de septiembre a noviembre estará de gira por España.

Siete bailarines cubanos lograron

escapárseles a los hermanos Castro

De viajar y de llegar

Jorge Ferrer

1 de abril de 2013

 

El poeta y disidente ruso Joseph Brodsky cuenta que cuando arribó a Londres en ocasión de los funerales de su amigo Stephen Spender fue recibido con la típica pregunta de un oficial de inmigración: “Business or pleasure?” Brodsky, que no viajaba por ninguno de esos afanes, replicó preguntándole cómo llamaría un británico a un funeral dentro de esa taxonomía maniquea.

 

Tampoco los disidentes cubanos viajan por negocios o placer. Y aunque no lo hagan vestidos de luto, suben a aviones a dar cuenta de otro funeral del que son a un tiempo testigos y heraldos. El de la llamada revolución cubana. Un funeral del que no son responsables, pero que ayudan a acelerar con sus denuncias y su estatura ciudadana y acompañan, en alentador cortejo fúnebre, con un multiplicado quehacer cívico que la Cuba opositora no había conocido jamás.

 

La reforma migratoria puesta en vigor por el gobierno de La Habana despertó en algunos la expectativa de un súbito éxodo. Otros auguraron la denegación de pasaportes a las voces más críticas contra el régimen. Un par de meses después no se ha producido una cosa ni la otra. Ni “acabóse”, ni cerrojo.

 

Lo que se ha visto es la virtuosa presencia en foros disímiles de voces distintas de la oposición cubana. La manera en que ganan titulares y atraen cámaras y micrófonos ante los que denuncian la situación de los derechos humanos en Cuba, describen la Cuba en la que quieren vivir, que no es la de una transición gatopardista, manifiestan con claridad los perfiles de los proyectos democráticos a los que quieren prestar su empeño. Es significativo que las tres voces más emblemáticas de las que se pasean estos días por Europa y las Américas sean las de tres mujeres, Yoani Sánchez, Rosa María Payá y Berta Soler, con historias de vida bien distintas y adscritas a distintos sectores de la oposición: las Damas de Blanco, el Movimiento Cristiano Liberación y la apuesta por una dinamización ciudadana desde las redes.

 

Es difícil imaginar paisaje más alentador. Un paisaje que muestra una Cuba opositora desacomplejada, plural y capaz de ofrecer discursos diversos y atractivos todos.

 

Hay más. Porque hay la emergencia de una situación que el régimen de La Habana ha temido siempre y de la que se había cuidado ejerciendo el corsé del finiquitado “permiso de salida”. Antes, los intercambios en foros académicos o auspiciados por organizaciones internacionales excluían a los opositores cubanos –a Yoani Sánchez se le negó la posibilidad de asistir a un congreso de LASA, por ejemplo– y eran monopolizados por cubanos que defendían posturas oficialistas. La presencia ahora de opositores nos aboca a una experiencia casi inédita, porque podrá haber cubanos de uno y otro signo ideológico debatiendo sobre Cuba en espacios públicos. Fuera de Cuba, claro, porque la dictadura no admite esos intercambios entre la cayería sur y la norte, entre punta y punta de la Isla recostada sobre el mapa.

 

Con ello se ha abierto una singular ventana a una Cuba futura. El afuera se erige por fin en espejo cabal de los debates de adentro. La oposición y el disenso de adentro paseándose por el afuera, a medida que esos trasvases de un lado a otro de la cada vez más porosa frontera de Cuba se conviertan en norma. Pensar a Cuba fuera de Cuba, como ha sido larga seña. Pero ahora con la Cuba disidente dando saltos entre una y otra orilla. Y con el Exilio participando del diálogo con los disidentes en torno a la mesa, la de pensar y la de comer, sobre mantel en el que dibujar ideas, manifestar afectos y debatir diferencias.

 

Está por ver, claro, de qué nos vale exactamente esta transmutación de los panes de la prohibición en los peces de la permisibilidad y, sobre todo, qué efecto tendrá en la dinámica opositora dentro de Cuba. Con todo, difícilmente habríamos podido imaginar escenario más promisorio y embajadoras más dignas de admiración.

Yoani Sánchez es entrevistada

por el canal de TV del diario O Estado de S. Paulo

“Queremos fundar un nuevo medio de prensa en Cuba”, expresa Yoani Sánchez

“En Cuba vivimos en un capitalismo de Estado",

afirma Yoani Sánchez

Escuche la entrevista realizada a Yoani Sánchez

en Rádio Estadão de Brasil

 

http://radio.estadao.com.br/audios/audio.php?idGuidSelect=C4A1732B871846B394B00B95DF61247F

Prosiguen los mítines de repudio organizados

por la embajada de los hermanos Castro

con la complicidad del Gobierno de Brasil

Yoani Sánchez explica su postura ante los 5 espías

22 febrero de 2013

 

Por lo pronto, rectifico, [los 5 cubanos] fueron juzgados, bien juzgados, y eran espías sin lugar a dudas… A veces usar el sarcasmo y la ironía trae ese tipo de malentendidos. En primer lugar -dijo- no les diría “5 héroes”, para mí son 5 espías que han sido juzgados, que han tenido sucesivas oportunidades legales para probar su culpabilidad o inocencia y en todos esos tribunales, formados por gente diversa y plural, han sido ratificados como culpables… Todo el mundo sabe que es práctica común del gobierno cubano vigilar y espiar en territorio norteamericano ampliamente, por tanto en ningún momento pedí la liberación… Sé que hubo ese mal entendido, no sé por qué, pero bueno, yo creo también que el caso de los 5 se está utilizando como un tema sobredimensionado para evitar que la gente ponga sus ojos en el verdadero problema cubano, que es la falta de libertad, el exceso de represión, porque vivimos bajo un gobierno totalitario que no ha permitido elecciones libres, que no permite que sus ciudadanos se asocien y expresen libremente”.

Visita de bloguera cubana Yoani Sánchez

es tema delicado para Brasil

Gerardo Lissardy

BBC Mundo

20 de febrero de 2013

 

La bloguera cubana Yoani Sánchez recibió custodia policial en su segundo día de visita a Brasil, tras una serie de protestas en su contra al inicio de una gira internacional que, según analistas, se volvió un asunto de cuidado para el gobierno de Dilma Rousseff.

 

Fue un gesto muy positivo blindarme con esa protección. Pero lamento que la situación haya llegado a este punto porque soy una persona que utiliza la palabra, no uso las armas”, dijo Sánchez, crítica del gobierno cubano, en declaraciones al diario O Estado de Sao Paulo este martes.

 

La custodia de la Policía Militar brasileña para Sánchez fue solicitada por el alcalde de Feira de Santana, la ciudad del estado de Bahía donde la bloguera llegó el lunes como parte de su visita al país sudamericano, precisó el periódico.

 

En esa misma ciudad del noreste brasileño, una manifestación contra Sánchez impidió en la noche del lunes la exhibición prevista en un planetario municipal de un documental donde ella es protagonista.

 

Decenas de jóvenes vinculados a grupos de izquierda cercaron ese local y acusaron de “traidora” y “agente de la CIA” a Sánchez. También hubo protestas contra la cubana de 37 años a su llegada a Recife y en el aeropuerto de Salvador, donde debió tomar una salida alternativa.

 

Brasil es la primera etapa de una gira de tres meses por América y Europa que la bloguera emprendió al obtener permiso del gobierno cubano para salir de la isla, negado una veintena de ocasiones anteriores según su cuenta.

 

Esto, junto a la revelación de que un asesor de la Presidencia brasileña participó de un encuentro en la embajada de Cuba donde se abordó la llegada de Sánchez al país, convirtió la visita en un tema “delicado” para el gobierno de Rousseff, sostuvo Marcelo Coutinho, experto en relaciones internacionales en la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ).

 

Querían lincharme

 

   “Ellos querían lincharme, yo conversar. Ellos respondían a órdenes, yo soy un alma libre... podía ver el largo brazo que los mueve desde la Plaza de la Revolución en La Habana

 

Filóloga y autora del blog Generación Y donde suele criticar a las autoridades comunistas cubanas, Sánchez ha ganado notoriedad internacional y reconocimientos como los premios Maria Moors Cabot en 2009 y Ortega y Gasset de periodismo digital en 2008.

 

A la vez ha denunciado presiones y persecución contra ella misma y otros activistas por parte del gobierno de Raúl Castro, incluido un arresto de 30 horas del que fue objeto en octubre.

 

Sánchez consiguió autorización para salir de Cuba luego de una reforma migratoria que entró en vigor en enero en la isla y elimina restricciones para los viajes de ciudadanos al exterior.

 

A su llegada a Brasil, expresó su satisfacción por estar en un país con libertad de expresión.

 

Pero en una entrada a su blog publicada este martes, Sánchez indicó que nunca había visto un “acto de repudio” como el del lunes a la noche en ese país, aunque ha presenciado varios en su vida.

 

Todos tenían, por ejemplo, el mismo documento -impreso en colores- con una sarta de mentiras sobre mi persona, tan maniqueas como fáciles de rebatir en una simple conversación”, indicó.

 

Ellos querían lincharme, yo conversar. Ellos respondían a órdenes, yo soy un alma libre”, agregó más adelante y concluyó que al final de la noche “podía ver el largo brazo que los mueve desde la Plaza de la Revolución en La Habana”.

 

En las protestas participaron jóvenes vinculados a la Unión Juventud Socialista y la Asociación José Martí de Bahía, según medios locales.

 

El senador brasileño Eduardo Suplicy, del gobernante Partido de los Trabajadores, intentó contener a los manifestantes y los invitó a discutir.

 

Todos concordamos en estar contra el embargo económico americano contra Cuba”, dijo Suplicy según el diario O Globo. “No veo por qué cuestionan tanto a Yoani Sánchez”.

 

Cuando la bloguera habló, recibió aplausos pero también abucheos de parte de los presentes.

 

Estos incidentes ocurren después que la revista brasileña Veja informara en su última edición sobre un presunto plan del gobierno cubano para seguir las actividades de Sánchez en Brasil.

 

La publicación indicó que el embajador de Cuba en Brasil organizó una reunión en febrero con militantes locales de izquierda a los que entregó un dossier de información contra Sánchez para divulgar en redes sociales.

 

Y agregó que un asesor de la Secretaría General de la Presidencia brasileña había participado de ese encuentro.

 

El lunes, esta oficina reconoció en un comunicado que un funcionario estuvo en la embajada cubana para solicitar visa de ingreso a la isla y fue “invitado a participar de (una) reunión en la cual fue abordada la política migratoria de Cuba y la venida de la bloguera Yoani Sánchez a Brasil”.

 

El texto añadió que el funcionario “recibió un CD con informaciones sobre Yoani Sánchez”, pero nunca las utilizó.

 

El canciller brasileño, Antonio Patriota, afirmó que Brasil siempre dejó claro que brindaría las condiciones necesarias para la visita de la bloguera, que a su juicio “es reflejo, también, de un proceso de mayor libertad para los ciudadanos cubanos”.

 

Sin embargo, Coutinho, especialista en América Latina de la UFRJ, dijo que Sánchez “está siendo perseguida lo mismo fuera de las fronteras cubanas a partir de grupos de la diplomacia cubana con la ayuda de grupos de Brasil”.

 

Y advirtió que esto “es malo para la imagen brasileña (y) en la lucha por los derechos humanos”.

 

Paulo Velasco, especialista en relaciones internacionales de la Universidad Cándido Mendes, consideró “importante que no se relacione al gobierno brasileño con esta situación de críticas a la visita (de Sánchez), porque ella siempre ha sido vista en el mundo como una resistencia”.

 

No sería bueno para el gobierno brasileño que la imagen del país fuera afectada por estas manifestaciones puntuales (...) ni nada que pudiera identificar a Brasil como un país que censura o limita la libertad de expresión”, evaluó. “Tenemos que actuar con cuidado, con cautela”.

 

Está previsto que Sánchez visite el miércoles la ciudad de Sao Paulo. También irá a Brasilia, donde será recibida en la Cámara de Diputados brasileña, tras una invitación de representantes opositores.

Debate de Yoani Sánchez en Feira de Santana

con dos mil estudiantes de la universidad

Protegida por la policía,

Yoani Sánchez ofrece una conferencia de prensa

19 de febrero de 2013

 

El diario O Globo informa que acompañada de un grupo especial de la gendarmería de la ciudad, la bloguera cubana Yoani Sánchez concedió este martes una conferencia de prensa en la sede de la Cámara de Comerciantes de Feira de Santana (CDL), esta vez sin manifestaciones de protesta.

 

En respuesta a preguntas de los asistentes, Yoani declaró que deseaba establecer un medio de comunicación independiente en Cuba para poner a prueba los límites de la libertad de prensa.

 

La policía estuvo cuidando el vestíbulo del hotel donde está alojada Yoani, debido a los enfrentamientos durante la proyección de la película Conexión Cuba Honduras, dice el diario brasileño.

 

Al comentar sobre las sospechas de que un expediente en su contra habría sido distribuido por diplomáticos cubanos, Yoani dijo que las protestas que motivaron la cancelación de la película le lleva a creer que la acción fue organizada “por otros”. Creo que este odio es la gente que nunca han leído mis escritos y son alentados por otros, dijo Yoani a la prensa.

 

La embajada de Cuba en Brasil entregó un CD con información sobre la bloguera cubana a Ricardo Poppi Martins, encargada de nuevos medios en la Secretaría de la Presidencia de Brasil, durante un encuentro que sostuvieron sobre política migratoria, informa también la prensa brasileña.

 

En su cuenta de Twitter, la bloguera cubana publicó que “La conferencia de prensa con muy buenas preguntas que me han permitido echar abajo con argumentos ciertas mentiras sobre mí”.

 

En la conferencia de prensa negó las acusaciones de que es financiada por los Estados Unidos y criticó el embargo económico de Washington hacia La Habana y las dificultades causadas por la falta de suministros. Dijo que el gobierno siempre utiliza el bloqueo como un pretexto para justificar cualquier cuestión de la administración pública.

Yoani Sánchez les habla a los neoestalinistas 

Neoestalinistas impiden

el primer acto de Yoani Sánchez en Brasil

19 de febrero de 2013

 

Cerca de 50 neoestalinistas con carteles en defensa de la tiranía castrista, ocuparon ayer la sala del Museo del Saber en que el documental Conexión Cuba-Honduras sería exhibido y acallaron con sus gritos cualquier pronunciamiento,

 

La exhibición en la ciudad brasileña de Feira de Santana del documental que incluye una entrevista con Sánchez, fue suspendida luego de que militantes del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) y el Partido Comunista do Brasil (PCdoB) sabotearan el acto.

 

El documental es una producción cinematográfica sobre las restricciones a la libertad de expresión en diferentes países dirigido por Dado Galvao, el brasileño que organizó varias campañas en Brasil para pedir que Sánchez fuera autorizada a salir de su país y que organizó parte de la agenda de la disidente en el país.

 

Los neoestalinistas, a los gritos de “traidora” y “viva la revolución”, impidieron que la bloguera cubana, que finalmente fue autorizada a salir de Cuba tras cinco años de intentos, fuera escuchada, y obligaron a los organizadores a anunciar la suspensión de la exhibición. “Los ánimos estaban muy exaltados, y no fue posible la proyección (del documental)”, afirmó Dado Galvao, reportó la AFP.

 

Los neoestalinistas no atendieron ni las peticiones de tregua del senador Eduardo Suplicy, un dirigente del Partido de los Trabajadores que también organizó campañas para defender la salida de Sánchez de Cuba.

 

Según el diario Folha de Sao Paulo, los neoestalinistas pidieron debatir con la bloguera, lo que Sánchez aceptó. Sin embargo, solo le permitieron pronunciar unas breves palabras antes de interrumpirla nuevamente con gritos.

 

Después de callar mucho tiempo, después de vivir en una sociedad donde no hablar en voz alta era la opción de la mayoría de mis compatriotas; después de tanto silencio, un buen día no aguanté más y decidí crear un blog. Generación Y es el nombre del blog, que habla de la vida cotidiana en Cuba. No tiene consignas porque no me gustan las consignas”, dijo Sánchez, según la AP.

 

Replicó a quienes la acusan de apoyar el embargo estadounidense a Cuba diciendo que pueden buscar en Google el nombre de ella y “encontrarán muchas declaraciones” suyas “pidiendo el fin del bloqueo”.

 

Es cierto que el bloqueo ha traído muchos problemas. Yo he dicho que por culpa del embargo hay muchos servicios de internet que no podemos usar”, afirmó, pero añadió que en Cuba no hay mejor acceso a internet “por decisión política del gobierno cubano”.

 

Sánchez llegó en la madrugada al aeropuerto de Recife, en donde hizo escala antes de dirigirse a Salvador y continuar por tierra hasta Feira de Santana, una ciudad de 557.000 habitantes en el interior del estado de Bahía.

 

Tanto en Recife como en Salvador, puñados de militantes comunistas se manifestaron contra su visita a Brasil mostrando fotografías de Fidel Castro y del Che Guevara, así como carteles en los que la presentaban como “mercenaria” y “agente de la CIA”.

 

Antes de las manifestaciones en Feira de Santana, la disidente afirmó en su blog que le gustó ser recibida con protestas en Brasil porque le permitió decir que soñaba con que algún día en su “país la gente se pudiera expresar públicamente así en contra de algo, sin represalias”.

 

Fue “un verdadero regalo de pluralidad, para mí que llego de una isla a la que han intentado pintar con el monocromático color de la unanimidad”, aseguró.

 

Además de las protestas organizadas por neoestalinistas, la visita también generó polémica por las denuncias de que la embajada de Cuba en Brasil organizó un plan para vigilar los pasos de la disidente y para difamarla.

 

El Gobierno brasileño admitió que un alto funcionario de la Secretaría de la Presidencia recibió un CD con informaciones sobre Sánchez en la embajada de Cuba en Brasilia, que fue entregado a diferentes militantes de izquierda, pero que no utilizó el material de ninguna forma.

Yoani Sánchez, la bloguera que asusta

a la peor tiranía que ha sufrido América

Yoani Sanchez ‘twitteando’ desde Brasil

 

4 h Yoani Sánchez@yoanisanchez

#Cuba Se imaginan si todo el que quiera, a la distancia de un clic tenga otra información que no sea la del periódico #Granma Qué pasaría?

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4 h Yoani Sánchez@yoanisanchez

#Cuba Ahora ya entiendo mejor por qué tantos remilgos, demoras y censuras para abrir el acceso a #Internet para los cubanos

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4 h Yoani Sánchez@yoanisanchez

#cuba Cada día que a un profesional de mi país no se le permite conectarse a internet, se desactualiza y desvaloriza en su trabajo :-(

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4 h Yoani Sánchez@yoanisanchez

#Cuba cada día que pasa y no se le permite el acceso masivo a Internet para los cubanos, la Isla se hunde más en el siglo

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4 h Yoani Sánchez@yoanisanchez

#Cuba Créanme que la experiencia de #Internet me tiene asombrada. Cómo es posible que mi país siga condenado a la desconexión?

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5 h Yoani Sánchez@yoanisanchez

#Cuba Como un ritual de #Bahia llevo una cinta en mi muñeca con 3 deseos pedidos, cuando se caiga se cumplirán: 1 nacional, 2 personales :-)

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5 h Antonio G. Rodiles@AGRodiles

#cuba #ratificapactos Proximo sabado panel "Los Pactos: cinco años despues" todos podran participar via sms #porotracuba

Retwitteado por Yoani Sánchez

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5 h Yoani Sánchez@yoanisanchez

#Cuba Hay una buena temperatura por acá. Qué cosas! dejé La #Habana envuelta en un gris invernal y aquí el verano está en su punto

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7 h Yoani Sánchez@yoanisanchez

Me asombró ver a varios empleados aeropuertarios de #Brasil hablar en voz alta y francamente de política. En #Cuba hablan en un murmullo

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7 h Yoani Sánchez@yoanisanchez

#Cuba Estaré tuiteando también algunas impresiones todavía muy primarias de mis estancia en #Brasil

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7 h Yoani Sánchez@yoanisanchez

#Cuba Un buen texto del escritor Amir Valle sobre #ReformaMigratoria y #oposicion amirvalle.com/a-titulo-perso

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7 h Yoani Sánchez@yoanisanchez

Brasil… ¡ay! Brasil bit.ly/11QIEJL

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7 h Yoani Sánchez@yoanisanchez

#Cuba Aquí los datos del evento en el que participaré junto a otros colegas en New York therevolutionrecodified.wordpress.com

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7 h Yoani Sánchez@yoanisanchez

#Cuba Una entrevista a @eliecer_cuba durante su viaje a #Suecia y hecha por @MiscelaneasCuba

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7 h Yoani Sánchez@yoanisanchez

#Cuba Las primeras impresiones de mi viaje en un texto en mi blog #GY desdecuba.com/generaciony/?p

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7 h Yoani Sánchez@yoanisanchez

#cuba Brasil… ¡ay! Brasil goo.gl/fb/g6QuG

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8 h Yoani Sánchez@yoanisanchez

La Cinemateca de #Cuba presenta un ciclo de 22 películas con el excelente actor Gian María Volonté No se lo pierdan!

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8 h Yoani Sánchez@yoanisanchez

#Cuba Un lector de mi blog ha creado una muy buena aplicación para #Android que permite leer mis textos play.google.com/store/apps/det Gracias!

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Touchdown in Brazil:

Cuban dissident blogger Yoani Sanchez

met by friends – and enemies

Donna Bowater

18 February 2013

 

After five years of fighting for her right to travel abroad, Cuban dissident blogger Yoani Sanchez’s arrival in Brazil today was bittersweet.

 

Touching down on foreign soil for the first time since she was granted a passport earlier this month by the regime she has campaigned against, the 37-year-old activist felt the twin faces of democracy.

 

While the multi-award winning author of the Generation Y blog was welcomed by crowds of supporters and friends at Guararapes International airport in the north-eastern city of Recife, they were also joined by supporters of the Cuban regime, and its retired leader Fidel Castro.

 

Demonstrators met Ms Sanchez with placards and banners accusing her of complicity with the United States, and chanted slogans including “Viva Fidel” and “Yoani, sold to the Yankees”. One poster accused the blogger, who says she has been denied an exit permit 20 times in the last five years, of being a CIA agent, while another protester threw fake dollar bills at her.

 

In Salvador, her second destination in Brazil, she was forced to leave the airport through a different exit to avoid the 20 demonstrators. But Ms Sanchez appeared to welcome the protests.

 

“At the arrival many friends were welcoming me and other people yelling insults. I wish it would be the same in Cuba. Long live freedom!” she told her hundreds of thousands of followers on Twitter.

 

Despite the pro-Castro protests, Ms Sanchez said she was being treated “like a sister” in Brazil.

 

She was received by Brazilian film-maker Dado Galvão, and was due to attend the screening of Galvão’s documentary, Connecting Cuba-Honduras, in Feira de Santana, Bahia.

 

During the five years in which Ms Sanchez has been forced to remain in her own country, Brazil has survived a recession to emerge as a new super-power, won its bid to host the 2016 Olympics and lifted millions out of poverty. Relations with Cuba remain cordial despite Brazilian authorities issuing Ms Sanchez a visa in the face of Havana’s former reluctance to allow her to travel.

 

She was finally able to fly out of Cuba when relaxed laws allowed its population to travel on a passport alone, without also requiring an exit permit. The award-winning activist also plans to travel to Argentina, Peru, Mexico, Spain, Italy, Poland, the Czech Republic and the US, where she hopes to visit the HQs of Google, Twitter and Facebook.

Neoestalinistas brasileños protestan por

la llegada de la bloguera cubana Yoani Sánchez

18 de febrero de 2013

 

Unos ocho integrantes de la ‘izquierda’ adocenada brasileña recibieron este lunes a Yoani Sánchez en Recife, Brasil, con los clásicos insultos que la tiranía castrista utiliza para difamar a quien no se le somete: “vendida” y “agente de la CIA”.

 

Yoani Sánchez sonrió y dijo que ojalá los cubanos tuvieran la misma libertad para protestar. ¡Viva la democracia! Quiero democracia también en mi país, respondió la laureada bloguera.

 

En Salvador de Bahía, a donde viajó desde Recife, Yoani Sánchez fue recibida por unos veinte neoestalinistas con pancartas en las que la llamaban “mercenaria” y gritaban “Cuba sí, yanquis no”.

 

Las manifestaciones contra la bloguera y corresponsal del diario El País se producen después que la semana pasada el principal partido opositor brasileño denunciara una campaña para sabotear su visita, en la que estarían involucrados un funcionario del Gobierno y diplomáticos de la embajada de La Habana. Véase

 

http://profesorcastro.jimdo.com/gobiernos-c%C3%B3mplices-del-totalitarismo-castrista/

 

Yoani Sánchez, a quien en los últimos años el régimen militar cubano le negó veinte veces el permiso para viajar al extranjero, obtuvo hace dos semanas su pasaporte, como parte de la reforma migratoria.

 

Estoy muy feliz. Han sido cinco años de lucha”, dijo Sánchez a medios brasileños en alusión a sus esfuerzos por viajar al extranjero, para recibir una serie de premios ganados durante los últimos años y asistir a eventos a los que ha sido invitada.

 

La gira de la bloguera incluye además México, Perú, Estados Unidos, la República Checa, Alemania, Suecia, Suiza, Italia y España.

 

Lamentablemente en Cuba uno es castigado por pensar diferente. Las opiniones contra el Gobierno tienen consecuencias terrible, arrestos arbitrarios, vigilancia”, dijo Sánchez en una entrevista al canal de televisión GloboNews.

 

Yoani escribió en su blog que les gustaron las protestas y hasta algunos insultos que recibió al llegar a Brasil. “Hubo flores, regalos y hasta un grupo de gente insultándome que me gustó mucho -lo confieso- porque me permitió decir que yo soñaba con que algún día en mi país la gente se pudiera expresar públicamente así en contra de algo, sin represalias”, manifestó Sánchez.

 

La visita de la bloguera ha creado expectativa en Brasil, donde el gobierno de Dilma Rousseff es criticado frecuentemente por no cuestionar las sistemáticas violaciones a los derechos humanos en Cuba.

Cuba no importa o no cantemos victoria… todavía

Amir Valle

18 de febrero de 2013

 

Lo siento… no puedo cantar victoria sólo porque (¡¡¡al fin!!!) Yoani Sánchez, Eliécer Ávila, Rosa María Payá y otros que, seguro, lo harán en los próximos meses, ya pueden viajar sin el humillante permiso de salida. Leo que mucha gente se alegra y canta victoria y abundan frases como: “vencimos esta batalla”, “le dimos una patada en el c… a los Castro”, “ahora, en libertad para entrar y salir de la isla, la oposición puede hacer una fuerte campaña en el exterior”…aún cuando todos estos y otros “cambios” son puro maquillaje que convienen más que nunca antes al régimen de La Habana.

 

Repito aunque suene alarmista: no creo que sea hora de cantar victoria. Jamás una dictadura, y menos la cubana, da su brazo a torcer. Un régimen que se reacomoda para garantizar su futuro (es eso y no otra cosa lo que hoy sucede en la isla) no da pasos en falso. Eso lo tengo bien aprendido. Y sé bien que para dar esos pasos que el mundo cataloga como “cambios”, aunque hayan sido obligados por algunas circunstancias, ya los cerebros del poder en La Habana tienen que haber establecido sus estrategias nacionales, elaborado sus conexiones con otros poderes similares en el resto de mundo, colocado sus peones en el nuevo juego en el que ellos ya han previsto bien las posibles y futuras jugadas.

 

Uno de los errores más recurrentes que hemos cometido los cubanos durante estas cinco décadas es regodearnos en supuestas victorias contra el totalitarismo castrista que, como ya la historia misma ha demostrado, esa dictadura no ha tardado en moldear demostrando cuán tontos fuimos creyéndonos vencedores.

 

Y es bajo ese impacto que, desde que anunciaron hace ya un par de años que modificarían la ley migratoria, he venido hurgando en ciertas fuentes históricas que muestran las estrategias de las dictaduras de izquierda contra la oposición política; he estado removiendo con mis preguntas la experiencia de antiguos analistas políticos del bloque socialista; he fastidiado con algunas encomiendas investigativas a colegas periodistas de varios países donde el “asunto cubano” todavía aparece de cuando en cuando en las noticias.

 

“Los cubanos que queremos un verdadero cambio democrático en la isla, ¿estamos preparados para enfrentarnos a algo como esto?”, me dije cuando leí las anotaciones que he hecho en todo este tiempo de investigación.

 

Y es que la dictadura juega cartas que ya conocía pero a las que no había tenido que echar mano tan concienzudamente como, seguro estoy, lo está haciendo desde el 14 de enero de este 2013 cuando se hizo efectiva la nueva ley migratoria.


 

CUBA NO IMPORTA

Busquemos a nuestro país en este mapa del mundo.

 

Esta es la primera carta a favor de la dictadura. La inmensa mayoría de los exiliados o cubanos que residen fuera de la isla, apenas han puesto un pie en “tierras de libertad” hemos descubierto que no somos el centro del mundo, como nos hizo creer la propaganda política “revolucionaria”. Cuba, en realidad, es sólo una islita más entre cientos de países llenos de terribles conflictos. El conflicto de nuestro país, aunque también sea duro, terrible y con más de 50 años, es solamente uno más de los conflictos que conmueven al mundo. Y por ello, incluso es lógico que así sea, nuestro país es noticia internacional sólo en alguna que otra ocasión, y siempre apenas por unas horas o unos poquísimos días…No somos, de ningún modo, como dijo Fidel Castro alguna vez, el país en el cual se decidirá el destino de la humanidad.

 

La dictadura de Raúl Castro, como antes la de Fidel, sabe bien cuánta ceguera nos inocula al hacernos que somos el centro del universo y que por eso el sacrificio del pueblo es vital para la especie humana. Un diplomático soviético, devenido hoy en reconocido escritor, me comentó hace unas semanas que “en estos cincuenta años Cuba estuvo al centro del panorama internacional únicamente en dos ocasiones: cuando triunfó la Revolución en 1959 y durante la Crisis de los Misiles”. Lo demás, ese sentimiento de que todos los ojos del universo estaban puestos sobre los cubanos fue una mentira bien urdida por Fidel (o que Fidel llegó a creerse en su delirio de grandeza, como me comentó otro colega polaco).

 

Los disidentes que salgan al mundo deberán enfrentarse a esa verdad: Cuba no importa o, para no herir nuestro ego nacional, importa poco. Y la dictadura cuenta con que eso impedirá el impacto que puedan tener fuera de Cuba los opositores que salgan de la isla: “los nuevos opositores tendrán sus minutos de gloria mediática y luego nadie se acordará de ellos. De los viejos o los exiliados no hay que preocuparse, nadie cree ya en ellos”, dijo recientemente un analista de la Seguridad del Estado cubana en un evento en la Universidad de Ciencias Informáticas.


 

EL MORBO DE LA PRENSA Y LOS POLÍTICOS

 

El novelista cubano Justo Vasco me dijo en el 2004, en Gijón, una verdad que me costó entender: “los cubanos le importamos a la prensa internacional y a los políticos mientras alimentamos su morbo y sus bolsillos. Aman a los mártires, no a los supervivientes”. Y es una verdad casi total: mientras estás preso en Cuba, mientras la policía política te golpea y encierra en sus cárceles, mientras las turbas paramilitares te arrastran y te dan patadas, mientras te despojas de todos tus miedos y plantas cara a la dictadura estando en la isla, los periódicos del mundo te citan de cuando en cuando, los políticos de otros países te mencionan en sus hermosos discursos por la democracia universal y los derechos humanos. Cuando ya estás fuera de la isla, servirás sólo mientras dure el impacto mediático del caso en sí.

 

Existen miles de ejemplos que demuestran esa verdad: disidentes cubanos que partidos políticos e instituciones internacionales poderosas apoyaron de palabra y esgrimieron de bandera mientras estaban sufriendo en Cuba, fueron (y todavía son) olvidados, ninguneados y hasta humillados cuando viajaron a esos países donde tan bien hablaban de ellos. Sólo ven sus nombres rescatados de ese bochornoso olvido cuando le son convenientes a alguna batallita de los políticos.

 

Esa es la otra carta que la dictadura tendrá en sus manos. Y será peor, porque ahora los antiguos opositores “tendrán la libertad” de salir al mundo a denunciar la represión, pero se llevarán también en sus maletas una carga explosiva: “un sistema que permite que sus opositores hagan campaña política fuera y regresen al país, limpia su imagen de tal modo que cualquier represión que suceda realmente dentro de la isla será menos creíble. Ahora, en la escena internacional asistiremos, no lo dudes, a un repunte de la idea de que es falso o parcialmente incierto eso de que en Cuba existe una dictadura”. Esas palabras me las dijo, muy preocupado, un amigo alemán, parlamentario de la Unión Europea justo cuando lo entrevistaba para un artículo que publiqué el pasado mes de enero sobre este tema en la prensa alemana.

 

Ese aflojamiento estratégico hace comprensible los aplausos de la izquierda internacional a esta medida de la dictadura de permitir la salida de sus más notables opositores, así como a otros “cambios” de los últimos tiempos en la isla. En uno de mis artículos hace unos años escribí cómo varios de los intelectuales que históricamente, y a capa y espada, defienden al régimen, me habían confesado que la tozudez del gobierno cubano en no relajar algunas reglas les ataba de pies y manos porque, son sus palabras, “hay que hacer magia para defender lo indefendible”.

 

Y recuerdo algo que en este caso es importante: aunque el gobierno cubano y sus acólitos internacionales cacareen lo contrario, en los países más importantes del mundo (y sobre todo en aquellos donde Cuba sigue siendo de interés) buena parte de la prensa está en manos de una falsa izquierda de raíz totalitaria dispuesta a utilizar las mismas estrategias sucias de manipulación y mentiras que utiliza la prensa “enemiga”. Y por eso no podemos esperar que lo que hagan o digan los opositores cubanos fuera de la isla tenga un verdadero impacto: para la derecha (y otras tendencias políticas con cierto poder sobre los medios) estos opositores ya no significan mucho porque han perdido “morbo noticioso”, y la izquierda hará todo lo posible por ignorarlos o, siempre que sea estrictamente necesario hablar de ellos, atacarlos con la difamación.

 

Es una jugada perfecta a favor de la dictadura.

 

 

EL CAUDILLISMO: ESE MAL NACIONAL

 

Lech Walesa, en fecha reciente, lanzó la que creo es la más seria y profunda crítica contra la oposición cubana cuando dijo que “hay demasiados líderes en la oposición cubana”.

 

Esa, la desunión derivada del caudillismo dentro de las filas de la oposición cubana, es otra de las cartas que ha jugado magistralmente la dictadura en todos estos años. Pero ahora cobra un nuevo matiz: “estos opositores mercenarios, fabricados y financiados por Estados Unidos comenzarán a pavonearse ante la prensa internacional, harán loas de sus falsamente desgarradoras carreras políticas y seguramente algún que otro estúpido periodista creerá sus mentirillas. Y nos conviene que así sea”. Esa frase: “nos conviene que así sea”, llamó mi atención porque fue dicha por un diplomático cubano en Europa en una de esas tantas actividades que fomentan los europeos que siguen mirando a Cuba con la nostalgia de los años 60. Lo que dijo el ilustre diplomático me hizo recordar que una de las ponencias de un bloguero oficialista en otro evento en La Habana (éste celebrado en el Ministerio de Comercio Exterior) dice lo siguiente: “la oposición está llena de caudillos de cartón… (…) sólo se miran a su ombligo, a los dólares que reciben, a los espacios de poder que van creando… eso les impide ocuparse de lo que, si lo lograran, sería una real labor opositora, el trabajo con las masas, la movilización de las masas”.

 

Y recalco esto por una simple razón: en uno de esos artículos de la prensa de izquierda que apoya a la dictadura cubana (prensa radicada en México que, escandalosamente como se sabe allí, es financiada desde La Habana), leí en el comentario de un lector lo siguiente: “encandilados por su propia gloria como jefes de la oposición, oposición minúscula y ridícula, al enfrentarse a los periodistas de los medios monopólicos, siempre ávidos de hablar mal contra la Revolución, esos opositores de pacotilla abrirán sus alas como pavorreales y se aniquilarán a ellos mismos, ya que al hablar para esos medios perderán la credibilidad de su pueblo que conoce bien quiénes están detrás de esa prensa”.

 

Basta atar los cabos coincidentes para entender la estrategia: la dictadura apuesta a que envueltos en su protagonismo, estos “caudillos” (así les llaman) perderán el centro de la diana a la cual deberían apuntar si quieren fomentar un cambio: el trabajo con el pueblo, con la gente simple, llevar sus ideas a cada vez más gente… y apuesta también a que, como resultado de décadas enteras de manipulación, buena parte del pueblo aumentará la desconfianza que siente hoy por los opositores, ya que el gobierno podrá presentar evidencias de que esos “opositores” atacan a la Revolución Cubana a través de una prensa que, dirán, ha estado históricamente al lado del imperialismo.


 

¿OPOSICIÓN O CAOS?

 

“Con la cantidad de partidos cubanos, agrupaciones políticas cubanas, instituciones cubanas prodemocracia que tienen los cubanos fuera y dentro de la isla, y con la cantidad de dinero que ha recibido la oposición cubana en el exilio durante décadas, es inconcebible que ninguno de los cambios ocurridos dentro de la dictadura se deba al accionar de todo ese entramado”, me dijo en el 2010, en Estados Unidos, un político republicano cuyo nombre prefiero ni recordar, anunciado como “Cubanólogo” en el evento al que asistíamos. Para él los cubanos éramos una de dos: o tontos o estúpidos, y necesitaría yo escribir un libro para resumir las casi dos horas de nuestra discusión en la que, entre otras cosas, recuerdo haberle dicho que buena parte del problema cubano radicaba en la tontería o la estupidez con la que sucesivos gobiernos norteamericanos habían asumido las relaciones con la dictadura.

 

Pero en esencia había razón en sus palabras, citadas antes.

 

Y es que me asquea comprobar que, a pesar de contar con una amplia plataforma de tendencias políticas que garantizarían una real democracia en una Cuba futura, a pesar de que contamos con un exilio económicamente poderoso, y a pesar de que es cierto que a la lucha por la democracia en Cuba se destinan anualmente unos cuantos millones de dólares (para hablar sólo de los recursos monetarios provenientes de Estados Unidos), los cubanos no hayamos sabido poner a un lado nuestras diferencias, nuestros intereses (algunos incluso realmente sucios, perversos y oportunistas) para unirnos en una misión común: derrotar a la dictadura que, neguémoslo o no, por culpa de nosotros y sólo de nosotros, es hoy la más larga dictadura en la historia.

 

Soy, en este sentido, pesimista: el estado actual de desunión continuará. Y espero estar equivocado, pero no creo que la oposición cubana (ni la de la isla, ni la del exilio) pueda enfrentarse desunida a la estrategia de reposicionamiento de la dictadura. La oposición debe también renovar sus estrategias, debe reposicionarse en la unidad, si no quiere seguir perdiendo ante las estocadas de una dictadura que se reinventa cada día ante nuestras narices.


 

LOS RETOS

 

Primero:

 

Los líderes de la oposición (la de la isla y la del exilio) deberán apostar por una palabra: la unidad, la unidad, la unidad. Luego de lograr la meta que debiera unirnos: derrotar la dictadura, habrá tiempo de sobra para retomar en un ámbito democrático las diferencias que nos separan.

 

Segundo:

 

Una oposición sin una plataforma de prensa con intereses concertados entre la isla, el exilio y el entorno internacional, seguirá siendo, como hasta hoy, una oposición muda que no podrá impactar realmente ni a su pueblo ni al resto del mundo. No bastan ya los grupos informativos en Miami, Madrid y alguna otra capital… Hablo de concertar intereses en la esfera mediática, como lo hicieron primero los poderosos medios de prensa que hoy consideramos monopolios de la información y como, más recientemente, lo han hecho las naciones reunidas en torno al proyecto ALBA regido por Caracas y La Habana. Mientras siga el actual estado de dispersión informativa seguiremos escuchando solamente ese piar de polluelos débiles y perdidos que es hoy la “prensa cubana en el exilio” (y ojo: no es nada ofensivo contra el excelente trabajo que, por su cuenta, han hecho muchos de estos órganos de prensa, es sólo un llamado, otra vez más, a la unidad).

 

Y tercero: tanto para los líderes opositores dentro de la isla como en el exilio, creo que es importante no olvidar que sí, es bueno que el mundo conozca la verdad de lo que sucede en Cuba… pero es a nuestro pueblo en la isla a quien hay que abrirle los ojos, despojarle de los miedos sembrados durante años de dictadura, hacerle ver que entre todos, ellos allá, y nosotros desde el exilio, uniendo fuerzas, intereses, en los marcos de la pluralidad y el respeto al diálogo, podemos lograr ese verdadero cambio que Cuba, nuestra patria común, necesita.

 

Esa, lamentablemente según lo veo, es la única carta que puede darnos el éxito frente a la estrategia macabra y perpetuadora de poder de la dictadura. Si no lo hacemos, en veinte años estaremos recordando, con tristeza, que un día dejaron salir a los opositores al mundo libre, que un día el gobierno maquilló con coloretes su vetusta cara de momia, que nuevas Yoanis y nuevos Eliecer y nuevos Rodiles han protestado y protestan desde la isla…, pero sobre todo recordaremos que, por culpa de nosotros mismos, de los cubanos, seguimos ahí, lamentándonos, mirando con nostalgia y dolor a un pasado que no supimos cambiar.

Del anuncio a la implementación:

¿que ha cambiado en la reforma migratoria?

Haroldo Dilla Alfonso

18 de febrero de 2013

 

La necesidad, más que la virtud, está empujando a la política cubana hacia una mayor apertura económica de la mano de su sector tecnocrático/militar

 

Cuando supe que le iban a dar pasaportes a algunas figuras de la oposición a las que se había reservado la Isla como prisión, y luego cuando un amigo me contó cuan fácil era para los médicos obtener el permiso para viajar, volví a mi computadora a leer lo que había escrito sobre el tema desde que el general presidente anunció la reforma migratoria. Quería contrastar lo que había dicho con lo que estaba pasando y ver, por supuesto, hasta donde me había equivocado.

 

Siempre dije que se cocinaba una mejoría (costos, trámites, tiempos de contactos permitidos) para los cubanos de las dos partes y que eso era bueno. Pero que ello no significaba avance sustancial en la constitución de un Estado de derecho, pues no había un reconocimiento al derecho de tránsito, sino solo una mayor permisividad: según la reforma, el pasaporte no es una obligación del Estado con el ciudadano, sino un privilegio que le concede. Y eventualmente puede revocarle. Y es verdad.

 

De igual manera siempre me pareció monstruoso que nada se dijera del derecho de los cubanos emigrados a regresar a su país de origen con plenos derechos ciudadanos. Y de la necesidad de promover una reforma constitucional que reconociera la doble ciudadanía para lo que efectivamente ya es una sociedad transnacional. Y creo que es así.

 

Luego dije que ninguna reforma migratoria es completa si no asume la situación de los migrantes internos sometidos a un régimen de sub-ciudadanía. Y no hay nada más cierto.

 

También escribí que lo que se ventilaba era fundamentalmente un conflicto interno de la élite, entre su fracción burocrática rentista por un lado y los tecnócratas y militares por el otro, acerca de, por un lado, cómo aprovechar mejor económicamente a la emigración, y por otro, cómo restaurar los espacios de consenso interno. Y mantengo esto, solo que no pude sospechar cuan importante era todo este asunto, y cuanto la alteración de sus variables podía afectar las propias decisiones.

 

Me explico:

 

Hay distancias perceptibles entre el tono agreste de la retórica que acompañó el anuncio de la “actualización migratoria” en agosto de 2011, el texto de la normativa en octubre 2012 y lo que luego ha sido explicado al público cuando comenzó su vigencia.

 

En agosto 2011, el General/Presidente enfatizó que se trataba de una “flexibilización de la política migratoria cubana (que) tendrá en cuenta el derecho del Estado revolucionario de defenderse de los planes injerencistas y subversivos del gobierno norteamericano y sus aliados” recalcando que “se incluirán medidas para preservar el capital humano creado por la Revolución frente al robo de talentos que practican las naciones poderosas”. E insistió en que toda la política migratoria “revolucionaria” había sido aperturista y amistosa hacia los migrantes. Y si esto fue apertura y amistad, había razones para dudar totalmente de las intenciones cariñosas de los dirigentes cubanos.

 

Luego, el tono de la normativa dada a conocer en octubre 2012 es —respecto a los cubanos insulares— más moderado que el discurso inicial, pero presenta nueve acápites restrictivos que se repiten en dos artículos (23 y 25) y que marcan el límite de la permisividad. El primer artículo se refiere a las limitaciones para obtener un pasaporte, y el segundo a las limitaciones para salir del país, como si fuese necesario reforzar la idea de que existen dos filtros autónomos donde la intención de viajar puede morir: uno en la oficina de solicitud de los pasaportes y otro en el mismísimo aeropuerto. Y por las mismas razones.

 

Algunos de los acápites de ambos artículos serían razonables si fueran restricciones frente a una libertad (que no es el caso), pero tres de ellos son paralizantes: el d), que argumenta “razones de Defensa y Seguridad”; el f) que habla de “normas dirigidas a preservar la fuerza de trabajo calificada” y el h) que menciona inhabilitaciones debido a un “interés público” amorfo y zigzagueante.

 

Evidentemente este articulado no está hecho para los pocos millares de personas llamadas “reguladas” (el nombre me recuerda lo del “picadillo extendido”) que serán excluidas del permiso para viajar.

 

El Estado cubano, como cualquier otro, puede resolver las excepcionalidades mediante acuerdos administrativos contractuales, sin recurrir a la ley. El mantenimiento de ese articulado restrictivo y difuso es evidentemente un candado efectivo contra algunos opositores y (lo que es más importante) un advertencia contra el “mal uso” que se pueda hacer en el futuro de lo que no es otra cosa que un permiso. Y evitar que el acceso individual a otras fuentes de vida potencie esa tendencia innata de la gente a la desobediencia. Es, digamos, que una admonición preventiva a los traviesos.

 

Pero luego ha venido la aplicación de la ley, las comparecencias de funcionarios cubanos, diciendo que no hay novedades en el frente, los médicos que pueden viajar, “desertores” que regresan a la Isla, algunos connotados opositores que organizan sus giras políticas y los porristas de siempre diciendo que a pesar de sus “imperfecciones” la ley merece aplausos y ovaciones.

 

No creo que haya una sola razón que explique esta evolución. Como todo sistema, este tiene que cuidar mejor sus apariencias políticas y conseguir apoyos internos. Y siempre es mejor tener a la gente pensando en cómo viajar y hacer algún dinero que en cómo subvertir al gobierno.

 

Pero creo que hay una razón crucial: el deterioro de la economía, la evaporación del petróleo en el Golfo y el inevitable estrechamiento del flujo de dinero venezolano con la muy probable muerte de Hugo Chávez. La necesidad, más que la virtud, está empujando a la política cubana hacia una mayor apertura económica de la mano de su sector tecnocrático/militar. Y ello requiere de una mejor situación internacional y de una relación más fluida con la comunidad emigrada.

 

Algunos aspectos de la “actualización migratoria” estarían dirigidos a impulsar un escrutinio de la Ley Helms Burton y eventualmente la relajación o eliminación del bloqueo/embargo. Repito que el acceso al mercado americano es vital para una economía que proyecta marinas, terminales de cruceros, zonas francas industriales y campos de golf a solo 200 km de la pujante costa sur americana. No creo que sean instalaciones diseñadas para visitantes noruegos o para el mercado mexicano.

 

La “actualización migratoria” no es una apertura política hacia un Estado de derecho, lo cual no está en las miras explícitas de nadie en la élite cubana. Pero es indudable que genera nuevos espacios de autonomía social. Con todos sus soles y bemoles, la reforma hace a la sociedad cubana menos sojuzgada y sobre todo a la parte más dinámica de ella: la clase media emergente que mejor puede aprovechar esta oportunidad.

 

Que la autonomía generada por la permisividad se convierta en libertad es otra historia, una cuestión que depende de la acción de todos los actores, incluyendo de la oposición, interna y emigrada, desde todos los ángulos políticos. Pero también de los actores insertos en el Estado cubano. Al final, no olvidemos que la mayoría de los arquitectos de las transiciones no han sido diosas del amor consagradas a la democracia, sino figuras del viejo régimen, comprometidos con el pasado hasta los tuétanos y convencidos de que había que cambiar algo para que todo siguiera igual.

 

O al menos, para conservar las pertenencias.

Puerta por donde Yoani Sánchez

salió de la Cuba de Fidel Castro

3 Por la puerta #9 mi numero de la suerte!!!

Yoani Sánchez en el control migratorio

del aeropuerto José Martí de La Habana

Declaraciones de Rosa María Payá al llegar a España

Los que pueden viajar y los que no

Luis Cino

13 de febrero de 2013

 

Por estos días, muchos cubanos “de acá” se sienten ofendidos por un texto de jodedera que circula por Internet, presuntamente escrito por un cubano del lado “de allá” que da 15 consejos a los compatriotas que se aprestan a salir de la cápsula castrista y viajar al exterior.

 

Molesta que algunos compatriotas, solo por el hecho de vivir fuera de Cuba –exiliados, emigrados o “en el pacá y pallá” y el lleva y trae de pacotillas- se crean cosmopolitamente superiores a los que estamos en la isla,  con derecho a mirarnos por encima del hombro y burlarse de nosotros. Como si todos los de acá  fuéramos una cáfila de aseres muertos de hambre, sumisos, pedigüeños y papelaceros. Pero no es para tanto, no hay que ponerse tan solemnes que no seamos capaces de asimilar un chistecito a costa nuestra, Que bastantes chistecitos hemos hecho por acá a costilla de “los de allá”. ¿O ya se olvidaron de la sopa hecha con las cenizas de la abuela y el traje de los 15 de Yucasileidy hecho con el satín que forraba el interior del ataúd del tío que se murió en Miami?

 

El colmo es que el castrismo también haya logrado acabar con nuestro proverbial sentido del humor y transformarnos, de incorregibles jodedores en fieles y amargados seguidores de la compañera Maricusa Tragiquismo, dispuestos siempre a dar bateo por cualquier motivo.

 

Después de todo, las chanzas a costilla nuestra nos las hemos buscado a fuerza de tanto patrioterismo barato, de exagerar a favor y en contra, de hacernos las víctimas, de creernos el ombligo del mundo, de hacernos los más calientes y cabrones que cualquiera, de creernos cualquier cantidad de cosas... ¡Con la cantidad de chusmisos y tarúpidos que tenemos! Son producto del sistema, lo sé, no son la mayoría, OK, ¡pero cómo hay! ¡Y mira que hacen bulto!

 

Con los chistecitos y los ofendidos, también la dictadura, que tanto disfruta separarnos y echarnos a pelear, sale ganando.

 

A propósito, en esto de la reforma de la ley migratoria, que no hubo que esperar muchopara ver que no era la maravilla que decían,  la dictadura también  está logrando dividirnos a los cubanos en dos categorías: los que pueden viajar y los que no. Particularmente a los disidentes.

 

Con lo paranoicos que nos hemos puesto –y con razón-  se imaginarán cómo se ve eso de que a unos les pongan el sellito del MININT en el pasaporte para que puedan salir al exterior y a otros se lo nieguen por estar en la lista negra de las personas que resultan “de interés público” (para la Seguridad del Estado).

 

Eso, por no hablar de los disidentes que si no tienen dinero ni para comer, porque el Estado no les da trabajo ni licencia para trabajar por cuenta propia y arriba, los segurosos, los jefes de sector y los chivatones le hacen la vida un yogurt con sabor a naranja agria, ¡qué coño van  a tener el dineral en divisa que hace falta para viajar!

 

Confieso que me preocupan los  papelazos que puedan hacer  los disidentes que  viajen al exterior. Con tantos ojos que tendrán puestos encima, estarán rodeados de acechanzas. No solo las trampas que les tiendan los servicios de inteligencia de la dictadura, que ya sabemos tiene el brazo largo y numerosos compinches solidarios por todo el mundo, sino también las mordidas del subdesarrollo y la natural tendencia que tenemos los cubanos de hablar mierda en cantidades industriales. Me temo que algunos globos se van a desinflar. Son demasiadas las expectativas de los amigos que no acaban de entendernos y mucha la mala fama que se ha encargado el régimen de darnos a los disidentes.

 

Arreglados estaremos si los disidentes viajeros no se cuidan de los deslices y le siguen entusiastamente la rima a todos los provocadores y breteros y las podridas que les habrán puesto de antemano. Ojala que no. Parafraseando a Antonio Machado: ¡Cubanito que sales al mundo, te guarde Dios! En especial, si eres disidente.

 

luicino2012@gmail.com

Disidente cubana denuncia

que le prohíben viajar

pese a la reforma migratoria

7 de febrero de 2013

 

La opositora cubana Gisela Delgado denunció este jueves que las autoridades le negaron la posibilidad de salir de Cuba, a pesar de la entrada en vigor de la reforma migratoria.

 

Delgado, de 47 años, integrante de las opositoras Damas de Blanco y casada con el también disidente Héctor Palacios, contó a la AFP que las autoridades migratorias le comunicaron que no puede salir de Cuba debido a sus actividades “contrarrevolucionarias”.

 

En la Oficina Nacional de Emigración (en La Habana) me informaron que no se me iba permitir salir de la isla, porque pertenezco a los grupúsculos contrarrevolucionarios”, añadió Delgado, quien destacó que su pasaporte está vigente y que pretendía viajar a Estados Unidos para visitar a sus padres y a su hija.

 

Las autoridades ya habían negado el derecho de salir de la isla a los ex presos políticos Ángel Moya, marido de la líder de Damas de Blanco, Berta Soler, y a José Daniel Ferrer, por encontrarse ambos en libertad provisional.

 

Moya, Ferrer y Palacios formaron parte del grupo de 75 opositores cubanos condenados en 2003 a penas entre 6 y 28 años de prisión, ya todos excarcelados.

 

La ilegal pero tolerada Comisión Cubana de Derechos Humanos, que dirige el opositor izquierdista Elizardo Sánchez, denunció este jueves en un comunicado el “abuso de poder y violación de un derecho fundamental cometido contra” Delgado.

Lo regularmente irregular que es Cuba

7 de febrero de 2013

 

La bloguera Yoani Sánchez, quien se apresta a viajar a Brasil, dijo en una entrevista que publica este jueves el diario Folha de Sao Paulo que le entristece el hecho de que su viaje sea “noticia”, pues revela las “anomalías” de Cuba, reportó EFE.

 

Sánchez obtuvo el mes pasado el pasaporte que tramitó cuando entró en vigor la reforma que supuestamente facilita a los cubanos los viajes al exterior.

 

Su primer destino será el estado brasileño de Bahía, hacia donde partirá desde La Habana el próximo 17 de febrero, invitada por el cineasta Dado Galvao para una presentación del documental Conexión Cuba×Honduras, en la que ella es una de las entrevistadas.

 

La bloguera dijo que escogió Brasil como primer destino porque en el país “hay muchas personas que lucharon” por su derecho a viajar, entre las que citó a Galvao y a senadores que no identificó, pero que “hicieron lo imposible” para que pudiera salir al exterior.

 

Esa “solidaridad” también hizo posible conseguir su billete, que será pagado gracias a una iniciativa de Galvao, que recogió dinero entre amigos y conocidos para costear el viaje de la bloguera.

 

Sánchez reiteró al diario Folha de Sao Paulo que la obtención del pasaporte y su inminente viaje le causan una “sensación agridulce” y cierta tristeza.

 

No debería ser noticia que una persona tenga un pasaporte y pueda subir a un avión”, declaró la bloguera, quien apuntó que esas “cosas” confirman “lo regularmente irregular que es Cuba”.

 

Sánchez también dijo que se “entristece” por “las personas que no tendrán un pasaporte”, entre los que citó a los ex presos de conciencia.

Cuban travel policy

Genie leaves bottle

Feb 1st 2013, 1:55 by The Economist online

 

WHEN Cuba announced last October that, after more than 50 years, it was removing the requirement of an exit permit for its citizens wishing to travel, one person it was widely assumed would not be granted that right was Yoani Sánchez. The blogger’s acerbic comments on some of the absurdities and hypocrisies of life in contemporary Cuba have made her the island’s best-known critical thinker abroad. Over the past decade, the authorities have repeatedly refused her requests to leave the country, often to attend award ceremonies or seminars connected with her blog. The change in the law specifically included a caveat that permission could be denied to anyone for “national security” reasons, a clause that seemed to have been written with Ms Sánchez in mind.

 

Ms Sánchez held out little hope. On January 30th she wrote about the “long slumber” of bureaucracy in Cuba, after being told that there was no news about her passport request. But just a few hours later, she was amazed to be told the document was ready for collection. She has indicated she will travel very soon, though she has not specified a destination. The government has said that the new law gives anyone with a passport both the right to leave Cuba and to return, so it appears that she will be able to come back after she leaves.

 

The decision is evidence that the government is changing its tactics towards its critics. Under Fidel Castro, vocal dissidents effectively found themselves with two options: imprisonment or permanent exile. For generations of Cubans, emigration became the only form of protest. The United States has made that easier by offering any Cuban who sets foot in the country near-automatic political asylum. Mr Castro, who used to describe those who left Cuba as “scum”, is probably proud of how the policy worked in his favour. His loudest, and most numerous, critics were safely off the island.

 

Mr Castro’s younger brother and successor as president, Raúl Castro, seems to believe that the time has come to let Cubans come and go, whatever their political views. This is largely an economic decision. Most of the investment flowing into the small private businesses that he now permits, which relieve pressure on the hugely inefficient state sector, comes from Cubans living abroad. Barack Obama’s removal of all almost all restrictions on Cuban-Americans sending money or travelling to Cuba has helped that process. One of the more high-profile beneficiaries of the easier rules is José Contreras, a pitcher in America’s Major League Baseball. He defected from Cuba in 2002, but last month returned for the first time to see his family and take a jog on the beach.

 

But letting Ms Sánchez travel is not without risk. It will raise her profile in Cuba, as she will presumably take the opportunity to appear on international television networks. Although they are not legally broadcast inside Cuba, they can be seen via black-market satellite systems and pen-drive recordings. For the first time, a small, but perhaps significant, number of Cubans will be able to watch another Cuban who still lives on the island criticise the system in a public forum.

 

The government could of course rescind Ms Sánchez’s travel privileges, or those of anyone else it chooses. Some dissidents have already been told that they will not be given passports, including those that were imprisoned during a 2003 clampdown and are technically on parole after they were released in 2010-11. But Ms Sánchez has escaped their fate. Officials at the foreign ministry privately reserve their most contemptuous, and sexist, swearwords to describe her. Perhaps their boss does not afford her enough respect to consider her a potential threat.

 

Correction: An earlier version of this post mistakenly said that Ms Sánchez is a single mother. She is currently living with her husband and son in Havana.

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Traducción de Rolando Cartaya

El genio escapa de la botella

 

Cuando Cuba anunció en octubre pasado que, después de más de 50 años, eliminaría la exigencia de un permiso de salida para los ciudadanos que deseen viajar, muchos dieron por sentado que si a alguna persona no se le concedería ese derecho sería a Yoani Sánchez. Los mordaces comentarios de la bloguera sobre algunos de los absurdos e hipocresías de la vida en la Cuba contemporánea la han convertido en el crítico más conocido de la isla en el extranjero.

 

Durante la última década, las autoridades han denegado reiteradamente sus solicitudes para salir del país, a menudo para asistir a ceremonias de premiación o seminarios relacionados con su blog. Los cambios en la ley incluyen específicamente una advertencia de que el permiso se puede denegar a algunos cubanos por “razones de seguridad nacional”, una cláusula que parecía haber sido escrita pensando en Sánchez.

 

Ella albergaba pocas esperanzas. El 30 de enero escribió acerca del “largo sueño” de la burocracia en Cuba, después que le dijeran que no había nada nuevo sobre su solicitud de pasaporte. Pero sólo unas horas más tarde, se sorprendió cuando le informaron que el documento estaba listo y que podía pasar a recogerlo. Ella ha indicado que viajará muy pronto, aunque no ha especificado un destino. El gobierno ha asegurado que la nueva ley otorga a cualquier persona con un pasaporte el derecho tanto a salir de Cuba como de regresar, así que parece que Sánchez podrá volver al país después de su viaje.

 

La decisión es un indicio de que el gobierno está cambiando sus tácticas hacia sus críticos. Bajo Fidel Castro, los disidentes declarados enfrentaban dos opciones: la cárcel o el exilio permanente. Para generaciones de cubanos, la emigración se convirtió en la única forma de protesta. Estados Unidos lo ha facilitado, al ofrecer a cualquier cubano que ponga un pie en el país asilo político casi automático. Es probable que Castro, quien acostumbraba llamar “escoria” a aquellos que se marchaban de Cuba, se ufane de cómo funcionó a su favor esa política. Sus críticos más altisonantes y numerosos estaban convenientemente fuera de la isla.

 

El hermano menor, y sucesor como presidente de Fidel, Raúl Castro, parece pensar que ha llegado la hora de dejar que los cubanos entren y salgan, independientemente de sus opiniones políticas. Esto es en gran parte una decisión económica. La mayor parte de la inversión que fluye hacia los pequeños negocios privados que él ha autorizado, aliviando la presión sobre el muy ineficiente sector estatal, proviene de cubanos que viven en el extranjero. Ha ayudado a ese proceso la eliminación por parte de Barack Obama de casi todas las restricciones a los cubano-americanos para enviar dinero, o viajar, a Cuba.

 

Uno de los más prominentes beneficiarios de las reglas simplificadas es José Ariel Contreras, un lanzador del béisbol de Grandes Ligas en Estados Unidos. Él desertó en 2002, pero el mes pasado regresó por primera vez a ver a su familia y trotar por la playa.

 

Pero dejar viajar a Yoani Sánchez no carece de riesgos. Acentuará su perfil en Cuba, ya que ella presumiblemente aprovechará la oportunidad para aparecer en las cadenas internacionales de televisión. A pesar de que sus transmisiones no son legales dentro de Cuba, se pueden ver a través de los sistemas de televisión satelital del mercado negro y de grabaciones en soportes digitales. Por primera vez, un número pequeño, pero quizás significativo de cubanos podrían ver a una compatriota que todavía vive en la isla criticar al sistema en un foro público.

 

El gobierno podría, por supuesto, rescindir los derechos de viaje de Sánchez, o los de cualquier otra persona que escoja. A algunos disidentes ya les han advertido que no les van a dar pasaporte, incluyendo a algunos que fueron encarcelados durante la ola represiva de 2003 y están técnicamente en libertad condicional, después de haber sido excarcelados en 2010-2011. Pero Sánchez se le ha escapado a su destino. En privado, en la cancillería, los funcionarios se reservan sus palabrotas más despectivas y sexistas para referirse a ella. Puede que a su jefe no le inspire suficiente respeto como para considerarla una amenaza potencial.

Yoani Sánchez posa con su pasaporte

en La Habana

La noticia de un pasaporte

Yoani Sánchez

31 de enero de 2013

El papeleo ante el Departamento de Inmigración y Extranjería depara un sinfín de peripecias

 

El día no empezó bien. En lugar de eso pareció iniciarse con el pie izquierdo, como dicen los más viejos por estos lares cuando todo sale mal. En la mañana las autoridades le habían comunicado al ex preso político Juan Ángel Moya que no lo dejarían salir del país por cuestiones de “interés público”. Era el primer excluido de una reforma migratoria que se puso en práctica el 14 de enero pasado y que ha despertado tantas esperanzas como recelos. Mi turno era en la tarde. Así que me fui al Departamento de Inmigración y Extranjería para saber si finalmente aquel librito de carátula azulada con el escudo de la república estampado ya estaba listo para mí. La respuesta de la funcionaria me confirmó que la jornada había comenzado torcida desde el principio. “Venga la semana que viene, tenemos retraso”, me aseveró con una sonrisa en los labios.

 

Como a cualquier cubano acostumbrado a la poca transparencia de la burocracia, la desconfianza me carcomió aún más. Se habrán arrepentido, fue lo primero que pensé. Después especulé que quizás la promesa de dejarme salir solo había sido una zanahoria para que cerrara el blog, silenciara mi opinión, me quedara tranquila en casa hasta el día de la partida. Recapitulé todo lo que había escrito desde que presenté mi solicitud de pasaporte y un pensamiento sombrío me envolvió. Una denuncia sobre la existencia de droga en Cuba; una furibunda crítica al secretismo en torno al cable de fibra óptica Alba-1 y un texto aclarando que no iba a transformarme en otra persona para poder traspasar las fronteras nacionales. En fin, me había portado mal en el ciberespacio y ya llegaba el castigo, resumí en mis pensamientos durante buena parte de este martes.

 

Cuando las oficinas llegaban a su hora de cierre, los custodios atrancaban las verjas de las instituciones y los funcionarios regresaban a sus casas, en la contestadora entró un mensaje. “¡Tome el teléfono, es inmigración!” exclamaba una voz femenina al otro lado de la línea. Lo primero que me pregunté fue cómo sabía ella que yo estaba en casa. Claro, si es el Ministerio del Interior lo saben todo… bromeé antes de regresarle la llamada. Pero entonces aquel día sombrío dio un giro inesperado y la misma oficial me informó de que mi pasaporte estaba listo para ser entregado. En apenas unas horas desde la salida del sol yo había vivido las oscilaciones del optimismo al pesimismo y de vuelta otra vez a la ilusión. Un concentrado de emociones similares a las experimentadas durante cinco años en que recibí hasta veinte negativas de viaje. La suspicacia no se borra tan fácilmente, la duda no es algo que termine con una frase.

 

Me dirigí hacia aquel lugar diciéndome que en ningún país del mundo la entrega de un pasaporte debería ser noticia. Tampoco debería levantar ningún revuelo el saber si un ciudadano puede tomar un avión o no. Sin embargo, Cuba tiene la peculiaridad de la anomalía, la regularidad de lo irregular. De manera que nada más comentar en Twitter que ya tenía mi documento de viaje, una avalancha de llamadas, mensajes de aliento y pedidos de entrevistas me cayó encima. La noche terminó con mi hermana casi llorando al otro de la línea, después de un año y medio en que el estrecho de la Florida no nos ha permitido el abrazo.

 

Hoy me he levantado con el librito de páginas de filigrana en la cabecera de la cama. Lo he tomado nuevamente entre las manos. El día empieza con buen pie, pensé, mientras lo hojeaba por enésima vez frente a mis ojos.

De pasaportes, emigración,

permisos y quimeras

Roberto Madrigal

31 de enero de 2013

 

Esta semana deben estar recibiendo sus pasaportes los primeros cubanos que los solicitaron una vez entrada en vigor la “nueva política migratoria” del gobierno cubano. Ya se comenzarán a conocer las verdaderas posibilidades al saberse de los pasaportes expedidos y de los negados. Ya veremos los nuevos criterios de selectividad.

 

Aunque se ha eliminado un paso, el de la tarjeta blanca, quienes deciden a quien se le expide o no un pasaporte siguen siendo los mismos. En realidad, hace muchos años que solo un exclusivo grupo de opositores y algunos profesionales son víctimas de las restricciones de salida del país. A la mayoría de los solicitantes el trámite se les corría sin muchas dificultades. Pero, ya por costumbre, nadie estaba seguro hasta tener el papel en las manos, todos temían que se les negara la dichosa tarjeta. Con los nuevos lineamientos se ha eliminado un eslabón en la cadena del miedo.

 

Es cierto que ha habido otros cambios, relativamente favorables, como extender el tiempo permitido de estancia en el exterior (aunque que yo sepa, en ningún país del mundo existe un límite de tiempo para que los ciudadanos permanezcan fuera del país sin perder sus derechos, ni en Irán) y el no tener que presentar ningún documento de excusa para solicitar el permiso. Eso entre otros cambios mayormente cosméticos y con el ojo en el ingreso de moneda extranjera. Se ha ensanchado el ojo de la aguja, pero aún se requiere pasar por la aguja.

 

Muy pocos gobiernos han manipulado la emigración de una manera tan grotesca, como válvula de escape, como instrumento de represión o como arma de agitación popular como lo ha hecho el cubano. Desde las arbitrarias separaciones familiares de los primeros años, pasando por Camarioca, el forzar a quienes solicitaban la salida a pasar al menos dos años en la agricultura, el final de los vuelos de la libertad, la caprichosa violación del derecho de asilo, las expulsiones de los centros de trabajo a quienes presentaban para irse, el período en el cual no se le permitía salir a nadie entre el final de los “vuelos de la libertad” y la liberación de los presos políticos, el asilo masivo en la embajada de Perú y el subsecuente marielazo, el maleconazo de 1994 y los asesinatos a quienes intentaban irse de manera clandestina o secuestrando embarcaciones, hasta las condiciones de rehenes que por años se le impusieron a los familiares de atletas, profesionales y de algunos que salían en misiones técnicas oficiales, finalizando con las repercusiones que sufrían todos los parientes de alguien que desertaba, la política migratoria cubana se ha movido entre diversos matices de terror. Eso para no hablar de la política inmigratoria.

 

En los últimos quince años han aflojado la mano, ya que han visto los beneficios económicos del flujo emigración-inmigración, dada la necesidad material tras la caída del bloque socialista y la desideologización de gran parte de la población, así como la pérdida de la narrativa de quienes detentan el poder. También hay que considerar el descalabro de la economía mundial en el último lustro y el tenebroso terrorismo internacional, lo que hace que muchos países se vean obligados a restringir la entrada de inmigrantes a sus países y a velar con más celo quiénes son sus visitantes.

 

Ahora, con sus flamantes pasaportes, los cubanos enfrentarán la tarea de solicitar visado para salir como turistas. Por seis décadas los cubanos han sido uno de los pocos pueblos del mundo (me atrevería a decir que el único), cuyos habitantes no pueden ganar con su trabajo una moneda con valor de cambio en el mercado internacional. Sin trucos, marañas ni ayuda de familiares en el extranjero, casi nadie puede ahorrar dinero convertible para pagarse un viaje. Sabedores de ello, los gobernantes le pasan la papa caliente a los gobiernos extranjeros.

 

Hace muchos años, cuando salí con salvoconducto y pasaporte de la embajada de Perú, bajo la promesa del gobierno cubano de que si conseguía un visado de cualquier país podía irme, en las cuatro semanas que mediaron entre ese día y mi salida por el Mariel, tras hacer mil malabares para evadir a las turbas que diariamente rodeaban mi apartamento y lo llenaban de huevos y tomates podridos mientras vociferaban insultos y amenazas, me tomé el trabajo de recorrer cuanta embajada pude en La Habana. Fui a la de la entonces República Federal Alemana, las de Austria, Canadá y Suecia. Todas me negaban la visa a pesar de que yo tenía forma de asegurarles que solamente sería una visa de tránsito y que tenía familiares en el extranjero que tenían solvencia económica y no dejarían que yo fuera una carga para sus gobiernos. Llegué al punto de que ya harto de su actitud le pregunté al embajador austríaco si había algunos acuerdos culturales o económicos con Cuba tan importantes y tan frágiles como para que se me negara un visado de tránsito. No me respondió, solo hizo una mueca cercana a una sonrisa conmiserativa. Solamente los ingleses escucharon mi caso y me prometieron visa, requiriendo una segunda visita que nunca hice, porque en eso la policía me vino a buscar para que me fuera por el Mariel.

 

Claro que las cosas han cambiado mucho desde entonces en todas partes y muchos países han liberalizado su concesión de visados a cubanos, pero ya vemos como tras la medida del gobierno cubano, muchos países, como Ecuador que antes no exigía visado a los cubanos, han cambiado sus requisitos. Ahora los cubanos que enarbolan sus pasaportes en solicitud de visado se encontrarán múltiples negativas o vaselinas para demorar o no concedérseles el visado. No creo que la situación respecto a los Estados Unidos cambie mucho. Otros países pondrán requisitos nuevos. A la larga, quienes tengan cartas de invitaciones, o apoyo financiero de algún familiar o conocido, recibirán sus visados. Al resto, es muy poco probable que se les conceda nada y que tengan que deambular embajada tras embajada para lograr su sueño de salida que a la larga puede devenir en pesadilla.

 

Pero hay esperanzas. Entre los pocos países que no exigen visa a los cubanos, muchos de ellos zonas devastadas por la guerra reciente o el hambre, como Botsuana, Kirguistán, Montenegro, Serbia, Haití y Mongolia, encontré un alma casi gemela en el Océano Pacífico. Se trata de la isla de Niue, un pequeño atolón coralino, a 2400 kilómetros al noreste de Nueva Zelandia, con una población de 1400 habitantes, con un gobierno de monarquía constitucional pero asociado en casi todos los aspectos a Nueva Zelandia, en donde vive el 15% de su población, que envía remesas a sus familiares, lo cual constituye el 40% de su economía. Pues resulta que Niue está, desde hace diez años asociada a un importante proyecto científico con Nueva Zelandia para desarrollar el cultivo y la exportación de… ¡la moringa! No hay dudas de que con sus antecedentes, los cubanos pueden convertirse en un baluarte para la expansión económica y demográfica del pequeño país.

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Nota de Manuel Castro Rodríguez: No es cierto lo que expresa el autor de que: “En realidad, hace muchos años que solo un exclusivo grupo de opositores y algunos profesionales son víctimas de las restricciones de salida del país. A la mayoría de los solicitantes el trámite se les corría sin muchas dificultades”. Como regla, durante varias décadas se les ha negado la salida a los médicos y los otros profesionales del sector de la salud, los profesores universitarios, los investigadores, los deportistas, los entrenadores y otros profesionales. El caso más conocido es el de la Dra. Hilda Molina, quien tuvo que esperar quince años para poder reencontrarse con su único hijo y conocer a sus nietos. Un año antes, en el prólogo con fecha 4 de junio de 2008 de la edición cubana del libro ‘Fidel, Bolivia y algo más…’, Fidel Castro escribió: “Se le niega a ella [Hilda Molina] la solicitud de viajar al exterior”. Durante el período 2004-2009 dos presidentes argentinos hicieron intensas gestiones ante Fidel Castro para lograr la salida de Hilda, cuyo hijo era ciudadano argentino por naturalización y sus nietos eran argentinos de nacimiento.

El Gobierno castrista le niega el pasaporte

al exprisionero de conciencia Ángel Moya

30 de enero de 2013

 

Los funcionarios encargados del trámite argumentaron “razones de interés público”.

 

El Gobierno le negó este miércoles al exprisionero de conciencia del Grupo de los 75 Ángel Moya la posibilidad de tramitar un pasaporte, alegando “razones de interés público”.

 

Moya fue excarcelado en febrero de 2010 con una licencia extrapenal, tras la muerte del prisionero de conciencia Orlando Zapata Tamayo y la huelga de hambre del opositor Guillermo Fariñas, que provocaron las conversaciones de Raúl Castro con la Iglesia católica.

 

Moya fue uno de los integrantes del Grupo de los 75 que se negó a aceptar el exilio en España como condición para salir de la cárcel; es el primero de esos exprisioneros políticos que solicita un pasaporte desde la entrada en vigor de la “actualización” de la ley migratoria.

 

El exprisionero de conciencia, que se ha mantenido activo desde su excarcelación, dijo a DIARIO DE CUBA que este miércoles acudió a la unidad de la Policía de Alamar, en La Habana, para realizar la gestión.

 

Una funcionaria encargada para estos menesteres, después de una búsqueda en la base de datos, me comunicó que ellos no podían tramitarme el pasaporte puesto que, por interés público, yo estaba regulado (…) porque todavía no había extinguido la sanción”, dijo Moya.

 

No había referencia a la licencia extrapenal” de 2010, añadió.

 

Moya fue condenado a 20 años de cárcel en la primavera de 2003, por lo que su sanción no se consideraría extinguida hasta 2023.

 

Blogs oficiales habían advertido en los últimos días que para viajar al exterior, los miembros del Grupo de los 75 que permanecen en Cuba necesitarían un permiso especial de la Fiscalía.

 

Esta negativa demuestra lo que he venido diciendo desde que fui excarcelado, que la sanción que me impusieron en 2003 por promover lo establecido en la Declaración Universal de Derechos Humanos está vigente, que el régimen viola los acuerdos alcanzados con la Iglesia Católica y el Gobierno de España (…) y que cuando el régimen quiera (…) puede venir a mi casa y devolverme a prisión”, señaló Moya.

 

Indicó que su interés al solicitar el pasaporte era ejercer su “derecho a la libertad de movimiento”.

 

Tenía pensado viajar “a España y Estados Unidos y reunirme con mis hermanos de lucha, amistades y familiares”, dijo.

 

Moya calcula que ha sido detenido al menos 15 veces en los últimos tres años, por sus actividades opositoras. En varias de esas ocasiones ha sido fuertemente golpeado y ha permanecido incomunicado.

 

El Gobierno castrista solo ha permitido que los miembros del Grupo de los 75 salgan de Cuba de forma definitiva, salvo excepciones como la de Héctor Palacios, quien viajó a España para recibir tratamiento médico en 2007 y además visitó Estados Unidos.

 

Otros disidentes, como la bloguera Yoani Sánchez y su esposo, el periodista independiente Reinaldo Escobar, han solicitado pasaportes para viajar al exterior. Sánchez, a quien antes de la entrada en vigor de la actualización migratoria el Gobierno castrista le negó en una veintena de ocasiones el extinto permiso de salida, dijo a través de su cuenta en Twitter que los funcionarios encargados de la tramitación de los pasaportes le han informado que “hay retraso”.   

 

El pasado 14 de enero cuando Sánchez y Escobar solicitaron el documento, las autoridades les aseguraron que lo recibirán.

¿En peligro la Ley de Ajuste Cubano?

Cuba fue un país de inmigrantes. En el período 1902-1934 se produjo una fuerte corriente inmigratoria de procedencia hispana. Además de los españoles llegaron jamaicanos, haitianos y chinos. También norteamericanos que se asentaron en diversas regiones del país; una de las más representativas fue Isla de Pinos, la actual Isla de la Juventud. En La Revolución Demográfica en Cuba (Raúl Hernández Castellón, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1988) se puede ver en la página 116 que Cuba recibió 1.293.058 inmigrantes provenientes de España, Jamaica, Haití y Puerto Rico, en el período 1902-1934, según la Secretaría de Hacienda de Cuba:

 

1902-1904: 30.040 inmigrantes. No se informa la procedencia.

1904-1908: 178.326 inmigrantes. El 73,6% procedente de España.

1909-1913: 188.906 inmigrantes. El 75,9% procedente de España.

1914-1918: 208.245 inmigrantes. El 59,7% procedente de España.

1919-1923: 415.111 inmigrantes. El 52,0% procedente de España.

1924-1928: 232.189 inmigrantes. El 36,5% procedente de España.

1929-1934: 40.241 inmigrantes. El 43,7% procedente de España.


Estas cifras son más relevantes aún, si se tiene en cuenta que la población de Cuba en tres años de ese período fue:

 

Año 1907: 2.048.980

Año 1919: 2.889.004

Año 1931: 3 962.344

Según la investigación Migración Internacional de Latinoamérica, realizada por el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE), de CEPAL:

 

La tasa de migración para Cuba en el

Período 1950-1955: -1,0 por mil.
Período 1955-1960: -1,6
Período 1960-1965: -5,4
Período 1965-1970: -6,0
Período 1970-1975: -4,2
Período 1975-1980: -3,3
Período 1980-1985: -4,9
Período 1985-1990: -0,7
Período 1990-1995: -1,8
Período 1995-2000: -2,2
Período 2000-2005: -2,3

 

La tasa de migración promedio para América Latina en el

Período 1950-1955: 0,5
Período 1955-1960: -0,4
Período 1960-1965: -0,8
Período 1965-1970: -0,9
Período 1970-1975: -0,9
Período 1975-1980: -1,2
Período 1980-1985: -1,8
Período 1985-1990: -1,8
Período 1990-1995: -1,6
Período 1995-2000: -1,4
Período 2000-2005: -2,3

¿Cómo entra un cubano a Hong Kong?

Isidro Estrada

24 de enero de 2013

 

Un mago y sus amigos, todos cubanos, me demuestran que la bondad anida en cualquier sitio. Y no es truco.

 

Advertencia!: Primero pasará un camello por el ojo de una aguja, que permitir a un cubano entrar en la RAE de Hong Kong (frase que debería estar escrita en letras doradas en alguna pared de la Oficina de Inmigración de Hong Kong en Pekín)

 

Hong Kong es un sitio vedado a los cubanos, off-limits, como se dice en inglés. No somos bienvenidos en modo alguno, pues sus autoridades viven convencidas de que cada cubiche suelto por el mundo está empeñado en solicitar asilo en ese pedacito de tierra.

Quien intente viajar a esa región con pasaporte cubano, debe estar sicológicamente preparado para someterse a desgastantes sesiones de interrogatorios, en las cuales le pedirán hasta el documento del día en que se hizo pionero, además de hacer constar el compromiso de salir de allí con la premura de un corredor de fondo, demostrar que se tiene una buena suma en el banco y que uno se hospedará todo el tiempo en un hotel.

 

Estuve a punto de desistir del viaje y optar por Mongolia, o Malasia, que no nos piden visa. Pero mis empleadores chinos en Pekín insistieron en que viajara a HK, pues la ley china establece que para recibir visas de trabajo, los extranjeros, incluso si han vivido largo tiempo en China, deben salir del continente y regresar.

 

Adujeron asimismo que HK es “parte de China (¡ja,ja,ja, el mejor chiste chino!)” y que “mei banfa” (no hay arreglo, en chino).

 

En consecuencia, haciendo de tripas corazón, planté cara a mis “verdugos” de Inmigración, quienes al final –parece que por puro cansancio, después de seis viajes a su oficina– dieron su brazo a torcer y me permitieron la entrada a su muy particular versión del Reino de los Cielos.

 

QUIMBOMBÓ EN LA CHISTERA

 

Como contraparte, empero, puedo alegar que las horas amargas de lucha con la oficinita de marras, se borraron en cuanto aterricé en la ex colonia británica y me acogieron cuatro compatriotas desconocidos hasta entonces.

 

Si bien había intercambiado correos electrónicos con el mago José Antonio, no fue menos sorpresiva la bienvenida que él y sus amigos me ofrecieron. Y allí estaban esperándome: José Antonio Almenares (natural de Santiago de Cuba), con su esposa Jennifer, su preciosa hija, Sofía, y su ayi filipina; su asistente en el mundo de la magia, la camagüeyana Duliet, con su esposo chino Alvin y sus dos pequeños hijos; y el filósofo e investigador Eduardo Freyre Roach (habanero casado con hongkonesa), toda una cátedra del saber.

 

A David Chala, un músico matancero de armas tomar, lo conocí al día siguiente. Y sobre la mesa, la pierna del “machito” asada, el congrí, la ensalada y el mejor truco del mago: ¡quimbombó que resbala! Como salido del sombrero del ilusionista, por pura magia.

 

Todos mis nuevos amigos se han asentado en el Territorio tras residir en otros países, en especial Canadá. También la tuvieron difícil para entrar a HK en algún momento, pero una vez asentados aquí, la vida les ha sonreído y concuerdan en que esta ciudad les ofrece posibilidades de vida comparables a las de la propia Europa.

 

Por mi parte, tengo deuda de gratitud muy especial con José Antonio y familia. El único mago cubano que conozco en China y sus alrededores, obró el truco honesto de hacerme sentir en casa estando en tierra lejana.

 

Con un pase de varita mágica desenredó los nudos de mi cansancio, frustración e impaciencia. Y terminó por sacar de su sombrero de copa, halándola de las orejas, una amistad sincera que espero dure mucho más que las actuales impedimentas para que los cubanos visitemos el peñasco del sur.

 

HAY UN OLORCITO…

 

La primera señal de que estaba en Hong Kong me la dio un bebedero. Aún sin haber salido del aeropuerto me sorprendí al ver gente bebiendo directamente de un aparato empotrado en la pared, algo impensable en Pekín, donde el agua del grifo puede contener cualquier cosa, desde amebas que bailan aserejé, hasta residuos de la central nuclear de Chernóbil, vaya usted a saber…

 

Luego comprobé que la cuenta en mi tarjeta de banco había crecido, pues con la actual tasa de cambio entre dólar de HK y el RMB, el segundo se impone por nocao, y lo que uno trae de Pekín se multiplica con ganas y de manera automática.

 

La cosmoplita Hong Kong

 

La cosmoplita Hong Kong adquiere una segunda vida después de las 10 de la noche.

 

Claro, esta alegría en casa de pobre dura poco, pues en cuanto uno se monta en el Metro de HK, viaja en taxi o en una modesta guagua interurbana, se percata de que eso de darle la vuelta a la ciudad por dos modestos yuanes (unos 0.30 dólares de EEUU) sólo se consigue en la parte continental.

 

Mi mujer suele decir a modo de consuelo, que el 20 por ciento que el Estado chino me retira cada mes de mi sueldo oficial (y de cualquier colaboración que haga con entidades estatales), va a parar a las arcas de nuestro cada día más eficiente sistema de transporte público en Pekín. (Pero ojo, que a juzgar por los precios, parece que el guagüero hongkonés me cobra el impuesto directamente).

 

La tercera señal de que uno está en China, pero no está en China, deriva de la necesidad inmediata de sacarse todo lo que uno traiga de abrigo. HK es subtropical, en teoría, pero puede gastarse una canícula similar a La Habana, incluso en noviembre, y para subrayar la similitud geográfica hasta dispone en sus atestadas calles de repetidas hileras de palmitas reales –totalmente desconocidas en la China del centro y norte.

 

Por último, cuando uno ya sale de la terminal aérea, un aroma muy diferente al de Pekín le estalla en pleno rostro. ¿Cómo describirlo? Vaya, es algo así como el olorcito ese que desprenden los establecimientos gastronómicos concentrados en el “Mall” de Carlos III, en La Habana. ¿Lo recuerdan? Pues más o menos así huele el enclave. Al menos a primera nariz.

 

Como dije ya, Hong Kong es China, sí, pero a la misma vez no lo es. Y si a la Inmigración hongkonesa le aterran los cubanos, al hongkonés de a pie le causan más temor sus propios compatriotas al otro lado de la frontera, según me explica Henry Cheng, un ex periodista devenido prestidigitador (¡sí, otro mago!), quien pronostica que una eventual arribazón de “continentales” arruinaría la boyante economía del enclave, que “hoy goza de un ritmo de crecimiento incomparable, el más alto del mundo”.

 

Debe ser por eso que se ha limitado la cifra de mujeres de la parte continental que pueden parir en hospitales de HK, lo que a la larga les facilitaría entrar a la RAE como Pedro por su casa, por ser madres de un chino nacido allí.

 

Henry pasa por alto, sin embargo, que en más de una ocasión China ha dispuesto una especie de tubería de dinero y otros recursos que han fluido incontenibles hacia HK, como ocurrió ya en 1997, cuando la crisis financiera asiática, y luego, a partir de 2008, cuando estalló la crisis mundial.

 

Pekín es el primer interesado en que su vitrina capitalista del sur se mantenga como joyero inmarcesible, ajeno en todo lo posible a los avatares que marcan la vida china al norte del diminuto territorio.

 

No en balde los hongkoneses se dan lujos que no tienen sus compatriotas. Y no me refiero al mundo de la pacotilla y placeres mundanos, sino a ciertas prerrogativas más trascendentales.

 

Como montar tinglados de la secta Falun Gong (prohibida en China continental) por todas las esquinas y echar pestes del Partido Comunista –incluso pedir el enjuiciamiento de sus líderes en cortes internacionales-, lo cual hacen a cualquier hora y sin que nadie los perturbe.

 

Un tanto a favor de China. Una lección de flexibilidad y pragmatismo, que habrá que agradecerle siempre a las grandes ideas del pequeño Deng Xiaoping, quien se lo dejó claro a Margaret Thatcher en los años 80, cuando le aseguró que “por largo tiempo” en HK se mantendrían vivas hasta las carreras de caballos. Bueno, cuando aquello no había Falun todavía.

 

Otra característica que me mantuvo consciente de que me había alejado de Dongbei (noreste de China) fue la masiva presencia de edificios del estilo arquitectónico Lingnan, o más conocidos en el sur de China como Tong Lau.

 

Si de algo salí convencido es de que las raíces chinas que aún anidan en nuestra isla nada le deben a la cultura pequinesa, o del norte de China en general. Nuestra “chinada” hay que buscarla de Cantón hacia abajo, en el arco de ciudades que forman los territorios de HK y Macao, y las provincias de Guangzhou (Cantón) y Hainan.

 

Ese es el estilo arquitectónico y de vida que promovieron en Cuba los cientos de miles de chinos que estuvieron llegando por más de un siglo.

 

Paraíso para ligones de ocasión

 

Si en el norte de China el ligue de ocasión suele ser un problema, por la mojigatería y prejuicio que se han cocido en el horno de los preceptos maoístas y confucianos, en HK sucede todo lo opuesto.

 

David Chala, excepcional percusionista cubano, escogido por el Circo del Sol para su Danza del Fuego, afirma que ello obedece en buena medida a la continua llegada de mujeres desde Indonesia y Filipinas, quienes por lo regular llegan en busca de trabajo como domésticas, solas y por largos períodos de tiempo. Así, en fines de semana es común verlas agrupadas en las esquinas más concurridas de la urbe, listas para derretirse al primer piropo.

 

Apercibas de este desprejuicio local – y de las pródigas madrugadas hongkonesas, calientes en todos los sentidos- , numerosas latinoamericanas han optado por engrosar el flujo migratorio femenino.

 

Sólo que éstas, a diferencia de las hijas de Manila y de Yakarta, desembarcan con un propósito en potencia más rentable: hacer la calle, con tarifas que van de los 600 a los 1.200 dólares hongkoneses (78 a 155 dólares USA) el lance.

 

“Yo estoy en HK por culpa de Chávez,” asegura la venezolana Gladys, a quien acabo de conocer en un bar del centro, al que me han traído mis anfitriones. La joven se empeña en acusar al mandatario de su infortunio profesional, culpándolo de no encontrar en empleo en su país de origen.

 

Y por eso procura sustento en tierra lejana con el oficio más antiguo del mundo. A pesar de lo que me explica, no veo clara la asociación (quizás por el vodka que mis amigos me brindan generosos, que me está nublando las entendederas).

 

Sobre todo porque detrás de Gladys llegan una dominicana y seis colombianas. Todas me cuentan que están aquí “porque allá la cosa está muy difícil” y hay familias que mantener. Curioso, las demás no culpan a Danilo Medina, ni a Juan Manuel Santos, por sus infortunios. ¿Entonces? O no entiendo bien, o política y vodka no hacen buen cóctel.

 

Salgo por un instante al aire de la madrugada, en busca de un cajero automático –ya es hora de pagar mi ronda de tragos-, y me tropiezo con una despampanante hongkonesa. “Hola” –saluda obsequiosa. “Me llamo Ivonne y puedo curar tu soledad. Soy una mujer de ‘verdad’”

 

No entiendo la aclaración. De pies a cabeza se le nota la femineidad. Debe haber comprendido que estoy de paso y por eso no asimilo la aclaración, porque me lleva hasta la esquina y señala hacia un grupo de “damas”, a pocos metros de distancia.

 

“Preciosas”, pienso. “Son travestis,” me aclara Ivonne. Una vez más pienso que el vodka entumece los sentidos. Si ella no me lo dice, ni me entero. Como ha cambiado el mundo. O yo no he sabido cambiar con él.

 

Me despido amablemente de Ivonne y al encaminarme de vuelta al bar donde aguardan mis amigos, una melodía me detiene. En el bar de enfrente, una banda filipina, con extraordinaria afinación y sentido del “cover”, está interpretando “Stairways to Heaven” –el clásico de los 70 de Led Zeppelin.

 

Me siento allí y me quedo alelado. Al rato les pido tocar “Blue Bayou” y –amables los filipinos– me complacen. Me devuelven a los años en que Roy Orbison, y luego Linda Rondstadt, reinaban en la radio.

 

Una hora después, el mago José –que ya me daba por perdido- me encuentra atornillado a una banqueta, cantando junto a la banda “Play that funky music, white boy”, con una cerveza mexicana Corona en mano –definitivamente, el vodka pone al cabeza mala– y brindando conmigo mismo por un tiempo en que no existía el reguetón y las mujeres eran… mujeres.

CNN Chile entrevista al abogado Mijail Bonito, secretario de Relaciones Internacionales de Cuba Independiente y Democrática (CID), sobre la reforma migratoria de Cuba. El representante del CID advierte que el régimen de los hermanos Castro mantendrá el control sobre quién puede emigrar de Cuba.

Países que no les exigen visas a los cubanos

Continente

     País

Normativa

Legislación

África

 

 

 

 

República de Botswana

Hasta 90 días

Ilegal (Multa – Prisión)

 

Guinea

Hasta 90 días

Ilegal (Prisión 6 meses a 3 años)

 

Kenia

Hasta 90 días, deben pagar 25 USD al llegar

Hombres ilegal (hasta 14 años de prisión) / Mujeres legal

 

Namibia

Hasta 90 días

Ilegal

 

Seychelles

Hasta 30 días

Hombres ilegal / Mujeres legal

 

Togo

Hasta 7 días

Ilegal

 

Uganda

Visado entregado a la llegada

Todos los actos homosexuales masculinos son ilegales. (Multa – hasta cadena perpetua). Un proyecto legal de 2009 (pendiente) aumentaría las penas para “infractores reincidentes” y personas con VIH, incluyendo la pena de muerte. Propone impedir el activismo pro derechos LGBT mediante la prohibición de esta literatura y hablar en público sobre temas LGBT, y añadiría los actos sexuales lésbicos a la lista.

América

 

 

 

 

Dominica

Hasta 28 días

Ilegal (10 años de prisión)

 

Granada

Hasta 60 días

Hombres ilegal (10 años de prisión) / Mujeres legal

 

Haití

Hasta 90 días

Legal

 

San Cristóbal y Nieves

Hasta 30 días

Hombres ilegal (10 años de prisión) / Mujeres legal

 

Santa Lucia

Hasta 45 días

Hombres ilegal (Multa y/o 10 años de prisión) / Mujeres legal

 

San Vicente y las Granadinas

Hasta 30 días

Ilegal (Multa y/o 10 años de prisión)

Asia

 

 

 

 

Camboya

Hasta 30 días, deben pagar 20 USD al llegar

Legal

 

Georgia

Visado entregado al llegar

Legal. Se permite la adopción por personas homosexuales, pero no el matrimonio.

 

Kirguistán

Hasta 30 días, deben pagar entre 40 y 100 USD al llegar

Legal

 

Laos Hasta 30 días, deben pagar 30 USD al llegar

Legal

 

Malasia

Hasta 90 días

Ilegal (Multa, azotes o hasta 20 años de prisión)

 

Maldivas

Hasta 30 días

Ilegal

 

Mongolia

Hasta 30 días

Legal

 

Singapur

Hasta 30 días

Hombres ilegal (hasta 2 años de prisión, sin ejecución desde 1999) / Mujeres legal

 

Timor Oriental

Hasta 30 días, deben pagar 25 USD al llegar

Legal

 

Indonesia

Hasta 30 días, deben pagar 10 USD al llegar

Legal, excepto para musulmanes en la provincia de Aceh.

Europa

 

 

 

 

Bielorrusia

Hasta 30 días

Legal

 

Montenegro

Hasta 90 días

Legal

 

Rusia

Hasta 30 días

Legal (de 1917 a 1930, y desde 1993). La propaganda homosexual estará prohibida en San Petersburgo hasta 2112.

 

Serbia

Hasta 90 días

Legal (desde 1994). Está prohibida la discriminación y las personas transexuales pueden cambiar de género.

Oceanía

 

 

 

 

Islas Cook

Hasta 31 días

Hombres ilegal (Hasta 7 años de prisión) / Mujeres legal

 

Estados Federados de Micronesia

Hasta 30 días

Legal

 

Niue

Hasta 30 días

Legal

 

Palau

Hasta 30 días

Hombres ilegal (Multa y hasta 10 años de prisión) / Mujeres desconocido

 

Samoa

Hasta 60 días

Ilegal

 

Tuvalu

Hasta 30 días

Hombres ilegal (Multa y hasta 14 años de prisión) / Mujeres legal

 

Vanuatu

Hasta 30 días

Legal

Cuba, de la esperanza a la decepción

Gonzalo Ramos y Juan Manuel Coronel

 

Las nuevas disposiciones migratorias para Cuba son un espejismo que deja a su suerte a los miles de cubanos que esperaban con ansias una apertura migratoria luego de 36 años. Ahora les costará el doble obtener pasaporte y visa.

 

La modificación a la Ley de Migración cubana, anunciada como una de las más importantes reformas en esta materia desde 1976, no cambia mucho la situación de miles de cubanos que esperan una oportunidad para salir de su isla natal.

 

El martes 16 de octubre de 2012, la Gaceta Oficial del Ministerio de Justicia publicó el Decreto-Ley No. 302 que los cubanos podrían salir de la isla sin tener que solicitar un permiso, solamente mediante el trámite de pasaporte y visa al país de destino.

 

La reforma modifica los principales artículos de la Ley de Migración y añade otros tres que contienen restricciones para expedir pasaportes y para abandonar el país.

 

Todo parecía indicar que los cubanos tendrían más libertad para atravesar sus fronteras, sin embargo, a una semana de haber entrado en vigor esta disposición, el panorama se tornó de esperanza a decepción.

 

En las largas filas afuera de las 195 oficinas de Carné de Identidad y de Inmigración y Extranjería que se instalaron en todo el país, salieron a flote los principales problemas. Si bien se eliminaron la Carta de Invitación y el Permiso de Salida, también aumentó el costo del pasaporte al pasar de 55 a 100 dólares.

 

“La Carta de Invitación era un trámite que tenían que hacer los parientes o amigos de otros países cuando querían invitar a un cubano de la isla a que los visitara. Costaba entre 200 y 300 dólares”, explica Luisa, residente cubana.

 

Hoy jubilada, ella indica que ahí sólo comenzaba el calvario, ya que todavía debían obtener el Permiso de Salida, que se solicitaba al gobierno cubano y cuyo costo era de 150 dólares.

 

Doña Luisa vivió en México una parte de su vida, pero su lugar estaba en la isla que la vio nacer y que recorrió durante las Campañas de Alfabetización, luego del triunfo de la Revolución, cuando ella tenía 15 años.

 

En Cuba la televisión mexicana es muy popular, muchos lloraron la reciente muerte de la cantante Jenny Rivera, pero igualmente disfrutaron en su momento de “La Voz México”. Hasta la fecha sonríen cuando en sus pantallas aparece María Félix o Pedro Infante.

 

Por eso, Luisa quiere venir de nuevo a México. “Salir a respirar aunque sea, antes de morirme”, dice con nostalgia. “Ahora por parte del gobierno cubano ya no existe restricción alguna”, indica la madre de un músico que reside en España.

 

“Como cualquier ciudadano del mundo, con un pasaporte y una visa cualquier cubano puede ir a donde quiera, hacerse ciudadano del país que quiera y regresar a Cuba, siempre y cuando no pase de los dos años”, explica.

 

Pueden salir, pero no tienen adónde. Con la eliminación del permiso de salida, la visa se convierte en el principal obstáculo para migrar del país.

 

“La mayoría de países nos tiene vetados y no nos dan visas, principalmente España y México. En México porque los que salen sólo lo utilizan para saltar a Estados Unidos”, reseña Pedro Ordóñez, estudiante de medicina en la Escuela Latinoamericana de Medicina en el municipio de Miramar.

 

Son contados los países donde podrán migrar sin Visa. Tan sólo en el continente americano existen pocas opciones y las más llamativas son República Dominicana y Ecuador, con la condición de que su estadía no pase de tres meses.

 

En Europa hay otras opciones: Rusia, Serbia y Montenegro. En Asia, Indonesia, Malasia y Singapur, pero ninguno de estos destinos está en la lista de los cubanos que buscan mejores condiciones de vida.

 

En México las restricciones también son un suplicio. El Instituto Nacional de Migración (INM) impone que los cubanos tienen que ser invitados al país por algún residente, el cual debe acreditar tener dinero suficiente en sus cuentas para mantener y pagar la estancia del invitado, además de dar una cuota de 30 mil pesos mexicanos, la cual se pierde si el turista cubano se queda a vivir o usa a México como trampolín para pasar a los Estados Unidos.

 

También se prohíbe que los migrantes puedan visitar ciudades fronterizas del norte mexicano, pues existe el riesgo de que crucen al otro lado o puedan acogerse al asilo político.

 

En su estudio “Extranjeros Residentes en México”, el INM registra que desde 2009 existen 10 mil 300 cubanos residentes en el país y la cifra de visitantes de la isla continúa en aumento. En 2012, sólo por vía aérea entraron 41 mil 632 cubanos, de los cuales cerca de 2 mil ingresaron al país en calidad de no migrante ilegal.

 

Espejismo. La migración ilegal seguirá siendo una de las principales puertas para salir de la isla. Las principales entradas al país son Quintana Roo y la Ciudad de México. Las autoridades de migración estadounidense señalan que, en promedio, dos de cada diez cubanos entran de forma ilegal al país y no son registrados en su trayecto hacia Estados Unidos.

 

Para los migrantes que intentan llegar a Estados Unidos, el trayecto es peligroso y más aún con el aumento de la actividad del crimen organizado en el Golfo de México, el cuál ha alcanzado a los traficantes de indocumentados entre Estados Unidos y Cuba.

 

Maritza Ortiz narra que su hermano vivió en carne propia el drama del inmigrante cubano que, en busca de las playas de Miami, fue secuestrado por los denominados “balseros” a los que les había pagado 5 mil dólares para que lo transportaran.

 

“Ellos sabían que tenía familiares en Miami y pidieron como rescate más de 20 mil dólares, prometieron llevarlo sano y salvo a Estados Unidos, pero una vez pagado el dinero lo abandonaron en mar mexicano. Ahí fue detenido”, reseña con tristeza la mujer sentada afuera de su casa en La Habana Vieja.

 

El hermano de Maritza logró regresar a su país y formó parte de los 2 mil 960 cubanos detenidos en las estaciones migratorias del INM y de los cuales se deportó a 310 de vuelta a la isla.

 

Patrimonio seguro. El sueño del ciudadano Orestes suena sencillo: migrar a México con su esposa, muy posiblemente a Cancún, donde podría tomar un trabajo cualquiera y ganaría mucho más que los cerca de 17 dólares mensuales que obtiene en una oficina gubernamental.

 

Una vez reunido el dinero suficiente, le gustaría regresar a La Habana y comprar una casa donde pasar su vejez tranquilamente.

 

En noviembre de 2011, luego de una prohibición de más de 45 años, el gobierno cubano modificó la Ley 288, haciendo posible la compra y venta de bienes inmuebles. Anteriormente, los cubanos sólo podían adquirir propiedades mediante herencia o permuta.

 

Orestes reconoce que muchos de sus conocidos están vendiendo su único patrimonio para poder aprovechar esta nueva situación y buscar oportunidades en otros países. No todos piensan como él, muchos se van para no regresar.

 

Como si se tratara de una predicción, la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), en su Anuario Demográfico de Cuba 2011, plantea proyecciones en las que la isla tendría 218 mil 892 habitantes menos para 2025, casi 2 por ciento de la población actual.

 

Pero Luisa asegura que ella no se va a ir para siempre, que sólo quiere “salir a tomar aire”. Dice que regresará a la isla que vio nacer y crecer a su hijo, la misma que recorrió en brigadas al lado de Ernesto “Che” Guevara y defendió con firmeza tras el triunfo de la Revolución.

 

“El problema es que el resto del mundo no nos apoya, nos pone la visa muy difícil”, afirma con tristeza.

 

Explica que en su caso ha juntado con muchos sacrificios el dinero necesario para pagar sus trámites, pero no tiene amigos en México que soliciten su visa para poder salir de la isla con mayor facilidad.

 

“¿Cómo voy a solicitar mi visa allá si yo estoy aquí? Entonces no me sirve de nada la apertura, porque el mundo está en contra de nosotros”, concluye desesperanzada.

 

La avalancha de migrantes

 

Los opositores al régimen en Cuba han alzado también la voz criticando la reforma por ser discrecional, e inclusive exigen al gobierno de Estados Unidos que proteja a Miami de una posible “avalancha de migrantes desde Cuba”.

 

Disidentes que viven en la isla se han manifestado en foros de internet y en las redes sociales y señalan que el gobierno cubano sigue teniendo el control sobre quiénes pueden o no salir de la isla.

 

En los incisos D y H del artículo 23 de la Ley de Migración, se estipula que los ciudadanos cubanos residentes en el territorio nacional no pueden obtener pasaporte corriente por razones de Defensa y Seguridad Nacional o cuando por otras razones de interés público, así lo determinen las autoridades facultadas.

 

Organizaciones como el Foro Patriótico Cubano, formado por exiliados de la isla en Estados Unidos, emitieron una petición de apoyo al pueblo estadounidense para que “proteja a Miami y al resto del país de una avalancha inmigratoria proyectada por el gobierno comunista de Cuba”.

 

“Esta es una maniobra para enviar a cubanos a países libres con el único propósito de salir a buscar fondos y regresen a Cuba para seguir alimentando la dictadura”, denunció en rueda de prensa Alfredo García Menocal, secretario de Foro Patriótico.

Vídeo de Rosa María Payá Acevedo

para Conferencia Internacional Oswaldo Payá

El costo del pasaporte para los cubanos que residen en la patria es de cien CUC -equivalente al dólar-, en un país donde el salario medio mensual es de unos veinte dólares.

 

El costo del pasaporte para los cubanos que residen en el extranjero es de unos trescientos dólares.

 

El costo del pasaporte para los panameños es de cincuenta dólares, donde quiera que residan. El salario mínimo en Panamá es superior a los cuatrocientos dólares.

 

Los costarricenses deben pagar 56 dólares por el pasaporte, los guatemaltecos 30, los nicaragüenses 31 si es por primera vez y 7,2 si se trata de una renovación, y los hondureños 35 dólares, si tramitan un pasaporte con vigencia de cinco años, ó 50 dólares, si se necesita que sea por diez.

 

En Argentina, Bolivia, Paraguay y Perú el pasaporte cuesta 80, 70, 30 y 15 dólares, respectivamente.

 

En Ecuador el pasaporte cuesta 70 dólares.

 

En Brasil el pasaporte cuesta 76,80 dólares.

 

En Venezuela el pasaporte es gratis para las mujeres mayores de 55 años.

 

En Chile el pasaporte cuesta 48.900 pesos (unos 102,94 dólares) para el de 32 páginas y 60.720 pesos (136,25 dólares) para el de 64, en ambos casos con una vigencia de cinco años. 

El exilio y la oposición

ante la nueva ley migratoria

Rafael Rojas

19 de enero de 2013

Todo parece indicar que nos encontramos ante un cambio de sentido en la experiencia de la oposición en Cuba.

A pesar de sus muchas y puntuales limitaciones, la nueva ley migratoria puesta en vigor por el Gobierno crea mejores condiciones para avanzar en un incremento de la comunicación y el contacto entre el exilio y la oposición interna. Entiendo por exilio a la parte politizada, en un sentido opositor, de la diáspora cubana. Una comunidad pequeña, que conforma una minoría dentro de los más de dos millones de cubanos que residen fuera de la Isla, pero que está viviendo desde los años 90 un proceso de renovación y diversificación generacional e ideológica.

Así como varios líderes y activistas de la sociedad civil y la oposición interna han decidido poner a prueba los límites de la nueva ley migratoria, solicitando sus pasaportes y proyectando viajes al exterior, las principales asociaciones civiles, culturales o políticas del exilio deberían intentar algo parecido, en la otra dirección.

El régimen ha flexibilizado sus controles migratorios con el propósito de captar remesas, estabilizar el flujo hacia el exterior, regularizar las estancias temporales fuera de la Isla de sectores leales —sobre todo del nuevo empresariado— y acelerar la repatriación de la parte no exiliada de la diáspora. No necesariamente tienen que ser esos los únicos cubanos que se beneficien con la nueva ley.

Cambio de sentido

Si se compara la situación cubana actual con la de hace diez años, podría pensarse que hoy estamos más lejos de una democratización que entonces. Hace una década, en la Isla se estaba produciendo la movilización del Proyecto Varela, que desató la represión de la primavera del 2003 y una corriente de solidaridad con los 75 en buena parte del mundo occidental. Ni antes ni después, hubo otro momento de mayor respaldo internacional a una transición pacífica a la democracia en Cuba.

Hoy, parecería que estamos en las antípodas de aquel momento. Lo cierto, sin embargo, es que bajo la supuesta pasividad de la comunidad internacional hacia la persistencia de la falta de libertades en Cuba, subyace la confianza, fundada o no, de que el cambio político de la Isla está más cerca que hace diez años. Sería fácil enumerar algunas de las razones de esa confianza: ancianidad de los líderes históricos, convalecencia de Hugo Chávez, autonomización económica y cultural de varios segmentos —sobre todo, jóvenes— de la sociedad, proliferación de medios digitales alternativos.

Todo parece indicar que nos encontramos ante un cambio de sentido en la experiencia de la oposición en Cuba. Hasta principios de la década pasada, la politización se movía de adentro hacia fuera. Convertirse en un líder de la oposición significaba ser reconocido internacionalmente, gracias, sobre todo, al apoyo del exilio. Ahora el reto es, por lo visto, construir un liderazgo dentro de la Isla, de cara a una joven comunidad politizada, también pequeña, pero con posibilidades de configurar, más temprano que tarde, a los sujetos de una eventual transición.

El régimen, desde luego, es consciente de que la nueva legislación migratoria puede abrir los canales de la politización opositora y arguye el rancio principio autoritario —de derecha, por cierto— de la “seguridad nacional”. La oposición y el exilio deben prepararse, por tanto, para una presión sobre los límites de la nueva legislación que permitirá comprobar, en la práctica, cuánto se podrá avanzar en la extensión de derechos civiles y políticos para todos los cubanos, en los próximos años.

La presión legítima

Cuba, como muchos otros países latinoamericanos, está llamada a ser un país migratorio en las próximas décadas. Con una población envejecida y decreciente de 11 millones de habitantes, una diáspora económicamente sólida de dos millones y medio y un potencial migratorio de medio millón al año, es imposible que la tendencia a la ampliación de derechos económicos, civiles y políticos de los emigrantes no se manifieste en el mediano plazo. Para no ir más lejos, Ecuador, país del ALBA y “socialismo del siglo XXI”, con más de 14 millones de habitantes y 11% de la población en el exterior, cuenta con seis representantes de su diáspora en el parlamento.

El exilio y la oposición tienen la oportunidad de convertir la demanda de extensión de derechos de la emigración dentro de la Isla en una prioridad. El régimen, con toda su vocación y tecnología represiva, tratará de impedirlo. De ahí la importancia de que la presión sea legítima, es decir, respetuosa de los límites que la propia ley impone. Si quiere seguir siendo una oposición pacífica y alcanzar, finalmente, su propia legitimidad dentro de la Isla, la observancia de la norma jurídica, por arbitraria o despótica que sea, es una premisa irrenunciable de esa presión.

La experiencia de la primavera de 2003 enseña que uno de los puntos clave de la represión contra el activismo de la oposición y el exilio dentro de la Isla será siempre la fuente de financiamiento. La diáspora puede cumplir un rol crucial en este sentido, aprovechando recursos propios y evitando que el apoyo material a la oposición interna reproduzca los circuitos tradicionales, dependientes del gobierno de EE UU y de la Unión Europea. Mientras más autónomas sean sus fuentes de ingreso, mayor será el capital moral de la oposición.

La apuesta por la incomunicación y la descalificación mutua entre diversas corrientes de la oposición y el exilio ha demostrado ser uno de los más eficaces mecanismos de preservación con que cuenta el régimen de la Isla. La idea de que es imposible ponerse de acuerdo, entre exiliados y opositores, ha calado tan hondo que no son pocos los que, disintiendo del poder de la Isla, le atribuyen una fuerza omnímoda e inexpugnable. El mito de ese poder ha sido desmontado ya en el discurso: falta impugnarlo en la práctica.

Es evidente que, desde la llegada de Raúl Castro a la presidencia, el Gobierno cubano inició un proyecto de sucesión autoritaria, encaminado a institucionalizar una flexibilización de derechos económicos y civiles, manteniendo cerrado el acceso a derechos políticos de asociación y expresión. La brecha que se abre con la flexibilización de los primeros puede ser aprovechada por la oposición y el exilio para demandar los segundos. Hoy por hoy, solo la oposición y el exilio pueden comprometerse con esa demanda, aunque sus beneficios sean para toda la ciudadanía.

A propósito de la «reforma migratoria»

Jorge Ferrer

16 de enero de 2013

La productora de un programa de radio español me llamó esta mañana para interesarse por la «reforma migratoria» que entró en vigor ayer en Cuba. Le han encargado un «especial» sobre el tema y se veía (o se ve, porque no sé si conseguí sacarla de la confusión) perdida entre un mar de datos, declaraciones y juicios.

Nada como una profesional acostumbrada a tratar los temas más diversos, pero no el de Cuba, para detectar desde su ingenuidad demoledora —la ingenuidad de quien busca basarse en hechos y no en opiniones—, todas las inconsistencias en los discursos, titulares, declaraciones y proclamas que estamos soportando estas últimas horas. (Lo de «Los cubanos estrenan pasaporte» que trajo El País en primera plana hoy ya figura en la antología de la idiotez periodística universal.)

«¿Cómo consiguieron viajar sin pasaporte ni permiso de salida las largas decenas de miles de cubanos que están en España y en medio mundo y van y vienen?»; «Explícame lo de la concesión de visados para viajar, porque tengo entendido que España, México y Estados Unidos ya los daban antes con cuentagotas, ¿no?»; «¿Qué quieren decir con que los deportistas cubanos no podrán salir del país? ¿Es que Cuba se retira de las citas del deporte internacional?»; (Una confesión por el camino): «Yo estuve en Cuba en 2004 y el asedio de los cubanos era insoportable: todos querían ligarse a la “gallega” para escapar de allá. En mi vida había escuchado hablar de “cartas de invitación” y allá me las mencionaron no sé cuántas veces»; «¿Por qué en Miami quieren derogar esa ley que tienen ustedes los cubanos y es la envidia de todos los inmigrantes? ¿Están locos? ¿Eso es mayoritario allá o son los americanos xenófobos los que abogan por ello?»; «¿Qué feedback tienes de los cubanos de a pie, porque a mí, si yo viviera en un país del que no pudiera salir y me lo pusieran más fácil de repente, estaría dando botes de alegría?» Etc., etc…

Y así media hora de respuestas a preguntas de quién no se explica lo que somos, lo que dicen que somos, lo que decimos que somos. Y sonriendo una y otra vez: ¡no digo cuánto cuando escuché lo de «botes de alegría», esa insospechada definición de balsas que arribaron a puerto! Pero sus preguntas, las de un outsider que se asoma por un instante a la circunstancia cubana, me han rondado todo el día.

Ah, ese ligero enigma que es Cuba. ¡Lo de divertido que resulta a veces!

Carrera contra reloj para solicitud de pasaporte

en la Cuba de Fidel Castro

Reforma migratoria cubana

tiene objetivo político

Pablo Alfonso

15 de enero de 2013

 

La prensa internacional recibió la entrada en vigor de las nuevas medidas migratorias cubanas, como una señal de apertura, aunque según analistas en el tema cubano, su mayor impacto será en las relaciones con Estados Unidos

La reforma migratoria de Cuba que suprimió décadas de restricciones a los cubanos para salir del país, es una de las medidas más populares adoptadas por el gobernante Raúl Castro y también, una de las que más repercusión internacional ha causado.

El lunes, largas colas de personas frente a las oficinas de Inmigración y Extranjería, habilitadas en todo el país para tramitar pasaportes, daban cuenta de las expectativas generadas entre los que desean viajar fuera de la isla.

La prensa internacional recibió la entrada en vigor de las nuevas medidas migratorias cubanas, como una señal de apertura, aunque según analistas en el tema cubano, su mayor impacto será en las relaciones con Estados Unidos.

Jaime Suchlicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos (IECC) de la Universidad de Miami, dijo que Cuba usará la ley como un argumento más en favor de que Estados Unidos suspenda la prohibición que impide a sus ciudadanos viajar a la isla.

“Raúl Castro puede decir ahora, yo estoy haciendo reformas, estoy dejando salir del país a los cubanos, por qué ustedes ahora no dejan venir a sus ciudadanos como turistas”, dijo Suchlicki. “Ese es uno de los dos objetivos del gobierno cubano, el otro es sacar gente de Cuba y ganar dinero”.

Para ese segundo objetivo, dijo Suchlicki, el régimen castrista cuenta con los beneficios que la Ley de Ajuste Cubano les otorga a los cubanos que entran a Estados Unidos y que les permite solicitar la residencia permanente en un año.

“La reforma migratoria de Cuba va a repercutir también en la Ley de Ajuste Cubano”, dijo Suchlicki. “Esa ley, se puede modificar, o mejor dicho volver a sus orígenes a lo que era antes, pues nunca fue una ley para aceptar a cualquier cubano que llegara aquí, sino a los que estaban perseguidos por sus ideas políticas¨, explicó.

Por el momento, hay que ver si la reforma migratoria es todo lo amplia que las autoridades cubanas han anunciado. Los límites de esa apertura han comenzado a ser puestos a prueba por algunos opositores como Yoani Sánchez, que el lunes solicitó de inmediato su pasaporte. La funcionaria que la atendió le dijo que en dos semanas lo tendría.

“Tengo esperanzas, pero lo creeré cuando esté en el avión”, escribió Sánchez en su cuenta de Twitter.

De momento, los trámites para quienes puedan viajar al exterior serán menos costosos. Ya no habrá que pagar los casi $300 dólares que costaban el permiso de salida y la carta de invitación ahora eliminados.

Es posible también que con la reforma migratoria los cubanos tengan que enfrentar las mismas limitaciones que sus vecinos del mundo subdesarrollado: Lo difícil que es obtener una visa de turista para visitar los países más prósperos.

Nuevas medidas migratorias

en la Cuba de Fidel Castro

Peligra la Ley de Ajuste Cubano

 

Promulgada en 1966 -siete años después de la llegada de Fidel Castro al poder-, la Ley de Ajuste permite a los cubanos que logran entrar a EE.UU. obtener la residencia permanente después de un año y un día.

Varias agrupaciones de exiliados cubanos en Miami expresaron hoy su temor de que la flexibilización de viajes al exterior recién aplicada en Cuba haga peligrar la Ley de Ajuste Cubano y pidieron a los congresistas estadounidenses de origen cubano que ejerzan presión en Washington para protegerla.

“La ley de ajuste cubano corre peligro de ser derogada, porque se aprobó en los sesenta para proteger a los que escapaban (de Cuba). Ahora van a salir millones de personas más, pero buscando mejoras económicas y no por motivos políticos”, dijo hoy Pedro Pérez, del Partido Liberal Cubano.

Según detalló, ese temor es común a su organización y a otras como la Brigada de Asalto 2506, el Colegio Médico Cubano Libre, el Consejo del Presidio Político Cubano, el Consejo por la Libertad de Cuba, la Junta Patriótica Cubana, Municipios de Cuba en el Exilio, el Partido Protagonista del Pueblo, la Unidad Cubana, el Proyecto Cuba y la Asociación de Músicos Cubanos Libres en el Exilio.

Todas ellas, “como integrantes del Exilio Histórico Consecuente”, se pronunciaron hoy conjuntamente en Miami sobre la reforma migratoria que entró en vigor el lunes en Cuba y que flexibiliza los requisitos que se exigen a los cubanos para entrar y salir de Cuba.

En representación de esas agrupaciones, Pérez defendió que no es correcto llamar “reforma” a esa medida, que, en su opinión, es “un filtro discriminatorio” pensado “para evitar un estallido social, que la oposición engrose sus filas, que el casi millón de desempleados busque sustento fuera de la isla y que los jubilados de Miami vayan allí por temporadas a meter dinero”.

Según dijo, las citadas agrupaciones, reunidas en su mayoría en el llamado Foro Patriótico Cubano, temen que “al llegar miles de personas adicionales a EE.UU. llegue un momento en que el Congreso diga 'hasta aquí; nosotros no podemos permitir la entrada masiva'“.

“Van a darse cuenta de que la Ley de Ajuste Cubano no se está aplicando con el objetivo inicial de proteger a los huidos del régimen”.

En los últimos días medios oficiales cubanos han defendido que la ley de Ajuste “obstaculiza cualquier avance en el proceso de conversaciones para regular la migración de forma ordenada, regular y segura” y la tachan de “paradoja legal y anacronismo”.

“Queremos la colaboración de los congresistas cubanoamericanos para llegar al Congreso y a las esferas de poder de EE.UU.”, apuntó Pérez.

Su intención es, dijo, que estos “busquen resortes que lleven a la Ley de Ajuste Cubano a su espíritu original, que era proteger a los opositores y los que escapaban de Cuba porque no podía respirar en la isla por falta de libertades”.

En opinión de algunas de las organizaciones del exilio más tradicional, “es necesario salvar esa ley”, porque es “una herramienta muy útil para proteger a los opositores, blogueros y otros cubanos que buscan lo mismo que en su día buscamos nosotros: democracia y libertad para Cuba”.

Se calcula que cada año solicitan beneficios migratorios bajo la Ley de Ajuste Cubano unos 20.000 cubanos: unos 18.000 por vínculos familiares y el resto arguyendo persecución política.

Según los datos que dio el secretario de Consejo de Estado de Cuba, Homero Acosta, cuando anunció estas medidas, en 2011 viajaron a Cuba más de 400.000 cubanos residentes en el exterior, de los que 300.000 residían en EE.UU.

La Dirección de Inmigración y Extranjería (DIE) de la Cuba de Fidel Castro informó que las condiciones están creadas para la entrada en vigor de las normas jurídicas referidas a la actualización de la política migratoria,

prevista para el 14 de enero.

Cubanos recién repatriados por guardacostas de Estados Unidos cuentan sus vivencias

Pasajeros sin destino

Norberto Fuentes

15 de enero de 2013

 

La noción de que una isla es un lugar del cual no puedes escapar surgió tarde en mi juventud. No había cumplido 30 años cuando me vi enredado en el más notorio de los escándalos literarios de la Revolución: el caso del poeta Heberto Padilla, de 1971. Padilla había sido arrestado y todo indicaba que el próximo sería yo, por haberme destacado como un escritor disidente. Entonces se apareció en mi casa un novelista llamado Ezequiel Vieta, del doble de mi edad, que se declaraba como “fan incondicional” de mi literatura. Había que hacer un esfuerzo de imaginación para aceptar que un delgado librito de 100 páginas alcanzaba el rango de “literatura”. El caso es que Ezequiel, no sé de qué manera, se había agenciado de un coche Hillman Triumph, nuevo de paquete y se presentaba en mi casa para ofrecerme la llave de ignición y ponerlo a mi servicio. “Toma el carro y huye”, me dijo. “No te dejes capturar”. Tuve la cautela de no herir sus sentimientos, pero tuve que explicarle que Cuba no tenía fronteras terrestres con otros países y que el movimiento estaba limitado hasta las costas. “Sí”, respondió, meditativo. “Cierto. Es el problema de las islas” “Además, Ezequiel”, le dije, “no te olvides que el combustible está racionado”.

 

Bueno, parece ser una condición insular. Recuerdo que a la primera persona que le escuché el tema fue precisamente a la que luego sería la mujer de Padilla, ella misma una poetisa, Belkis Cuza Malé. Trabajaba en el órgano oficial del Partido, el rotativo Granma, una especie de Pravda cubano pero con más páginas y vivos titulares en tipos rojos. Pedían la expulsión de Belkis del comité de la Juventud Comunista debido a un embrollo de tipo más bien literario. Citó una frase del gran novelista cubano Alejo Carpentier sobre la gente que vive en las islas que tienen la eterna necesidad de abandonarlas. Se pueden imaginar el efecto que eso causó, las sospechas que levantó, sobre las intenciones de la infeliz. El cuento es mucho más largo pero me extenderé en otra ocasión. El caso es que Belkis libró con una amonestación. Pero yo nunca olvidé la impresión que me causó la frase de Alejo memorizada por Belkis. Aunque todavía la persecución sobre mí tardaría algunos años en hacerme sentir el peso opresor de la Isla.

 

Pero les confieso que yo por aquella época no tenía la menor intención de irme, ni aunque Ezequiel me hubiese agenciado un Hillman anfibio. Pese a que me persiguieran, Cuba y su Revolución era una aventura que yo no quería perderme por nada del mundo. Había peligros, por supuesto, pero qué verdadera aventura no los tiene. En realidad, uno se creía pertenecer a un conglomerado social muy privilegiado. Éramos un pueblo de elegidos. Nada que ver con estas decenas sino centenares de miles de cubanos que están haciendo filas desde hace días frente a las oficinas de solicitud de pasaportes. Es lo que me informan amigos y parientes desde Cuba, en el consabido lenguaje en clave. Es como si trataran de ganar distancia de un volcán. Lo curioso, sin embargo, es que huyen de un volcán que se apaga. El pueblo elegido huye.

 

Las autoridades afirman que se habilitan unas 200 oficinas, dispuestas a lo largo del país. Expedir pasaportes es su misión. Pasaportes como quien distribuye los productos de la cartilla de racionamiento. Y las colas, organizadas como se han acostumbrado los cubanos durante medio siglo de escaseces. Nombran unas especies de delegados —a veces voluntarios, a veces por una modesta paga— que mantienen cinco o seis puestos en la fila mientras uno se puede retirar hacia otras labores.

 

“Oye, están locos”, me dice Many Bouza, pero en lenguaje claro y abierto, porque nos estamos tomando una cerveza aquí, en Miami. Many tiene una oficina de bienes inmuebles y maneja un Mercedez Benz. Nos hicimos amigos hace pocos años cuando descubrimos que coincidimos en la misma zona de operaciones del Escambray, cuando la limpia de alzados. “Mis primos están vendiendo su apartamento en La Habana por 15 mil dólares. Y todavía no saben para dónde van, ni qué va a hacer donde aterricen, ni de qué van a vivir. Tampoco saben que los 15 mil dólares no le alcanzan ni para un mes de vida”.

 

Pese a todo, la actividad es febril y ocupa sin sosiego la imaginación del país desde que el Gobierno anunció a fines de año que eliminaría la tristemente célebre tarjeta blanca. La resolución es vista como un equivalente de la legalización de la droga en otros países, o en los estados de la Unión que así lo han decidido. Con la diferencia de que en San Francisco o en Seatle te puedes atiborrar de marihuana, pero los cubanos lo único que van a tener por lo pronto es un documento de pastas de cartón, dentro del cual está su foto, su nombre y 32 páginas en blanco.

 

La nueva legislación que el Gobierno cubano puso en vigor este 14 de enero, según sus propias estadísticas, evitará que más del 99 % de la población de la Isla se vea obligada a sufrir engorrosos trámites burocráticos. Lo dice con aire triunfal y como si reivindicaran una causa más a favor del pueblo. Callan que, hasta la fecha, la sola pretensión de salir del país te convertía en un ciudadano bajo sospecha de actividad contrarrevolucionaria. Caías de inmediato bajo el escrutinio de los “servicios”.

 

Las cosas cambian. “Es la dialéctica”, hubiésemos dicho en nuestros años de descubrimiento y aprendizaje del marxismo. Te podían triturar hoy, pero mañana descubrían que era un error o alguien te quería salvar la vida. Entonces se acudía a la dialéctica. Era un bálsamo polivalente, se diría que mágico. Así que, tranquilo. Ahora te agencias una visa, te compras tu boleto, te presentas en el aeropuerto y espera la llamada de abordar. Es decir, los nacionales cubanos somos iguales que los extranjeros. Se cumple finalmente el sueño del famoso chascarrillo, el del niño cubano que quiere ser turista cuando sea grande.

 

Sin embargo, las esperanzas que se cifran en el 14 de enero parecen conducir desde ahora a un callejón sin salida. Yo no quiero pensar que sea una enorme burla del Gobierno cubano con sus súbditos, aunque de acuerdo a ciertas manifestaciones de personalidad tanto de Fidel como de Raúl, se puede esperar cualquier cosa. Sobre todo, porque ambos son muy vengativos. No quiere decir desde luego que no tengan razón en acabar de resolver un problema que a ellos les es imposible de todos modos dar solución. Pero también yo siento una cierta manifestación de orgullo herido, de carácter ofendido, en ellos. “Con todo lo que hemos tratado de hacer por ustedes, y miren cómo nos pagan”. Además, los dos son muy dados a la relación feudal con los que consideran sus subordinados. La educación que recibieron en la finca del despótico Ángel Castro. Recuerdo la frase que con más fuerza le oí repetir a Fidel: “El poder es para usarlo”. Lo cierto es que no existen muchos sitios que acepten cubanos sin visas, y los que no ofrecen inconvenientes en recibirlos, limitan de cualquier modo el tiempo de estancia. La situación es como aquella aldea cayún descrita por William Faulkner que Hollywood fabricó para una película: unas paredes falsas en la que tú abrías la puerta para caer directamente al océano.

 

No obstante, algunos modestos beneficios se pueden encontrar todavía hoy de la enrarecida actividad priorizada por la población. Por lo menos se sabe de algunos avispados propietarios de computadoras que te venden por el precio de un euro una lista “actualizada” de los países que aceptan cubanos cuyos pasaportes carezcan de visa. La relación cabe en una simple hoja de papel carta impresa por una sola cara. De todos los continentes, los asiáticos son los que se muestran más generosos, encabezados por Mongolia. Ya ustedes saben, aterrizar en Ulán Bator y más tarde a disfrutar de la espesa leche de yak tomada en el desierto de Gobi bajo cero y cercados por una jauría de lobos. Por su parte, los hermanos países africanos no se destacan como muy complacientes. Ni siquiera los angolanos y la historia de nuestros 2.000 combatientes internacionalistas muertos por su libertad parecen conmoverles. No solo te exigen visa, sino que enseñes la plata de que dispones. Y ésa es la otra espada de Damocles que pende sobre la masiva oleada de emigrantes que empuja en las colas. Nadie responde a la pregunta básica de quién paga los pasajes y con que qué se van a mantener en sus lugares de aterrizaje.

 

La respuesta a este dilema logístico se encuentra para muchos en el carácter emprendedor de los cubanos. El mismo Many Bouza me decía ayer una frase para mí memorable: “Ningún cubano sabe lo que vale hasta que llega a Estados Unidos”. Y Many, advierto, no es el cubano contrarrevolucionario típico de Miami. Es un hombre de éxito en esta ciudad, pero siempre me llama la atención con el candor que se refiere a los compañeros junto a los que luchó en Cuba. No le falta razón, por lo menos en lo que a las ventajas del desplazamiento se refiere. Como el ejemplo de aquel oscuro técnico de una planta local de Coca-Cola en La Habana, que terminó siendo presidente de ese emporio y uno de los hombres más ricos del mundo: Enrique Goizueta. En fin, que según Many, puede ser un simple asunto de dislocación.

 

Cierto que para una sociedad entrenada en una economía hecha para sacar aceite de las piedras, la supervivencia cotidiana tampoco debe ofrecer escollos insuperables.

 

El asunto, una vez más, radica donde siempre ha radicado para los cubanos en lo que concierne a la economía: en la reproducción del dinero. Porque no crean que ninguno piensa en destinos del Tercer Mundo. Se sabe que la primera gestión se dirige hacia la compra de visas de los países altamente desarrollados, hechos desde luego a la medida de Goizueta y de mi amigo Many. Grandes metrópolis, eso es lo que necesitamos. Desde luego que el personal diplomático radicado en Cuba dispuesto a escuchar ofertas razonables no es poco, y mucho menos melindroso. 5.000 (cinco mil) euros es el precio actual del mercado de visas en La Habana, con una lógica tendencia al alza, dado al enorme flujo que se avecina. Esto conlleva a su vez a deprimir el precio de los viejos inmuebles y propiedades abandonados por los cubanos de las primeras oleadas de emigrantes que, si no se han derrumbado, son las prendas de mayor valor (ya no se sabe cuántas veces han cambiado de mano) para la oferta.

 

Como es de suponer, los (las) emigrantes potenciales más jóvenes, son los (las) que gozan de mayor fortuna, por su equipamiento personal: la prostitución sigue siendo un negocio lucrativo y sin mayor trámite que el toma y daca. Contemplamos en este rubro un aumento lógico de los precios, al revés de los inmuebles. Y nada de pomitos de champú y un juego de ropa interior por el servicio. ¿Tú entiendes? En efectivo. La carne en alza, la mampostería en baja.

 

Las remesas de familiares radicados sobre todo en Miami constituyen una fuente permanente de apoyo para los que puedan contar con tal respaldo y, no faltaba más, mi hermano, tú no te preocupes si tienes que salir por Haití (acepta cubanos sin visa), que enseguida te rescato con un yate. De más está decir que un porcentaje de desheredados de la fortuna y del afecto familiar establecido en el sur de la Florida continuarán lidiando con los avatares del socialismo real. O como lo dijo un transeúnte a un periodista de la TV hispana de Miami: ¿Quién paga 5.000 euros por un negro?

 

Si bien es cierto que no suele haber respuestas públicas para casi ninguna de las acciones y conductas de los líderes cubanos, no está de más tratar de entender la naturaleza de lo que allí ocurre. Y yo creo que lo competente es buscar las claves en las diferencias entre los dos hermanos. Fidel era un líder nato. Lo quiso todo, amigos y enemigos, corrientes ideológicas a favor y en contra, todo el país, todo el pensamiento, todas las clases, y cada tornillo, cada libro, cada cabeza de ganado, De alguna manera era —en verdad— divino. Desde luego, también muy sabio. Fíjense si no que sus manos descansaban en la llave maestra de la válvula de escape de presión. Sabía cuándo tenía que abrirla para que la olla no estallara. Eso fueron las reiteradas crisis de balseros, Camarioca, Mariel, Cojímar. Y después se ufanaba que Cuba no iba a cometer los mismos errores de la Unión Soviética en cuanto a política migratoria. Ni cortina de hierro ni muro de Berlín. No obstante, los años han probado que era igual que ellos. Pero caía tan bien. Era tan simpático. Tan apuesto.

 

Raúl, no. Raúl es un administrador, un excelente organizador —¡cuidado con esto último! Además quiere dejar a sus hijos encaminados y fuera de peligro. Tiene esa impedimenta y por tal razón es conservador. Significa que a donde más lejos va a llegar es a la mera puntera de sus zapatos. En fin, que, a todo tirar, es un reformista. En este sentido, la audacia que se puede esperar de él, es el desmontaje de las audacias de Fidel. No es otro su empeño, y es toda su estrategia. Porque ha comprendido como nadie que donde se acaba la ideología, la única fuente de poder es el dinero. Dicho de manera más brutal: para eludir que el derrumbe de Cuba sea el mismo de la Unión Soviética pero diferido, es menester que el primero en acometer el derrumbe sea él pero reteniendo todo el poder. Está por ver si es un acuerdo secreto suyo con Fidel, como estrategia genial de supervivencia. Por lo pronto, den por seguro que ellos mismos decidieron hacer la transición de Lenin a Putin, aunque eludiendo a Gorbachov y su blandenguería.

 

Cuba autoriza a viajar a todos sus ciudadanos, pero que nadie puede hacerlo, es en verdad una de las soluciones práctica de Raúl Castro. Sacarse todos los problemas de arriba. No molesten más con los viajecitos. Ustedes vayan a donde les plazca y a donde les concedan visa. Saca el pasaporte y te vas. ¿Médico? Te vas. De ahí en adelante es un problema tuyo. De ustedes. Y no del Gobierno cubano.

 

Muerto el perro, se acabó la rabia, dice el refrán.

Reforma migratoria y la ley de ajuste cubano

Deseo una transición radical y rápida, pero sin sangre

Nicolás Pérez

16 de noviembre de 2012

 

Compañeros del Comité Central del Partido Comunista de Cuba:

 

Para iniciar este diálogo utilizo él término de “compañero” propio de la jerga castrista entrando en confianza, aunque compañeros son los bueyes, y ninguno de ustedes y yo ni hemos arado ayer ni araremos mañana en yunta ni un solo centímetro en los surcos de la bien amada tierra cubana.

 

¿Cuál es el objetivo de esta carta abierta? Dialogar sobre la nueva Reforma Migratoria cubana. Fue prudente darle una válvula de escape a una olla de presión y evitar una explosión popular. Por razones diferentes al Comité Central, estoy de acuerdo con su necesidad, ustedes por ambición, no quieren perder el poder, yo porque no deseo que estalle en Cuba una guerra civil que provocaría miles de muertos inocentes. Deseo una transición radical y rápida, pero sin sangre.

 

Otro objetivo de ustedes, mi contradictorio Comité Central, es obvio que desean que este generoso exilio los ayude a apuntalar con dólares una economía que ha llevado a Cuba a la ruina.

 

En mi caso, desde hace 30 años apoyo el levantamiento de un embargo obsoleto y poco serio que en 52 años no ha resuelto absolutamente nada, apoyo los viajes de los exiliados a la isla y el envío de remesas a sus familiares, porque a la Nueva Clase, con o sin presiones económicas, nunca les faltará comida en su mesa y será el pueblo quien sufra hambre y miseria. También porque sostengo que en el más leve contacto entre Cuba y Miami, quien gana es la democracia y quien pierde es el comunismo.

 

¿Les digo algo? Pienso que la reforma que propugnan puede ser el inicio de una incipiente reconciliación nacional, pero claro, nada de la ley del embudo, nada de un capítulo más de las medidas con que ustedes se bajan de vez en cuando que más que políticas de Estado parecen capítulos sórdidos extraídos de la novela de Lewis Carroll Alicia en el País de las Maravillas.

 

David Abraham, profesor de leyes de Inmigración de la Universidad de Miami, ha advertido que la nueva reforma cubana “podría poner en aprietos al gobierno norteamericano”. Según el cristal con que se mire, creo que esa ley, si Washington la responde convenientemente, a quien puede poner en aprietos es a La Habana.

 

De primera y pata puede tener una respuesta norteamericana que se cae de la mata: la Ley de Ajuste Cubano de 1969 que tuvo su razón de ser para darle amparo a exiliados políticos perseguidos y sería raro que se aplicara a exiliados económicos. O se deroga o deben dejar entrar aquí a todos los latinoamericanos que deseen disfrutar del American way of life.

 

También ni ustedes son tan “vivos”, ni Washington se chupa el dedo.

 

¿Reforma migratoria cubana? Estupendo. Pero con arreglitos aquí y allá; hablo de observar el artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU que dice lo siguiente: 1- Toda persona tiene derecho a circular libremente en el territorio de un Estado. 2- Toda persona tiene el derecho a salir de cualquier país, incluso al propio, y regresar a su país.

 

Es decir, ustedes no pueden abrogarse el derecho de decidir quiénes entran o salen de Cuba. ¿Cómo negarle el derecho a Yoani Sánchez y Guillermo Fariñas de visitar Miami, tomarse un cafecito en el Versailles y regresar a la isla? ¿Y por qué prohibirme a mí tomar un vuelo Miami-Cuba?

 

Yo permitiría sin discutir que Seguridad del Estado me hiciera un registro encuero en pelotas, y si no me encuentran ni una pistola, un rifle de mirilla telescópica, C4, blasting caps, mechas ni fósforo vivo, deben permitirme sin chistar entrar a mi patria.

 

Tengo un incipiente Alzheimer, pero tan leve que no me permite intentar a estas alturas crear un grupo terrorista en Cuba, algo válido en otras épocas y bajo otras circunstancias. Hoy no creo en la violencia sino en una reconciliación nacional. Mi visita solo tendría el propósito de visitar en Cárdenas mi casa de Ayllon 183 donde crecí, ver los atardeceres de la playa de Varadero, visitar en el cementerio de mi ciudad las tumbas de mis abuelos y la de José Antonio y Alfredito Echeverría. Y finalmente, pararme en cualquier esquina y decir horrores del sistema comunista que ustedes defienden, siguiendo la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU, que de nuevo cito, y que en su artículo 19 reza: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de expresión e incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones”.

 

Si rectifican en estas minucias, compañeros del Comité Central, créanme, tendrían mi total apoyo.

 

Nicop32000@yahoo.com

Dos cartas, un país que espera

Alfredo Fernández

4 de septiembre de 2012

 

Desde hace varios días atrás se ha vuelto parte de los comentarios cotidianos de esos que habitualmente “bajamos cosas” de la Web.2.0 en Cuba, dos cartas abiertas que se pasan ya bien sea un correo electrónico a otro, o de memoria USB a memoria USB, incluso los que aún no tienen ordenadores en su casa –que en Cuba no son pocos- han optado por imprimirlas.

 

La primera carta fue escrita por el politólogo y director de la revista Temas Rafael Hernández, publicada en el mes de mayo en el sitio “La joven Cuba”, se titula  “Carta a un joven que se va de Cuba”. En ella el autor crítica los jóvenes de dos generaciones precedentes que optan por abandonar el país como única solución a sus problemas.

 

La segunda carta llega rubricada por Iván López Monreal y es  la contestación a la misiva de Rafael, se titula “Carta de un joven que se ha ido de Cuba”, y aunque no he tenido manera de autentificar su existencia, al menos puedo garantizar, que quien la escribe es un conocedor de la juventud cubana y de sus deseos más enconados. Según su autor está escrita en Pomorie, ciudad balneario de Bulgaria.

 

La carta de Rafael está redactada desde la posibilidad real de una “Revolución” rescatable. Esto, siempre y cuando se unan esfuerzos a fin de construir el socialismo, de ahí que Rafael emplace al presunto joven emigrante desde su paradigma partidista preguntándole: “¿Por qué será que nunca te hicieron leer en clase “El socialismo y el hombre en Cuba?”.

 

Al citar al Che Guevara, un ideólogo de la Guerra Fría, y retrotraerse a la inexistente bipolaridad de capitalismo vs. socialismo, Rafael, si bien no niega la posibilidad de un dialogo serio sobre la nación, si se muestra intelectualmente incapaz de captar la complejidad de los tiempos que corren.

En la carta de Iván López la pregunta sobre la lectura del “Socialismo y el hombre en Cuba” quedará sin respuesta, pues para él, la llegada del “Hombre Nuevo” a  consecuencia del socialismo es cuando menos irrelevante. Por esto expresará algo como:

 

              (…) he visto a mi padre, que sí estuvo en Angola, con el rostro pálido, sin respuestas, el día que un custodio de hotel le dijo que no podía seguir caminando por una playa de Jibacoa (frente al camping internacional) por ser cubano. Yo estaba con él. Yo lo vi. Tenía diez años, y un niño de diez años no olvida cómo la dignidad de su padre se va a la mierda. Aunque haya vuelto de una guerra con tres medallas.

 

Algo tan vital al ser humano como la formación de  valores, según Rafael Hernández, no solo puede ser posible dentro del socialismo, sino que estos son inherentes a él.  De ahí que anote en su carta:

 

           (…) la justicia social y la igualdad son precisamente eso: principios y valores que hay que ejercer de verdad, sin sujetarlos a clase, raza, género, orientación sexual, religión o ideología, porque representan la conquista más importante de todas, la de la dignidad plena de la persona. Bueno, si tú estás de acuerdo con eso, quizás te sorprenda escuchar que eres una criatura del socialismo.

 

En la experiencia de  Iván López Monreal el socialismo sólo será exactamente lo contrario, entiéndase limitador de principios y valores. Valores que en su caso solo tuvieron lugar  gracias al capital:

 

         (…)Tuve buenos maestros, y cuando se marcharon fueron sustituidos por otros menos preparados que, a su vez, fueron reemplazados por trabajadores sociales que escribían experiencia con S y eran incapaces de señalar en un mapa cinco capitales de Latinonamérica (esto no me lo contaron, lo viví). Mis padres tuvieron que contratar maestros privados para que yo aprendiera de verdad. No lo pagaban ellos sino una tía mía radicada en Toronto. De modo que si somos honestos, buena parte de la formación que tengo se la debo a los clientes del restaurante griego donde trabajaba mi tía (…).

 

Para Hernández el atavismo de permanecer en la isla es lo único que garantizará el derecho al sufragio. De ahí, que ni por asomo pase por su cabeza la idea de que el cubano pueda continuar ejerciendo este derecho al abandonar el país. Por tanto dirá que: “(…)  si resides afuera no vas a poder votar ni mucho menos ocupar ninguna responsabilidad. Como ves, tu decisión de irte tiene hondas implicaciones también para los que nos quedamos”.

 

Pareciera que esas “hondas implicaciones (…) para lo que nos quedamos” a las que se refiere Rafael se deban, a que él, como Iván, está seguro que en verdad no se puede aspirar a mucho  de las reformas del General Presidente.

 

De todas maneras, para Iván las elecciones no tienen sentido en un Partido Único:

 

(…) me advierte que si seguimos marchándonos, habrá menos jóvenes votando y por tanto menos elegibles. Y yo le pregunto: ¿De qué sirve mi voto? ¿Qué puedo yo cambiar? ¿Qué han hecho los delegados de la asamblea nacional para que me interese por ellos? (…) ambos sabemos que la asamblea nacional, (…) solo sirve para aprobar leyes por unanimidad Resulta paradójico llamarle asamblea a una institución que se reúne una semana al año. (…) Y en esos días se limita a aprobar los mandatos del Consejo de Estado y de su Presidente.(…) Lamentablemente, yo no puedo votar a ese presidente. Y no sabe cuánto me gustaría hacerlo.

 

En las cartas abiertas de Rafael e Iván, dos Cubas se cruzan; una simbólica, añorante y sobre todo ida. La otra; ilusionada, real, a no dudar por venir.

 

El espectáculo demasiado largo de una generación que intentó cambiarlo todo, está por terminar. Una Cuba plural, abierta, inclusiva y alejada del dogma, ya toca a las puertas con manos tan firmes y seguras como la de Iván López Monreal.

Carta de un joven que se ha ido

Ivan López Monreal

 

Estimado Rafael Hernández:

 

He leído con mucho interés su “Carta a un joven que se va”. Me he sentido aludido, porque hace dos años me marché de Cuba, tengo 28 años y vivo en Pomorie, una ciudad balneario situada en el este de Bulgaria. La razón por la que le escribo es para intentar explicarle mi postura como joven cubano emigrado. Sin solemnidades ni verdades absolutas, porque si algo me ha enseñado dejar mi país, es descubrir que esas verdades no existen.

 

Puede que algunos de los que nos hemos marchado en los últimos años (somos miles) tengan claro el momento en que decidieron hacerlo. Yo no. Lo mío fue progresivo, casi sin darme cuenta. Empezaría con ese recurso tan cubano que es la queja. Por nimiedades, tal vez. Por lo que no hay, por lo que no llega, por lo que pasa, por lo que no pasa, por no saber. O no poder. La queja no es grave, lo grave es que se cronifique como una enfermedad cuando nada parece resolverse. Y uno puede aceptar que eso es así, y es tu país para lo bueno y para lo malo, o pasar a la siguiente categoría, que es la frustración. O sea, descubrir que la solución a la mayoría de los problemas no está en tus manos. O no te permiten hacerlo. O aún más triste: no parece importar.

 

Abandonar o permanecer en tu país es una decisión muy personal que nunca debe juzgarse en términos morales. Yo elegí este camino porque quería un futuro diferente al que veía en Cuba, y salí a buscarlo consciente de que podía salir mal, pero quise correr ese riesgo. No voy a mentirle diciendo que fue doloroso. No lloré en el aeropuerto. Todo lo contrario, me alegré. Le digo más, me liberé.

 

Tiene usted razón cuando dice que mi generación carece de esos lazos emocionales que generan experiencias como Playa Girón, la Crisis de Octubre o la guerra de Angola. Pero no se equivoque, yo también he tenido mis epopeyas. A lo mejor no tan épicas, pero sí igual de demoledoras. En estos veintidós años que menciona, he visto degradarse el país por el tanto lucharon mis padres. He visto marchar a mis maestros de primaria y secundaria. He visto a familias discutir por el derecho a comerse un pan. He visto el malecón lleno de gente nerviosa gritando contra el gobierno, y gente aún más nerviosa gritando a su favor. He visto a jóvenes construyendo balsas para huir quién sabe a dónde, y a una turba lanzando mierda de gato contra la casa de un “traidor”. Incluso, Rafael, he visto a un perro comiéndose a otro perro en la esquina habanera de 27 y F. Y también he visto a mi padre, que sí estuvo en Angola, con el rostro pálido, sin respuestas, el día que un custodio de hotel le dijo que no podía seguir caminando por una playa de Jibacoa (frente al camping internacional) por ser cubano . Yo estaba con él. Yo lo vi. Tenía diez años, y un niño de diez años no olvida cómo la dignidad de su padre se va a la mierda. Aunque haya vuelto de una guerra con tres medallas.

 

Me habla usted de las conquistas sociales de la Revolución. De la educación y la medicina. Voy a hablarle de mi educación. Tuve buenos maestros, y cuando se marcharon fueron sustituidos por otros menos preparados que, a su vez, fueron reemplazados por trabajadores sociales que escribían experiencia con S y eran incapaces de señalar en un mapa cinco capitales de Latinonamérica (esto no me lo contaron, lo viví) Mis padres tuvieron que contratar maestros privados para que yo aprendiera de verdad. No lo pagaban ellos sino una tía mía radicada en Toronto. De modo que si somos honestos, buena parte de la formación que tengo se la debo a los clientes del restaurante griego donde trabajaba mi tía. Pero hay más. En tiempos de mi hermana mayor era extremadamente raro que un alumno sacara una nota de cien. En mi época el cien se volvió algo común, no porque los alumnos fuésemos más brillantes sino porque los profesores bajaron sus exigencias para maquillar el fracaso escolar. ¿Y sabe una cosa? Yo tuve suerte, porque los que venían detrás de mí en vez de maestros tuvieron un televisor.

 

De la medicina poco tengo que decirle porque usted vive en Cuba. Y salvo el hecho de mantenerse la gratuidad, cosas que admito sigue siendo meritoria, el estado de los hospitales, la precariedad de unos médicos mal pagados y la creciente corrupción empujan cada vez más al sistema de salud hacia ese tercer mundo del que tanto hizo por alejarse. Y lo cierto es que, hoy en día, un cubano que maneje divisas tiene más posibilidades de recibir un tratamiento mejor (haciendo regalos o incluso pagando) que uno que no lo tenga, aunque sea de forma ilegal. Y aunque la constitución diga otra cosa. Por triste que resulte admitirlo, Rafael, la educación y la medicina de la que disponen los cubanos de hoy es peor que la que disfrutaron mis padres.

 

Usted dice que el país hace un gran esfuerzo, que existe un embargo. Y yo le respondo que también existe un gobierno que lleva cincuenta años tomando decisiones en nombre de todos los cubanos. Y si estamos en el punto en el que estamos, lo más sano es que admitiera que no ha sabido, o no ha podido, o no ha querido hacer las cosas de otra forma. Por la razones que sea. Porque el fracaso también está cargado de razones. Y en vez de atrincherarse con sus figuras históricas en el Consejo de Estado, debería dar paso a los que vienen detrás. Rafael, es muy frustrante para un joven de mi edad ver que en Cuba llevamos 50 años sin que se produzca un relevo generacional porque el gobierno no lo ha permitido. Y no hablo de que me den el poder a mí, que tengo 28 años. Hablo de los cubanos que tienen 40, 50 o incluso 60 años y no han tenido nunca la posibilidad de decidir. Porque las personas que hoy en día tienen esas edades y ocupan puestos de responsabilidad en Cuba no han sido formados para tomar decisiones, sino para aprobarlas. No son dirigentes, son funcionarios. Y ahí incluyo desde ministros hasta los delegados de la asamblea nacional. Son parte de un sistema vertical que no da margen para que ejerzan la autonomía que les corresponde. Todo se consulta. Y contrario a lo que dice el refrán: en vez de pedir perdón, todos prefieren pedir permiso.

 

Dice usted que en mi país se puede votar y ser elegido para cargos desde los 16 años. Y que la presencia de jóvenes delegados ha bajado desde los años 80 hasta ahora. Incluso me advierte que si seguimos marchándonos, habrá menos jóvenes votando y por tanto menos elegibles. Y yo le pregunto: ¿De qué sirve mi voto? ¿Qué puedo yo cambiar? ¿Qué han hecho los delegados de la asamblea nacional para que me interese por ellos? Seamos sinceros, Rafael, y creo que usted lo es en su carta, así que yo también quiero serlo en la mía, ambos sabemos que la asamblea nacional, tal y como está concebida, solo sirve para aprobar leyes por unanimidad. Resulta paradójico llamarle asamblea a una institución que se reúne una semana al año. Tres o cuatro días en verano y tres o cuatro días en diciembre. Y en esos días se limita a aprobar los mandatos del Consejo de Estado y de su Presidente, que es quien decide lo que se hace o no se hace en el país. Lamentablemente, yo no puedo votar a ese presidente. Y no sabe cuánto me gustaría hacerlo.

 

Hace unos días escuché a Ricardo Alarcón confesarle a un periodista español que él no cree en la democracia occidental “porque los ciudadanos solo son libres el día que votan, el resto del tiempo los partidos hacen lo que quieren…” Aunque fuera así, que no lo es (al menos no siempre, y no en todas las democracias), estaría reconociendo que desde que yo nací, en 1984, los electores en Estados Unidos, por ejemplo, ha tenido siete días de libertad (uno cada cuatro años) para cambiar a su presidente. Algunas veces lo han hecho para bien, y otras para mal. Pero esa es otra historia. Un joven de New Jersey que tenga mi edad ya ha tenido dos días de libertad para, por ejemplo, echar a los republicanos de Bush y nombrar a Obama. Los cubanos no hemos podido tomar una decisión así desde 1948 (no incluyo las elecciones de Batista, por supuesto). Y si usted me dice que la capacidad de nombrar a un presidente no es relevante para un país yo le digo que sí lo es. Y más para un joven que necesita sentir que se le toma en cuenta. Aunque solo sea por un día.

 

Usted probablemente piensa que los que nos marchamos elegimos el camino más fácil, que lo duro es quedarse a resolver los problemas. Pero le tengo que decir que mis abuelos y mis padres se quedaron en Cuba para pelearse con esos problemas. Renunciaron a muchas cosas por la Revolución y hasta se jugaron la vida por ella. Para darme un país avanzado, equitativo, progresista. Y el que me han dado es uno en el que la gente celebra poder comprar un carro y vender su casa como si fuera una conquista. Pero eso no es una conquista, es recuperar un derecho que ya teníamos antes de la Revolución. ¿A eso hemos llegado? ¿A celebrar como un éxito algo tan básico? ¿Cuántas otras cosas básicas habremos perdido en estos años? Para mis padres es doloroso asumir ese fracaso, y no lo quieren para mí. No quieren que con 55 años tenga un sueldo que no me alcance para vivir, ni el sueldo ni la libreta. Porque no alcanza. Y no quieren que para sobrevivir acuda al mercado negro, a la corrupción, a la doble moral, a fingir. Prefieren que esté lejos. A los 28 años yo me he convertido en la seguridad social de mis padres, ¿O cómo cree que sobreviven dos personas con 650 pesos? Sí, Rafael, hemos tenido que irnos cientos de miles de cubanos para que nuestro país no quiebre. Lo que Cuba ingresa de nuestras remesas es superior, en valor neto, a casi todas sus exportaciones. Eso sí, el país ha perdido juventud y talento, y en vez de abrir un debate realista sobre cómo parar esa sangría, sigue anclado a un inmovilismo ideológico que no es otra cosa que miedo al futuro. ¿Y qué hago yo en un país cuyos gobernantes le tienen miedo al futuro…? ¿Esperar a que se mueran…? ¿Esperar a que cambien las leyes por generosidad y no por convicción? ¿Qué hago yo en un país que sigue premiando la incondicionalidad política por encima del talento? ¿A qué puedo aspirar si no basta con lo que soy y lo que hago…? ¿A convertirme un cínico? ¿O me anima usted a que dé la cara y diga lo que pienso? Algunos jóvenes de mi generación ya lo han hecho, ¿Y dónde están? Recordemos a Eliécer Ávila, un estudiante de la Universidad de Oriente que tuvo la valentía de preguntarle a Ricardo Alarcón por qué los jóvenes cubanos no podíamos viajar como cualquier otro, y fue represaliado por el sistema. Él no tuvo la culpa de que allí hubiera un cámara de la BBC, ni de la respuesta ridícula que dio Alarcón (aquella barbaridad de que el cielo se llenaría de aviones que chocarían entre ellos) Hoy Eliécer vive marginado por razones políticas. Y no es un terrorista ni un mercenario ni un apátrida, es un joven humilde, mulato, universitario, que cometió el error de ser honesto. Que triste hacer una revolución para terminar condenando a alguien por ser honesto. ¿Para eso quiere usted que me quede, Rafael?

 

Dejar tu país y tu familia no es un camino fácil. Ni la solución a nada, solo es un principio. Te vas a otra cultura, tienes que aprender otro idioma, pasas momentos muy malos. Te sientes solo. Pero al menos tienes el alivio de saber que con esfuerzo puedes conseguir cosas. Mi primer invierno en Bulgaria fue muy duro, conseguí trabajo como transportista y pasé cuatro meses subiendo y bajando lavadoras para ahorrar dinero y poder viajar a Turquía. Una ilusión que tenía desde niño. Y viajé. No tuve que pedir un permiso de salida ni mi avión chocó con ninguno. Pude cumplir el sueño de Eliécer. Y me alegro de haberlo hecho. He conocido otras realidades, he podido comparar. He descubierto que el mundo es infinitamente imperfecto, y que los cubanos no somos el centro de nada. Se nos admira por algunas cosas igual que se nos aborrece por otras. También he descubierto que irme no ha cambiado mis convicciones de izquierda. Porque lo de Cuba no es izquierda, Rafael. Póngale usted el nombre que quiera, pero no es izquierda. Yo estoy de parte de aquellos que buscan el progreso social con igualdad de oportunidades y sin exclusiones. Pienses como pienses. Sin sectarismo ni trincheras. Porque eso solo sirve para enfrentar a la sociedad y sustituir verdades por dogmas.

 

Por último, Rafael, la casualidad quiso que terminara en un país que también estuvo gobernado por un partido y una ideología única. Aquí no hubo revolución de terciopelo como en Checoslovaquia, ni derribaron un muro como en Berlín ni fusilaron un presidente como en Rumania. Aquí, como en Cuba, la gente no conocía a sus disidentes. Aquí no había fisuras, y sin embargo, en una semana pasaron de ser un estado socialista a una república parlamentaria. Y nadie protestó. Nadie se quejó. No puedo evitar preguntarme, ¿Acaso pasaron 40 años fingiendo? Desde entonces no han tenido un camino de rosas, han enfrentado varias crisis, incluso la población ha llegado a vivir con peor calidad de la que tenía en los años 80, pero curiosamente, la inmensa mayoría de búlgaros no quiere volver atrás. Y eso que el socialismo que dejaron ellos era bastante más próspero que el que hoy tenemos los cubanos. Pero en este país no piensan en el pasado, piensan en el presente. En mejorar la economía, en resolver las desigualdades (que las hay, como en Cuba), en combatir la doble moral, los personalismos y la corrupción que generó el estado durante décadas.

 

El día que ese presente importe en Cuba, no tenga duda, nos veremos en La Habana.

Trato cruel, inhumano y degradante

Laritza Diversent

6 de abril de 2012

  

Laura Álvarez Rojas, una cubana residente en Sudáfrica, en menos de 9 meses perdió dos de sus seres queridos. Su hermano, Alberto Álvarez Rojas, residente en la isla, pero de paso por Sudáfrica, falleció el pasado día 13 de marzo, en un accidente automovilístico.

 

“Aun sin reponerme del dolor por perder a mi madre, me vi ante la muerte de mi hermano, desarmada y terriblemente deprimida”, escribió Álvarez Rojas en una carta para algunos amigos. Decidió llevar sus restos a la tierra natal y compartir tan dolorosa pérdida con sus familiares en Cuba.

 

Realizó todos los trámites burocráticos que exige Inmigración y Extranjería para entrar en la isla. Prorrogó su pasaporte, legalizó el certificado de defunción de su hermano y pagó todo los aranceles consulares. El pasado 23 de marzo, salió del continente africano y aterrizó en Cuba, a las 6 de la tarde del siguiente día.

 

Se sorprendió cuando una funcionaria de inmigración le dijo, en la taquilla, que no estaba permitida su entrada al país y no sabía los motivos. En una oficina aparte pidió que revisaran su nombre. En el año 2011 entró 2 veces a Cuba, sin problemas. No vino a vacacionar. Su madre tenía cáncer terminal de hígado. “No puedes entrar, y punto, tu embajada en Sudáfrica es la responsable de explicarte los motivos”, contestó la funcionaria.

 

La oficial intentó descubrir por qué le negaron la entrada “¿Pagaste tus importes, en emigración, en Cuba?”, preguntó. “Sí”, contestó Laura. “¿Te fajaste con alguna persona?”, volvió a preguntar. “Nunca, ni antes ni después”, rebatió. “¿Saliste a pasear por algunos lugares?”, continúo interrogándola. “Mis paseos fueron al hospital, para transfundir a mi madre, a emigración, y al aeropuerto”.

 

En un bolso estaban los restos de Alberto. “A las personas que se le niegan la entrada a Cuba, no se les permite pasar equipaje”, agregó la funcionaria de inmigración. “Pídele a la embajada que mande los restos de tu hermano por valija diplomática”, le aconsejó la mujer.

 

Desesperada, llamó a su esposo, un médico “desertor” del sistema de salud cubano, que lleva aproximadamente 10 años trabajando en Sudáfrica. También llamó a su hermana, que la esperaba afuera, y al cónsul de su embajada. “Apaga el teléfono, no te puedes comunicar con nadie más”, le advirtió la oficial, quien, además, “Entró en rabia y me arrebató el teléfono”, agrega Álvarez Rojas.

 

Laura no dejó de insistir: “Me vieron como loca, hablando con todos los funcionarios, me encerraron en una oficina, y fue cuando alguien me cogió por el cuello, rompiéndome mi rosario”.

 

A pesar del maltrato y las agresiones físicas, continuó en su empeño: “Me arrodillé y les imploré que le dieran los restos de mi hermano a mi otra hermana, que estaba afuera. A mí, que me regresaran a Sudáfrica, no me importaba”.

 

Laura no lo consiguió. La montaron en el vuelo KL 02724, el mismo día, en el mismo avión que había llegado. Al piloto le informaron que era una ilegal, por delincuente, en Cuba. El hombre se enfureció cuando la joven le mostró sus papeles en orden, las cenizas de su hermano y el certificado de defunción de la embajada.

 

El piloto se quejó. No era la primera vez que pasaba. “Me mandaban para atrás sin pre-ticket para que en Holanda tuviera que pagar de nuevo mi ticket hacia Sudáfrica”, explica Álvarez Rojas. Pero el piloto se negó a montarla en el avión sin el boleto y advirtió que reportaría a Cuba ante su línea aérea, por abusos frecuentes a sus ciudadanos.

 

La tripulación se esmeró en atenderla. “Me hicieron sentirme como persona, ya que el tratamiento que recibí en mi país fue el de un animal. Yo no llevaba un perro muerto, yo llevaba a una parte de mi corazón”, afirmó Laura en un intento desesperado por buscar comprensión y solidaridad ante lo sucedido.

 

No me dejaron llorar mi dolor con mis seres queridos, no dieron el derecho de abrazar a mi hermana, que lloraba desesperada del otro lado, y fui obligada a volver aquí con los restos de mi hermano, el corazón desarmado, la esperanza rota y la decepción más grande de mi vida”, concluyó.

 

Laura insiste en buscar una explicación en la embajada de Cuba en Sudáfrica, aunque sabe que no existe razón para lo inexplicable. Sin embargo, se equivoca cuando afirma que nadie puede entender lo que siente. Las autoridades cubanas tratan así a muchos de sus nacionales. Sin dudas un trato cruel, inhumano y degradante, pero habitual.

Alguien que lo ponga al tanto, por favor...

Aguaya Berlín

4 de marzo de 2012

 

Todos sabemos que el espía René González pasó varios años en una cárcel de USA. Pero, a pesar de las buenas condiciones carcelarias en general, a pesar del buen trato que recibió allí, a pesar de la buena comida que nunca se le negó, y no voy a seguir con las “bondades” de una amplia lista que contrasta olímpicamente con las deplorables y pésimas condiciones de los presos, sobre todo de los políticos, EN CUBA, parece que nadie lo ha puesto al tanto de cómo trata el desgobierno cubano a LOS CUBANOS que desean VIAJAR por razones humanitarias a la isla.

Él pide se le deje visitar a un hermano, enfermo grave, que vive en Cuba. Se lo pide a un gobierno que lo metió preso por actividades de espionaje en ese país. No ha cumplido completamente su condena, debe cumplir tres años de libertad supervisada en Estados Unidos. Sin embargo, aún teniendo cuentas pendientes con la justicia, pide lo dejen salir de allí.


No, parece que nadie le ha contado al espía René González qué hace el desgobierno cubano a sus ciudadanos... Casos muy conocidos: los de Celia Cruz y Olga Guillot. Pero hay otros cientos de cubanos a los que el desgobierno de Cuba les ha negado la entrada al país.

¡Nadie le ha contado al espía René González sobre las decenas y decenas de médicos cubanos, por sólo citar una profesión, a los que el desgobierno cubano, sin tener ellos cuentas pendientes con la justicia en ningún centímetro de territorio de este planeta, no les permite entrar a Cuba, ¡a su país de origen!, ni por razones humanitarias siquiera! Yo misma conozco a varios personalmente... Sólo desde Venezuela y vía Colombia, más de 2 mil galenos han abandonado Cuba. A todos ellos, y al resto nada insignificante que vive en otros países, los chantajean y extorsionan para finalmente prohibirles la entrada al país.


¡Nadie le ha contado al espía René González sobre las decenas y decenas de cubanos a los que la dictadura castrista les ha negado la entrada al país para despedir en el lecho de muerte a sus seres queridos! No, parece que no sabe nada de cómo a Celia Cruz se le negó ese derecho humano. Tampoco sobre la deportista Taismary Agüero cuando pidió visitar a su madre enferma. Ni de cómo viraron para atrás ¡en el mismísimo aeropuerto! a Héctor Ramírez, quien quisiera visitar a su madre gravemente enferma de cáncer de pulmón. Ni de cómo murió la madre de Emilio García Montiel sin que a éste le dejaran verla. Ni sabe tampoco nada sobre el caso de Fernando Delgado...

¡Nadie le ha contado al espía René González cómo a padres cubanos les impiden reunirse con sus hijos, castigándolos así y manteniendo a los menores de edad como rehenes en Cuba! No sabe nada de lo que pasaron María Elena Morejón, ni Teresa Márquez y Roberto Salazar. También conozco personalmente otros dos casos...


¡Nadie le ha contado al espía René González cómo no dejan entrar a María Isabel Suárez a su propio país! Ni a Miriam Bressler. Ni a Lisset Cepero, a quien hicieron regresar en el mismo avión en que viajó a Cuba. Ni a Gerardo Hernández Moya, también deportado en el aeropuerto al que acababa de llegar (bueno, lo de los retornos forzados se ha convertido en un jueguito y robo desmedido del desgobierno, cientos de ellos y la cifra crece...). Ni a Juan López Linares lo dejan entrar. Ni a Onelia “Nely” Ross, a quien llevaron directo a pasar 5 días en una cárcel antes de expatriarla otra vez. Ni a Vladimir Fernández Escudero, quien pidió entrar acompañando los restos de su esposa, sí, para enterrarla a ella en Cuba. Ni a la hermana de Alexis Romay. Ni a Isaac Báez-Pardo. Ni a mí, por expresarme libremente en las redes sociales y sin siquiera haber pedido yo permiso para entrar... Todos ellos y yo somos cubanos, sobra comentar.

Y si el espía René González no sabe, al parecer, de las decenas y decenas de cubanos a los que no dejan entrar a su propio país, ya sea con familiares en Cuba a punto de morir, o para reunirse con los suyos, o para reclamar a sus hijos, mucho menos sabrá el espía René González de las abusivas violaciones del derecho de salir de otros cientos de cubanos, supongo.


¡Y después usa palabras como “odio”, “insólito”, “absurdo” para calificar por qué, teniendo cuentas pendientes con la justicia en un país en el cual no ha teminado de cumplir una condena judicial y del cual es ciudadano, no lo dejan salir para viajar a otro país a ver a un familiar enfermo! Fíjense que no se trata de un ciudadano americano que vive fuera de USA, no tiene cuentas con la justicia y quiere regresar a USA a ver a su familia... No, su situación es muy diferente a la de los cubanos que menciono yo arriba.


¿Me ayudan ustedes a sugerirle un par de adjetivos al espía René González para acercarlo mejor a lo que realmente hacen el desgobierno de Cuba y su política migratoria a los cubanos?

Alguien que lo ponga al tanto, por favor... preferiblemente con la Declaración Universal de Derechos Humanos y su Artículo 13 a mano.


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Espía René González se queja de la falta de respuesta sobre su pedido de viaje a Cuba

Virulo/ Humor sobre la tragedia cubana

La tortura no siempre es la picana

César Leante

16 de junio de 1988

 

LA LIBRE CIRCULACIÓN DE LAS PERSONAS

 

La prestigiosa organización humanitaria Amnistía Internacional ha iniciado una campaña mundial bajo el lema de Derechos humanos, ya, y cuyo objetivo es recoger millones de firmas para ser entregadas a la ONU. El movimiento se dirige especialmente a defender a “las personas que son secuestradas, torturadas, acalladas y asesinadas por su trabajo en defensa del respeto a los derechos humanos”. Mas pienso que a la enumeración de Amnistía Internacional de las personas que en el planeta sufren tortura habría que agregar otras que no son tácitamente secuestradas o asesinadas, pues la tortura tiene muy sutiles matices y no siempre es la brutalidad descarada. Me refiero a los millares y millares de hombres y mujeres que son coartados en su derecho a la libre circulación, se les retiene en determinado país en contra de su voluntad, son mantenidos dentro de ciertas fronteras prácticamente en calidad de prisioneros o rehenes, sometidos al abuso de un Gobierno o a la prepotencia de un Estado policiaco.

 

En su artículo 13, acápites 1 y 2, la Declaración Universal de Derechos Humanos dice: “1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado”, y “2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a él”. Pues bien, una forma de tortura es la violación de estos dos derechos humanos, violación practicada sistemáticamente por los regímenes totalitarios, y -hay que decirlo- sobre todo por los de signo marxista.

 

En primer lugar habría que preguntarse qué derecho tiene un Estado a retener dentro de sus fronteras a un individuo que no quiere continuar en ellas. En segundo, ¿por qué hay que pedirle permiso a un Gobierno o a un Estado para abandonar el país en que se reside? ¿En nombre de qué se arroga omnímodamente esa potestad? Por supuesto, sólo en nombre de la fuerza. En todas las naciones civilizadas, es decir donde se respetan los derechos humanos, los ciudadanos pueden salir y entrar libremente de su territorio. El derecho de movimiento es un derecho inalienable del ser humano y es inherente a la condición del hombre. Únicamente en los países salvajes o autocráticos no se respeta.

 

Esto les ocurre a los familiares de no pocos exiliados políticos. Por años y años, esposas, hijos y hasta nietos ven rechazada su petición de salir del país. ¿Por qué? Pues llanamente porque son los parientes de ese exiliado político. Desde que solicitan el permiso para viajar al extranjero -casi siempre por motivos de reunificación familiar- se empieza a ejercer contra ellos una abierta venganza política y un chantaje. Se busca castigarlos por la supuesta traición del familiar exiliado. Y esto me recuerda el asesinato de Yoyes a manos de la banda terrorista ETA. Un dirigente de Herri Batasuna, como se sabe, brazo político de esta organización, justificaba el brutal crimen diciendo que era “la reacción lógica de un ejército que no puede permitirse deserciones de sus generales”. La lógica de la mafia, de los hampones o, como muy bien le respondió el marido de Yoyes, “de los ejércitos de Stalin o Pinochet”.

 

El exiliado político

 

El exiliado político nuestro no fue nunca ni remotamente un general (detesta todo militarismo), sino posiblemente un escritor, un médico, un ingeniero, un artista que en determinado momento apoyó con fervor el proceso político que estaba teniendo lugar en su país (aparentemente progresista, revolucionario, que pretendía la justicia social), pero que con el tiempo se fue desencantando de él hasta repudiarlo por los tintes tiránicos de que evidentemente se revestía. Entonces decidió romper con él, escogiendo quizá el único camino que las dictaduras permiten: el exilio.

 

Pero a partir de ese momento su familia empezó a pagar -más bien empezó a cobrársele- su culpa. Primeramente se pretendió que condenara al esposo, al padre, al hermano. Al no conseguirlo se les convirtió en blanco de una represalia, de un escarmiento, de una acción ejemplarizante. Se les castiga no sólo por la consanguinidad que tienen con el exiliado, sino para que nadie se atreva a dar el paso que el exiliado dio so pena de que a su familia le ocurra lo mismo. ¿Se quiere violación más repugnante y cruel de los derechos humanos? De ahí que declare categóricamente que se trata de una variante de la tortura, de una forma disimulada e hipócrita de practicarla.

 

Al violar el artículo 13 de los derechos humanos, el que consagra la libertad de movimientos del individuo, el Estado totalitario está sometiendo a la familia del exiliado a la tortura. Una tortura no física, sino mental, y por ello más perversa aún, pues destruye lenta e implacablemente el sistema nervioso, desestabiliza a la persona, la mantiene en una perenne tensión.

 

Pienso, por ello, que Amnistía Internacional debía añadir a las represiones que contra personas indefensas ejercen los Estados que violan los derechos humanos esta vesanía de que son víctimas los familiares de los exiliados políticos por parte de los países totalitarios.

 

César Leante es un escritor cubano que en la década del cincuenta militó en la Juventud Socialista y luego en el Partido Socialista Popular (comunista). En octubre de 1981 solicitó asilo político en España.

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José Martí: El que se conforma con una situación de villanía, es su cómplice”.

Mi Bandera 

Al volver de distante ribera,

con el alma enlutada y sombría,

afanoso busqué mi bandera

¡y otra he visto además de la mía!

 

¿Dónde está mi bandera cubana,

la bandera más bella que existe?

¡Desde el buque la vi esta mañana,

y no he visto una cosa más triste..!

 

Con la fe de las almas ausentes,

hoy sostengo con honda energía,

que no deben flotar dos banderas

donde basta con una: ¡La mía!

 

En los campos que hoy son un osario

vio a los bravos batiéndose juntos,

y ella ha sido el honroso sudario

de los pobres guerreros difuntos.

 

Orgullosa lució en la pelea,

sin pueril y romántico alarde;

¡al cubano que en ella no crea

se le debe azotar por cobarde!

 

En el fondo de obscuras prisiones

no escuchó ni la queja más leve,

y sus huellas en otras regiones

son letreros de luz en la nieve...

 

¿No la veis? Mi bandera es aquella

que no ha sido jamás mercenaria,

y en la cual resplandece una estrella,

con más luz cuando más solitaria.

 

Del destierro en el alma la traje

entre tantos recuerdos dispersos,

y he sabido rendirle homenaje

al hacerla flotar en mis versos.

 

Aunque lánguida y triste tremola,

mi ambición es que el sol, con su lumbre,

la ilumine a ella sola, ¡a ella sola!

en el llano, en el mar y en la cumbre.

 

Si desecha en menudos pedazos

llega a ser mi bandera algún día...

¡nuestros muertos alzando los brazos

la sabrán defender todavía!...

 

Bonifacio Byrne (1861-1936)

Poeta cubano, nacido y fallecido en la ciudad de Matanzas, provincia de igual nombre, autor de Mi Bandera

José Martí Pérez:

Con todos, y para el bien de todos

José Martí en Tampa
José Martí en Tampa

Es criminal quien sonríe al crimen; quien lo ve y no lo ataca; quien se sienta a la mesa de los que se codean con él o le sacan el sombrero interesado; quienes reciben de él el permiso de vivir.

Escudo de Cuba

Cuando salí de Cuba

Luis Aguilé


Nunca podré morirme,
mi corazón no lo tengo aquí.
Alguien me está esperando,
me está aguardando que vuelva aquí.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

Late y sigue latiendo
porque la tierra vida le da,
pero llegará un día
en que mi mano te alcanzará.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

Una triste tormenta
te está azotando sin descansar
pero el sol de tus hijos
pronto la calma te hará alcanzar.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

La sociedad cerrada que impuso el castrismo se resquebraja ante continuas innovaciones de las comunicaciones digitales, que permiten a activistas cubanos socializar la información a escala local e internacional.


 

Por si acaso no regreso

Celia Cruz


Por si acaso no regreso,

yo me llevo tu bandera;

lamentando que mis ojos,

liberada no te vieran.

 

Porque tuve que marcharme,

todos pueden comprender;

Yo pensé que en cualquer momento

a tu suelo iba a volver.

 

Pero el tiempo va pasando,

y tu sol sigue llorando.

Las cadenas siguen atando,

pero yo sigo esperando,

y al cielo rezando.

 

Y siempre me sentí dichosa,

de haber nacido entre tus brazos.

Y anunque ya no esté,

de mi corazón te dejo un pedazo-

por si acaso,

por si acaso no regreso.

 

Pronto llegará el momento

que se borre el sufrimiento;

guardaremos los rencores - Dios mío,

y compartiremos todos,

un mismo sentimiento.

 

Aunque el tiempo haya pasado,

con orgullo y dignidad,

tu nombre lo he llevado;

a todo mundo entero,

le he contado tu verdad.

 

Pero, tierra ya no sufras,

corazón no te quebrantes;

no hay mal que dure cien años,

ni mi cuerpo que aguante.

 

Y nunca quize abandonarte,

te llevaba en cada paso;

y quedará mi amor,

para siempre como flor de un regazo -

por si acaso,

por si acaso no regreso.

 

Si acaso no regreso,

me matará el dolor;

Y si no vuelvo a mi tierra,

me muero de dolor.

 

Si acaso no regreso

me matará el dolor;

A esa tierra yo la adoro,

con todo el corazón.

 

Si acaso no regreso,

me matará el dolor;

Tierra mía, tierra linda,

te quiero con amor.

 

Si acaso no regreso

me matará el dolor;

Tanto tiempo sin verla,

me duele el corazón.

 

Si acaso no regreso,

cuando me muera,

que en mi tumba pongan mi bandera.

 

Si acaso no regreso,

y que me entierren con la música,

de mi tierra querida.

 

Si acaso no regreso,

si no regreso recuerden,

que la quise con mi vida.

 

Si acaso no regreso,

ay, me muero de dolor;

me estoy muriendo ya.

 

Me matará el dolor;

me matará el dolor.

Me matará el dolor.

 

Ay, ya me está matando ese dolor,

me matará el dolor.

Siempre te quise y te querré;

me matará el dolor.

Me matará el dolor, me matará el dolor.

me matará el dolor.

 

Si no regreso a esa tierra,

me duele el corazón

De las entrañas desgarradas levantemos un amor inextinguible por la patria sin la que ningún hombre vive feliz, ni el bueno, ni el malo. Allí está, de allí nos llama, se la oye gemir, nos la violan y nos la befan y nos la gangrenan a nuestro ojos, nos corrompen y nos despedazan a la madre de nuestro corazón! ¡Pues alcémonos de una vez, de una arremetida última de los corazones, alcémonos de manera que no corra peligro la libertad en el triunfo, por el desorden o por la torpeza o por la impaciencia en prepararla; alcémonos, para la república verdadera, los que por nuestra pasión por el derecho y por nuestro hábito del trabajo sabremos mantenerla; alcémonos para darle tumba a los héroes cuyo espíritu vaga por el mundo avergonzado y solitario; alcémonos para que algún día tengan tumba nuestros hijos! Y pongamos alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante: “Con todos, y para el bien de todos”.

Como expresó Oswaldo Payá Sardiñas en el Parlamento Europeo el 17 de diciembre de 2002, con motivo de otorgársele el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia 2002, los cubanos “no podemos, no sabemos y no queremos vivir sin libertad”.