¿PRIMAVERA  ÁRABE  EN  LA  CUBA  DE  FIDEL  CASTRO?

Algo más que un cable

Yoani Sánchez

24 de enero de 2013

 

En diciembre se reunió nuestro parlamento. Un conglomerado diverso de edades, orígenes sociales, razas y género, pero con una sola filiación política. Más de seiscientos diputados que dicen representar una nación, cuando en realidad sólo hablan en nombre de una ideología. La pantomima de la pluralidad, con estadísticas pensadas para impresionar, dadas las cifras de mujeres, jóvenes, mestizos y obreros que lo integran, aunque sin diversidad de pensamiento. Un arcoíris con siete bandas del mismo color. O casi, porque la paleta sólo contiene rojo y verdeolivo. Pero no es precisamente de este manso grupo de individuos aplaudiendo en el Palacio de las Convenciones de lo que quiero escribir hoy, sino del cable de fibra óptica entre Cuba y Venezuela.

Cuando el mes pasado el ministro de Telecomunicaciones e Informática rindió un informe ante la Asamblea Nacional, la prensa no publicó ninguna palabra sobre el cable Alba-1. Desde agosto de 2012, dice hoy el periódico Granma, el tendido submarino estaba activo para “tráfico de voz correspondiente a telefonía internacional”. Eso significa que cuando Maimir Mesa habló frente al parlamento ya tenía información para dar y prefirió reservársela, escamoteárnosla. ¿Por qué? Quizás por temor a que la ansiedad que tantos tenemos por conectarnos a Internet se avivara con ese anuncio. Quizás nos ocultó tales datos porque no conoce otra estrategia informativa que el secretismo. “Mientras menos sepan, mejor”, parece ser la divisa de nuestros dirigentes.

Sin embargo, este mundo es un pañuelo, una pelota de béisbol, una naranja ácida y pequeñita. Hace unos días, la firma norteamericana Renesys anunció (aquí y aquí) que había notado latencia en el Alba-1. Primero fue un tráfico en una sola dirección, que posteriormente se completó en un ir y venir de kilobytes. El cable estaba vivo, despertaba. Dos años después de su llegada a tierras cubanas, con un costo de 70 millones y 1.600 kilómetros de largo, la larga serpiente de fibra óptica empezaba a funcionar. Tuvimos que enterarnos, como tantas veces ocurre, por los medios extranjeros. Sólo cuando ya la noticia estaba por todos lados, entonces la prensa oficial lo confirmó esta mañana en una escueta nota. En la misma se advierte que “la puesta en operación del cable submarino no significará que automáticamente se multipliquen las posibilidades de acceso”.

La verdad es que ya no les creo nada. Ni a la pasiva Asamblea Nacional, ni a un ministro que practica el secretismo, ni a los periodistas oficiales que estuvieron en aquella sesión del parlamento y no reportaron la ausencia de un tema tan importante, ni a un periódico que sólo se pronuncia cuando le descubren sus silencios. Mucho menos creo ya en el carácter de verdaderos ciudadanos de todos esos millones de cubanos que se han callado y se han conformado con el menor acceso a Internet de este hemisferio.

Muchos se preguntan por qué en la Cuba de Fidel Castro no se ha producido algo similar a la Primavera Árabe. Pregunta errónea; como bien advirtió Karl Marx, no solamente las respuestas, sino hasta las preguntas pueden estar equivocadas. Por ello considero que mejor debería preguntarse si en la Cuba de Fidel Castro existe el suficiente acceso a la infraestructura de telecomunicaciones, para que se pueda producir algo similar a la Primavera Árabe.

 

Enemigo de Internet la Cuba de Fidel Castro. De acuerdo a la ONG francesa Reporteros sin Fronteras (RSF), en el mundo existen doce países que son enemigos de Internet: Arabia Saudita, Baréin, Bielorrusia, Burma, China, Corea del Norte, Cuba, Irán, Siria, Turkmekistán, Uzbekiztán y Vietnam.

 

Según Internet World Stats, hay más de 230 millones de internautas en América Latina, lo que representa el 39,9% de la población de la región y el 10% del total de usuarios de Internet en todo el mundo. La situación en Cuba es muy diferente: solamente un tres por ciento de la población tiene acceso a Internet.

 

Además de los escasos recursos en infraestructura de telecomunicaciones y ancho de banda de que se dispone en Cuba, el acceso -que está restringido exclusivamente a entidades y personas autorizadas por el régimen castrista-, cuesta por mes el equivalente a 9,25 dólares norteamericanos, aproximadamente la mitad del salario promedio nacional.

  

Según la consultora Akamai Technologies, Cuba ocupaba en el año 2010 el segundo peor lugar mundial en cuanto a la velocidad de conexión a Internet. Puede comprobarlo si hace clic en el siguiente enlace

 

http://i.zdnet.com/blogs/akamai042611a.pdf

 

o si lo prefiere puede descargar el estudio hecho por Akamai Technologies

El estado de Internet.pdf
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Wael Ghonim:

“Si quieres liberar a una sociedad, dale Internet”.

Wael Ghonim
Wael Ghonim

El egipcio Wael Ghonim, ejecutivo de la multinacional Google, instigó la revolución egipcia desde las redes sociales y se convirtió con el tiempo en un ejemplo de activismo a nivel internacional.

 

El entonces director de márketing de Google para Oriente Medio y el Norte de África fue, durante los días en que duró la revuelta, una de las caras más mediáticas de la oposición al régimen de Hosni Mubarak.

 

Ghonim, de 31 años y creador del famoso grupo de Facebook “Todos somos Jaled Said”, en recuerdo a un joven que fue golpeado hasta la muerte en junio de 2010 en Alejandría por agentes de paisano, fue arrestado durante la revolución.

 

El 27 de enero, agentes policiales de civil lo detuvieron en una calle de El Cairo poco después de escribir en Twitter: “Reza por Egipto. Estoy preocupado porque parece que el Gobierno planea un crimen de guerra mañana y estamos dispuestos a morir”.

 

El joven fue liberado el 7 de febrero y en entrevista con una televisión egipcia por satélite recordó a los “mártires de la revolución”, en las que fueron unas de las primeras declaraciones que hacía un activista político que acababa de ser liberado.

 

En directo, se echó a llorar y apuntó: “Quiero decir a cada padre y cada madre que perdieron a su hijo que lo siento, pero no es nuestro error. Juro por Alá que no es nuestro error, es el error de cada uno que se eterniza en el poder y no lo quiere dejar”.

 

Las imágenes televisivas conmovieron al mundo e hicieron saltar a la fama a este integrante de la comunidad internauta egipcia, un país donde los blogs eran uno de los principales focos de oposición y sus autores, perseguidos por el régimen.

 

Nacido en El Cairo, criado en Arabia Saudí y residente en Dubái hasta el año anterior, Ghonim dijo en un principio que no concedería entrevistas a medios internacionales pero poco después comenzó a aparecer en las principales cadenas mundiales de televisión.

 

Su papel despertó recelos en una rebelión que había destacado hasta entonces por su espontaneidad y la ausencia de líderes, pero él mismo se encargó de considerar que los “verdaderos héroes” eran aquellos que habían permanecido en la plaza Tahrir, epicentro de la revolución.

 

Con el tiempo, ayudado por la comunidad internauta de Egipto y sus numerosas intervenciones en los medios internacionales, Ghonim saltó al estrellato y comenzó a aparecer en foros y debates por doquier.

 

Incluso llegó a hacerle sombra al premio nobel de la paz Mohamed el Baradei, un dirigente de la oposición que también se sumó a la rebelión de Egipto días después de que hubiera estallado, con la intención de convertirse en uno de sus líderes.

 

Ghonim, que estudió ingeniería informática en Egipto, está casado con una estadounidense y es padre de dos hijos, evita en lo posible el contacto con los periodistas en su país natal.

 

Se niega a dar su número telefónico (“No puedo atender 200 llamadas al día”, manifestó en su día) y pide ser contactado por correo electrónico.

 

Tiene sus fieles y también sus detractores. Algunos de estos últimos integran el grupo “Los que odian a Wael Ghonim” que se encuentra en la red de Facebook, la misma herramienta con la que el activista se dio a conocer.

 

Incluido en la lista de las cien personas más influyentes del mundo según la revista Time,  Ghonim decidió tomarse un periodo sabático en Google para emprender el proyecto de una ONG para luchar contra la pobreza mediante la tecnología.

 

El periódico español El Mundo le entregó su Premio internacional de Periodismo, el cual no fue a recoger por considerar que la lucha por la democracia aún estba en marcha.

 

Además, Ghonim publicó el libro “Revolución 2.0”, donde narra cómo vivió la revuelta que desbancó del poder a Mubarak y en la que, como él, participaron cientos de miles de personas.

Gobierno de Hugo Chávez reconoció que cable submarino que conecta a Venezuela con Cuba está operativo

24 mayo 2012

 

http://www.correodelorinoco.gob.ve/nacionales/cable-submarino-que-conecta-a-venezuela-cuba-esta-operativo/

 

El ministro para Ciencia, Tecnología e Innovación, Jorge Arreaza, recordó que el mismo se construyó hace casi un año y abarca mil 600 kilómetros de cable desde Venezuela hasta la isla cubana

 

Este jueves, el ministro del Poder Popular para la Ciencia, Tecnología e Innovación, Jorge Arreaza, reiteró que el cable submarino de fibra óptica que enlaza a Venezuela con la República de Cuba está operativo.

 

Recordó que el mismo se construyó hace casi un año y abarca mil 600 kilómetros de cable desde Venezuela hasta la isla cubana, en tanto que otros 236 kilómetros permiten llegar a Jamaica.

 

Arreaza destacó, además, que la capacidad del cable submarino es de 640 gigabytes. Añadió que gracias a redes de fibra óptica, Venezuela también mantiene conexión con Colombia, Brasil y el Caribe.

 

“En Venezuela el cable submarino nos da nuevas conexiones y nos permite alimentar las redes internas de fibra óptica”, expresó en rueda de prensa, que se realizó en la sede del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación en Caracas.

 

Esto forma parte de los esfuerzos realizados por el Gobierno Nacional, a través de la Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela (Cantv), para democratizar las telecomunicaciones en todo el territorio venezolano y mejorar la calidad de vida de los venezolanos.

Internet en Cuba, un secreto bien guardado

Iván García Quintero

24-6-12

 

Cuba, por disposición de sus gobernantes, se resiste a entrar de lleno en el siglo 21. La mentalidad de los autócratas que desde hace cinco décadas presiden la República, sigue varada en un estado de guerra fría.

 

Internet, una herramienta imprescindible del mundo moderno, es visto más como un Caballo de Troya que como una conquista de los nuevos tiempos.

 

Recelosos, ciertos analistas de la inteligencia gastan sus neuronas en demostrar que la red de redes es el último invento de la CIA para desmontar dictaduras. Facebook y Twitter les resultan altamente sospechosos. Y ponen obstáculos para que la autopista de la información pueda correr sin trabas por la isla.

 

Los beneficios superan por cinco los supuestos perjuicios. Es una realidad que los universitarios cubanos están entre los peor capacitados del planeta, debido al escaso uso de internet en sus investigaciones e intercambios académicos.

 

La economía seguirá naufragando mientras el régimen no se percate de que la web forma parte intrínseca del mundo comercial y financiero. La bandera que los talibanes políticos sostienen con fuerza es la del monopolio de la información.

 

Se sabe que las autocracias gobiernan de manera más cómoda cuando controlan el flujo informativo. Es el punto fuerte a favor de quienes demonizan internet.

 

Con una red de redes libre, el régimen de La Habana puede ser pillado flagrantemente cuando miente. También trascenderían ciertas noticias y escándalos que no se publican en los medios oficiales.

 

Así y todo, sin internet eso está aconteciendo. Ya desde hace tiempo se ha vuelto muy complejo impedir la circulación de informaciones acuñadas de “nocivas”.

 

Gústele o no a los hermanos Castro, existe la telefonía móvil, que en naciones cerradas como Cuba, convierte a los SMS en una herramienta útil para conocer noticias censuradas. O las ilegales antenas por cable.

 

Entre culebrón y culebrón, la población ve en los los telediarios de Miami otros puntos de vista de lo que sucede en su propio país y el mundo.

 

Colocándole un candado a internet poco se resuelve. El descontento por la mala gestión gubernamental no se detendrá. Los planes de jóvenes profesionales para emigrar continuarán. Y, de rebote y con atraso, seguirán llegando noticias del acoso a las Damas de Blanco y las detenciones y palizas a los opositores de barricada.

 

Incluso la disidencia y los periodistas independientes, a pesar de lo costoso que resulta navegar por la red, cada semana se conectan desde hoteles. O en las embajadas con servicio de acceso gratuito.

 

Entonces ponerle un freno de mano a internet es un absurdo. En la era de Fidel Castro, descaradamente se manipulaba el tema. La justificación era simple. La administración de Estados Unidos era la culpable de que los cubanos no pudieran tener una conexión de banda ancha en sus hogares.

 

El régimen alegaba que debido a la negación del permiso para conectarse a los cables submarinos que rodean La Habana, el enlace era satelital, más caro y lento.

 

Fue un buen argumento. Ciertamente, la Casa Blanca puso impedimentos para que Cuba se conectara. Exigían internet libre, frente a la política de los Castro de regularlo y controlarlo. Como no se ponían de acuerdo, Estados Unidos no autorizó la conexión a sus cables marinos. Pero en 2008 llegó al poder Barack Obama y hace un par de años permitió que algunas empresas estadounidenses negociaran con el régimen el acápite de internet.

 

Una firma de telecomunicaciones anclada en la Florida le hizo una propuesta al gobierno cubano. Por 18 millones de dólares, reactivarían un viejo cable submarino e internet dejaría de ser una fábula de ciencia ficción en la isla.

 

No era mal negocio. Pero en cada propuesta gringa, los Castro siempre ven un arma secreta para subvertir la revolución. Al agotarse las justificaciones de la maldad yanqui, optaron por el discurso de 'soberanía y dignidad'.

 

En nombre de la independencia digital, se publicitó desmesuradamente una intención conjunta con Venezuela que “permitiría conectar a Cuba sin la injerencia o presión de Estados Unidos”.

 

Un ALBA.NET, le llamó la gente. El cable de fibra óptica costaría 70 millones de dólares, tres veces y media más que la oferta de la empresa estadounidense. Pero, según el régimen, le permitiría autonomía.

 

El cable venezolano llegó a las costas cubanas en febrero de 2011. Y desde julio del año pasado está operativo. La trama de corrupciones desatadas a su alrededor es mayúscula.

 

La prensa oficial no ha divulgado ni una nota, pero se rumora que medio centenar de personas están involucradas en el desfalco financiero. Hasta el nuevo ministro de Informática y Comunicaciones, el ingeniero Maimir Mesa Ramos, en su momento se vio salpicado por la corruptela.

 

La historia real del cable es uno de los secretos mejor guardados en Cuba. Nadie sabe cuándo internet se comercializaría libremente. Hace unos días, por la red circuló un documento donde se decía que la hora se vendería a 6 cuc o pesos convertibles, el salario de quince días de un obrero.

 

Hasta la fecha, las autoridades competentes no han abordado el tema en los medios locales. Sería irracional vender internet a precio de oro. En naciones desarrolladas, un mes con banda ancha ronda los 40 dólares. Pero Cuba es un país diferente. Si ese documento fuese cierto, 30 horas al mes costarían 180 cuc. Pocos podrían acceder a internet. En el mercado negro suelen vender la hora a dos pesos convertibles.

 

El otro dilema es la lentitud de la conexión. Los autorizados por el gobierno a tener adsl en casa, se conectan a 45 kilobytes por segundo. A veces a menos.

 

En una isla donde no pocas veces los rumores son más creíbles que las versiones oficiales, se afirma que las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior, entre otras instituciones, ya están conectados al cable con una banda respetable.

 

Mientras, muchos cubanos que nunca se han sentado delante de un ordenador ni han navegado por internet, esperan algún día poderse abrir una cuenta en Facebook o leer en versión digital los principales diarios del mundo.

 

Todo está en manos del gobierno de Raúl Castro. Que por ahora, en materia de internet, solo ha dado la callada por respuesta.

El acceso a Internet en Cuba es escaso y caro. La aseveración llega desde Cuba con el testimonio de ciudadanos que pagan en altos precios y riesgos para poder obtener información. Vea el vídeo

http://www.martinoticias.com/media/video/17899.html

El cable de fibra óptica llegó a Cuba hace 23 meses, pero …
El cable de fibra óptica llegó a Cuba hace 23 meses, pero …

Documental sobre el Internet en Cuba

Yusimí Rodríguez     

10 de enero de 2013

 

HAVANA TIMES — En Cuba, los alumnos reciben computación desde los primeros cursos de la primaria. ¿Pero qué pasará con esos pequeños cuando crezcan, en un país donde el acceso a Internet y a otras redes informáticas es prácticamente nulo? ¿Qué será de sus sueños y expectativas de superación profesional?

 

Esa es la pregunta que plantea el documental cubano Ojos que te miran: Entre redes, realizado en el año 2012 por el director Rigoberto Sanarega. Pero pienso que no necesitamos ir tan lejos en el tiempo para preguntarnos por el acceso a Internet en Cuba.

 

Ahora mismo, una buena parte de los cubanos nos preguntamos cuándo llegará el acceso a Internet para todos los ciudadanos del país, no como un privilegio especial o requerimiento del trabajo, sino como un derecho, como una necesidad, incluso.

 

En el documental, la joven que imparte clases de computación a un grupo de estudiantes de primaria, declara que necesita de la Internet para terminar su carrera, pero no tiene acceso.

 

Otro joven declara que tiene que pagar 6 CUC la hora, ciento veinticuatro pesos en moneda nacional, la mitad de muchos salarios, para acceder a la red de redes y realizar su tesis.

 

Podríamos enumerar un montón de motivos por los que muchos profesionales y estudiantes de pregrado, postgrado, maestrías y doctorados, necesitan el acceso a Internet. Pero caeríamos en una trampa.

 

La posibilidad de acceder a Internet estaría determinado por la necesidad real que usted tenga de ella, y enseguida aparecerían autoridades competentes para determinar quién necesita Internet y quién no.

 

Y si pueden determinar quién necesita Internet, también podrían determinar qué páginas necesita utilizar y cuáles no.

 

Si usted es personal de salud pública, con Infomed debe bastarle. A otros debe bastarles con Intranet.  Ambos son redes internos controlados por el gobierno cubano.

 

El acceso a Internet, a cualquier página y cualquier sitio, es un derecho y punto.

 

En el documental aparece un trabajador de uno de los Joven Club de Computación creados en el país por el eterno líder de la Revolución, Fidel Castro, y cuenta que en los meses que ha trabajado allí, no ha podido entrar a Wikipedia.

 

Sin embargo, otro entrevistado nos habla de la creación de EcuRed, una enciclopedia cubana, que, paradójicamente la mayoría de los cubanos no conoce, ni sabe que existe.

 

El mayor número de usuarios de EcuRed no accede desde Cuba. Nuestro país está en el noveno, décimo o incluso onceno lugar, según el entrevistado. Se ubica detrás de España, México, Panamá, Colombia, Estados Unidos y otros países. ¿El motivo? El propio entrevistado lo dice: el poco acceso a Internet que existe en el país.

 

A algunos, como a un señor entrevistado en el documental, les sigue funcionando el pretexto de los norteamericanos. Los norteamericanos tienen la culpa de todo lo malo que sucede en Cuba.

 

Pero otro señor cuestiona qué sucedió con el cable que tendió Venezuela y del que no se le ha explicado nada a la gente. Quisiera recordar sus palabras textuales pero es imposible. Solo puedo decir que me sorprendió, de manera agradable.

 

Uno de los problemas de tener que vivir pensando en lo que vas a comer por la noche, el dinero para el jabón de baño que ya no te dan por la libreta, conseguir aceite extra porque el de la dieta (por receta médica) no te alcanza, es que te mantiene enfocado en los problemas de la supervivencia diaria y no te deja pensar en cuestiones elementales de libertad de acceso a la información.

 

¿Para qué quiero Internet con el estómago vacío? ¿Para qué quiero Internet si no tengo gas para cocinar, jabón para bañarme? Visto desde esa perspectiva parece que Internet es un lujo en el que muchos cubanos no piensan, ni saben que existe. Pero es alentador saber que cada vez hay un mayor número de compatriotas que se interesan por la red de redes.

 

Ojos que te miran… no penetra en las causas que impiden a los cubanos el acceso a Internet. Los trece minutos de duración del documental están destinados a mostrar una realidad, más que a cuestionar las raíces del problema. Quizás era esa la intención del director, u optó por la cautela en un tema tan complejo.

 

De todas formas, tal vez no es tan contradictorio el hecho de enseñar computación en las escuelas, crear los Joven Club de Computación, y luego negar el acceso a Internet a los ciudadanos.

 

Si miramos al pasado, el Gobierno Revolucionario realizó una campaña de alfabetización para enseñar al pueblo cubano a leer y escribir. Luego prohibió muchos libros e incluso tipos de música.

 

Internet llegará como nos llegaron otras cosas que estuvieron prohibidas: la música de los Beatles, los equipos de DVD, los teléfonos celulares, el hospedaje en hoteles.

 

El gobierno se quedará sin pretextos para restringir el acceso. Y como ha sucedido con la telefonía celular, Internet estará al alcance de todos… los que puedan pagar casi un ojo de la cara por usarlo.

 

Ya no podremos decir que nos restringen el acceso… solo que nos exprimen el bolsillo.

 

Pero mientras esos dorados tiempos llegan, qué bueno que un documental cubano ponga (al menos una parte) del tema sobre la mesa.

Primavera Árabe, jóvenes, libertad y tecnología

Megan R. Martin*

 

http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=100582

 

CALIFORNIA, Estados Unidos, abr (IPS) - Con teléfonos móviles y computadoras, los jóvenes protagonistas de la Primavera Árabe cambiaron la forma en que el mundo mira a las movilizaciones populares en Medio Oriente, la libertad en Internet y las redes sociales.

 

Internet puede ser una fuerza transformadora de sociedades y personas, pues permite una organización masiva y la libre circulación de información. Pero debemos recordar que, al igual que las redes sociales, no son las herramientas las que producen el cambio, sino que facilitan la propagación de ideas.

 

El influyente uso de los medios sociales como vehículos de cambio en las revueltas populares de Medio Oriente es un ejemplo del poder de las comunicaciones a través de Internet y son un gran argumento a favor de la libertad.

 

Las comunicaciones a través de esta vía fueron utilizadas por jóvenes activistas empapados en el uso de tecnologías en Medio Oriente con tres fines: organización, exposición e influencia.

 

Los jóvenes se esforzaron por organizar movimientos políticos y sociales, exponer las injusticias de sus gobiernos y la influencia sobre actores internos y externos actuó como catalizadora de las revueltas populares en Medio Oriente y que, de otro modo, hubieran permanecido latentes.

 

Las redes sociales permiten una comunicación transversal por encima de barreras geopolíticas, culturales y lingüísticas. Estas herramientas permitieron que jóvenes líderes de Egipto, el territorio palestino de Cisjordania, Jordania y de otros sitios se organizaran creando comunidades de seguidores en Internet, logrando que la gente saliera a la calle y consiguiera apoyo internacional para su causa.

 

Al ser cada vez más comunes los dispositivos móviles y los teléfonos inteligentes es posible concentrar gente con una mínima anticipación. Ese nivel de organización ha sido posible por la casi instantánea comunicación y una red de devotos y atentos conocedores en la materia.

 

Además, las organizaciones pueden crear, colaborar y distribuir contenido a un, al parecer, público ilimitado.

 

La capacidad de jóvenes activistas de organizarse a través de la tecnología llevó a un nuevo nivel a la naturaleza de la acción ciudadana y dio voz a narrativas desconocidas hasta ahora.

 

Está en la naturaleza de Internet la posibilidad de compartir múltiples discursos en varias plataformas.

 

Las comunicaciones en línea, incluidos blogs, YouTube y RSS, habilitan la exposición de narrativas no oficiales y no gubernamentales y su consumo masivo.

 

Al disminuir día a día las barreras para acceder a Internet, cada vez más personas pueden participar y expresarse en ese medio. Pero la idea de que todo el mundo pueda compartir su opinión se volvió rápidamente polémica.

 

El periodismo ciudadano y los blogs de activistas denunciaron atrocidades perpetradas por regímenes que, de otro modo, hubieran quedado tapados. En esos casos, Internet supone una amenaza existencial al poder del gobierno de controlar el discurso oficial, pero habilita la libre expresión.

 

Como era de esperar, los civiles han sido perseguidos por los regímenes por participar en manifestaciones, publicar contenido en su contra o cargar imágenes que muestran la violencia estatal. Los sitios de Internet han sido censurados y atacados y el acceso limitado.

 

Es claro que los medios sociales y las comunicaciones basadas en Internet son herramientas que pueden ayudar o hacer daño.

 

La influencia de los jóvenes es local e internacional. Muy parecido a cómo la Revolución de Terciopelo movilizó jóvenes de distintos sectores sociales de la República Checa contra el gobierno soviético, los activistas de la Primavera Árabe reunieron gente de todas las edades, religiones y clases sociales bajo el mismo lema.

 

La denuncia de malos manejos del gobierno a través del periodismo ciudadanos puede ser una presión para que la prensa local e internacional se concentre en hechos especialmente importantes.

 

Pero la influencia puede ser aun mayor. Las protestas de 2011 en la plaza Tahrir, de Egipto, fueron una presión para que Estados Unidos revisara el apoyo al entonces presidente Hosni Mubarak, quien gobernó ese país desde 1981 hasta su renuncia en 2011.

 

El Comité de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) afirmó que las protecciones garantizadas por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos se aplican a las comunicaciones a través de Internet. El anuncio confirma que los blogueros tienen las mismas protecciones que los periodistas.

 

Además, el relator de la ONU, el guatemalteco Frank La Rue publicó un informe en el que sostiene que Internet se ha vuelto una forma importante por medio de la cual las personas pueden ejercer su derecho a la libertad de opinión y de expresión. Negar ese derecho es una violación al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

 

La idea del libre acceso a Internet como derecho humano está muy lejos de la realidad, pero su uso por una generación de activistas de Medio Oriente que dominan la tecnología puso a las comunicaciones a través de las redes sociales en el centro del debate sobre libertad, democracia y cambio.

 

* La especialidad de Megan Martin es identidad étnica y política exterior de Estados Unidos en Europa oriental, Medio Oriente y África del norte. Tiene una maestría en política de la Universidad de Nueva York. © 2012 Global Experts (http://www.theglobalexperts.org/), un proyecto de la Alianza de las Civilizaciones de las Naciones unidas (http://www.unaoc.org/).

Por qué Cuba no seguirá

a las revoluciones que sacuden a

Medio Oriente y el Norte de África

Christopher Sabatini

1 de marzo de 2011

 

Las revoluciones populares que estallaron en los gobiernos autocráticos de décadas de antigüedad de Ben Ali en Túnez y Hosni Mubarak en Egipto y que están sacudiendo al resto de Medio Oriente han llevado a los observadores de Cuba –una vez más– a preguntarse si el último reducto de dictadura de la Guerra Fría en el hemisferio será el siguiente. No lo será, y tenemos que culpar en parte a la política de los Estados Unidos.

 

Durante las últimas dos décadas, desde Europa del Este hasta Egipto, ninguno de los países que ha experimentado revoluciones populares estaba bajo un embargo de Estados Unidos. Si bien está a punto de ser el objetivo de sanciones puntuales (y merecidamente) como resultado de su sangrienta respuesta a los manifestantes, antes de las protestas actuales, incluso Libia vio finalizadas sus sanciones en 2004 por la administración de George W. Bush. En el caso de Libia –y en el pasado– las sanciones puntuales vinculadas a un acto específico del gobierno pueden provocar una corrección de curso o incluso un colapso. En el largo plazo, sin embargo, las sanciones en realidad aíslan a un país del resto del mundo y permiten que un gobierno se atrinchere. La relación inversa entre aislamiento y revolución popular no es una coincidencia. El contacto con el mundo exterior construye capacidades e ideas insidiosas para incluso el más tirano de los regímenes.

 

Sea que fuera en la Revolución de Terciopelo de 1989 en la entonces Checoslovaquia, el fin del régimen comunista en Polonia (dos años después de que finalizaran las sanciones de Estados Unidos tras la represión contra Solidaridad) o la amplia coalición que puso fin al reino de 30 años de Mubarak, los símbolos, las motivaciones y los significados de estas transiciones pacíficas le deben mucho al tipo de contactos que impide el embargo estadounidense de 52 años sobre Cuba. Defendido como una forma de negar al régimen de Fidel y Raúl Castro los recursos para oprimir a su propio pueblo, las cincuentenarias sanciones de Estados Unidos contra Cuba, persiguiendo este noble esfuerzo, se han convertido en un instrumento inútil. En nombre de esta causa, el embargo ha dejado afuera al pueblo cubano de interacciones personales con los norteamericanos promedio y le ha negado la inspiración y las herramientas para su propia liberación. La comunicación, el contacto e incluso el comercio limitado no es un juego de suma cero; a veces, sí, el régimen puede beneficiarse, pero a veces el pueblo se beneficia más, en especial cuando ayuda a romper el control sobre la información necesario para que estos regímenes sobrevivan.

 

No se confunda. El nivel y el tipo de represión en Cuba supera al de Egipto bajo Mubarak o incluso al de Europa del Este bajo el comunismo. Cincuenta años de represión cruel y sistemática por parte del régimen castrista, la penetración de los espías del gobierno en toda la sociedad y el sofocante control del estado sobre la economía han atomizado a la sociedad civil, clausurada la libertad de expresión y dejado a los ciudadanos cubanos dependientes del Estado para su supervivencia. Como resultado, muchos cubanos – especialmente las generaciones más jóvenes golpeadas por décadas de represión, privadas de contactos inspiradores con el mundo exterior e impedidas de un amplio acceso a herramientas de comunicación – son dejados a la espera del final de una gerontocracia.

 

Una serie de iniciativas de la administración Obama en 2009 para permitir mayores contactos de telecomunicaciones con la isla y contactos personales para intercambios culturales o educativos con Cuba han ayudado a aliviar parte del aislamiento. Sin embargo, podrían haber ido más allá, con medidas que directamente promoverían mayores contactos entre ciudadanos estadounidenses y la sociedad cubana y ayudar a desarrollar los medios para que los cubanos se comuniquen entre sí. Las restricciones a la inversión estadounidense en telecomunicaciones en Cuba son más estrictas que hacia Siria e incluso Irán – un país que ahora está experimentando su propio clamor de apoyo, gracias en parte a las redes sociales. En Cuba, el esfuerzo por expandir el acceso a nuevas herramientas como internet de alta velocidad, Twitter, Facebook y Google choca con el Acta de Democracia en Cuba de 1992 que prohíbe la inversión estadounidense que contribuya a la infraestructura de telecomunicaciones de Cuba. Los teléfonos celulares, cables de fibra óptica y las redes sociales requieren hardware y software que están prohibidos bajo las actuales restricciones de Estados Unidos hacia Cuba. El primer cable de fibra óptica de Cuba llegó hace unos días. Sin embargo, en lugar de venir de Estados Unidos, llegó por cortesía del Presidente venezolano Hugo Chávez, cuyo gobierno, en diciembre, instituyó restricciones sobre la libertad de expresión en Internet.

 

¿El gobierno cubano habría permitido que sus ciudadanos compren y utilicen estas herramientas potencialmente subversivas que producen y venden las empresas de Estados Unidos? Nunca lo sabremos porque Estados Unidos lo hizo por ellos. Resulta irónico que un gobierno democrático, que supuestamente promueve la libertad y el libre mercado, hiciera el trabajo sucio para el régimen cubano. En cuanto a las recientes reformas para aumentar los contactos personales entre la isla y Estados Unidos, incluso estas suaves medidas encuentran resistencia. Dos senadores estadounidenses están intentando bloquear el número de vuelos hacia Cuba. Dado que los vuelos enviarían viajeros culturales y educacionales a la isla, la intención resulta poco clara. ¿Negar a los cubanos el acceso a música estadounidense? ¿Arte? ¿Educación? Una movida similar para ahogar los contactos personales con Europa del Este durante la Guerra Fría (mucho disidentes citaron la influencia del rock and roll en su rebelión) o incluso en Egipto o Túnez, habría sido justamente ridiculizada. Los efectos infecciosos del intercambio personal, la promoción intelectual y los contactos humanos exceden ampliamente cualquier ventaja posible que cualquier régimen pueda extraer de unos pocos dólares provenientes del turismo. Tal como lo demuestran las victoriosas multitudes de Egipto.

 

Bajo la actual legislación estadounidense, Cuba nunca tendrá a un Wael Ghonim, el ejecutivo de Google que se convirtió en héroe en Egipto por defender la libertad de expresión y comunicación entre los activistas en dicho país. Tampoco es probable que veamos un levantamiento en el corto plazo. El contacto internacional, las inversiones, el acceso a la comunicación inspiraron y encendieron las protestas masivas que contribuyeron al fin de 30 años de gobierno de Mubarak. En el caso de Cuba, para los hermanos Castro, son más de 50 años. Bajo las actuales sanciones, desafortunadamente vamos a continuar esperando un tiempo más.

 

Christopher Sabatini es Senior Director del Council of Americas y miembro del Consejo Consultivo de CADAL.

 

Este artículo fue originalmente publicado en www.americasquarterly.org

 

Traducción de Hernán Alberro.

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José Martí: El que se conforma con una situación de villanía, es su cómplice”.

Mi Bandera 

Al volver de distante ribera,

con el alma enlutada y sombría,

afanoso busqué mi bandera

¡y otra he visto además de la mía!

 

¿Dónde está mi bandera cubana,

la bandera más bella que existe?

¡Desde el buque la vi esta mañana,

y no he visto una cosa más triste..!

 

Con la fe de las almas ausentes,

hoy sostengo con honda energía,

que no deben flotar dos banderas

donde basta con una: ¡La mía!

 

En los campos que hoy son un osario

vio a los bravos batiéndose juntos,

y ella ha sido el honroso sudario

de los pobres guerreros difuntos.

 

Orgullosa lució en la pelea,

sin pueril y romántico alarde;

¡al cubano que en ella no crea

se le debe azotar por cobarde!

 

En el fondo de obscuras prisiones

no escuchó ni la queja más leve,

y sus huellas en otras regiones

son letreros de luz en la nieve...

 

¿No la veis? Mi bandera es aquella

que no ha sido jamás mercenaria,

y en la cual resplandece una estrella,

con más luz cuando más solitaria.

 

Del destierro en el alma la traje

entre tantos recuerdos dispersos,

y he sabido rendirle homenaje

al hacerla flotar en mis versos.

 

Aunque lánguida y triste tremola,

mi ambición es que el sol, con su lumbre,

la ilumine a ella sola, ¡a ella sola!

en el llano, en el mar y en la cumbre.

 

Si desecha en menudos pedazos

llega a ser mi bandera algún día...

¡nuestros muertos alzando los brazos

la sabrán defender todavía!...

 

Bonifacio Byrne (1861-1936)

Poeta cubano, nacido y fallecido en la ciudad de Matanzas, provincia de igual nombre, autor de Mi Bandera

José Martí Pérez:

Con todos, y para el bien de todos

José Martí en Tampa
José Martí en Tampa

Es criminal quien sonríe al crimen; quien lo ve y no lo ataca; quien se sienta a la mesa de los que se codean con él o le sacan el sombrero interesado; quienes reciben de él el permiso de vivir.

Escudo de Cuba

Cuando salí de Cuba

Luis Aguilé


Nunca podré morirme,
mi corazón no lo tengo aquí.
Alguien me está esperando,
me está aguardando que vuelva aquí.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

Late y sigue latiendo
porque la tierra vida le da,
pero llegará un día
en que mi mano te alcanzará.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

Una triste tormenta
te está azotando sin descansar
pero el sol de tus hijos
pronto la calma te hará alcanzar.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

La sociedad cerrada que impuso el castrismo se resquebraja ante continuas innovaciones de las comunicaciones digitales, que permiten a activistas cubanos socializar la información a escala local e internacional.


 

Por si acaso no regreso

Celia Cruz


Por si acaso no regreso,

yo me llevo tu bandera;

lamentando que mis ojos,

liberada no te vieran.

 

Porque tuve que marcharme,

todos pueden comprender;

Yo pensé que en cualquer momento

a tu suelo iba a volver.

 

Pero el tiempo va pasando,

y tu sol sigue llorando.

Las cadenas siguen atando,

pero yo sigo esperando,

y al cielo rezando.

 

Y siempre me sentí dichosa,

de haber nacido entre tus brazos.

Y anunque ya no esté,

de mi corazón te dejo un pedazo-

por si acaso,

por si acaso no regreso.

 

Pronto llegará el momento

que se borre el sufrimiento;

guardaremos los rencores - Dios mío,

y compartiremos todos,

un mismo sentimiento.

 

Aunque el tiempo haya pasado,

con orgullo y dignidad,

tu nombre lo he llevado;

a todo mundo entero,

le he contado tu verdad.

 

Pero, tierra ya no sufras,

corazón no te quebrantes;

no hay mal que dure cien años,

ni mi cuerpo que aguante.

 

Y nunca quize abandonarte,

te llevaba en cada paso;

y quedará mi amor,

para siempre como flor de un regazo -

por si acaso,

por si acaso no regreso.

 

Si acaso no regreso,

me matará el dolor;

Y si no vuelvo a mi tierra,

me muero de dolor.

 

Si acaso no regreso

me matará el dolor;

A esa tierra yo la adoro,

con todo el corazón.

 

Si acaso no regreso,

me matará el dolor;

Tierra mía, tierra linda,

te quiero con amor.

 

Si acaso no regreso

me matará el dolor;

Tanto tiempo sin verla,

me duele el corazón.

 

Si acaso no regreso,

cuando me muera,

que en mi tumba pongan mi bandera.

 

Si acaso no regreso,

y que me entierren con la música,

de mi tierra querida.

 

Si acaso no regreso,

si no regreso recuerden,

que la quise con mi vida.

 

Si acaso no regreso,

ay, me muero de dolor;

me estoy muriendo ya.

 

Me matará el dolor;

me matará el dolor.

Me matará el dolor.

 

Ay, ya me está matando ese dolor,

me matará el dolor.

Siempre te quise y te querré;

me matará el dolor.

Me matará el dolor, me matará el dolor.

me matará el dolor.

 

Si no regreso a esa tierra,

me duele el corazón

De las entrañas desgarradas levantemos un amor inextinguible por la patria sin la que ningún hombre vive feliz, ni el bueno, ni el malo. Allí está, de allí nos llama, se la oye gemir, nos la violan y nos la befan y nos la gangrenan a nuestro ojos, nos corrompen y nos despedazan a la madre de nuestro corazón! ¡Pues alcémonos de una vez, de una arremetida última de los corazones, alcémonos de manera que no corra peligro la libertad en el triunfo, por el desorden o por la torpeza o por la impaciencia en prepararla; alcémonos, para la república verdadera, los que por nuestra pasión por el derecho y por nuestro hábito del trabajo sabremos mantenerla; alcémonos para darle tumba a los héroes cuyo espíritu vaga por el mundo avergonzado y solitario; alcémonos para que algún día tengan tumba nuestros hijos! Y pongamos alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante: “Con todos, y para el bien de todos”.

Como expresó Oswaldo Payá Sardiñas en el Parlamento Europeo el 17 de diciembre de 2002, con motivo de otorgársele el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia 2002, los cubanos “no podemos, no sabemos y no queremos vivir sin libertad”.